Disclaimer: Naruto © Masashi Kishimoto.
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Ser bartender tenía sus ventajas, la paga era buena, ampliabas tu círculo de amigos y conocidos además de que, obviamente, tenías bebidas gratis.
Ahora las desventajas: todo lo demás.
Horario pesado, cierre a las 3 de la mañana, y por supuesto los clientes desagradables. El que te veía inferior, el grosero porque está impaciente, y el clásico: el cliente borracho.
Y justo, frente a ella, la personificación de la divina trinidad.
—Otro whisky en las rocas, rápido.
—Señor, si me permite decirlo, creo que ya tuvo suficientes.
—Hm.
Se necesitaba un ojo entrenado como el de ella para percibir que se encontraba ligeramente ebrio, ya que por fuera solo se veía como un hombre serio de ceño fruncido sentado en la barra del bar, uno que no se dignó a mirarla a los ojos ni una sola vez.
En eso Naruto, su compañero de planta, se asomó por la puerta que conectaba con la cocina y le llamó, con una sonrisa enorme en su rostro bronceado.
—Eh, Sakura ¿tienes cómo irte a tu casa?
—Sí, me iré con Ino. Pero gracias, Naruto.
El rubio respondió con un "cuando quieras" y le guiñó el ojo, antes de cerrar la puerta y desaparecer.
Cuando Sakura se giró para recoger el vaso vacío, notó que el sujeto la miraba fijamente, provocando un escalofrío por toda su espina dorsal. Tenía unos ojos oscuros que resultaban intimidantes.
—¿Tu novio? —inquirió, esperando que la chica volviera a servirle.
Aquello la tomó totalmente por sorpresa y, sin poder evitarlo, una sonrisa apareció en el rostro de Sakura.
—Oh, no, no. Para nada. Es solo un amigo —se puso un mechón rosa detrás de su oreja, intentando verse casual y desinteresada. Pero no pudo morderse la lengua por mucho tiempo, ya que al abordar un tema más personal se sintió animada a hacer preguntas—, ¿qué me dices de ti? ¿Problemas en el amor, quizá?
Y al verle sonreír levemente de lado, sintió su corazón dar un vuelco.
—Nunca.
—Oh —respondió, sirviendo un poco más de whisky—, entonces, supongo que todo está bien con su novia.
O novio. Qué imprudente.
Se giró a verla de nuevo, y sin la expresión amargada que tenía desde que llegó se dio cuenta de que en realidad era un chico joven, quizá tan solo unos años mayor que ella.
—No tengo pareja —bebió de un trago su vaso y lo volvió a poner en la mesa, haciendo sonar los cubitos de hielo.
—Oh. Qué coincidencia, yo tampoco.
¿Fue muy obvia? Fue muy obvia.
—En realidad —continuó el joven—, nunca he tenido.
Sakura se quedó quieta ante tan extraña confesión, se notaba que se encontraba desinhibido por el alcohol, ya que en los primeros minutos al estar frente a ella no le había dirigido la palabra más que para ordenarle.
¿Y qué hace una persona normal ante tan increíble oportunidad? Aprovechar la situación, claro.
—Vaya —dijo Sakura, disimulando su sonrisa y sirviéndole un poco más de alcohol—, me imagino que habrás tenido algo informal o...
—No. Me importan una mierda.
—Vamos, alguna vez te has de haber enamorado...
—Nunca.
—No te creo nada —rió un poco—, ¿me estás diciendo que has pasado toda tu vida sin pareja?
—Hm —asintió.
Sakura se giró a ver si alguien más les ponía atención, y al advertir que eran completamente ignorados se aventuró a acercarse más a él, atraída como un imán. El chico no se alejó de ella, de hecho inclinó levemente su cuerpo, quedando todavía más cerca.
—Vaya —exclamó ella, fascinada al ver que respondía absolutamente todo, arriesgándose a hacer una pregunta más delicada—, entonces, acaso eres... ¿virgen?
La expresión del joven cambió por completo, y dirigió lentamente su mirada al nombre que tenía escrito en su gafete.
—¿Te parece profesional hacer ese tipo de preguntas, Sakura?
—¿Eh?
La aludida se alejó de golpe y sintió todo su rostro enrojecer tanto de vergüenza como de terror.
—¿Hoy... es la evaluación del servicio al cliente?
El joven de cabello negro hizo una mueca burlona y sacó una libreta, anotando algo que ella no alcanzó a ver.
—Una lástima —murmuró.
—Dios —se tapó la cara con las manos—, odio los clientes fantasmas.
Él por su parte se levantó del asiento, pagó su cuenta y dejó una generosa propina. Esperó unos minutos a que la chica se quitara las manos de la cara, y Sakura pudo descubrir que en realidad no estaba nada ebrio, lo cual era sorprendente por todo el alcohol que tomó.
—Hasta luego, Sakura.
Y antes de poder preguntarle a qué, cuándo y en dónde se refería con hasta luego, se fue. Y esa promesa de verla nuevamente le dio esperanzas de que, tal vez, no le iría tan mal en su evaluación.
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"La empleada provee una atención rápida, mantiene limpia su área y tiene habilidad en la preparación de las bebidas. Sin embargo no es profesional con su trato al cliente ni respeta el espacio personal, tomándose demasiada libertad con los desconocidos, lo que pone en peligro no solo la imagen de la empresa, sino a ella misma.
5.7/10"
Aunque no lo crean, Sakura fue quien obtuvo la mejor calificación.
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Notas:
Gracias por leer :)