Lo hermoso y lo cruel.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, esto lo hago sin fines de lucro, a ver qué más… ah sí, contenido para mayores de 18, espero que lo disfruten.
Esto es para el reto Sextember de Fanfics y Fanarts de Ranma Latino.
Sin más, a leer.
El bullicio del lugar era ensordecedor, sin embargo, ellos no estaban ahí por placer, aún no; tienen un trabajo que hacer.
-¿Lo ves? – le habla el pelinegro por el aparato que lleva al oído a su compañera.
-Si – ella está de pie, cerca de los baños; mientras observa a su objetivo con disimulo, se balancea sobre sus pies y pone su mejor carita de inocencia – viene hacia acá.
- Prepárate Akane
Ella solamente asiente y da dos pasos para chocar el hombro con el sujeto que viene en su dirección.
-oh, lo siento – se inclina a manera de disculpa.
-Tranquila niña, no pasa nada – el sujeto le sonríe con un gesto lascivo mostrando una dentadura de lo más decadente, la chica hace un esfuerzo para alejar la mueca de asco que puya por salir – ¡vaya! que afortunado no crees, venir a toparme con una señorita tan mona.
El hombre cierra su mano alrededor de la muñeca de la joven peliazul, quien, en un segundo, y gracias a un movimiento casi imperceptible, se suelta del agarre sin cambiar un ápice su expresión de dulzura.
-Que amable señor – le sonríe tímida y con cierto rubor en las mejillas – buena noche… Yoshiro - dice mientras se aleja rumbo a la puerta trasera del bar, contigua a los baños.
-Oi, ¿cómo sabes mi nombre? – el hombre le grita para hacerse oír por sobre el bullicio de la música tan alta y la sigue de carrerilla para no perderle el paso, no obstante, lo único que le recuerda su encuentro es un agradable perfume, pues de ella no queda nada.
Sale a la carrera, Una vez fuera del lugar la brisa gélida de la madrugada le da de golpe en el rostro y lo hace encogerse, mueve la cabeza de derecha a izquierda tratando de ver por dónde se fue la peli azul, mas no logra dar con ella.
Al no haber señales de ella decide volver a la calidez del edificio en el que estaba hace apenas unos segundos, pero al darse la vuelta una mano le sujeta del cuello y lo levanta como si nada.
El hombre gruñe por la falta de oxígeno y trata de golpear a su agresor para librarse del agarre, sin mucho éxito.
-¡Maldita basura mafiosa! – espeta el pelinegro – hasta hoy te llegó la suerte.
-¿Quién demonios… eres? ¿Para quién trabajas? – la voz ronca por la asfixia – te daré tres veces lo que te estén pagando – jadeaba.
Un golpe sordo se escuchó cuando el cuerpo del hombre chocó contra el concreto al ser soltado sin más.
-Ni después de tres vidas, mal nacido.
Yoshiro lo veía desde el suelo, tratando de normalizar la respiración – dime al menos ¿cómo dieron conmigo? – su mano acariciaba su garganta para aminorar el ardor del fuerte agarre.
-Debo confesar que no fue fácil – Ranma esbozó un amago de sonrisa ladina – pero henos aquí. Ahora dime ¿lo quieres del modo fácil o el divertido?
-Esto no la vas a gozar muchacho, al parecer no sabes con quién estás tratando – lentamente metió su mano al saco para sacar el arma que cargaba a sol y a sombra, hasta que el frío metal de un objeto afilado sobre el cuello lo hizo congelarse en su sitio.
un aliento cálido le rozó la oreja – vamos, deberías tenernos un poco más de confianza… Yoshiro – la voz de la mujer era terciopelo, pero su tono acerado le llegó a lo más profundo al hombre que comenzó a temblar, y no era por el frío.
-¿Qué demonios…?
-No creerás que mandaron a un par de novatos a por ti, o sí. Por cierto, me preguntaste mi nombre… -ella seguía susurrándole al oído mientras le metía la mano al saco al hombre, del que sacó una Colt 45; se la lanzó a Ranma quién la tomó al vuelo – bueno, tal vez no te guste lo que vas a escuchar… - sonrió con sorna - soy Tendo, Akane.
El sujeto abrió los ojos de par en par y su rostro se desfiguró en una mueca de horror y asombro en partes iguales.
-No… tú, tú está muerta, Tendo Ak-Akane -.
-He vuelto de la muerte, Yoshiro – una risilla burlona resonó en el silencio del lugar; acto seguido un golpe seco en la nuca lo dejó fuera de combate sin siquiera la menor oportunidad, en un santiamén el hombre se encontraba amordazado y atado de manos.
No pasaron cinco minutos y un Jeep negro con tres personas dentro hacía aparición para subir al sujeto al auto y desaparecer sin más, aquello no fue más que un parpadeo.
...
-¿Qué te pareció mi resurrección Saotome?
-Umm, nada mal Tendo – se reía el pelinegro con una característica trenza y mirada azulada – apuesto a que se hizo en los pantalones el muy maldito.
-Es probable – ella también reía – oye, ¿has llamado ya a Ryoga? Mira que se inquieta, y te la pasas ignorándolo.
-Si, si, ya le llamo. Eres tú la única que se "preocupa" de no preocupar a Ryoga.
-Tú eres un insensible.
-Aja. ¡Hey!, Akane, dime, ya que has vuelto de la tierra de los muertos y que llevas tu vida al límite con un trabajo de agente en una organización secreta de espías y asesinos a sueldo, ¿por qué no vamos adentro a disfrutar de lo que queda de noche? – una pausa - ¿O debería decir madrugada? – dijo el azabache viendo su reloj de mano.
-Bueno, ya que lo pones así, y puesto que ya no estoy en servicio… Si, me apetece acabar hasta las trancas hoy; he tenido una semana horrible gracias a tu amigo aquí presente – dijo mientras señalaba el sitio en el que momentos antes estuvo Yoshiro; soltó un suspiro cansado – necesito olvidarme de que estuve legalmente muerta por cuatro días gracias a ese infeliz.
-Yo me refería más a tomar algo liviano, pasar un buen rato, no lo sé, tal vez… terminar en mi apartamento – se encogió de hombros – pero quedar hasta las trancas tampoco suena mal.
-Ya – lo miraba de soslayo – si querías un acostón, debiste decirlo nada más.
El azabache se ruborizó, mientras se rascaba la nuca, nervioso.
-Venga Ranma, ambos somos adultos, habla claro, no hay necesidad de ponerse tímido – le codeó las costillas mientras le sonreía socarrona.
-No quería ser un idiota contigo Tendo, pero ya que lo dices así…
-Shhh, mejor cállate, vamos adentro – decía mientras lo empujaba por la espalda, rumbo al interior del bar.
La música era lenta, invitaba a contoneos cadenciosos y acercamientos peligrosos; Akane bailaba en un solo punto, balanceando su cuerpo de un lado a otro en un hipnótico vaivén suave, con los brazos por sobre su cabeza, sujetando el derecho con el izquierdo, de espaldas al ojiazul, que la veía embobado.
La conoció hace dos años, cuando él entró a trabajar al "Equipo".
Breve reseña de contexto:
El equipo: organización no gubernamental, que contaba con cierta discreción por parte de las autoridades; dedicada a realizar trabajos de inteligencia y rescates, así como misiones, suicidas en su mayoría, en las que limpiaban la basura con la que el gobierno no quería lidiar.
Líos con bandas criminales o crímenes de cuello blanco.
Los integrantes de esta organización secreta usaban seudónimos, para proteger sus identidades, y no por temor a morir, eso no era problema; el problema eran sus familiares, quienes podrían ser blancos de represalias o venganzas.
Hibiki, Ryoga – cofundador del equipo, 26 años, nacionalidad japonesa, conocido como "P-chan" Artista marcial y experto en armas blancas.
Tzu Mou, Alias: "Mousse" (sencilla pronunciación); 26 años, nacionalidad China, experto en armas blancas y de fuego.
Kozlov, Ana; nacionalidad rusa, sin alias (así se hace en la madre Rusia) 25 años. Encargada de relaciones internacionales y francotiradora profesional.
Tendo, Akane; 25 años, japonesa, alias: "nube escarlata". Experta en armas blancas de corto alcance, la katana y artes marciales estilo libre.
Saotome, Ranma; 25 años, nacionalidad japonesa, conocido como "El caballo salvaje". Francotirador, Artista marcial estilo libre.
Ranma, fue el último en entrar a trabajar al equipo, la paga es muy buena, aun cuando se juegan la vida cada día.
Desde que la vio supo que Akane se convertiría en su pequeño tormento, piel blanca, cabello tan negro que parecía soltar destellos azulados a la luz, cuerpo de infarto y una de las sonrisas más arrebatadoras que haya visto jamás.
A medida que los movimientos de Akane parecían, inexplicablemente, incrementar la temperatura del lugar, Ranma se acercó desde atrás, pasando sus manos por la cintura de la joven hasta entrelazar sus dedos sobre el abdomen, mientras a su vez trataba de acompasar su cuerpo al vaivén de su acompañante al ritmo de la melodía. "Notion" de Tash Sultana.
Con voz ronca le susurró al oído:
-¿Ya has bebido lo suficiente para sacar el estrés?
-Creo que voy a necesitar algo más fuerte para eso – canturreó ella levantando ligeramente el mentón para hacerse escuchar por el joven detrás suyo, quién le sacaba al menos veinte centímetros de altura.
La música continuó con melodías lentas por lo que, el bailar cerca era inevitable. Akane se separó del contacto abrasador del azabache para tomarle de la mano e ir a la barra por un par de tragos, ambos pidieron Tequila.
A Ranma se le ocurrió un pequeño juego; bien Akane, veamos de qué estás hecha.
-Te propongo un juego – le susurró al oído a la chica sentada en la butaca del lado derecho a él, en la barra.
-Dime – le contestó ella levantando el mentón con suficiencia y entre cerrando los ojos con suspicacia.
-Tres rondas de Tequila; irá en este orden, lame la sal de tu mano y tómate el trago de tequila, y luego chupas el limón. Quién termine último sus tres rondas paga.
Akane sonrió y asintió.
Una vez el bar tender dejó los seis shots con las rodajas de limón y el salero, observó curioso al par de suicidas.
-Bien Tendo, ¿lista?
-Nací lista Saotome. ¿Seguro que tienes permiso de tus padres para consumir alcohol? – preguntó burlona
-Sigue hablando Akane, ya verás cuando muerdas el polvo.
–A la cuenta de tres – declaró ella ignorándolo olímpicamente
-Uno.
-Dos – replicó ella
-Tres – finalizó él.
A una velocidad vertiginosa Ranma lamía, tragaba y chupaba; la sal, el tequila y el limón, concentrado en lo suyo, no se percató de los movimientos de su compañera.
Al pasar su último trago, volteó a buscar la rodaja de limón, pero no la encontró por ningún lado, atinó a darle una mirada de soslayo a Akane, quién sonreía con suficiencia.
-¿Y el limón?
Ella sonrió, enseñándole la rodaja de limón asomando por su dentadura, ella le indicó con un dedo que se acercara, a lo que el ojiazul no dudó, y sin más unió su boca con la de ella, una vez que tenía el limón sujeto con los dientes, se lo sacó de la boca con un tirón y continuó la exploración en las fauces ajenas.
Sus manos volaron a la nuca de Akane, quién lo recibía gustosa. El jugueteo se convirtió en un beso desesperado, las pequeñas manos de la peli azul bajaban por el pecho de Ranma acariciando, y él sentía que queman cuando lo tocaban a su paso. Pudo sentir cómo una parte de su anatomía comenzaba a ponerse dura y solicitar su inmediata atención.
Se separó de los labios de la chica solo para pagar la cuenta y salir con ella de aquel lugar en cosa de un instante.
...
"Dancing With The Devil – Alter"
La puerta del apartamento del joven se abrió de una patada, mientras que un par de jóvenes se adentraban hechos una marabunta de brazos, gemidos y sonidos de excitación. A medida que avanzaban por la estancia la ropa iba quedando tendida por donde pasaban, una vez en la habitación, ambos ya solo vestían una braguita y unos bóxers.
Ranma la observó por un momento y no puedo evitar soltar un jadeo al saber que Akane Tendo estaba en su habitación, en bragas solamente y dispuesta a compartir algo más que unos cuantos besos descarados.
Akane por su parte, paseaba su mirada de arriba abajo en el escultural cuerpo que parecía tallado por el mismísimo Guillaume Geefs, que la tentaba a perderse en él y no salir de esa habitación nunca más.
Se mordió el labio mientras por su mente pasaban escenas de lo más lascivas, hace ya algún tiempo que no estaba con nadie, pues había decidido que no estaba interesada en salir más con idiotas, pero Ranma la tentaba en serio y no era tan idiota después de todo. Sonrió en su mente con ese pensamiento.
De nuevo, acercándose de manera pausada unieron sus labios en una danza un poco menos voraz que la de unos segundos antes. Las manos de Akane se aventuraron a palpar cada uno de los músculos de aquel perfecto abdomen y ascendieron tortuosamente lento hasta el pecho fornido y perfecto del joven Saotome.
Ranma no pudo evitar soltar un jadeo y un suspiro sobre la boca de su acompañante por el suave, pero erótico, toque de las delgadas y letales manos de la peli azul.
Akane continuó el ascenso hasta entrelazar sus dedos sobre el cuello del joven, quedando de puntitas mientras él por su parte hundía sus dedos alrededor de los glúteos de ella y la atraía hasta chocar con su cadera de forma posesiva y brusca.
-¡Oh si!, me gusta rudo Saotome – le susurró ella con los ojos oscurecidos de deseo.
-¡Joder Akane! – sin más la levantó en volanda y la depositó en la cama, quedando sobre ella.
Ranma bajó a su cuello dándole pequeños besos húmedos y masajeando con su mano izquierda su seno. Continuó bajando su mano, arrastrándola con fiereza en una caricia brusca sobre el costado del femenino cuerpo hasta llegar al borde de su braguita metiendo el pulgar y empujando la tela, deslizándola por su cadera, sin dejar de besarle.
Akane levantó la pelvis para que la prenda saliera más fácil y de un solo movimiento fue a parar a alguna esquina de la habitación. Ranma se posicionó entre las piernas de la oji-castaña, dedicándole una mirada llena de intenciones y ella comprendió que le estaba pidiendo permiso, por lo que asintió a la vez que levantaba su muslo izquierdo para rodear la cadera del muchacho.
Al sentir su erección prominente, Akane jadeó de expectación y rozó con su cuerpo el de su acompañante en un contoneo desquiciado.
Ranma gruñó por lo bajo y metió su mano entre su cuerpo y el de la chica para acceder a cierto punto sensible la figura femenina.
Akane al sentir las caricias en su intimidad arqueó la espalda, echando la cabeza hacia atrás, y cerró los ojos. Se dejó llevar por las sensaciones, su respiración se entrecortaba a medida que los movimientos de los dedos de Ranma adquirían velocidad y precisión.
Mientras le daba placer con sus dedos el chico de la trenza buscó la boca de Akane con su lengua en sincronía al movimiento de su mano sobre la intimidad de la chica. Cada vez más profundo, cada vez mayor el arrebato.
Al separarse de los labios de Akane un hilillo de saliva marcaba los pocos centímetros de distancia que los separaban, la imagen de esto, junto con el sonrojo en el rostro de Akane y el sudor que perlaba su frente lo ponían a mil.
El ojiazul no pudo aguantar más y tomando su miembro lo colocó en la entrada de la pequeña Tendo, comenzó a empujar suavemente adentrándose de forma parsimoniosa, casi dolorosa por la cadencia del movimiento, una vez dentro todo, volvió a besar aquel apetecible cuello e inició el vaivén en una hipnótica danza de amor.
A medida que los jadeos y gemidos de ambos iban en aumento, también lo hacía la velocidad y fiereza de las embestidas. El azabache podía sentir un cambio en su compañera que contraía los músculos de su intimidad y su respiración era errática y desesperada.
Salió de ella y sujetando su cadera la volteó poniéndola de espaldas a él levantó su trasero y sujetándole las caderas con ambas manos la acercó a su miembro que, como si un imán le atrajera se deslizó sin problemas por la cavidad caliente y húmeda que lo recibía gustosa.
Volvió con las penetraciones. Lentas y delicadas unas, con fuerza, desesperadas y hambrientas las otras.
Akane gemía y se aferraba a las sábanas arrugándolas con sus puños mientras dejaba la frente pegada al colchón con el trasero levantado dándole a Ranma no solo acceso ilimitado, sino también una de las vistas más sensuales y eróticas que hubiese visto en su vida.
El joven Saotome tuvo que cerrar los ojos, pues si seguía así acabaría muy pronto. Y planeaba gozar aquello como no podía imaginar.
En un arrebato, Akane se enderezó pegando su espalda al pecho de él, quedando de rodillas, pero sin romper la conexión de sus intimidades.
Él la sujetó por el cuello, buscando su boca para besarla mientras arremetía con ahínco. Pasó su mano por entre sus senos para después descender y posicionarla en su entrada, haciendo presión para estimular aún más.
-Ranma ¡ah, sí! – jadeó ella – ¡más…! ¡ah, ah!
-Dámelo… Akane – le susurró al oído y lamió el lóbulo de su oreja.
La tomó de la nuca y empujó su cuerpo para pegar de nuevo su frente al colchón, aprovechó a continuar con las embestidas más fuertes, más salvajes.
-¡Ah ah!, ya no puedo más.
-¡ah Akane…! ¡mierda! ¡ah! yo… tampoco - Ambos jadeaban, cubiertos de sudor y a punto del orgasmo.
Ambos fueron arrasados por la apabullante sensación de tocar el cielo con las manos, una increíble explosión de placer y el temblor de piernas que deja la sensación del clímax.
Solo se escuchaban respiraciones erráticas.
-¿Estás bien? – le preguntó a la peli azul mientras intentaba acompasar su respiración.
-Estuvo genial – respondió jadeante ella, pero con una ligera risa jovial.
El azabache sonrió ladino, -¿Te parece si le damos dos de tres?
-¿Tienes un fetiche con ese número Saotome?
-Vamos, a que llevo tres meses pensándome pedirte esto. Además, puede que sí – le contestó mientras le pasaba la mano por la frente para retirarle el sudor y besarle con devoción.
-A veces eres tan cobarde - repuso ella picándole el orgullo.
Ella se sentó a horcajadas en su regazo, mientras enredaba sus dedos en el cabello azabache y le daba besos en la punta de la nariz.
-Pero, lo que tienes de cobarde, lo compensas con entusiasmo – le guiñó y sus ojos brillaron pícaros.
-Me alegro que hayas regresado de la tierra de los muertos. Pídele el día a Ryoga, porque aún no terminamos aquí – la carcajada de ambos resonó en todo el cubículo.
-Si, sí; menos charla y más acción Ranma – le estampó un beso en los labios – vamos por ese dos de tres, Caballo salvaje.
...
-Tenemos trabajo, muchachos – Hibiki le pasaba un documento a cada uno de sus compañeros – al parecer hubo un secuestro, y el rescate es demasiado riesgoso para simples mortales.
Risas.
-Bueno entonces ¿de qué va todo Ryoga? – cuestionó Mousse mientras trataba de leer la información dada por Hibiki.
Luego de exponer la situación al equipo, Ryoga anunció que estaban vigilando al objetivo para la oportuna intervención, pero se le veía algo alterado, mas nadie le cuestionó.
El resto del día se dedicaron a entrenar y planear la mejor estrategia, para evitar bajas. De lo poco que se sabía era que los objetivos serían movilizados en helicóptero con rumbo a China; por lo que debían seguirles la pista y tratar de interceptarles, para evitar su salida del país.
21:00 hrs, en algún lugar de Japón.
-Akane -Le llamó su amigo de repente, sin apartar los ojos de la carretera -hay algo que debes saber. Yo, sé cuál es la identidad de las personas secuestradas, pero no pude decirte antes… - suspiró - por temor.
-¿A qué te refieres Ryoga? Porqué omitir información importante al equipo – cavilaba ella en voz alta
-Akane, solo a ti no se te informó. Verás, necesitaba asegurarme de apegarnos al plan. – silencio – lo siento mucho.
-Bueno, ¿de quién se trata Ryoga? – un malestar se instaló en su pecho.
-Es… bueno, se trata de tu cuñado y… - carraspeó – de tu hermana.
La peli azul tenía la mirada desorbitada y apretaba fuerte los puños.
-Ryoga, no tengo con qué pagarte todo lo que has hecho por mí y mi familia todos estos años, sé que te preocupas por mí… Pero no me pidas que me quede al margen de esta situación, porque no lo haré.
-No te pido eso Akane, solo… solo no vayas a recibir una bala en el pecho; Te conozco de toda la vida.
-Hibiki, a tu derecha- la voz de Ana resonó en su auricular.
De súbito, el joven frenó dando un volantazo hacia la derecha que los introdujo en un estrecho camino que se extendía varios minutos, bordeado de matorrales altos.
Detrás del Jeep en el que Ryoga iba al volante, venía un automóvil a poca distancia.
-¡Ryoga! podrías al menos decirme de tus maniobras disparatadas, casi nos estampamos contra ustedes -Ranma sonaba irritado a la vez que algo asustado.
-Claro Saotome, la próxima vez te enviaré un e-mail - escupió con sarcasmo.
-Maldito -escuchó a su oído.
Apenas doblando unos arbustos y árboles más, divisaron un viejo cobertizo que parecía abandonado, no había rastros de movimiento a las afueras.
Detuvieron los vehículos y, como ninjas en la oscuridad, caminaban apenas tocando el suelo, Ryoga les hacía señas para que se dispersaran, rodeando la edificación. Todos llevaban un arma, menos Ranma que cargaba solamente un tantō.
Cuando llegaron al cobertizo se apoyaron de espaldas a la pared tratando de ocultarse, mientras se encontraban en posición.
Ryoga tomó la pequeña mano de Akane y le depositó una calibre 22, a lo que la chica inclinó la cabeza hacia la izquierda mientras soltaba un resoplido, negando con fastidio.
Ella se llevó la mano al muslo y sacó un resplandeciente Karambit que giró con experticia. – mucho mejor-.
Ryoga asintió.
-¿Están en posición?
Todos respondieron al unísono – sí-.
Lo siguiente que se oyó fue un "AHORA" y todos entraron a su vez al recinto que se encontraba en penumbra.
"Open Your Eyes - Unsecret ft. Alaina Cross"
Cada uno de los muchachos entró con sigilo por una puerta o abertura, sin hacer el menor ruido, cual ladrón.
A medida que se adentraban el silencio les hacía entender que allí ya no quedaba nadie, si es que lo hubo.
Akane caminaba un par de metros detrás de Ryoga cuando entraron en lo que parecía una habitación, la puerta estaba media abierta.
Mientras el joven la apartaba con la mano izquierda y sostenía el arma con la derecha, la puerta soltaba un traqueteo típico de las puertas corroídas por el desuso; ambos dieron un respingo y se tensaron al ver al fondo una silueta. Al parecer un hombre, que colgaba atado de sus muñecas por una soga desde el techo. Apenas tocaba el suelo, cuan largo era, su imponente figura se veía derrotada, claramente había recibido una paliza para estar en tan deplorable estado.
Ryoga revisaba el lugar rápidamente, volteando en todas direcciones para constatar que estaban solos. Al ir acercándose poco a poco, la figura iba tomando forma y pareciéndose cada vez más a quién habían estado buscando.
De pronto, la adrenalina se disparó y Akane enfiló a toda carrera para tomar en brazos a aquel hombre que ya adivinaba era el esposo de su hermana.
En ese momento una sombra salió de detrás de este, quien se había estado camuflando detrás del abatido hombre colgante y, al ver que se acercaban, le atravesó sin piedad por la espalda con la afilada hoja una katana.
Un sonido parco y un goteo fue lo único que cortó el silencio, y en un rápido movimiento sacó el arma de su víctima y se apresuró a darle alcance a la joven que se aproximaba.
Akane en un rápido impulso, solo atinó a dejarse caer de rodillas y acostarse sobre su espalda con las rodillas dobladas hacia atrás, esquivando el ataque que, si hubiese tardado un segundo más, le hubiese cortado la cabeza de tajo.
Con la misma rapidez con la que se dejó caer se levantó y arremetió contra su atacante con una velocidad pasmosa, tomándole aún en una posición comprometida, pues cuando hizo a retraer la hoja del arma, dejó la guardia baja y recibió una estocada con el karambit, justo en el abdomen.
Se retorció de dolor y soltó la katana, para atrapar la mano de la mujer que aún estaba sujetando el cuchillo incrustado en su abdomen. Por puro instinto, Akane solo continuó con la trayectoria del cuchillo en sentido horizontal hacia la izquierda, sin haberlo sacado de su contrincante, llevándose en ese movimiento la carne en el camino, desparramando sangre y vísceras, cual puerco en canal.
El sujeto se desplomó laxo, cayendo sobre su propio charco de sangre.
Ryoga contempló aquel escenario entre el pasmo y el desasosiego, al no haber podido llegar a tiempo. Sus pupilas de contrajeron en un mudo gesto de estupefacción y una gruesa gota de sudor frío bajaba por su sien.
Todo sucedió a velocidad vertiginosa, no pudo siquiera disparar.
Akane aún en el suelo. Solo pudo levantar la vista, como en cámara lenta y mientras se encontraba ahí sobre sus rodillas, soltó el karambit y levantó la mano para tocar el cadáver de Tatewaki con la mano temblorosa y la impotencia de haber fallado.
No hubo tiempo, de despedidas, se desató el pandemónium en un segundo.
Ryoga corrió a por Akane, la sacó como exhalación de aquella habitación, tratando de llevarle afuera, tratando de sacarla del shock en el que se encontraba, sin embargo, su intento se vio frustrado cuando disparos y gritos resonaron en ese granero.
"Shallows – Daughther"
-Ranma- pensó Akane. Se soltó del agarre de su amigo e ingresó al jaleo, golpes, y gritos por doquier. La oscuridad no ayudaba a reconocer quién es quién.
Akane pudo ver a uno de sus compañeros más próximos; Mousse estaba siendo asfixiado. Corrió a quitarle a aquel sujeto de encima, subiéndose en la espalda del sujeto y le hizo una llave con la cual inmediatamente le hizo soltar al chino, que jadeaba en el suelo tratando de llevar oxígeno a los pulmones.
El forcejeo continuó, en un intento por sacarse de encima a la peli azul, el tipo chocó contra la pared, sin embargo, la furia la cegó, era matar o morir, no había razón en ella.
Solo podía pensar en si su hermana corrió con la misma suerte de su cuñado, profirió un grito salvaje y apretó el agarre con sus brazos alrededor de aquel cuello, solo esa idea la envolvió en la rabia más profunda y deshumanizada.
Sintió que el hombre aflojaba el agarre y trastabillaba, pero un dolor punzante le atravesó el muslo izquierdo. De nuevo, gruñidos e improperios salían de su boca, pero su fuerza no mermaba.
Volteó a su izquierda y divisó a un sujeto arrastrándose sobre su abdomen sosteniendo el bowie que tenía clavado en el muslo.
-Te falta mucho para verme caer ¡maldito! – en ese momento logró noquear al sujeto que atacó a Mousse, quién aún tosía en el suelo.
Dirigió su atención al sujeto colgado de su pierna por el puñal, le dobló la muñeca para hacerle soltar el arma y una vez lo logró, le aporreó la cabeza contra el suelo. Uno menos.
Cuanto más caminaba adentrándose en aquel infierno, menos captaban sus oídos una tenue balada resonaba en su mente.
-He perdido la cabeza, pero no voy a ser la única-
Estaba totalmente alucinada, su cuerpo se movía solo, no podía escuchar los gritos de Ryoga llamándole, ni se dio por enterada que Ranma no estaba ahí.
-Ya que me voy al infierno – susurraba, con los ojos inyectados en sangre y el semblante asesino – no me iré sola.
Sin más, se lanzó a rebanar más gargantas, patear y mutilar; hasta que un disparo desgarró el aire.
-Espérame Nabiki – las lágrimas descendían sin pena ni gloria.
.*.*.*.
-Ranma, algo no está bien- Nabiki caminaba de un lado para otro – tráela por favor.
-Tranquila, Ryoga está con ella – el azabache le colocó una mano en el hombro para tranquilizarla – ¿sabes? Le pedí una cita.
-¿Ah?
-A tu hermana – se sonrojó furiosamente – y dijo que sí.
-Bueno, no creo que este sea buen momento para hablar de eso, pero, me alegro por ustedes-.
-Puede que sea pronto, pero ella será mi esposa-.
Nabiki enarcó una ceja, pero dibujó una sonrisa complacida – Me gradas Ranma, pórtate bien cuñadito, tienes mi aprobación.
Ranma sonrió complacido, pero ver a Ryoga salir trastabillando y caer de rodillas, llorando como un crío les borró la sonrisa.
¡Que hermoso es el mundo, y a la vez tan cruel!
Quiero agradecer a Row Cinzia, sos un sol.
Espero que disfruten, aunque sea un poquito de esta historia. Besos