Disclaimer: No poseo los derechos de Pokémon.
Capítulo 7: Vacaciones hipnóticas
—Por fin podré disfrutar de las Islas Sete como es debido. —comentó Delia muy feliz.
—¿Tan mal lo pasaste en tu primea visita? —preguntó Samina confusa.
—No tienes ni idea —dijo Delia arrugando la frente al recordar aquellos días pasados—. Entre el Team Rocket y aquel Hypno secuestrador se me quitaron todas las ganas de tener vacaciones.
—¿Había un hypno secuestrador?
—En realidad solo era un hypno atacando a una niña. Gary, Amarillo y yo le dimos una lección —le explicó Ash a Samina—. Y Silver me informó que ya no quedan miembros del Team Rocket leales a Giovanni por esta zona.
—Pues entonces no veo porque hay que preocuparse. —dijo Samina a Delia, quien sonrió levemente.
—Que mal, yo quería pelear y salvar gente. —dijo Aurora algo decepcionada.
—Hay maneras menos violentas de salvar a la gente. —le dijo Lylia con una pequeña sonrisa. Chrysan asintió, pues estaba muy de acuerdo con la forma de ver la vida de su madre.
Ash había decidido llevar a toda su familia a las Islas Sete puesto que él y Lylia tenían unas semanas libres. El lugar era bonito y con el paso de los años se había llenado de atracciones turísticas. Samina, al enterarse, también había querido pasar más tiempo con ellos por lo que se apuntó a las vacaciones.
Por desgracia ser el Maestro Pokémon atrajo la atención de cientos de personas en isla Prima y Secunda.
—¡El Maestro Pokémon nos honra con su presencia!
—¡Fírmeme un autógrafo por favor!
—¿Esos son sus hijos? ¡Qué monos!
—¡Fotos, hago fotos con el Maestro Pokémon!
Tanto Aurora como Chrysan odiaban estar rodeados de mucha gente, por lo que aquello les hizo sentirse algo sofocados. Por suerte el Gengar de Ash se encargó de asustar a la mayoría de curiosos y mirones.
—La fama es más pesada de lo que creía. —comentó Aurora.
—Si algún día vences a papá también serás igual de famosa. —le recordó Chrysan.
—Un pequeño precio por una gran victoria. —dijo Aurora en un tono solemne. Sus abuelas solo pudieron reír ante aquello.
—Habla igual que mi Lylia cuando tenía su edad. —comentó Samina con lágrimas en los ojos.
—Madre…—dijo Lylia sonrojada.
Solían ir a la playa y pasear por zonas montañosas. Chrysan se cansaba pronto por lo que Lylia o Mr. Mime lo llevaban en brazos.
Al llegar a Isla Tera las cosas cambiaron bastante. Los niños vieron como sus padres hablaban con la agente Mara y varias enfermeras Joy. Sus rostros reflejaban preocupación y algo de miedo.
—Niños —dijo Ash a sus hijos una vez estuvieron en el hotel de la isla—, vuestra madre y yo tenemos que hablar con unos amigos. Podéis ir a jugar pero no os alejéis mucho de la zona, ¿vale?
—¡De acuerdo! —respondió Chrysan con energía. Aurora, por el contrario, estaba jugando con su pichu y no hacía mucho caso.
—Sobre todo, no os acerquéis al bosque Baya. —les advirtió Lylia muy seria.
—¿Por qué? —preguntó Chrysan. Aurora levantó la vista, aquello también había llamado su atención.
Tanto Ash como Lylia se miraron el uno al otro durante varios segundos.
—Son muy listos, se acabarán enterando de alguna forma. —le dijo Ash a su esposa.
—…Al parecer están desapareciendo niños por esa zona y no queremos que seáis los siguientes, ¿entendido? —dijo con voz firme Lylia. Su tono de voz no admitía discusión alguna.
—¿Y la policía no hace nada? —preguntó Aurora, al recordar a la agente Mara.
—Algunos padres creen que sus hijos se han escapado y volverán cuando estén aburridos o hambrientos —respondió Ash. Por su forma de fruncir el ceño parecía muy decepcionado con los padres que pensaban eso—. Mientras tanto la policía hace todo lo que pueden pero vamos a ayudarlos. No queremos asustaros así que disfrutad y jugad con cuidado.
—Y no le digáis a nadie nada de esto —les advirtió Lylia—. No necesitamos que cunda el pánico más de lo necesario.
—La abuela Delia y la abuela Samina estarán por aquí si necesitáis algo, ¿vale? —dijo Ash. Ambos niños asintieron rápidamente.
Tras despedirse de ellos, Aurora cogió una mochila y la llenó con provisiones y objetos que pudiese necesitar, como pociones o bayas.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó Chrysan extrañado.
—¿No es obvio? Voy a ir al bosque Baya a ver qué pasa.
—¿Estás loca? —le preguntó su hermano pequeño muy alarmado—. ¿No has oído lo que han dicho mamá y papá?
—Papá siempre vivía aventuras mucho más peligrosas sin tener permiso de la abuela, ¿recuerdas?
—Pero papá no tenía nueve años como tú.
—Papá tenía diez cuando lo mataron por primera vez —dijo Aurora encogiéndose de hombros—, a mi edad ni siquiera tenía un Pokémon.
Chrysan le lanzó una mirada decepcionada.
—Esto es muy mala idea.
—Puedes acompañarme si quieres.
—No, no quiero que me castiguen por tu culpa.
—Vale, yo me llevaré todo el mérito —dijo Aurora colocándose la mochila en su espalda—. Y tú te quedarás con las ganas de descubrir un gran misterio. Tal vez me pase como papá y me encuentre con algún Pokémon legendario.
—Pero las abuelas…
—La abuela Delia está durmiendo y la abuela Samina está en el bar, para cuando se den cuenta ya me habré ido.
Aurora y Chrysan se encontraban en mitad del bosque Baya tras una larga caminata. Por suerte estaban acostumbrados a caminar bastante así en su día a día por lo que no estaban muy cansados.
El viento soplaba con suavidad y la temperatura era agradable. Había muchos de Pokémon tipo bicho, planta y volador, los cuales se detenían y observaban a los hermanos con curiosidad.
Cuando llegaron a un claro se detuvieron a comer un poco. Aurora observó que Chrysan no parecía muy feliz. Al final se había dejado llevar por la emoción de poder descubrir algo sorprendente pero ya se estaba arrepintiendo.
—Papá se pondrá furioso pero mamá nos va a matar, resucitar y volver a matar. —dijo asustado el niño de siete años. El bosque Baya era enorme y las hojas de los árboles producían sombras algo siniestras.
—No lo creo, ten en cuenta que vamos a ser héroes —le dijo Aurora muy convencida—. Descubriremos donde están los niños y quien los tiene.
—¿Y cómo sabes que alguien los tiene?
—Intuición femenina.
—Eso no tiene ningún sent-… ¿Y si el secuestrador es algún adulto peligroso? —preguntó de repente Chrysan. La sola idea le daba mucho miedo.
—Mis Pokémon y yo lo derrotaremos.
Chrysan meneó la cabeza de un lado hacia otro. Aquello no podía acabar bien. Tras caminar bastante, Aurora decidió hacer una parada para que su hermanito descansase.
Tras comer y recogerlo todo continuaron con su camino hasta que se encontraron con una curiosa escena. Una niña de la misma edad que Aurora y de pelo castaño, se estaba enfrentando a un hombre y una mujer, quienes tenían a un dunsparce atrapado en una red.
—¡Ladrones! ¡Ladrones! —gritó la niña desesperada—. ¡Devolvedme a mi dunsparce! ¡Devolvédmelo!
—¿Has oído eso, Cassidy? —dijo el hombre partiéndose de risa.
—No estoy segura Hutch —dijo Cassidy riéndose también—, no suelo oír bien los gimoteos de las crías.
—¡Qué me llamo Butch, no Hutch! —gritó el hombre enfadado. Ambos parecían tener unos cuarenta y pocos años y sus rostros reflejaban maldad pura.
—¿Me has llamado cría? —preguntó la chica perdiendo los nervios y sacando una Poké Ball—. ¡Pues esta cría va a bajarte ahora esos humos! ¡Adelante Kadabra!
—Ingenua —dijo Cassidy—. ¡Adelante Raticate, dale una buena lección!
—¡Adelante Mightyena! —dijo Butch.
El kadabra de la chica se vio rodeado rápidamente por ambos Pokémon enemigos y su situación era de total desventaja.
—¡Raika, usa rayo!
Un rayo cayó en medio de los combatientes asustándolos momentáneamente.
—No creo que sea muy justo dos contra una —dijo Aurora acercándose lentamente—, ¿por qué no igualamos un poco las cosas?
—¿Y tú quién eres, mocosa? —preguntó Cassidy muy molesta.
—Soy Aurora Ketchum y esta es mi compañera Raika. —dijo la chica señalando a su pichu variocolor.
—…Y-y yo soy su hermano, Chrysan Ketchum. —dijo su hermano pequeño, quien estaba escondido tras un árbol.
—¡Cómo si sois el mismísimo Arceus, apartaos mocosos! —gritó Cassidy en un tono amenazador—. O Biff y yo os apartaremos.
—¡Qué me llamo Butch! ¿Cómo es posible que no te sepas mi nombre si llevamos diez años casados? —dijo el hombre llorando—… Por cierto... ¿Ketchum? Me suena haber oído ese apellido en alguna parte…
—Somos ex-soldados del Team Rocket y no nos andamos con tonterías —dijo Cassidy ignorando a Butch—. Lo mejor será que os volváis a casa con vuestra mami.
—¿Team Rocket? —preguntó Aurora confusa—. ¿La banda que papá disolvió varias veces?
—¿Papá? —preguntaron los dos adultos muy confusos.
—¡Qué suerte Chrysan! —gritó Aurora muy emocionada a su hermano—. ¡Voy a tener la oportunidad de vencer a los mismos malos que papá!
—Sí, que suerte. —dijo Chrysan con falso optimismo.
—¿No te importa que te ayudemos, verdad? —le preguntó Aurora a la niña.
—Para nada —dijo la chica sonriendo—, por cierto me llamo Pedrita.
—Pedrita, ve conmigo —le aconsejó Chrysan—. Es mejor no estar muy cerca de mi hermana cuando combate.
—¡Ni hablar, es mi Pokémon el que está en peligro y yo pienso salvarlo!
—Rescataremos a tu Pokémon, no te preocupes —le aseguró Aurora sacando una Poké Ball—. ¡Marina, necesito tu ayuda!
Una popplio, cuya piel brillaba cuando le daba el sol, salió muy contenta de la Poké Ball mientras lanzaba un pistola agua contra Raticate.
—¡U-una popplio variocolor! —gritó Pedrita con mucha emoción—. ¡Es la primera vez que veo un Pokémon variocolor de Alola!
—Todos los Pokémon de mi hermana son variocolores —le explicó Chrysan—. Es una obsesa de los variocolores.
—¿Y-y qué? —preguntó Aurora sonrojándose—. Todo el mundo sabe que los Pokémon variocolores son los más fuertes.
—Pero si tienen la misma fuerza que un Pokémon normal. —pensó Chrysan.
—¡E-esa cosa debe de valer millones! —gritó Butch emocionado—. ¡Vamos a ser ricos y por fin saldremos de la miseria en la que vivimos!
—¡Ya te digo! —gritó Cassidy igual de emocionada.
—¡Kadabra usa destello y confusión! —ordenó Pedrita a su Pokémon.
Mightyena no se vio afectado por el confusión pero el destello le hizo cerrar los ojos bajando así su precisión.
—¡Marina usa voz cautivadora contra Mightyena y luego aqua jet contra Raticate! —dijo Aurora a su popplio.
Mightyena recibió el ataque de tipo hada en su costado y se dobló debido al dolor. Raticate no reaccionó a tiempo y el aqua jet le dio en la tripa lanzándolo varios metros hacia atrás.
Después, Marina los mojos a ambos con pistola de agua y kadabra los remató con onda voltio.
—N-no me lo puedo creer —dijo Cassidy asustada—. Hemos sido vencidos por dos mocosas.
—¡Ya me acuerdo! —gritó Butch de repente sorprendiéndolos a todos—. ¡Esos mocosos son los hijos de Ash Ketchum!
—¡¿El mocoso que venció al jefe tantas veces y ahora es Maestro Pokémon?! —preguntó Cassidy atónita.
—El mismo. —corroboró Chrysan, quien ya estaba relajado del todo al ver que aquellos tipos no eran muy peligroso.
Cassidy y Butch al verse acorralados, intentaron huir.
—¡Hasta nunca! —gritó Cassidy.
—¿Pero no vamos a decirles el lema? —preguntó Butch confuso.
—¡Idiota, si el Team Rocket ya no existe tampoco el lema! —le contestó su esposa—. Además, en todo caso teníamos que haberlo dicho antes de combatir.
—¡Vulpix, usa rayo hielo! —dijo Chrysan sacando una Honor Ball de la cual salió un vulpix forma alola. Los pies de ambos adultos quedaron congelados y enseguida fueron alcanzados por el rayo de Raika.
—¿Qué hacemos con Cassidy y Chuck? —preguntó Chrysan mientras su hermana y Pedrita los ataban con unas cuerdas que llevaba en la mochila.
—…E-es B-b-utch…—dijo el hombre muy aturdido.
—No es la primera vez que intentan robar Pokémon en este bosque —comentó Pedrita—. Mi abuelito dice que en este bosque siempre pasan cosas malas.
—¿Y qué hacías aquí entonces? —preguntó Chrysan algo inquieto.
—Mi mamá me dijo que las bayas de este bosque son las mejores de Kanto. Quería coger unas cuantas para el cumpleaños de mi abuelito —les explicó Pedrita—. Estos dos han salido de repente y me han quitado a mi dunsparce.
—Al menos todo ha salido bien, ¿verdad, hermanita? —preguntó Chrysan. Al ver que su hermana parecía distraída le preguntó que ocurría.
—Chrysan —dijo Aurora tras varios segundos—. ¿Y si son ellos los secuestrados de niños?
—¿Secuestradores de niños? —preguntó Pedrita atónita—. ¿Son ellos los que se han llevado a mis amigos?
—¿Conoces a los niños desaparecidos?
—Sí, algunos jugaban conmigo en los caminos que están cerca del bosque.
—Dudo mucho que sean ellos —dijo Chrysan, rompiendo en pedazos las esperanzas de Aurora—. No es su modus operandi.
Las expresiones de Aurora y Pedrita revelaban que no se habían enterado muy bien de lo que había dicho.
—Quiero decir…era el Neo Team Rocket el que secuestraba niños, pero estos dos han dicho que eran del Team Rocket. Además de que no parecen muy listos.
—Son los años chaval —dijo Cassidy apenada al oír aquello—. Aunque no me puedo creer que ahora estemos al mismo nivel que Jessie y James cuando aún existía el Team Rocket.
—Debimos haber seguido su ejemplo y haber llevado una vida honrada. —se quejó Butch.
—Menuda siesta me he echado. —dijo Delia muy feliz. Estaba sentada en el balcón de la habitación y con un vaso de limonada.
Justo en ese momento entró Samina y se sentó a su lado.
—¿Y esa sonrisa? —preguntó Delia al verla feliz.
—Me han parado cuatro tipos diferentes. Todos querían invitarme a cenar y a pasar una "buena noche".
—¿Y cómo te has desecho de ellos?
—Les he preguntado si mis nietos pueden acompañarnos.
Ambas mujeres rieron durante varios minutos. Después se quedaron observando el paisaje de la isla, sintiendo una gran paz interior.
—¿No están los niños muy tranquilos? —preguntó Delia extrañada. Samina se encogió de hombros.
—Estarán cansados por tanto viaje, no te preocupes y disfruta.
Pedrita había llamado a la policía, los cuales llegarían en media hora más o menos. Mientras tantos niños, tras atar muy bien a los criminales, decidieron ayudar a Pedrita en su búsqueda de bayas. Aquello había sido idea de Chrysan ya que Aurora quería seguir con la "investigación".
Chrysan y Pedrita iban charlando tranquilamente mientras Aurora se deprimía al no ver ningún Pokémon legendario cerca.
—No lo entiendo, papá dice que en todos los lugares a los que iba se encontraba con alguno. —pensó decepcionada.
De repente, Aurora y Pedrita comenzaron a tocarse la cabeza y a marearse.
—Esa canción…es preciosa. —dijeron casi al mismo tiempo. Sus ojos estaban en blanco y se movían como si estuviese en una especie de trance.
Chrysan, muy asustado, intentó despertarlas pero también comenzó a oír una voz muy suave y siniestra en su cabeza.
"Acercaros pequeños, venid hacia mí,
seguros y felices, claro que sí.
Lejos de casa, marchémonos ya,
con Hypno diversión tendréis sin parar."
"Vamos pequeños, no lloréis por favor,
ni a un cutiefly haría daño yo.
Libres para reír, libres para jugar,
en mi cueva es donde debeís estar."
—¡¿Qué es eso?! —preguntó Chrysan asustado. Sentía que su cabeza iba a estallar en cualquier momento.
Su hermana y Pedrita no le hacían caso alguno. Raika, Marina, Vulpix, Dunsparce y Kadabra parecían verse afectados también por esa música ya que comenzaron a retorcerse de dolor en el suelo y a tocarse las cabezas. Sin embargo, Kadabra no parecía estar sufriendo tanto como los demás.
Chrysan intentó relajarse y analizar la situación, lo cual era difícil con ese dolor constante de cabeza.
—M-mi hermana y Pedrita están en t-trance pero los P-Pokémon solo están sufriendo dolor de cabeza…T-todos menos el kadabra de Pedrita que parece muy poco afectado… ¿E-eso significa que alguien está usando psíquico?
Chrysan intentó concentrarse en la canción que sonaba una y otra vez en su cabeza.
—¿Hypno?...Será esa la solución… ¿Entonces, esto lo está provocando un hypno?…
Chrysan necesitaba comprobar que su teoría era cierta por lo que necesitaba la ayuda de su hermana.
—¡Raika usa rayo sobre mi hermana por favor y luego sobre esos matorrales! —gritó desesperado al ver que Aurora y Pedrita caminaban hacia unos enormes matorrales.
Raika, a pesar de su jaqueca, obedeció la orden del hermano de su entrenadora. El rayo que cayó sobre Aurora la hizo salir del trance enseguida. Mientras Raika lanzaba otro rayo sobre los matorrales, Chrysan fue hasta su sorprendida hermana y le dio una explicación muy rápida y breve de sus pensamientos sobre el asunto.
Tras lanzar un rayo a los matorrales un Pokémon salió de allí a gran velocidad y se situó delante de ellos con una sonrisa burlona y muy, muy maquiavélica.
—¿Eso es un hypno? —preguntó Aurora algo intimidada. La criatura, de aspecto humanoide, parecía estar pasándoselo muy bien al ver el sufrimiento de los entrenadores y sus Pokémon.
—..Sí... —corroboró Chrysan. Por algún motivo aquel Pokémon le estaba provocando escalofríos y náuseas. El Pokémon, movía los dedos lentamente de arriba hacia abajo sin detenerlos ni un segundo. Sus ojos desprendían un intenso odio mientras sacaba la lengua y se relamía los labios con parsimonia.
—¡Ahora que sabemos quién está detrás de todo detenerlo será fácil! —dijo Aurora, intentando ocultar su miedo por el bien de su hermano. El dolor de cabeza seguía presente pero en menor medida.
Hypno, sin previo aviso, usó su péndulo como arma cortante y lo lanzó contra Chrysan. Aurora lo apartó de ahí rápidamente evitando que saliese herido, por desgracia su mejilla y camiseta fueron rasgadas por el afilado objeto en el proceso.
El movimiento del péndulo era complejo y realizaba giros y vueltas imposibles, haciendo muy difícil predecir hacia donde se iba dirigir.
—¡Raika usa rayo! —gritó Aurora. Hypno esquivó el ataque con facilidad y sus ojos brillaron con un tono azulado. Raika intentó lanzar otro rayo pero no pasó nada.
—¿C-cómo? —preguntó Aurora confusa preocupada—. ¿Por qué no funciona el rayo?
—Este hypno debe de conocer anulación —le explicó su hermano—. Y me apuesto lo que quieras a que usa psíquico para mover su péndulo.
—¡Miércoles! ¡Durante veinte segundos Raika no podrá usar rayo! —la cabeza de Aurora le daba vueltas, por lo que el simple hecho de idear una estrategia efectiva le causaba una intensa jaqueca.
Kadabra intentó despertar a Pedrita pero ella se escapó de su agarre y ahora corría hacia Hypno, quien la esperaba con los brazos abiertos, literalmente.
Raika, Marina, Vulpix, Kadabra y Dunsparce se abalanzaron sobre hypno pero este los alejó con un potente psíquico mandándolos a volar por los aires. Después usó hipnosis para dormir a Pedrita y huyó con ella en brazos a gran velocidad.
—¡Miércoles! —gritó Aurora furiosa—. ¡Ese hypno es muy fuerte!
—No digas palabrotas...Al menos sabemos que ese hypno puede usar anulación, psíquico e hipnosis —dijo su hermano—. Creo que deberíamos llamar a mamá y a papá.
—¡No! —dijo Aurora de inmediato—. No sabemos lo que va a hacer con Pedrita y podemos descubrir su escondite si le perseguimos usando nuestros Pokémon.
Chrysan no parecía muy convencido pero aceptó la idea de su hermana. ^Pedrita estaba en peligro y no sabían cuánto tiempo tenían para salvarla. Mientras corrían algo le vino a la mente.
—¿Hermanita, tú sabes por qué no me afectó la canción de hypno? Es decir... ¿Por qué no entre en trance como vosotras? Sigo sin deducir el motivo.
Aurora lo miró de reojo y Chrysan pudo ver que se ponía muy tensa. Aurora evitó mirarlo mientras le contestaba.
—¿Y-y cómo voy a saberlo?
—…Cierto…Lo siento.
Pedrita no sentía nada. Excepto terror. Quería gritar, pelear, patalear y escapar pero su cuerpo no le obedecía, ya no. Tan solo podía ver como caminaba junto a aquel horrible Pokémon y llegaban hasta una cueva en lo más profundo del bosque.
Dentro de la cueva había otros niños, dormidos… o eso esperaba ya que no se movían y en su situación actual no podía comprobar si respiraban o no.
Hypno comenzó a atarla con unas cuerdas que había en el suelo. Su sonrisa era burlesca y su mirada transmitía una rabia y odio tan intensos que hizo que Pedrita temblase de los pies a la cabeza. Mientras tanto, esa siniestra y a la vez atrayente canción sonaba en su cabeza, una y otra vez.
"Oh, pequeños, por favor no os mováis,
con estas cuerdas ataros yo podré.
Ahora mirad al péndulo oscilar,
atrás y adelante tus párpados caerán".
"Oh, pequeños no os podéis marchar,
vuestras familias por vosotros llorarán.
Al mismo tiempo sus cabezas se abrirán,
permitiéndome así, sus mentes tocar."
"No lloréis ni os lamentéis,
pues dormir es lo que haréis
Pequeños no muy listos,
conmigo os quedareis."
Comisaría de policía de isla Tera...
—¿Está segura agente Mara? —preguntó Ash.
—Sí, al parecer nuestras sospechas nos llevan a pensar que es un Pokémon de tipo psíquico quien está detrás de todo esto. —le confirmó Mara.
—Siete niños en tan solo dos meses, que extraño. —murmuró Lylia preocupada. Entonces miró a su marido, quien tenía la mirada perdida—. ¿Qué pasa, Ash?
—Un Pokémon psíquico…—murmuró Ash—. Esto me recuerda al hypno que vencí hace años cuando vine a estas islas por primera vez.
—Recuerdo bien ese caso —comentó Mara—. Pero ese hypno solo atacó a una niña y después desapareció sin dejar rastro.
Ash se llevó una mano a la cabeza, él tampoco entendía que estaba pasando.
—Los hypno son conocidos por su gran voracidad a la hora de alimentarse de la energía psíquica de otros seres vivos, sobre todo humanos —explicó Lylia—. Hypno y su pre evolución, drowzee, son muy traviesos, pero no van por ahí secuestrando a niños.
—El hypno contra el que luche parecía furioso pero nunca supe la razón. Amarillo quiso ir tras él pero teníamos que encargarnos del Team Rocket primero. —contó Ash, reviviendo los sucesos del pasado.
—Tal vez es el mismo hypno —dijo Lylia—, lo raro es que haya tardado tantos años en volver a atacar.
—Agente Mara, ¿no hay más información sobre el caso? ¿No ha habido algo raro en la isla? —preguntó Ash a la policía.
La mujer se quedó pensativa durante unos segundos antes de responder.
—Bueno, estos últimos años han pasado ciertas cosas…
—¿Ciertas cosas? —preguntaron Ash y Lylia. La agente mara asintió nerviosa con la cabeza.
—Muchos creen que no son más que leyendas urbanas fabricadas a partir del caso del Hypno secuestrador de hace años, rumores urbanas para asustar a niños y policías novatos —explicó la agente Mara—. Supuestamente hay un monstruo en el bosque Baya capaz de hipnotizar a sus víctimas y luego las llevaba hasta una oscura cueva. Pero eso no era lo que más miedo daba…
—¿Por qué? —preguntó Lylia, temiendo la respuesta.
—A-al parecer, varias personas oyeron una t-tenebrosa canción en sus cabezas. —dijo la agente Mara con voz temblorosa, al recordar el miedo que pasaba cuando sus superiores le contaban aquel relato.
—¿Una canción?
La agente Mara asintió lentamente con la cabeza.
—Dicha canción tenía efectos variados según la edad de la persona. A los niños les hipnotizaba, a los adolescentes les producía un intenso dolor de cabeza y a los adultos, excepto a los muy sensibles, apenas les afectaba.
—¿Y no afectaba esa canción a los Pokémon? —preguntó Lylia. No es que quisiese creerse del todo aquella historia pero nunca rechazaba otras posibilidades.
—Bueno, según los rumores si les afecta, excepto a los de tipo siniestro, a esos les daba un pequeño dolor de cabeza… ¡Sin embargo no hay pruebas concluyentes de que sea real! Quizás solo son bromas pesadas de la gente…
—Quizás deberíamos hacer una visita a la niña que salvaste hace años, ¿no crees cariño? —sugirió Lylia a su marido.
Ash asintió con la cabeza.
—Sí…Tal vez ella sepa algo de todo esto. Cuando la salvamos no pudimos hablar mucho con ella, así que tal vez sepa algo que desconocemos de ese hypno.
—Puedo mirar el nombre y dirección en nuestra base de datos policiales. —dijo la agente Mara.
Bosque Baya…
Hypno observaba con satisfacción a los niños. Sin ninguna duda, el verlos retorcerse debido a las pesadillas que estaban teniendo le provocaba un placer indescriptible. ¿Y lo mejor de todo aquello? Poder devorar sus sueños para aumentar sus fuerzas mientras que las de ellos disminuían lentamente.
Y esta vez no había ningún grupo de entrenadores Pokémon capaces de detenerle. Jamás olvidaría aquella humillación…Sin duda su nuevo método de captura era más conveniente que simplemente usar la fuerza bruta…
De repente, oyó un ruido que provenía de fuera de la cueva. Se acercó con cuidado a la salida. No veía a nadie así que quizás se lo había imaginado…No, podía notar la presencia de varios seres cerca de él.
Con gran agilidad esquivó por poco un lanzallamas que iba dirigido hacia su cabeza. Hypno observó con cuidado a su atacante, un charmander variocolor que le lanzaba una mirada desafiante. A su lado estaba Marina, la popplio variocolor de antes.
El charmander parecía furioso, le estaba diciendo que aquellos que secuestraban niños eran enemigos de la justicia y que por eso debía ser castigado. Hypno no pudo evitar reírse ante semejantes palabras. ¿Aquél estúpido Pokémon de tipo fuego se creía un héroe?
Una humana acompañaba a ambos Pokémon. La misma a la que había humillado hace unas pocas horas. Aquella chica…era muy interesante ya que poseía una energía vital muy superior a la media. Pero no era tan interesante como su hermano pequeño. Al cual no veía por ninguna parte pero podía percibirlo… muy levemente.
Ese niño había resistido su canción… ¿cómo era posible? Hypno recordó que cuando intentó manipular al pequeño humano pudo notar algo espeluznante. Su mente era muy diferente a la de otros humanos…casi parecía…
—¡Hypno! —gritó la humana—. ¡Soy Aurora Ketchum, futura Maestra Pokémon! ¡Quedas detenido por intentar hacer daño a mi hermanito y por secuestrar a Pedrita y a los otros niños! ¡Ríndete sin oponer resistencia y no te haré daño!
Hypno estuvo a punto de partirse de risa. Decían que los humanos eran los únicos seres que tropezaban dos veces en la misma piedra, cuanta verdad. Si tantas ganas tenía aquella humana de reunirse con sus antepasados, hypno la ayudaría encantado.
Aurora se sentía muy orgullosa de su pequeño discurso. Lo había copiado de una película que había visto hace unos años. Se sentía como si fuese su padre cuando aún viajaba por el mundo entrenando.
—Bien, ya he captado su atención —pensó al ver como hypno se acercaba a ella con malignas intenciones—. ¡Blaze usa garra dragón, Marina usa pistola agua!
Hypno esquivó ambos ataques y mientras se reía sus ojos comenzaron a emitir un brillo azulado. Iba a usar anulación pero sus pies comenzaron a hundirse en la tierra. Hypno, sorprendido, miró hacia abajo y vio que había dos pequeños agujeros inmovilizando sus piernas.
—¡¿Hypno?! —gritó el Pokémon Hipnosis.
—¡Muy bien dunsparce! —exclamó Aurora—. Excavar ha funcionado a la perfección.
—¡Duns, duns! —respondió el Pokémon de Pedrita con alegría. Su entrenadora le había salvado antes, ahora le tocaba a él devolverle el favor.
—¡Hyp, hypno! —gritó Hypno furioso. Con gran esfuerzo comenzó a sacar sus piernas de los agujeros.
—¡No vas a escapar! —gritó Aurora—. ¡Marina detenlo con aqua jet!
El ataque de tipo agua golpeó en la cabeza a Hypno haciéndole una pequeña herida. Hypno intentó usar hipnosis pero Blaze se lo impidió con lanzallamas. Hypno utilizó entonces psíquico para detener los movimientos de sus rivales varias veces pero por culpa de su precaria situación apenas podía defenderse y atacar al mismo tiempo.
—¡Hypno, quiero hacerte una pregunta! —le dijo Aurora cogiéndolo por sorpresa.
—¿Hypno?
—Hay algo que lleva molestando un rato. ¿Por qué secuestras niños? Mamá siempre dice que los Pokémon podéis ser tan horribles como los humanos pero no entiendo por qué haces esto —dijo Aurora apenada—. Los Pokémon no podéis hablar como los humanos pero quizás seas capaz de usar tus poderes psíquicos para contarme tus razones. Yo… te ayudaré a aumentar la conexión usando mi aura.
El hecho de que un humano pudiese usar el aura pareció sorprender a hypno pero no dijo nada. Aurora levantó las manos y proyectó su aura hacia hypno. Hacía muy poco que había comenzado a entrenar con su padre, quien era un Guardián del Aura, por lo que apenas sabía manipularla. Sus pocos conocimientos tendrían que bastar por el momento.
El aura de Aurora e hypno auras conectaron rápidamente. En ese momento Aurora estuvo a punto de vomitar. Jamás había sentido tanta oscuridad concentrada en un solo ser. De todas formas se obligó a resistir.
Los ojos de hypno brillaron y la mente de Aurora y sus Pokémon se llenaron de imágenes y sonidos.
Hace muchos años…
Un pequeño drowzee jugaba junto a otros Pokémon en un bosque lleno de frutas y bayas. Sus padres le habían dicho que no se entretuviese mucho pero el drowzee se lo pasaba tan bien que sin darse cuenta se hizo muy tarde. Al haber poca luz no supo encontrar el camino de vuelta a casa. Intentó usar sus poderes psíquicos para buscar a sus padres pero aún era muy joven y no sabía cómo desplegar todo su potencial. Pronto, el pánico le invadió su cuerpo y comenzó a llorar.
Unas criaturas muy extrañas se cruzaron en su camino en ese momento. Eran niños humanos. Drowzee nunca había visto nada parecido en el bosque.
—¿Habéis visto ese Pokémon? —dijo uno de los niños mientras se reía con crueldad—. ¡Qué feo es! ¡Mirad su nariz y su cuerpo regordete! ¿Cómo puede existir un Pokémon tan ridículo?
—¡Desde luego! —dijo una niña—. Creo que es un drowzee, ya sabéis, la pre—evolución de ese Pokémon que da muy mal rollo… ¿cómo se llamaba…? ¡Hypno, eso es!
—¡Vamos a capturarlo! —sugirió otro niño.
—¿En serio queremos a esa cosa con nosotros?
—No tiene por qué ser parte de nuestros equipos. Nuestros Pokémon necesitan un saco de boxeo para entrenar por si lo habéis olvidado.
Drowzee no podía entender del todo lo que decían, pero la sensación que le producían sus siniestras miradas y sonrisas hacía que su cuerpo temblase de puro terror.
Los niños comenzaron a tirarle piedras y a pegarle con palos. Drowzee no sabía qué hacer, no quería atacarles pero seguían golpeándole y le estaban haciendo mucho daño. Cuando se puso a llorar los niños se rieron aún más y sacaron sus Pokémon para que le atacasen. Finalmente, tras dejarle muy mal herido lo atraparon con una Poké Ball.
Durante los siguientes dos años los niños se lo intercambiaban entre ellos y lo usaban para todo tipo de juegos crueles. Los cuales consistían básicamente en que los demás Pokémon le atacasen todos los días como método de "entrenamiento". Los padres de los niños no sabían nada de estos abusos y si alguno lo sospechaba no dijo nada, al fin y al cabo, ¿qué era la vida de un Pokémon comparado a la felicidad de sus hijos?
Tras meses de burlas y palizas drowzee no pudo soportarlo más. Aprovechando que lo habían sacado de su Poké Ball, drowzee reunió el poco coraje que le quedaba y rompió la Poké Ball para acto seguido atacar a los niños. Estos pidieron ayuda a sus padres quienes intentaron capturarlo de nuevo pero fue inútil. Drowzee ya había escapado.
Intentó regresar a su bosque pero ahora sí que estaba realmente perdido. No sabía qué hacer ni cómo sobrevivir. Por primera vez en mucho tiempo, drowzee se dio cuenta de que estaba realmente solo en el mundo.
Una noche, una niña lo encontró tirado en el suelo, bajo la fría lluvia. La niña lo llevó a una casa del árbol donde junto a sus amigos y con ayuda de varios libros de sus padres, le curaron la fiebre y las heridas. Aquellos días drowzee tuvo muchos sueños. Sueños de sus padres y el bosque donde solía vivir. Esos sueños fueron acompañados por pesadillas de los últimos dos años. Una vez estuvo consciente, drowzee no dejó que aquellos niños que le cuidaban se acercasen a él. No se fiaba de los niños después de sus experiencias pasadas.
La niña que le había salvado tardó semanas en conseguir que drowzee la dejase acercarse. Tuvo que tener mucha paciencia. Al final consiguió ganarse su confianza, consiguió que volviese a abrir su corazón. Aquella niña se llamaba Lostelle.
Lostelle y sus amigos jugaban con drowzee todos los días en el bosque Baya. A drowzee le encantaba aquel lugar, le recordaba mucho a su hogar. Los niños no querían que los adultos supiesen de la existencia de drowzee ya que no les gustaría la idea de que hubiesen estado cuidando a un Pokémon salvaje. Era su pequeño secreto.
Un día, se enfadaron con sus padres por haberles regañado debido a que cada vez volvían más tarde a sus casas. Los niños decidieron hacer una excursión al interior del bosque ellos solos y así poder alejarse de los adultos durante un tiempo. Querían demostrarles que sabían cuidar muy bien de ellos mismos. Prepararon muy bien sus mochilas y junto con drowzee se adentraron en el bosque. Durante la "excursión" drowzee evolucionó a hypno y con su ayuda pudieron vencer a los Pokémon salvajes que iban a apareciendo.
Los padres mientras tanto, buscaron desesperadamente a sus hijos. Llamaron a la policía y organizaron varias batidas para hallarlos. Tras un tiempo, que les pareció infinito, los encontraron en el interior del bosque Baya junto a un hypno que los tenía atados. Los niños tenían heridas leves y las ropas destrozadas. Habían perdido las mochilas un día atrás debido a una serie de incidentes pero no les había importado, así la aventura era más emocionante.
Los niños estaban jugando en ese momento a policías y ladrones. Hypno era el policía y ellos los ladrones. Los padres, al ver el lamentable estado de sus hijos, pensaron que hypno les estaba haciendo daño así que sin darles tiempo a explicarse lo atacaron.
Hypno se defendió pero no atacó, estaba seguro de que los niños aclararían el malentendido enseguida. No lo hicieron. Tenían demasiado miedo de sus padres. Se habían escapado de casa para ir durante una semana a un bosque lleno de Pokémon salvajes, era obvio que iban a ser castigados severamente.
Lostelle comenzó a llorar al pensar en lo furioso que se iba a poner su padre. Los otros niños también lloraron y para los adultos aquello fue la prueba definitiva de que ese hypno era maligno. Hypno intentó que los niños dijesen algo en su defensa pero todos apartaron la mirada y cuando hypno estaba acorralado, los adultos les preguntaron a los niños que había pasado. Uno de los niños habló. Con voz temblorosa, dijo que el culpable de todo era hypno. Los otros niños dijeron rápidamente lo mismo. Lostelle e hypno se miraron. Ella no pudo sostener la mirada de dolor, incredulidad y sorpresa que le dirigió el Pokémon. Lostelle no hizo nada por corregir la mentira de sus amigos, simplemente agachó la cabeza y evitó mirar al que tan solo hacía unos minutos había sido su mejor amigo.
La paliza que recibió Hypno fue brutal, no solo por parte de los Pokémon sino también de los furiosos padres que querían castigarlo por hacer daño a sus hijos. Más tarde, hypno fue abandonado en el bosque. Al ver que no se movía, creyeron que estaba muerto. Los padres decidieron que aquel asunto tan escabroso quedase entre ellos y no lo volvieron a mencionar.
Lo único que mantuvo con vida a Hypno en esos momentos fue la ira y el odio. Sobretodo el odio. Odio contra aquellos seres llamados niños que poseían una apariencia angelical pero en el fondo... escondían una personalidad cruel y despiadada…como sus padres.
La ira le mantuvo con vida. La ira le hizo ir a por aquellos niños, empezando por Lostelle…Sin embargo un grupo de entrenadores bonachones la salvaron. No sabían nada y aun así se entrometieron, osaron defender a esa niña con lágrimas de bonsly en los ojos.
Quien más daños le causó fue ese maldito Pikachu…Hypno pudo escapar por muy poco…Tardó semanas en recuperar todas sus fuerzas. Y después regresó en busca de los demás niños.
Lostelle debió de avisarlos, pues ninguno niño se atrevía a ir solo ya por la isla. Ni siquiera se acercaron al bosque durante años. Al verse incapaz de consumar su venganza se volvió loco de rabia.
Deambuló durante meses por los lugares más recónditos de la isla, atacando a cualquier Pokémon que se encontrase en su camino, pero nada le satisfacía.
Fue entonces Hypno supo que debía cambiar de estrategia. No podía seguir esperando a que la vida le diese una oportunidad, debía crearla él.
Entonces hypno se dedicó a mejor sus habilidades psíquicas. Gracias a sus vivencias con los niños supo lo que debía hacer y cómo debía hacerlo para cumplir su venganza. Durante años ellos se habían divertido a su costa. Ahora le tocaba a él divertirse.
En la actualidad…
—Y eso fue lo que sucedió —dijo Lostelle. No se atrevía a levantar la vista de su taza de té. Tenía miedo de ver qué clase de miradas le estarían dirigiendo el Maestro Pokémon y la profesora Pokémon—. Le traicionamos...Yo le traicioné. Ahora ha vuelto para vengarse y nadie puede culparle por ello.
Ash, Lylia y la agente Mara habían llegado hace una hora a la casa de la señora Lostelle, quien era un poco más joven que Ash. La mujer había recibido con gran alegría al Maestro Pokémon pues lo recordaba muy bien.
Sin embargo la alegría desapareció cuando Ash le relató lo que había sucedido y también le pidió más información. Lostelle podía haber mentido, pero si había niños en peligro real…
Fue en ese momento cuando Lostelle les llevó al salón de su casa y les contó la verdadera historia tras el monstruo del bosque Baya.
—¿Puede decirnos dónde cree que puede esconderse ese hypno? —le preguntó Lylia con voz neutra. Quería alejarse cuanto antes de aquella mujer pero tenía un deber que cumplir.
—Seguramente esté en una de las cuevas que hay en la zona más profunda del bosque —respondió Lostelle rápidamente—. Siempre le gustaron los lugares oscuros y recónditos.
—Antes solía haber muchos hypnos por esa zona —les informó la agente Mara—. Pero hasta hace poco comenzaron a emigrar a zonas cercanas a poblaciones humanas. Todavía no sabemos el por qué.
—Estoy seguro de que el hypno que buscamos tiene algo que ver —dijo Ash levantándose de su silla—. Si es el único que hay por esas cuevas podré localizarlo fácilmente por su aura.
Antes de que los tres saliesen de la casa la señora Lostelle los detuvo.
—N-necesito pedirles un favor. —dijo con voz temblorosa.
—¿Un favor? —esta vez la voz de Lylia no pudo ocultar la aversión que le producía aquella mujer.
—S-sí —dijo Lostelle, algo intimidada por la profesora Pokémon—. Mi hija, Pedrita, fue al bosque esta mañana a coger bayas pero aún no ha vuelto. Si es verdad que Hypno sigue por ahí…Temo lo que podría hacerle a mi pequeña.
—No te preocupes —dijo Ash muy serio—. Si tu hija está entre los secuestrados la rescataremos también.
—Nada de esto habría pasado, si hubiese tenido el valor de decir la verdad. —murmuró Lostelle.
—Cometiste un error que para muchos es imperdonable —dijo Ash—, pero perder a una hija es un precio demasiado alto. Además de que yo y mis amigos debimos haber hecho caso a Amarillo y haber investigado a ese Hypno. Te prometo que todo saldrá bien.
—G-gracias…No sabe cuánto te lo agradezco.
Cuando estuvieron lejos de allí, Lylia miró a Ash con el ceño fruncido.
— ¿Por qué tienes que ser tan amable con ella? Lo que le hicieron a ese hypno…
—Lo sé —dijo Ash con un pequeño suspiro—. Los niños suelen hacer muchas tonterías sin pensar en las consecuencias.
—También los adultos —dijo Lylia recordando a su madre—. Aun así no puedo creer que pueda dormir tranquila después de eso.
—Por su aura, yo diría que no lo hace.
—¿Huh?
—Nada más entrar he analizado su aura…Era muy pesada, llena de tinieblas —dijo Ash. A veces le costaba mucho explicar cosas que eran muy intuitivas para él—. Creo que Lostelle necesita ayuda. Lleva muchos años perdida entre tanto dolor.
—Como decía antes, eres demasiado amable, incluso con personas que no se lo merecen —dijo Lylia con una pequeña sonrisa—. Esa es una de las cosas que más me gustan de ti.
Ash sabía que Lylia era muy sensible con el tema del maltrato, ya fuese a personas o a Pokémon. Por eso entendía que le costaría mucho dejar de odiar a Lostelle.
De repente la agente Mara recibió una llamada. Frunció el ceño e informó a la pareja lo que había pasado.
—Han encontrado atados en el bosque Baya a dos ex –miembros del team Rocket. Ash y Lylia se miraron entre sí algo preocupados—. No paran de gritar: "No es justo, es obvio que los hijos del Maestro Pokémon son demasiado para nosotros".
La mente de ambos padres se paralizó al oír aquello. Justo ene se momento los SmartRotom de Ash y Lylia sonaron al mismo tiempo. Sus madres les estaban llamando.
Bosque Baya…
Aurora pudo notar que su rostro estaba mojado. Al tocarse la cara sintió las lágrimas que se le habían escapado sin darse cuenta. Para su mente habían pasado horas pero en realidad apenas había pasado medio minuto.
—Hypno…—dijo Aurora con la voz rota—. Sé que lo que te hicieron no está bien pero eso no es motivo para que tú hagas lo mismo. Nada justifica el hacer daño a otros. Lo único que conseguirás es hundirte aún más en el odio. Por favor…deja a esos niños. Ni ellos ni sus padres te han hecho daño.
—Hypno…—gruñó el Pokémon, su mirada estaba llena de rencor y malicia.
No estaba dispuesto a negociar. Hacer daño a los niños y de forma indirecta a sus padres era demasiado divertido. Era increíblemente liberador no ser la víctima. De repente, notó un movimiento detrás de él. Se giró y pudo ver como un vulpix forma alola, un snivy, un kadabra y un niño se llevaban a escondidas a los otros niños, quienes apenas se sostenían en pie.
—¡Hyp! —gritó furioso mientras salía de los agujeros y se abalanzaba sobre ellos.
—¡Hermanito! —gritó Aurora desesperada, al ver como hypno los iba a alcanzar rápidamente.
—¡V-Vulpix usa viento hielo! ¡Snivy, ciclón de hojas! —gritó Chrysan, intentando controlar su miedo.
Ambos Pokémon obedecieron las órdenes pero los ataques fueron detenidos por el psíquico de hypno. No importaba, con aquello le habían dado tiempo más que suficiente a Aurora para alcanzar a hypno.
Un nuevo agujero apareció bajo sus pies pero hypno no iba a caer dos veces en la misma trampa. Dio un salto mientras localizaba con la mirada al dunsparce. Aterrizó a su lado y agarró al asustado Pokémon de la cola con una mano.
Entonces anuló el ataque excavar y usó una combinación rápida de hipnosis y comesueños. El dormido Dunsparce se retorció de dolor al ser su energía absorbida.
Con algo de sus fuerzas recuperadas Hypno usó su péndulo guiado por psíquico para atacar a Aurora varias veces. Por suerte Blaze y Marina estaban ahí para defenderla.
Blaze usaba garra dragón y garra metal de forma combinada para rechazar el péndulo y acercarse a hypno. Con lanzallamas obligó a hypno a retroceder un poco y por detrás estaba Marina, quien lo acosaba con pistola agua y aqua jet. Snivy, Vulpix y Kadabra también se habían unido a la batalla al ver lo poderoso que era aquel hypno.
Hypno estaba empezando a perder la paciencia. Chrysan se estaba llevando a los niños y aquellos malditos Pokémon no hacían más que estorbarle.
Hypno lanzó un psíquico tan potente que golpeó a todos sus contrincantes al mismo tiempo y los tumbó en el suelo. Hypno estaba completamente agotado pero usó sus últimas fuerzas para agarrar a Aurora por el cuello y alzarla en el aire.
El péndulo de Hypno estaba muy afilado. La mejilla de Aurora ya lo había corroborado antes y ahora lo haría su cuello. Hypno se rió maliciosamente hasta que se dio cuenta de que había algo en la mano izquierda de la niña. Era una Rapid Ball, la cual aumentó de tamaño mientras se abría y una pichu variocolor salía de ella.
—¡Placaje eléctrico! —gritó Aurora con sus últimas fuerzas. Raika golpeó a Hypno enviándole a volar por los aires. El poderoso ataque eléctrico de la Pokémon Ratoncito recorrió dolorosamente el cuerpo de hypno dejándolo fuera de combate. Sangre salió de su boca antes de quedar inconsciente del todo.
El plan de Chrysan había funcionado. Hypno estaba tan centrado en ellos que no se había dado cuenta de la ausencia de Raika. Antes de venir a la cueva, Chrysan le había pedido a Kadabra que usase onda voltio varias veces sobre Raika para cargarla de electricidad, ya que la habilidad de Raika era pararrayos.
Aurora, para evitar electrocutarse al tocar la Rapid Ball (Raika se había metido a disgusto en ella) se había colocado unos guantes aislantes que siempre llevaba consigo desde que Raika nació.
Chrysan lanzó en ese momento una Ultra Ball sobre hypno. La Ultra Ball se movió tres veces y finalmente emitió un sonido que indicaba el éxito de la captura.
Minutos después despertaron a los otros niños, Pedrita incluida y Aurora les contó la historia del hypno.
—¿Qué vamos a hacer con él? —preguntó Aurora muy agotada. Le dolía todo el cuerpo, estaba muy nerviosa y asustada. Había faltado poco para que hypno le cortase la garganta. Jugarse la vida para ser una heroína ya no le parecía tan divertido.
—La verdad es que no lo sé… —dijo Chrysan muy serio mientras observaba a hypno en el interior de la Ultra Ball.
Decir que Lylia estaba cabreada sería una gran falacia. Aurora y Chrysan jamás la habían visto tan enfadada. Cuando sus padres y la policía los encontraron en el bosque junto a los demás niños se montó un gran alboroto.
Aurora, Chrysan, Pedrita y los demás niños rescatados fueron interrogados exhaustivamente y atendidos por médicos en el hospital más cercano. Mientras escuchaba su relato Ash contemplaba a sus hijos con una mirada de orgullo…mirada que se le borró enseguida al ver la que Lylia le dirigía.
La agente Mara tampoco parecía muy feliz.
—Estos niños de hoy en día —dijo suspirando—. Primero se enfrentan a peligrosos ex –miembros del Team Rocket y luego a un hypno secuestra niños. Todo en menos de un día.
—Sí, han salido a su padre. —gruñó Lylia. Tenía esa mirada que no auguraba nada bueno para sus hijos.
—Lo siento Lylia, creía que estaban descansando. —explico Samina mientras abrazaba con tanta fuerza a Aurora que la niña se estaba quedando sin aire.
—Tras un par de horas fuimos a ver como estaban —continuó diciendo Delia, quien tenía a Chrysan a su lado—, nunca pensamos que iban escaparse al bosque Baya.
—Mira en qué lío nos has metido. —le susurró Chrysan a su hermana.
—Si no nos hubiésemos metido en este lío a saber qué habría pasado con esos niños. —contestó Aurora, mientras intentaba soltarse del abrazo de su abuela materna.
La niña tenía algo razón. Según dijeron los médicos, un día más y los niños no habrían despertado jamás.
Al oír aquello la ira de Lylia disminuyó un poco. Lo suficiente como para reducir el castigo de sus hijos.
—¡¿Dos días enteros sin salir del hotel?! —exclamó Aurora indignada.
—Y sin internet —añadió Lylia—, tal vez así dejéis de desobedecernos a vuestro padre y a mí. Tenéis suerte de que os deje al menos salir de vuestras habitaciones.
—¡Papá! —gritó Aurora, pidiendo ayuda a su progenitor.
—Lo siento, vuestra madre ha hablado. —dijo Ash, quien supo ser inteligente y no contradecir a su esposa.
—No importa —dijo Chrysan con optimismo—. Será un buen momento para meditar y hacer un informe sobre lo que hemos aprendido desde que vinimos a las islas Sete.
Aurora estuvo a punto de estrangular a su hermano pequeño pero supo contenerse.
—¡Abuelitas! —gritó mientras ponía ojos de wooloo degollado.
—Nada de "abuelitas", jovencita —le regañó Samina—. No sabes lo mal que lo hemos pasado.
—Sois muy valientes pero tenéis que aprender a obedecer a vuestros padres. —dijo Delia en un tono más suave.
—Estoy de acuerdo…Mamá, ¿qué va a pasar con hypno? —preguntó Chrysan, ignorando el aura asesina que emitía su hermana.
—El greninja y el gengar de tu padre lo están vigilando en una de las celdas de la comisaría —respondió ella muy seria—. Me gustaría poder estudiarlo más de cerca. Luego lo enviaremos al Team Plasma para ver si pueden hacer que vuelva a ser…"normal".
Sus hijos sonrieron con alegría al escuchar aquello. Ash sin embargo, miró fijamente a Lylia. Un Pokémon como Hypno jamás volvería a ser normal. Además de ser muy peligroso para la sociedad humana. Esperaba que al menos pudiese recuperar algo de su cordura…
Lylia captó la mirada de Ash y se la devolvió. Adivinaba lo que estaba pensando pero si algo tenían ambos en común era que no se rendían con facilidad.
—Lostelle ha pedido poder hablar con hypno. —le dijo luego a Ash.
—Creo que es buena idea…Más o menos. Sin embargo, es mejor que estemos con ella —respondió Ash—. Por si acaso las cosas se salen de control.
—Que es lo más probable. —pensó Lylia.
Tres días después…
Aurora y Pedrita entrenaban con sus Pokémon en mitad del campo mientras que Chrysan las contemplaba con gesto pensativo. Por más que lo intentase había algo que plagaba su mente de forma constante.
—¿Qué ocurre, cariño?—le preguntó su madre al verlo desanimado. Chrysan estaba sentado encima de ella y giró la cabeza para mirarla—. ¿No quieres jugar con ellas?
—No es eso. —respondió negando con la cabeza.
—¿Entonces?
—Es qué…—fue en ese momento cuando Chrysan le contó su mayor preocupación. Sus dudas de por qué no le había afectado la canción de hypno.
Por suerte, no pudo ver como la cara de su madre se ponía aún más pálida de lo normal ni como una gota de sudor recorría su espalda. Un recuerdo vino a la mente de Lylia.
—Dicha canción tenía efectos variados según la edad de la persona. A los niños les hipnotizaba, a los adolescentes les producía un intenso dolor de cabeza y a los adultos, excepto a los muy sensibles, apenas les afectaba.
—¿Y no afectaba esa canción a los Pokémon? —preguntó Lylia. No es que quisiese creerse del todo aquella historia pero nunca rechazaba otras posibilidades.
—Bueno, según los rumores si les afecta, excepto a los de tipo siniestro, a esos les daba un pequeño dolor de cabeza… ¡Sin embargo no hay pruebas concluyentes de que sea real! Quizás solo son bromas pesadas de la gente…
—Seguro que no es nada, cariño —le dijo Lylia en un tono suave y tranquilizador—. Los efectos de esa canción aún son desconocidos y afectan de diferente manera a algunas personas. No te preocupes más y ve a jugar con tu hermana y con Pedrita.
—… ¡Vale! —respondió él algo más alegre.
—Por cierto, si sigues mirando de esa forma a Pedrita, Salem va a ponerse celosa. —dijo en un tono bromista.
Las mejillas de Chrysan se tornaron de un intenso color carmesí mientras balbuceaba palabras incoherentes.
—¿P-por q-qué iba S-Salem a p-ponerse ce-elosa? —preguntó finalmente. Sin esperar una respuesta se levantó rápidamente y corrió lejos de su madre.
Mientras veía como su hijo adoptivo se marchaba corriendo, Lylia no pudo evitar pensar en lo que acaba de descubrir.
—Ash…Algún día tendremos que contarle la verdad. —susurró la joven profesora Pokémon.