Siglos sin escribir nada nuevo, vaya que se siente raro... oh bueno, esta historia está prácticamente completa. Me senté una madrugada que tenía insomnio y escribí de golpe sin darme cuenta, hacía bastante tiempo que no me pasaba, realmente estaba bastante desconectada del mundo de la escritura, hasta los dedos me dolieron xD.
Bueno, bueno, no los entretendré mucho.
Lean...
Aclaración. No, los nombres aquí dichos no son míos. Son de SEGA y yo sólo los tomo prestados para fines ociosos.
Advertencia. Neh, no realmente. Sólo una Amy más loca de lo nomal...
Capítulo Uno.
"Amy, la amargada de ideas locas"
Había despertado de golpe sobresaltada debido a esa molesta alarma que le indicaba que ya era hora de comenzar otro monótono día en el trabajo. Miró sin mucho ánimo el reloj en su mesita de noche; tenía escasos treinta minutos para arreglarse y emprender camino hasta sus labores diarias.
Bufó con molestia; odiaba todo esto de ser adulto y despertar temprano.
Bueno, quizás era una exageración decir que lo odiaba, había pasado más de la mitad de su vida estudiando y tratando de superarse para conseguir el empleo de sus sueños en aquella agencia de publicidad que tanto trabajo le había costado.
Debía de ver las cosas de manera agradecida y así era, no negaría que ciertamente había trabajado los últimos años de manera ardua con la intención de mejorar día con día y ahora que estaba en la cima se sentía extrañamente vacía.
Había ese "algo" en su vida que no dejaba de darle vueltas en la mente, que le impedía ser completamente feliz.
Suspiró con cansancio y se dirigió a su baño personal para tomar una ducha rápida, no perdería el tiempo en preparar el desayuno, ya se encargaría de pedir algo en la oficina.
En menos de cinco minutos ya se encontraba buscando algo cómodo con lo cual vestirse; una de las principales ventajas que le traía su trabajo era que no tenía necesidad de vestir tan formalmente como podría pensarse.
Y así, con jeans desgastados, camisa de cuadros y botas estilo militar se dirigió a la salida de su hogar. Necesitaba caminar para despejar esa sensación de somnolencia que aún se empeñaba en seguir atormentándole.
Diez minutos después y con cara de pocos amigos entró de mala manera en aquel edificio y se dirigió sin muchos ánimos hasta su oficina de trabajo; ahí ya le esperaba su secretaria quién, al ver su cara prefirió no darle los buenos días.
―Vaya cara Ames…―escucho decir tras de ella.
Giro levemente la cabeza para encontrar a su querido amigo y colega de trabajo de nombre Sonic mirarle con una sonrisa de oreja a oreja, muy característica en él.
Tras un intercambio de miradas, entró de golpe a su oficina y encendió su computadora; tenía cientos de citas pendientes las cuales debía atender y ni la mitad de las ganas de hacerlo.
―Mierda… ―dijo para sus adentros, consciente de que estaba sola y nadie le escuchaba.
Y no era que se considerara una persona amargada, por el contrario, solía ser el alma de las fiestas, siempre con una sonrisa y con una actitud positiva que podía inclusive llegar a ser empalagosa.
Pero de un tiempo a la fecha las cosas habían cambiado. Tenía veinticuatro años recién cumplidos, hacía un mes que había tenido una gran fiesta de cumpleaños donde todos sus amigos habían estado reunidos. Había bebido, cantado, reído, bailado.
Realmente la había pasado genial, pero…
¡Siempre había un bendito pero!
Había notado que algo faltaba en aquella fiesta, algo que seguramente, para cualquier otra mujer en su situación fuese algo estúpido y sin importancia.
Pero por más que se empeñase en negarlo más le carcomía por dentro. Tenía veinticinco, tenía amigos y una carrera próspera pero no tenía un novio ni nada que se le pareciera.
Si lo pensaba con detenimiento nunca había tenido un novio en toda la extensión de la palabra, todos aquellos chicos que le habían gustado alguna vez sencillamente no estaban interesados en ella, o eran demasiado raros y terminaban por enfriar las cosas y perder su interés por completo.
Y aquella era una de las principales razones por las que había decidido no encariñarse con nadie. Siempre la decepcionaban.
Estaba cansada de sufrir, cansada de esperar a su príncipe azul y tener un final feliz. Debía aceptarlo, aquello era idiota; ella no era una niña.
Pero realmente lo añoraba, por mucho que quisiese poner los pies en la tierra y centrarse en cosas que de verdad fuesen importantes había una pequeña parte en ella que se rehusaba a perder la esperanza.
Y era por eso que había estado tan de mal humor las últimas semanas, se sentía sola. Un bicho raro que se haría vieja y se llenaría de mascotas y estaría amargada, muy amargada y sola.
Frunció el ceño visiblemente molesta; ¿Por qué pensaba esas estupideces en lugar de estar atendiendo su trabajo? Masajeó sus sienes y comenzó a responder algunos correos esperando que aquello absorbiera su mente por completo.
Luego de quince minutos, el sonido de la puerta le hizo despegar la vista del computador; la voz de su asistente le llamo desde afuera.
―Señorita Rose, ¿Gustaría que ordene algo de comer para usted? ―Cuestionó amablemente la chica desde el otro lado, casi como si supiese que no había probado bocado alguno.
Miró por unos segundos en dirección al sonido; y nuevamente suspiró.
―Sí, está bien Cream, gracias…―Dijo sin más para continuar trabajando. Tenía tantos documentos que leer, que estaba segura no le alcanzarían las horas del día para poder darle fin.
Nuevamente, el sonido de la puerta le hizo mirar con fastidio al objeto.
―Rose, a mi oficina en cinco minutos―La voz autoritaria de su colega Shadow, le hizo sentir un ligero escalofrío.
Siempre que él se dirigía personalmente hacía ella era porque tenía malas noticias. El que convocara a juntas tan precipitadas le indicaba ciertamente malos augurios. ¿Qué podría estar pasando esta vez? Realmente no deseaba saberlo.
Pero el deber era el deber; se puso de pie y salió sin muchos ánimos de su pequeña oficina, encontrándose con su joven asistente en el camino quién traía en sus manos el desayuno que había ordenado minutos antes.
―Déjalo en mi oficina, lo comeré después―Le pidió mientras caminaba a la sala de juntas sin ánimos.
Una vez en la sala, observó a sus otros dos compañeros con semblantes serios; ambos parecían no saber nada al igual que ella.
Tras unos minutos, fue Sonic quien decidió hablar.
―¿Qué puede ser tan importante para sacarme de la entrevista con esa conejita sexy? ―Comento, con clara intención de parecer gracioso, casi deseando aligerar la tensión.
―Sólo espero que no quiera que nos quedemos horas extras, no está semana―Ahora fue Silver quien siguió la conversación.
Ambos, amigos desde sus años escolares y compañeros en cientos de juergas de una noche habían compartido su sueño y ahora trabajaban codo con codo a fin de tener su propia agencia de publicidad.
Los observó mientras comentaban trivialidades que a ella en ese momento poco o nada le importaban y pensó nuevamente en que era aquello que Shadow quería informarles con tanta urgencia.
Meditó un momento; lo último que habían hablado durante la junta anterior y era que las finanzas de la empresa estaban decayendo debido a "gastos triviales e innecesarios que debían a aprender a controlar".
Tales como papel de baño acolchonado, el cual Sonic insistía fervientemente en comprar aunque costase cinco veces más, porque "era más suavecito de utilizar".
Sonrió para sus adentros, relajándose un momento, sus tres compañeros de alguna manera siempre lograban distraerla de todos sus problemas. Sonic, con sus tonterías tan propias de él en algún momento de su temprana juventud había capturado su corazón.
Cosa que ciertamente le mantenía abochornada, pues se había obsesionado ligeramente con la idea de casarse y tener muchos hijos con el chico, el cual la había rechazado amablemente en incontables oportunidades.
Realmente perdió la cuenta de todas las veces en las que declaró su amor incondicional, pero se había dado por vencida cuando éste consiguió novia la cual parecía ser bastante formal. Tenían al menos ocho años de relación, podía decirse que eran casi un matrimonio.
Luego de su enamoramiento fallido había conocido a Silver, compartían clases durante la época de secundaria y se habían hecho buenos amigos, él era un chico bastante amable y se preocupaba por ella.
No negaría que se había sentido bastante atraída por él durante algún tiempo, después de todo, él era sensible, lindo y atractivo, tenía muchas de las cualidades para ser un gran novio, pero había un pequeño detalle, estaba perdidamente enamorado de una chica del mismo grado de nombre Blaze quien poco después de un incidente menor había aceptado ser la novia del chico.
Y de eso ya habían pasado mucho tiempo, más del que se atrevía a recordar.
Finalmente quedaba Shadow, a quién había conocido en su etapa de preparatoria, él era dos años mayor que ella, pero por alguna extraña razón, habían almorzado juntos una tarde y ya no se habían separado más.
Siempre se sintió muy cómoda estando a su lado, lo veía como un hermano mayor a quien acudir en caso de problemas y el al parecer pensaba lo mismo pues aún después de tener la fama de ser alguien de pocos amigos se había mantenido cerca de ella.
Incluso sabiendo lo escandalosa, dramática e impertinente que ella podía llegar a resultar.
Aunque, a diferencia de los otros dos, realmente nunca se sintió atraída sentimentalmente hacía él. Pues, después de todo él tenía una novia en ese momento, María; una chica muy linda de ojos azules con quien había compartido muchas cosas también.
Ambos ejercían ese roll de protectores y siempre le parecieron una pareja encantadora.
Lamentablemente, María había muerto cuatro años atrás a causa de una enfermedad extraña y Shadow había quedado destrozado. Ni siquiera ella, que realmente se consideraba cercana a él había logrado ayudarlo a reconfortarse al menos un poco.
Luego de ese incidente; su relación se vio bastante afectada y hoy en día ya no eran tan cercanos como lo fueron alguna vez.
Ella realmente se había esforzado por al menos romper un poco esa barrera pero no lo logró.
De alguna manera sus tres mejores amigos la habían rechazado sentimentalmente hablando y aquello había causado una especie de efecto de aislamiento en ella. No era que se considerada fea o algo por el estilo, sencillamente estaba cansada de sufrir y ser rechazada.
Desde luego que había tenido algunos noviecillos de pocos meses con cuales podía desquitar sus frustraciones y tontear un poco, pero ninguno le había realmente dejado esa "chispa" que pudiese considerarse amor de verdad.
Nadie tenía las cualidades que ella deseaba en una pareja, nadie había llenado sus expectativas.
Por otro lado, sus tres mejores amigos se preocupaban por ella, eso no podía negarlo, después de todo seguían siendo sus amigos aún a pesar del tiempo y diversas situaciones ajenas a su voluntad.
Pero, el hecho de que ellos pudiesen continuar con su vida como si nada, aún después de todo había afectado su autoestima. Quizá estaba siendo infantil y egoísta, pero ese era su sentir.
Nunca se los había externado abiertamente, pero lo pensaba. Principalmente cuando los veía felices, con vidas prósperas en todo sentido, porque hasta Shadow parecía que no se quedaba atrás y de vez en cuando conseguía una conquista.
Pero ella era la única tonta que seguía sola y sin amor. Le alegraba desde luego que ellos fuesen felices, eso no lo negaba ni por un instante, pero aún estaba esa pequeña venilla celosa muy muy en el fondo de su alma que no le permitía aceptar que ellos estaban en un nivel personal bastante alejado del suyo.
La puerta de la sala de juntas se abrió nuevamente dejando entrar a Shadow de manera apresurada. Lo observaron con curiosidad y nerviosismo, pues la expresión en su rostro era indescifrable.
Tras unos segundos de silencio, plenamente consciente de la incertidumbre que causaba en sus compañeros, vociferó de pronto.
―¡Ustedes, trío de idiotas! ¿Es qué nunca hacen nada bien? ―Lo observaron confundidos, más ninguno se atrevió a decir nada en ese momento. A lo que Shadow prosiguió. ―¡Sus torpes acciones le cuestan dinero a esta empresa! ―carraspeó― ¡Tú, faker! Tus tontos coqueteos con las edecanes me cuestan el 15% de la ganancia total―Aquello último dejo intrigados a todos.
―¿Cómo…?―
Y antes de que pudiese decir algo, sintió el golpe de un folder impactar contra su rostro. Observó el contenido y sintió sus mejillas arder. Estaba lleno de recortes de periódico y capturas de pantalla de cientos de quejas de las chicas con quienes había mantenido un coqueto y/o relaciones con la promesa de aceptarlas y ahora le delataban en redes sociales.
―Mierda―Fue lo único que pronunció…
―El que no puedas mantener tus estúpidos pantalones cerrados nos cuestas clientes y mala publicidad a la cual tengo que pagar para que eliminen ¿Tienes idea de cuánto cuesta eso, imbécil? ―La voz de Shadow sonaba más áspera de lo normal, realmente estaba molesto.
―No puedo creer que realmente seas tan imprudente―Ahora fue Silver quien manifestó su incredulidad al observar aquellos recortes con una expresión de consternación en el rostro. No creía que su compañero fuese tan idiota, pero al parecer las cosas realmente estaban en su contra.
―¡OH! ―El dedo acusador de Shadow le señaló directamente haciéndolo callar al instante―Y no te quedas atrás―Mantuvo su vista fija en el chico―Tú y tus estúpidos "regalos" a tu pretenciosa y frígida novia cargados a la cuenta oficial de la empresa nos cuestan más del 10% de las ganancias totales del mes―
Silver ni siquiera se atrevió a mirarle a los ojos después de eso último. Era verdad, gastaba demasiado dinero en regalos caros para su adorada novia, pero realmente nunca pensó que aquello fuese un verdadero problema.
Se sintió verdaderamente avergonzado.
Amy, quién hasta ese momento se había mantenido callada, observó a sus dos compañeros abochornados mientras Shadow les reprendía monumentalmente cual niños de preescolar.
Se preguntó entonces, ¿Ella realmente habría causado daños a la empresa? Lo pensó y espero a que Shadow se lo hiciese saber, pero al parecer estaba demasiado concentrado reprendiendo verbalmente a sus compañeros como para recordar su existencia.
Quizás ella realmente hacía bien su trabajo.
Miró la escena por breves momentos, aquello le parecía tan cómicamente irreal, tres adultos discutiendo como niños pequeños; realmente deseo reír a carcajadas, pero por respeto prefirió ser testigo mudo de aquella escena.
Sin poder evitar admirarlos como niños pequeños, de pronto una idea bastante absurda se formó en su mente y de pronto esa idea se volvió una necesidad.
Quería tener un bebé.
Y no sólo un bebé, quería un bebé de alguno de sus compañeros, realmente en esos momentos no le importaba cual, solo quería uno. De pronto toda esa negatividad que había estado sobre sus hombros había desaparecido y la sola idea de imaginarse con ropa de maternidad y una pequeña vida crecer dentro de ella le pareció lo más normal y adorable del mundo.
De pronto todo pareció encajar mágicamente y sintió deseos de reír a carcajadas nuevamente a causa de la felicidad que eso le causó. Observó a sus compañeros los cuales estaban bastante ocupados en sus asuntos como para notar siquiera que ella los consideraba candidatos para ser el futuro padre de su hijo o hija, realmente no importaba.
Poco importaba que dos de ellos tuviesen pareja formal y otro sencillamente la ignorara casi olímpicamente, no quería una relación con ellos, realmente estaba dispuesta a simplemente tener una aventura de una sola noche y que la naturaleza siguiera su curso, aunque estaba consciente de que seguramente se necesitaría más de un intento para que eso funcionara.
―Rose―La voz de Shadow le hizo volver a la realidad―¿Tienes algo que opinar? ―Cuestionó de pronto, como si deseara integrarla en la conversación.
Los observó unos segundos, realmente no podía dejar de pensar en su absurda y maravillosa idea.
―N-no―Dijo sin más. Y era verdad, no tenía nada que decir.
La observaron atentamente por unos segundos, algo extraño parecía estarle pasando, se miraba extrañamente ¿feliz? Algo raro debían admitir.
―Hey Ames… ¿te encuentras bien? ―Cuestionó Sonic de pronto mientras tocaba su frente, como cerciorándose de que no tuviese fiebre. Shadow simplemente le observó seriamente mientras Silver tenía un gesto de preocupación en el rostro.
Sintiéndose asediada, casi como si leyeran su mente negó frenéticamente con la cabeza.
―Estoy bien―Trató de recobrar la compostura―Sólo que me he quedado pensando en lo que Shadow dijo―Medio mintió la chica.
La observaron no muy convencidos, pero dieron por válida su respuesta, después de todo era una mujer y las mujeres eran complicadas.
―He decidido que trabajaremos toda la noche para organizar las finanzas, revisaremos cada nota y factura de ser necesario, no pienso perder un centavo más en sus estupideces―Dictaminó mientras tomaba asiento en la única silla disponible ―Así que díganle a sus queridas novias que no los esperen, porque voy romperles cada uno de los huesos si se atreven a irse―Amenazó.
Lo observaron con frustración, pero ninguno fue capaz de negarse.
―Mierda… Sally va a matarme cuando se entere―Sonic parecía bastante reflexivo. Quería a su novia, aunque no negaría que después de tantos años juntos, sentía la necesidad de probar alguna que otra manzana prohibida pues comer de la misma estaba comenzando a cansarle.
En especial si esa manzanita insistía diariamente con casarse con él y tener hijos porque "ya era tiempo y su reloj biológico funcionaba bien".
―Vaya que tienes problemas―Silver le palmeó la espalda. ―¿Realmente era necesario acostarse con esas mujeres? ―Para él no había otra mujer que no fuese Blaze en su vida.
Sonic lo miró con cierta ternura debido a la visible inocencia que poseía el chico frente a él y negó con la cabeza. Era respetable que fuese hombre de una sola mujer, por eso no le criticaría nada.
―No sé, luego de tantos años uno se aburre y quiere experimentar, ella quiere hijos, matrimonio y esas cosas… y creo que aún no estoy listo―Admitió mientras masajeaba sus sienes, como si estuviese frustrado.
Ella les observaba con cierta discreción pues aunque los cuatro estuviesen en la misma habitación, la conversación no necesitaba su opinión.
―Desearía que Blaze quisiera casarse…―Si era momento de confesarse, lo haría él también―Hemos hablado del tema, pero está demasiado concentrada en su carrera y dice que los hijos entorpecerían su progreso―Agregó con cierta tristeza.
Shadow se mantenía en silencio, bastante ajeno a esos dramas sentimentales. Ella en cambio les observaba discretamente a los tres.
Eran bastante diferentes, cada uno con una personalidad bastante definida y atrayente. Sería bastante difícil decidirse por uno como padre de su hijo.
Aunque había escuchado las palabras de Sonic y su deseo de no tener compromisos tan serios como lo son el matrimonio y los hijos no podía evitar pensar lo lindos que serían los niños que podía tener con él y su bonita sonrisa.
Con Silver por otro lado, tendría hijos amables y correctos siempre dispuestos a ser lindos con todos y aquello también le gustaba, además él tenía unos ojos tan bonitos que le encantaban.
Por último estaba Shadow; aunque con él era con quien más trabajo le costaría acostumbrarse a la idea de concebir un hijo, no negaría que también podrían resultar niños bastante inteligentes, cultos y en extremo atractivos.
Pero la pregunta del siglo era, ¿quién? ¿quién de los tres podría ser el mejor candidato para esa absurda idea que estaba maquilando en su mente?
―Soy un idiota―Sonic parecía realmente abatido por el descubrimiento de sus aventuras tan poco apropiadas.
Ninguno de los presentes hizo comentario alguno, no era necesario confirmar lo evidente.
―Terminamos―Ahora fue Shadow quien hablo mientras se ponía de pie y caminaba a la salida. ―No lo olviden, trabajaremos hasta tarde―Y dicho esto, salió sin más.
Suspiró de manera casi imperceptible y salió también de aquella sala, seguramente su desayuno estaría frío y realmente ya no tenía mucha hambre que digamos. Sonrió suavemente y en el trayecto se encontró con la mirada nerviosa de Cream quien la observaba con cierta incertidumbre.
―¿Ha sucedido algo, Señorita Rose? ―Cuestionó preocupada la joven chica.
Negó con la cabeza y continuó caminando.
―No te preocupes Cream, todo está bien―Hizo una breve pausa―Me quedaré trabajando hasta tarde, por favor cancela mis compromisos fuera―Pidió mientras entraba a su oficina.
Ahora que tenía paz y silencio debía continuar con sus labores; tomó asiento y continuó leyendo y contestando unos cuantos de los muchísimos e-mails que recibían. Le dolían las sienes, pero quería reducir la carga de trabajo, eso le ayudaba a dejar de pensar un poco en su plan.
Que, por muy absurdo que pudiese resultar, nada le costaba intentar imaginar y tratar de hacer algunas cosas, después de todo era una mujer adulta, con una carrera próspera y con la capacidad de poder mantenerse a sí misma y a una pequeña criatura.
Claro que le hubiese gustado casarse primero, pero realmente eso ya no estaba dentro de sus prioridades en ese momento.
Nuevamente, el pensamiento fugaz de quien de sus tres amigos sería el candidato adecuado surcó su mente.
Tenía tres opciones a escoger, todas con el mismo grado de dificultad e igual de improbables entre sí. Realmente debía estar muy loca, pero ese factor le emocionaba más.
Sí, definitivamente estaba muy loca.
Pero poco o nada importaba si estaba loca o no, porque si había algo de lo que debía estar orgullosa de sí misma es de la tenacidad y perseverancia que podía llegar a tener cuando se proponía algo. Sabía que con el debido esfuerzo y algo de buena suerte podría llegar a cumplir su cometido sin muchas consecuencias y contratiempos.
∙.
Luego de una jornada de trabajo relativamente ocupada; se dispuso a caminar nuevamente a la sala de juntas pues sabía que Shadow los esperaría ahí para comenzar con esa auditoría interna que tanto insistía que necesitaban.
Se despidió de Cream indicándole que no necesitaba más de sus servicios y una vez dentro, encontró a Silver sentado frente a un montón de carpetas y papeles con una expresión de frustración en el rostro.
―Odio los números―Fue lo que pronunció cuando notó que le observaba.
Ella sólo sonrió y tomó asiento a su lado para comenzar a hurgar entre los papeles percatándose de que eran estados de cuenta y demás facturas que indicaban los ingresos de entrada y salida.
―Vaya, nadie pensaría que la factura de agua fuese tan elevada―Comentó intentando hacer tema de conversación, Silver simplemente asintió. ―¿Cómo va todo? ―Cuestionó después dejando de lado los papeles, observándole directamente.
Tras unos segundos de silencio, dirigió su mirada hasta su compañera y negó con la cabeza, después de todo eran amigos y podía confiarle lo que tenía dentro.
―Francamente… no lo sé―Admitió, con pesar. ―Las cosas con Blaze parecen estar en un punto flaco―Continuó genuinamente preocupado.
Lo observó por breves instantes y dudo en preguntar.
―¿A qué te refieres?... ¿Hay algo mal entre ustedes? ―Cuestiono con cortesía y preocupación, porque por mucho que lo considera como parte de su plan, sabía bien que él estaba muy enamorado de su compañera de vida y por ello le preocupaba su felicidad.
Y ya iba a abrir la boca cuando Sonic entró en la habitación.
―Mierda… esto realmente es en serio―Manifestó su descontento al observar el montón de papeles sobre la mesa. ―Genial, simplemente genial―.
Silver y Amy simplemente le observaron.
Tomó asiento y sin el menor cuidado comenzó a hojear entre el montón de papeles y una mueca de aburrimiento se instaló en su rostro. Definitivamente las cuentas y administración no eran tampoco su fuerte.
De ninguno a decir verdad.
―Y no es ni la quinta parte de todo lo que hay que revisar―La voz de Shadow se hizo presente, completando el cuarteto. ―Ahora, a trabajar―Y dicho esto, comenzaron a analizar aquel montón de papeles.
Observarlos trabajar le hacía nuevamente pensar; sabía y estaba plenamente convencida de que las estupideces en su mente debían esperar, pero no podía evitarlo. Venían una y otra vez y de vez en vez una risita tonta se instalaba en sus labios causando que los tres masculinos le observaran de reojo, entre curiosos, confundidos e intrigados.
Se había reprendido a sí misma varias veces porque la risa se estaba haciendo más constante y realmente no podía concentrarse como era debido. Ya había cometido ligeros errores antes y sinceramente no tenía ánimo de que Shadow o los demás la reprendieran.
Suspiró sonoramente y detuvo sus lecturas, intentando serenarse.
―Por mucho que quiera negarlo, necesito un descanso. ―Las miradas de los presentes se dirigieron hasta ella, causándole un visible nerviosismo. ―Tengo hambre―Admitió un poco avergonzada.
―Cielos, pensé que nadie se atrevería a decirlo―Sonic secundó su petición―Estoy que me muero de hambre―Agregó, dejando todo de lado el también.
Silver solo asintió, uniéndose al trío.
Y como tres siempre serán más que uno, Shadow simplemente suspiró derrotado. Por mucho que quisiese seguir trabajando debían parar a comer.
―Ok, tendremos una hora para comer―Dictaminó―Faker, tú y Rose consigan algo para comer―Ordenó, como siempre. ―Y que no se te ocurra traer tus porquerías llenas de carbohidratos y salsa picante―Agregó mientras le fulminaba con la mirada.
Una mueca de indignación se formó en el rostro del aludido. ¡¿Cómo se atrevía a insultar de ese modo sus preciados y deliciosos chilidogos?! Eran el manjar más delicioso y precioso del planeta.
―¡CÓMO! ―Y ya a articular palabra, cuando la mano de Amy le detuvo jalándole fuera de la habitación.
―Anda, se hace tarde y muero de hambre―Fue lo que dijo restándole importancia al asunto, no tenía ganas de presenciar una discusión que podía no tener fin.
Fuera del edificio, ahora debía disponerse a encontrar algo que comer a esas horas.
―¿Y qué tienes en mente Ames? ―
Ella le observó un momento y negó con la cabeza, realmente no tenía nada que quisiera comer en particular, francamente a ella no le molestaban los chilidogs y sabía que a Silver seguramente tampoco, pero viendo la negativa de Shadow y la hora en cuestión sus opciones se habían reducido.
El sonido del aparato celular de su acompañante le hizo mirar con curiosidad como lo sacaba de su bolsillo y se alejaba unos cuantos metros para contestar buscando privacidad.
Por mucho que hubiese intentando no escuchar la conversación, la voz de su amigo era demasiado fuerte como para ser ignorada.
―¿A caso crees que estoy mintiendo? ¡Realmente estoy atascado en el trabajo! ―Escuchó decir, visiblemente alterado ―¿Zorras y golfas? ¡Por Dios Sally! ¿De dónde sacas esas estupideces? ―La cara en la lejanía que se formó en el rostro de Sonic hubiese sido digna de fotografía. ―¡Te juro que no es verdad! ―Y antes de escuchar algo más, el guardo el celular en su bolsillo.
Camino nuevamente hasta ella y la expresión en su rostro se volvió seria.
―Sonic…―Le llamó por su nombre, intentando consolarlo sutilmente.
―Terminó conmigo, por teléfono. ―Su mirada parecía un tanto dolida, pero su voz estaba bastante tranquila―Vaya, realmente no veía venir eso… ―Bufó con molestia. ―Bien, vayamos a buscar comida, que el no tener novia da mucha hambre―.
Caminaron en silencio unas cuantas calles, la tensión en el ambiente podía ser cortada con un cuchillo. Lo veía mantener una batalla interna y por mucho que también lo tuviera contemplado como parte de su plan realmente le preocupaba como podía estar por dentro.
Tenía una relación de muchos años con esa chica y aunque era consciente de que realmente se había equivocado parecía afectarle la noticia de que su novia lo dejaba.
Se detuvo de golpe y le miró directamente a los ojos.
―Sonic, ¿realmente estás bien? ―Le cuestiono, con preocupación.
Ni siquiera pudo sostener su mirada y negó con la cabeza.
―Ese es el problema, Amy… no sé qué es lo que siento―Admitió.
Curiosamente, aunque misteriosamente, aunque una de las piezas pareciera que estaba encajando para llevar a cabo su plan, realmente lo único que importaba en ese momento era como estaba él. Y sin decir más le hundió en un abrazo asfixiantemente reconfortante, pues no había palabras que pudiese brindarle para hacerle sentir mejor.
Y aunque él no le hubiese correspondido del todo, agradecía su preocupación.
―Gracias, Amy… lo aprecio mucho―Se separó de ella, para continuar caminando―No sé tú, pero necesito una hamburguesa con queso extra y una malteada de chocolate―Le dijo un tanto más repuesto.
Sonrió suavemente, le parecía sorprende la tranquilidad con la que estaba tomando la situación. Ella en su lugar estaría hecha un mar de lágrimas maldiciendo y destruyendo todo a su paso.
―Me parece bien―.
Y sin mediar mayor palabra caminaron hasta ese local de hamburguesas abierto las 24 horas con la intención de surtirse de aquel grasoso manjar.
Continuará.
Suena loco, sí. Esa es la intención, después de todo es un plan de Amy y ella no es conocida por estar muy cuerda que digamos xD…
Se cuidan y gracias por leerme.
Atte.
Gri.