Disclaimer: Esta historia es una Versión Alternativa de la Obra de Jane Austen. También es una adaptación libre de la novela de Lynne Graham (de mismo nombre). Por ultimo, el Sr. Darcy es mío.
Epílogo
Cinco años después…
Pemberley.
Elizabeth recorrió el salón con la mirada, procurando que todo estuviera en su lugar, antes de la llegada de los invitados. En realidad iba a ser una fiesta más bien íntima y familiar, pero de todos modos ella quería que todo estuviera perfecto, no quería escuchar reproches más tarde… Ya que la Sra. Bennet no tenía reservas al momento de expresar sus reproches. Su madre, la ponía nerviosa, ansiosa y estaba segura que ya no le quedaba paciencia para escuchar sus recriminaciones.
Su madre llevaba un mes de visita en Pemberley, después de haber estado tres meses acompañando a su hija Jane, quién había dado a luz una hermosa bebé llamada Sophie. La Sra. Bennet amaba pasar tiempo con sus hijas y sus nietos, o al menos, eso era lo que ella decía. Pero sólo eran excusas, la Sra. Bennet se rehusaba a vivir sola en su casa en Meryton.
Las generosas dotes de sus hermanas habían facilitado la búsqueda de esposos. Mery llevaba tres años de matrimonio con un joven abogado de Londres y Lydia, se casó poco después con un teniente del ejército. Por su parte Kitty vivía en casa de Jane y se encontraba comprometida con un socio de negocios del Sr. Bingley y esperaban celebrar la boda dentro de poco.
Por lo tanto, era bastante difícil eludir a la Sra. Bennet, aunque visitaba a sus otras hijas, prefería permanecer por largas temporadas en casa de los Bingley en Nottingham, lo cual quedaba bastante cerca de Derbyshire y a poco menos de dos horas de Pemberley. Lo cual era muy conveniente, para los Bingley y los Darcy. Pero bastante incómodo, cuando se trataba de las visitas de la Sra. Bennet.
Probablemente si Darcy hubiese estado en casa, la visita en esta ocasión, habría sido más corta. Su madre no podía evitar sentirse intimidada por la presencia de Darcy y después de unas pocas semanas huía de esa incomodidad. El problema es que Darcy se encontraba atendiendo negocios en Londres hace dos semanas y probablemente todavía le quedaba una semana más de trabajo, antes de poder regresar a casa. Elizabeth suspiró, extrañaba demasiado a su marido, pero la visita imprevista de su madre, sumado al resfriado sus hijos había contraído a principios del mes, habían anulado cualquier posibilidad de viajar junto a él.
– ¡Mira mami! –gritó su hija, girando sobre sí misma, emocionada por el movimiento de su vestido.
– ¡Oh! ¡Estás hermosa! ¡Que vestido más bonito! –Comentó Elizabeth.
–Ahora soy una niña grande. Tengo…–La niña empezó a contar con sus dedos para mostrarle a su madre. –Cuatro.
– ¡Sí, hoy cumples cuatro años! –Exclamó Elizabeth tomando a su hija en sus brazos para darle un apretado abrazo. –Feliz cumpleaños mí querida Emma.
Elizabeth besó la carita de su hija antes de soltarla, pues en ese momento apreció la Sra. Reynolds anunciando la llegada del Dr. Douglas y su esposa. Elizabeth les dio la bienvenida con una enorme sonrisa, Georgiana lucía feliz del brazo de su esposo y una pequeña pancita anunciaba que el matrimonio esperaba a su primer hijo. La relación de Elizabeth y Georgiana había mejorado significativamente, y cualquier desacuerdo y disgusto había quedado en el pasado.
– ¿Y dónde está William? –Preguntó Georgiana mirando a su alrededor, después de saludar cariñosamente a Emma.
–Está durmiendo la siesta, no quería que estuviera agotado a la hora de la fiesta. –Respondió Elizabeth–Ahora voy por él. –Anunció saliendo del salón.
Sus hijos eran otra fuente inagotable de satisfacción y felicidad. Aunque a veces también la volvían loca con sus travesuras. Darcy se volvió loco el día que supo que sería padre, estaba fascinado con la idea de tener un hijo, un niño con el que podría jugar y enseñarle esgrima.
Fue muy cómico cuando Darcy se enteró que había nacido una niña, no pudo evitar la expresión desconcertada en su rostro, intentando disimular la decepción. Pero pronto olvidó cualquier decepción cuando conoció el rostro de su niña. Elizabeth siempre recordaría el momento exacto en el que Darcy se derritió de amor por su hija, a la pequeña Emma solo le bastó abrir sus ojitos azules para dejar encandilado a su padre. Darcy suspiró y una radiante sonrisa se extendió en su rostro y después no pudo dejar de sonreír cada vez que la miraba.
Emma era su hija mayor, era la princesa de papá, tenía los ojos tan azules como los de Darcy, aunque su cabello castaño y las facciones de la cara eran más similares a las de Elizabeth. Era una niña bastante conversadora y risueña.
Elizabeth entró en la habitación infantil y en la cuna se encontraba durmiendo su pequeño príncipe, se veía tan adorable y tranquilo.
–William, cariño, despierta… –Canturreó Elizabeth con voz dulce, mientras sacudía suavemente a su hijo.
William tenía casi dos años de edad, era un torbellino de energía, saltando y brincado por todas partes. Era un precioso niño de cabellos oscuros y profundos ojos castaños, como los de su madre. Elizabeth vistió a su hijo para la ocasión, iban a celebrar el cumpleaños de Emma.
Elizabeth y su hijo bajaron las escaleras tomados de la mano. Pasaban por el vestíbulo cuando la puerta de la casa se abrió, sorprendiéndolos a ambos. El pequeño William corrió a abrazar a Darcy.
– ¡Papá! –gritó a pleno pulmón.
Elizabeth lo vio tomar al niño en brazos y sonrió. Era un padre amable, cariñoso y paciente. Le dio unos cuantos besos a su hijo por todo el rostro y luego lo dejó en el suelo.
–Pensé que no llegarías hasta la próxima semana–le dijo Elizabeth acercándose a abrazarlo.
–Los extrañaba demasiado. –Murmuró Darcy inclinándose a besar a su esposa. –No me gusta estar sin ustedes.
–Yo también te extrañe mucho. –Respondió Elizabeth, respirando profundamente en el pecho de su esposo, dejando que su aroma agradable y masculino la envolviera.
– ¿Dónde está la niña del cumpleaños? –preguntó Darcy cuando se asomaron al salón.
Emma que se encontraba junto al piano con su tía Georgiana, cuando su mirada se encontró con los ojos de Darcy, atravesó corriendo el salón y se lanzó también a los brazos de su padre.
– ¡Has llegado papi! –exclamó feliz. –Has venido a mi fiesta.
–Por supuesto que sí –le respondió Darcy, sacando un regalo.
En ese momento el mayordomo anunció la llegada de los Bingley poco después entró Charles cargando a la pequeña Sophie y detrás de él venía Jane con su hija Lilian de cinco años, la prima favorita de Emma. Las dos pequeñas gritaron al verse y después salieron corriendo a jugar.
–Ya veo que no soy su favorito –comentó Darcy en tono de broma.
–No te preocupes, eres mi favorito –le dijo Lizzy en voz baja mientras se acercaba a saludar a su hermana.
Darcy la observó admirado. Era su Lizzy, lo mejor que había encontrado en la vida, siempre cariñosa y alegre. No era de extrañar que cada día la quisiese más.
Cuando la fiesta acabó, las niñeras de hicieron cargo de los niños y todos los invitados se retiraron a sus habitaciones. Elizabeth se unió a su esposo, que la esperaba al pie de las escaleras.
–Ahora sí. Cuéntame cómo te fue, no hemos podido hablar nada. –Murmuró ella tomando la mano de su esposo.
–Y esta noche tampoco vamos a hablar mucho–predijo Darcy con una arrebatadora sonrisa cargada de intención que cruzó su hermosa y testaruda boca al levantarla en brazos y subir por las escaleras.
– ¡Darcy! –le regañó Elizabeth preocupada de que alguien los hubiera visto.
–Tengo otros planes. –Murmuró él con voz ronca.
–Bastantes, espero –lo animó Lizzy con sus vivaces ojos clavados en el rostro de Darcy.
–Bastantes –prometió él antes de tenderla sobre la cama, quitarle los zapatos, girarla para bajarle la cremallera del vestido y ponerla de nuevo boca arriba para despojarla de su ropa y dejarla expuesta en su sensual corsé de encaje–. Estás increíble...
Elizabeth se movió incómoda, después de dar a luz dos niños, su cuerpo no era el mismo, sus pechos estaban más rellenos y sus caderas también. Con ropa los cambios no eran perceptibles, pero sin ropa ella era plenamente consciente de sus imperfecciones.
–No, no es verdad... Estoy más rellena que antes...
–Estás increíble. Eres la mujer más hermosa para mí, todo tu cuerpo me enloquece. Y todo lo que digo, lo digo en serio –dictaminó Darcy, luego se quitó la camisa y soltó el botón de la cinturilla de sus pantalones. –Te amo Lizzy, te amo con todo mí ser, con todo mi cuerpo, con toda mi mente. Eres el amor de mi vida. –Susurró Darcy.
–Te amo Fitzwilliam Darcy. –Respondió ella con una sonrisa sensual.
Yeeyyy! Y ahora sí es el fin... El verdadero y más completo final se encuentra en la historia Clasificación M "Un Matrimonio Diferente (Viñetas)"
Agradecimientos:
Aquí les voy a dar la lata, pero si han leído hasta aquí, le agradezco de todo corazón. Muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia y seguirla hasta el final. Gracias por todos quienes la marcaron en sus follows y sus favoritos, gracias por sus reviews y constante apoyo.
A continuación mencionaré a algunas personas que constantemente me dejaban sus reviews: AliceAndNathan, amorporloslibros, Belatrixie, Dina04, Dumm, ercilia, jesusalejandroportal, Kiwipride, kekepania86, liysyl, Lorena, Valerita07, Patricia Padilla, Raquel Almeida y obviamente hay muchas personas más, quienes no están mencionados aquí, pero también me alegraron dejando sus reviews y mensajes hermosos y otros no tanto, pero que de igual modo me animaban a seguir. Gracias por tomarse el tiempo de comentar, han sido una inspiración constante.
Desde el principio me sorprendí, por que no esperaba nada al publicar esta historia y el apoyo ha sido inmenso. Esta historia está publicada en español, ya que mi nivel de inglés es bastante bajo e indecente. Pero esta historia traspasó la barrera del idioma y siempre recibía mensajes en inglés o portugués (gracias traductor de google). No puedo dejar de decir gracias.
También les ofrezco una sincera disculpa, no puedo decir que estoy del todo satisfecha con los últimos tres o cuatro capítulos de esta historia, entiendo si más de alguien se sintió decepcionado, pues no era lo que tenía pensado al inicio. Pero después de perder gran parte de lo que tenía avanzado (cuando mi laptop murió) se volvió un poco tedioso para mí reescribir la historia. Esto también se sumó a mi gran crisis de ansiedad, que aveces me hacia desechar capítulos completos. Soy una persona bastante activa y perfeccionista, durante años he trabajado y estudiado al mismo tiempo, pero este año me he visto obligada a bajar las revoluciones por todo el tema de la pandemia, además me gradué y a pesar de que es un logro personal, la satisfacción me duró tan poco que no sabía que hacer con mi vida después de eso.
La falta de obligaciones y la falta de presión que significaba mantener el ritmo de estudio y trabajo, hizo que mi ansiedad se fuera a las nubes... Soy de esas personas que se enferma sin tener nada que hacer y estoy esforzándome en mejorarme. Por que no es saludable vivir así, no puede ser que en cuánto tenga algo de tiempo libre me invada la angustia, mi estomago se apreté y mi corazón se acelere. Puede que el encierro también tenga su parte en todo esto, pero quiero estar bien y sana.
¿A qué voy con todo esto? Pues quiero decirles que siempre es liberador admitir nuestros errores o cuando sabemos que podríamos haberlo hecho mejor. También decirles que la salud mental es importante, y el sentir ansiedad o angustia es normal en nuestro convulsionado mundo, pero debemos tratar con ello y cuidarnos mucho.
Siento que todo esto, de algún modo u otro afectó al desarrollo de esta historia y por eso les pido disculpa. Intenté mantener el estilo y el ritmo de la narrativa, pero yo no estaba bien. No quiero decir que odio el resultado de esta historia, pero tampoco me encanta. Lo lamento mucho, pero tampoco podía dejar la historia inconclusa, por que habría sido otra fuente de ansiedad para mí (Y con lo que tengo ahora, enserio no quiero más).
Ya tengo algunas ideas en mi cabeza, pero no sé si seguiré escribiendo, por ahora me lo tomaré con calma. De todos modos espero que podamos volver a leernos. Muchas gracias por todo, cuídense mucho. Un abrazo gigante!
Mila-Bennet
Un Review?