Tokyo era una ciudad que a primera vista podía parecer pacifica, pero la realidad era todo lo contrario. El crecimiento económico y oportunidades habían convertido a la capital del país del sol naciente en un nido del crimen organizado. Extorsión, prostitución, contrabando y carreras ilegales, no había actividad en la cual la mafia no estuviera envuelta

Muchos creen que las decisiones se tomaban en el Ayuntamiento de la ciudad. Nada más lejos de la verdad, en Tokyo no se decidía nada sin tener la aprobación de la yakuza japonesa.

En un pequeño restaurante familiar a las afueras de Nerima se estaba realizando una reunión entre dos de los grupos criminales más grandes de todo Tokyo.

Ranma soltó sus cubiertos, tomando la servilleta del cuello de su camisa, colocándola al lado del plato. Un radio resonaba en el fondo del restaurante casi vacío.

"Creí que teníamos un acuerdo." Pronunció, mirando a la persona al otro lado de la mesa.

"Yo también pensaba eso." Confirmó el otro hombre, tomando una bocanada del puro que sostenía entre los dedos de su mano derecha.

"Entonces, ¿qué significa esta mierda, Kuno?" Preguntó Ranma, reclinándose de su silla mientras gesticulaba en dirección al tercer hombre presente. El hombre de lentes y apariencia extranjera estaba parado justo detrás de Kuno y tenía un arma apuntando en dirección a Ranma.

"Eres tú quién tiene que dar explicaciones." Dijo Kuno, dejando el tabaco a un lado en el cenicero y gesticulando al camarero que estaba acurrucado en una de las esquinas del restaurante.

El joven camarero trajo rápidamente una bandeja con una botella de licor con inscripciones en chino. Kuno observó la botella con detenimiento antes de tomar un sorbo y fruncir el ceño. "Rompiste nuestro acuerdo. Has estado vendiendo tus... productos en mi parte de la ciudad."

"Honestamente, no sé como llegó eso a tu lado, Kuno. Te aseguro que no fue ninguna de mi gente." El hombre de cabello largo pronunció con una delgada sonrisa.

"Espero que estés diciendo la verdad, sabes." Advirtió, dejando caer la botella. "No sería bueno para ninguno de nosotros si comenzáramos a tener problemas debido a una tontería."

"Pienso de la misma manera." Dijo. "Entonces me vas a dejar ir en paz, para que pueda averiguar quién envió mi producto a tu lado, ¿verdad?"

"Quizás", dijo Kuno, soplando una nube de humo en dirección al rostro del otro hombre.

En ese momento, sin embargo, la cuarta persona en la escena, parada directamente detrás de Ranma, sacó una magnum y señaló directamente a Kuno.

"Xian..." Ranma pronunció el nombre de su compañera en una elusiva advertencia

Kuno miró el arma y frunció el ceño, levantando una mano hacia su guardaespaldas. "Es mejor que me marche antes que nuestros ánimos se calienten." Dijo Kuno, sonriendo. "Pero espero que sepas, Saotome, que la próxima vez no tendré tanta paciencia."

"Por supuesto, lo entiendo perfectamente," Respondió, levantándose y colocando su mano sobre el brazo levantado de su compañera. "Vamonos."

Ranma dejó el pequeño restaurante italiano en compañía de la mujer china. Su compañera y guardaespaldas ya había escondido el arma cuando salieron a la acera. Su coche estaba al otro lado de la avenida. Debido al tráfico en pleno auge en la vía, tuvieron que esperar a que un autobús y algunos vehículos cruzaran para poner pie en los adoquines de la calle.

Sin embargo, antes de dar dos pasos, ocurrió algo inesperado. Su coche explotó, o mejor dicho, le hicieron explotar. Una bola de fuego engulló el pequeño sedan negro, hiriendo a varios transeúntes, dos autos que venían en direcciones opuestas casi chocan ante el pánico que causó la explosión.

Ranma casi se cae y Xian Pu le ayudó a estabilizarse. Con el corazón acelerado y los ojos muy abiertos ante lo que hasta hace unos instantes había sido su vehículo.

"Salgamos de aquí", Le dijo la mujer de facciones exóticas, mirando a su alrededor. Ella haló de la manga de la chaqueta de Ranma. "Vamos, jefe, hay un taxi allí."

El líder de Kokuryū¹ se dejó llevar. El corazón le latía con fuerza por la conmoción y la comprensión de que si no fuera por el tráfico, hubiera estado dentro del vehículo en el momento de la explosión.

"Oye, tú", Xian le ordenó a alguien. "Este taxi es tuyo, ¿verdad? ¡Sácanos de aquí, ahora! "

" Yo-yo ... ¡Por supuesto!" Respondió el taxista, asustado. Ranma se dio cuenta de que su guardaespaldas estaba usando la magnum como una forma de acelerar el proceso.

" ¡Rápido!" Le gritó al conductor. Luego soltó a Ranma un momento para abrir la puerta trasera del vehículo. "Entre aquí, Jefe."

Él entro, siguiendo la recomendación de su empleada. El auto arrancó con Xian Pu sentada al lado del conductor.

"¿D-dónde?" Preguntó el conductor.

"¡Lejos de aquí!" La mujer china siseó. "¡Y ve rápido si no quieres que me haga cargo!"

Ranma posó su mirada en el retrovisor, pudiendo distinguir perfectamente la figura de Tatewaki Kuno y a su guardaespaldas de origen chino antes de que el taxi girara en la primera esquina.

"No puedo creer que ese desgraciado tuviera las pelotas de hacer esto." La guardaespaldas maldijo, mientras guardaba la pistola en el bolsillo interior de su abrigo.

"Cuidado." Él dijo bruscamente, volteándose hacia adelante. "No es así como espero que hables de nuestros socios."

"Lo siento, jefe", dijo la mujer de largo cabello purpura, bajando la voz y mirando en la dirección opuesta.

"Ah…" La persona detrás del volante soltó una exclamación contenida. Ranma miró hacia arriba y vio que le estaban mirando a través del espejo en el parabrisas. Incluso sin entender, esa mirada le provocó la reacción inmediata de mirar a la figura en esa dirección.

"Espera..." Dijo, los pensamientos confusos se alinearon. "Usted..."

"¿Ran-...ma?" Preguntó el conductor.

" ¿Akane?" Preguntó el hombre de corbata roja.

"Realmente eres tú..."

"Sí." Respondió la mujer, Akane, observando con su mirada de la calle al espejo y viceversa. "Maldita sea... eres un idiota, Ranma."

"¿Se conocen?" Preguntó Xian Pu, tratando de entender la situación.

"Sí." Él respondió. "Nuestros padres eran buenos amigos."

"Ha pasado un largo tiempo... Ni siquiera sabía que todavía vivías en esta ciudad."

"Desaparecí a propósito, por así decirlo", dijo Ranma, con una sonrisa casi melancólica. "¿Y tu? Quiero decir... nunca pensé que te convertirías en taxista."

"Yo tampoco esperaba encontrarte como..." dijo mirando a 'Shampoo' con recelo. "Una persona de negocios."

"No tienes que cohibirte." dijo, haciendo que su guardaespaldas le mirara con sorpresa. "Sí, soy el jefe de la mafia de la zona sur de la ciudad."


Notas del Autor:

Prepárense mis amigos que han entrado al carrusel de emociones. Estoy experimentando con mi escritura así que no contendrá los temas típicos que suelo tocar, probablemente a futuro cambie la clasificación a 'M'

Kokuryū: Dragón negro.

04/02/2021 Realicé cambios en la forma que Ranma se refiere a nuestra pelimorado favorita y también cambié el nombre del grupo de criminales.