Advertencia: Historia con contenido de universo alterno y cambio de personalidad del personaje.

Disclaimer: Los personajes de este escrito pertenecen a la obra original "Noragami" Escrita e ilustrada por ADACHITOKA. Todos lo derechos reservados a sus respectivos autores en intérpretes.

Prohibida la copia, adaptación, traducción y manipulación de este escrito de manera parcial o total.


Ideal


—Hiyori, debes elegir a alguien para que te acompañe al baile de graduación. No pensarás ir sola ¿O si?

Iki pensaba profundamente en ello. Por fin, después de haber pasado largos años en la preparatoria estaba a unos días de convertirse en una universitaria

Pero había una cuestión no resuelta que para las alturas de la situación y para la desesperación de sus amigas requería solución inmediata

Y es que a Hiyori no podía parecerle nadie más perfecto que Tono, pero al mismo tiempo no podía pedirle a un luchador de artes marciales profesional acompañarla a su baile de graduación

Lo único que le restaba a la castaña era rogar a los dioses que encontrará una pareja para el baile, tan ideal como para pasar la noche como en un cuento de hadas. Mirando las estrellas desde su cuarto mordía distraída la tapa de su bolígrafo —¿Cómo es que nunca me he vuelto a enamorar?—

Yato, había desaparecido de la vida de Hiyori así como había entrado. Después de convertirse en un Dios de la fortuna con aprobación del resto, debía cumplir la condición de cortar todos sus lazos con la mortal. Aún si no fuera su voluntad sabía que no podría permanecer en contacto con ella

No podía dejar que se mantuviera en la frontera por su capricho de verla siempre, ahora poseía un vasto palacio en el Takagamahara donde diariamente recibía peticiones de sus fieles seguidores que crecían día con día

Incluso Bishamon se asustaba de la fama de Yato. O mejor dicho, Yaboku, al ser también parte del trato regresar a su nombre original que tanto tiempo negó, ya no era llamado más Yato, había desaparecido su autoproclamado nombre

Pero intentó que el antiguo Yaboku no manchara su imagen actual. El niño que fue creado para ser un Dios de la calamidad se había transformado satisfactoriamente en un Dios de la fortuna que concedía deseos a las personas, oía sus plegarias y problemas con mucha disposición

Por su parte Hiyori había escuchado de un nuevo Dios llamado Yaboku, que concedía deseos, desde los más simples hasta los más complicados. Le parecía una tontería y en forma de broma sacó la tarjeta que había obtenido en una plaza

La imagen de una botella llena con monedas de cinco yenes era la insignia del Dios Yaboku. Jugando alegremente la chica sacó 5 yenes de su monedero y los puso sobre la tarjeta. Aplaudiendo dos veces cerró los ojos haciendo su oración —Por favor Dios Yaboku, envíame a alguien ideal para mi baile de graduación— pidió sonriente

Luego abrió los ojos riéndose de ella misma —Estoy segura de que necesitaría ir al menos a un templo— dejó la carta con la moneda apagando las luces dispuesta a dormir.

Sin darse cuenta, desde el Takagamahara una sonrisa de felicidad adornaba los labios del Dios más feliz —Tu deseo a sido escuchado fuerte y claro

La tensión se sentía entre Ikki y sus amigas. A menos de un día del baile la castaña no tenía ni la más remota idea de con quien ir, la presión que ejercía la mirada escrutadora de Ami y Yama la hacía pequeñita

—¡¿Cómo que no has encontrado pareja para el baile?!— Se exaltó Yama

—Yo… Verán… No sé… ¿No?— la explosión colérica de las otras dos se hizo presente en forma de suspiros y malas miradas

—El baile es mañana, por favor, es algo que no volverá a pasar en tu vida

—Ya sé, ya sé. Pero no encuentro a nadie ideal para ir

—No se trata de ir con alguien ideal, se trata de no ir sola. No has tenido novio desde que ese tipo dejó de verte en segundo año, ni siquiera te recuerda estoy segura—

Algo en la cara de Hiyori cambio, era cierto. Había tenido un accidente en un autobús hace tiempo y ahí había conocido a un chico, se habían vuelto buenos amigos, incluso ella podría decir que le gustaba

Pero repentinamente él había desaparecido, incluso a veces aunque quisiera no podía recordar su rostro —No es para tanto, solo estaba en segundo año

—Hiyori, piénsalo, puedo decirle a un amigo que te acompañe. En serio— Ofreció Ami sonriente

—No te preocupes, yo encontraré a alguien para mañana lo prometo— se excusó levantándose de la silla. —Debo irme a preparar algunas cosas para mañana, cuídense

En la noche siguiente Iki estaba lista para marcharse al baile. Solo faltaba su pareja, pero no quería ni siquiera intentarlo —Ya me voy mamá, papá— Anunció sonriendo evitando arrastrar su vestido

—Ve con cuidado hija, diviértete— pidió su madre acomodando su abrigo —Te ves hermosa ¿Verdad cariño?

—La más hermosa del baile el día de hoy— secundó su padre sonriente —La iré a dejar y regresaré después

Padre e hija se dirigieron a la preparatoria, una vez ahí la joven se quedó en la puerta —Gracias por traerme papá, volveré temprano— se despidió con un beso, caminando hacia el interior. Todos iban acompañados excepto ella, sentía un poco la soledad pero se encogió de hombros ¿Qué podía hacer ahora que había llegado sola?

Caminó por la jardinera yendo al coliseo donde se llevaba a cabo el baile

—Hiyori— la voz de alguien la hizo voltear encontrando dos ojos azules. Quedando atónita por ellos ¿Podría ser? —¿Cómo te va?

Sin darle mucho tiempo a algo, la castaña corrió en dirección de quien se encontraba frente a ella —¿Yato?— ahora podía recordar a ese chico —¡Yato!— las lágrimas se asomaron por sus ojos violeta —Eres tú— abrió los brazos para luego refugiarse en el pecho de él y estrujarlo suavemente

—Sigues siendo igual, tan enfusiva— comentó Yato sonriente. Hiyori no podía creer lo que veía frente a ella. Estaba ahí el que pudo ser su primer amor, el que podría seguir siéndolo —Escuché que necesitabas pareja para tu baile así que…— dejó la frase a la mitad cuando los suaves labios femeninos se posaron en los suyos

Cuando se separaron ella habló primero—Te extrañe tanto, Yato— nuevamente lo abrazó aspirando el agradable aroma que siempre había poseído

A final de cuentas todos los dioses lo sabían. La mortal nunca había podido olvidar a Yato, porque se había enamorado de él, inverosímil pero cierto así que solo habían modificado sus memorias, Yato era tan normal como ella, un humano. Para Hiyori Yato era un adolescente como cualquiera, alguien que nada tenía que ver con los espíritus

Además todos sabían que tarde o temprano Yaboku terminarían descendiendo para ver a su humana favorita —Es un caso perdido— Tenjin suspiraba mirando a la antigua Tomone

—Pero Ikki nunca podrá olvidarlo ¿Sabe? Ninguno de nosotros

La castaña tomó el brazo de Yato guiándolo dentro —Yama no va a creerlo— sonrió alegre de estar con él

Fin.