Como siempre gracias a Ely porque la obligo a leer mis fanfics y ella accede y me da su opinión honesta. Me tiene mucha paciencia la verdad. La tqm

(。• ᵕ •。)

Notas: Ubicado antes del arco del tren infinito, durante la estancia del Kamaboko Squad en la finca mariposa. Referencias a "Tomioka Giyuu Gaiden".

Kimetsu no Yaiba © Koyoharu Gotōge.


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A veces Kochou le envía cartas a Tomioka, aunque él nunca las responda. Y a veces, son demasiadas.

(O aquella vez que fue difícil comprenderle)

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Honorable Pilar del Agua:

Quería informarte que tu querido protegido, su adorable hermana, y sus inseparables amigos son una gran carga de trabajo.

También para decirte que eres un necio.

Es todo.

Con afecto y cariño, Kochou Shinobu.

Querido Tomioka-san:

Me ha sobrado tinta, papel y tiempo libre. Así que aprovecho para notificarte algo de vital importancia sobre tu protegido: en su entrenamiento ha sido completamente derrotado por mi tsuguko, Kanao.

Solo quería hacerte partícipe de su humillación. Ah, y comentarte que se ha recuperado bien de sus heridas.

Te mando saludos afectuosos.

Tu compañera Pilar favorita, Kochou

Apreciado Tomioka-san:

Al parecer sigues siendo un hombre de ̶n̶u̶l̶a̶s̶ pocas palabras. Espero tu falta de respuesta sea porque no recibiste mis cartas.

En estos días he podido conocer un poco más de Kamado-kun. Tengo que admitir que es un chico perseverante. Sus amigos dan mucho trabajo, el rubio se queja todos los días y el otro chico simplemente no responde ¿nunca se quita esa cabeza de jabalí? Me preocupan un poco.

Mientras escribo esto, el chico rubio ha comenzado a llorar porque debe tomar la medicina por tres meses. Serán unos largos tres meses.

Pero Kamado-kun es un chico, a diferencia de ti, encantador. Es amable y se lleva muy bien con todos en la Finca Mariposa, espero puedas aprender algo de él.

Es broma, no creo en imposibles.

Kochou Shinobu

Mi amigable Tomioka-san:

Seguro al recibir tantas cartas, todos los días, de tantos amigos que tienes, las mías han quedado sepultadas y olvidadas. No hay otra explicación para tu silencio.

Una lástima, porque tengo muchas cosas que contarte de los hermanos Kamado y compañía.

Tu ̶ú̶n̶i̶c̶a̶ mejor amiga, Kochou Shinobu.

Tomioka-san:

El silencio otorga. Por lo tanto has confirmado que soy tu mejor amiga. Vaya, me siento halagada.

Han pasado muchas cosas durante estas últimas semanas. Tal vez, si tengo tiempo libre, te las escriba.

Kochou Shinobu

PD: No, tú no eres mi mejor amigo. No tienes esa suerte.

Tomioka-san:

Yo sé que no lees estas cartas, no soy tonta. Desde que envié la tercera lo comprendí. He continuado con ellas por un capricho egoísta. No sé si se pierden todas en el camino, pasas de ellas o simplemente olvidaste cómo leer. A este punto la verdad no importa.

Han sido días difíciles. Seguiré escribiéndolas.

K. S.

Tomioka-san:

Kamado-kun lleva un mes aquí, y debo decir que es un chico interesante. Muy perceptivo. Es alguien honesto, con un gran corazón, dispuesto a esforzarse por su hermana. Pone todo de sí para dominar la respiración de control total.

Respeto eso.

Le tengo más respeto que a ti, pero tampoco es tan difícil.

K. S.

Tomioka-san:

Hace unos días, le conté a Kamado-kun sobre mi hermana.

Su muerte, mi objetivo y mi ira. Sí, también me sorprendió a mí. Le pedí que cumpliera el deseo de Kanae: ser amigo de los demonios. Sé que él lo hará mejor que yo. Se sintió bien quitarse ese peso de encima.

K. S.

Tomioka-san:

Ahora entiendo por qué lo hiciste. Digo ahora porque, claro, no puedes juzgarme, lo que hiciste en un principio se vio estúpido. Arriesgar tu vida por unos chicos que casi no conoces ¿qué persona normal hace algo así?

Peor todavía: ¿un Pilar defendiendo a un demonio? Vaya, realmente me puse furiosa aquel día.

De igual forma, aunque estos últimos años hemos pasado por varias misiones juntos, te conozco muy poco. Es difícil hacerlo, en realidad.

Pero con lo poco que comprendo de ti, me fue suficiente para darles un voto de confianza. Sabía que nadie más los aceptaría en su finca, y pensé, "bueno, si alguien tan antipático como Tomioka-san decide arriesgar su vida por ellos, debe ser por algo. Algo importante".

Sigo pensando que eres un poco ̶i̶d̶i̶o̶t̶a̶ necio. Pero al menos esta vez, me equivoqué.

Fue la decisión correcta. A veces tienes tus momentos.

K. S.

Tomioka-san:

¿Recuerdas aquella misión hace tres años? Aquella donde tuve que salvarte porque tus habilidades sociales dejan muchísimo que desear. Aquella donde el padre de la chica se convirtió en demonio.

Según puedo calcular, fue poco después de conocer a los hermanos Kamado ¿no es cierto? Desde ese día cambiaste. Ahora lo recuerdo.

Aunque no lo creas, me alegra. Mirando un poco hacia el pasado, creo que yo también he cambiado, pero solo un poco.

Recuerdo el daikon de salmón, estuvo delicioso. También recuerdo tu sonrisa cuando te entregaron el platillo, dios, todavía me da escalofríos. La próxima vez voltea hacia otro lado.

K. S.

Tomioka-san:

Kamado-kun ejerce buena influencia sobre las demás personas, logró lo que creía imposible: sus amigos también entrenan la respiración de control total. La finca ahora es más ruidosa que nunca.

Muchos gritos, palabras de aliento y risas. De hecho, creo que Kanao ha intentado acercarse a ellos, o quizá son mis deseos lo que me nublan.

Como sea, han sido días buenos.

K. S.

PD: Solo me queda una hoja más para escribirte. Una lástima, con lo mucho que he disfrutado esta "conversación" epistolar.

Tomioka-san:

Los días buenos no son eternos.

Pero eso ya lo sabías ¿no es cierto?

En otras noticias, Rengoku-san se ha ido a una misión, al parecer hay un demonio menor causando problemas en el tren infinito. Hablé con Oyakata-sama y recomendé a tu protegido. Confío en él, después de todo logró progresar con la respiración más rápido de lo que esperaba.

Aun así, hay algo que me deja un poco, no sé, inquieta.

Ya no sé qué escribirte.

¿Lees esto?

¿Por qué seguí escribiendo estas cartas? ¿Por qué malgasté doce hojas en perfectas condiciones en alguien que no las lee?

Bueno, hay preguntas que es mejor no conocer la respuesta.

K. S.

Tomioka-san:

Me sobró una hoja, parece cosa del destino que te haga llegar este mensaje. Aunque enviarte cartas da casi lo mismo que quemarlas, honestamente.

En fin, la razón de volver a escribirte es porque el siguiente fin los hermanos Kamado y sus amigos partirán al tren infinito.

Sé del gran aprecio y respeto que Kamado-kun tiene hacia ti. También sé que si vas a despedirlo antes de ir a la misión, él lo agradecerá mucho.

Realmente espero que al menos esta carta llegue a ti, solo esta, si tuviera algún poder sobre ello. Las demás no tienen tanta importancia.

Pero tu presencia es importante para él.

Hazlo, Tomioka-san, por Kamado-kun.

Kochou

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Se mantuvo callado a la distancia para observar la escandalosa escena: aquel grupo de críos de dieciséis años alteraron por completo ese día tranquilo.

Por alguna razón, estaban los tres en la entrada de la finca soplando dentro de las vasijas con el fin de romperlas y, cuando finalmente lo lograron, las niñas añadieron todavía más ruido con sus gritos agudos de emoción.

De verdad que era un grupo ruidoso.

Hasta que Tanjiro, que apartó la mirada de sus amigos peleando por los suministros de comida, se percató de su presencia y sonrió ampliamente al verlo.

—¡Tomioka-san! —gritó con alegría, corriendo hacia su dirección.

Giyuu se quedó en su sitio, mirándole llegar.

—¿Parten a cumplir la misión? —le preguntó cuando llegó a él.

—Sí.

—Me enteré que puedes mantener la respiración de control total —mencionó, sin cambiar su semblante.

—Sí.

—Continúa haciéndolo.

—Sí... —La mirada de Tanjiro reflejaba gratitud pura, adornados con una sonrisa honesta e intacta—. Tomioka-san, gracias por proteger a Nezuko. No sabía que se jugaron la vida por ella. No sé cómo agradecérselo…

Por dentro, Giyuu no lo entendía. No comprendía aquella sincera alegría que profesó justo antes de partir. ¿Cómo podía Tanjiro mantenerse así? Con una sonrisa que no solo expresaba que todo saldría bien, sino que estaba dispuesto a trabajar en ello para conseguirlo. Con la capacidad de mantener la esperanza a pesar de haber perdido tanto, como todos ellos, por culpa de los demonios.

Creyó recordar el ser testigo de sonrisas parecidas, de personas que ya no estaban... y de una que no podía reconocer.

Hace ya muchos años, cuando existían los días buenos.

—Agradécemelo haciendo tu trabajo —miró a otra dirección—. Nuestro deber es matar demonios, eso es todo.

Dicho esto dio un salto, alejándose.

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En cuestión de segundos descendió en el patio de la finca mariposa, cerca del jardín, con la gran habilidad que solo posee un cazador de demonios.

Dio un vistazo a su alrededor buscando a alguien, hasta que finalmente le divisó a la distancia. Al parecer salió de la mansión al sentir su presencia, pues se encontraba en el marco de la puerta, inmóvil, con la incredulidad reflejada en sus ojos violetas.

Giyuu no comprendió del todo su reacción, pero no dijo nada mientras se acercaba a ella.

—¿Tomioka-san? —la chica se aproximó a él dando cortos pasos, mirándole con sorpresa—. Vaya, ¿a qué debo el honor de tu visita a mi humilde finca? ¿Ocupas algo en particular? —a pesar de que ella intentara sonar juguetona, podía percibir un verdadero interés en sus preguntas.

—Medicamento —fue su simple respuesta. Se le había acabado.

—Oh —la permanente sonrisa de Shinobu flaqueó un poco, de manera casi imperceptible—. Una lástima que no llegaras un poco antes. Los chicos acaban de partir hace tan solo unos minutos…

—Lo sé, lo leí en la carta. Acabo de hablar con él.

La chica levantó las cejas y se quedó callada por un breve lapso de tiempo, lo cual ya era extraño pues con él solía ser bastante parlanchina.

—Así que los milagros existen ¿eh? —soltó su característica risita, sin dar mayor explicación—. Me alegra que al menos una carta haya podido llegar hasta esa cueva en la que vives, Tomioka-san.

—No vivo en una cueva —aclaró, con el ceño fruncido.

Ara, ara —volvió a reír un poco y le dio la espalda, caminando de nuevo a la mansión para ir en busca del medicamento que él necesitaba.

Giyuu giró los ojos sintiéndose fastidiado, aún le costaba un poco acostumbrarse a su actitud mordaz.

—Kochou —le llamó y la chica se giró hacia él, con un comentario burlesco en la punta de la lengua. Buscó entre los pliegues de su haori hasta que encontró lo que estaba buscando—. Ten.

La chica dirigió la mirada a lo que le ofrecía: una docena de hojas, en perfectas condiciones para escribir.

Shinobu parpadeó un par de veces, mirando aquel papel como si fuera la primera vez que había visto uno en su vida. Lo cual no tenía sentido, pues solía trabajar muy seguido con ellas.

Giyuu comenzó a impacientarse al ver que no las cogía.

—Tómalas, Kochou.

—¿Eh? —la chica salió de su ensimismamiento y tomó el papel entre sus pequeñas manos. Dio un vistazo a las hojas y después hacia él—. ¿Por qué…? ¿Cómo…?

—No tenías —le recordó—. Y no necesito tantas.

Shinobu tuvo de nuevo esa extraña reacción de quedarse callada, mirando las hojas como si no pudiera creer algo tan absurdo como recibir papel. Hasta que levantó la mirada y Giyuu descubrió su ceño fruncido, sus ojos entrecerrados y su sonrisa más tensa que antes.

Bueno, al parecer ahora estaba molesta. Muy molesta. Sin razón.

—Tú… todo este tiempo… —Shinobu parecía querer morderse la lengua y ocultar, sin éxito, su furia creciente—. Parece que te esfuerzas en ser... Por eso… Eres tan...

El joven se sintió aturdido ante su enojo, pues lo único que había hecho era entregarle unas simples hojas. Según tenía entendido, no había nada extraordinario, u ofensivo, en recibir algo que otra persona ya no ocupaba.

Pensó que lo mejor sería mantenerse callado, sin intención de interrumpirle entre las frases entrecortadas que ella iba diciendo. Su compañera pudo percibir el desconcierto en su rostro, pues finalmente Shinobu dejó de hablar y chasqueó la lengua, cubriendo parte de su rostro con las hojas.

—Ah, Tomioka-san —susurró con su vocecilla y negó con la cabeza. Guardó silencio unos segundos más, como meditando lo que iba a decir y después le miró, directamente a los ojos—. Usualmente la gente cuando recibe una carta, responde con otra ¿sabes?

Se encogió de hombros.

—No tenía nada que contar.

—Ya veo —su compañera le sonrió con veneno—. Una respuesta simple de un hombre simple.

Giyuu entrecerró los ojos pero prefirió no responder.

Al ver que no tenía intención de añadir nada más, Shinobu hizo el amago de volver a hablar, pero se contuvo. Durante aquel incómodo silencio, sostuvo las hojas cerca de ella y soltó un profundo suspiro.

—Cuando creo que al fin te entiendo... me doy cuenta que en realidad no. No te conozco —aunque sus palabras parecían amargas, contenían un matiz de simpatía. Se tomó un momento más antes de hablar y dirigió sus ojos violetas a los suyos—. Pero… bueno, creo que seguiré malgastando mi tiempo en escribirte. Gracias por las hojas, Tomioka-san.

El Pilar del Agua se limitó a confirmar con la cabeza.

—Entonces —añadió ella, hablando más para sí—, leíste todas mis cartas.

Frunció de nuevo el ceño al escucharla. Para él, todo, absolutamente todo, era un completo sinsentido: su sorpresa de verle en la finca, su enojo al recibir papel, su burla ante su respuesta honesta. Su compañera estaba muy extraña desde el momento en que llegó.

De igual manera volvió a asentir, por supuesto que las había leído.

Pero aquella respuesta logró en ella una sonrisa cálida en sus labios, como si representara más de lo que podría entender. Finalmente comprendió que ella tenía un secreto que, quizás, nunca llegaría a conocer.

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N/A:

Este oneshot nació gracias a omegacentaury (a.k.a Maarit Viscardi) cuando un día en discord nos dijo "Hey, ¿no se les hace raro que Giyuu estuviera ese día en la finca mariposa?"

y todos de: (*ロ*) ‼️!

Espero les haya gustado ¡Mil gracias por leer!

(*´︶´*)/