Notas: Antes del canon establecido.
"...Y si necesitas algo, díselo a Piscis," El Patriarca señaló al Caballero a su izquierda, quien inclinó la cabeza una vez. "Él se encargará que tengas lo que necesitas."
Shaka asintió con la cabeza, "Gracias, honorable Patriarca, así lo haré."
El Patriarca asintió, alzo la mano y dijo, "Entonces, Caballero de Virgo, sé bienvenido al Santuario, de ahora en adelante, tu misión, como la de todos aquí es velar por esta tierra. Puedes retirarte, la cena no será pronto, pero si tienes hambre, te enviaré algo."
"Se lo agradecería, honorable Patriarca." Una vez más, Shaka inclinó la cabeza. Para esto, el Caballero de Piscis se había retirado del lugar en el que se encontraba, para llegar a su lado.
"Así será entonces, ve y descansa."
Shaka inclinó la cabeza por ultima vez, y se dispuso a seguir al caballero de Piscis. El caballero de Piscis era más alto que él, también era un joven muy guapo. No hablaron mientras salieron del Templo del Patriarca, ni cuando bajaban las escaleras.
"Las rosas tienen un aroma hermoso," Shaka dijo al fin, justo cuando se acercaban al jardín de la salida de Piscis.
Afrodita volteó, tenía el rostro fruncido, "Si, lo tienen. Pero una advertencia, no entres al jardín a menos que quieras morir, su aroma te matará."
La sorpresa hizo que sus ojos se agrandaran, "De verdad?"
"Así es, es una de las armas de Piscis. Parte de mi arsenal. El aroma te va debilitando hasta matarte, por que estas rosas están cargadas de veneno."
"Oh," eso le dio un poco de tristeza, que algo tan hermoso fuera una arma mortal. "Gracias por el aviso." Shaka dudó por un momento, pero se detuvo a ver las rosas mientras se movían ligeramente con el aire. Afrodita se había detenido unos pasos enfrente. Shaka reasumió su caminata, "Sería posible tener otra sábana? El clima es diferente, y aún no me acostumbro."
"Claro, no debería haber ningún problema," Afrodita le contestó mientras cruzaba la casa de Piscis. "Algo más?"
"Una manzana, si no hay problema. Mientras espero la comida que el Patriarca ha prometido."
"No hay problema, ahora, tendrás que seguir a tu casa. Yo buscaré lo que me has pedido, y cuando lo tenga, te lo llevaré yo mismo."
Shaka asintió, "Te lo agradecería, Caballero de Piscis."
"Dime Afrodita, ahora somos hermanos en armas. Deja 'Caballero' para ocasiones formales. A mi no me molesta que me llames por mi nombre."
"Si así lo deseas, honoraré tu decisión. Te ofrezco la misma cortesía, llámame Shaka."
Afrodita asintió. "Así lo haré, ahora iré a buscar lo que has pedido."
"Muchas gracias Afrodita," Shaka contestó y comenzó a caminar a su casa. Se presentó ante los Caballeros que ya estaban en sus casas. Se hubiera puesto a meditar, pero sería descortés con Afrodita y con el Patriarca.
Afortunadamente, Afrodita no tardó mucho. Llegó unos quince minutos después, con una cobija y una sábana, y una pequeña bolsa de manzanas. "Te traje extra," Afrodita dijo enseñandole las cosas. "Es mejor que tengas más y no que te quedes con hambre o frío."
Shaka sonrió, "Muchas gracias, Afrodita."
Afrodita le devolvió la sonrisa, "Bienvenido al Santuario, Shaka de Virgo." Con eso, Afrodita se marchó, dejando atrás un fuerte aroma de rosas.