- Sean cuidadosos, a mí se me ha dado la misión de estudiar una nueva aparición de Mahito. Si bien es una maldición de segunda categoría, aún no se le ha visto en combate. -comentó Satoru Gojo.

- ¡Hai! -contestaron sus tres alumnos a coro. Procedieron a despedirse y separarse de su maestro.

- ¿Han notado que sensei siempre desaparece cuando tenemos misiones o cualquier cosa en la que él debería estar presente? -comentó con sorna Itadori, con los brazos flectados detrás de su cabeza.

- Sinceramente creo lo hace adrede -comentó Megumi con el uniforme tapándole parte de la boca, y las manos en los bolsillos.

- Es como si esperara que estuviéramos al borde la muerte para aparecer y ser el héroe. -comentó obstinada Nobara, con sus brazos extendidos, hacía atrás y con dirección abajo, y manos entrecruzadas.

- Es como si en verdad no quisiera ser sensei. -sumó Megumi recordando todas las "negligencias" que Gojo comete como "profesor."

- En verdad, eso es porque me dijo que tiene un sueño. -agregó serio Yuji.

- ¿Sueño? -preguntó Nobara, y agregó pensativa con una mano en el mentón.- Ya veo... no entiendo.

- Era algo de hacer generaciones nuevas para derrocar la hegemonía en el mundo de la hechicería, o algo así, no me acuerdo. -Fushiguro y Kugisaki se miraron dudosos entre ellos antes de volver la vista a Itadori."Yume..."


Megumi no tenía aliento, sostenía a Nobara con su brazo derecho mientras estaba al filo de caer de bruces. Ella yacía inconsciente luego de usar su técnica vudú maldita y resonancia, y salvarles el pellejo. Lamentablemente esta maldición tenía la capacidad de generar diversos "corazones" que le permitían fragmentar su alma, una especie de Voldemort y sus horrocruxes pero con hechicería real, habían matado a dos maldiciones bajo su mando, de las cuales Megumi y Nobara se encargaron respectivamente. Estaba al borde del colapso, aún así le ordenaba a sus shikigamis apoyar a Yuji, pero ya no podía más.- Itadori, te dejo el resto... -mencionó y consecutivamente cayó con Nobara al lado.

- Así que de los tres niños queda uno nada más... -habló burlesca la maldición.- ¿Qué tienes para darme? Hasta ahora tus amigos tenían buenos rituales, ¿pero tú? Solo estás a las patadas y combos, "te venceré en el nombre del karate" -mencionó satírico.

Itadori jadeaba, tenía que ganar no importa qué o si no morirían, el shikigami de Fushiguro había desaparecido apenas este perdió la conciencia, y Kugisaki también agotó sus fuerzas y se desmayó antes que él.

- ¡SUKUNA AÝUDAMEEE! -gritó al cielo, esperando un milagro. La boca en su mejilla se abrió para decir un escueto "No". Si bien Ryoma Sukuna sabía que la vida de Megumi peligraba, y este era una persona de interés para él, no se iba a rebajar a salir cada vez que el niñato de Yuji lo llamara, él era el rey de las maldiciones, no un perro al que se le ordena morder.


- Así que eras un categoría especial... por lo que veo puedes fragmentar tu alma y por ende tu poder maldito, haciéndote más débil de percibir. -comentó Satoru Gojo, apareciendo in situ, e inerponiéndose entre la madición y el golpe de gracia que iba a darle a Itadori, quien yacía semiinconsciente.- Muere.

La maldición se desintegró de inmediato, sin siquera entender qué pasó, a la par que Yuji no dio más y perdió la conciencia.- ¿Are? -preguntó Gojo al ver esto, además de notar al resto del equipo en mismas condiciones.- Mmmm, qué problemático...

De alguna manera se las ingenió para cargar con su brazo derecho a Megumi, con el izquierdo a Yuji y en su espalda, "a caballito", a Nobara. Menos mal que era bastante alto. Así dio unos pasos, para comprobar que estuvieran firmes, y dispuesto a teletransportarse...

- Nanami-sensei... ahórcame con esos brazos -escuchó decir a la chica apoyada en su espalda, "¡¿Nani'?!" pensó- Tienes tanto estilo, no como el tonto de Gojo-sensei... -a Satoru se le marcó una vena en la cabeza, ¿es que acaso esa niña siquiera sabía cuánto costaban sus trajes? ¿Cómo es que un simple salaryman recibiera más respeto que él?- pero me gusta tanto su olor... -en ese instante Gojo se percató que la cara -y nariz- de Nobara estaban efectivamente en su cuello, haciéndole cosquillas. Por un momento quedó estático, con la mente en blanco.

- ¿Nobara, te gusto? -preguntó en voz alta, probando si resultaba que en su inconsciencia estuviera consciente. Tras un momento de silencio solo recibió como respuesta "baka sensei". Frunció el ceño, pero luego sonrió.- Interesante...

Acto seguido, procedió a transportarse.


Nobara despertó en la enfermería, completamente sanada. Tenía vagos recuerdos de un sueño donde peleaba con Nanami-sensei otra vez, pero de la nada llegaba Gojo-sensei a pelear supuestamente por su amor, lo más característico eran los marcados brazos del rubio y el olor del peliplata. "Olor...", ahí fue cuando notó que toda su cara y parte de su pecho estaban con el perfume de Satoru impregnado, se sonrojo, ¿cómo era posible? Ese olor era tan carasterístico de él, si bien no sabía practicamente nada de su vida íntima, sí sospechaban ya hace tiempo que Gojo era alguien con mucho dinero.

- Oh despertaste... - mencionó Shoko Ieiri entrando a la sala y viéndola sentada. - Sí, arigato gosaimasu -se puso de pie e hizo una leve reverencia.- No hay de qué, soy la enfermera de la escuela, es mi trabajo procurar su bienestar. -sonrió- mi nombre es Shoko Ieiri por si no nos han introducido -mencionó amigable.

- Ah oh ¡Nobara Kugisaki desu! -volvió a reverenciar, pero esta vez más inclinada. "Ella era la ex compañera de Gojo-sensei" pensó- No es necesaria tanta formalidad, aunque si soy sincera ya sé tu nombre, y el de estos dos chicos. -mencionó apuntando a sus costados, donde Megumi y Yuji aún dormían plácidamente en una cama cada uno.- Satoru me los dejó bien encargados.

Nobara enterneció la mirada, "así que él nos salvó".- Aunque también mencionó que vigilara tu sueño, porque estabas teniendo pesadillas donde eras ahorcada por un hombre rubio... -comentó Shoko, preocupada.

Nobara se puso de mil colores posibles. "Trágame tierra, otra vez."