Comenzar una vida en un nuevo lugar nunca era fácil para las personas y menos después de haber estado viviendo en una ciudad por tantos años como lo había hecho Esme Platt con sus tres hijas.

La mayor de las chicas Hale era Rosalie. Ella tenía 24 años y era una hermosa chica de cabello castaño y ondulado que le llegaba a la cintura, una sonrisa blanca que podía ser perfectamente utilizada para una campaña publicitaria de algún dentífrico, una piel blanca como la leche y unas largas pestañas que enmarcaban sus perfectos ojos azul cielo. Su esbelta figura resaltaba en cualquier que ella estuviera y los hombres se volteaban a verla cada vez que pasaba por sus lados, claro que a ella poco le importaba ya que su pensamiento era que todos los hombres eran iguales, unos mujeriegos que solo buscaban buen sexo. Su actitud era decidida, seria y nunca se medía en lo que decía, lo que la ayudaba a catalogarse como le mejor estudiante de derecho en su facultad y que se ganara un gran puesto en el buffet de abogados más importante de Forks, el nuevo pueblo donde viviría con su madre y hermanas.

La siguiente hija de Esme era Isabella, o Bella como le gustaba que la llamaran. La chica tenía 20 años y estaba estudiando administración de empresas. Al contrario de su hermana su cabello solo le llagaba un poco más debajo de los hombros pero tenía el mismo tono castaño y esas ondas bien formadas, su sonrisa era brillante de lo blanca que era, sus ojos verdes estaban enmarcados por unas largas pestañas y su figura era tan esbelta como la de Rosalie. Claro que ella no era tan fuerte como su hermana mayor y siempre resultaba herida cuando alguien la denigraba o algo malo pasaba en su vida como lo había sido la muerte de sus abuelos o la lesión que la había separado de lo que más amaba, el baile. Había salido hace muy poco de una depresión y esperaba no volver a caer en ella nuevamente para no herir a su familia.

La última, pero no por eso menos importante, era Alice. Ella era la menor de las hijas de la señora Platt con tan solo 17 años. Su gran sueño era ser una estilista de reconocimiento mundial y con lo decidida que era, nadie dudaba que lo lograra. Su actitud era distinta a la de sus hermanas, era alegre, nunca estaba callada y siempre trataba de alentar a todo el mundo a pesar de su propio sufrimiento. Su cabello le llegaba a la cintura y era del mismo tono castaño que el de sus hermanas, tenía los mismos ojos verdes que su hermana del medio y su madre y su sonrisa también parecía de un comercial. Era menudita y su rostro era pequeño, por lo que todos le decían que parecía una pequeña hadita.

Claramente al ver a la madre de las tres muchachas era fácil darse cuenta de quien habían heredado su belleza y es que Esme no se quedaba atrás. Sus ojos verdes, piel blanca, cabello castaño y largo, pestañas oscuras y tupidas que enmarcaban sus ojos y una nariz perfilada que cualquiera soñaría y ni el más experimentado cirujano plástico podría lograr. Su figura no reflejaba para nada los tres embarazos que había tenido y nadie le creía cuando contaba que Rose, Bella y Alice eran sus tres pequeñas. Ni siquiera le creían cuando contaba que tenía ya cuatro décadas en su cuerpo.

Obviamente todo eso y mucho más habían enamorado al rubio hombre que esperaba en el aeropuerto de Port Ángeles la llegada de aquella mujer que lo había enamorado con solo un vistazo y que poco a poco llenó su muerto corazón.
Carlisle Cullen, prestigioso ginecólogo reconocido a nivel mundial e hijo de uno de los más grandes médicos y dueño de una línea de hospitales internacional, había perdido a su esposa hace solo unos tres años, dejándolo viudo y a cargo de sus tres hijos, Emmett, Edward y Jasper. Pero ahora su vida había dado un vuelco y, en una locura de solo una noche, terminó casándose con Esme en Las Vegas.

-No lo entiendo mamá - se quejo Rosalie por decima vez - ¿Cómo has podido casarte en las Vegas sin decir nada y lo peor aun con un desconocido? - dijo alzando la voz.

-Rosalie hija, ya te lo he explicado, nos enamoramos... - dijo Esme con una sonrisa tratando que sus hijas entendieran su postura.

-No puedes enamorarte de un hombre en un fin de semana - dijo Rosalie con un suspiro casi histérica por tener que cambiar toda su vida por algo que ella todavía no lograba entender.

-Se llama amor a primera vista - dijo Esme manteniendo la calma pese a las palabras de la mayor de sus hijas.

-Eso no existe - le replico.

-No lo has encontrando... - le dijo Esme con una sonrisa.

-Yo tampoco lo entiendo mamá - dijo Bella apoyando a su hermana mayor.

-Pues yo sí, creo que nuestra madre merece ser feliz y que este hombre puede aportarle eso - dijo Alice defendiendo la postura de su madre - Aunque siento decirte mamá que no apruebo como lo estás haciendo... - dijo encogiéndose de hombros.

-Cuando lo conozcan verán que no es para tanto... - dijo con una pequeña sonrisa. Ninguna dijo nada más en el resto del viaje, nada hasta que por alta voces se anunció que ya estaban por aterrizar.

-Genial, ya hemos llegado - dijo con un suspiro Rosalie. Cuando ya llegaron las cuatro mujeres fueron a por sus maletas y comenzaron a salir de lugar. La sonrisa de Esme fue haciendo cada vez mayor cuando a lo lejos veía la figura de su nuevo marido.

-Creo que es él... - dijo con un susurro Alice feliz.

-Eso creo... - susurro Bella andando un poco más atrasada.

-Que maravilloso todo - dijo con sarcasmo Rosalie. Esme puso los ojos en blanco al escuchas los comentario de sus hijas y adelanto su paso para abrazar a Carlisle quien la beso con amor y dulzura.

-Mira mi amor quiero presentarte a mis hijas - dijo Esme cuando se separo de él - Ella es Rosalie la mayor, Bella y Alice - dijo señalándolas a cada una.

-Un placer chicas, mi nombre es Carlisle - dijo extendiendo la mano pero solo Alice la acepto - Vamos al coche, tengo ganas de que puedan conocer a mis hijos - dijo con una sonrisa.

-¿Hijos? - pregunto Rosalie - ¿Tiene hijos? - pregunto confusa. Ese comentario no se lo había dicho su madre.

-Si tengo tres niños, pero en casa solo viven dos, Emmett el mayor vive con su novia, están a punto de ser padres - dijo con una sonrisa el rubio.

-Genial - dijo Rosalie con un suspiro.

-Compórtate - le dijo su madre cuando Carlisle comenzó a tirar hacia delante con el carrito de las maletas. Al llegar al coche lo metieron todo y pusieron rumbo a la mansión de la familia Cullen.

-¿Y que están estudiando chicas? - pregunto Carlisle intentando romper el hielo.

-Yo todavía estoy en secundaria pero quiero estudiar diseño - dijo Alice con una sonrisa.

-Yo empresariales... - susurro Bella con un suspiro.

-Derecho - dijo fríamente la mayor de las hermanas.

-Eso mismo estudio mi hijo ahora comenzará las practicas - dijo Carlisle con una sonrisa.

Rosalie solo guardó silencio, al igual que lo hicieron sus hermanas. Tanto Esme como Carlisle se sintieron incómodos por esta nueva situación, ella porque no quería que Carlisle pensara que sus hijas eran unas maleducadas y él porque pensaba que no le agradaba a las chicas. Sabía que las cosas serían difíciles, pero nunca pensó que tanto teniendo en cuenta las edades de las chicas.

Bueno, la verdad es que sus hijos tampoco se lo habían tomado muy bien, así que se podía esperar lo que sea de ellas. Solo esperaba que sus hijos no trataran a Esme como las hijas de esta lo trataban a él.
Al llegar a la casa se podía escuchar la música sonando fuertemente y a su hijo del medio gritando. Esto era típico cualquier día de la semana en su casa y él estaba acostumbrado así como sus padres, pero no estaba seguro que las chicas se acostumbraran a esto. Carlisle se disculpó por el ruido con una sonrisa, la que Esme y Alice correspondieron mientras que Rosalie y Bella miraban todo impresionadas, tanto la casa como la situación.

En cuanto ingresaron se dieron cuenta que el ruido y los gritos venían desde la plana alta y se hacían cada vez más fuerte.
Carlisle cogió su teléfono celular y rápidamente tecleó algo en su teléfono. Poco después el ruido bajó y solo se escucharon los gritos.

- ¡Al fin dejas ese molesto ruido!- gritó alguien desde la planta alta. Parecía la voz de un hombre

- ¡Edward, Jasper! ¡Bajen, por favor!- gritó Carlisle y pronto se escucharon unos pasos por el lugar.

- Eres un idiota, Jasper. Sabes que necesito estudiar y tú también deberías estar haciéndolo- reclamaba la misma voz de hace un rato

- Ya lo hice. No es mi culpa que dejes todo para última hora solo por ir a acostarte con tu puta nueva- dijo otra voz y Carlisle suspiró. Sus hijos siempre discutían por lo mismo

- No son putas, idiota. Son chicas de compañía- siguió la otra voz

- ¡Tenemos compañía!- gritó el rubio sabiendo que sus hijos continuarían y quizás el tono de la conversación comenzaría a subir.

Los chicos continuaron con sus comentarios hasta que finalmente estuvieron abajo.

-Chicas quiero presentarles a dos de mis hijos - dijo Carlisle viendo a Esme principalmente - Él es Edward y el es Jasper - dijo señalando a cada uno. El primero era un chico alto con el cabello color castaño clarito y ojos azules como los de su padre. Mientras que Jasper tenía el pelo rubio como su padre y lo ojos del mismo tono azulado de su hermano.

-Hola - dijo él pequeño de los hermanos presentándose educadamente a Esme y mirando a las tres jóvenes que habían frente a él.

-Hola - dijeron Esme y Alice con una sonrisa. Carlisle se quedo mirando a Edward para que se presentara y este suspiro viendo a su padre.

-Hola, soy Edward - dijo sin ofreces la mano, ni dos besos - Si me lo permiten, estoy estudiando - dijo subiendo de nuevo las escaleras, dejando a todos.

-Disculpen a mi hijo... - dijo Carlisle algo avergonzado por la actitud de Edward - ¿Emmett, no llego? - pregunto Carlisle viendo a Jasper con el ceño fruncido.

-Llamo diciendo que se retrasaría que había tenido que ir a unas gestiones - dijo encogiéndose de hombros.

-¿Y tus abuelos? Dijeron que hoy vendrían a comer - dijo tranquilamente.

-Aquí estamos - se escucho la voz de Anthony y Elizabeth, los padres de Carlisle.

-Papá, mamá qué bueno que llegan mira quiero presentarles a Esme mi mujer - dijo cogiendo de la mano a Esme que por un momento se sintió incomoda con toda la situación.

-Un placer señores, ellas son mis hijas, Rosalie, Bella y Alice - dijo señalando de nuevo a las jóvenes.

-Hola - dijeron las tres a unisonó y Esme en sus adentros agradeció que saludaran.

-¿Por qué no vamos a sentarnos al salón? - dijo Carlisle con una sonrisa guiando a las mujeres al lugar y sentándose todos en los sofás que allí tenían.

-Y dime Esme... ¿De donde venís? - pregunto la madre de Carlisle con el ceño fruncido.

-De Florida - dijo con una sonrisa.

-Que cambio con el sol y el buen tiempo te vienes a Forks que hace prácticamente todos los días lluvia... - dijo Eli irónicamente.

-Me gustan los cambios... - dijo Esme con una sonrisa.

-¿Y como se ha tomado tu familia todo esto?, yo me sorprendí mucho mi hijo no suele estar tan loco... - dijo con un suspiro - Supongo que tus padres pensaran como yo... - dijo la señora. Nadie en la sala excepto Rosalie y Alice que estaban junto a Bella sintieron como está se tensaba al escuchar el nombramiento de sus abuelos.

-Pues... no he tenido la oportunidad de decirles... - dijo Esme con un suspiro.

-¿No tienes buena relación con ellos?, ¿O tal vez es que piensan que vamos a pensar que te interesa mi hijo por el dinero?, ¿Porque no les dijiste...? - pregunto curiosa.

-Mamá, los padres de Esme fallecieron hace algunos años... - dijo Carlisle acariciando la mano de su esposa. Bella se encogió al escuchar las palabras de Carlisle, todavía no lograba acostumbrarse a ellas.

-Lo siento, mi mujer no quiso ser indiscreta - se disculpo Tony.

-Y respecto a las palabras que dijo señora, no, no me interesa el dinero de su hijo - dijo Esme. En ese instante el timbre sonó y fue Jasper quien se levanto para abrir la puerta y encontrarse con su hermano y Gisela su novia.

-Hola hermanito - dijo Emmett con una sonrisa - ¿Ya están aquí? - pregunto Emmett con el ceño fruncido. Edward bajo las escaleras en ese momento con una sonrisa viendo a su hermano, había esperado este momento - Por la cara de Edward veo que si - dijo con un suspiro.

-Si llegaron, ves a que te las presente... - dijo el mediano de lo hermanos y Emmett con un suspiro agarro la mano de su novia embarazada de casi ocho meses y camino hasta la sala.

-Hola familia - dijo entrando al lugar - Hola - dijo saludando a las mujeres desconocidas que estaban en el lugar.

-Hijo, Gisela, que bueno que llegan, mira me encantaría presentarte a Esme, mi esposa y ellas son sus hijas - dijo Carlisle con una sonrisa al ver llegar al mayor de sus pequeños.

-Es un placer, soy Emmett y ella es Gisela mi novia - dijo el joven ofreciendo su mano a Esme quien respondió con una sonrisa.

-Igualmente, Carlisle me había hablado mucho de vosotros - dijo con una sonrisa provocando la risa de Edward.

-Nosotros no habíamos escuchado hablar de ti... - dijo riendo.

-Edward hijo, ya basta - dijo Carlisle con un suspiro - ¿Qué les parece si comenzamos a comer? - pregunto con una sonrisa y todos se sentaron en la mesa para comenzar a probar la comida que Gisela les había traído.

La comida pasó casi como Carlisle lo esperaba. Ninguno de sus hijos hizo un comentario desagradable, sino que más bien se mostraron más amigables que hace un momento. Bueno, todos a excepción de Edward que permanecía en silencio y bufaba de vez en cuando para demostrar lo ofuscado que se encontraba por la situación.
Entre tanta conversación descubrieron que los padres de Carlisle habían conocido a los de Esme hace unos años atrás cuando hicieron unos negocios. No habían llegado a ser grandes amigos, pero si habían hecho muchos negocios juntos y habían compartido en algunas ocasiones.

Con el solo hecho de escuchar que nombraban a sus abuelos Bella se colocó demasiado nerviosa y dejó de hablar con sus hermanas o con sus nuevos hermanastros como lo había estado haciendo y eso lo notaron todos.
Decidieron cambiar de inmediato de tema al notar el malestar de la chica y se pusieron a conversar de lo que las chicas hacían y lo que les gustaba, solo para conocerse un poco mejor.

Emmett parecía estar bastante calmado con la nueva relación de su padre y lo había tomado mejor que sus hermanos. Claro, tampoco podía comportarse como un niño pequeño. Era el mayor de sus hermanos y tenía que comportarse como tal.

Jasper, a su vez, estaba bastante emocionado ya que siempre había sido el menor, pero ahora con la llegada de Alice ya no lo sería más. Guardaba las esperanzas de que sus hermanos dejaran de molestarlo por todo.

Edward… Él no lo tomaba tan bien. Es más, en cuanto terminó de comer, se fue a su habitación alegando que debía seguir estudiando para un examen importantísimo que tenía al día siguiente.

Después de quedarse conversando un tiempo más decidieron que era mejor irse a acostar. Las chicas y su madre estaban cansadas después del viaje y la mañana siguiente sería un poco ajetreada.

Emmett con su novia y los padres de Carlisle se fueron a sus hogares a dormir después de despedirse de todos ellos, dejándolos solos.
Jasper se fue a su habitación, dejando a Carlisle y las cuatro mujeres solos.

El rubio las llevó a sus habitaciones. Rosalie tendría cuarto sola en la tercera planta y cerca de la de Jasper y la que era de Emmett, mientras que Alice y Bella compartirían una en la segunda planta cerca de Edward y la que él compartiría con su nueva esposa.

Poco a poco todas las luces de la casa fueron apagándose indicando que ya todos estaban en sus camas, la única que permaneció encendida era la de Edward que continuaba estudiando para su examen. Carlisle y Esme pese a tener la luz apagada no dormían si no que disfrutaban como jóvenes en su dormitorio. Cuando dieron por finalizado el momento pasión ambos quedaron abrazados en la cama.

-No fue tan mal el día - dijo Carlisle con un suspiro.

-Lo dirás por tus hijos que fueron educados, mis hijas no se comportaron como debían - dijo ella suspirando.

-Hay que darles tiempo tanto a Rosalie y Bella como a mi hijo Edward - dijo Carlisle con un suspiro.

-Espero que solo sea eso, un tiempo... - dijo Esme con un suspiro. En ese momento comenzaron a escucharse unos gritos y la pareja se colocaron rápidamente el pijama y corrieron por el pasillo hasta llegar al dormitorio de Alice y Bella, donde al entrar se encontraron a la mediana de las hermanas llorando desesperada en la cama a la vez que gritaba y Alice a su lado tratando de calmarla.

-Bella, Bella tranquila - le pedía la pequeña tratando de calmarla.

-¿Qué pasa?, ¿Porqué tanto grito? - preguntaron Edward y Jasper desde la puerta Rose venia tras ellos y entro corriendo al ver como estaba su hermana. Esme ya se encontraba junto a Bella tratando de calmarla dejando a Carlisle más alejado de la situación viendo la escena como hacían sus hijos.

-Calma pequeña, tranquila, mamá está aquí - susurraba Esme constantemente al oído de su hija hasta que está pareció tranquilizarse.

-¿Qué ha pasado? - pregunto Jasper haciendo que las tres mujeres se voltearan para verlos.

-Alice cariño vete a dormir, que Bella ya se calmo, sino mañana no vas a poder mantenerte en pie - le dijo Esme a su hija con una sonrisa, la pequeña se metió en su cama mientras Rosalie, Esme y los tres hombres salían del dormitorio.

-¿Alguna puede explicar que ha pasado? - pregunto Edward.

-Mi hija desde hace un tiempo sufre fuertes pesadillas algunas noches, las que impiden que duerma con tranquilidad y por la mañana se sienta muy cansada, aunque ella no las recuerda - dijo Esme.

-Más bien no quiere recordarlas... - dijo Rosalie con un suspiro.

-Pero ahora ya se calmo y todos podemos volver a dormir, buenas noches princesa - dijo Esme a Rosalie y comenzó a caminar hacía su dormitorio junto con Carlisle. Quienes volvieron a meterse en la cama y quedaron rápidamente dormidos.

La noche pasó sin contratiempos y, como cada mañana, el primero en levantarse fue Edward.
Salió de su cuarto para ir a ducharse y más tarde bajó a desayunar. Notó que nadie se había levantado aún, así que solo sirvió un desayuno liviano para él. Se había desvelado en la noche para poder estudiar, así que ahora solo quería algo liviano para que no le fuera a sentar mal al estómago.
Media hora más tarde llegó Alice a la cocina y entró saludándolo con cortesía, pero él no le contestó el saludo.

- ¡Te comió la lengua un ratón?- preguntó la chica viendo como su nuevo hermano bebía café de su tazón- No creo que vayas a morir por ayudarme a buscar las cosas para hacerme desayuno… y para los demás

- No, pero estoy atrasado- sin nada más se levantó de su puesto y salió tomando las llaves de su auto y su mochila, dejando a Alice parada en el lugar e impresionada por su falta de amabilidad

La verdad era que no llegaría tarde, pero no aguantaba estar más en esa casa haciendo como si nada pasara y estuviera de acuerdo con la llegada de esas mujeres a su casa. Le cargaba la situación.

- Que maleducado- se quejó la chica, abriendo cada una de las gavetas para sacer lo necesario

-Buenos días - dijo Jasper entrando con una sonrisa al ver allí a la menor de las hermanas Hale.

-Hola - respondió Alice con una sonrisa - ¿Tú me puedes indicar donde están las cosas o vas a ser como tu hermano? - pregunto Alice cruzándose de brazos.

-¿Qué necesitas? - pregunto el chico curioso.

-Las cosas para el desayuno, las tazas, platos, tostadora... esas cosas... - dijo la chica con una pequeña sonrisa.

-Las tazas las tienes en el armario de arriba a la derecha, los platos se encuentran en el de al lado y la tostadora en el armario al lado de la nevera, leche, zumo y todo eso en la nevera - dijo con una sonrisa.

-Gracias por el dato - dijo la chica con una sonrisa.

-¿Mi hermano ya se fue? - pregunto Jasper sirviéndose únicamente el café.

-Sí, dijo que llegaba tarde... - dijo Alice sin darle importancia.

-Mentiroso, si no entra hasta casi las nueve... - dijo Jasper riendo - ¿Cómo has dormido? - pregunto Jasper siendo amable, pero realmente estaba interesada en la única de las hijas de Esme que le había caído bien.

-Bien, la cama es muy cómoda, aunque me gustaría hacer algunos cambios en el dormitorio - dijo la duende con una sonrisa.

-¿Cómo qué? Pintamos la habitación de ese color porque tu madre le dijo a mi padre que os gustaría - dijo Jasper.

-Me encanta el color de la habitación, pero me gustaría personalizarla, ponerle sentimiento... supongo que lo consultare con mi hermana - dijo Alice encogiéndose de hombros.

-¿Porqué duermes con ella? - pregunto Jasper curioso.

-Nos gusta - dijo Alice con una sonrisa, que aceptara a esa familia no significaba que fuera a decir todas las intimidades de su familia.

-Yo creo que nunca he compartido dormitorio con mis hermanos... - dijo pensativo para luego asentir - No nunca.

-A mi hermana Rosalie tampoco le ha gustado nunca compartir dormitorio - dijo Alice encogiéndose de hombros - Dime Jasper, ¿Qué tiene de interesante este pueblo? - pregunto Alice con una sonrisa comiendo la tostada que se había preparado.

-Realmente... no mucho - dijo Jasper riendo ante la pregunta de la chica - Es un pueblo bastante tranquilo, pero en Port Ángeles hay de todo - dijo con una sonrisa - Si quieres te puedo enseñar cuando vuelva de la escuela el pueblo y podemos ir al centro comercial de Port Ángeles por si necesitan algo - dijo el chico.

-¡Sí! Me parece una idea maravillosa - contesto con una sonrisa.

-Buenos días chicos - dijeron Carlisle y Esme entrando por la puerta de la cocina.

-Buenos días mamá - dijo Alice con una sonrisa como todas las mañanas. La chica sintió la mirada de su madre y reacciono de inmediato - Buenos días Carlisle - continuo.

-Igualmente Alice - le dijo el hombre con una sonrisa.

-Buenos días Esme, papá - dijo el chico con una sonrisa.

-¿Tú hermano ya marchó? - pregunto Carlisle.

-Sí, salió antes de que yo despertara... Alice se encontró con él - dijo señalando a la joven.

-¿Y tus hermanas? - pregunto Esme mirando a Alice.

-Bella continua en la cama, al menos cuando yo me levante era así, Rosalie supongo que igual - dijo encogiéndose de hombros.

-No, yo estoy aquí - dijo Rosalie con voz fría pasando por la puerta, se acerco a darle un beso a su madre y hacerle un gesto con la cabeza a su hermana, pero no menciono palabra.

-¿Vas algún lado? - pregunto Esme al ver que su hija iba con la chaqueta puesta.

-Sí, pedí un taxi para ir al buffet de abogados donde hare las prácticas para informarme bien - dijo la chica de manera indiferente - De hecho me voy ya porque tienes que estar esperándome, adiós - dijo saliendo de la cocina, cuando fue a bajar las escaleras se encontró con su hermana caminando por las escaleras para ir a la cocina. Rosalie se detuvo mirándola por un momento, recordando cómo estaba la noche anterior y un escalofrío recorrió su cuerpo.

-Bella - susurro Rosalie y la mediana de las hermanas la miro con cansancio.

-Buenos días - dijo la aludida tratando de sonreír a su hermana.

-¿Estás bien? - pregunto seria mirando fijamente los ojos de su hermana.

-Sí, solo algo cansada... supongo que no dormí bien... - dijo con un suspiro. Rosalie no contesto simplemente se quedo mirándola. Por su mente pasaron mucho momentos de hace algún tiempo, lo mal que estaba su hermana y que apenas conseguían que saliera de la cama, para ella era toda una alegría el cambio que había hecho aunque después de la muerte de sus abuelos y la lesión en el baile, Bella no volviera a ser la misma.

-Cualquier cosa que necesites me llamas... - dijo Rosalie dándole un beso, pocas veces se veía esa muestra de afecto en Rosalie, pero ella sabía que su hermana lo necesitaba. Bella asintió a la palabras de Rose y está marchó a la vez que Bella entraba en la cocina.

-Buenos días hija - dijo Esme con una sonrisa al verla entrar.

-Hola - dijo en general, pues no tenía ningunas ganas de ser amable.

Desayunaron en completa calma hasta que todos acabaron.

Jasper se fue rápidamente de la casa ya que estaba llegando tarde y Carlisle ya lo estaba riñendo y diciéndole que como sería medico si llegaba tarde a todos lados. Claro que el chico poco le prestaba atención y no paraba de reír, diciéndole que se podría viejo antes de tiempo.

Alice y Bella se fueron a su habitación para hablar de cómo modificarían la habitación. Carlisle y su madre ya les habían dado la autorización, así que no perderían más tiempo.

Carlisle y Esme se encontraban ordenando la casa cuando el timbre sonó, captando la atención de los dos. Carlisle dejó la escoba que tenía en sus manos y fue a abrir para ver de quien se trataba.

Eran su hermano y su cuñada, Eleazar y Carmen. Los dos venían a conocer a la mujer que le había devuelto la alegría al rubio y a las hijas de esta.
Esme y Carmen congeniaron a la perfección y no dejaban de conversar de distintos temas de mujeres, la profesión e hijos. Además Esme le explicó lo que pasaba con Bella y ella, interesada en su situación, se ofreció a ser la que atendiera a la chica mientras vivieran en la ciudad y a ella le pareció bien. Ella era psicóloga, pero su hija necesitaba atención de alguien externa a su círculo personal. Carmen le planteo a Esme el hecho de que a Bella le dieran las pesadillas por las noches cuando durante el día había tenido algún recuerdo que las causaran.

-Tiene y no tiene sentido eso... - dijo Esme con un suspiro mientras le daba un sorbo al vaso de agua que ella misma se había servido - Mi hija a estado mucho tiempo con pesadillas, ataques de ansiedad solo con la mención de mis padres... ahora ya está bien y lo único que espero es no volver a lo que pasamos... - murmuro Esme.

-¿Y no has pensado que tal vez a Bella le levantaría el ánimo volver a bailar? - pregunto Carmen con el ceño fruncido.

-Cuando tuvo la lesión el médico dijo que no podría volver hacerlo... - susurro Esme.

-Deja que el médico de Forks la revise, siempre puedes pedir una segunda opinión... - dijo Eleazar entrando en la sala junto a su hermano.

-Más bien ya sería la cuarta opinión... - dijo Esme dejando ver una pequeña sonrisa.

-No pierdes nada por intentarlo... - dijo Carlisle abrazando a su esposa.

-Lo hablare con ella... - susurro Esme no muy convencida no sabiendo lo que ese comentario podría provocar en su hija.

Hola!

La verdad hacía muchísimo que no publicaba nada y vuelvo por aquí para ver que pasa. Espero que os gusto lo que os enseño y podais decirme vuestras opiniones.