Autor Original: angelicphantomdragon
ID: 5185730
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Nezumi gruñó mientras levantaba una pesada caja de accesorios para colocarla detrás del escenario. Su pelo negro estaba desordenado, y su vestido largo y pomposo le dificultaba mover las piernas mientras trataba dolorosamente el caminar hacia la parte trasera del escenario. Sus cansados ojos grisáceos contemplaron el escenario menos que magnífico mientras un aire frío golpeaba su piel y el silencio nocturno se llenaba con las voces de sus compañeros de reparto. Era 19 de diciembre, y su jefe exigía que hubiese una obra todos los días hasta el día después de Navidad, junto con prácticas diarias que comenzaban tan temprano que algunos de los miembros del elenco decidieron hacer vida en el teatro hasta el final de la obra. Era un calendario escandaloso, pero algunos de los que no tenían hogar lo habían exigido, ya que no tenían una familia con la que estar en Navidad, y el director de Nezumi había decidido que no quería dejar a sus clientes sin hogar. Estaban dispuestos a pagar por su entretenimiento, después de todo.
Normalmente, Nezumi no estaría tan indignado por este extraño horario, pero este año era un poco diferente. Nezumi no pudo contener un inesperado suspiro al pensar en el chico de cabello blanco con ojos rojos y brillantes como rubíes que lo esperaba en casa. Antes de este año, Nezumi vivía solo, y nunca sintió la necesidad de celebrar la Navidad ya que no tenía familia, pero esta sería la primera Navidad de Shion lejos de su madre en Lost Town. Nezumi sintió una repentina oleada de culpa cuando pensó en Shion, solo en la casa durante los siguientes siete días. Nezumi había accedido a ir a casa durante las noches después de preparar el escenario para la próxima práctica, pero no llegaría a casa hasta tarde, y lo más seguro es que Shion estuviese profundamente dormido para cuando llegase.
Nezumi dejó caer la pesada caja en el sitio en el que tenía que estar, y estiró la espalda con alivio. Estaba cansado, y el pesado maquillaje que llevaba puesto realmente había comenzado a hacerlo sudar a pesar del aire frío del teatro. Nezumi podía ver su aliento mientras exhalaba, y el ligero viento en el teatro hizo que su pelo se moviera suavemente hacia atrás y refrescó un poco su sudoroso rostro. El teatro era oscuro y fresco, y el sonido de las voces de los miembros del elenco hacían eco en el teatro, rebotando en todas partes. Nezumi escuchó pasos que se acercaban, y se giró para ver a uno de los muchos miembros desconocidos dirigiéndose hacia él, una sonrisa extendiéndose en su rostro.
"¡Oye, Nezumi! Fue una actuación impresionante, ¿eh? ¡Estuviste realmente genial!" alabó la mujer antes de reírse del rostro inexpresivo de Nezumi.
"¿Qué quieres?" preguntó Nezumi con un tono aburrido que había perfeccionado. Aunque era casi Navidad, eso no significaba que Nezumi tuviese espíritu navideño. En realidad, cuanto más se acercaba la Navidad, más molesto parecía Nezumi con otras personas.
"Ah, Nezumi. Nunca estuviste inclinado a los halagos, ¿eh? Bueno, creo que iré al grano. ¿Conoces a ese chico con el que vives? ¿El del pelo blanco?" preguntó la mujer, alzando una ceja de manera interrogante.
Nezumi se puso rígido, una súbita oleada de cautela golpeándolo. ¿Qué diablos querría con Shion? Por otro lado, ¿cómo iba a saber ella que Shion vivía con él?
Bueno, además del hecho de que Shion algunas veces iría con Nezumi al teatro, pero podrían haber sido fácilmente interpretados como amigos…
"Sí, ¿qué pasa con él?" preguntó Nezumi, haciendo todo lo posible por controlar su cautela, sin molestarse en ser cortés.
La mujer lo miró con recelo por su falta de cortesía hacia una mujer, pero rápidamente se encogió de hombros y sonrió.
"Bueno, verás, tengo una hija que ha estado un poco sola últimamente, y me estaba preguntando si ese chico está soltero. Creo que estaría muy interesado…"
"No lo estaría" gruñó Nezumi, su cautela se transformó rápidamente en enfado. Algo desagradable se removió en su pecho, lo que hizo que quisiera enfurecerse. Ojalá pudiese estar solo UN día sin esta mierda…
La mujer pareció sorprendida, pero se recuperó rápidamente "¿Estás seguro? ¡Creo que estaría realmente feliz con ella!"
"Estoy bastante seguro, gracias" gruñó Nezumi, su voz comenzó a volverse profunda e irritada. Con la repentina tensión rodeando a Nezumi, solamente un idiota pensaría en quedarse en su presencia.
Claramente, esta mujer era una de esas idiotas.
"¿Le preguntarías al menos?" preguntó la mujer amablemente, sin siquiera darse cuenta del tono molesto de Nezumi.
Antes de que Nezumi pudiese responder, el director palmeó ruidosamente, sorprendiendo a Nezumi en su respuesta.
"¡De acuerdo, salvajes! ¡Voy a cerrar, así que si no os vais a quedar esta noche, entonces a vestirse y salir!" gritó con su desagradable voz, y Nezumi no pudo evitar el agradecerle al hombre silenciosamente por la interrupción.
"Oh, creo que eso significa que deberías irte. Esperaré una respuesta completa mañana por la mañana" dijo la mujer, y con un movimiento de su pelo, se dio la vuelta hacia otro lado y se alejó, sus faldas ondeando con la suave brisa.
Nezumi suspiró, su anterior estado de ánimo bastante empañado por ese encuentro. ¿Esa mujer ni siquiera sabía el nombre de Shion y estaban dispuesta a ofrecerle a su hija? Personas como esa enfermaban a Nezumi.
Cabreado, Nezumi se dirigió a los camerinos para cambiarse. Debido a que era tan popular entre todas las obras que había hecho, a Nezumi le ofrecieron su propio vestidor en el espacioso pero deteriorado teatro. No era mucho, pero tenía todos sus trajes y maquillaje, y le tenía mucho espacio para conservar algunos accesorios. Encendió algunas velas y se puso su ropa normal antes de recoger su pelo en su coleta de siempre y quitarse el pesado y cargante maquillaje. Se percató de algunos de los bastones de caramelo que uno de sus muchos admiradores le había enviado y se metió algunos en el bolsillo antes de partir hacia su casa.
Los pensamientos de Nezumi involuntariamente comenzaron a ir a la deriva Shion mientras salía del teatro y entraba en el aire frío de la noche. La nieve brillaba a la suave luz de la luna cuando Nezumi pasó apresuradamente por la brillante y destrozada acera de camino a casa. Shion seguramente estaría dormido ya, pensó Nezumi mientras pasaba los trastos viejos que se habían congelado en esa fría noche de invierno. Nezumi podía decir que era cerca de la medianoche, pues no había prácticamente nadie en las calles, e incluso los animales que generalmente se encontraban cavando en la basura, dormían profundamente en sus propias casas.
Otra repentina punzada de culpa golpeó a Nezumi al pensar en Shion, solo en su casa. Nezumi suspiró, su aliento se volvió blanco en el aire, y sacudió su cabeza, tratando de librarse de esa culpa. No valía la pena sentirse mal por las circunstancias. Nezumi necesitaba ganar dinero de alguna manera. Y estaba bastante seguro de que Shion lo entendía. Sin embargo, mientras camianaba más y más entre la resbaladiza y quebrada acera, los latidos de su corazón solo empeoraban las cosas. Cuando llegó a la puerta de su casa, Nezumi se sintió helado y preocupado, y eso lo hizo sentir enojado.
"¿Por qué estás tan preocupado por esto?" murmuró Nezumi para sí mismo mientras buscaba sus llaves, sus fríos dedos tocaron torpemente el anillo de sus llaves y los bastones de caramelo que había guardado antes "No sirve de nada sentirse culpable, es inevitable"
Pero esta es la primera Navidad de Shion solo, el pensamiento sin piedad le asaltó mientras abría la puerta y entraba a la cálida casa. Shion había encendido un fuego en el hogar, haciendo que la casa se sintiese cálida y agradable. Nezumi no pudo evitar una pequeña sonrisa cuando vio el patético árbol de "Navidad" que Shion había encontrado creciendo alrededor del hotel de Dogkeeper. Nezumi recordó como Shion insistió que Nezumi le ayudase a desenterrarlo y colocarlo en un cubo viejo y sucio para llevarlo a casa. Ni siquiera era un árbol de Navidad, solo un joven pino que milagrosamente había podido echar raíces en el suelo rocoso de alrededor del derruido hotel.
"¡Todos necesitan un árbol de navidad en Navidad!" había dicho Shion felizmente mientras enganchaba conos en el pino y bellotas que había encontrado y los colocaba en el árbol como adornos.
Ahora el árbol estaba casi marchito al lado de la chimenea, sus agujas de color marrón cayendo en varios lugares del suelo. Normalmente, Nezumi estaría molesto por el desastre, pero el olor a pino que flotaba por toda la casa era lo suficientemente agradable como para hacerle ignorarlo.
Nezumi se quitó los zapatos y guantes antes de caminar hacia el sofá donde Shion estaba acostado, profundamente dormido. Su pelo blanco era un desastre en su cabeza, haciéndolo lucir lindo y juvenil a la luz del fuego. De repente, notando la suavidad, Nezumi no pudo evitar llevar una mano a los suaves mechones de Shion y acariciarlo amorosamente. Los párpados de Shion se agitaron antes de sonreír suavemente mientras dormía y apretase más el abrigo entorno a sí mismo. Nezumi sonrió suavemente por el chico dormido, y cogí una mantade lana del respaldo del sofá y la envolvió alrededor del chico de pelo blanco. Nezumi se enderezó y fue al baño para lavarse y ponerse la ropa para dormir. Pero mientras caminaba hacia el dormitorio, otra oleada de culpa se estrelló contra él.
"¡Arg!" gruñó Nezumi, y se sentó en la cama. Colocó la cabeza entre sus manos y suspiró, su anterior humor relajado estaba oficialmente jodido, dando paso a sentimientos incómodos. ¿Por qué narices sentía tanta culpa? No es como si realmente quisiese ir a la actuación de Navidad, pero ahora que tenía a Shion en la casa con él, necesitaba dinero para mantenerlos a ambos comidos y vestidos. Si Shion necesitaba alguien con quien celebrar la Navidad, siempre podía ir a casa de Doogkeeper y pasar el rato con Rikiga.
A pesar de todas esas opciones, Nezumi no podía evitar el sentirse mal. Derrotado, Nezumi simplemente se acostó en su cama, son molestarse en cambiarse de ropa. Necesitaba levantarse pronto, de todos modos.
Nezumi sintió algo delgado y duro presionado contra su pierna, y, confundido, se sentó y buscó en sus bolsillos. Sacó los bastones de caramelo y los miro. ¿Por qué los trajo? No lo sabía. No tenía intención de comérselos, así que quizás se los daría a Shion por la mañana…
Con un repentino estallido de ingenio, parecido a un puñetazo en el estómago, Nezumi tuvo una brillante idea. La emoción llenó sus venas, prácticamente haciéndolo saltar de la cama para poner en acción su maravilloso plan antes de que pudiese reflexionar sobre lo estúpido de su idea.
Shion bostezó y estiró sus doloridos músculos cuando la suave luz de la mañana saludó sus ojos soñolientos. La visión todavía borrosa por el sueño, frotándose los ojos, solo para encontrar una manta de lana enredada en sus piernas. Shion frunció el ceño. ¿Cómo llegó esa manta ahí…?
Originalmente, Shion tenía la intención de permanecer en el sofá hasta que Nezumi llegara a casa para saludarlo, pero debió de haberse quedado dormido, porque era de mañana y Nezumi ya no estaba. Shion sintió una repentina punzada de tristeza por haber perdido la oportunidad de hablar con Nezumi, pero intentó no pensar en ello. Nezumi necesitaba ganar dinero, después de todo.
Fue entonces que levantó la cabeza hacia el pequeño árbol de "Navidad" para encontrar algo debajo de él. Confundido, Shion se levantó y se acercó al marchito árbol, solo para encontrar una vista sorprendente debajo de las hojas doradas. Bastones de caramelo y una nota de Nezumi yacían entre las hojas caídas. Curioso, y un poco halagado, Shion recogió la carta y la leyó en voz alta:
Shion,
Como no puedo estar allí para el día de Navidad, decidí probar algo. En lugar de estar allí el día de Navidad, decidí darte algo de "Siete días de Navidad". Así que sí, espero que te guste.
Nezumi no lo firmó pero Shion no se sorprendió. Este era Nezumi, después de todo. Shion recogió los bastones de caramelo, una cálida y confusa sensación repentinamente amenazó con desbordar su pecho. Así que pensó en mí, pensó Shion, una sonrisa tirando de sus mejillas. Sostuvo el caramelo cerca de su pecho, esos cálidos sentimientos le hacían querer llorar.
Un chillido hizo que Shion mirase tras él. Cravay, la rata, estaba intentando llamar su atención, y con una ola de pánico, Shion lo recordó. ¡Llegaba tarde a su trabajo con Doogkeeper! Rápidamente se vistió y salió corriendo por la puerta, mientras agarraba los dulces que Nezumi le había dado.