Notas: Después de la batalla del Santurio.


"No lo entiendo, ¿sabes?" Shaka suspiró. Alzó la mirada al cielo, el día estaba claro y limpio, ninguna nube a la visa. "Y lo peor del caso es, que no puedes contestar mis preguntas, mucho menos, dar ninguna explicación."

Shaka tenía algo de tiempo parado, hablando a la tumba que se encontraba cerca de sus pies. No vestía la armadura, por alguna razón se le había antojado poco apropiado. Él seguía siendo un caballero de Atena, él que había abierto los ojos en más de una forma.

"No lo entiendo," volvió a repetir. "Y para serte franco, no te entiendo. Nunca lo hice." Era fácil admitirlo ahora, ahora que aquel que descansaba en la tierra, bajo una loza de mármol no podía contestarle nada. Shaka sacudió la cabeza, "Me han designado como el caballero más cercano a los dioses, y sin embargo, jamás me dí cuenta de lo que ocurría bajo mis propias narices. Hasta que casi fue demasiado tarde."

Shaka se arrodilló y puso una mano sobre el mármol, con cuidado trazó con los dedos el nombre de aquel hombre. "Pero tú lo sabias y nunca dijiste nada." Inhaló profundo y soltó el aire de la manera que solía hacerlo durante sus meditaciones. Repitió el ejercicio tres veces. "Si bien es cierto que los acertijos me agradan, me temo que este no es de mi gusto. Por que tú eres el que tiene la respuesta, y ahora estás callado, guardas el silencio de los muertos y no puedes contestar mis dudas."

Shaka fijó los ojos en el nombre grabado en el mármol, como si con eso pudiese lograr que aquel que dormía el sueño eterno le pudiese contestar. "Nunca nos llevamos bien, eras arrogante y orgulloso. Pero supongo que a tus ojos, yo era el arrogante. Y ahora solo tengo dudas y preguntas sin respuestas."

Shaka cerró su puño y dio un golpe a la tierra. "Maldita sea Afrodita, ¿qué es lo que te hacía estar tan seguro de Saga? ¿Qué te hizo seguirlo hasta la muerte?" Tratando de calmarse, alzó la vista al cielo, vuelve a repetir los ejercicios respiratorios que está acostumbrado ha hacer durante su meditación, hasta que logrado eliminar la ira. Solo entonces volvió la mirada a esa tumba. "No voy a pretender entender tu devoción, si bien es cierto que ya también creía en el Patriarca, me dí cuenta de mi error, ¿por qué tu no? ¿Qué necesidad tenías de morir, cuando Atena te hubiese perdonado?"

Shaka no supo más que decir por varios momentos, así que simplemente se mantuvo en silencio observando la tumba de aquel que representaba su opuesto astrológico. Se le antojó irónico que en este momento, no podían ser más opuestos: uno vivo y el otro muerto. "Espero que estés contento," murmuró cansado. "Por que ahora, estás en mi mente más de lo que alguna vez lo hiciste en vida. Te volviste un acertijo, uno que no voy a poder resolver. Por más que medite, que piense y trate de entender el por qué de tus acciones, no tendré la respuesta correcta." Guardó silencio un rato, sin apartar la vista de esta tumba frente a él. "Me hubiese gustado conocerte mejor, por que ahora me pregunto si las cosas hubiesen sido diferentes si hubiésemos sido amigos. Tal vez no, tal vez si. De igual forma, siento que fallé." Sacudió la cabeza. "Estoy seguro que tendrías algo que decir en cuanto a eso, lo llamarías arrogancia de mi parte, supongo. De igual forma, te lo digo, debí haber hecho algo, debí haber sospechado algo, pero nunca lo hice. Y ahora tú estás muerto."

Pasó los dedos sobre el nombre inscrito en el mármol una vez más, y después de unos momentos, Shaka se volvió a poner de pie, dispuesto a regresar a su templo y a sus meditaciones. "Espero que al menos encuentres la paz, y quien sabe, tal vez seamos buenos amigos en la próxima vida."

Se dio la vuelta y comenzó a encaminarse de nuevo a los templos, dejando atrás – por el momento – esa tumba silenciosa de el caballero que nunca pudo entender. Y ahora, nunca lo haría.


AN: Espero que la historia les guste hasta ahora, sientanse libres de dejar un comentario si gustan.