"Disclaimer: Esta historia es irreal y grosera, los personajes célebres son pobres imitaciones, y debido a su contenido, nadie lo debe leer."
¿Cómo paso todo esto tan rápido? Estamos en los últimos años de la secundaria, algunos de nosotros hablamos de la universidad a la que iríamos, si trabajaríamos en el local de la familia o si quiera si saldríamos de este pueblo en medio de la nada.
Nadie le daba importancia tampoco, apenas tenemos diecisiete años, aunque ayer cumplí dieciocho, y falta mucho para tener que tomar esa decisión aún. Aunque el primer día escolar después del receso de verano tenía algo diferente, estaba llegando tarde, no había nada que pudiera hacer y tampoco quería correr. ¿Cambia algo la hora de llegada?
Escuché un grito conocido atrás mío, antes de que pudiera girarme a ver a la persona ruidosa detrás de mí, me había sujetado de la mano y estábamos corriendo hacia la escuela.
— ¿¡Tweek!? —Grité queriendo parar, pero el rubio estaba en sus ataques de estrés de nuevo, así que estábamos corriendo a tropezones por la calle principal — ¡Ya para!
— ¡Vamos a llegar tarde! —Gritó, su voz ya estaba agitada por la maratón que estaba realizando— ¿Llegar tarde? ¡Todos nos van a mirar al entrar! ¡Demasiada presión!
Llegamos con el pulmón en la mano, y escuchamos el timbre para entrar. Primer día y llegue a tiempo, el año iba a empezar mal. Pasamos entre los pasillos hacia nuestra aula, ya conocíamos a los chicos de años menores y mayores, es un pueblo pequeño. El señor me vio entrar al aula, en silencio.
— ¿lle…llega….llegas temprano? —Jimmy inicio una conversación mientras nos acomodábamos, este semestre estaré junto a él y Tweed, en las mesas del centro. — ¿A qué… que… que se debe este honor?
—Púdrete...— Conteste irónico— Tweek me arrastro hasta aquí.
Jimmy rio e hizo un chiste que no me moleste en escuchar, observé a mi alrededor como Clyde coqueteaba con una de las compañeras, a Wendy enojada hablando con el grupo de chicas y los cinco idiotas del grupito de Erick llegando tarde, a Stan disculpándose con Wendy… Y los demás haciendo sus cosas.
Tweed, en cambio, estaba buscando su lapicera verde. La realidad es que nunca la usa, pero cuando quiere usarla no está; Empiezo a pensar que no existe.
Antes de que pudiera pedírmela, le ofrecí una— Ten.
— ¿Ah? —Se giró incrédulo— ¿¡Esa no es mi lapicera verde!?
—No.
—Creo que lo es.
—No.
Dio un grito ahogado y la tomo entre sus manos, algo confundido— ¿Seguro? Creo que si es MI lapicera verde.
Realmente estaba cansado. Tener la misma charla desde hace años me pudría el cerebro, siempre la misma pregunta, siempre el mismo grito ahogado, siempre los mismos planes. Estaba más que hastiado de todo esto. ¿Era posible aburriste de la relación que tenía con Tweed? El ni siquiera parecía notarlo, estaba exactamente igual que siempre.
El profesor daba la típica charla de primer día, con información y dando avisos.
Clyde se dio vuelta hacia mí y preguntó en voz baja. Le guiño el ojo a la chica rubia con la que coqueteaba—Chicos, ¿Vamos a las recreativas después de la escuela?
Jimmy fue el primero en responder—Cla…claro.
Token mostró el pulgar en señal afirmativa y yo asentí. Tweed, que era incluido en el grupo como "un plus" de mí, pero negó con la cabeza.
—Tengo que ir a la cafetería a… trabajar.
— ¿Algo que quiera compartir con la clase, señor Tweak?
El grito y el ataque de ansiedad del rubio se escucharon en la clase antes de que los demás se rían de él. Yo simplemente permanecí en silencio, estaba cansado de esto. Siempre ocurría exactamente lo mismo en mi rutina, estuve toda la clase con mi rostro neutral.
Las demás clases ocurrieron con normalidad, nos avisaron que el fin de semana se haría la feria para elegir un club escolar. Yo tenía pensado el mío, Kenny sin dudarlo dijo que entraría al de cocina, yo pensaba el de astronomía y física; Nuevamente Tweed negó alguno, tenía que trabajar.
Al salir me uní a los chicos para ir a las recreativas, pero mi abrigo fue estirado suavemente, al girarme los ojos de mi novio estaban fijos en mi— ¿No vamos a… volver juntos?
Suspiré, lo acompañaría a la cafetería y después me reuniría con los chicos. Me despulpe con ellos y quedamos en vernos en la casa de Tokat para ir todos juntos, ya que estaba cerca de la cafetería y Clyde había derramado sobre el pantalón del susodicho refresco. Pasar por su mansión era algo inevitable.
Por primera vez en el día Tweed estaba tranquilo, caminando a mi lado. Veía sus manos golpear los tirantes de la mochila en compás, y sus tics cesaban a medida que caminábamos. Se estaba relajando, lo conozco lo suficiente.
— ¿Amor, Qué días trabajaras?
Gritó y me observó asustado—Bueno… de lunes a viernes después de la escuela y… ¿los sábados? todo el día… ¡Pero a la noche estaría libre!
Las palabras salieron atropelladas de su boca, en parte me agradaba tener más tiempo a solas para mí, pero era algo sospechoso— ¿Por qué necesitas ir tanto?
Se estiro un poco el pelo y pronunció— Nada en especial.
Mentía.
Tweek jamás me miente, pero era totalmente predecible cuando lo hacía. ¿Qué podría ocultarme? ¿Trabaja para comprarme un regalo o una casa a Stripe #5? ¿Qué planea?
—Tal vez me quedé por un café.
— ¡No! —Gritó, se tapó la boca con las manos y respiro profundamente— No… puedes hacer esperar a los chicos.
—Clyde debió pasar por pasitas, así que no creo que los haga esperar— Argumenté con tranquilidad— Realmente se me antojo tu café.
Tweek volvió a estar visiblemente nervioso, al llegar al local me detuvo con la mano— Puedes esperar ¿afu…era? —Hizo una pausa— Yo… Te traeré tu café enseguida.
Su voz parecía rogarme algo, como si lo que sea que estaba hay dentro no fuera algo que deba saber. Accedí, simplemente me senté en el banco del local y prendí mi teléfono, avise a los chicos de mi situación y pregunté la ubicación del autoproclamado "galán del curso". Efectivamente lo estaban arrastrando fuera de pasitas.
Algunas personas entraron al local, en los diez minutos que esperé. Por el reflejo de la pantalla del teléfono pude ver a Tweek hablando con alguien de pelo negro, sin llegar a enfocar bien.
Salió a fuera con su uniforme verde y me dio mi café— Descafeinado, como te gusta. —Saqué tres dólares y se los ofrecí— ¡Es cortesía de la casa!
Le di un beso en los labios y nos despedimos, quedamos en hablar a la noche. Al irme no pude ver por el ventanal el rostro del chico que estaba limpiando el piso del establecimiento, pero su pelo negro era llamativo, no tardaría mucho en encontrarlo en los pasillos de la escuela y preguntarle algunas cosas.
Pasamos la tarde jugando hasta que Token se cansó de perder y decidió salir al parque a tomar aire, aceptamos. Caminando por el parque notamos al grupo de chicos vampiros relajándose en la sombra, algo incoherente y estúpido. Los góticos estaban acaparando otro árbol, sobre una manta negra y leyendo sus libros de poesías simplistas e inconformistas.
Pero faltaba uno. El de pelo negro y el flequillo rojo.
Es como dicen, pueblo pequeño; infierno grande.