Descargo de responsabilidad: la serie de Pucca y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim y nada más. Pero la trama de este relato si es mía, así que nada de plagios, traducciones, copias o adaptaciones.
000
"Puede que mi amor sea un tanto brusco; y no me justifico, pero todo lo que yo hago, lo hago por ti."_perlapuccabf
Pucca lo sabía, los rumores de la aldea de Sooga eran varios. Y aunque no eran mal intencionados, ya estaban dichos por los habitantes.
Creando una pequeña duda en Pucca, que, aunque no lo dijera, Le afectaban de sobremanera. Pues ella empezaba a pensar seria, que aquellos tantos rumores, que todos los aldeanos decían en murmullos al verla pasar.
Tal vez y sólo tal vez, Eran completamente ciertos. Y no estaban equivocados, como Pucca creía o quería creer.
Pues no estaba enamorada de Garu, sí no que sólo se había obsesionado con él. Sin que ella lo supiera o sin que se lo imaginara. Ya que, aunque Pucca muy bien sabía con certeza, que esos rumores los había creado Ring Ring.
Eso no impedía que dudara de su amor por Garu, pues tal vez, por eso ella demostraba su cariño de una manera algo brusca. Y por eso él le escapaba asustado, pues no deseaba ser molestado, perseguido y acosado así y mucho menos por ella.
Además, muy posiblemente por esa fuerte obsesión. Pucca no se daba cuenta que él no la amaba como deseaba, provocando que Garu hullera de ella y haciendo que ese tímido amor que creía que él tenía por ella, sólo estuviese en su irracional imaginación.
Pues Garu realmente la detestaba, porque ella lo hostigaba y no lo dejaba en paz. Y sólo quería pensar lo contrario, por el bienestar de su mente, pero sobre todo el de su corazón.
Aunque recibiera simple indiferencia por su parte, indiferencia que a veces le dolía. Pero que no demostraba que le afectaba, para no preocupar a sus tíos y a todos sus demás amigos.
Así que, para no dudar de su amor, Pucca sólo se mantuvo en su casa haciendo otras cosas diferentes. Para de esa manera no toparse con Garu, evitando así perseguirlo de nuevo como siempre lo hacía y así probarse así misma que el amor que ella sentía si era real.
Probando de paso que podía vivir sin él, aunque le pareciera difícil al principio del día. Haciendo muchísimo más fácil todo eso, al sólo ocuparse en atender mesas y repartir ricos fideos. Por lo menos, hasta que sus tíos Ho, Dumpling y Linguini le llamaron serios.
–¡PUCCA, POR FAVOR VEN AQUÍ!
Haciendo que ella se fuera corriendo veloz hacia la cocina, llegando a esta con gran prontitud. Entrando sin siquiera preguntar, para sólo pararse enfrente de sus 3 queridos tutores chefs.
Mirándolos con mucha atención, para así oír lo que su tío Ho le decía amable. Girándola a ver, al dejar lo que él estaba haciendo.
–Bueno, Pucca, lamentamos haberte llamado así. Pero es que Garu pidió una orden de fideos y necesitamos que tú se la lleves, pues eres mucho más rápida que Dandy y Dada.
–Así que ya sabes, tú eres la que tiene que entregárselos.
Explicó su tío Dumpling firme, viendo como ella señalaba a Dada o a Dandy con insistencia. Preguntando con esa simple acción, si alguno de ellos no podía entregarle los fideos de Yang Yang a Garu.
En vez de que ella misma lo hiciera, oyendo lo que su tío Linguini decía divertido, mirándola extrañado, al notarla algo rara.
–No, Pucca, ellos dos no pueden entregar ese pedido. Pues Dada no sabe conducir tu motoneta y Dandy está ayudándonos a repartir pedidos en el restaurante, además, ¿Qué no quieres ver a Garu?
Observando a sus tíos con gran fijación, mientras sus tutores la miraban con una ceja arqueada. Para que después de un corto tiempo, Pucca sólo asintiera con la cabeza rápidamente con firmeza.
Dándoles a entender así de esa forma, que ella no quería ni deseaba verlo por hoy. Sorprendiendo a sus 3 tíos, para así exclamar al mismo tiempo muy confundidos y asombrados.
–Pero, ¿Qué? ¿Qué significa ese movimiento de cabeza, Pucca?
–¿Cómo que tú no quieres ver a Garu?
Preguntó extrañado por separado Ho, para luego escuchar lo que decía su tío Linguini cabizbajo.
–Y entonces, ¿Quién irá a entregarle los fideos a Garu?
Haciendo que Pucca tomara la orden de fideos resignada, sonriéndoles dulce a sus 3 amables tíos. Para así darse la vuelta completa rápido, saliéndose muy veloz de la cocina del gran restaurante.
Sin que ella quisiera contarles a sus tutores, sobre el por qué no quería ver a Garu por hoy. Caminando lento hacia la puerta de salida del lugar, después de un suspiro un tanto afligido.
Saliendo rápido del Goh Rong con algo de pesar, trepándose a su linda motoneta ahora algo blanca. Para conducirla moto con habilidad, andando despacio por toda la hermosa aldea de Sooga.
Sorprendiendo a la gente que la veía pasar, al no verla andar con su velocidad acostumbrada. Mientras ella medio saludaba, estando ensimismada en los pensamientos que la preocupaban y que por cierto ya no aguantaba, pues aquellos parecían aplastarla y angustiarla cada vez más.
(Él no me quiere, porque sólo soy una acosadora, Ring Ring tiene razón en eso.)
Haciendo que Pucca actuara insegura, aunque por fuera no lo pareciera por su sonrisa habitual. Emitiendo harta un sonido de lo que pensaba, sin dejar de conducir hacia el bosque de bambú.
–Ahrg.
Llegando luego de un rato a su destino, parando de un rápido y ágil frenó su moto blanca. Sin que los pensamientos malos se dejaran de agolpar en la cabeza de Pucca, bajando de la moto rápido.
(Pero, ¿Qué es lo que quiero probar? Si en cuanto salga Garu de su casa, yo iré corriendo hacia él como de costumbre, demostrando así mi férrea obsesión por Garu, que nunca se me va a quitar, por más que yo lo intente e intente enamorar a Garu.)
Dirigiéndose a la puerta de la casa, para tocar la puerta con suavidad. Esperando que Garu le abriera, parada afuera de esa modesta casa pequeña.
Estallando así en llanto al no aguantar lo que pensaba, para sólo voltearse a espaldas de la puerta. Deslizándose hacia abajo de la entrada, sentándose en el piso de esa casa en el bosque de bambú.
Haciéndose volita en el suelo, mientras abrazaba sus rodillas con gran dolor y enorme tristeza. Para comenzar a llorar mucho, al tener por sentado que el amor de ella sólo era una loca obsesión.
(Lo que siento por Garu, no es amor, no es amor, sólo es una loca obsesión enfermiza, sólo un amor basado en sueños, suposiciones y fantasías.)
Y que, en verdad, su querido ninja no la quería ni tampoco la estimaba y mucho menos la amaba.
Llorando aún más por ese hecho, sin darse cuenta que la puerta de la entrada se había abierto. Asomándose en la entrada el chico que le robaba los suspiros, buscando así quien tocó su puerta. Pensando dudoso, mientras seguía mirando hacia todos lados como si supiera que ahí estaba Pucca.
(Pero, ¿Quién habrá sido quien tocó mi puerta? ¿Habrá sido Pucca quien vino para entregarme mi pedido y acosarme como siempre?)
Escuchando un llanto doloroso de mujer, para así voltear hacia todos lados con preocupación. Buscando a la persona que emitía ese sollozo, mirando hacia abajo en donde se oía ese lamento.
Viendo a la dueña de sus sueños y pesadillas, llorar con un dolor que él nunca le había visto. Caminando hacia Pucca, para así sentarse alado de ella con una gran preocupación aún reflejada.
Observándola totalmente extrañado, al no saber qué era lo que le había pasado para sollozar así. Tocándole suavemente el hombro, para de esa manera poder llamarle la total atención hacia él.
Provocando que Pucca lo volteara a ver decaída, aún con los ojos cristalinos y rojos por el llanto. Reflejando en su mirada mucha pena, dolor y duda, para así aventarse al pecho de su amado.
Abrasándolo con la debilidad que sentía, esperando con su abraso algo frágil a que la protegiera. Haciendo que Garu respingara por el contacto, teniendo unas enormes ganas de echarse a correr.
(Debo correr, en verdad debo escapar.)
Pero no haciéndolo que quería, al ver la debilidad y la fragilidad que ella le estaba demostrando. Oyendo como Pucca se lamentaba, mientras él después de un rato sólo correspondía al abraso.
(Oh, bueno, ya que.)
Dejando que la niña se desahogara, para luego atreverse tímidamente a acariciarle el cabello. Consolando de esa forma a la azabache, pues, aunque Garu no supiera lo que le pasaba a Pucca.
Él sólo quería decirle con ese pequeño gesto, que, aunque no entendiera lo que le tenía tan triste. Y tampoco distinguiera que tipo de relación tenían, él estaría ahí para cuando lo necesitara ella.
Dejando de escuchar así el lloriqueo de Pucca, para dejarle de acariciar el cabello con suavidad. Quitando rápido la mano de la cabeza de ella, para sólo separarse unos cuantos centímetros.
Mirándola con atención, notando como Pucca subía la mirada a los ojos azabaches de Garu. Sonriendo frágil y agradecida, limpiando las lágrimas de su cara con las mangas de su vestido rojo.
(¡GARU SÍ ME QUIERE! En verdad, gracias Garu, gracias por estar aquí.)
Levantándose del piso, para sólo dirigirse hacia su motocicleta en donde se encontraba la comida. Haciendo que la viera caminar hacia allá, sin que dejara de notar que había aún algo de debilidad en su andar.
Regresando con Garu en donde estaba sentado, entregándole su pedido de fideos. Para así sentarse en el piso de nuevo con él, viendo como Garu empezaba a comer feliz y aliviado.
(Ay, qué bueno que Pucca ya está un tanto mejor.)
Notándose un tanto observado, para compartirle de sus fideos Yang Yang con amabilidad. Causando que Pucca se sintiera aún más feliz, dejando que ella le diera de comer en la boca.
Mientras Garu también le daba de comer incómodo, haciendo que la de ojos rasgados y azabaches, comprobara alegre que esos chismes eran falsos, sobre todo que Ring Ring se había equivocado.
Ya que aquél lindo cariño que ella sentía por Garu, no era una loca obsesión como empezó a creer. Sí no que sólo era un divertido amor, que era un tanto alocado que casi nadie entendía.
Pero que sólo Pucca y su tierno amado entendían, pues él la quería de verdad. Y aunque no le dijera lo que le pasaba, ella sabía que Garu siempre estaría ahí, a su lado.
Pues con sus acciones se lo demostraba a diario, haciendo que, aunque casi todos los días él se le escapara. Y que cada que estaba con Garu parecía un dulce sueño, del que no quería despertar por más que se lo ordenaran.
Aunque Pucca sabía que no lo era, porque esta era su realidad y aunque se tardara en confesar su amor. Intuía que tarde o temprano él lo haría, porque no era obsesión, sí no que era un amor recíproco que se demostraban de una peculiar manera.
.
.
.
7 de mayo de 2022.