Disclaimer: Personajes inspirados de la obra de Jane Austen "Orgullo y Prejuicio/Pride and Prejudice". Laina Lee es quien posee los completos créditos por la creación de esta increíble historia.

Título al español: La Redención de un Hombre Honorable: Ganar su corazón

Traducción: Serendipia Efímera cuenta con la autorización de la autora de "Vindicating a Man of Consequence: Gaining Her Heart" para su traducción al español.

Link de la Historia Original: s/12973663/1/

Historia Original: Este trabajo se encuentra completo en su versión original (inglés), el cual se puede encontrar en el perfil de la autora.

Adicional: La historia se mantendrá contada mayormente por nuestro Sr. Darcy, desde niño, joven, ya un hombre como en el libro. Además, aunque haya eventos que sucedan en el presenta habrá muchos relatos contados del pasado.

Lamento la demora, tuve mil pendientes entre la Universidad, otros estudios y compromisos personales. Agradezco a quien aún siga la historia 😊


.13.

INTERLUDIO II

"Sra. Collins: Mejor tener pájaro en la mano"

Las hermanas Bennet son unas tontas. Aunque amo a mi querida amiga Eliza, puede que ella sea la más tonta de todas.

Concedo que la mayor de ellas tenga justificación en serlo dada su belleza. Una mujer puede tener legítimamente un poco de libertad durante un tiempo si es que puede llamar la atención a través de su apariencia sin ningún mayor esfuerzo. Sin embargo, a los veinte años o más, esta debe volverse sabia y deliberada, en lugar de complacer su terquedad y locura. Soñar con el amor por un tiempo está muy bien, pero eventualmente cada mujer debe hacer lo que pueda para lograr un futuro seguro. Eso significa que debe analizar las posibilidades matrimoniales que la rodean y buscar una pareja prudente.

No es que Eliza (o Jane) no supieran de todas las comodidades que les serían arrebatadas en cualquier momento por el fallecimiento de su padre. Ellas dependen demasiado de él, por lo que deberían saber, que una mujer debe dejar el hogar de su madre y su padre y, en cambio, unirse a un marido. Así es esta vida.

Pensé que Eliza tenía en mente tratar de atraer el interés del coronel Forster cuando en la fiesta que dieron mis padres ella lo animó a dar un baile. Esto fue sutilmente un coqueto. Sin embargo, para mi sorpresa, fue en esta coyuntura que sentí la esperanza de que Eliza pudiera atraer a un pretendiente aún más superior, ya que observé por primera vez el interés del señor Darcy hacia ella, atendiendo a su conversación de una manera muy atenta.

El señor Darcy puede no ser el tipo más agradable y definitivamente es extraño, pero tiene los medios para darle una vida de ocio y proveer generosamente para sus hijos. Además, es bastante guapo y hay algo muy bueno que decir de un hombre que es mayormente silencioso.

El comportamiento malicioso de Eliza hacia él era claramente, al menos para mí, de desdén, pero afortunadamente para ella, el señor Darcy no parecía darse cuenta.

Aproveché la oportunidad para que ella le demostrara sus talentos antes de que pudiera hacer algo que le hiciera pensar mejor sobre su admiración. Eliza siempre ofrece interpretaciones agradables en el piano y pensé que esto podría favorecerla en los ojos del Sr. Darcy.

Luego, mientras tocaba, hablé con mi padre. Le pregunté: "Papá, si surgiera la oportunidad, ¿podría alentar al Sr. Darcy acercarse a Eliza?" Como lo esperaba, se apresuró a estar de acuerdo porque nada deleita más a mi padre que ayudar a emparejar posibles romances, aunque está bastante desesperado por hacer lo mismo por mí.

Él hizo todo lo posible al sugerir que el señor Darcy bailara con Eliza. Para mí estaba claro que el hombre estaba dispuesto, pero Eliza lo rechazó una vez más. El señor Darcy o debe gustarle ser castigado o debe estar realmente enamorado de ella.

Al día siguiente, hablé con ella sobre sus prospectos, le dije: "Creo que has ganado un admirador digno".

"Sí", dijo en forma soñadora, luego procedió a compartirme sus pensamientos sobre el teniente Wickham. Estaba desconcertada, incapaz de entender cómo el teniente Wickham pudo haber hecho que ella lo favoreciera. Eliza parecía tan tonta como la joven Lydia cuando me dijo: "Oh, ¡cuánto admiro el porte del teniente Wickham por encima de todos los demás oficiales!"

Ella no me escuchó cuando traté de explicarle la locura de tal aspiración: "Eliza, ¿por qué te gusta? El Sr. Wickham ni siquiera es lo mejor de lo que la milicia tiene para ofrecer en un posible esposo... El coronel Forster es una elección muy superior al señor Wickham, ya que tiene propiedades y un rango superior combinado con buen carácter. Si deseas a un militar, es a él a quien deberías desear atrapar, no al teniente Wickham".

Eliza se rió de mí. Mientras tomaba mi mano entre las suyas me miró con la mayor seriedad: "Es demasiado mayor, casi tan viejo como mi papá, pero podría servirte a ti querida Charlotte. Si tu corazón está comprometido, te deseo buena suerte al obtener la aprobación del coronel Forster".

Sabía tan bien como ella que era inútil. Si tuviera alguna creencia de que él podría estar disponible, seguramente lo habría hecho, pero como ocurre con muchos hombres, sus ojos se deslizaron más allá de mí hacia ella cuando estábamos juntos.

Eliza parloteaba una y otra vez sobre el Sr. Wickham, diciéndome: "El Sr. Wickham sería un buen partido para mí si tan sólo el Sr. Darcy no hubiera robado lo que es legítimamente suyo".

Sabía que era inútil discutir con ella sobre ese tema. Pensé que si ella sabía que el señor Darcy estaba bajo su poder, podría considerarlo más. Le dije claramente: "¿No ves que el señor Darcy está enamorado de ti? Debes actuar mientras él se siente así y asegurarlo".

Ella se rió de nuevo. "Quizá necesites gafas, Charlotte. El señor Darcy sólo me mira para encontrar faltas en mí; recuerda, no soy lo suficientemente guapa para tentarle."

Después de la estancia de Eliza en Netherfield, me guardé para mí mis opiniones sobre sus posibles pretendientes. Estaba claro que el coronel Forster ya no era uno de ellos, ya que todo el mundo había oído que se iba a casar, pero todavía pensaba que tenía la oportunidad de atrapar al señor Darcy."

El día antes del baile, Eliza volvió a hablar conmigo de su admiración por el señor Wickham. Me contó su esperanza de que él pidiera su mano para los dos primeros bailes en el Netherfield Ball, diciéndome: "Me aseguraré de vestirme lo mejor que pueda porque entonces él no podrá evitar querer bailar conmigo".

Me mordí la lengua. Si se vistiera con sus mejores galas, también le permitiría al Sr. Darcy admirarla mejor.

Dada la actitud anterior de Eliza hacia el señor Darcy, me complació que no rechazara su solicitud de bailar con él. Sin embargo, tenía miedo de lo que pudiese hacer o decir durante el set.

Hice todo lo posible para animarla hacia él diciendo "Me atrevo a decir que lo encontrará muy agradable".

Como niña obstinada y testaruda, respondió: "¡Dios no lo quiera! ¡Ésa sería la mayor desgracia de todas! ¡Encontrar agradable a un hombre a quien una está decidida a odiar! No me desees semejante mal".

Su obviamente ridícula actitud me hizo callar, pero cuando el Sr. Darcy se acercó para reclamar su mano, sentí que debía hacer un último esfuerzo para salvarla de sí misma.

Por lo tanto, le susurré: "¡No seas tonta al permitir que tu afición por el señor Wickham te haga parecer desagradable a los ojos de un hombre diez veces más importante que él!"

Sin embargo, siendo la señorita tonta y obstinada que es, no me respondió más que con una mirada que decía: Haré lo que yo quiera.

Sé que quería bailar con el teniente Wickham y eso no tiene nada de malo. Probablemente si él hubiera estado presente y ella hubiera bailado con él, hubiese hecho una técnica efectiva para poner celoso al Sr. Darcy. Pero preferir de verdad a alguien que no tiene medios para mantenerla es una auténtica terquedad.

Al día siguiente, me sorprendió descubrir que el primo de Eliza, el señor Collins, le había hecho una oferta de matrimonio y la había rechazado rotundamente. Si bien podía entender que tal vez ella no esperaba su propuesta, no entendía su falta de prudencia.

Podría entender que rechazara la oferta del Sr. Collins si pensaba que podía asegurar al Sr. Darcy, pero rechazar al Sr. Collins sin otra razón que su personalidad era una bobería. Tiene una posición respetable con una protectora cariñosa y la expectativa de obtener en el futuro mucho más. Además, hay una rectitud en él al tratar de enmendar su relación con sus primas y primo (El Sr. Bennet), lo que muestra un carácter bastante decente.

Más vale pájaro en mano que ciento volando; aquí, el Sr. Collins era el pájaro en su mano y los dos alejándose volando eran el Sr. Darcy y el Sr. Bingley. No culpo a Eliza por renunciar a cualquier oportunidad con el Sr. Bingley por su hermana; ya que él solo buscaba la oportunidad de tomar la mano de Jane, sin embargo, sí culpo a Jane por no extender dicha mano.

Intenté, una y otra vez, que Jane le mostrara al Sr. Bingley cuánto deseaba convertirse en su esposa. Si bien no hubo tiempo para hablar con ella a solas al respecto, al día siguiente de la asamblea, en otra ocasión en que ella y Eliza vinieron a verme, sí tuvimos un momento a solas cuando Lizzy no estaba cerca, "Debes coquetear y alentar al Sr. Bingley a que se enamore de ti".

Pero Jane me dijo: "Apenas lo conozco; ¿debería animarlo de verdad si aún no sé si podríamos ser compatibles?"

Le respondí: "Tiene cinco mil al año y es guapo. ¿Qué más necesitas?"

Ella se encogió de hombros y al momento siguiente Eliza se reunió con nosotras, asegurándose de que esta conversación se termine.

Sabiendo la cercanía de las dos hermanas Bennet, le sugerí repetidamente a Eliza que animara a su hermana a asegurar al señor Bingley, pero ella continuó enfocándose en su idea de que Jane no debería hacer nada hasta que estuviera segura de sus sentimientos, afirmando que la parcialidad de Jane hacia el Sr. Bingley era algo que él mismo debía descubrir. Era obviamente una idea ridícula, pero estaba claro que Eliza no iba a ayudar a Jane como debería.

Después de que estuvieron más en compañía, nuevamente le sugerí a Jane cuando tuvimos un momento a solas: "El Sr. Bingley claramente te admira. Has sido negligente en no asegurarlo todavía. Seguramente ya sabes que él sería un esposo muy amable".

Ella me dijo: "Yo podría hacer un mayor esfuerzo si es que para el baile no pide mi mano. Aún no pasa nada y mi madre ya está pensando que él prepara el baile como un cumplido hacia mí. Incluso, ya está planeando nuestra boda y hablando con cualquiera que la escuche de lo muy feliz que seremos los dos. Si piensas que mi madre es insoportable ahora, imagina cuánto peor se pondría si mostrara más interés. Ha alejado a todos mis pretendientes anteriores. Debo de ser muy precavida si ella está cerca".

"Entonces, no le muestres aliento cuando ella lo esté, solo cuando sus ojos estén en otra parte".

"¿No sabes que mi madre tiene espías por todas partes? Se enterará de todo lo que haga por tu madre, la Sra. Long y todas los demás. Sé que debería haber dejado más claro mi interés cuando estuve en Netherfield, pero por culpa de ese terrible resfriado o me veía muy mal físicamente o me sentía peor. El señor Bingley era siempre tan complaciente y solícito, de hecho, creo que sería un buen marido, pero con sus hermanas y Lizzy tan cerca, bueno, no podía ver cómo acercarme más. Pero si lo hubiese hecho, ahora mismo podría estar comprometida."

"Jane, por cómo lo cuenta Eliza, todo este tiempo parece que has estado dudando mientras intentas descifrar tus sentimientos, pero eso no es todo, ¿verdad?" Sin darle tiempo para responder, agregué: "Eres tan mercenaria como el resto de nosotros, ¿no es así?"

"Tal vez", dio una sonrisa disimulada, era casi una mueca, "pero no le digas nada a Lizzy. Ella ve lo mejor de mí, y odiaría decepcionarla. Ella siempre está hablando de cómo desea solo casarse por el más profundo amor y asume que yo también quiero lo mismo. Por qué sigue creyendo las boberías que lee en los libros, no lo sé. Y ciertamente yo podría amar al Sr. Bingley; no sería difícil en absoluto".

Fue el capricho de la vida que antes de poder de expresar más sus emociones, el Sr. Bingley haya decidido irse a Londres y permanecer allí. Aun así, Jane me dijo que pensaba que podría conseguir una invitación a la capital por parte de los Gardiner y de esa forma volver a encontrarlo visitando a sus hermanas. Me atrevo a decir que, si esto no funciona, ella actuaría mucho más rápido la próxima vez que un pretendiente elegible se cruzara en su camino.

Tampoco puedo dejar de mencionar al Sr. Wickham, ya que creo que él puede ser una sanguijuela chupando lo que pueda conseguir de quien esté disponible. Su falta de carácter ha sido demostrada por todos los rumores que ha difundido sobre el Sr. Darcy.

Eliza es obstinadamente ciega. ¿Cómo no podía darse cuenta de que el señor Darcy la favorecía cuando hacía un esfuerzo por conversar con ella cuando no lo hacía con otra mujer fuera de las hermanas del Sr. Bingley? ¿Cómo no pudo ver el honor que se le concedió cuando él la invitó a bailar en la fiesta de Netherfield? ¿Cómo no podía ver cómo él seguía mirando en su dirección durante la cena en dicho baile? ¿Por qué habla de amor cuando no ve al hombre que tiene frente a ella, que ya está medio enamorado y llegaría a estarlo completamente con el más mínimo estímulo de ella?

No me arrepiento de haber asegurado al Sr. Collins después de que Eliza lo rechazó. Ella prácticamente lo empujó de sí cuando mi familia invitó a cenar a los Bennet y a su primo (como le había sugerido a mi madre). El Sr. Collins necesitaba un poco de aliento, lo cual fue bastante fácil para mí. Cuando me buscó a la mañana siguiente y lo vi acercarse, fue fácil salir y encontrármelo "accidentalmente". Además, si "accidentalmente" rozaba mi pecho contra el brazo que me ofrecía, él al menos entendía por esa acción que yo era suya si me lo pedía. Jane debería haber actuado de manera similar con el Sr. Bingley; si lo hubiera hecho, ya podría ser la Sra. Bingley.

El Sr. Collins es dócil; esto es claro de ver. A medida que pasa el tiempo, estoy segura de que puedo hacer que él se someta a mis deseos como él actualmente lo hace con los de Lady Catherine. No es un hombre fuerte, pero eso no es un defecto de carácter para mis propósitos. Él quería imaginarse enamorado y yo cumplí este deseo de forma más sencilla, fue así que obtuve la meta de mi vida de casarme y obtener mi propia casa.

Aunque Eliza no se lo merece, me esforzaré por ayudar a que el Sr. Darcy se acerque a ella. Es correcto ayudar a una amiga querida, ya sea que esa amiga reconozca o no que necesita el apoyo, lo que ciertamente nunca lo haría.

El Sr. Collins ciertamente ha resultado útil en esto. En todo su parloteo sobre Lady Catherine, supe que no solo es la tía del Sr. Darcy, sino que se espera que la visite justo antes de Pascua. Entonces, aunque el Sr. Darcy ya no esté en Netherfield, no es demasiado tarde. Ojalá pudiera hacer algo para fomentar las esperanzas de Jane en el señor Bingley.

Justo después de nuestro compromiso, comencé a insinuar al Sr. Collins que sería bien recompensado si concedía mi deseo de que mi padre, mi hermana y Eliza me visitaran en la primavera. También comencé a trabajar en que Elizabeth aceptara tal invitación. La idea estaba tan firmemente implantada en la mente del Sr. Collins cuando nos casamos que ya se había decidido que la visita tendría lugar en marzo y no dudé en decirle a Eliza la noche anterior a mi boda que contaba con ella para visitarnos en esa fecha.

Estar casada con el Sr. Collins no ha sido una sorpresa. Es un marido tan desagradable como me lo imaginaba, pero todo lo que prometió se ha cumplido y ha sido fácil someterlo a mi voluntad, poco a poco. Somos huéspedes frecuentes en Rosings Park y tengo la esperanza de que nuestra devoción resulte en un mayor patrocinio, ya que Lady Catherine tiene otras casas que otorgar. He limitado mis interacciones con mi esposo tanto como sea posible, seleccioné un salón que da al jardín para mí, mientras lo alenté a trabajar en dicho lugar diciéndole que el ejercicio es saludable para él. Como también lo he alentado a visitar a sus feligreses con regularidad y que trabajara en sus sermones en la sala principal o en su estudio.

El Sr. Collins está agradecido de que le permita tener intimidades matrimoniales dos veces por semana; parece tener la impresión de que soy muy generosa al complacerlo con tanta frecuencia.

Depende de la visita de Eliza, pero más para su beneficio que para el mío, al menos al principio. Quizás todavía pueda ayudarla a asegurar al señor Darcy, incluso contra su voluntad. De esta forma, puede tener una vida de ocio.

Si puedo orquestar tal partido, el Sr. Collins y yo bien podríamos beneficiarnos del patrocinio del Sr. Darcy en la iglesia. No hay nada de malo en eso, ya que ella puede ganar mucho más que nosotros. Solo necesito averiguar cómo hacer que Eliza lo tenga en la palma de su mano.


"Sueños y Deseos"

Después de escuchar de Bingley el mensaje que la señorita Elizabeth me envió, comencé a tener la esperanza de tener la oportunidad de ganarme su consideración. Mi esperanza necesitaba una salida, tener una manifestación física, pero durante un tiempo todavía no sabía cuál debería ser. Pero luego, una mañana sin pensar realmente en lo que estaba haciendo, me encontré a mí mismo tomando el lazo amarillo de la señorita Elizabeth de donde lo había escondido en un cajón.

Guardé la cinta de la señorita Elizabeth en mi bolsillo y comencé a llevarla conmigo a todas partes tal como lo hacía con mi cuerda. A veces, cuando estaba solo, sostenía ambos hilos en una mano mientras los retorcía con la otra, luego los soltaba y los veía desenrollarse; podría hacer esto una y otra vez. Deseaba estar atado a ella. Entonces nuestras vidas podrían entrelazarse. Mis ojos comenzaron a buscar todas las cosas amarillas que podía haber: una raya delgada en el papel tapiz del pasillo, tres polluelos peludos que mi hermana dibujó con crayón, el primer diente de león que se abrió al caminar, en el desayuno, los huevos, la mantequilla que unté en mi tostada, y el sol brillante reflejado por la ventana. Cada vez que veía objetos amarillos, mi mente volvía a la imagen de su cinta amarilla moviéndose en la espina como una mariposa batiendo sus alas.

Durante este tiempo, tuve varios sueños vívidos. En uno, una mujer que sabía que era la señorita Elizabeth estaba envuelta de la cabeza a los pies en nada más que cintas, cordeles y sogas que estaban desenrollándose de su cuerpo, un regalo elaborado, un regalo para mí. Pero cuando se liberaba por completo, ella se transformaba en la tía Matilda y las cuerdas y demás cobraban vida, ¡convirtiéndose en serpientes y gusanos que comenzaban a estrangularme!

En otro, Georgiana estaba tocando una melodía animada mientras yo bailaba un set con la señorita Elizabeth, con solo algunas otras parejas presentes. Ella sonreía y reía. Sabía que ella era mi esposa y que más tarde esa noche disfrutaríamos de los placeres carnales apropiados de una unión bendecida por Dios. Por lo tanto, cada toque y cada mirada nos recordaba lo que vendría después. Entonces el sueño cambiaba, y yo era un sirviente mirando como el amo, George, bailaba con su esposa. Cuando ella volteó a verme la vi, ¡Elizabeth era la Señora Wickham!

En estos dos primeros sueños, los finales me hicieron despertar asustado, mi cuerpo sudaba, y mi corazón se aceleraba impidiéndome seguir durmiendo.

En un tercer sueño yo era un niño todavía en la guardería. Cantaba con la enfermera Storey mientras una criada ordenaba la habitación. Realmente no entendía la mayoría de las palabras que estaba cantando, aunque sabía exactamente cómo cantarlas. Mientras lo hacíamos, mi madre entró en la guardería y su voz se unió a nuestra canción. Cantamos juntos, nuestras voces claras y brillantes. Este sueño no tuvo un final horrible y me desperté bien descansado con una sonrisa en los labios.

De alguna manera, recordé parte de la melodía y traté de captarla con dedos inseguros en el piano de Georgiana mientras ella miraba y escuchaba. Con algunos intentos, había ensamblado la melodía básica y luego las longitudes adecuadas para cada una de las notas. Ella exclamó: "¡Hermano, conozco esta melodía! Pero no sé las palabras que la acompañan". Georgie me reemplazó en el piano y mientras las notas aumentaban al cobrar vida con sus ágiles dedos, comencé a cantar sin saber cuáles serían mis palabras, solo cada siguiente sonido que haría. Mientras cantaba cada palabra, mi mente entendía lo que de niño eran solo sonidos.

Georgiana tocó la canción una y otra vez. Comenzó a unirse al canto mientras aprendía las palabras. La canción contaba la historia de una linda doncella a la que el hijo de un granjero encontró caminando por el campo. La saludó y luego compartió sus preocupaciones sobre su seguridad, cantando "Creo que eres demasiado audaz para recorrer estos campos de manera tan justa". Luego le dijo que la amaba y que quería casarse con ella, pero ella lo rechazó porque no quería trabajar duro todo el día como esposa de un granjero. Ella explicó que preferiría "recorrer estos campos de manera tan hermosa, para tomar el aire agradable". Decidió que él también preferiría cultivar estos campos de manera tan justa con ella y luego ella accedió a ser su esposa y tomaron el aire agradable juntos.

Cantamos la canción durante un buen rato hasta que la tuvimos firmemente fijada en nuestras mentes. Era una parte de nuestra madre que habíamos recuperado. Cuando canté las palabras pensé en el amor de la enfermera Storey y en mi madre, pero también en si amaba a la señorita Elizabeth. Sabía que le gustaba caminar y anhelaba ser yo quien la acompañara.

En marzo recibí noticias del Sr. Collins –que se había convertido en mi fiel corresponsal– de que habían llegado sus invitados. Leí su carta, pero presté más atención cuando leí el siguiente párrafo:

"La condescendencia y el cuidado de Lady Catherine no conocen límites. Nos sentimos muy honrados cuando, el mismo día de la llegada de nuestros huéspedes a la casa parroquial, ella inmediatamente invitó a mi nuevo padre, a mi hermana María y a mi prima Elizabeth a tomar el té."

Al leer el nombre "Elizabeth" mi corazón se disparó. Me sentí moviendo la cabeza y la parte superior de mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás con entusiasmo. Mi hermana estaba en la habitación conmigo y notó mi movimiento.

"Todo irá bien, hermano", intentó tranquilizarme, creyendo que estaba molesta por el movimiento que observó.

"¡Todo estará bien!" Lloré, sonriendo con entusiasmo y anticipación. Entonces corrí hacia ella, abrazándola y levantándola como lo había hecho cuando era una niña pequeña. "¿Todavía deseas ayudarme y deshacer la interferencia hecha por el señor Wickham en la percepción de la señorita Elizabeth hacia mí?"

"Oh, sí hermano, haré todo lo que pueda." Cuando la solté ella siguió balanceándose sobre sus pies. "¡Te ayudaré!"

Le leí la carta del Sr. Collins y ella inmediatamente supo mi plan. "Debo acompañarte a ti y al primo Edwin en su visita a la tía Catherine."

Inmediatamente me comuniqué con nuestra tía solicitando la incorporación de Georgiana y su dama de compañía, la señora Annesley, a nuestro grupo.

También le escribí una carta muy agradecida al Sr. Collins. Extenderle una simple cortesía me había beneficiado de verdad.

"Gracias por ser un fiel corresponsal y los esfuerzos que hizo en mi nombre en Meryton. Este mismo día le escribo a mi tía para preguntarle si mi hermana Georgiana puede ser uno de los asistentes a mi visita de Pascua, por lo que no es necesario que transmita mis saludos a Lady Catherine y a la prima Anne, pero le ruego que transmita mis saludos a la Sra. Collins, Sir William Lucas, Miss Lucas y Miss Elizabeth. Espero presentarles a mi hermana a su familia e invitados, especialmente a la señorita Elizabeth, quien imagino que podría ayudar a Georgiana a aprender a ser menos tímida."

La respuesta de Lady Catherine fue rápida, aunque no tan rápida como la del Sr. Collins. El escribió:

"Me siento profundamente honrado de que usted, Sr. Darcy, se interese por mí, un humilde párroco, y por mi pequeña y modesta existencia. Su amable condescendencia me ha convencido aún más de que, aunque la familia de su padre no tiene título, también debe estar impregnada de sangre noble. No esperaba ningún reconocimiento especial para mi familia y mis invitados por parte de alguien como usted, pero nos sentimos profundamente honrados por su atención. La Sra. Collins me pidió que invitara a su grupo a tomar el té cuando Lady Catherine pudiese permitirlo, pero entenderemos que si una vez estén en presencia de Lady Catherine y la Srta. De Bourgh, podríamos no tener cabida bajo su atención y si es que sucediese, no nos ofenderemos."

El mensaje de Lady Catherine decía:

"Darcy, me alegra que Georgiana se una a nosotros este año en Rosings. Es mi mayor deseo que ella decida quedarse más tiempo conmigo y con Anne cuando tengas que regresar a Pemberley."

Lady Catherine había mencionado a menudo ese deseo, pero no tenía la intención de dejar que mi hermana se quedara en una visita más prolongada.

Aprobados nuestros planes, hice todos los arreglos para que partiéramos al día siguiente.


Nota de la traductora: Sigue la historia para sus actualizaciones. Puedes comentar aquí o en la versión original. Me disculpo si hay algún horror ortográfico que se me haya pasado.

Queda prohibida su reproducción sin autorización de la autora.