Capítulo 19: Hechos Pasados y Una Nueva Convivencia

Kate POV

Lo pensé. Demonios, lo había pensado durante tanto tiempo que se llegó el amanecer y yo todavía no había tomado una decisión. Mi mamá se había encargado de darme el sermón del siglo, en cuanto Rosalie y Edward salieron de la casa. Pensé que mi papá me iba a reprender o a gritar como lo estaba haciendo mi mamá. En lugar de eso, él se quedó sentado en su sillón, apoyando cada palabra que vociferaba mi mamá, mandándome una mirada fría y desaprobatoria. Algo estaría tramando para castigarme luego.

Al salir del condenado despacho, en el que me tenían encerrada mis padres mientras me gritaban, pensé que encontraría algún consuelo en mis hermanas. Ellas lo sabían todo, seguro que alguna se iba a compadecer de mí o intentaría entender mi situación: Yo solo quería lo mejor para mi pequeño niño, sin importar quién fuera su madre. De todas formas, mientras lo cuidaba y le enseñaba a comportarse como un niño normal, me había hecho a la idea que él nunca iba a ser mío, que mis ilusiones por ser madre estaban destruidas y que en algún momento, Rosalie tocaría a nuestra puerta para representar el papel que le correspondía.

Como sea, tenía las manos cubriendo mi rostro. Mis hermanas me esperaban en mi habitación. Por una milésima de segundo me sentí realmente aliviada, por encontrar en ellas consuelo. Para mi mala suerte, sucedió todo lo contrario: Ellas, al igual que mi madre, empezaron a regañarme por contarle fracciones de la verdad a Rosalie y a reprocharme que yo nunca debí acercarme más de lo necesario al "Bastardo". Me dolía tanto la manera en que lo llamaban. Me daba ira que se refirieran a ese niño tan especial de la forma en la que lo hacían.

Ellas estaban sentadas en mi cama. Una a cada lado.

— No debiste decir nada en frente de Cullen y la idiota de Rosalie. Ese engendro está aquí para fines prácticos — Decía Irina.

— Te encariñaste con él como si fuera una especie de mascota. Esa… Cosa… Ni siquiera debería existir. No sé cómo es que le tienes tanto aprecio — Secundó Tanya.

Y hasta ahí llegó mi limite.

— Calladitas se ven más bonitas — Murmuré con rabia.

Sobre las mantas de mi cama, hice que corriera una fuerte corriente eléctrica que duró cerca de dos minutos. Dos preciosos minutos en los cuales escuché a las sangronas de mis hermanas gritar, pidiendo que me detuviera y a cambio, dejarían de hablar y se irían. Así lo hice y así pasó. En menos de lo que pensé, ellas salieron volando de mi habitación y pude respirar tranquila.

Me quedé sola, sentada en mi cama, intentando llorar aunque sabía que eso era imposible. Era uno de esos días en los cuales deseaba con anhelo que mi papá no fuera parte de ese maldito negocio y tampoco me hubiera transformado en este inmundo monstruo para seguir con la reciente "tradición familiar". Iban en aumento los días en los que me concentraba en todo el odio que le tenía a mi familia y a esta maldita forma de "vida". Ahora, ellos me estaban quitando lo único que me devolvía algo de la humanidad que tanto deseaba.

Escuché dos leves golpes en la puerta y vi a Peter. Traté de recomponerme rápidamente y me acerqué a él.

— ¿Qué pasa, cariño? Ya deberías estar durmiendo. Recuerda que mañana va a ser un día muy especial — Sonreí recordando que tenía que llevar a Peter temprano a la casa de los Cullen por primera vez. Me costó demasiado hacer que mis padres accedieran a hacer esto sola con él. Porque sabía que si alguno de ellos se inmiscuía, todo saldría mal.

— Escuché que Irina y Tanya estaban gritando y luego decían que era tu culpa ¿Qué paso? — Preguntó subiéndose a mi regazo.

Siempre tan curioso. Despeiné su cabello y le sonreí — Cosas de trillizas — Le resté importancia y luego escuché cómo bostezaba.

— ¿Me puedo dormir contigo esta noche? — Hizo su típico puchero. No tenía ni idea de donde lo había sacado pero siempre me convencía de hacer cualquier cosa con eso.

— Bien — Quité las mantas y luego lo arropé — Descansa — Dije dejando un beso en su frente.

Para cuando Peter despertó, yo ya tenía una decisión tomada. Mi familia me odiaría, me impondría el peor castigo de la historia. Pero, al menos, Peter podría ser feliz y yo me encargaría de eso. Sin importar me costara mi existencia. De todas formas no se perdería mucho.

Yo… No tenía nada. Solo convivía con mi familia y a veces me sentía tan ahogada en esa casa enorme con un montón de extraños a quien yo llamaba "familia". Otras veces, a pesar de que estábamos de viaje, yo me sentía oprimida. Cuando Rosalie estaba con nosotros la envidiaba un poco porque ella al menos tenía más libertad que yo. Rosalie me parecía una persona genial. Una mujer inteligente y bonita incluso más que mis hermanas o yo. Pero tenía que aparentar odiarla para no crear problemas y ya estaba cansada de hacer eso.

En el momento que vi que los ojitos de Peter se abrían lentamente, decidí mandar toda mi vida de mierda al carajo y empezar a ser yo misma, hacer lo que yo realmente quería hacer y lo primero en mi lista era velar por la salud y felicidad de Peter.

— ¿Qué tengo que hacer primero? ¿Serán muchas personas? Voy a saludar a cada uno, sonriendo como me enseñaste. Seguro toda la familia de Rosalie y Edward es genial. Voy a divertirme mucho con ellos ¿Las hermanas de Rosalie serán lindas? Por supuesto que serán lindas, son de la misma familia ¿No? ¿Y sus hermanos? ¿Crees que traerán juguetes? ¿Quizás sepan jugar algún deporte? De esos que veo en televisión. Será fantástico.

Peter estaba parloteando en el auto, haciendo preguntas y luego respondiéndolas él mismo. Estaba tan eufórico que no me dejaba hablar. Igual no era que yo tuviera mucho que decir. Me costó horrores el solo hecho de hacer que mi papá me dejara acompañarlo -sola- a la casa de los Cullen.

Al principio, Eleazar quería que toda la familia estuviera presente en la reunión. Contraataqué diciendo que ellos lo verían como una amenaza y terminaríamos perdiendo puesto que éramos menos y además Peter no sabía controlar sus dones por completo, sin mencionar que él era un niño emocionalmente moldeable. Luego, mi mamá intentó hacer que Tanya me acompañara o Irina. Para mi alivio, ellas se negaron porque aparte de que seguían molestas por el duro electrochoque que les había dado, no les importaba lo más mínimo lo que sucediera con Peter.

Así que, después de que había pasado la etapa de los saludos y el incómodo momento de confusión por parte de Emmett conociendo a Peter. Me encontraba en el jardín, viendo como los Cullen interactuaban con el que próximamente se convertiría en su nuevo miembro. Además tenía que encontrar el momento perfecto para hacerle mi confesión a Emmett y a Rosalie. No iba a ser fácil y tanto mi futuro, como el de ellos dependía de lo que yo decidiera decirles.

— Bien, ya estamos adentrados en el bosque. No hay manera de que Peter o alguien nos puedan escuchar ¿Qué tienes que decir? — Preguntó Emmett predispuesto.

Emmett sujetaba firmemente la mano de Rosalie. Ambos apoyándose y dándose fuerza. Fue con esa sola imagen que lo recordé… Pero no había tiempo para pensar en él, tenía que enfocarme.

Solté un suspiro — Yo… No sé por dónde empezar…

— Una buena idea me parece iniciar por el comienzo — Emmett continuaba mordaz.

— Tranquilo, bebé — Rosalie se apegó más a él para calmarlo mientras yo aprovechaba para tomar otro suspiro. Por suerte, Rosalie parecía confiar en mí y eso me alegraba y aliviaba un poco.

— Bien, Emmett… Fuiste tú quien transformo a Rosalie y… Hay más… — Tragué grueso, no solo por la mirada que me estaba dando el vampiro corpulento sino por lo que iba a confesar después.

Él se soltó de la mano de Rosalie y acercó a mí con los ojos inyectados en furia. Cuadró la espalda recta y su mandíbula estaba apretada. Sus manos estaban hechas puños a cada lado de su cuerpo. La expresión en su rostro daba a la idea de que quería matar a alguien y "comer del muerto"… No estaba muy lejos de la realidad. Yo me sentí bastante intimidada y me alejé un paso bajando la cabeza con algo de miedo.

Los recuerdos pasaron por mi mente tan rápido que casi entré en shock, arrepintiéndome por el momento en el que tomé la decisión de hacer esto. Pero, me repetí tantas veces como pude, que esto era lo correcto. Reuní tanto valor como pude y levanté la cabeza de nuevo, para darle la cara no solo a Emmett sino también a Rosalie. Quien al contrario del vampiro iracundo, ella lucía más bien confundida. Puse mis manos frente a mí.

— Déjame explicarte todo. Después, si quieres puedes matarme o lo que sea — Respondí sincera. Eso pareció calmarlo y continué.

*Flashback

Le dije a Rosalie que se quedara en la camioneta, esta batalla se iba a poner muy fea y ella siendo una humana no iba a demorar en ser masacrada por los vampiros.

Estuve cerca de la camioneta cuidando de que ella no saliera. En un momento de dejadez, un vampiro de la guardia Vulturi se acercó a mí para atacarme, pero fui más rápida y lo electrocuté en el acto. Cuando pudo recuperar el aliento, me miró a los ojos y sonrió. Después de eso, me guiñó el ojo y se fue sin más. Quedé algo aturdida en eso y no me di cuenta que Rosalie se había escapado — Esta tonta — Pensé.

La busqué con la mirada hasta que la hallé a unos cuatro pasos de la camioneta, un vampiro estaba detrás de ella acechándola… Pero no era cualquier vampiro, era Emmett Cullen. Sabía que ellos dos tenían algo por cómo ella había actuado en aquel parqueadero del instituto. Entonces, él la mordió con intención de partirle el cuello. Al parecer Emmett no sabía que era Rosalie a quien había atacado. Rápidamente, al notar que ella era humana, abrió los ojos, se quedó mirándola sorprendido.

Joder. No puede ser que estés aquí ¿Cómo carajos estás aquí? — Él vociferó a una Rosalie con los ojos cerrados y sangre derramando por todo su cuello.

Nadie pudo notar el drama puesto que todos estaban luchando sus propias batallas, excepto yo que me encontraba escondida. Hasta que vi a Rosalie desangrándose en la fría nieve. Emmett parecía congelado en su lugar.

¿Qué haces idiota? Tenemos que darle auxilio o algo — Dije desesperada, saliendo de mi escondite.

¡No se puede! Ya la mordí, mi veneno está en su sistema.

¿Entonces?

No sé. Yo solo quería olvidarme de ella. No me la quería cruzar nunca más y mira Señaló el cuerpo de Rosalie desangrándose y siguió — Obtengo esta jodida mierda. Ahora me va a perseguir por toda la puta eternidad.

Deja de pensar en ti, maldita sea. Ella se encuentra en peor estado. Ni siquiera sabemos si va a despertar en algún momento o si le drenaste más sangre de la que deberías ¿Por qué no pensaste por un puto segundo?

Él soltó una risa irónica — Se nota que no te sabes toda la historia. Nunca pienso y al parecer siempre tomo las decisiones equivocadas. Soy un imbécil. No la quiero dejar sola, pero cuando despierte va a ser putamente doloroso. No quiero estar allí para cuando suceda. La dejaré en tus manos — Dijo y se fue sin dejarme replicar.

Después de dos días, la batalla había terminado. Como siempre, los números ganan. Bueno, está eso y que los Cullen habían sido entrenados por los Vulturi para este tipo de batallas. Así que, no sabía cómo era que mi papá esperaba ganar y salirse con la suya. Yo me mantuve al lado de Rosalie en un improvisado campamento que habíamos montado para escondernos mientras los Vulturi y los Cullen se aseguraban de que no quedara nadie de nuestro clan.

Mi papá decía que lo único bueno era que habían mordido a Rosalie y pronto sería como nosotros. Los negocios serían más fáciles y ella no se podría negar a las peticiones de mi papá. Al parecer, él se hacía el idiota porque Rosalie no dejaba que nadie mandara en su vida y una prueba de ello era que estaba viviendo sola, sin la supervisión de mi papá. Menos ahora que estaba por convertirse en inmortal.

Estábamos esperando a que finalizara su transformación. De pronto, algo como un feto estaba desgarrando la piel de su vientre desde adentro, quitando a mordiscos todo lo que le impedía salir al exterior.

Todos nos quedamos bastante sorprendidos y más al ver que Rosalie no hacía señales de movimiento, ni siquiera tenía pulso… Nada. El pequeño feto, se asemejó a un bebé en tanto transcurrían los minutos. Me quité mi chaqueta y traté de limpiarlo para verlo mejor. De alguna extraña manera, los tejidos del vientre de Rosalie se estaban reconstruyendo cuando el feto terminó de salir y al mismo tiempo que se formaba mejor la cara del bebé, el vientre de Rosalie quedaba como si nada le hubiera sucedido, con cicatrices casi imperceptibles.

Al pasar el tiempo, nos quedamos mirando la insólita escena, con atención. Mi papá, apenas vio al bebé, supo del don tan impresionante que tenía. Luego Rosalie comenzó a mover sus brazos levemente acercándolos a su vientre, como buscando algo, casi se podía ver como trataba de abrir los ojos y por primera vez en mi vida, vi la expresión de horror situado en el rostro del gran Eleazar Denali.

Kate: Máxima potencia — Me ordenó.

Pero… Pero… Está despertando y… Es parte de la familia… Del negocio… Nos hará ganar mucho dinero — Dije lo último esperando convencerlo pero solo me importaba verla bien a ella.

Nada de eso. Cuando se desarrolle el bastardo, ella se lo va a querer llevar. Va a huir y no permitiré que esto se me escape de las manos. Ya sabes que hacer — Me quitó al bebé de los brazos, no sin antes darme una dura mirada.

Busqué en los rostros del resto de mi familia algo que me diera apoyo o… En realidad no sabía que estaba buscando, puesto que daba por hecho que todos en mi familia eran unos odiosos hijos de mierda. Solté un suspiro y obedecí las órdenes de mi padre. Como siempre tan sumisa ante mi familia. Me odié por eso.

Lo siento, Rosalie — Susurré en mi mente. En cambio de la descarga eléctrica que mi papá dijo que le diera intenté con una mínima. Lo suficiente para aturdirla por uno o dos días mientras despertaba y con suerte tendría un nuevo comienzo. Una nueva vida diferente a la que estaba viviendo.

Papá le dijo a Tanya que borrara los recuerdos de aquella batalla y de su vida en general. Solo por si acaso. Dado que Rosalie tenía los ojos cerrados, Tanya tuvo que posar su mano en su cabeza y hacer más esfuerzo para que los recuerdos desaparecieran.

¡Peter, tienes que comer! — Grité por la ventana sin importarme la mirada envenenada que me mandaba mi papá por interrumpir otro de sus entrenamientos.

Ya voy, Kate — Gritó el niño y en un borrón estuvo a mi lado.

Le sonreí poniendo el plato de comida en la mesa, frente a él.

Mi vida no era tan miserable desde hace dos años, que Peter había llegado a casa. Yo había encontrado mi puerto seguro en él. Había encontrado libros de maternidad donde explicaban cada una de las etapas del bebé. Claro que tuve que adecuarlas a mi propio caso. Había aprendido a cocinar por y para él, porque según lo que habíamos investigado: el niño era hibrido y se me hacía más natural que comiera comida humana en vez de beber sangre, puesto que no le habíamos explicado esa parte de la historia.

Él simplemente, creía que sus padres eran los míos y nosotros éramos hermanos. Peter creía que todos nosotros éramos humanos comunes, a pesar de que a él no se le permitía salir de casa, en caso de que sucediera algo que se nos saliera de las manos. Mi familia no había investigado mucho sobre los "niños híbridos" porque a papá solo le interesaba desarrollar su poder. A pesar de que no me pareció justo con él, mentirle de esa manera, no tuve más opción que aceptar… Era más fácil y en cuanto creciera otro poco, le podríamos decir la verdad. O por lo menos yo lo haría.

*Fin del Flashback

Al terminar mi historia, ambos quedaron mudos. Tanto Emmett como Rosalie boqueaban sin que algún sonido saliera de sus labios. Yo estaba algo nerviosa. Llegué a pensar que tal vez, ellos no me creerían, se soltaran en carcajadas o me gritaran por mentir. Pero este no era el caso, ellos parecían tan sorprendidos que no me quedaba duda alguna de que lo que había hecho era lo mejor. Había llevado la carga de ese secreto por años y decirlo en voz alta ante los implicados, definitivamente me hacía sentir más ligera.

— Entonces… ¿Yo? — Emmett miró a Rosalie como si no se lo pudiera creer.

— No, no lo creo… Emmett estaba demasiado familiarizado con mi aroma ¿Cómo me pudo atacar sin darse cuenta? — Preguntó Rosalie.

— Estábamos en una batalla. Yo seguía tratando de bloquearte de mi mente porque no quería volver al pasado y seguir sufriendo. Concentré todas mis energías en destrozar a cualquier vampiro que se me atravesara… Pero no me acuerdo que tu…— Emmett me miró — ¿Por qué no recuerdo eso?

Solté un suspiro — Tanya… Se supone que ella tenía que borrar todos los recuerdos que tú tenías con Rosalie. Pero como ella no sabía que ustedes habían tenido "algo", se encargó de borrar a penas el momento en el que la mordiste.

Rosalie POV

Emmett y yo no salíamos de nuestro asombro. Emmett quedó prácticamente petrificado al escuchar que él mismo me había transformado y abandonado como un cobarde. Y yo… Bueno, no estaba mucho mejor. Escuchar de los labios de Kate que mi bebé me había desgarrado por dentro, y que luego mi cuerpo se había curado "por sí solo", me inquietaba en cierto punto.

— Escuchen, yo… Simplemente, tenía que hacerles saber esto, porque odio a toda mi familia y amo enormemente a Peter. Yo traté de cuidarlo de la mejor manera que pude, durante sus primeros dos años. Lo hice por él y por ustedes — Kate me sonrió tiernamente — Ahora les corresponde a ustedes: Sus padres — Dijo lo último uniendo la mano de Emmett con la mía.

— Claro. Estoy más que gustoso — Emmett rio.

Parecía que esas palabras habían hecho que él saliera de su casi estado de shock. Una enorme sonrisa se desplegó en su rostro y empezó a jalar de mi brazo para que fuéramos al encuentro de nuestro hijo. La emoción irradiaba por cada parte de su cuerpo. Me quedé quieta en mi sitio. Kate asintió con la cabeza mientras me sonreía de manera cómplice y se retiraba lentamente, dándonos nuestro espacio.

— Emmett, espera — Tomé su rostro en mis manos y lo miré como si se tratara de un niño chiquito. Recordé a mi hijo jugando en el jardín y sonreí con más ganas — Tenemos que ser pacientes. No solo se trata de ir, en este momento, a decirle que somos sus padres — Vi como decaía su sonrisa y besé sus labios — ¿Recuerdas que lo hablamos?

— Paso a paso — Asintió un poco más serio.

Tomé su mano y nos dirigí al jardín. Corrimos juntos hasta llegar a nuestro hijo. Los demás integrantes de la familia se fueron alejando de a poco para que solo Emmett y yo jugáramos con Peter.

La tarde se pasó rápidamente entre risas, chistes, juegos y comentarios con nuestro hijo. A Emmett y a mí casi se nos escapaban detalles sobre nuestra relación con él y, por suerte, Bella tenía el escudo mental alzado para que Peter no pudiera copiar el don de Edward y por consiguiente, leernos la mente. Por lo menos yo me sentía, la mujer y la madre más feliz del mundo.

Una y mil veces di gracias al cielo porque Kate estuviera de nuestro lado. Ella era quien había convencido a Eleazar todos los días de permitir que Peter llegara a la casa Cullen sano y salvo para convivir con nosotros. — ¿Cómo lo hacía? — No tenía la más mínima idea. Pero en caso de que no pudiera llevarlo, nos enviaba un mensaje de texto para que Emmett y yo nos presentáramos en la casa Denali para ver a Peter. Edward y Bella siempre estaban con nosotros. Bella nos ayudaba con sus escudos y Edward podía leer muy bien a las personas sin necesidad de utilizar su don. Algunas veces se colaban otros integrantes de la familia, en su mayoría Alice y Esme.

En todos los momentos que Emmett y yo estábamos con Peter, no se me pasaron desapercibidos todos los gestos competitivos que hacía Peter cada vez que Emmett trataba de jugar con él o cuando Emmett me hablaba a mí de forma cariñosa. De igual, manera eso último era normal — ¿No? — Él y yo no habíamos podido estar juntos como lo habíamos querido en un principio — Incluso ahora — Pensé irónica. Tanto Emmett como yo estábamos seguros de que la relación amorosa que teníamos era estable, puesto que no había secretos y sabíamos que nos amábamos. Ahora intentábamos comprender el concepto de "familia" acercándonos a nuestro hijo. Lo irónico era que, como Peter no sabía que Emmett era su padre, él se ponía celoso y un poco grosero cuando Emmett tenía muestras de cariño para conmigo o incluso con él.

Peter jugaba conmigo más que todo. Los chistes y comentarios graciosos por parte de Emmett, lo distraían por periodos cortos de tiempo y eso me alegraba. Claro, Emmett no era ciego y se daba cuenta del apego que nuestro hijo sentía por mí y la renuencia que sentía por el contacto de él. Sin embargo, me encantaba lo positivo que era mi novio al decir que algún día lograría ganarse el cariño de ese niño al punto de querer tenerlo de padre.

Mi hijo había caído exhausto después de toda la diversión que había tenido en el día. Empezando porque Kate lo había traído a las cinco y media de la mañana. Recibió clases de historia por parte de Jasper, puesto que él le pidió que le hablara sobre la guerra civil y Jasper había participado en ella. Luego Bella bajó un poco su escudo haciendo que Peter pudiera copiar el don de Edward y ganara la mayoría de partidas que estaban jugando los tres. Carlisle y Esme jugaron con él a los doctores. Como era de esperarse, Alice y Heidi lo aburrieron hasta el cansancio con su cambio de ropa. Por último, Alec le mostró muchos video-juegos.

Hasta el final Emmett y yo pudimos pasar la mayoría de tiempo con Peter. Yo estaba sentada en la tumbona del jardín. Mi pequeño llegó corriendo hasta donde yo estaba y me abrazó. No pude reprimir una enorme sonrisa ante ese gesto que me había calentado mi inexistente corazón. — No podía esperar a que me dijera mamá — pensé con anhelo.

— Le gané a Alec — Con su manita me mostró cinco dedos — Cinco veces en el juego de los carros ¿Recuerdas el juego de "Need For Speed" (1) que me regaló? Por fin le gané.

Emmett llegó a mi lado sonriendo — Muy buen trabajo, campeón — Le despeinó el cabello y se sentó a mi lado. Peter hizo una mueca de desagrado y se sentó en mis piernas. Seguramente, él pensó que yo no había visto cómo le sacó la lengua a Emmett y este último me miró divertido.

— ¿Por qué no me dices cuál es tu deporte favorito? — Emmett le preguntó con una sonrisa retadora.

Kate me había dicho que Peter no salía de su casa a no ser que fuera realmente necesario. Así que cuando nosotros empezamos a pasar tiempo con él, mis hermanos y hermanas -incluido Emmett- le habían enseñado a jugar diferentes deportes: Como baseball, basquetbol, patinaje, futbol americano, boxeo, ciclismo y soccer. Este último era el que más le gustaba. Aunque algunas veces le gustaba retar a Emmett en boxeo y, era obvio que no ganaba.

— No es por nada, pero soy muy bueno jugando soccer — Se jactó dándole una mirada orgullosa a Emmett. Éste arqueó una ceja en su dirección sin dejar su sonrisa — Es más… — Continuó — Yo estoy muy seguro que te puedo ganar un juego.

— Reto aceptado.

… Y con esa frase, mis dos hombres terminaban jugando un partido de soccer cada día, probando quien era el mejor -obviamente Emmett lo dejaba ganar la mayoría de veces-. Era visible que los lazos padre e hijo se afianzaban en ese simple juego y salían a flote todas las características que compartían, como su entusiasmo y su competitividad. Al final de cada juego, el ganador me daba un beso en la mejilla. Me sentí morir cuando Peter lo hizo por primera vez.

— Hola Kate.

Contesté sonriente y algo preocupada. Kate me estaba llamando al celular -cosa que no hacía con frecuencia-. De seguro algo le había pasado a Peter ya que ella se lo había llevado hace un poco menos de un par de horas. Mi bebé había caído rendido ante otro día de emoción familiar y terminó dormido en mis brazos para cuando cayó la noche.

— Hola, Rose. Mañana tendrán que venir. Si pueden llegar antes de las ocho, sería excelente.

Solté un suspiro resignado — Déjame adivinar: El malnacido de tu papá no te dejó traer a Peter — Bufé — No te preocupes, me da igual el lugar mientras pueda estar con mi hijo. Pero ¿Por qué tu urgencia de llegar temprano? — Ahora si me preocupé.

Ella se quedó en silencio unos segundos — Verás, mi papá está algo molesto porque cuando yo lo llevo a tu casa, Peter no puede seguir con el entrenamiento de su don y parece que se viene algo importante para la familia — Se quedó pensativa — Si, me siento como una prisionera viviendo en esta casa — Soltó resignada.

La entendía como a nadie en el mundo. A mí me había tocado vivir en ese infierno por muchos años y respiré feliz cuando al fin me pude escapar. Kate era otra cosa, tenía que seguir las órdenes de Eleazar o atenerse a sus castigos. Tanya e Irina tampoco la ayudaban mucho y no entendía cómo era posible que sucediera eso sabiendo que eran trillizas.

— Bien, mañana voy con Emmett… Sé que Edward, Bella, Alice y Jasper estarán encantados de acompañarme.

— ¿Heidi y Alec? — Preguntó curiosa ya que ellos eran los que más jugaban con Peter.

— Están castigados por algo que hicieron en Forks y no creo que Carlisle y Esme aprueben su visita — Escuché la risita de Kate — Está bien, nos vemos mañana y… Kate, todo va a mejorar.

Al terminar la llamada, me quedé sentada en la cama con una sonrisa en el rostro, pensando que al día siguiente vería a mi pequeño, quien cada día crecía más y más. Él y Emmett parecían dos niños jugando. Las únicas conversaciones serias que tenían se trataban sobre las apuestas de soccer.

Entonces puse el celular sobre la mesita de noche, fui al baño para refrescarme y ponerme algo más cómodo. En eso, me encontré con Emmett en calzoncillos, tanteando la temperatura del agua del Jacuzzi. No sabía que él estaba allí. Di un pequeño saltico por la impresión y mis ojos se abrieron ante el musculoso cuerpo de mi novio — ¿Mirar y no tocar? — Nada de eso. Esta noche sería nuestra. Yo me iba a asegurar de marcar a fuego cada centímetro de su piel con mis manos y mi lengua.

— Hey ¿Te quieres unir? — Me preguntó desvistiéndose completamente frente a mí.

La vergüenza recorrió mi rostro y básicamente todo mi cuerpo. Casi no lo podía mirar a la cara porque sentía el deseo de recorrer minuciosamente cada parte de su cuerpo. Estaba tensa, aunque una cierta parte de mi sentía familiaridad puesto que cuando fui humana lo había visto desnudo muchas veces… En ese momento me concentré en que iba a ser nuestra primera vez, -ambos- como inmortales. Salí de mis pensamientos cuando escuché una carcajada proveniente de su boca.

— ¿Es en serio? Las últimas veces fuiste tú la que me lanzó a la cama con intenciones de devorarme y no me vengas con el cuento que la transformación te afectó, porque yo recuerdo muy bien que cuando estábamos en tu departamento, eras tú la que lideraba nuestros encuentros.

Caminó lentamente hasta donde yo me encontraba, con una sonrisa pervertida. En poco tiempo me relajé, imité la sonrisa que él tenía y me apegué a su cuerpo besando lo primero que tuve en frente: su cuello. Él puso sus manos a cada lado de mi cintura, luego bajó hasta mis glúteos y los masajeó sin contemplación. Terminé de besar su cuello y fui hasta su boca dejando besos voraces en el trayecto. Me encontré con sus labios grandes, carnosos y desesperados que pedían a gritos ser devorados. Me dejé llevar tanto por la pasión que no me di cuenta en que momento terminé desnuda, dentro del Jacuzzi, sobre él gimiendo y gritando su nombre, mientras él me embestía rudamente y jugaba con mis pechos.

— Dios, no recordaba lo bueno que era esto.

Se podía decir que estaba "casi" satisfecha después de los múltiples orgasmos que Emmett me había proporcionado en toda la noche. Claro, primero fue en el Jacuzzi, luego hicimos pedazos la cama, luego habíamos escapado al jardín, estuvimos en algunos árboles del bosque y finalizamos en lo que quedaba de nuestra cama puesto que ya estaban saliendo los rayos del sol. No estaba cansada, pero mi eternidad no podía basarse en solo sexo -aunque la idea sonaba bastante tentativa-.

Me quedé acosada en el suelo de la habitación, bajo las sábanas apenas cubriendo mi desnudes. Emmett salió del baño con una toalla atada a su cintura y con otra estaba secando su cabello. Me miró con una sonrisa divertida.

— ¿Cómo sabías que estaba preparando el Jacuzzi, anoche? — Preguntó.

— No sabía — Me incorporé para quedar sentada — Quería un baño después de la llamada… ¡DEMONIOS!

Miré la hora en el reloj — ¿A qué hora había dicho ella que llegáramos? — Me entretuve con Emmett la noche anterior y no le dije lo de Peter, no le dije a nadie que me acompañara a la casa Denali. — MALDITA SEA — Siete y cuarenta y cinco. Quince minutos. Tenía quince minutos para bañarme, vestirme decentemente y preguntarle a Emmett, Bella, Edward y Jasper si me acompañaban a ver a mi hijo.

Corrí al baño como un rayo y me bañé en dos minutos. En la habitación, Emmett ya estaba vestido mirándome con el ceño fruncido.

— ¿Qué pasa, nena? ¿Estás bien? — Me abrazó. Su tacto me electrizó la piel, recordándome cómo había pasado la noche. Tuve que apartarme con los ojos cerrados. Tenía que concentrarme.

— Emmett — Le dije mirándolo a los ojos — Anoche llamó Kate. Me pidió que llegáramos antes de las ocho para visitar a Peter todo el día. Tengo el presentimiento de que Eleazar está tramando algo con nuestro hijo.

— No le hará daño, yo me encargaré — Dijo convincente.

— Tengo que preguntarle a Edward, Bella, Alice y Jasper si nos acompañan y todavía tengo que vestirme y maquillarme… Vamos a llegar tarde — Ya sentía el pánico recorrer mi cuerpo. No me quería imaginar los entrenamientos de Eleazar.

Emmett puso sus manos en mis hombros y me hizo mirarlo a la cara — Tranquila, vístete, le diré a mis hermanos y luego bajas para que Esme nos lleve a la casa Denali.

— Gracias — Le dije dándole un casto beso en los labios.


Holaaa ¿Cómo les pareció el capítulo? Al menos ya sabemos que Kate apoya 100% a Emmett y a Rosalie y están haciendo un plan para que Peter viva con los Cullen ¿Se esperaban que fuera Emmett el responsable de la transformación de Rosalie?

Espero que les haya gustado. Déjenme saber lo que piensan en el cuadrito de abajo. Muchas gracias a todas por sus favs, follows y reviews. Nos leemos en el siguiente capítulo.

Saludos desde Colombia.