Aclaraciones: Por favor perdonen si hay algunos errores, pero escribo y publico. Una vez terminada la historia la editaré por lo que les recomiendo no leerla hasta que esté complete si prefieren leer sin errores.

Gracias a Jane Austen por crear magníficos personajes que puedo usar para relatar mis propias historias.

Capítulo 1

Finalmente todos los integrantes de la familia Bennet se habían levantado y estaban sentados desayunando. "En la nota que me mandó Jane ayer me contaba que no se sentía bien. Padre, tu sabes que si Jane admite que no se siente bien es porque debe estar sintiéndose realmente mal." Elizabeth estaba sinceramente preocupada por su hermana. Por lo poco que sabía, Jane había salido a caminar por los alrededores de Netherfield y la había sorprendido la lluvia.

Elizabeth no sabía que había salido a caminar con sus cuñadas y que cuando comenzó a llover todas habían corrido a refugiarse y Jane se cayó pero ninguna de las dos la quiso socorrer y debió esperar bajo la lluvia hasta que un sirviente vino a ayudarla. Como siempre, Jane había preferido ocultar ese pequeño detalle a su familia y a su marido para no crear discordia.

"Lizzie, ahora Jane es una mujer casada con un hombre rico que la trata como a una verdadera reina. Además ella tiene dos hermanas que la pueden cuidar, más que mal, ellas viven en la casa de Jane y su marido. De alguna manera tienen que pagar por su hospitalidad," dijo la señora Bennet despectivamente como si ella fuera la dueña de Netherfield.

Elizabeth prefirió no decir nada porque intentar razonar con su madre siempre había sido una tarea prácticamente imposible. Jane llevaba un poco más de dos meses casada con el señor Bingley y ella podía darse cuenta como Louisa y especialmente Caroline hacían todo lo posible para hacerle notar que ella no estaba a la altura de su hermano. Lo único que la consolaba era ver lo mucho que Charles amaba a Jane y lo mucho que ella lo amaba a él. Pero no estaba segura si ese amor que parecía tan sincero y profundo sería suficiente como para resistir el continuo desprecio de sus cuñadas.

"Lizzie, no tienes que ser tan amargada y andar siempre preocupada por todo. Si sigues así te quedarás solterona," dijo Lydia riéndose burlonamente. "Yo estoy segura que me casaré con un oficial, pero aún no sé con cuál."

Kitty sólo sonrió porque no le dieron ganas de apoyar a Lydia en una broma de tan mal gusto. Pero Mary no pudo quedarse callada e intervino, "Lydia, el matrimonio es algo serio y no algo para tomárselo a la ligera. Si no te comportas como una señorita decente sólo rufianes querrán casarse contigo."

"Mary, cómo le dices eso a tu hermana. No le hagas caso mi niña, tú con tu belleza y simpatía te casarás con un hombre más rico que el señor Bingley," agregó la señora Bennet.

"Padre, por favor déjame usar el carruaje para ir a ver a Jane," suplicó Elizabeth.

El señor Bennet leía el diario mientras bebía su café y de vez en cuando se reía de las estupideces que sus hijas decían, pero sobre todo de su esposa que era la que hablaba más cosas sin sentido de todo el lote de mujeres con las que vivía. "Ya escuchaste a tu madre, Lizzie. Jane es una mujer casada y tiene quien la cuide."

"Además, yo usaré el carruaje para ir a Meryton. Tengo que comprar algunas cosas y hablar con mi hermana," dijo la señora Bennet.

"Chismosear con tu hermana," agregó el señor Bennet pero su esposa no lo escuchó.

"Mamá, Kitty y yo podemos acompañarte y así usaremos la oportunidad para hablar con algunos de nuestros amigos oficiales," dijo Lydia emocionada.

"Claro que sí, querida, en una hora saldremos rumbo a Meryton. Espero que los caminos no estén en tan mal estado después de tanta lluvia.

Elizabeth comprendió que no lograría nada discutiendo con sus padres, que como siempre, estaban más preocupados de sí mismos que de nadie más. "Bueno, iré caminando entonces. Si me disculpan iré a cambiarme ropa," dijo Elizabeth secamente.

La señora Bennet comenzó a criticar a Elizabeth por comportarse como una salvaje y le pidió a su esposo que no le permitiera a actuar de esa forma. Pero él como siempre la ignoró y siguió leyendo el periódico mientras bebía café.

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El día anterior en Netherfield…

"Louisa te juro que no soporto ni un día más a esa mujer tan vulgar metida en esta casa. Qué tenía en la cabeza Charles cuando decidió casarse con esa campesina insignificante," dijo Caroline mientras se paseaba desesperada de un lado a otro en su habitación. "No sabes como he agradecido estos días de lluvia que le han impedido venir a dar órdenes como si fuera su casa."

"Caroline, al menos Jane es una muchacha decente y bien educada. Imagínate que hubiera sido como su madre," dijo Louisa horrorizada.

"O su hermana menor," complementó Caroline en el mismo tono.

Las hermanas se habían encerrado en la habitación de Caroline para quejarse y lamentarse de todo lo que estaban viviendo debido al reciente matrimonio de su hermano. Ellas habían hecho hasta lo imposible para alejarlo de ella, pero él no había cedido ante sus súplicas primero, y demandas después.

"Estoy segura que si el señor Darcy hubiera estado con nosotros, nada de esto hubiera ocurrido'', se lamentó Caroline.

"Concuerdo contigo, hermana. Por culpa de ese desafortunado accidente él no pudo venir y nosotras estamos metidas en esta verdadera tragedia." Louisa y Caroline siempre habían soñado que su hermano se casara con una rica heredera como Georgiana Darcy, para que esa unión los ayudara a ascender socialmente. Pero todo eso ya no era más que un sueño y debían planear cómo serían sus vidas bajo esta nueva realidad.

"La que me preocupa es la señorita Eliza," dijo Caroline.

"¿Por qué? Ella es la única un poco más decente de esa familia," replicó Louisa.

"Porque ella es el tipo de mujer que le gusta leer y hacerse la lista, ya sabes la típica solterona. Ella puede aconsejar a Jane para que haga o diga cosas que no nos convienen," explicó Caroline.

"Tienes razón, ella no es dócil como Jane. No había pensado en eso, bueno supongo que tendremos que buscar la forma de mantenerla alejada de su hermana."

"Exactamente," dijo Caroline. Las hermanas Bingley dependían financieramente de su hermano y siempre habían logrado obtener todo lo que deseaban de él. Ahora que era un hombre casado no querían perder ese control ni menos el acceso directo a su billetera.

Caroline y Louisa siguieron conversando encerradas sin enterarse que Jane estaba con una fuerte gripe, y acompañada por sólo una sirvienta ya que el señor Bingley había tenido que salir a inspeccionar los efectos de la lluvia en las casas de sus inquilinos.

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"Siento mucho dejarte sola querida, pero ya sabes que me había comprometido a ayudar Bingley muchos meses atrás pero por lo del accidente no pude ir," explicó el señor Darcy a su hermana.

"No te preocupes, Fitzwilliam. Yo estaré bien, la señora Annesley es una excelente compañía. Además, creo que debes comenzar a hacer tu vida normal. Hace mucho que no ves a tu amigo, querido hermano, ni siquiera pudiste asistir a su boda. Por favor ve y prométeme que no te preocuparás por mí." Georgiana aún se sentía culpable por lo que le había pasado a su hermano pese a que él muchas veces le dijo que no debía sentirse así.

"Está bien, pero recuerda que sólo iré por cuatro semanas, y si puedo excusarme, volveré antes." A él le agradaba mucho su amigo y realmente lo extrañaba pero no le gustaba para nada tener que compartir tanto tiempo con las hermanas de su amigo, especialmente Caroline.

Después de despedirse de su hermana y pedirle a su dama de compañía que le informara de cualquier cosa, el señor Darcy partió rumbo a Hertfordshire.

En el camino no pudo evitar pensar en un millón de cosas que le preocupaban. La noche anterior había tenido nuevamente el mismo sueño en el que una mujer de voz melodiosa cantaba para él y después se besaban apasionadamente. Él intentaba mirarle el rostro pero por más que lo intentaba no podía recordar cómo era ella.

Pero además pensaba con qué tipo de mujer se había casado su amigo. Él era un hombre impulsivo que se enamoraba fácilmente para luego desenamorarse. Por lo que le había contado en las cartas que le mandó mientras él estaba convaleciente, al parecer, la nueva señora Bingley era una mujer muy hermosa y de buen corazón. Él realmente rogaba que fuera así porque ella era una mujer pobre y sin conexiones por lo que sería un desastre para su amigo si no fuera más que una cazafortunas.

El viaje fue particularmente lento debido a las lluvias de los días anteriores que habían dejado los caminos en muy mal estado. Cuando llegó a Netherfield era bastante tarde y todos se habían retirado a sus cuartos porque el día estaba muy frío. Su amigo Bingley lo recibió de manera muy cordial y le explicó que su esposa estaba con una gripe severa y por recomendación del boticario, debía permanecer en cama por unos días.

El señor Darcy estaba muy cansado por lo que comió en su cuarto y se fue a dormir inmediatamente.

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A Elizabeth siempre le había gustado caminar, pero cuando se sentía particularmente triste le gustaba aún más. El ejercicio siempre la ayudaba a ver las cosas desde otra perspectiva y sobre todo a mantener su mentalidad positiva, aunque últimamente cada vez le costaba más.

En el último año le habían pasado tantas cosas que habían logrado opacar su siempre alegre espíritu. Primero, su madre la había prácticamente echado de su casa después de que ella rechazó al señor Collins y este se casó con su amiga Charlotte Lucas.

Pero de cierta manera, le debía a ese triste incidente el haber conocido al único hombre al que había amado y al que iba amar por el resto de su vida, su amado William. Él no sólamente era guapo, inteligente y amable cuando se le conocía mejor sino que además era trabajador y honorable. Hace más de seis meses que no sabía de él y lloraba cada noche rezando para que fuera donde fuese que estaba, él estuviera bien. Lo último que supo es que iría a hacer unos negocios al norte y ella sabía lo peligrosas que podían ser las rutas para un hombre que no tenía los medios para pagar protección y debía viajar con mercaderías y llevar dinero.

Pero además, ella estaba consciente que sólo había dos posibilidades para su desaparición y ambas le rompían el corazón. La primera es que hubiera tenido una accidente fatal, y la segunda que él sólo jugó con su amor y sus sentimientos y decidió abandonarla. Ella todos los días esperaba la carta de tío Archibald en que le confirmara una de sus sospechas, pero jamás llegaba. Por esa razón, ella vivía en el limbo con su corazón roto pero lleno de esperanzas a la vez.

Elizabeth se secó las lágrimas cuando contempló Netherfield delante de ella y dijo, "Mi querida Jane, al menos sé que tu eres feliz." Y siguió caminando pensando en cualquier cosa menos en su tragedia.

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El señor Darcy se levantó temprano para ir a cabalgar un rato. El médico le había permitido hace unas pocas semanas volver a montar. El golpe que había sufrido en la cabeza había sido bastante severo, tanto que él había perdido todo recuerdo del último año de su vida. Aunque cada noche soñaba con esa voz femenina y una casa pequeña de paredes amarillas, no podía entender si eran vivencias de esos doce meses que no recordaba o sólo parte de su imaginación.

Por lo que su primo y su hermana le habían dicho, su vida durante ese tiempo había sido como siempre y no recordaban nada en especial lo que lo confundía aún más.

La cabalgata lo ayudó a despejar su mente pero desgraciadamente no pudo desayunar sólo en compañía de su amigo como deseaba porque Caroline se despertó temprano para poder estar cerca de él.

Después del desayuno fueron al salón a conversar. Louisa y Caroline se unieron a los hombres para poder interrogar al señor Darcy y saber un poco más del accidente que lo había mantenido tanto tiempo alejado del mundo.

"No sabe señor Darcy la alegría que me da verlo tan bien," dijo Caroline coquetamente. Ella estaba feliz de comprobar que el hombre de sus sueños seguía igual de guapo y distinguido aunque un poco más delgado y algo demacrado. Pero nada que el tiempo no pudiera solucionar. Ella se había preocupado al pensar que tal vez el accidente había desfigurado a su futuro marido. Ella igual se hubiera casado con él, pero no hubiera disfrutado tanto su vida matrimonial como siempre había soñado.

"Gracias, señorita Bingley," respondió el señor Darcy. Llevaba una hora en compañía de Caroline y ya deseaba irse de allí.

"Jane tiene muchas ganas de conocerte, Darcy. Yo le he hablado mucho de ti, pero pasó muy mala noche. Ya le mandé un mensaje a mi doctor para que la venga a ver," dijo el señor Bingley preocupado.

"Es sólo un resfrío, Charles," dijo Caroline pero su hermano la ignoró.

El señor Darcy le dijo a Charles que le hiciera llegar sus buenos deseos y que no se preocupara por él. "La familia de tu esposa vive cerca de aquí, ¿cierto?" preguntó el señor Darcy. Él notó las miradas que se dieron Louisa y Caroline y creyó confirmar todos sus temores con respecto a ellos.

Elizabeth llegó a Netherfield y saludó afectuosamente al mayordomo y le dijo que no se preocupara, que ella iría a hablar con el señor Bingley. Cuando él le explicó que estaban con una visita, ella pensó que era un vecino y no se preocupó. Igual se había sacado el barro de los zapatos y la enagua lo mejor que pudo antes de entrar a la casa. Una vez que entró al salón saludó cariñosamente a su cuñado. "Buenos días, Charles. Me enteré que Jane estaba enferma y quise venir a verla. Espero no ser inoportuna."

Charles vio a su cuñada y se alegró mucho, "Por supuesto que no, mi querida Lizzie."

Caroline y Loisa se miraron horrorizadas y no pudieron evitar preguntar al unísono. "Señorita Eliza, ¿usted vino caminando? Son casi tres millas."

Elizabeth se sonrojó un poco y contestó lo más casual que pudo, "es que me gusta mucho caminar."

El señor Darcy estaba verdaderamente petrificado y se preguntaba quién era esa mujer y por qué le parecía familiar si estaba seguro que jamás la había visto. Caroline notó la forma en cómo él miraba a Eliza y se alegró porque creyó ver censura en sus ojos. Ella lo necesitaba como aliado para lo que estaba planeando y al parecer, lo tendría.

"Lizzie, déjame presentarte a mi amigo del que te he hablado en más de una ocasión. Darcy, esta es mi cuñada la señorita Elizabeth Bennet. Lizzie, este es mi querido amigo Fitzwilliam Darcy."

Elizabeth miró al hombre que tenía en frente de ella y no pudo evitar decir casi sin voz, "¿William?"

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Para todos los seguidores de mis historias de habla hispana y para los que usan el traductor aquí les dejo el primer capítulo de esta nueva historia para que me dejen sus impresiones.

Sólo cuando termine "Rivalidad" continuaré publicando capítulos, por lo que tendrán que esperar unas dos semanas o algo así.

Un detalle que les quiero remarcar para que no se confundan. En esta historia el señor Collins llega un años antes que en la historia original.