Capítulo 31: Por Siempre
POV Edward
— Abrochen sus cinturones. En diez minutos aterrizaremos en Londres, Inglaterra — Oí la voz de la azafata.
En cuanto estuve en el aeropuerto, corrí desesperadamente de un lado para otro buscando un taxi que pudiera llevarme al lugar en el que Bella había comprado la casa (según me había dicho Alice). Claro que Emmett no se me perdía ni un solo segundo y corría detrás de mí con una velocidad impresionante.
Ambos llevábamos una sonrisa desesperada en nuestros rostros pensando que nuestras vidas volverían a tener sentido en el momento que Bella y Rosalie volvieran con nosotros y aceptaran nuestras disculpas. Algo me decía que todo esto iba a terminar bastante bien.
Yo más que nadie sabía que mi Bella podía llegar a ser una mujer muy obstinada y orgullosa, cabía la posibilidad de que en cuanto me vea en el umbral de su puerta, ella quedara completamente pasmada y cierre la puerta en mis narices. También sabía que, ella no me iba a perdonar con la primera explicación que le diera, pero no por eso me rendiré ni dejaré que ella se aleje de mí.
La casa que Bella había comprado estaba situada a veinte minutos del aeropuerto, por lo tanto no nos tomó mucho tiempo llegar y en cuanto a mí, estaba muy ansioso por volver a verla de nuevo. Me moría de ganas por explicarle todo, más que nada, por tenerla de nuevo en mis brazos y demostrarle que todo el amor que decía que sentir por ella, todavía existía y nunca se esfumaría.
Emmett y yo corrimos hacía la puerta de madera, no decidíamos quién de los dos debía tocar el timbre y lo decidimos mediante una lucha de pulgares, probablemente la más corta que he tenido en mi vida porque ninguno de los dos nos podíamos concentrar y me fue muy fácil ganarle.
Estaba demasiado nervioso, hasta la última parte de mi cuerpo temblaba de anticipación. Acerqué mi dedo hasta el timbre sintiendo como esta última parte estaba más tensionada que las demás. Sin darle más vueltas al asunto, presioné el botón y solté todo el aire que estaba aprisionado en mis pulmones. Escuché unos pasos que se acercaban a la puerta con a una velocidad normal pero que a mí me parecía terriblemente lenta, las ganas de tener a Bella en mis brazos estaban acabando con mi paciencia y deseé ser yo mismo, quien tirara abajo ese obstáculo que nos separaba.
— No te preocupes Rose, yo veré quién es — Escuché la voz de Bella del otro lado de la puerta y no pasó mucho tiempo para que ella y yo quedáramos frente a frente.
Tan pronto como me vio, ella frunció el ceño y luego me miró con odio — ¿QUÉ HACES AQUÍ? — Dijo en tono intermedio normal, casi se asemejaba a un grito pero yo preferí creer que no era así, tal vez solo estaba haciéndome falsas ilusiones.
Rosalie apareció detrás de ella — ¿Qué sucedió, Bella? ¿Por qué…? — Dejó su pregunta inconclusa en el instante que vio a Emmett detrás de mí.
Ni ellas, ni yo pudimos decir algo más porque Emmett se adelantó. Se puso en frente mío y miró a Rosalie directamente a los ojos, demostrándole con esa mirada todo el amor que sentía por ella y al parecer lo notó porque se tuvo que sujetar de Bella para no caerse.
— Solo queremos dos minutos para explicarnos. Si en dos minutos ustedes deciden que sus vidas son mejores sin nosotros… — Hizo una pausa y bajó la cabeza — Entonces nos iremos y no interferiremos en su vida, nunca más.
Bella y Rosalie se miraron en silencio sin estar muy seguras de lo que debían responder durante unos segundos que se hicieron realmente eternos. Mientras Emmet y yo literalmente, nos mordíamos las uñas de los nervios y rogábamos al cielo para que ellas aceptaran.
Mi corazón palpitaba incesantemente, tanto, que llegué a pensar que si Bella no respondía yo sería víctima de un ataque cardiaco por la velocidad tan impresionante con la que se escuchaban los latidos. Miré a Bella tratando de demostrarle todo mi amor en esa mirada, traté de ser tierno y cariñoso, quería decirle todo lo que sentía por ella antes de que me dijera si me quería escuchar. Nuestras miradas estaban cruzadas, ella no sonreía; en lugar de eso tenía una expresión neutral en su rostro aunque después fue desapareciendo para dar paso a una sonrisa de tristeza y unas pequeñas lágrimas que trataban de desbordarse. Deseé tener el poder de leer su mente para saber lo que ella pensaba y a su vez, utilizar eso como ventaja para hacer que ella volviera a mi lado.
Bella asintió en silencio, aún tenía los ojos cristalinos por las lágrimas. Tomó la mano de Rosalie quien miró a Emmett con seriedad — Solo dos minutos… y nosotros dos iremos a la biblioteca — Le dijo con voz dura.
Rosalie caminó con paso firme y Emmett la siguió al mismo ritmo, antes de desaparecer de mí vista me susurró — Buena suerte.
— Sígueme, nosotros hablaremos en el jardín — Dijo Bella con la mirada baja y empezó a caminar delante de mí, hacía donde me había indicado.
Dejé salir un suspiro de alivio.
Llegamos al jardín, en cuanto levanté mi mirada vi que estaba muy bien decorado a pesar de que Bella se había mudado hasta hoy: Daba la impresión de que la casa tenía un pequeño bosque tallado por hermosos árboles y flores, la luz del medio día solo hacía resaltar la belleza del lugar.
Me quedé prácticamente maravillado al ver toda la belleza que me rodeaba pero pareció como si todo hubiera desaparecido cuando fijé mi vista en Bella. Ella era la mujer de mis sueños, la mujer que nunca debí dejar ir y con la que siempre debí ser sincero. Su belleza, no solo física sino también interna, hacía que mi corazón diera un vuelco de felicidad por saber que yo tenía la posibilidad de estar con ella y ese pensamiento solo me hacía ensimismarme más en la idea de que tenía que ganar su perdón, cueste lo que cueste.
Caminamos un par de pasos más y la guié para que se sentara en una pequeña banca de mármol cincelada a la medida para darle un toque romántico al lugar. Ella se sentó delicadamente y dejó caer sus manos sobre su regazo. En eso, el nerviosismo se apoderó de mi cuerpo nuevamente por no saber que decirle y por darme cuenta que el tiempo estaba corriendo. Solo tenía dos minutos para convencerla de estar a mi lado. No debía perder esta oportunidad.
— Así que… Habla rápido. No te queda mucho tiempo y francamente, no me importa el tema del que tengas que hablarme ya que no cambian en nada mis decisiones — Dijo en tono cortante, sin cruzar su mirada con la mía.
Di un suspiro corto, tomé sus manos entre las mías haciendo que ella me mirara; sus ojos todavía estaban anegados en lágrimas que se oponían a brotar por sus mejillas.
— Primero que nada, quiero pedirte disculpas porque estos últimos días no me he comportado como el esposo que mereces y en lugar de eso, te mentí y te engañé… Pensando que eso era lo mejor para ti, para tu bienestar — Dije con un nudo en la garganta.
— No entiendo — Se veía realmente hermosa con su ceño fruncido y tuve que aguantarme las ganas de plantarle un beso en ese mismo instante.
— Te amo Isabella Marie Swan, siempre te amé y nunca dejaré de hacerlo — Las lágrimas con las que tanto había luchado Bella para que no hicieran acto de presencia, aparecieron sin ninguna advertencia, rodando lenta y silenciosamente por sus mejillas. Solté una de sus manos para limpiar con mi pulgar una de las lágrimas que se estaba escapando — No llores, preciosa — Dije tratando de calmarla.
— NO… ¿POR QUÉ ME HACES ESTO?... NO QUIERO QUE JUEGUES MÁS CONMIGO ¿NO TE DAS CUENTA DE TODO EL DAÑO QUE ME HACES? — Me gritó poniéndose de pie en un salto, al mismo tiempo que se soltaba de mis manos y empezaba a secar sus lágrimas con mucho dolor en su rostro.
Corrí hasta donde estaba ella — No te estoy mintiendo.
— ¿Y CÓMO ESTOY SEGURA DE ESO? TU MISMO DIJISTE QUE ME HABÍAS ENGAÑADO Y MENTIDO. A ESTE PUNTO, NO SÉ CUANDO ESTÁS DICIENDO LA VERDAD — Me dio la espalda, supuse que ella no quería que yo la siguiera viendo llorar y sinceramente, me partía el alma verla en ese estado, siendo consciente de que yo era el culpable de sus lágrimas.
La tomé del brazo suavemente — Bella, déjame explicártelo todo — Susurré y pegué mi pecho a su espalda, aspirando su aroma.
Ella, de nuevo, asintió en silencio y ambos volvimos a sentarnos en aquella banca que parecía estarla relajando, junto con el paisaje que teníamos frente a nosotros. Tomé aire para darme el valor de decirle todo. Así sucedieron cerca de diez o quince minutos en los que desnudé mi alma al completo, contándole lo que había pasado con Tanya y lo mucho que sufrí al actuar de la manera en la que lo hice. Se me cerró la garganta en un par de ocasiones, de solo recordar todo el dolor por ver sus lágrimas rodando por sus mejillas.
Bella me miraba sin decirme ni una sola palabra, parecía en estado de shock. Al menos eso pasó por un par de minutos, hasta que ella pudiera gesticular las palabras.
— Pudiste comentarme algo o darme siquiera una pista de la trampa que nos estaba tendiendo Tanya — Dijo con la mirada baja y a penas en un murmullo.
— Yo… No pude… Simplemente no podía — Titubeé. Acuné su rostro en mis manos — Me aterraba la idea de que Tanya te hiciera daño, prefería mil veces alejarte ir. Luego pensé en decirle a Jasper, él lo coordinó todo y… Bueno, e l resto ya lo sabes — Terminé.
La mirada de Bella estaba pensativa, parecía como si algo le estuviera impidiendo creer que lo que yo le decía era completamente cierto. Solamente me quedé en silencio mientras le daba tiempo a ella de que digiriera la información que yo le había dado y cuando creí que era el momento prudente.
— Temí por ti y por tu seguridad, por esa razón actúe de la forma en la que lo hice: Frío, prepotente y orgulloso; la clase de persona que tú odias… Solo con el propósito de que tú te alejaras de mí y salieras menos lastimada… No dejo de pensar en que me equivoqué porque pude tomar otras decisiones. Sin embargo, actúe por el impulso: Me dijeron que estarías en peligro y yo no pensé en nada más que no fuera tu seguridad.
A cada momento la miré a los ojos, sé que los de ella estaban afligidos. Unas pequeñas lágrimas se asomaban por cada uno de ellos y, para este momento, yo también debería estar con los ojos colmados de lágrimas. Solo quería que ella viera la sinceridad en mis palabras y lo mucho que significaba en mi vida, es más, quería que ella se diera cuenta que toda mi vida giraba en torno a ella y que no estaba dispuesto a perderla por nada en el mundo.
Bajé la cabeza un segundo — También fue mi culpa que Rosalie y Emmett se separaran. Riley no quería ver a Rose con Emmett, les iban a hacer daño — Suspiré. Ella no dijo nada, simplemente se quedó pensativa.
Aproveché también esa oportunidad para volver a decirle todos los sentimientos que ella inspiraba en mí, toda la libertad, la paz, la alegría y sobretodo el amor que experimentaba cuando ella estaba a mi lado, no tenían precio.
— Haré lo que sea necesario para que vuelvas a Forks conmigo, Bella. Quiero que volvamos a ser el matrimonio que éramos antes, que sigamos con nuestra historia y vivamos juntos por siempre — Dije a lo último.
Bella miró nuestras manos unidas, suspiró lentamente y luego clavó su vista en la mía — Yo… También quiero estar contigo, Edward — Dijo con una sonrisa leve.
No me tomé el tiempo de analizar sus expresiones faciales, estaba demasiado concentrado en sus palabras: Sentí que mi corazón daba un vuelco cuando la escuché decir que quería regresar conmigo a Forks e instantáneamente me puse de pie y me acerqué hasta ella para estrecharla entre mis brazos.
Estaba conteniendo la emoción de que toda mi vida volvería a ser perfecta, volvería con mi familia y Bella estaría a mi lado como debió ser siempre; nuestros amigos también estarían con nosotros y solo esperaba que Rosalie pudiera perdonarme por el mal sabor de boca que le hice pasar al separarla de Emmett.
Bella puso sus manos sobre mi pecho y me apartó lentamente. Traté de mirarla pero noté que ella tenía la mirada baja y que en mi rostro había una expresión de confusión total y no era para menos — ¿Qué está pasando? — Me pregunté una y mil veces mentalmente. Mi cuerpo estaba desesperado por no obtener una respuesta e hice que Bella me mirara nuevamente, tomando su mentón para que levantara su cara.
— Yo quiero volver a Forks… Pero… No ahora… Ni contigo — Dijo con los ojos rebosantes de lágrimas y tartamudeando.
Me quedé helado cuando escuché sus palabras y, lentamente, volví a dejarla en el suelo. Caí de rodillas frente a su estómago y levanté mi rostro, sintiendo como las lágrimas también caían por mis mejillas.
— ¿Por qué?... ¿No… No… Me… Crees? — Pregunté con un nudo en la garganta. Que ella no me creyera, era la única explicación que encontraba para que rechazara lo que yo le estaba proponiendo.
— No… No es eso — Se apresuró a contestar y tomó mis manos — Edward, yo confío en ti y creo en todo lo que me dijiste… Si fuera por mí, yo me voy contigo en este mismo instante hasta el fin del mundo.
— ¿Entonces?... No entiendo. Por favor, explícame — A penas y salió un murmullo de mi boca, era tanto el dolor que sentía que no podía ni hablar.
— Me hiciste mucho daño… No confiaste en mí como para decirme lo que en verdad estaba pasando y en lugar de eso, me mentiste diciéndome lo peor que hubiera podido escuchar: No sabes cuánto me dolió pensar que tú no me amabas, que yo solo era un simple juego para ti — Sus lágrimas cada vez caían con más velocidad y sus ojos, al igual que sus mejillas y su nariz se hinchaban por el hecho de que estaba llorando; me lastimaba mucho verla así y saber que yo era el causante de todo esto.
— Nunca fuiste un juego para mí, Bella. Desde que éramos niños, lo que siempre quise fue formar una familia contigo y pasar contigo el resto de nuestras vidas — Me sinceré.
— Exacto, pero, Edward… Te pido que trates de entenderme. No sabía lo que sentía por ti porque tú nunca te mostraste como eras. Hasta apenas unos meses descubrí que te amaba y después rompiste mi corazón diciéndome que todo lo que yo sentía no era correspondido… No quiero volver a sufrir, no quiero que me vuelvas a dañar de ese modo.
— No lo haré — Le aseguré llevando su mano hasta mi pecho — Te daré lo que necesites… Pondré el mundo a tus pies para obtener tu perdón si así lo deseas, mi Bella… Solo dime que volverás a mi lado.
Para ese momento, yo ya estaba de rodillas suplicando por su perdón -como en un momento me imaginé que sería-. Bella estaba sentada en la hermosa banca, sujetando mi mano, la otra limpiaba las grandes lágrimas que salían de sus preciosos ojos chocolate y recorrían un largo camino por sus mejillas sonrojadas.
— Solo necesito tiempo — Dijo soltando mi mano — Quiero quedarme aquí un tiempo y pensar en todo lo que ha pasado… Necesito dejar de ser tan dependiente de ti y recordar por qué te amo. Cuando yo entienda todo esto, volveré a tu lado — Me aseguró con una sonrisa triste.
— Bella… ¿Cuánto tiempo será eso?... Me muero si tú no estás a mi lado… Los necesito — Dije haciendo referencia también a nuestro hijo. Hasta el tiempo que noté como Bella abría los ojos desmesuradamente, no me di cuenta de que -sin querer- había mencionado el otro tema del que tenía que hablar con Bella.
Bella bajó la cabeza y luego fijó su vista en otro lugar del paisaje, quizás estaba contemplando el hermoso resplandor de la luz del sol a través de los árboles. Yo tampoco dije nada porque quería darle su espacio, sabía que ella necesitaba pensar en todo lo que había pasado, esto era muy difícil y no quería que ella lo sintiera más complicado al comportarme como un esposo intenso; así que solo estuve en silencio hasta que ella estuvo dispuesta a hablar.
— No me tardaré mucho… Supongo que solo serán un par de meses, a lo mucho — Dijo al fin. Luego de treinta segundos que se me hicieron eternos.
— Aguardaré por ustedes — Dije completamente convencido mientras la miraba a los ojos.
Los dos volvimos a mirar hacía el horizonte, fijándonos en los rayos del sol a través de los majestuosos árboles y las criaturas del "mini bosque" que corrían alrededor de nosotros. Este silencio que se volvió a presentar, ya no era para nada incómodo ni perturbador, todo lo contrario. Había pequeños momentos fugaces en los que Bella y yo intercambiábamos una mirada que decía, sin necesidad de palabras, todo el amor que sentíamos el uno por el otro. En un instante que yo estaba distraído, Bella tomó mi mano y me hizo verla a los ojos.
— Edward… El bebé que… Que estoy esperando… Es tuyo… — Tomó un suspiro — Vas a ser papá — Dijo en medio del emotivo llanto y con un toque de nerviosismo en su voz.
Abrí los ojos desmesuradamente porque no creí que Bella me confesaría lo del bebé justo en ese momento. Fui perfectamente feliz al oír de sus propios labios que aquel angelito, que todavía no tenía la dicha de conocer, era una parte de mí y de Bella. Me sentí muy emocionado y unas pequeñas lágrimas salieron de mis ojos sin que yo lo calculara, cuando menos me di cuenta ya estaba llorando, incluso más que Bella y entonces, pasé mis manos por mi rostro quitando todas las lágrimas y todo rastro del llanto en mi cara… Pero no podía disimularlo, esa noticia me hacía perfectamente feliz, aunque ya lo sabía; el hecho de que Bella me lo dijera, aumentaba en un cien por ciento mi felicidad.
No respondí nada, me quedé en silencio y bajé mi cara sintiendo una gran sonrisa. Solo quería que ella no viera las grandes lágrimas que estaba derramando a causa de la emoción que esa noticia producía en mí. Pero creo que Bella tomó ese silencio por la peor parte porque en ese mismo instante ella se levantó de su puesto, sin siquiera verme y caminó con paso firme hacia el interior de la casa.
Antes de que ella avanzara más de tres pasos, me adelanté y tomé su brazo con firmeza y delicadeza al mismo tiempo — ¿Ocurre algo malo? — Pregunté en un susurro.
— No sabía cómo reaccionarías ante la noticia. Sé que no quieres un hijo. No tienes que decírmelo, entiendo perfectamente… Solo dejemos lo nuestro hasta aquí y cada uno seguirá con su vida. No pienso obligarte y mucho menos abandonar a mi hijo de ninguna manera — Ella tenía la cabeza baja, sus ojos cerrados y pude ver como una lagrima resbalaba por su mejilla.
Me puse en frente de ella y levanté su cara, viendo sus ojos, las puertas de su alma, las cuales estaban cubiertas por lágrimas — No creí que mi silencio la dañaría tanto — Pensé para mí. No le iba a hacer más daño y me decidí a hablarle con la verdad, sin rodeos: no me iba a separar de ella, ni de mi hijo… Si lo que necesitaba era tiempo, yo estaba dispuesto a dárselo.
— ¿Qué te hace creer que no quiero tener un hijo?... Me has hecho el hombre más feliz del mundo solo al decirme que voy a ser papá, Bella. Eres mi esposa, la mujer de mi vida y a la que amo más allá del infinito ¿Cómo no voy a querer a una personita que se está desarrollando dentro de ti y es fruto de nuestro amor? — Pregunté sonriente.
Acuné su perfecto rostro entre mis manos y ella me abrazó por la cintura, me mostró una sonrisa resplandeciente, sin rastro de temor o inseguridad, parecía que todo había vuelto a ser como hace unas semanas, en las que ella y yo nos amábamos sin importar nada ni nadie y solo queríamos estar juntos. Con la única excepción de que ahora estábamos aún más dichosos por esperar la llegada de nuestro primogénito.
— Pensé que no lo querías, por eso huí… Porque temía que lo rechazaras como lo hiciste conmigo y sabía que no lo soportaría.
— Nunca rechazaría nada que viniera de ti… De nosotros — Dije lo último corrigiéndome.
— De todas maneras, espero que me entiendas… Quiero estar un tiempo a solas, aquí con Rosalie… Si es que Emmett no la convence de regresar con él — Dijo lo último en un murmullo.
— No te dejaré aquí sola — Le respondí en tono sobreprotector.
Bella estaba loca si creía que la iba a dejar quedarse en un país desconocido, durante un tiempo incierto y además en estado de embarazo. Eso no iba a pasar bajo ninguna circunstancia.
— ¿Qué? — Arqueó una ceja.
— Que no te dejaré sola. Puede que Rosalie no se vaya con Emmett pero en caso contrario, no dejaré que te quedes sola. Puedo hacer que Emmet se mude con ustedes o les pido a Alice y Jasper que vengan, incluso llamo a tus padres y les comento la situación… Pero de ninguna forma te quedarás sola aquí y menos en tu estado.
— ¿QUÉ? Edward, estoy embarazada… No invalida… Puedo valerme por mí misma ¿Lo recuerdas? Y apenas tengo unas cuantas semanas de embarazo — Me respondió y su rostro se tornó color carmín por la ira que la invadía.
— Como sea, hablaremos de eso… Tú me importas mucho, quiero tu bienestar y el de mi hijo. Sé que no quieres verme por un tiempo y respeto eso, pero no por eso voy a dejar de preocuparme por ti — Dije en el tono más serio que pude y ella solo bufó pero no me dijo nada, supuse que lo había aceptado por el momento.
Tomé su mano derecha y acerqué su cuerpo hasta el mío, luego pasé mi brazo por su cintura en un acto posesivo por sentirla, me dejé llevar por el delicioso aroma a fresas frescas que desprendía su cabello y me fui acercando lentamente hacía ella sin estar completamente seguro de lo que estaba haciendo… Digo, esto no era como una reconciliación en todo el sentido de la palabra porque ella me estaba pidiendo un tiempo pero no sabía si debía hacer lo que mi cuerpo me pedía a gritos: puede que ella reaccione de la peor manera y se aleje de mí para siempre, como también puede ser que ese intento de acercarme más funcione para ambos y establezca una conexión más fuerte entre ella y yo.
Al pensar en eso, detuve mi acercamiento, estando a escasos centímetros de su boca y me sorprendí cuando ella dio el último paso para acercarnos completamente y unir nuestros labios en un perfecto beso. Poco a poco ella puso sus manos en mi cintura para luego llevarlas hacía mi espalda y finalmente, terminaron en mi nuca; sus dedos jugaban con mi cabello mientras nuestros labios estaban sincronizados en cada movimiento. Quise profundizar el beso y delineé su labio superior con mi lengua a modo de pedirle permiso para introducirla en su boca y ella no tardó en acceder, sentí una pequeña sonrisa en sus labios en cuanto empezamos a juntar nuestras lenguas y éstas, a su vez, comenzaban a danzar juntas.
Sentí ese beso como el primero, estaba muy emocionado y feliz por lo que estaba sucediendo porque quería decir que Bella no me odiaba como yo llegué a pensar en alguna ocasión.
Desgraciadamente, el beso duró poco. Al separarnos para tomar aire, ya no volvimos a juntarnos. Solo nuestras miradas permanecían conectadas mientras el silencio nos acompañaba. Tomé la mano de Bella y le sonreí, solo quería estar con ella y tenía la pequeña esperanza de que ese beso hubiera cambiado en algo sus planes: Que me dijera algo como "Lo pensé mejor y quiero volver contigo a Forks"…
Sin embargo, pensándolo bien, eso era una loca idea hasta para mí: Bella era demasiado testaruda y no cambiaría de idea tan fácilmente.
— Es mejor que entremos; Rosalie y Emmett ya deben estar saliendo para encontrarse con nosotros — Dijo sin soltar su mano de la mía.
— Entonces ¿Te quedarás aquí? — Lo sé, fui un estúpido al preguntarle eso parque ya sabía la respuesta, pero necesitaba oírla de sus propios labios, de aquellos que ya había probado.
Bella se volteó a verme — Edward, ese beso solo significa lo mucho que te amo pero sigo pensando que es mejor que yo me quede un tiempo en Londres para alejarme de todo y de todos… Eso me hará pensar — Dijo convencida con tono triste.
— Bien — Solté un suspiro — No interferiré en tus planes, ya sabes lo que dicen "Si amas algo, déjalo libre. Si vuelve es tuyo y si no, nunca lo fue"… Solo te quiero demostrar que puedo apoyarte en lo que sea que necesites porque yo también te amo Isabella y daría hasta mi vida por ti — Dejé otro beso en su mejilla mientras cerraba los ojos.
— Gracias, Edward. Eso significa mucho para mí — Respondió con una sonrisa digna de retratar.
Ambos caminamos hasta la sala principal en donde Rosalie y Emmett estaban sentados juntos en el sofá. Ambos estaban sonrientes, lo que me hizo pensar que mi amigo había tenido suerte con Rosalie y seguían con su relación. Ahora era mi turno de enfrentarla a ella y decirle que yo era el causante de su sufrimiento y de sus lágrimas.
Lentamente solté la mano de Bella y me acerqué a Rosalie, quien se puso de pie y me miró de manera firme, tragué saliva sonoramente, la mirada que tenía Rosalie sobre mí era demasiado intimidante. Ella dio unos cuantos pasos hasta que quedáramos de frente.
Abrí mi boca para que las palabras comenzaran a brotar de mis labios y así, explicarle todo. Pero ella se me adelantó y puso una mano al frente de su pecho
— No es necesario que digas nada, Emmett ya me lo explicó todo. Solo quiero que me dejes hablar a mí ¿Si? — Preguntó tratando de calmarse y yo solo asentí. Después alargó un suspiro, miró a Bella, a Emmett y por último fijó su vista de nuevo en mí — Te agradezco que hubieras pensado en mí bienestar pero eso no te justifica para que me mientas en la manera que lo hiciste. Soy perfectamente capaz de tomar mis propias decisiones y si me hubieras dicho lo que realmente sucedía, yo hubiera ideado algo para salirme de eso. Así que, te perdono por todas las lágrimas que me hiciste derramar pero no volveré a confiar en ti de la misma forma que antes, al menos por un tiempo… Sin embargo, seguiremos siendo amigos… Umm… Amigos lejanos ¿Te parece? — Sonrió.
Asentí — Es más de lo que esperaba. De todas formas quiero disculparme contigo… Con ustedes– Miré a Emmett, quién se acercaba a ella para rodearla por la cintura — Prometo que les compensaré por esto.
— A mí puedes compensarme convenciendo a Rose de que volvamos a ser novios — Dijo Emmett haciendo un puchero de niño chiquito.
…
Emmett y yo volvimos al aeropuerto principal de Londres a tomar nuestro vuelo de vuelta a casa. Estábamos en silencio con una expresión neutral en nuestros rostros. Las cosas no salieron como lo esperábamos porque a los dos nos perdonaron y eso era bueno desde cierta perspectiva: Teníamos la oportunidad de volverlas a conquistar y hacer lo que estuviera a nuestro alcance para que ellas volvieran a nuestro lado.
Sin embargo, ese era el problema, ellas decidieron quedarse en Londres precisamente porque querían pensar si la relación que estábamos llevando con ellas, era buena y hacía que todos estuviéramos felices… Quiero decir, Rosalie también le pidió tiempo como "amigos" a Emmett porque quería conocerlo a fondo y además, cuando tuvieran la oportunidad de estar juntos nuevamente, no tuvieran el problema de desconfianza que dañó su relación en un principio.
Yo sentí algo parecido con Bella, solo que era un poco diferente: Ella si desconfiaba de mí por el hecho de que yo volviera a lastimarla, y no la culpo por ello ya que, es comprensible que piense de esa forma después de todo lo que le he hecho pasar… Solo esperaba que este tiempo que se tome ella sea bueno para los dos y después de esto podamos ser felices finalmente.
Tan Tan... Este fue el capítulo final de mi amada historia, espero que les haya gustado ¿Qué piensan? ¿Qué podría haber pasado?
Pero está historia aun no acaba, nos queda el epílogo y un outtake. En fin, gracias a todas mis lectoras, a las que dejan review y a las que no. De todas formas, me alegra mucho leer lo que piensan. Nos leemos la otra semana con la primera parte del epílogo.
Saludos y besos desde Colombia.