Tendo Akane era una hermosa joven, de ello no quedaba duda, prueba de ello eran los numerosos admiradores que poseía, muchos de los cuales habían formado parte de la extinta 'horda hentai' que en un momento plagaba los salones de Furinkan. La joven también poseía un amable y gentil corazón, el cual no dudaba en mostrar simpatía incluso por personas que no dudarían en hacerle daño. Para describirle, la gran mayoría usaría la palabra 'Deslumbrante' aunque los más precavidos elegirían 'Compasiva'

"Hey, ¿me estás escuchando, marimacho?" Una irritante voz sacó a la peliazul de sus pensamientos.

Cómo todo en esta vida, ella también tenía algunos detractores que se negaban a ver lo obvio. Afortunadamente, ella era lo suficiente paciente como para enseñarle la verdad a esos tercos imbéciles.

SLAP

A golpes, pues era por su propio bien.

"¡Sheshhhh! ¿¡Por qué me pegas orangután de monte?!" Se quejó el apuesto joven de ojos azules mientras acariciaba su mejilla enrojecida.

Y todavía se atrevía a preguntar...

La peliazul entrecerró sus ojos con un brillo peligroso, ante el insulto empezó a preparar su mazo de confianza castiga-prometidos.

El chico de la trenza esquivó con facilidad el ataque.

Tristemente, la maquina que se encontraba detrás de él no contó con tanta suerte.

Bam

El artefacto de madera entró en contacto con metal, la pobre maquina expendedora no supo quien la golpeó. Productos de todo tipo salieron volando en todas las direcciones, desde bebidas alcohólicas hasta ramen. Y claro, como no podía ser de otra forma una botella de agua entró en contacto con el apuesto joven, convirtiéndole en una hermosa y curvilínea pelirroja en el proceso.

"Awww! ¿¡Ves lo que haces, Akane?!" Ranma se quejó haciendo un puchero.

"¡Ja! pues te lo tienes merecido." Ella le dijo, sacando su lengua de manera infantil.

Ranma no tardó en devolver el gesto, halando de su parpado con su dedo mientras emitía un ofensivo ruido.

Akane sacudió la cabeza, dándole las espaldas a su prometido. No tengo tiempo para ésto, se dijo reprochándose con irritación.

"¿Adónde vamos?" Le preguntó la pelirroja, caminando casualmente junto a ella con sus manos en los bolsillos, dejando olvidada a la pobre maquina expendedora.

¿Vamos? Akane pensó con un poco de irritación.

La peliazul se resignó a contarle, sabiendo bien cuan obstinada podía llegar a ser la otra mujer. Akane miro de derecha a izquierda de manera cautelosa, al ver que no había moros en la costa se inclinó un poco en dirección a su prometido. "Se acerca el cumpleaños de Nabiki, tengo que conseguir un obsequio para ella."

"Ah." Y así, mágicamente el interés de Ranma desapareció por completo.

Para mala fortuna del artista marcial sexo-cambiante su prometida era bastante perceptiva, excluyendo la verdadera naturaleza de cierto cerdito.

"Ah" Akane repitió con irritación. El desdén que Ranma sentía por su hermana era algo que le parecía francamente injusto. Durante meses ella se había esforzado para hacer mejorar la relación entre ellos, tristemente, la boda fallida había arruinado todo el progreso que había hecho en la materia.

Ranma tercamente culpaba a Nabiki de todo el desastre de la boda, cuando las verdaderas culpables habían sido Shampoo, Ukyo, Happosai... Bueno, en realidad casi todos habían tenido un poco de culpa.

A Akane le dolía que su prometido no se llevara bien con su hermana. Ella sabía que su hermana podía cambiar, tan sólo tenían que tener un poco de paciencia con ella. ¿Por qué Ranma no podía ser justo con ella? Nabiki se merecía una segunda oportunidad, era injusto que todos pensaran en su hermana cómo si fuera una mercenaria, o cómo fuera un monstruo sin emociones, cuando Nabiki tan sólo era un poquito codiciosa...

Ranma se revolvió, incomoda ante el abrupto silencio de su prometida. No necesitaba ser el hombr- erm! mujer más atenta para notar que algo le afligía a Akane.

"Hnn~"

El depresivo suspiro de Akane fue la gota que derramo el vaso. ¡Tenía que actuar! aunque se ganara un buen golpe en el proceso.

"¿Qué es eso?" La pelirroja preguntó con fingido interés en un tono chillón.

Su milenaria técnica tuvo el efecto deseado. Akane bajó la mirada, notando a qué se refería la pelirroja.

"Ayer, durante la cena Nabiki le entregó un folleto a toda la familia." Ella sacudió en el aire el pequeño volante color verde que sostenía en su mano.

"¿Huh?" La pelirroja inclinó su cabeza de manera pensativa. "¡Ella no me dio nada!" Exclamó con cierta indignación.

"Claro que no te dio nada, pues ayer no llegaste a tiempo para la cena... ¡Seguramente estabas con algunas de tus mujerzuelas!" Akane le acusó con amargura, su enojo había vuelto y había traído consigo a sus crías.

Ranma abrió la boca, dispuesto a defenderse de las falsas acusaciones, sin embargo Akane fue mucho más rápida.

"Aunque a decir verdad... aún si hubieras estado cenando con nosotros no creo que ella te hubiese dado uno." La peliazul razonó con un tic en su frente.

"¿Ahhhh? ¿¡Por qué?!"

Akane resopló evitando la mirada.

Al no obtener respuesta la pelirroja actuó.

"¡Hey! ¡dame eso!" Akane le exigió con indignación, extendiendo su brazo en dirección a la mujer, que le había arrebatado el folleto.

"Guía para hallar el presente ideal para una delicada chica. IceQueen™" Ranma pronunció con incredulidad al leer el titulo del folleto a la vez que evitaba los intentos de Akane de recuperar el pedazo de papel.

Akane suspiró, sacudiendo su cabeza con exasperación.

No vale la pena... Pensó con cansancio, habiendo decidido que era mejor marcharse sin el bendito folleto. Después de todo ya lo había leído.

Ranma continuó leyendo el folleto, siguiendo distraidamente a su prometida.

Lista de cosas que no puedes dejar de obsequiarle:

Dinero - A partir de ¥35.000 en adelante - (Una elección segura para los menos imaginativos)

Joyas - (De obsequiarle ésto un lugar especial en su corazón tendrás)

Un nuevo smartphone - (De preferencia un Galaxy S4)

Fotografías candentes de cierta pelirroja - (Ideal para artistas marciales viviendo de arrimados)

Ranma arrugó el panfleto, sintiendo un pequeño tic en su frente. Su curiosidad e interés por el panfleto habían tenido una muerte rápida.

"¿Por qué decías que Nabiki no me iba a dar ningún folleto?" Le preguntó, no queriendo continuar leyendo el ofensivo trozo de papel para averiguarlo.

Akane continuó caminando, observando la vidriera de una pequeña joyería. "¿Tienes dinero?"

"No."

"¿Te dejarás tomar una de esas fotografías?"

"¡NO!"

"Entonces no tienes nada que le pueda interesar a mi hermana."

Ranma asintió con renuencia, reconociendo la razón en las palabras de su prometida. Aunque una parte de él no sabía si sentirse aliviado de que Nabiki no quería nada de él o sentirse ofendido por ello... Maldito sea su espíritu competitivo.

"Además, tienes que admitir que tu gusto para eligir regalos deja mucho que desear." Dijo mientras entraba en la joyería.

¡Ouch! Akane creyó haber oído el ego de Ranma retorcerse, demostrando que ella todavía no le había perdonado su escapada nocturna.

"¿¡Qu-qué tienen de malo mis regalos?! mis regalos son de lo mejor, cualquiera mataría por recibir uno."

Akane resopló.

"El año pasado le regalaste a Kasumi una tienda de acampar... ¿En qué demonios estabas pensando?" La peliazul le dijo con las manos en su cintura. "Y ni hablar de los utensilios defectuosos de cocina que me diste durante mi cumpleaños..." Dijo con indignación, recordando como los artículos se desintegraron mientras cocinaba. Y encima el muy idiota se había atrevido a burlarse de su comida, diciendo que su sopa era la culpable.

Ranma estrechó los ojos sintiéndose ofendido. Abrió la boca, dudando por un momento. "Dices que mis regalos son pésimos ¿no?" Le preguntó en un tono de voz calmado, aunque la punzante mirada que le disparó a su prometida delataba sus verdaderos sentimientos al respecto.

Ella asintió, ignorando a la vendedora que trató de llamar su atención.

La pelirroja bajo su mirada, por un momento la tristeza se apoderó de su expresión dándole cierto aire de fragilidad.

Akane sintió una punzada de culpa.

Ranma levantó la mirada justo cuando Akane estaba reuniendo el coraje para disculparse.

"Yo también le daré un presente a Nabiki" Ranma habló lentamente, habiendo tomado una decisión. "En cuanto Nabiki vea mi regalo se olvidará del tuyo, ¡Ja! mi regalo será tan genial que terminarás rogando que te dé uno." Proclamó con ardiente pasión, intercambiando miradas con su prometida, haciéndole saber que había aceptado su 'reto'.

La aprehensión que había estado sintiendo Akane desapareció.

Ella rodó los ojos ante la actitud infantil de su prometido. "Entonces no tengo nada que temer. Seguro terminarás dándole una calculadora o un ábaco."

De más está decir que ella no era la madura de la relación.

"¿¡Cómo sab-"

Ranma tosió falsamente, tratando de ocultar su desliz.

La sonrisa de Akane se agrandó considerablemente, demostrando que ella si había notado su pequeño error.

El artista marcial de la trenza estrechó sus ojos peligrosamente. ¡Tengo que borrar esa sonrisa de su rostro!

"Por lo que recuerdo tus regalos no son mucho mejores..."

"¿A qué te refieres?"

"¿Recuerdas el 'abrigo' que me regalaste en navidad?. Era tan pequeño que no me llegaba ni las axilas."

"Era una bufanda..."

"¡¿Enserio!?, jamás me lo hubiera imaginado." Admitió con sinceridad, "tenía más agujeros que los boxers de mi papá... " Murmuró suavemente para sí.

Para su mala fortuna ella le escuchó.

"¡RAAAAANMAAAAAAA!" Temblando con furia, enojo e indignación. Su mazo de confianza se materializó instantáneamente en sus manos. De más está decir que Akane no apreció sus comentarios, siendo que ella había gastado semanas tejiendo el esperpento.

La pelirroja no tuvo tiempo de reaccionar, en un instante Akane estaba mirándola, envuelta en un aura roja y al siguiente se encontró observando una muy bonita vista panorámica de Nerima.

Akane se secó la frente con el dorso de su mano, observando con satisfacción la cada vez más distante forma de la pelirroja.

Una tos llamó la atención de la peliazul.

"Bienvenida al Brocatel Dorado... o lo que queda de el." La desconocida saludó amablemente, aunque Akane no pudo evitar notar la sutil irritación que irradiaba la vendedora.

¡Eep!

La peliazul trató de ocultar a su martillo tras su espalda, en un intento de parecer inocente. Tristemente, le habían pillado en el acto, ella no tenía más opción que disculparse y rogar que la factura no fuera tan costosa...

"Lo siento mucho. No debí haber actuado de ésa forma, siento mucho el desorden que causó mi... amiga." Akane se disculpó sintiéndose avergonzada a la vez que observaba el desastre que 'hizo' Ranma al salir volando a través del vidrio y concreto de la fachada del local.

"D-descuida, querida." La recién llegada aseguró con un pequeño tic en su frente. "Por cierto, no pude evitar oír que necesitabas de un presente para una amiga tuya."

"Ah sí, necesito regalarle algo a mi hermana. ¿Me podría indicar dónde queda una tienda de electrónicos?" Ella trató de cambiar el tema, con un poco de suerte la desconocida se olvidaría del pequeño desastre que Ranma había convertido a su tienda.

"Tan sólo tiene que seguir ese camino y encontrará varias tiendas." La mujer de mediana edad señaló a una cercana intersección. "Aunque le recomendaría que primero observe mi tienda, pues podría encontrar algo de su agrado."

"A decir ve-verdad no creo poder costear ningún articulo de su tienda..." Akane admitió con un pequeño rubor, observando la nueva 'decoración' en forma de Ranma que adornaba la tienda. A pesar de su extraño nombre el Brocatel Dorado era una joyería, y no había forma ni manera que con su escueta mesada le fuera posible comprar algo.

"Eso no será ningún problema." La vendedora le dijo con una pequeña sonrisa. "Estoy segura que podemos llegar a un acuerdo."

Akane entró al local dejándose llevar por la aparente entusiasmada vendedora, a la vez que imágenes de su regalo superando al de Ranma bailaban en su imaginación.


Nabiki bostezó, sintiéndose un poco aburrida. El día había sido francamente pacifico, lo cual era bastante inusual. Sin gritos, ni golpes, ni explosiones.

Kasumi entró a la sala, sentándose a su lado. "Ha sido un día bastante tranquilo." Ella remarcó lo obvio.

"Supongo que se debe a que Romeo y Julieta no están en casa."

"Akane salió bastante temprano y Ranma salió poco después, supongo que tenían algo interesante que hacer." Comentó casualmente como si estuvieran hablando del clima, Nabiki no fue engañada por la fachada de su hermana.

"¡Seguramente ahora mismo están en una romántica cita secreta!" Ella sonrió internamente, preguntándose si su hermana mayor caería.

"¿¡Éso crees!?" Kasumi preguntó con obvio interés, para ella era obvio del afecto que se tenían la pareja. ¿Y cómo no, si se la viven peleando?, para ello lo más lógico y sano sería que reconocieran sus sentimientos y se dejaran de tonterías. Su padre y su difunta madre también se la pasaban peleando todo el tiempo...

"Estoy segura que es así." Nabiki le guiñó un ojo a Kasumi. "¡Lejos de todo el mundo, los dos amantes se aventuran buscando abrigo el uno en el otro, disfrutando del dulce néctar de sus pasiones reprimidas! Ah~ el amor de los jóvenes."

"¡Oh!"


Ella entró en su casa sin hacer el menor ruido, no queriendo ser detectada por ninguno de sus habitantes.

"Bienvenida, Akane." Sus habilidades no fueron lo suficientemente buenas como para engañar a su hermana mayor.

"¡K-k-kasumi!" Ella tartamudeó, sosteniendo su agitado corazón con su mano, afortunadamente no era quien había temido. Nabiki no debía enterarse de su regalo, ¡tenía que ser una sorpresa!

Kasumi sonrió inocentemente, disfrutando internamente del nerviosismo de su hermana.

Ella y Ranma...

Ella sacudió la cabeza, reprochándose por creer en las tonterías que le había dicho Nabiki, quien muy seguramente había estado divirtiéndose a su costa.

"¿Cómo te fue en tu cita con Ranma?" Se decidió por preguntar, después de todo era mejor estar segura.

"¿Ci-cita? ¿de qu-qué estás hablando?"

Oh, no negó que estaban juntos...

"Oh, pensé que como salieron juntos tan temprano habían decidido... disfrutar de la compañía del otro."

"¡NO!" Exclamó sonrojándose. "No estábamos en ninguna cita ni nada de éso..." Ella terminó con un susurró.

"¿Entonces que hicieron?" Inquirió con interés inusual en el tema. ¡Cuán escandaloso!

"Fuimos a co- ..." La peliazul pausó alarmada. ¡Casi cometía un error!

"¡Entrenar!" Dijo evitando la mirada. No le gustaba mentirle a su hermana, pero decirle que había estado buscando un regalo, lastimaría su oportunidad de darle el mejor regalo a Nabiki. ¡Ella le iba a demostrar a ese idiota malagradecido de quien eran los mejores regalos!

¡Oh my!

Kasumi interpretó la renuencia de su hermana en mirarle a los ojos por otra cosa. Y como no podía serlo de otra forma un nuevo mal entendido surgió.

"¿Po-drías contarme un poco cómo te fue?"

"¡No!, lo siento pero n-no puedo hablar de ello... por ahora." La peliazul admitió antes de salir corriendo, estaba segura que si se quedaba terminaría diciendo algo que comprometiera su recién adquirido presente. ¡Ranma podría enterarse! o lo haría alguien mucho peor... como Nabiki.

Akane nunca notó el pequeñó sonrojo en el rostro de su hermana mayor, ni tampoco el brillo que había entrado en sus ojos color avellana.

"¡Oh my!" Kasumi se mordió su labio inferior en una muestra de aprehensión poco común... Nabiki había tenido razón. '¡Cuán inadecuado y tentado-!'

Kasumi sacudió la cabeza, tratando de despejar sus pensamientos traicioneros. ¡No era adecuado!


"Otou-san."

Soun dirigió una mirada a Kasumi por el rabillo de su ojo, tomando una larga bocanada de su tabaco antes de responder.

"¿Qué sucede, hija?"

Ella bajó la mirada de manera sumisa en el momento que sus ojos se posaron sobre ella.

"H-hay algo que debo hablar con usted..."


Notas del Autor.

Pues es bastante corto, pienso que es mejor así para no hacerlo muy pesado para el lector. Quería agregar otro evento en éste capítulo, pero la atmósfera que quiero crear en el próximo capítulo no encajaría muy bien con la del prólogo, además que descubrí con mis otras historias que mientras más largo son los capítulos que escribo menos son las review recibo!

Irónico ¿No?