Hola gente. Tarde, pero cumplí en traer este capítulo antes del mes. Y qué mejor que hacerlo en víspera de año nuevo.
De hecho, este capítulo ya estaría acabado hace dos semanas antes, pero me había enfermado tanto que ni caso tenía en ese estado.
Pero en fin..
Y ya con todo dicho.
Disfruten del capítulo :D
Trifulca fraternal
—No, no… Esto tampoco. —Una gorra roja sobresalía entre un armario donde la mayoría de las prendas son rosadas. —¿Uh?
Saliendo de la montaña de vestidos emerge Lana sosteniendo entre sus manos un gancho de ropa que a su vez arrastraba una especie de otro vestido con una paleta de colores un tanto… triste.
—¿Será de Lucy? —Se preguntó a sí misma la rubia al ver un patrón similar la que usa su hermana mayor.
…
—Tranquila, Meli. Tu ropa está en las mejores manos. Así que no te preocupes.
—¿En serio? Pero que hay sobre el corte del-
—Calma y disfruta de la ropa que te di, ¿ok? Adiosito. —Finalizo la llamada Lola. Colgando súbitamente el teléfono que a su vez exhalaba pesadamente.
—En serio, lo siento. —Murmuro la niña en forma de disculpa recordando que fue su culpa que la ropa de Meli quedase tan deteriorado por tratar de defenderla.
En un intento de deshacerse de aquellos pensamientos. Mejor se dirigió a su habitación para preparar el conjunto de su amiga y llevárselo a la escuela. Sin embargo, lo que no se esperaba encontrarse fue ver a su gemela usándolo, o mejor dicho, batallando en acomodarse las mangas extremadamente largas de la vestimenta.
—Oye, Lola. No sabía que tenías esto. ¿Qué tal me veo? —Preguntó Lana una vez que se dio cuenta de que llegó su hermana saludándola con una mano y la otra se oculta rápidamente debajo de la tela.
Mientras en la recámara de las artistas de la familia se podía sentir un ambiente un poco… opresivo si se podría decirlo de esa manera.
Encontrándose Lincoln parado en medio de la habitación cabizbajo ente la atenta mirada tanto de Luan como de Luna. O eso es lo que pensaba el albino.
Ambas hermanas lo observaban mutuamente sin tener idea realmente qué hacer. Siendo la rockera quien por sus ojos recriminaba a la otra. Mientras que la comediante, sabiendo lo que pensaba su cómplice no se atrevía a dirigirse a ella. Era consciente que fue su propia culpa e impulsividad de que lo primero que le vino a la mente cuando se dio cuenta de que Lincoln la miro semidesnuda fue halarlo hacia su habitación. Terminando en esta situación estando ahora Luan por lo menos presentable.
Así que, en medio de este peculiar ambiente, la comediante solo le quedaba una cosa por hacer.
Improvisar.
—Y bien, Luna, ¿qué hacemos con este 'pervertido'? —Comentó la castaña menor a su hermana con una pequeña sonrisa al notar que logró 'atar' a su hermanito cuando lo vio temblar al decir eso último. Cosa que le dio algo de alivio al entender que tendría la situación a su favor.
Tras conocer su ya habitual 'sonrisa', Luna sabía que por lo menos le seguiría la corriente, y porque no; ver lo asustadizo que está Lincoln no puede evitar que algo de malicia salga a relucir, más que nada con tal de camuflar la situación antes que todo esto se descontrolase. Pero una idea le iluminó la cabeza al pensarlo mejor.
—Bueno, hermanita. Quizás podamos sacar algo de provecho de él. Si no quiere que mamá se entere, claro. —Comentó Luna ahora en sintonía con su hermana.
Pero antes de formular sus condiciones.
—¡AAAH! / ¡AAAH!
—¡! —Los tres dejaron de lado la precaria situación tras escuchar los gritos de las gemelas. Siendo en un tono donde solo significaba una cosa…
Problemas.
Rápidamente, fueron a la habitación donde predomina el rosa. Encontrándose con algo nuevo y eso ya es suficiente para decirlo.
En el suelo de la alcoba se hallaban ambas niñas dando vueltas donde Lola pudo quitarle el gran overol a su hermana y ahora trata de arrebatarle la larga camiseta.
Al ver que la cosa era seria, Luna tomó a Lola y Lincoln a Lana, separándolas por completo con Luan en el medio para prevenir otro choque.
—Está bien, ¡¿qué paso aquí?! —Pregunta Luna tras asegurarse que la amenaza rosa no se zafase de su agarre.
—¡Ella ensució la ropa que entregaría mañana! —Gritó Lola intentando inútilmente salir de los brazos de su hermana mayor.
Tras escucharla Lana de inmediato objeta. —¡No es cierto! Yo recién me bañé y busqué más ropa mía para ponerme y me encontré con esta. Luego ella llegó y le pregunté cómo me quedaba y solo se lanzó hacia mí.
Tras terminar su defensa, la niña detuvo toda acción de salirse del agarre de su hermano al no solo sentir que perdió fuerza en ella, sino que también del silencio que reinó en la habitación.
—Tú… ¿Te bañaste por tu propia… cuenta? —Preguntó Luan con suma duda, ladeando su cabeza con sospecha al creer que es una broma de mal gusto. Cosa que fue colaborada por la cara de desconcierto de Luna y de sobre todo de Lola.
—Eh… chicas. Creo que no está mintiendo. —Comentó Lincoln, ganándose ahora las miradas de desconcierto de sus hermanas. —Es que ella huele… ¿bien? —Dijo el mayor sin saber cómo describirlo. Dado que, en el momento, quien se encontraba atrapa en el medio logra captar cierta esencia que le recuerda las veces que Leni lo abraza o cuando duerme con ella.
Tentativamente, Luan se acerca a Lana y olfatea un poco, sorprendiéndose no solo que era cierto sobre la ducha, sino que también de una cosa más.
—¿Acasos usaste el champú de Leni? —Pregunto Luan tras reconocer el fragante aroma de vainilla y almendra.
—Sí, ella me lo dio. Además, quiero saber si el olor a nueces puede atraer a Geo. —Se explicó la niña paralizando momentáneamente a los tres hermanos mayores con Lola, mirándolos extrañada por el cambio abrupto en sus rostros.
—Eh… ¿Se lo decimos ya?... —Sugirió César a su protegido ante la pérdida del roedor que han estado ocultando la familia a las gemelas. Todo debido por el pánico de Leni; con un sólido golpe de su mochila lo arrojó fuera de la ventana del segundo piso para después no sobrevivir a la caída.
—Como sea. —Habló de nuevo Luan; intentando romper el incómodo silencio que se estaba construyendo. —Lincoln, dame a Lana para que se cambie. Luna ayuda a Lola a recoger este desorden. ¿Entendido? —La castaña alzó la voz en la última parte cuando vio a la princesa querer objetar. Cosa que mejor se lo guardó para sí misma tras ver la seriedad de los mayores.
Sabiendo lo que quiere hacer su hermana. El albino mejor dejó a Lana a sus manos y se dispuso a irse.
—Oye, ¿dónde está mi tiara azul? —Preguntó Lola en un tono irritado.
—Yo qué sé. Ni que me gustasen esas porquerías 'Lols'. —Comentó con Lana con fastidio, pero en último momento sonrió llamándola de la forma que más odia su gemela.
"Ay, no…", se quejaron los mayores.
De inmediato, Lola se lanza contra Lana embistiéndola al punto que impactaron en la pared, sorprendiendo gratamente a los demás por este nuevo nivel de fiereza de la amenaza rosa. Sin embargo, mientras Luna y Luan continúan estando estáticas por la sorpresa inicial. Lincoln se dio cuenta de que la guerra sin cuartel estaba provocando algo peligroso.
Debido a que las niñas otra vez se desplazaron al pelear, llegando hasta una repisa donde se hallan los trofeos de los concursos de Lola que pasó inevitable.
—¡Cuidado! —Advierte el albino.
—¿Eh? —Ambas solo alcanzan de alzar un poco la voz, mientras que lo último que veían fue una sombra proyectándose sobre ellas.
PAM*
—Por favor, dime. ¿Encontraste el reemplazo? —Pregunta César a su hermano, quien recién había regresado al cuerpo del niño justo a tiempo en su búsqueda de un Geo ll. Ambos sentados en la fogata.
—Digamos que sí… —Comentó lentamente Alejandro. Cosa que rápidamente añadió al ver que la mirada del guardián mayor. —Pero junto con una jugosa promoción.
Mejor César solo suspiró al escucharlo. —Bueno… ya lo que sea que hallaste servirá. —Termina pensando que, por lo menos, con el tema de la mascota 'encontrada' podría amainar un poco la situación que se ha desatado afuera con el chico mientras ve al susodicho acostado inconsciente a lado suyo.
"Solo espero que esto no desate otra tormenta…", pensó con optimismo César.
—¡Lincoln!
—¡Despierta!
Ambas gemelas intentaban como fuese en despertar a su hermano de su letargo, debido a que algo de su sangre goteó sobre ellas y eso las asusto lo suficiente para olvidarse de su propio conflicto.
Rápidamente, las dos mayores se recompusieron del gran salto que dio el albino y fueron a por él de inmediato. Luan lo volteó y Luna fue a tranquilizar a las gemelas, haciendo lo posible que esto no escalase y se enterasen sus padres.
…
—Mmm… —Con pesadez, Lincoln abre sus parpados, encontrándose en penumbras. Intento levantarse de inmediato, pero sintió algo pesado encima de él que se lo impidió y antes de que pudiese reaccionar fue asaltado por una fuerza desconocida que rápidamente logró identificar.
—¡Lincoln! —El coro de las gemelas les llegó a los oídos del albino que las reconoció, siendo recibido por sus abrazos.
—¡Ah!
Pero de repente el desconcierto del chico es interrumpido por la estrepitosa caída de alguien.
—Linc, ¿estás bien? —Siendo una despeinada Luan quien estaba en la litera de arriba. Cosa que reconoció el albino una vez que vio a la castaña, se encontraba en la habitación de sus hermanas mayores.
—S-Sí, estoy bien. —Respondió como pudo el chico, debido por la revisión minuciosa por parte de Luan en su cabeza después de deslumbrarlo con la lámpara de la mesita de noche.
La chica no lo escuchó hasta verlo por sí misma, y tras quitarle el adhesivo que cubría su frente exhalo de alivio que pese aún se vea un poco fresca, no hubo ningún indicio de que la herida fuese grave.
—Oye, Luan. —Le llama Lincoln la atención. —¿Y Luna?
—Ella está abajo. Les dijo a todos que, después de calmar ese par, terminaste durmiendo con ellas con tal de que no peleasen de nuevo.
Tras escucharla, la expresión del chico se relajó momentáneamente hasta que notó la oscuridad que dominaba toda la habitación antes de que se encendiese la lámpara.
—¿Y qué hora es? —Pregunta lentamente el peliblanco.
—La hora de la cena… —Comentó la castaña en un pequeño tono de burla en un intento de aliviar un poco el ambiente.
Con un suspiro al saber que tan tarde era. Decidió que ya era hora de levantarse, pero se había olvidado de cierto par.
—¡No! ¡No te vayas! —Exclamaron de inmediato las gemelas al volver sentir que se movía su hermano.
Lincoln les sonrió por un momento para después intentar apartarlas suavemente de él, pero rápidamente su expresión cambió al notar que ellas no accedían a ello. Ignorando el sórdido intento de su hermana mayor de sofocar su risa. Este mejor decidió probar con otro enfoque.
—¿Acaso ustedes ya comieron? —Preguntó el albino, ganando un silencio inmediato por parte de las niñas que fue interrumpido por el estómago de Lana.
"Ok…", era lo que necesitaba el chico para confirmarlo.
—Oye, Alex, ¿me echas una mano?
Lincoln abrazó a cada gemela y salió de la cama sosteniendo en cada una en un brazo, sorprendiendo enormemente a las niñas, sobre todo a la castaña.
—Bien, si vuelven a pelear, nos vamos a caer los tres. ¿Quedó claro? —Indicó el albino llevando a cuestas a sus hermanitas, que asintieron en silencio debido a que no quieren herir a su hermano mayor otra vez.
—Ugh, no puedo creer que Lynn haya tratado la cena como si fuera otro de sus estúpidos juegos. —Gruño Lori saliendo de la cocina.
—Creo que tengo salsa de espagueti en el pelo. —Comento Leni lastimosamente quitándose restos de pasta de su melena.
Hablaron el par de mayores seguidos por Lincoln y las gemelas que acabaron de la misma manera o incluso peor, siendo las niñas quienes se encontraba más sucias por la salsa manteniendo sus cabezas agachadas.
Ellos subían las escaleras después de la 'carnicería' que presenciaron en la cocina. Todo por cortesía de su hermana deportista, Lynn Loud. Aparentemente, ella pensó que sería una gran idea tratar la preparación de los espaguetis caseros como una especie de juego. Arrojando fideos hacia la olla de agua en ebullición desde el refrigerador. Además de intentar lanzar también las albóndigas caseras crudas a la misma olla gracias a la participación de la propia Lana, solo por verlo 'divertido'.
Una vez que la pequeña rubia arrojase una de las albóndigas. Esta se le resbaló de su mano y golpeo directamente a su gemela, inmediatamente se volvió reinar el caos y la amenaza rosa roció salsa de espagueti por todo el cuerpo de Lana, lo que provocó una reacción en cadena forma así una pequeña guerra de comida.
Estaba claro que tanto Lori como Leni lamentaban haber entrado en la cocina en el peor momento. Solo porque escucharon de que Lincoln bajo para cenar. Lo que dio como resultado que también ellas fueran víctimas del fuego cruzado entre espaguetis y albóndigas. Menos mal que ambas tenían sus propios planes para ducharse.
—Está bien, uno de nosotros tendrá que usar la tina primero. —Comento Lori —Y como claramente soy la mayor, creo que es apropiado que yo vaya primero.
"Eso y porque ustedes, par de pequeños monstruos, también están aquí.", comentó para sí misma la mayor al no tener por lo menos su momento íntimo con su conejito.
Por otro lado, Lola se puso delante de Leni para hacerle frente a su mandona hermana. —¡Oye! ¡No es justo!
—¿En qué? ¿Que yo me meta primero en la ducha solo porque soy la mayor no te parece justo? —Se burló Lori de la pequeña.
—Bueno, pensé que me ducharía primero. Ya que… —Y antes de terminar su monólogo, la amenaza rosa huye de inmediato. —¡Entraré primero al baño! —Exclamó Lola, ganando distancia de los demás.
—¡Oye! —Lori respondió bruscamente para después iniciar la carrera al baño. —¡Soy la mayor aquí!
En el momento que ambas llegaron al marco de la puerta reanudaron su disputa. Hasta ahora, la discusión entre ellas había durado unos buenos minutos antes de que la persona menos inesperada de la familia se le ocurriera una idea.
—Oigan. —Sugirió Lana. Ganándose la atención de los demás. —¿Y si lo hacemos de otra forma?
Lincoln, Leni y Lana esperaban fuera del baño con sus respectivas toallas mientras se escuchaba el agua de la ducha, siendo Lori y Lola quienes comparten el baño. La única razón de que mayor aceptase fue debido al comentario de Lana de que era quien tendría a Lola a raya; después de todo, ¿no es ella la mayor?
Una vez que paró el sonido del agua y de esperar un poco más, la puerta del baño se abrió, saliendo el par de rubias en silencio, pero con un aura clara de conflicto.
Con un suspiro de cansancio, el albino decide de una vez ingresar al baño; sin embargo, también se habían metido Leni y Lana cerrando la puerta detrás de sí.
"¡Es en serio!", se quejó Lori en su interior, moviéndose a dirección del baño, pero tras escuchar un chapuzón de agua y luego las quejas de Lincoln de que no hiciera eso, se le esfumó la idea de intervenir. Así que dio media vuelta para irse.
"Bueno… al menos sea lo que Luna quiso encubrir no eran tan grave como lo delataba su rostro", se planteaba Lori mientras se dirigía a su cuarto y pensaba que vestirse para poder dormir con su conejito y que le explique qué fue lo que le sucedió tras encontrarlo tan profundamente K.O. en la cama de Luan junto con las gemelas.
—No puedo creer de lo cerca que estuve. —Comentó Lincoln en su regreso a casa después de terminar sus clases.
Si no fuese que por no ponerse de acuerdo aún. Tanto él como Clyde sobre el tema en el cual trabajarían para la semana siguiente, que tuvieron que quedarse un poco más. Por ello, se perdieron de la 'sorpresa' que tenía planeado Rusty con la pandilla. Siendo esta una revista para adultos hallada en la bolsa de basura que su padre iba a tirar. Pero entre tanta paranoia suya de que fuese descubierto, tropezó con un cubo de basura del pasillo cayendo de bruces contra el suelo en presencia de unos profesores, entre ellos se encontraba la maestra Johnson. Viendo su conducta algo sospechosa, observa que las cosas del chico que volaron fuera de la mochila, debido a que está aún se encontraba abierta por un descuido, logra ver la revista obscena.
—Bueno, que esperabas. Dado que ustedes dos no dejaban de discutir que era mejor. — Comentó César lo obvio recordándole al chico sobre qué cultura investigar para su reporte. Encontrándose entre Japón feudal por parte del albino o los egipcios por parte del moreno debido a sus recientes vacaciones a dicha zona cultural.
—Oye, yo... —Lincoln estaba a punto de responderle el guardián mayor en voz alta hasta que en la distancia vio movimiento en su casa, así que mejor decidió apresurarse para saber qué sucedía.
En el momento en que llegó a la cera de su hogar, al instante fue abordado por su madre, viéndola bastante angustiosa, haciéndole saber que las siguientes palabras que le diría podrían ser malas noticias.
—Lincoln… Por favor dime, ¿has visto a Lana de camino aquí?
…
—¿Hay algo? —Pregunta el albino libremente a Alex una vez que se apartó del resto de su familia en la búsqueda de la gemela perdida.
Desde que su madre preguntó por ella en cuanto llegó a la casa, quiso saber qué había pasado, pero al ver a Lola sostener un pañuelo en contra de su boca. Sorprendido sería corto con respecto a la palabra al escuchar a Rita que las gemelas tuvieron otra riña, pero en la escuela, terminando ahora con ambas sin los dos dientes frontales. Pese a la angustia de la matriarca, se llevó a Lola a su consultorio dental para que la revisaran, dejando el resto de la familia con la búsqueda de Lana.
Lincoln terminó en la parte 'desolada' tras del patio trasero de su casa, que simulaba a un pequeño bosque.
—No me presiones, ni han pasado tres minutos y ya me has preguntado cinco veces. —Amonestó Alex a su protegido, hallándose fuera del cuerpo del niño, encima de las ramas de un árbol cercano. —Y, además, Geo aún no ha encontrado su rastro.
Lincoln seguía mirando al guardián menor con sumo escepticismo con dicha declaración. En un principio, se sorprendió que encontrase un hámster idéntico como el de Lana, con la misma paleta de color marrón junto con su mancha más oscura en su espalda.
—¡Lo encontró! —Aviso Alejandro sintiendo el roedor con su Haki de observación de que paro de moverse erráticamente y tomo una dirección en concreto; dejándose caer del árbol, aterrizando a un lado del albino y comenzó a correr hacia Geo.
—¡Waa!... —Grito Lincoln por la sorpresiva caída de su hermano haciéndole caer de pleno en su trasero, pero al menos logro escucharlo. Levantándose en el acto antes de perderlo de vista. —¡Oye! ¡Espera!
En la persecución, el niño vislumbra solo el mar de troncos en su costado y muy apenas podía distinguir la espalda del guardián hasta que el pánico se apoderó de él cuando perdió por completo la visión de él junto con el sonido adicional de…
Unos llantos.
—¿Do-Dónde esta-? ¡Ahh! —En medio de su pregunta, el suelo que pisaba había desaparecido, haciendo parecer que la propia tierra se lo trago.
—Aw… —Se quejó el chico con respecto a la caída, pese sentirse aún aturdido, trata de reincorporarse. Al levantarse por completo, se percata de lo alto de la estructura, sorprendiéndose que muy apenas Lori o sus padres podrían caber en este lugar.
—¿Licho?…
Al escuchar su nombre con una mezcla de una especie de silbido, se voltea de inmediato el albino y por los diferentes 'traga luz' del lugar se hallaba la gemela faltante sentada en el suelo, abrazando sus rodillas, dejando entre ver sus ojos.
—¡Lana! —Rápidamente Lincoln va a por ella y la examina, dándose cuenta de que, al igual que Lola, le falta el par de dientes frontales, denotando manchas de sangre en sus rodillas cubiertas por su overol de mezclilla.
—Lana… —Comento suavemente el albino sentándose a un costado de ella. Sin embargo, la niña solo se congela en su sitio cuando escucho su llamado. —¿Por qué se pelearon esta vez tú y Lola?
—…
No hubo respuesta alguna por parte de la niña, pero, en cambio, ella se desliza lentamente hacia su hermano mayor, terminando de plantar su cara en su regazo.
El chico quería seguir hablándole, pero al escuchar los primeros sollozos de Lana, eliminó dicha idea y permitió que la rubia se desahogara.
…
—¿Se durmió? —Pregunta César a su protegido al ya no escucharse más sonido proveniente de ella.
Dándose cuenta de eso, Lincoln fija su mirada hacia abajo, encontrándose con una Lana mucha más calmada y en paz, con el detalle también que se encuentra completamente dormida con rastros de lágrimas adornando sus mejillas, pero algo más le hizo que regresase a la realidad. Siendo el haz de luz por donde se adentró; dándose cuenta de lo tarde que es ante el cabio de tono por el alba.
Intento reincorporarse del suelo. Sin embargo, Lana reacciono primero con movimientos perezosos.
—Ahh… —Con un suspiro le basto al niño saber que esto sería complicado al ver que tenía que subir al 'traga luz' para poder salir.
—Eh… ¿Chicos? ¿Me ayudan?
La casa de los Loud no se encontraba en la mejor de las situaciones. En el mediodía se había extraviado una de las gemelas. Y ahora en el alba perdieron el rastro de Lincoln.
Todos ellos se hallaban aún en la búsqueda. Siendo Rita quien más empeño hacía. Había regresado del dentista aliviándose de que en realidad dichos dientes de leche ya estaban a punto de caerse por sí mismos. Sin embargo, esos ánimos decayeron al enterarse de que, al parecer Lincoln había desaparecido.
Quienes se le unieron también fueron las hermanas mayores, salvo su hija Lynn quien fue a revisar por toda la manzana con su bicicleta. Las chicas ahora se encontraban a punto de adentrarse en la arboleda del patio trasero.
—Escuchen bien niñas. Mantengan las linternas de sus celulares encendidas a todo momento mientras-
—¡Buagh!
Las palabras de la matriarca fueron interrumpidas por un peculiar sonido que desconcierta a las demás, pero para ella logra reconocerlo.
De forma inmediata, Rita corre hasta su origen, encontrándose detrás de un árbol a sus 'niños desaparecidos' con Lana encorvada en contra del tronco con Lincoln palmeando su espalda.
—Ma-
Al albino no se le dio ni tiempo para hablar al ser abordado por su madre en un fuerte abrazo que unió tanto a él como a su hermana menor.
—¿Tienen la idea la hora que es? —interroga Rita en un tono de angustia.
—Lo siento. —Se disculpa Lincoln empáticamente al notar el esfuerzo de su madre en no romper en llanto.
—Ugh…
Sin embargo, el momento fue cortado por los quejidos de pequeña.
"Oh, no…", se olvidó Lincoln de la condición actual en que se encuentra la niña. Y antes de que se dijese algo más, Lana vacía de nuevo el contenido de su estómago, ensuciando inevitablemente a los tanto a Lincoln como a su madre.
—Perdón…
—¡!
En medio de la noche, Lana se despierta bruscamente de su cama. De forma inmediata levanta su manta y tantea con sus manos entre sus piernas, aliviándose de no haber mojado su cama. Sin embargo, aún sentía la humedad en su cuerpo y un cosquilleo en su lóbulo izquierdo le hizo saberlo; había sudado mucho debido a una pesadilla. Se dio la vuelta para ver su despertador, sorprendiéndose que recién era la una de la madrugada. En otras circunstancias, estaría un poco emocionada al ver la televisión a esa hora o jugarle unas bromas a su gemela. Pero de eso no venía el caso.
Movió su vista al otro lado de la habitación, mirando a su hermana aún dormida debido por la tenue iluminación de lámpara de noche. Ni con eso le bastó para que embozase una sonrisa ante el temor de la amenaza rosa de la oscuridad.
Sin hacer ruido, se baja de la cama y camina con lentitud, casi arrastrando los pies. Toma su gorra roja de la esquina de su mesita de noche para ponérsela y se lleva también su manta del cuarto.
Una vez fuera, fijó su objetivo en la alcoba de quien sentía la necesidad de hablar y fue directo a dicha puerta. Al darse cuenta de que no estaba asegurada al girar el pomo, lo abre despacio, notando que su hermano mayor seguía dormido ante el continuo silencio en la habitación.
Lento, pero seguro, Lana se acerca a la cama aun sosteniendo su manta.
—Lincoln… Despierta —La niña lo llamó levemente, consiguiendo un nulo resultado, aumentándole su pequeña ansiedad aún más, al punto que dejó el tacto de un lado y comenzó a sacudir al chico bruscamente.
—¿Qué?… —Responde desorientado Lincoln hasta lograr alumbrar un poco con la luz de su celular, sorprendiéndose gratamente. No solo por quién es, sino por la expresión de miedo plasmada en su rostro. —¿Lana? ¿Qué pasó?
—¿Puedo dormir contigo? Tuve una pesadilla y las muñecas de Lola dan mucho miedo cuando no hay luz.
El chico no lo dudó, se movió de su lugar y levantó su manta. —Claro, sube.
Sin la necesidad de escucharlo dos veces, la niña se lanza de un salto al colchón. —Gracias… —Comentó la pequeña.
Con una leve sonrisa, el albino apaga su dispositivo para volver a dormir o, más bien, plantearse sobre qué responderles a sus hermanos al regresar al campamento dándole la espalda a la rubia; sin embargo, en sus divagaciones sintió movimiento en su cama.
—Lana... —Habló el niño y de cómo toda actividad de ella se detuvo. —¿Estás bien? —Se giró el hermano para palpar la cabeza de la niña con tal de tranquilizarla, encontrándose con su mano su distintiva gorra sobre ella.
—¿Tan mal fue esa pesadilla? —Lincoln recordó que cuando a su hermanita le pasa algo malo, se refugia aún más en esa gorra.
—Mmm… —Un pequeño quejido junto con un leve movimiento de cabeza fue lo poco que hizo la niña.
—¿Quieres hablar de ello? Para que ya no tengas miedo.
—…
Al no recibir más respuesta, Lincoln solo se resignó y abrazó a Lana tal como se había despertado en la habitación de Luna y Luan. Sin embargo, al notar que no mejoraba, decidió improvisar con tal de calmarla.
—Sabes… todos tenemos miedo de algo. Yo aún sigo teniendo miedo. —Una sutil sonrisa apareció en Lincoln al ver que Lana disimula de mala manera al voltearse un poco para mirarlo. —Sobre lo que me hubiera pasado aquella vez con esa broma de Luan. Pero los tenía a ustedes al recuperarme. Por eso no importa cuántas pesadillas llegues a tener, puedes quedarte cuantas veces quieras.
Lo último dicho fue un murmuro debido a que el sueño comenzaba a ganar terreno sobre el albino hasta que Lana logra al fin reaccionar y se voltea; teniendo su cara en contra del pecho de su hermano mayor, pero tampoco muy pegada para comenzar hablarle.
—Estaba caminando en los pasillos de la escuela sola, escuchando las voces de los demás, hablando mal de mí; llamándome fea. Mientras que a Lola le decían que era la más bonita y hermosa… —Lana cerró fuertemente sus ojos, intentando borrar aquel recuerdo de las estridentes risas de los otros niños, sujetando con más fuerza la pijama de su hermano, deseando que se callasen o que por lo menos volviese aquel lugar bajo tierra donde había caído. Hasta que cierto 'Pfft' le hizo regresar a la realidad.
—¡No te reías! —Amonestó en un 'severo' chillido la pequeña rubia hacia el mayor, separándose de él con un empujón que rápidamente se tragó esa risa.
—Pe-Perdón. —Habla con cautela el albino, ahora alerta por aquella revelación, sintiendo aún la sorpresa del arrebato de su hermana al oírlo. —Eso suena muy tonto.
Tras escuchar eso, el corazón de Lana se hundió en un sentimiento amargo. Creyendo que su hermano la veía fea, pero antes de que el mero pensamiento de largarse de ahí hablo de nuevo el albino.
—Es que si a ti te dicen que eres fea. Entonces Lola también lo es. —Sintió Lincoln la inmovilidad de su hermanita cuando hizo la comparación.
—¿O acaso lo olvidaste? Tú y ella son gemelas.
Esa declaración provocó que los ojos de la niña se abriesen ante la revelación que aparentemente había dejado de lado. Ambas son el reflejo de una con la otra.
Con una renovada resolución, volvió a abrazar al albino. —Gracias, Lincoln… — Comentó sin darse cuenta de la inactividad del chico ahora dormido. Ni mucho menos los que esas palabras le provocaron en el corazón de la niña.
En la oscura habitación se podía notar el resplandor de la cama inferior de la litera junto con lo que para muchos sería una risa tétrica. Siendo Luan riéndose levemente, mientras que la luz azul iluminaba sus rojas mejillas al ver la foto digitalizada que le mandó la madre de Maggie. Con ella riéndose y la pelinegra también, para luego pasar a otra imagen donde se veía la gótica sumamente irritada y sonrojada yendo a por la cámara que era su madre quien les había fotografiado.
Pese a que aquella salida haya terminado súbitamente después de esa agradable sorpresa. Luan sabía que tenía otra oportunidad. Y su nuevo ayudante es ese boleto que necesitaba.
—Ah… —Se escucharon los quejidos de dolencia que padecía el albino tras llegar a su casa, pese a que este caminaba como si nada.
—¿Qué cree esa profesora? ¿Qué somos de preparatoria? —Se quejó el niño con su hermano mayor, que, desde el regreso de clases, asumió el control del cuerpo de su protegido por lo adolorido que se encontraba.
"Si hubiese sabido que esto pasaría, no dejaría que Alex fuese a revisar aquella cueva."
Continúo lamentándose el niño al permitirle al guardián menor que desde la mañana explorase el lugar donde halló a su hermanita, debido a que juraría que al caer de ese agujero sintió algo metálico en su espalda.
—¡Ugh! ¡Ya no! ¡Ya no! Ya no puedo… —Suprimió el chico rápidamente su grito al darse cuenta de ello cuando su pie tomó el primer el escalón para irse a su habitación.
De inmediato, tras escuchar su negativa. César movió el cuerpo hasta el sofá.
—Bueno, por lo menos él ya no debe de tardar en llegar. —Comentó el guardián mayor a su protegido, que instintivamente soltó un suspiro de alivio al acostarse por fin. Sintiendo la suavidad, abrazando su cuerpo dolorido. Se quedó allí, con los ojos cerrados, tratando de ignorar la incomodidad que lentamente se estaba convirtiendo en un latido sordo. Claro que no se sentía como el paraíso para él, pero al menos era lo suficientemente bueno.
"Genial…", fue lo único que pensó César al saber que tanto era requerido solo la mera presencia de Alex. Su hermano aumentaba sustancialmente su tolerancia al dolor. Pero con la llegada de una maestra sustituta de educación física, todo fue patas arriba. Incluso cuando la mayoría de los niños notaron que los ejercicios que realizaban no solo eran más extenuantes que el entrenador les hacía, sino que se dieron cuenta de que el libro con el que se guiaba era una de preparatoria. Dejando a todo el alumnado que tomó su clase completamente exhausta.
Logrando cerrar sus parpados para una pequeña siesta. Sin embargo, los ojos del albino se vuelven abrir al sentir la presencia de alguien acercándose y estando demasiado cansado para sus usar su Haki, no logrando identificarlo. Siendo acompañado por el ruido de pasos que bajaban las escaleras. Solo esperaba que no fuera una de sus hermanas menores en búsqueda de atención.
Estaba a punto de hablar el chico sobre quién era hasta que escuchó la voz de una de las mayores.
—¿Lincoln, eres tú? —Preguntó la rubia al no ver a nadie en la entrada. Mientras miraba a su alrededor, la visión distintiva del mechón de Lincoln le llamó la atención. Llegó hacia él, encontrándolo boca abajo en el sofá.
—Linc, ¿Eras tú quien gritó? —Preguntó con genuina preocupación en su rostro, recargándose sobre el respaldo del mueble.
Lincoln, con su cara envuelto en gran parte del sofá, se giró para mirar a Leni. —Eh… sí… ¿Se me hacía extraño de no ver a nadie por aquí? —Se ingenió una respuesta debido a que no quería preocupar de más a su hermana sobre sus dolencias musculares.
—Bueno… —Leni colocó su mano en el mentón, mientras que con la otra enumeraba las cosas. —Mamá y papá se llevaron a las gemelas a que le revisaran de nuevo los dientes. Lori me dijo que llegaría tarde de su juego de golf. Lynn aún sigue jugando en el patio. Luna y Luan están en su cuarto.
La chica se rio entre dientes ante la curiosa reacción de su hermano al mencionar el último par. Dándole vuelta al mueble para acercarse a él con una sonrisa amable. —Estás realmente cansado hoy, ¿eh? —Extendió su mano frotándole la parte superior de su espalda, y su toque fue… sorprendentemente relajante contra el dolor que se había instalado en sus músculos.
En el momento en que su mano se apartó, Lincoln sintió que sus ojos se abrían de golpe, confundiéndose sin saber cuándo los había cerrado. Girándose un poco para encontrarse con su hermana.
—¿Qué te pasa, Linc? —Preguntó Leni, y su voz se tornó más tierna de lo habitual al verlo con esa expresión de cansancio. —Se ve que estás muy tenso.
—Es por una nueva entrenadora de educación física que tuvimos hoy en la escuela. —Respondió Lincoln entre dientes. —Ahora me duele mucho todo el cuerpo, que casi parece como si hubiera ido al ejército.
La linda sonrisa de Leni se transformó en una mueca de preocupación tras presionar levemente su hombro, siendo recibida por un siseo de dolor por parte de él. —Perdón... —Se disculpó la rubia apartando su mano con rapidez. —¿Quieres que te ayude?
Su sugerencia fue recibida con una mirada esperanzada por parte de Lincoln, que estaba desesperado por cualquier tipo de ayuda ante la falta de su 'analgésico local'. —¿Y qué es?
—¿Qué tal un masaje? —Ofreció Leni, levantando sus dos manos para refutar cierto punto. —Como los que me has hecho a mí después de coser mucho. He visto suficiente como para saber lo básico.
Al principio, Lincoln se mostró un poco escéptico. Después de todo, nunca había recibido un masaje antes. Salvó lo enseñado por César con tal de aplicárselo a su madre para que bajase la sentencia de su castigo y después escaló con Lori debido a sus extenuantes prácticas con el golf. Y con Lola… bueno, ella exigió el mismo trato, pero que ahora sea él quien lo reciba le parecía un poco extraño. Sin embargo, el dolor estaba ganando el debate interno, así que cedió y asintió. —Está bien, quizás con eso me ayuda a quitarme este dolor.
…
La puerta de la casa Loud estaba abierta, siendo seguido por el par de gemelas, y por detrás se hallaban sus padres. Las niñas se encontraban entusiasmadas con ir a por su hermano mayor, pero esa energía se desvanece al ver en el sofá de la sala algo moviéndose de una manera extraña, acompañado también con unos pequeños ruidos.
Notando eso mismo, los padres se acercan al mueble. Obteniendo una peculiar vista de su segunda hija sentada en ahorcajadas sobre el único varón, quien se encontraba boca abajo en el sofá, liberando ocasionalmente alguno que otro gemido.
—Leni… ¿Qué haces? —Llamo el padre a su primogénita en un tono extrañado logrando que ella se detuviese.
—Oh… Solo le estoy haciendo un pequeño masaje. —Comento la hermana mayor de una forma casual.
—¿Y por qué? —Fue el turno de Rita de preguntar.
En eso, la cabeza de Lincoln se mueve para responder esa duda. —Nueva maestra de educación física. —Y otra vez posicionó su cabeza contra el sofá. No sin antes ser interrumpido por un par entusiastas.
—Yo le ayudo / No, yo. —Corearon las gemelas que se subieron a la espalda del albino, valiendo que este abriese los ojos de forma inmediata.
—¡AHH!
—Por favor. Dime, si encontraste algo. —Habló Lincoln con Alex. Una vez que regresó a la casa, halló a su protegido en su actual predicamento. Estando ahora en su cama boca abajo, siendo masajeado por Leni aún en su espalda.
No tomándole importancia, el guardián menor continuó con una gran sonrisa de complicidad, aprovechando que el chico se encontraba afuera y él en el paisaje mental. —Diría que sí, pero es necesario mostrártelo.
Sin embargo, antes de que el niño preguntase sobre de que trataba de decirle. La puerta de su habitación se abre mostrando a Lana cargando a la nueva mascota, Cliff; un gatito que tenía invertido los patrones comunes de un gato siamés: negro en todo su cuerpo y una mancha crema sobre las facciones de su cara con una nariz de igual pigmentación como su pelaje. Y por encima de la cabeza del animal se hallaba Geo (Geo ll), siendo este par la 'jugosa promoción' que comentaba Alejandro.
—Lincoln... ¿Y-Ya estás bien? —Musito lo suficiente Lana para por lo menos ser escuchada por sus dos hermanos.
El albino la recibe con una pequeña sonrisa empática, sintiéndose aún culpable de cómo ellas reaccionaron cuando el par cayó sobre su espalda en la sala.
—Sí, estoy bien. No fue su culpa. —Comenzó a tranquilizar las inquietudes de su hermanita y eso que con la ayuda del guardián menor el dolor ya había desaparecido. Cosa que funcionó un poco al verla que su tensión también se diluía, pero aún mantenida su mirada agachada.
Antes de poder pensar en algo, Lana fue levantada del suelo y cuando alzó su cabeza, se dio cuenta de que era Leni quien la tenía en brazos. Sabiendo lo que se venía, el gato saltó de las manos de la niña antes del inminente abrazo que su dueña recibiría.
En su posición, Lincoln solo pudo ver aquella muestra de afecto junto al pequeño arrullo de Leni hacia la niña, pero lo que le llamó la atención fue cuando la mayor se le acercó lo suficiente para susurrarle algo, y después ver como la menor se sonrojaba apartando su vista de ambos hermanos.
En la noche, Lincoln aguardaba su turno en usar el baño, preparado para ducharse, gustándole la idea que le habría brindado César con tal de ahorrarse la trifulca en que se convierte el pasillo en las mañanas. Mientras que detrás de él se encontraba Lola esperando también o eso cree debido a que aún no le ha hablado.
Antes de que se diese cuenta, la puerta del baño se abrió mostrando que era Lori quien también se había aseado, denotando el par de toallas que se enrollaban en su torso y cabello. Al verlo aún anonadado, la chica le envió una sonrisa cómplice, pero dicho sentimiento se vio truncado por la otra niña.
—¡Hasta que al fin sales! Cuando termines de cambiarte, ven a mi cuarto para que me ayudes con los estiramientos. —Espetó la amenaza rosa, yéndose sin esperar la respuesta de la mayor cosa que le valió a Lori un severo tic nervio en su ojo izquierdo.
Viendo eso, el chico suspiró para sí mismo sabiendo lo que tenía que hacer, pero con ello se iría por el desagüe su plan de subir de rango en el Pokémon competitivo.
Llamándole la atención con un ligero golpe con su mano, el albino solo preguntó una cosa. —¿Quieres hacerlo con aceite o con la crema de Leni?
Y como si se tratase de un simple hechizo, pero inquebrantable. La rubia mayor regresaba a casa de mal humor tras algunos fallos en su práctica en el golf o en la escuela.
Cosa que Lori cambió su actitud a una más radiante y voló hacia su habitación con tal de terminar con el pedido de Lola, dejando entre ver en su toalla su flexible trasero al aire.
—Ah… —Sabiendo lo que acaba de desencadenar, el chico solo suspira y se adentra en la habitación esperando por lo menos que una furiosa Lola lo interrumpa en medio de su ducha.
…
Una vez aseado y fuera del baño, el albino, con unos nuevos calzoncillos, pudo notar que efectivamente la habitación de su hermana mayor se encontraba entreabierta, confirmándole que ella ya había hecho lo podido por la gemela.
Lori tenía algunas dudas al principio de todo esto. Pero Lincoln se burló de ella porque todavía sobre pensada las cosas cada vez que le hacía un masaje, a pesar de que nadie los había descubierto aún después de que ella se soltase por completo cuando ambos follaban, ya sea en la habitación del chico o en la suya. Y gracias a eso, comenzó a sentirse más cómoda con esa dudosa privacidad asegurada.
Encontrándose relajada con ello, se quedó boca abajo en su cama con su trasero apuntando directo a la puerta sobre una toalla de playa para prevenir ciertos percances. Y, aun así, todavía le hacía sentir nerviosa. Pese al ligero tarareo que suelta ocasionalmente Leni que se encuentra al otro lado de la habitación remedando la ropa de Luna. Pero fue agradable la idea de que la única en ser consentida esta noche sería ella. Decidió finalmente soltarse y dejarse llevar cuando escuchó la puerta abrirse.
Lincoln tenía planeado consentir un poco a Lori para después verificar si Lola no fue convertida en un pretzel humano; sin embargo, aún no se acostumbraba a vislumbrar lo que le presenta la rubia mayor. Terminando su pequeño silencio con ligero resoplido de su nariz, sonrió y avanzó.
No importa las veces que lo hayan hecho. Lori no dejaba de morderse el labio inferior y sentir el hormigueo en su vientre sintiéndose así de expuesta con alguien más ante la emoción mientras pensaba en todos los escenarios que había recreado en su propia cabeza, pero no se animaba en compartirlo.
Una pequeña botella de aceite perfumado se alzaba de la mano de Lori. Lincoln se acercó y tomó el recipiente, sorprendiéndose con lo diferente que se veía antes.
—¿Lavanda? —Interrogó un poco extrañado el albino.
—Sí, quería probar algo nuevo. —Su suave voz cortó la tenue duda del chico, y Lori se levantó sobre sus codos, volteándose levemente para mirarlo con una sonrisa.
Mientras en sus adentros la historia fue diferente.
"Al menos ese es buen pago por 'ayudar' a esa enana". Rememoró la rubia cuando terminó su sesión con Lola, tomó la botella que la pequeña usaba durante sus siestas de belleza y se la llevó sin más.
Girándose hacia su lado, Lori hace alarde de su frente desnuda a su pareja. —Eso, y me llamó la atención su aroma.
—Bueno, ya recuéstate. —Lincoln instruyó, preparando la botella. Lori solo río ligeramente, notando cuán acostumbrado se había vuelto su hermanito con respecto al ver su cuerpo desnudo. Captando su 'orden' vuelve a poner su pecho sobre la toalla, y descansando su cabeza en la almohada, suspirando felizmente por lo que se avecinaba.
Lincoln dejó que el aceite cayera en su palma derecha ahuecada antes de frotarlo con la otra, sintiendo que sus manos se llenaran con dicho contenido. Llevo sus palmas a hacia la espalda desnuda de Lori y comenzó a frotarla, lenta y cuidadosamente, cosa que para la rubia le brindaba un toque sensual al tratamiento. Lori inhaló aire súbitamente tras sentir el frío aceite tocando su piel por primera vez. Exhalo temblorosamente cuando los efectos de hormigueo se registraron en su cerebro y el propio líquido se calentó en su cuerpo dondequiera que fuese tocada. Las sensaciones de arrastre en la piel, sus manos cálidas e insensatas que se untaban en el aceite en su delicada carne. Lori se estremeció, sintiendo como si simplemente pudiera flotar.
Lincoln se movió lentamente hacia sus hombros, masajeando suavemente su piel mientras la sensación de la loción y su aroma floral le llenaban sus fosas nasales. Sin embargo, eso no le impidió sonreír entre dientes mientras veía cómo su pareja se retorcía bajo su toque.
—Solo relájate... —Él aconsejó, elevó el nivel de sus manos con tal de extender el aceite a través de su brazo dominante, para deleite de ella y después pasar por el otro.
Lincoln se apartó por un momento, agarró la botella de nuevo, tomando otra porción de aceite que se acumulará en su palma antes de extenderla en sus manos. Lo frotó en la parte baja de su espalda, moviéndose lentamente hacia abajo, esparciéndolo sobre sus caderas y untándola de aceite en sus muslos. Pronto, Lori se tensó, sabiendo hacia dónde su conejito se estaba dirigiendo. Solo reacomodó su cabeza sobre la almohada mientras su rostro se enrojecía ligeramente e iba en aumento.
Lincoln se volvió a untarse aceite las manos una vez más. La sensación de la fresca noche, el calor que emanaba de ella, atravesó su piel mientras miraba a su novia desnuda. Era suficiente para agitar su libido recién construida que se hallaba en lo profundo de él. Y llevó sus manos a su trasero, frotándole con una generosa cantidad de aceite.
Lori alzó su cabeza con un jadeo al ser sorprendida de esa manera, por tal trato brusco, pero a su vez sensual mientras sentía que su piel se volvía más resbaladiza con cada pasada.
"Él realmente está disfrutándolo", comentó Lori para sí misma, sintiendo las manos de él frotando sobre sus nalgas, explorando su cuerpo sin restricción alguna, pero al parecer no había indicios de que esto terminase pronto. Lori tarareó ligeramente. Mientras sentía cómo apretaban sus mejillas. Dejando que la carne sobresaliera en los espacios entre sus dedos y liberaba un pequeño suspiro, rozando casi ser un gemido.
—¿Te diviertes allá atrás? —Lori comentó de manera risueña, descansando su mejilla en uno de sus hombros.
—Mucho... —Lincoln respondió con un increíble tono honesto que sorprendió gratamente a al rubia mayor, con las manos, atravesando sus suaves muslos. Sus dedos se agarraron suavemente el interior de sus piernas, separándolos lentamente, solo un poco. Eso es todo lo que necesitaba. Después pasó los dedos suavemente a lo largo de esa pequeña división, y sintió cómo sus espasmos una vez más regresaban bajo su toque.
Poco a poco viajó más y más por aquella curva hasta que finalmente encontró lo que estaba buscando.
—¡Ah! —Lori saltó sobre su lugar.
…
—¿Qué pasó? —Preguntó Lincoln a nadie en particular, encontrándose ahora en el pasillo, aun en calzoncillos. Sin embargo, no se esperó que cuando llegó a separar las mejillas de su trasero. De un salto, Lori se levantó súbitamente y lo cargó fuera de su habitación, cerrando la puerta de un portazo.
Antes de que pudiese sobre pensarlo o de siquiera pedir un consejo a sus hermanos mayores la puerta de otra habitación se abrió revelando que era Lola que muy apenas se sostenía con el marco de la misma debido al recién 'tratamiento' dado por la su hermana mayor.
—Bien. Ya que terminaste con ella. Ahora ven y ayúdame a mí. Que realmente no siento mis piernas por la tarada de Lori.
—Ah… Ah… —Una lenta respiración se escuchaba en la habitación de las mayores. Siendo la propia Lori quien tenía su cabeza apoyada contra la misma puerta con la que azoto en la cara de su conejito. Mirando únicamente sus pechos desnudos. Moviéndose en sincronía con su respiración. Mientras que aún seguía sintiendo como su rostro aún ardía ante la estúpida idea de que el peliblanco no solo azotase sus tetas con una de sus manos aceitosas. Si no que la follase por detrás y que le golpee el trasero.
—Mierda… —Musito la rubia al no creerse que todo eso haya sido desatado por el estúpido mordisco que el chico le dio aún uno de sus pechos en un intento de provocarlo.
Pero, en cambio, un interruptor que ni ella sabía que tenía en su interior se había encendido en ese momento. Desde ahí, varios escenarios plagaron la mente de Lori donde en medio de los posibles encuentros íntimos que simula en su imaginación le venían de repente con tratos más bruscos por parte del albino. Pese a que sonase surrealista debido a la clara diferencia de tamaño y que ella es la mayor de todos los demás, pero pensar esos tipos de escenarios era en cierta medida un gusto culposo que había enterrado la propia rubia en su subconsciente desde su rompimiento con Roberto. Y todo eso comenzó cuando inicio la preparatoria. Escuchando entre boca y boca de los grados superiores sobre como sus parejas pasan ser de unos caballeros en sus primeras noches de sexos para luego ser auténticos animales en la cama tratando de 'domarlas'.
Sin embargo, ella sabía que todo había un límite y uno esos era ir a pedirle así de repente en medio de uno de sus encuentros le pida que subiesen de nivel. Pero para Lori eso claramente la expondría como auténtica pervertida al pedirle tal cosa.
—N-No es como si fuese 'ese' tipo de personas. —Murmuro la chica al negarse que está cayendo al pozo del masoquismo solo por querer experimentar las cosas que había escuchado en la escuela. Con un suspiro lastimero dejo caer sus hombros. Dándose la vuelta y vestirse para irse de una vez a dormir. Pero en medio de todo eso su agotada mente dejo de registrar su alrededor y darse cuenta de que Leni ya no se encontraba tanto en su cama como en la propia habitación
Ya sé, ya se…
Que en el anterior capitulo había comentado que le tocaba al par de artistas de la familia este capítulo, pero al revisar mi lista se me estaban escapando las gemelas. Por ello aproveche incorporarlas en la historia. Y AHORA si vendrán Luna y Luan.
Y como última noticia. Por ello, tal vez mi propósito de año nuevo es conseguir que mi Universidad me otorgue el maldito título de una buena vez. Por qué…
¡YA ME GRADUÉ!
Con ello, también queda otra cosa por hacer. Conseguir un trabajo. Y no… no es Diseño gráfico si tenían esa duda…
Ah… y casi se me olvidaba.
¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS USTEDES!
Panda Fuera…