—¿Mami... en verdad tienes que irte? Pero ¿Y qué pasa con Vitto?
Aquella inocente y triste pregunta la había hecho un pequeño niño.
Su nombre era Watto Ikki, no tenía más de cuatro años de edad. Como la mayoría de niños de su edad era pequeño en comparación con los adultos, de una complexión ligeramente regordeta, ojos grandes de color amarillo, su cabello era de un color azul cobalto lo suficientemente largo como para cubrir un poco su ojo derecho y estaba bien peinado, aunque este era algo complicado de manejar ya que era un tanto ondulado.
El pequeño preguntó a su madre en búsqueda de una repuesta, no entendía lo que estaba sucediendo. Sin embargo esta palabra llamada "Divorcio", aparentemente era algo malo.
Lo único que no le gustaba de ella era que su mamá tenía que irse de casa, pero no sabía a dónde iba a ir o por qué exactamente tenía que dejarla.
Alessandra Bianchi, su madre, tuvo que explicarle la situación, incluso si Ikki no las entendía del todo.
Alessandra, a diferencia de su hijo, poseía un cabello negro largo y ondulado, como una cascada de ébano brillante, pero sus ojos eran del mismo color que los de su pequeño retoño. Su piel es clara y cremosa casi como porcelana, de facciones faciales delicadas y hermosas. Ella es una mujer adulta que no pasaba de los treinta y seis, pero que parecía mucho menor de su edad.
Ella se acercó a su hijo y besó su frente con mucho cariño. Le partía el alma verlo así de preocupado por cosas que no eran su culpa, después de todo él y su hermano mayor no tenían culpa alguna en todo este asunto.
—Mami tiene que irse Ikki, Vitto me acompañará para no estar sola, debes cuidar de la casa y... de papá.
—¿Vas a volver? —una pregunta que se sintió como un disparo.
Sin dudarlo un segundo, la morena respondió.
—Vendré a verte tanto como sea posible, mi niño.
—Pero ¿Ya no podré jugar con Vitto? —esta fue una apuñalada.
—Vitto es un niño grande, debe ir a la escuela... pero no estaremos demasiado cerca, me temo.
—¿A dónde irán? —un golpe en el rostro.
Alessandra abrazó a su hijo, como si este se fuera a desaparecer en sus brazos como mero polvo.
—¿Mami…?
Ikki sintio que había algo mojando su cabello, le hacía cosquillas.
—Mami irá con el abuelo allá en Italia.
—¿Dónde está Italia? ¿Es la otra calle? —un apretón ansu corazón.
La Bianchi tuvo que reunir todo el valor que le quedaba para que su voz no se quebrara. Así que tardo un momento en responder, mientras su retoño la abrazaba.
—Italia está lejos, hay que cruzar el mar...
—Hm.
—¿Puedes hacerme un favor? —Alessandra ya sentía la mirada de su ahora ex esposo en su nuca, casi que perforaba su cráneo.
—¡Sí!
—¿Puedes ir a ver a Vitto? Todavía pueden jugar.
—¡Okey!
Ikki salió corriendo a la habitación de su Hermano mayor como un rayo. El niño sí que tenía energía.
La mujer se secó las lágrimas antes de encarar al hombre detrás de ella, no queriendo dsrle el gusto de que la viera así de débil. Su expresión pasó de cariño a una de enojo, tan contenido y medido, como un tanque a punto de estallar.
Intentando lo más que pudo, le habló con dureza al hombre. Aquél imponente hombre de cabellos cobaltos, que con sus ojos marrones miraba fijamente a la mujer, no era otro que Watto Ryota, no tenía bigote alguno que mostrar o una barba elegante, pero sus expresiones duras y su rostro de facciones atravtivas eran lo suficientemente intimidantes.
—Me regresaré con mi padre a Italia, como se acordó Vittorio mantiene tu apellido y se vendrá conmigo, aún no entiendo cómo fue que lograste hacer que Ikki se quedara contigo...
—Tú iniciaste esto Alessa, toma la responsabilidad —si bien en su grave voz no había burla alguna, Alessandra lo conocía lo suficiente como para saber que había algo más allí.
Ella frunció aún más el entrecejo.
—¡No te atrevas a hacerte el inocente conmigo! ¡Todo esto es culpa tuya y por esa obsesión que tienes con el estúpido de All Might! —Alessandra apuntó con su dedo a su ex esposo, acusándolo—. Despreciaste el Quirk de Vittorio y estabas metiéndole a Ikki esas imbéciles ideas a la cabeza...
El hombre se encogió de hombros, desestimando aquellas palabras.
—Tu no entiendes mi meta, Ikki es el único que puede superarme, Vittorio no tiene y jamás tendrá lo necesario para volverse el Héroe que he intentado ser...
Alessandra gruñó con rabia, tenía tantas ganas de golpearlo fuertemente... pero debía mantenerse calma, las cosas no debían salirse de control, no desea llegar a esos extremos.
—Si por culpa tuya Ikki es infeliz, no me importa convertirme en una villana —espetó—. Si lo veo infeliz, te juro que vendré a golpearte tantas veces hasta que mi alma quede satisfecha...
—Esas son declaraciones muy fuertes ¿No crees? —Ryota se burló.
La morena inhaló profundamente y exhaló, calmando sus crecientes ganas de abofetear a su ex marido.
Así, tomó ella la palabra.
—Giovanni se quedará aquí a velar por la salud de Ikki, no puedo dejarlo solo contigo —la Bianchi dijo.
—Tch…
Con un deje de profunda tristeza y decepción, Alessandra miró a los ojos a Ryota.
—¿Cuándo fue que cambiaste...? ¿Cuándo fue que te volviste tan… tan superficial? Ya no eres el hombre del que una vez me enamoré... —Alessandra se dio la vuelta, todavía enojada, pero en su voz había una tristeza inmensurable—. Nos vamos en tres horas, más te vale mantenerme en contacto con mi pequeño.
Alessandra volvió a su habitación. Entre suspiros miró su habitación, esta sería la última vez que vería esta casa desde esta posición.
Sacudió la cabeza intentando por todo lo sagrado enterrar esos recuerdos que ahora eran dolorosos, todavía debía asegurarse que tenía todo preparado para partir.
Con Ikki y Vittorio.
En la habitación del niño mayor, ambos hermanos jugaban tranquilamente, aunque a leguas podía notarse como si algo en el ambiente estuviera apagado de alguna manera.
Watto Vittorio de doce años, era más parecido a su madre en apariencia, él sí tenía el cabello negro aunque con algunas franjas de color cobalto, aunque corto estaba lleno de estilo. Vitto a diferencia de Ikki sí posee una complexión corporal más atlética, tenía más músculo.
Él al menos podía entender la situación en la que ambos se encontraban y sabía que iba a pasar mucho tiempo en el que no vería a Ikki en persona.
Pausó el Super Smash Partners VII y se dirigió a su hermanito.
—¡Ikki, lo he decidido! ¡Te dejaré la consola de videojuegos!
—¡¿EN SERIO?! —por un momento Ikki se exaltó, pero miró a su hermano y habló—. ¿Y tú con qué vas a jugar?
—Yo tengo la portátil, ¡Estaré bien!
—Um...
—¡No te preocupes hermanito! Incluso si estoy lejos podemos jugar videojuegos… aunque debo enseñarte primero a conectarte a internet —Vitto no lo había pensado antes—. ¿Sabes encender la computadora?
—¡Nop~!
—Esto va a ser tardado… tenemos algo de tiempo —Vitto se aclaró la garganta—. Primero tocas el botón…
Vitto continuó con su explicación tranquilamente, mientras que tenía que repetir varias veces para que su hermanito lo entendiera al menos un poco.
Su hermanito todavía lo necesitaba.
XXXXX
—Ikki, hermanito... cuídate mucho ¿Okey? Papá es un cabeza dura, pero seguro que tú lo eres más ¡Hablaré siempre que pueda!
—¡Vitto! ¡Cuida a mami!
—C-Creo que ella es demasiado fuerte para eso... ¡Pero está bien!
—¡Sí!
Vittorio abrazó a su hermanito, el que no volvería a ver en persona en un largo rato. Aún habían cosas que Vitto quería enseñarle, hacer bromas con él o jugar. Vitto estaba más preocupado porque su padre no le enseñara a ser como él, aunque parecía darle más atención a Ikki ya que con él fue un "fracaso", ese sentimiento de insuficiencia tenía que hacerlo desaparecer.
Y así, dándole a su hermanito una última mirada, entró al auto que los llevaría al aeropuerto internacional de Japón y se iría a Italia con su madre. El subirse fue un calvario, pero por Ikki no lloraría hasta después.
Alessandra al ver a su hijo mayor subirse al auto, fue directamente a Ikki. Mirando con atención cada detalle de su carita y cabello cobalto, con amor maternal ella besó su cabeza y lo acunó en su pecho, no podía llorar ahora, si lo hacía no iba a poder detenerse. Con toda su voluntad, le dio a su hijo unas importantes palabras de despedida.
—Mi bebé, prométeme que vas a comer todos los vegetales, báñate todos los días, siempre duerme temprano y por favor siempre que puedas llámame ¿Sí? —Alssandra sintió como su blusa se mojaba por las lágrimas del pequeño Ikki—. Recuerda lo que siempre te he dicho, la mamma ti ama moltissimo...
—Ti... voglio bene anche io, mamma...
Orgullosa de que su retoño supiera como responder en su idioma madre no pudo evitar sonreír.
—Nos vemos mi pequeño Ikki... —ella tuvo que darle la espalda a su hijo, de todas las cosas más complicadas que había realizado... esta fue sin dudas la más difícil y dolorosa posible.
Sus tacones resonaron en la acera con velocidad y pronto entró en el automóvil. Dio el último vistazo a su casa y a su hijo... le mandó una sonrisa amorosa y el automóvil por fin salió.
—Ma-Mamá... —la valentía de Vittorio se había terminado, ya no podía aguantar más—. Duele mucho...
—Lo sé, mi niño... duele.
—Gh... Uhhhhh...
Y así, una etapa en sus vidas había iniciado, ninguno sabía como iban a progresar las cosas, todavía estaban asimilando la situación.
—Iremos con tu abuelo, Vitto, ahí iniciaremos de momento.
—Mhmm…
Tenían que ser fuertes, saldrían adelante pase lo que pase.
XXXXX
Giovanni Giovanna era una persona muy responsable, estaba en la plenitud de sus veinticinco. Él había salido de una academia especial en la que se entrenan personas para servicios de protección privada.
Él era un egresado de dicha Academia, ya tenía una licencia en la que tenía permitido el uso de su Quirk bajo los términos de su contrato firmado por la responsabilidad de su ahora señora, Alessandra Bianchi, su antigua mentora.
Ya que él es huérfano, en su niñez fue puesto bajo el seno de la familia Bianchi para ser el mayordomo de Alesa una vez que ella se casara.
Ahora mismo su contrato había sido modificado y ahora tenía la tarea de cuidar al hijo de su maestra. Él siempre se encargó de la seguridad de la familia una vez que ellos salían por lo que ya conocía las costumbres de sus miembros.
Su cabello castaño claro bien peinado hacia atrás, un traje de mayordomo perfectamente pulcro y sin arrugas. Todo él estaba presentable para llevar a cabo su trabajo con gusto, él le debía tanto a la familia Bianchi, aunque no le debía nada a Watto Ryota, sin embargo sabía que Ikki se sentiría incómodo si solo le sirviera a él, por lo que al menos debía ser amable con Ryota.
—Señorito Ikki.
El niño estaba desparramado en el gran sillón de la sala de estar, todavía había lágrimas en su carita.
—¿Quiere salir a Jugar?
Ikki negó con la cabeza.
—¿Quiere algo de comer?
Ikki lo miró por un momento pensándolo, pero asintió.
—¿Algún postre? —Giovanni sabía que los roles de canela eran sus favoritos—. Sugiero los tradicionales de la familia, Roles de Canela.
—Okey…
—En un momento.
Rápidamente fue a la cocina y se puso manos a la obra.
Entre sus pensamientos más profundos no dejaba de pensar en cómo crecería este niño, con un Quirk poderoso y ya manifestado, sabía que la grandeza era lo que le esperaba… pero ¿Qué tipo de grandeza?
¿Sería un héroe ejemplar, como su padre… o sería su propia versión del héroe ejemplar?
No lo sabía, pero esa sensación creció al ver al niño sentarse en el sofá sacándose los mocos y las lágrimas, en un intento de parecer valiente.
XXXXX
Años después.
—Hoy es mi día libre… hum, me pregunto qué debería hacer, quizás si le hablo a Shōto… nah, él tiene mejores cosas que hacer —hablando consigo mismo caminando en las calles de la ciudad, rodeado por personas de todas las formas, tamaños, formas e incluso colores—. Hah… ¿¡Por qué este día es tan aburrido!?
La gente ni siquiera se molestó en mirarlo, acostumbrados al ruido de la urbanidad.
Watto Ikki de catorce años se encontraba vagando por la ciudad tranquilamente en un viernes, buscando con que quitar su aburrimiento masivo.
Sin embargo.
—¡Hola y adiós!
—¡Oye! ¡Vuelve aquí estúpido ladrón!
—¡LADRÓN!
—¡KYAAAA!
Un tipo extraño salido de la nada tomó su billetera y salió corriendo ¡Ahí sí tenía dinero y la estúpida credencial de la escuela!
Obviamente la gente armó un escándalo debido al grito de Ikki, que esta vez fue más alarmante.
Como no podía activar su Quirk tuvo que correr naturalmente para intentar alcanzarlo, pero el tipo hizo movimientos extraños… ¿Su columna se había doblado hacia atrás?
Su cara se volvió azúl al saber de quién se trataba… ¡Tenía que ser un rarito!
—¡Ya sé quién eres tú! ¡Vuelve aquí! ¡Flex el ladrón de billeteras!
En efecto, un acosador que le gustaba recolectar billeteras… el problema es que ese idiota iba a espiar a la gente a sus hogares una vez sabía quiénes eran. El imbécil era algo escurridizo, incluso logró escapar de algunos profesionales, porque siempre aparecía de noche… ¿Por qué apareció a plena luz del día?
El tipo se dobló hacia atrás y salió volando por los aires, como si al volver su cuerpo a la normalidad le diera un impulso lo suficientemente fuerte como para salir despedido a los aires.
—¡Ay no! ¡Tendré que intentar interceptarlo tomando atajos!
Él había pedido algo para quitar el aburrimiento, bueno, el destino se lo trajo.
Bien, realmente me gusta decir que he estado trabajando en esta idea desde hace un tiempo.
Estoy bastante emocionado porque he pensado mucho las cosas que en esta nueva aventura van a suceder, pero espero de verdad que les guste. Sé que los OC no son precisamente populares entre el fandom, pero aún así quiero intentarlo.
¡Cualquier crítica y comentario constructivo es bienvenido! Los estaré leyendo :)