¡Hola a quienes leyeron el primer capítulo de esta historia y les gustó! Aquí tienen otro pequeño avance, un beso.
Capítulo 2 "Mi musa"
La cadencia de su falda, sus rizos revoloteantes mientras giraba, la risa gutural que nacía naturalmente y se reflejaba en sus ojos al bailar... uno, dos, tres, las imágenes se repetían constantemente dando vueltas en su cabeza, lo mismo que él en su cama intentando conciliar el sueño.
Hacía apenas unas horas Elizabeth Bennet no existía en su mundo, ahora parecía estar fijada en el centro de su mente sin opción a ser removida.
No conocía nada sobre ella, a excepción de su nombre y los breves comentarios mordaces que osó expresarle cuando interactuaron, que si bien lo avergonzaron y le hicieron sentirse expuesto, también calentaron más la sangre que se le agolpaba en el miembro después de percatarse que con su altura y la de ella, tenía una vista privilegiada de ese par de pechos generosos que se resguardaban con mucho esfuerzo debajo de la tela esmeralda. Le inundaba la curiosidad, ¿Sería tan inteligente como le pareció en el baile?, ¿Sus pezones serían rosados o más bien marrones como sus ojos? Esperaba que fuese la segunda opción... ¿Cómo se sentiría tenerlos entre las manos sin toda esa tela recubriéndolos? Seguramente suaves, pesados, firmes...
Cuando fue consciente de la dirección que habían tomado sus pensamientos su mano se había apoderado de su miembro y en un movimiento rítmico hacia arriba y hacia abajo se autocomplacía mientras se imaginaba a una Elizabeth con el vestido desgarrado y los pezones erectos, al aire, mientras lo veía ferozmente como esperando algo más...
Uno, dos, tres, de nuevo era todo obscuridad, la ventana filtraba un poco de luz de la luna a través de la cortina, podía distinguirse a sí mismo, tumbado boca arriba, desnudo como era habitualmente lo hacía al irse a dormir, los restos de su corrida no podían verse pero podían adivinarse en la humedad que palpaba por encima de su ombligo, todavía le recorrían ligeros espasmos de placer que sacudían su cuerpo, sumiéndolo en el sueño más profundo que había tenido en mucho tiempo.
Elizabeth Bennet, de Longbourn, se había convertido, sin siquiera imaginarlo, en la musa de sus sueños más eróticos. Qué escándalo sería que ella alguna vez llegara a enterarse... ¿O no?