Hikkiharem
Finalmente, después de pasar toda mi vida en casa de mis padres, tengo lo que todo solitario necesita. Un hogar propio. Así es, desde que fui aceptado en la universidad de Chiba decidí independizarme. Mis padres no se opusieron, de hecho, creo que les quite un peso de encima. Aun así, tengo un pequeño problema.
―Hikigaya-kun tenemos reunión en la sala de estar así que apresúrate.
Así es, mi problema es que decidí independizarme en tiempos de cuarentena y ahora vivo en un complejo propiedad de la familia Yukinoshita. Y aparte tengo de vecinas a un conjunto de señoritas que conozco demasiado bien.
Bajo desganado desde mi amplia habitación en la segunda planta y para mi horror hay seis chicas mirándome inquisitivamente. Una linda y podrida fujoshi, una sexi rubia con mala actitud, una kouhai adorable y malvada, una albina que parecía una guapa delincuente, una boba pelirosa de gran… personalidad y una perra fría terriblemente hermosa.
¿Qué rayos pasa aquí? ¿No se supone que las relaciones se terminan cuando terminas la preparatoria?
― ¿Qué pasa? ―pregunte con la voz más inocente que tengo.
―Bueno, dado que eres el más nuevo aquí creo que es necesario decirte las reglas ―Yukinoshita termina su discurso con el aire solemne que la caracteriza. Lo que no entiendo es porque las demás me miran como si fuera basura.
―No deberíamos dejar que se quede, quien sabe qué clase de cosas pervertidas puede intentar ―dice Miura como si no estuviera ahí de un modo bastante hiriente.
― ¡Oye! ―nadie hizo caso a mi queja.
―Además de su personalidad retorcida y su falta de tacto.
― ¿Qué? ―de nuevo nadie me escucho.
―Yo creo que no hay problema si solo es Hikki ―dijo una tímida Yuigahama.
― ¡Gracias! ―dije por recibir al menos un comentario positivo.
Todas se voltearon a mirar a Hina, como pidiendo su opinión.
―Eh, por mí está bien mientras no pase nada malo ―la clase de respuesta que alguien que no quiere participar diría, alguien como yo, por ejemplo. Por lo menos era una respuesta que no me excluía.
Después habló Kawa-algo sin que tuvieran que pedirle su participación.
―Mientras no se meta en mis asuntos por mí no hay problema.
―Por ahora creo que podemos mantenerlo ―dijo Yukinoshita cruzando los brazos como si hablara de un perro que se encontró en la calle― o ¿alguien tiene algo más que decir?
Se miraron entre ellas, pero nadie se atrevió a decir nada así que Yukinoshita volvió a hablar:
―Decidido entonces, pero dado que acabas de llegar tendremos que decirte ciertas reglas.
Numero 1: Debes de respetar y ser amable con los demás para mantener una buena atmosfera.
Numero 2: Todos deben participar en el cuidado y aseo de la propiedad.
Numero 3: Todo aquí se comparte a menos que lo mantengas en tu habitación o le pongas una seña especifica que diga lo contrario.
Numero 4: Esta es el área común donde hacemos las comidas dos veces al día con la ayuda de todos (incluso Yui), así que ten en cuenta a los demás cuando estés en ella.
Numero 5 y ultima, especial, solo para ti: En el momento en que seas atrapado haciendo algo indecente a cualquiera de nosotras te iras a la calle.
Eso ultimo lo agrego con una mirada fría sin la menor pizca de piedad, no pude más que tragar mis dudas y asentir pensando que cometía un error. En cambio Yukinoshita sonrió con suficiencia y dijo:
―Bienvenido a la residencia.
No sé porque siento que esto es un error.
Después de más o menos acomodar mis cosas fue la hora de la comida y todas se sentaron en la gran mesa de un espacioso comedor. Yui junto a Iroha de un lado, Miura junto a Hina y Kawasaki del otro, y en medio, como cabeza de familia, Yukinoshita. Yo por default al otro extremo. Era claro que yo no iba con el ambiente alegre y ligero de las chicas, pero no me causaba ningún complejo comer en silencio sin participar de la conversación.
Las que me quedaban más cerca eran Kawasaki e Iroha, pero con ninguna intente entablar una conversación y después de un tiempo Yui me hizo hablar. Fue una participación corta pero significativa. Como comensal agradecido dije que la comida estaba muy rica, no sabía quién la había hecho hasta que vi a Kawasaki sonrojarse un poco.
Todas me acompañaron en el comentario, pero a mí no me sonó tan sincero. Igual Kawasaki se sonrojo un poco más.
Terminada la hora de la comida comenzó mi esclavitud, se decidió por voto popular que a pesar de ser mi primer día me tocaba encargarme de los trastes sucios. La verdad es que sí me molestaba, pero ya me lo esperaba así que acepte.
Mientras me preparaba para empezar las chicas se dividieron Saki y Yui ocuparon el sillón frente a la tele, mientras Iroha estaba en la mesa jugando con su celular. Las demás desaparecieron de mi vista.
Desde un punto ciego apareció Yukino.
― ¡Dios! ¿Era necesario asustarme? ―dije al verla aparecer de repente.
―No era mi intención ―me respondió, pero por su sonrisa estaba inclinado a no creerle―. Bueno ¿Qué te parece? ―pregunto señalando a su alrededor.
―El lugar es muy bonito… aunque no esperaba este exceso de inquilinos.
― ¿Qué esperabas? ¿Qué solo fuéramos tú y yo?
Me sorprendió que hiciera ese tipo de pregunta tan directamente, no pude evitar desviar mi mirada para esconder mi sonrojo. Ella aun sonreía pero por el rabillo del ojo pude verla sonrojarse un poco.
―No, pero tampoco esperaba a media Sobu aquí.
Ishiki ni siquiera se había graduado aún.
―Acerca de eso, parece que mi hermana tuvo algo que ver con eso. Me pregunto ¿por qué? No es que me moleste, o ¿a ti sí?
La verdad es que tal vez sí, no estoy acostumbrado a vivir con tantos conocidos, además de que esperaba un poco de privacidad… con Yukinoshita.
―Gracias a ti estoy aquí, no me puedo quejar ―dije como si no me importara. Después de todo su familia era dueña del complejo, gracias a eso podía permitirme vivir ahí, yo un humilde universitario. Ella seguía mirándome con esa mirada pensativa que escondía una sonrisa burlona. Era demasiado linda e irritante al mismo tiempo.
Ella seguía con su sonrisa de suficiencia cuando se escucho un grito aterrado, durante un momento nos miramos el uno al otro dudando hasta que se escuchó el segundo. Corrí hacia donde se oía el grito. En mi espalda escuche a Yukino siguiéndome y voces a mi alrededor de las demás chicas.
No sabia muy bien hacia donde iba solo subí siguiendo la voz y abrí la puerta sin pensar, era el gran baño de arriba. Adentro estaba Miura apenas cubierta con su toalla mirando aterrada el rincón de la ducha. Me fije y apenas alcance a ver a una pequeña araña, casi me dieron ganas de reír al darme cuenta de la razón de sus gritos. De repente me di cuenta de donde estaba y se me subieron los colores al rostro porque Miura solo estaba cubierta por una toalla. Intente huir, pero había una multitud a mi espalda y Miura me llamo.
― ¡Espera, haz algo!
Me quede un momento dudando, pero finalmente me metí y como no traía zapatos use lo primero que encontré para matarla (perdón arañita), y llevármela hacia afuera, pero antes de poder salir Miura se distrajo y su toalla se deslizo un poco, lo suficiente para ver algo digno de censura. En mi estupidez me quede embobado hasta que ella rápidamente se cubrió y pego un grito.
Sali rápidamente, pero para mí mala suerte cuatro pares de ojos me miraban con autentico desprecio. Entre ellos Yuigahama y Yukino.
― ¿No llevas ni un día aquí y ya estas rompiendo las reglas? ―dijo Yukinoshita mientras cruzaba los brazos y me miraba con odio.
―Solo hice lo que pedía ―dije y señalé el cadáver que aun traía en un pedazo de plástico que encontré por ahí.
―Dado que has demostrado ser útil lo dejare pasar, pero más vale que no se vuelva a repetir.
Yo asentí de mala gana. Y ella se fue dando la media vuelta con todo el desprecio del que era capaz haciendo volar su largo cabello negro. Yo la mire marcharse embobado de nuevo, pensando en el problema que me había metido. Y a pesar de eso no pude evitar sonreír como un pervertido pensando en lo que había visto.
AN bueno esto solo es una idea, no es para tomárselo muy en serio. ¿A alguien le interesa? UwU