Tenían una relación algo extraña. Mucha se podría decir.
Se atraían, eso estaba más que claro.
Eran amigos desde pequeños, donde estaba uno estaba el otro, sin duda alguna. Desde pequeños el rubio fue interrumpiendo el espacio personal de esta, a pesar de Sarada ser muy cerrada. Pero lo fue haciendo inconscientemente, se sentía sumamente cómodo con ella, no le prestaba atención a estar a escasos centímetros.
Y ella, pues, siempre supo que ese chico era muy extrovertido, no se daba cuenta de las cosas que hacía, les restaba importancia. Al comienzo pensó que era algo molesto, pues el rubio era algo brusco cuando pasaba sus brazos por sus hombros, claramente se ganaba una llave de judo muchas veces. Luego Boruto controló su emoción y fue más cuidadoso. Luego simplemente se acostumbró a su cercanía.
Se apoyaban incondicionalmente. Se preocupaban uno por el otro, más de lo que les gustaría admitir.
Muchas personas insinuaron que hacían una genial pareja, pero no lo eran. Siempre terminaban sonrojados y excusándose diciendo que solo eran tan cercanos por sus padres.
Había gente que no se tragaba ese cuento.
- Mmm, somos amigos de Chouchou desde que nacimos, así como tú y Sarada. Pero ustedes parecen otra cosa. – Le dijo Inojin un día.
Shikadai no tomaba partido en eso, pues estaba de acuerdo con inojin, Solo que el tema de que ellos dos tuvieran algo lo tenía sin cuidado. Así que solo atinó a bostezar, ignorando la conversación y esperando que lo ignoraran también.
Cuando eran algo más jóvenes y Sarada comenzó a salir con chicos, Boruto la cubría con su padre. Cuando era el turno de Boruto, este siempre le pedía consejos a la pelinegra.
Todo era normal para ambos, se apoyaban mutuamente en sus cosas. Y era algo que, en definitiva, no hacen la gente que se gustan.
Pero un día todo se salió de control. Todo comenzó cuando Boruto comenzaba a ver a Sarada algo triste ¿La razón? Su familia. Quería conocer acerca de todo lo relacionado con los Uchihas. Más sobre sus abuelos, su tío, incluso de Uchiha Madara. Y ahí estaba Boruto para consolarla.
Estaban acostados en al cama de Sarada, cada uno en su lado mirando al techo.
Pasaron de un tema a otro con demasiada constancia, hasta que Boruto le propuso algo.
- ¿Me enseñas a besar?
Sarada no se sorprendió. Pensó automáticamente que era una broma de este.
- Boruto, te he visto hasta besar a un perro.
- ¡Había comido helado! ¡Él se me lanzó!
Ella suelta una risa a su comentario. Nunca iba a olvidar como ese perro que era la mitad de la altura de este, corrió a toda velocidad para tirarlo al suelo y lamerle toda la cara.
- como sea. Sarada, hablo en serio.
Sarada miraba el techo sin inmutarse, giró su rostro hacia la izquierda para mirarlo.
- No sé a qué vas con todo esto.
- Verás. Soy nuevo o algo así, en todo de esto de salir con chicas. Y quiera practicar, pero contigo no me daría vergüenza. ¿Me entiendes?
En realidad, no esperaba que Sarada aceptara. Pero en caso que lo hiciera le haría un gran favor.
Sarada suspiró y se sentó en la orilla de la cama, rápidamente sintió como este se colocaba a su lado.
Lo meditó unos cuantos segundos. Era raro, pues en todo el tiempo que llevaban siendo amigos no hubo un beso entre ellos. Era su amigo, amigos que se apoyaban, después de esto todo sería igual.
- Está bien.
No había nadie en su casa, pero igual temía que los vieran en esas condiciones, así que se levantó y puso pestiño para volver a tomar su lugar.
Boruto pasó saliva. Había dicho que no sentiría vergüenza con ella, pero conforme los segundos pasaban, los nervios salían.
Y Boruto se sintió primerizo en todo esto. No tomó la iniciativa, no dijo nada, no hizo nada.
Sarada acerca sus labios a los de él de manera rápida para dejarlos ahí. Sus pestañas largas besaban ligeramente las mejillas de porcelana de esta. Estaban en una mala posición, Sarada sentía su columna torcer, así que se separó de él.
Sarada no presta atención a la cara roja de Boruto y planea rápidamente su siguiente jugada.
La mente de Boruto tartamudeaba palabras estupidas, y agradeció que no las soltara porque sino seguramente se vería como un tonto. Estaba sorprendido por el casto beso que le había dado, ni siquiera tuvo tiempo de cerrar los ojos, todo lo contrario los abrió mostrando gran estupefacción. No se pudo sentir más zoquete ¿por qué rayos se sorprendía si fue el quien propuso todo este asunto? Definitivamente Sarada tiene mucha razón cuando lo acusa de no pensar las cosas que dice.
Pero lo cierto es que ella se veía cómoda y cero preocupada.
Boruto siempre estuvo compitiendo con la gente en general, pero en especial con Sarada. Sobre quien era primero en la academia, quien se convertía antes en chunnin, quien rendía más en los entrenamientos, quien era más fuerte, en todo. Y aunque Sarada siempre decía que eso era infantil, muy dentro de ella salía un espíritu de competencia.
Había muchas cosas en las que Sarada era mejor que él, y viceversa. Aveces se preguntaba en qué cosas siempre ella fue primero que él, y para desagrado de Boruto, Sarada maduró primero.
Y no solo habla físicamente, cosa que lo ponía inquieto. Sarada dio su primer beso primero que él, Sarada comenzó a salir con gente del sexo opuesto primero. Por lo que cuando Boruto se unió a todo este mundo nuevo y desconocido de hormonas sueltas, le tuvo que pedir algunos consejos a ella.
No malinterpreten, Sarada no era rápida con los chicos. Nunca se había enamorado, ni tampoco gustado alguien, consideraba a la mayoría de los chicos una pérdida de tiempo. Solo los besaba, a veces, con algo de alcohol en su sangre.
Lastimosamente idealizó en su mente que Boruto era uno de ellos. Se le resultaría más fácil, pues era su amigo.
Se paró de la cama y pasó sus piernas por las caderas de él. Cosa que indudablemente hizo tragar en seco al rubio.
-Comienza tu esta vez. – Alcanzó a susurrar.
El rubio no sabía donde poner sus manos, las mantenía en forma de un puño relajado encima de las piernas de sarada que lo rodeaban. No sabía porqué estaba nervioso, y es que, a plena luz del día, siendo la habitación de sarada un poco obscura, y esta, encontrándose en contra luz con la iluminación que le ofrecía la ventana (la cual era poca), le ponía los vellos de punta. Sus cabellos largos negros brillaban con tal fervor cual pintura en un museo.
No quería parecer un idiota, más de lo que creía que se veía. Así que acercó sus labios a los de ella. A Sarada no le pareció importarle la espera de este, ella también lo miraba con espera e inquietud.
La pelinegra fue la que se separó. El rubio se esperaba lo peor. Quizá no sabía besar muy bien gracias a sus nervios, o quizás tenía muy mal aliento y sintió repulsión. No sabía porqué se sentía tan preocupado. Y algo que en definitiva no se esperaba era una sonrisa con una risa que amenazaba por ser sacada de esta.
-Hueles a pan Yakisoda.
Pero Boruto no sabía como contestar a eso. Recordó como hace algunos años, en sus tiempos en la academia, Sarada y él estuvieron a punto de pelear por el último pan Yakisoda hasta que Shino-sensei los separó. Recuerda como Sarada le dijo que siempre olía a ese pan.
Con algo más de confianza, pasó sus manos por su cintura y esta vez fue él quien besó a quien.
Sarada tenía agarrando la camisa de este, apretándola con suavidad. La apretó un poco más cuando sintió como la lengua del rubio pedía permiso para entrar, acto que no ignoró este, pero sin reparo esta se dejó.
El momento pasó cuando oyeron las llaves ser tiradas a la mesa en la parte de abajo. Se separaron y se miraron, con una sonrisa de nostalgia Sarada se levantó para salir por la puerta y darle la bienvenida a su madre, contándole que Boruto estaba en el baño.
Sin siquiera moverse de su lugar, la mente de boruto dio pasó a un sinfín de pensamientos que no hacen más que ahogarlo con preguntas que gira en torno a Sarada.
Después de ese día Boruto no cubrió a Sarada en una de sus citas con algún chico. Y Sarada ignoraba olímpicamente como este salía con chicas, chicas que se acercaban a ella pidiéndole consejos acerca del rubio. Era el colmo.
Y cuando la gente sacaba a relucir el tema de ser pareja, sus caras rojas salían sin pensarlo, porque quizá ellos no estaban tan lejos de la verdad.
Boruto un día tomó la decisión, o más bien su pequeña hermana Himawari, quien estaba informada de lo que su hermano sentía. Le dijo que la invitara a una cita, automáticamente este se sonrojó negándose sin pensarlo. ¡Le daría demasiada vergüenza! Pero la Hyuga lo obligó de alguna manera y este terminó cediendo, pero con la condición de que no iba a deicr la palabra "Cita" ni "Salir".
Sarada se encontraba con Mitsuki hablando, y a unos metros se iba acercando el rubio, quien veía como Sarada ponía caras extrañas y divertidas.
-Hey – Saludó al llegar con ellos.
-Boruto, le contaba a Sarada como Shoru casi se come al gato de mi vecina. – Shoru era la mascota de Mitsuki. Una boa constrictor. su nueva y peligrosa mascota que media ya un metro y medio, quien había conseguido hace un mes. Boruto y Sarada no habían vuelto a entrar a su departamento exactamente hace un mes.
-Mitsuki, tu querida Shoru muy pronto se estará comiendo a tu vecina. – Dijo Sarada cruzada de brazos.
-Es cierto, Mitsuki. ¿Cuándo se la darás a tu padre para que la cuide?
-Aún no me quiero separar de ella. – Suspiró el peliblanco – Mi padre me dijo que Karin y suitgetsu vendrían, pero suitgetsu dice que estará más seguro con que juugo los acompañe.
-¿Por qué una serpiente de casi dos metros se sentirá más segura con él?
-Oh, hablo de suitgetsu. Él se sentirá más seguro.
Sarada y Boruto se ríen por su comentario. Y por un momento estos se sintieron como en los viejos tiempos, hacía tiempo que no se reían en la compañía del otro.
Konohamaru llegó tiempo después, excusándose con que estaba ayudando al Hokage.
Fueron a comer como lo hacían de vez en cuando para no perder esa conexión. Konohamaru les contaba como iba con Moegi, con quien era novio desde hace ya dos años, noticia que les sorprendió cuando se los contó, ya que pensaban que había algo con la tía de Boruto, Hanabi.
– y ustedes chicos ¿No tienen a alguien?
-No.
-No.
El rubio y la pelinegra respondieron de forma automática mientras disimulaban comiendo y bebiendo de su comida. Mitsuki y Konohamaru Se enviaban miradas cómplices.
Después de ese momento que fue demasiado incómodo para Boruto, y más con las miradas que recibía de Mitsuki, acabó su velada. Los cuatro tomaron su camino, exceptuando Boruto y Sarada que vivían relativamente cerca.
Era el momento indicado ¡Tenía que hacerlo! Él no era un cobarde, ni soñarlo. Tenía que pedírselo, aquí y ahora.
-Sarada... me preguntaba ...— Sarada caminaba sin inmutarse, mantenía sus ojos en el camino. Era algo que muchos envidiaban, podría pasar el fin del mundo y esta se mantendrá en calma. Pero no crean que Sarada no haya estado pensado en lo que ha estado pasando últimamente. Esos besos fueron algo más, y, aunque quisiera negarlo, habían hecho que su mente estuviera pensando en él.
Temía lo peor cuando estaba con él. El hecho que la mire a los ojos y supiera exactamente sus pensamientos y que en ellos se encontrara justamente a él, la asustaba. Por más imposible que eso fuera, su mente se las arreglaba para hacer que se vuelva loca.
Lo peor de todo es que, al comienzo pensaba que quizá él sintió lo mismo, pero con el tiempo se fue convenciendo de que solo era su imaginación.
¡La escogió a ella porque era su amiga, nada más!
Y cuando lo oyó hablar y llamarla...
- Si quisieras ir por ahí conmigo.
-Estás por ahí conmigo Justo ahora.
Boruto siempre pensó que su amiga era imposible como persona. Era la persona más insoportable que se podría imaginar en el universo. Aunque, seguro eso pensaba de él.
Pero como la conocía perfectamente, solo tomó aire. No iba a permitir que eso siguiera posponiéndose.
La tomó de la mano para que detuviera su andar. Sintió, como su suave palma se tensaba a su toque. Como sus ojos pasaron de sus dos manos a su rostro. Y vio, a pesar de la poca luz de la noche, cómo esta se sonrojaba.
- Ten una cita conmigo.
Esto no era posible.
¡¿Qué hay de todas las posibilidades donde está Boruto diciéndole que siempre sería su amigo, donde le decía que prefería besar a otras chicas, donde no estaba con él?!
-Estás jodiendome...
Sarada suelta ese comentario como si esperaba que después el le dijera que es una broma, cosa que debía admitirlo, no quería que pasara, pero era algo que el rubio haría.
Boruto suelta una risa nerviosa. No sabía cómo tomar eso.
- Boruto...¿fue por el beso?
Sarada se apresura a preguntar, y es que todo esto era irreal.
Pero Boruto no sabía que responder. La chica era muy directa. Fue enseguida al punto.
- Y-yo S-si N-No ¡solo acepta!
- p-Pero.
Sarada era, sin pensarlo dos veces, alguien demasiado terco. No había quien para que Sarada dejara de poner excusas o que su razocinio callara por una vez. De la misma forma, no había quien hiciera que la intensidad de Boruto Uzumaki se detuviera con un tema.
Con la mano que tenía sujeta la de ella, la jaló lo suficiente para que la pelinegra quedara a escasos centímetros de distancia.
Entre la estupefacción, sorpresa combinado con la inmensa confusión, que ejercía el cerebro de Sarada, no le dio tiempo de reaccionar, algo que era de extrañar, ¡Ella no era de las que anda con la guardia baja! ¡Ni mucho menos de no soltar un buen golpe en el rostro de quien está ahora agarrando su cintura!
Definitivamente esto era de locos.
Sarada NUNCA es tímida con un chico. Usualmente ella es quien toma el control en esas situaciones.
- Sé que no ha pasado mucho tiempo desde que te pedí que hicieras eso por mí. Pero después de eso, no ha pasado ni un solo segundo en el que no piense en ti, y me he dado cuenta que, inconscientemente antes lo hacía — Sarada contuvo su aliento, y Boruto solo se dijo que no podía aguantar más si no lo decía de una vez — Pero lo hacía de otra manera. Cuando pasaba cualquier cosa me acordaba de ti, por más ridículamente e insignificante que fuera. Y me di cuenta porque, cada vez que como pan Yakisoda me acuerdo de nuestra pelea de niños, y cuando lo mencionaste después de aquel beso, ese recuerdo era tan fresco, porque siempre como de ese pan y siempre me acuerdo a ti. Y te puedo dar mil y un ejemplos, Sarada. Pero ahora es diferente. Yo siento algo por ti y es algo que no puedo ignorar por más que lo haya intentado.
No puedo y no quiero. Tenemos dieciséis años, y sé que es algo grande pensar en un futuro ahora, pero no me puedo ver con alguien que no seas tú. ¿Por qué quien mejor para estar ahí que quien siempre estuvo conmigo? Sarada, porque siempre estuviste conmigo y porque quiero que siempre estés conmigo.
Boruto no sabía cuando tenía que parar, solo sabía que tenía que convencerla de sus sentimientos. Pero cuando vio como esta temblaba y sus ojos se llenaban un poco de lágrimas se cayó.
- Idiota... — se abrazó a él – siendo algo tuyo o no ¿a ti quien te dijo que me alejaría de tu lado?
No tenía ni puta idea de qué significaba ese abrazo, solo sabía que estaba feliz, más que feliz, se sentía completo. Tal vez mentía, quizá las palabras no fueron las adecuadas, quizá el sentía algo más de lo esperado. Pero lo cierto es que ya habría tiempo para averiguar lo que sentía.
Desde ese momento ambos comenzaron a salir, al comienzo con algo de pena y con cierta incomodidad. Pero no era su culpa, toda la vida habían sido mejores amigos, rivales, y ahora aún lo son, solo que compartiendo uno que otro beso.
Pero estaban felices. Sus amigos notaron el cambio en ambos; como la manera de distraída de ambos, o las miradas que se echaban cuando el otro no miraba.
Y aún así, seguían siendo los mismos.
Porque literalmente nada cambió, y precisamente por eso la gente antes decía que parecían pareja. Porque Boruto siempre pedía una hamburguesa vegetariana sin tomate, con patitas fritas extras y una malteada de fresa para Sarada. Porque siendo o no algo, podrías encontrar a Boruto jugando con el cabello largo de Sarada. Los podrías encontrar a centímetros de cerca solo para insultarse. Porque Sarada tenía una manía inmensa en agarrar la chaqueta de Boruto cuando caminaba. Porque Sarada y Boruto podrían pasar en la casa del otro solo para dormir. Miles de cosas que hacían y siguen haciendo. Así que involuntariamente hacían cosas que los novios harían.
Habían quedado en un acuerdo. Iban a ver cómo funcionaban las cosas, pero eso ya hace dos meses que lo habían dicho. Sus amigos no lo sabían, solo mitsuki y Chouchou, pues ellos eran los que aconsejaban a estos en lo que sea que tuvieran.
- Nuestra relación es algo extraña... — Mencionó una vez cierro rubio que tenía los ojos cerrados ante las caricias que le hacía Sarada en su cabello, el cual estaba acostado en sus piernas.
-Si. — respondió. No se atrevió a preguntar el porqué de su afirmación, ella estaba consiente de cómo eran al ser pareja.
-Mañana cumplimos dos meses.
-¿Quieres hacer una de esas mierdas cursis? — Sarada tenía un don para leer y a la vez mantener una conversación, algo que estaba haciendo Justo ahora.
-Mmm — se lo pensó un momento el rubio. Abrió sus ojos para encontrarse con la mirada concentrada de la pelinegra en las paginas blancas. La verdad era que boruto preferiría estar con ella todo el día, abrazarla y esa sería su cita perfecta. — ¿Quisieras entrenar mañana?
Sarada rueda su vista a la de él. Agacha su rostro para besarlo rápidamente.
- Claro.
Boruto sonrió abiertamente cuando esta se separó. Sarada rueda los ojos con una ligera sonrisa en sus labios para volver a su lectura.
Hay veces en las que Boruto recuerda el día en el que le pidió una cita, recuerda sus nervios y cuán imposible se veía el que ella aceptara. Recuerda cómo terminó confesándole que la quería. Recuerda que después de esa noche, cuando llegó a su casa, su mente quedó en un limbo. Tal vez ya estaba enamorado y nunca se dio cuenta.
Pero ahí estaban. Podría afirmar que estaba perdidamente enamorado de esa nerd, gruñona, terca y miles de adjetivos más.
Después de todo sus amigos no estaban tan lejos de la verdad, y si hacían buena pareja.
Esta es mi primera historia (al menos publicada) de algún anime. La verdad es que soy muy fangirl del BoruSara y espero que les haya gustado mucho.
Estoy escribiendo una historia un poco más desarrollada, con capítulos y todo eso.
Si ven (lo cual es más que evidentemente) las faltas de ortografía o algunos signos puntuación mal puestos, perdónenme. He hecho todo esto por celular y no es el más rápido a decir verdad.
No se vayan si dejarme algún fav o reseña, me ayudarían mucho a crecer como escritora con sus consejos y gustos.
Los quiero ya sin conocerlos.
Adiós.