Cinco cosas.

Summary: Blaise Zabini es un chico observador. Es enigmático, con un ojo inigualable para la estética y una lengua sarcástica y mordaz que pocos saben apreciar. Él se maneja en terreno neutral, pero es posible que sea quien mejor conoce a sus compañeros de casa. Y en esta ocasión, nos cuenta cinco cosas de cada uno de ellos.

Disclaimer: Todo lo reconocible pertenece a J.K. Rowling.


I.

Daphne Greengrass es la primera Slytherin en su familia.

Históricamente, los Greengrass han pertenecido a Ravenclaw desde que el padre de Daphne puede recordar. Los Selwyn (la familia de su madre) se han dividido entre Hufflepuff y Ravenclaw también, o al menos eso es lo que le han contado a ella.

La propia Daphne es la primera en admitir que no le sorprendió en lo más mínimo la elección del sombrero seleccionador: siempre estuvo segura de que vestiría de verde y plata durante su estancia en Hogwarts. Se identificaba más con la astucia y ambición que con la avidez de conocimientos y en definitiva entre sus muchas habilidades no se encontraba el ser una ardua trabajadora ni mucho menos la amabilidad para con la población en general.

II.

Su segundo nombre es Queenie.

Y lo odia con una pasión que raya en la obscenidad. Trató de mantenerlo oculto durante buena parte del primer curso, hasta que un Howler de su padre en el desayuno develó su existencia.

A partir de entonces no hay más que llamarla "Queenie" para desatar uno de sus comunes ataques de ira, que pueden involucrar libros o variedad de pequeños objetos lanzados a tu cabeza con una precisión impresionante. Tracey Davies fue la primera víctima en visitar la enfermería – con una nariz sangrante –, cuando en segundo año la llamó de esa manera en medio de una discusión en la biblioteca.

III.

Zacharias Smith la invitó al Baile de Navidad.

El muy imbécil le propuso ser su acompañante en medio de una clase de Herbología, con todo el mundo mirando. Se acercó a ella mientras cuchicheaba con Parkinson y le dio unos golpecitos en el hombro para llamar su atención antes de tartamudearle su oferta. A Greengrass se le pusieron muy rojas las mejillas y le lanzó una mirada llena de arrepentimiento antes de rechazarlo, influenciada por las risas incrédulas y burlonas que soltaron Parkinson y Davis.

La realidad era que Daphne llevaba pillada por ése chico desde el año anterior, a pesar de que nunca lo admitió de manera verbal. Al igual que Pansy – y probablemente buena parte del sector femenino de Hogwarts –, a Greengrass le temblaban las rodillas ante un jugador de Quidditch y, aunque de Hufflepuff, aquel rubio no era la excepción.

Al final acudió al baile de brazo de Graham Montague, cazador del equipo de Quidditch de Slytherin. Y a pesar de ello se pasó toda la noche siendo miserable y echando vistazos hacia donde Smith y su acompañante daban tumbos en la pista.

IV.

Es aficionada de la fotografía.

Davis le regaló una cámara fotográfica en su décimo quinto cumpleaños y a partir de entonces nos hemos visto constantemente perseguidos por su lente.

Daphne disfruta de hacer fotos de cualquier actividad cotidiana en la que estemos envueltos: excursiones a Hogsmeade, tardes de estudio en la biblioteca, partidos de Quidditch, Navidad. Guarda casi todos los retratos en una pequeña caja de metal encima de su mesilla de noche. Todos excepto la foto que tomó a inicios de quinto curso, el segundo o tercer día después de la vuelta a Hogwarts.

En dicha foto – enmarcada en un portarretratos de plata con diseños intrincados –, nos encontramos en la Sala Común, sentados en el suelo alrededor de una mesita de centro. Theodore y Draco juegan al snap explosivo, Crabbe y Goyle dan buena cuenta de sendos pastelillos de melaza, Pansy y Tracey cuchichean sobre algo mientras se pintan las uñas y Daphne y yo los observamos a todos; yo recargado a los pies de un sillón y ella acostada cuan larga es, con su cabeza reposando sobre mis piernas.

V.

Greengrass tiene más experiencia con sustancias ilegales que cualquiera.

Empezó robando de la reserva de sus padres – que son sanadores – cualquier cosa que le resultara interesante. Para quinto año ya llegaba a Hogwarts provista de todo un armamento que colaba a contrabando: pociones para dormir sin soñar, ingredientes para pócimas extrañas que los chicos de cursos superiores utilizaban para amenizar sus fiestas clandestinas y a fechas más recientes, uno que otro elemento realmente prohibido, como los cigarrillos de raíz de mandrágora a los que Malfoy, Parkinson y Nott se volvieron tan afectos.

El expediente de reportes y castigos que Snape guarda de Daphne es probablemente el más voluminoso de todos nosotros. Y aun así sus padres pasan de largo, permanentemente centrados en la más joven de sus hijas.


N/A: Y hemos llegado al final, cerrando con mi muy personal visión de Daphne. Gracias a los que leyeron, ¡besos a ustedes! A quienes se tomaron el tiempo de dejarme unas palabras, todo mi agradecimiento. Ahora que he vuelto a tomarle el gustito a escribir fics, es posible que vean mucho más de los chicos de Slytherin por aquí.