Disclaimer: CDHF pertenece a su autor "Esta historia participa en el reto II Certamen de los Originales del foro Alas Negras, Palabras Negras."


Soy un caballo de mar

No había palabras para expresar su odio a su bastardo hermano reflexiono Karlys Velarion, el desgraciado que no sólo había hincado la rodilla sino también ahora le daba la espalda cuando más lo necesitaba, lo odiaba y maldecía el día que su verdadero hermano había muerto.

—Sin tan solo Monford no hubiera ido al frente con su galera… — dijo amargamente Karlys Velaryon y para emporar su estado de ánimo miro de nuevo aquel brazalete que le había regalado su difunto amado esposo Aethan Velaryon. —….ninguno de los dos debió ir al frente, ahora estoy sola en un mundo lleno de enemigos y amigos falsos, con un rey muerto y otro que es un niño de la familia que más detesto en este mundo. Estoy acabada.

—No diga eso mi señora, aún tiene a su hijo y sobrino por los que tiene que velar—. Le respondió el viejo maestre mientras le suministraba una receta para la resaca que Lady Karlys tenía mientras ella estaba tendida en un sillón. Era una tarde soleada en el Castillo de Marea Alta, las últimas cartas habían llegado el día anterior no eran nada alentadoras; Stannis muerto y extrañas afirmaciones sobre muertos vivientes, ella había mandado una carta a Selyse sugiriendo que huyera al exilio con su hija, Karlys había elevado una oración para que esa mujer fuera sensata y le hiciera caso, respecto a los muertos… pues para eso existía el Muro que supuestamente era mágico.

—Oh buen maestre, usted tiene toda la razón pero ahora con todo esto… es mucha carga para mi…—. Karlys se levantó torpemente y se movió hacia la ventana—… no tengo a quien acudir, casi toda la casa Velaryon es muy joven y la mayoría somos mujeres, algunas casadas con actuales enemigos y los hombres mayores murieron en la rebelión de Roberth o en esta de Stannis, así que me pregunto ¿Qué puedo hacer?

—Hincar la rodilla mi señora o esperar que un milagro pase.

—Un milagro eso sería maravillo…—. Se dijo ella mientras tocaba su hermoso collar y recordó como su madre había rezado en aquel acantilado abandonado. — mi querido maestre ¿recuerda aquel acantilado donde mi madre rezaba?

—Si lo recuerdo… no me diga que usted…—el viejo maestre observo el rostro determinado de Lady Karlys y simplemente suspiro—. Le acompañare mi señora, pero le sugiero que no guarde muchas esperanzas.

Así fue como una pequeña comitiva partió, la isla era un lugar seguro la familia Velaryion se había encargado por mucho tiempo en volverla una fortaleza y si bien había cosas que mejorar por si sola la isla no podía ser invadida fácilmente, llegaron a aquel acantilado cuando ya atardecía y el cielo tenia nubes rojas como la sangre, una señal pensó Karlys. Ella bajo acompañada solamente con el maestre al que conocía desde niña y como solía hacerlo su madre ahí cerca de la orilla mirando el mar comenzó rezar. Terminada las palabras ambos volvieron con el resto de la comitiva y retornaron al castillo, pasó tan solo un día (para consternación del maestre y la euforia de Lady Karlys) y hubo un milagro; una compañía mercenaria había llegado a poniente con los estandartes de la casa Targaryen y en esos momentos Bastión de Tormentas estaba bajo su poder.

Así pasaron los días en la isla de Marcaderiva, hasta que cierta mañana las cosas cambiaron con la llegada de un mensajero.

—Monterys ya está listo mi señora, él y su hijo le están esperando en la sala principal—le dijo el maestre.

—Excelente…—respondio Lady Karlys mientras se acomodaba su diadema de perlas—… y el mensajero enviado por los Targaryen?

—Esperan en las puertas principales junto a sus caballeros.

—Bien es hora de recibirlo, que sólo entre él y que los caballeros esperen. — ambos bajaron al salón principal donde su sobrino ya estaba en la silla alta de los Velaryon y al lado de la silla Thiford el amado hijo de Karlys le hablaba, ambos niños estaban nerviosos así que ella los tranquilizo luego envió a su hijo a la parte superior junto a su guardián Ser Piot por ultimo dio la orden de que entrara el mensajero real de Aegon Targaryen.

—Saludos Lord Monterys, Lady Karlys. Mi nombre es Haldon soy un humilde mensajero de su majestad el rey Aegon VI que envía esta carta para ustedes. —dicho eso aquel hombre les entregó una carta sellada, Lady Karlys leyó el contendió y luego se lo entrego a su maestre.

—Es verdad lo que dice esta carta, desde antes de la conquista la casa Velaryon y Targaryen han estado unidos—respondió Lady Karlys, desde que Monterys había sido nombrado Lord en vez de su padre y hermano mayor que murieron en la guerra, el niño había cedido toda decisión a su tia, su presencia en aquel salón solo era representativo.— Y parece que cada vez que un Targaryen quiere iniciar una nueva historia, el destino nos jala a nosotros los Velaryon hacia ese lado. Pero yo en nombre de mi familia le pregunto ¿Dónde está la princesa Daenerys? Y sobre todo ¿Quién nos garantiza que ese tu rey realmente es el hijo de Rhaegar Targaryen?

—Lord Connington puede jurar sobre el origen de nuestro rey…—aclaro el mensajero Haldon—… y sobre la princesa Daenerys parece que no tiene interés en recuperar el legado de su familia.

—Algo muy lamentable…—agrego el viejo maestre mientras miraba a Lady Karlys—… porque desde Braavos hasta Volantis se habla de sus dragones, dichas criaturas son invaluables.

—Me piden que otorgue las galeras de guerra que poseemos, me piden que arriesgue a mi gente y la seguridad de la casa Velaryon y su Lord que es el único sobrino que me queda y no me dan ni una garantía. — dijo severamente Lady Karlys.

—Que es lo que propone mi señora.

—Un pacto por matrimonio—. Lo dijo el viejo maestre tal como habían acordado con Lady Karlys.

—No… no puedo ofrecer tal acuerdo, el rey debe decidir es un tema muy serio—respondió Haldon completamente perplejo y asustado por cómo había girado los eventos. Lady Karlys y el viejo maestre se miraron nuevamente insatisfechos con la respuesta que había dado Haldon, así que viendo que la negociación se iba al tacho agrego.—Pero mi señora un tema tan delicado debe ser atendido por la mano del rey no por humilde mensajero como yo, hable con Lord Jon Connington que es un hombre soltero y sin hijos. — dicho eso por un momento Lady Karlys no puedo evitar hacer una mueca con su rostro pero lo disimulo rápidamente, miro a su familia en la parte superior, todos tan chiquitos tan inocentes. Así que se tragó su terquedad, toco el brazalete de su amado Aethan y respondió:

—Dile a Jon Connington que es bienvenido en este palacio para tratar sobre este tema, dile que ofrezco mi mano en matrimonio. Tendrá que aceptar entre un matrimonio o…—Haldon la miro esperanzado—… que nos demuestre que tiene el apoyo de Daenerys Targaryen y sus dragones. Le doy esas dos opciones a cumplir y le prometo que "El viejo, el Verdadero, el Valiente" apoyara al joven Aegon Targaryen.

Y a su fue la charla que tuvo aquel día Lady Karlys con un desconocido, una charla que afectaría el destino de la casa Velaryon y sobre todo su propio destino.