Autor Original: angelicphantomdragon

ID: 5185730

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Shion se movió cuando la luz del sol le golpeó en los ojos, y sonrió cuando abrió los ojos para encontrar a Nezumi durmiendo junto a él, acunando fuertemente a Shion en sus brazos mientras dormía. Shion podía sentir la calidez que irradiaba del pecho desnudo de Nezumi y sentir el aliento de este agitar los mechones de cabello que tocaban su boca. Era tan diferente, poder tener a Nezumi acostado junto a él después de tanto tiempo sin él, incluso en la casa. Era aún más salvaje cuando Nezumi estaba dormido, algo raro ya que Nezumi normalmente era la primera persona en levantarse.

Nezumi gruñó suavemente mientras despertaba, parpadeando ante la vista poco común de la luz del sol golpeando sus ojos, y la vista aún más desconocida de un Shion desnudo que yacía a su lado. Una avalancha de recuerdos de la noche anterior lo golpeó como un tren de carga, y contempló los chispeantes ojos rojos de Shion, sonriendo. Por primera vez en bastante tiempo, Nezumi se sintió enteramente completo, y abrazó a Shion más, ganándose una ligera risa del chico de pelo blanco.

"Buenos días, Nezumi" murmuró Shion contra el pecho de Nezumi y este quiso reír mientras la ligera respiración de Shion le hacía cosquillas.

"Buenos días, Shion" respondió Nezumi, y Shion alzó la mirada hacia él, una sonrisa feliz en el rostro. Ambos muchachos se quedaron en silencio durante un rato, sonriendo y disfrutando de la compañía mutua mientras la luz de la mañana seguía calentando la fría casa. Nezumi lanzó un rápido vistazo por la ventana y vio que, de hecho, había nevado la noche anterior, mientras una capa de nieve blanca y densa cubría las aceras y las calles. Los niños se reían mientras corrían, teniendo peleas de bolas de nieve y haciendo tontos ángeles en esta mientras sus padres miraban desde lejos, algunos bebían café que humeaba en el frío aire.

El repentino y gutural rugido de estómago de Shion cogió a Nezumi con la guardia baja, y se rio mientras el rostro de Shion pasaba a tener un color rojo brillante.

"Voy a prepararnos algo de comer. Vístete y reúnete conmigo en la cocina" dijo Nezumi, y después de darle un rápido beso a Shion en la frente, se levantó, se vistió y se dirigió a la cocina.

Shion bostezó ampliamente e intentó levantarse, solamente para caer sobre la cama de nuevo cuando un fuerte dolor en su trasero estalló. Shion intentó desesperadamente no gruñir de dolor mientras su parte baja casi gritaba con agonía, y lentamente intentó levantarse de nuevo. El dolor no fue tan malo esta vez, pero aún dolía muchísimo cuando Shion se inclinó para recoger su ropa, que había doblado pulcramente en la mesita de noche la noche anterior.

Para cuando Shion llegó a la cocina, Nezumi ya había terminado de preparar la avena del desayuno, adivinó Shion por el olor. Nezumi echó un vistazo a Shion y frunció el ceño antes de apuntarle con la gran cuchara de madera.

"Te duele, ¿verdad?" preguntó Nezumi mientras Shion se sentaba en el taburete, haciendo una mueca por el dolor en su trasero.

"Solo un poco" admitió Shion, y Nezumi se acercó a él, con una arruga preocupada en sus ojos. ¿Había sido demasiado brusco con él anoche?

"Pero puedo manejarlo" dijo Shion rápidamente, notando la incomodidad en Nezumi.

"¿Estás seguro?" preguntó Nezumi, todavía preocupado.

"Sí" dijo Shion y sonrió a Nezumi "Prepárame un cuenco. ¡Me muero de hambre!"

"De acuerdo…" dijo Nezumi, todavía inseguro mientras se acercaba a la pequeña olla. Se preparó a sí mismo y a Shion un cuenco y comieron en silencio, la paz flotando en el aire como una suave manta que rodeaba a los dos chicos.

"Entonces, Nezumi, ¿dónde encontraste esas cosas? Nunca lo he visto en ninguna tienda en la que he estado antes" preguntó Shion a través de un bocado de avena. Nezumi levantó sus cejas con confusión.

"¿Qué cosas?"

"Ya sabes, esa cosa que pusiste en tus dedos"

"Oh, el lubricante" dijo Shion y entonces sonrió.

"La verdad es que no lo recuerdo. Lo tengo desde hace tiempo. Esas cosas son difíciles de encontrar por aquí, seguramente esa es la razón por la que no lo has visto en ninguna de las tiendas" dijo Nezumi, y cogió otra cucharada de avena de harina.

Shion reflexionó sobre esto durante un momento "Pero si es tan difícil de encontrar, entonces, ¿por qué lo tienes?"

Nezumi no respondió, solo siguió comiendo su avena mientras una tonta sonrisa se formaba en sus labios.

Una vez que terminaron, Shion se dirigió hacia la sala de estar y el corazón de Nezumi palpitó con ansiedad. ¿Cómo respondería Shion cuando no encontrara nada debajo del árbol…?

"¡Nezumi, ven a ver!" gritó Shion, emocionado, desde la sala de estar, y Nezumi, con el corazón palpitando, lentamente se dirigió a la sala de estar, temiendo lo peor.

En cambio, sus ojos contemplaron una magnifica visión.

El árbol parecía estar en plena floración, su tronco marrón, marchito y fuerte, y un conjunto completo de hojas verdes brillantes cubriendo cada rama. Pero lo más maravilloso de todo eran los adornos rojos y verdes que decoraban el árbol, junto con una estrella dorada que coronaba el árbol. Nezumi estaba confundido, y pensó en cómo esto podría haber pasado.

Las ratas dieron un ligero chillido a su maestro y Nezumi se volvió para verlas dispersarse en diferentes direcciones por toda la casa. Nezumi no pudo evitar reírse suavemente de sus pequeños compañeros, sabiendo muy bien que estaban a la altura de todo misterio, y se volvió hacia Shion, que miraba al árbol con asombro.

"Me pregunto cómo mejoró tanto de la noche a la mañana" se preguntó Shion en voz alta y tocó los adornos. Shion miró a Nezumi, una brillante sonrisa en su rostro mientras sus ojos brillaban de felicidad.

"¿Conseguiste estos adornos, Nezumi?" preguntó Shion, y Nezumi se sonrojó. No, no lo había hecho, pero si conocía a sus ratas correctamente, lo habrían hecho parecer como que se las había dado a Shion. Sin cuestionarse donde habían conseguido los adornos brillantes las ratas, sonrió y asintió.

"¡Muchas gracias, Nezumi!" gritó Shion con felicidad, y abrazó a Nezumi, casi derribándolo por la emoción.

"Hey, la pasada noche nevó. ¿Quieres salir fuera y echar un vistazo?" preguntó Shion después de que hubiese desenganchado sus brazos de alrededor de la cintura de Nezumi.

"Claro" dijo Nezumi y agarro su abrigo cuando Shion cogió el suyo.

Caminaron hacia el aire frío y casi tuvieron que entrecerrar los ojos ante la visión. La nieve era cegadoramente blanca debido a los brillantes rayos del sol, y el cielo era claro y azul. Era un día verdaderamente hermoso. Nezumi lo miró con asombro, la vista era un alivio bienvenido desde el interior del teatro.

"¡Nezumi, agáchate!" gritó Shion mientras hacía una bola de nieve y se la arrojaba a Nezumi. Incapaz de responder lo suficientemente rápido, Nezumi fue recompensado con una gruesa bola de nieva en la cara.

Shion se rio mientras Nezumi se quitaba la nieve y le miraba con los ojos entrecerrados. Nezumi lo fulminó con la mirada, y Shion dejó de reírse. Durante un momento. Shion pensó que Nezumi estaba enfadado con él.

Es decir, hasta que Nezumi cogió un montón de nieve y comenzó a formar una bola, una sonrisa malvada extendiéndose sobre su rostro.

"¿De verdad quieres seguir por ahí?" preguntó Nezumi con voz profunda, y antes de que Shion pudiese siquiera correr, Nezumi le lanzó la bola de nieve, golpeando a Shion directamente en el hombro.

"¡Hey, nosotros también queremos jugar!" Nezumi y Shion escucharon a algunos niños quejarse, y se giraron, viendo a Karan y su hermano corriendo hacia ellos, bolas de nieve listas. Nezumi sonrió con esa sonrisa maníaca y se inclinó para coger otra bola de nieve, empezando con la pelea.

No fue hasta la noche que todos comenzaron a sentirse cansados, y Shion y Nezumi se sentaron el uno al lado del otro en la nieve mientras los niños cercanos hacían ángeles en la nieve, riéndose para sí mismos.

"Me divertí hoy, Nezumi" dijo Shion, su brazo rozándose contra el de Nezumi mientras descansaba con cansancio su cabeza en el hombro de Nezumi. Este llevó su mano a la cabeza de Shion y le palmeó el pelo – el mismo color que la nieve en los gruesos guantes negros de Nezumi.

"Yo también" dijo Nezumi suavemente mientras los niños se despedían y se dirigían hacia su casa. El sol estaba empezando a ponerse, y el cielo estaba pintado de un naranja oscuro cuando el sol daba paso a la noche, haciendo que la nieve resplandeciera de un color suave.

"Deberíamos ir a casa también" dijo Nezumi después de un momento de ver la puesta de sol, y se levantó. Le extendió una mano a Shion, y este la tomó, solamente para que Nezumi tirase fuerte de él, terminando contra el pecho de Nezumi.

El impacto fue un poco fuerte, pero una mirada a los ojos de Nezumi y Shion podía saber que lo hizo a propósito.

"Shion" murmuró Nezumi, sus ojos grises suavizándose. Su mano enguantada se acercó a la mejilla de Shion y trazó la cicatriz de este suavemente con el pulgar.

"Nezumi, te amo" dijo Shion mientras Nezumi se inclinaba para besarlo.

Nezumi hizo una pausa y lo miró, su corazón se llenó de una emoción abrumadora cuando sus ojos se encontraron con los de Shion.

"Yo también te amo" murmuró Nezumi y besó a Shion tiernamente mientras el sol se ponía completamente, los últimos rayos de luz naranja atrapados en el cabello blanco de Shion antes de que la dulce oscuridad se asentara sobre la tierra.