AQUAMAN: EL PROTECTOR DE LAS PROFUNDIDADES

Buenos días damas y caballeros (Las pocas personas que aún leen esto enseguida me abuchean y arrojan basura) ¡YA, YA, YA! Sé bien que me he demorado bastante proseguir con este fic, pero, también sabrán que he estado bastante ocupado con otros asuntos.

Ya sea con fics especiales, fics de apuestas, carnavales aquí en mi ciudad, entre otras cosas que me han quitado mucho tiempo (Y distraído enormemente) casi haciéndome olvidar este cuento.

Pero, en esta ocasión, haré algo que pocas veces he hecho y que no me gusta hacer y eso es ir directamente al grano en la historia y no dándole vueltas al asunto. No pensaba volver a hacer algo así y menos en una historia no muy grande, pero, esos fics de apuestas que hice hace poco me quitaron mucho tiempo (Junto con preciadas neuronas y la poca salud mental que me quedaba) y como no quiero volver a atrasarme con mis demás proyectos debo finalizar esto de una buena vez.

Así que basta de blablablá y veamos el desenlace del hombre pescado.

CAPÍTULO TRES: EL SALVADOR DE LOS SIETE MARES

Después de que Vulko le contase a Lincoln la historia del Tridente de Poseidón, sobre como este le fue entregado al Rey Atlan, el primer rey de Atlantis, por el propio Poseidón como recompensa por sus increíbles avances como civilización, y de cómo en su afán por usar su poder para dominar al resto del mundo condenó a ese reino de leyendas a estar en las profundidades del océano, era hora de moverse e iniciar con el plan para detener a Orm antes de que inicie su guerra contra la superficie.

-Papá…- saludó Liam a su padre que nuevamente pescaba de lo más relajado.

-Al fin regresas, Liam. ¿En dónde te habías metido esta vez…?- dejó de hablar porque al girarse no lo vio solo, sino acompañado por Mera, el Consejero y el Kryptoniano -eh…¿Hola?

-Señor Hunnicutt, ¿No me recuerda? Soy yo, Mera- la pelirroja al presentarse hizo que sonriese enormemente soltando un largo gemido.

-No puede ser… ¡Si eres la pequeña Mera!- la abrazó como un tío a una sobrina que no ve desde hace mucho tiempo -y mira lo grande que estás… ¡Casi ni te reconozco!- posó su vista en el Visir -Vulko… ¡Carajo, hombre! Mira lo viejo que estás, casi ni te reconozco- le dio un leve golpe juguetón en el hombro.

-El tiempo nos afecta a todos, tanto a humanos como atlantianos, cosa que se ejemplifica muy bien en ti, Thomas- le devolvió la broma provocando que Liam rodase los ojos fastidiado.

-No quisiera arruinar la reunión familiar, señor. Pero tenemos un poco de prisa- tomó la palabra Superman al que si le dio risa esa tontería.

Así que al darle una rápida explicación de lo que iban hacer, le pidieron que le entregase algo muy importante que Liam necesitará para desafiar a Orm: el tridente de su madre, la Reina Atlanna.

-Te cuidas mucho, hijo. Haz lo que haga falta para detener a tu medio hermano y salvar este mundo, pero no te arriesgues de más ni dejes que la esponja de mar que tienes por cerebro te lleve a hacer algo que te cueste la vida- se despidió cuando iba a retirarse.

-No, no, no. No empieces de nuevo con tus lloriqueos, ¿Nunca te cansas de actuar como la reina del drama? No quisiera que lo posiblemente último que vea de tu parte sean cataratas salir de tus ojos- con esa característica descortesía, le dio la espalda para caminar hacia el mar.

-Oye, no tienes por qué hablarle así cuando lo único que hace es preocuparse por ti- a Kal-El le disgustó esa falta de respeto hacia una figura paterna, sobre todo porque en verdad tal vez nunca más lo vuelva a ver en caso de fallar su misión.

-¿Pedí tu opinión acaso, alienígena que no tiene nada que ver con este mundo?- luego de también hablarle con bastedad, se sumergió en el agua ignorando el gruñido de molestia que le dedicó.

-Por favor, no lo juzgues, Superman. No es una mala persona, es solo… que no ha tenido una vida fácil- Vulko le pidió algo de paciencia, y después de que Mera se despidiera del cuidador del faro, también ingresaron al agua nadando a la velocidad de un torpedo.

Por lo que en su viaje hacia el reino submarino, el Visir Real se tomó la enorme molestia de contarle el pasado de Liam, que podía ser tan turbio como las aguas más embravecidas (NA: imagínense la introducción de la película de Aquaman del 2018)

Flash back:

Todo inicio en una noche tormentosa. Thomas se limitaba a ver TV desde la comodidad de su hogar, cosa difícil porque la señal se dañaba y lo ponía cascarrabias porque perdería a una de las pocas cosas que lo distraen de la terrible soledad que puede conllevar ser el cuidador de un faro.

Pero detuvo su acción debido a que de entre los miles de truenos que retumbaban en el aire, distinguió el sonido de una explosión. Salió con una linterna buscando cualquier indicio de accidente, pero por culpa del agua que caía a cantaros del cielo y de la que se agitaba por parte del océano, no logró divisar nada.

Hasta qué en la costa diviso a una mujer, con un raro traje blanco, que tenía una herida en el abdomen y a la que no dudó en ir a socorrer.

Dándole sin saberlo un giro total a su vida como nunca pensó que le daría.

Con el tiempo fuertes sentimientos se formaron entre ambos, aun cuando ella le dijo que no es una humana y que era la reina del mítico Reino de Atlantis del que se había alejado para no contribuir con los planes de su marido, el Comandante Orvax Marius, el padre de Orm a quién le heredó su aberración por los habitantes de la superficie y deseos por dominar a todo el mundo.

-¿Qué nombre le pondremos? Pensaba darle el nombre de mi padre, Liam- Thomas acarició la gran barriga de Atlanna cuando buscaban en un centro comercial cosas para el bebé.

-Pues yo pensaba en uno que inspirase más autoridad, uno que refleje la Sangre Real que correrá por sus venas. ¿No te suena mejor el nombre Arthur? Así se llamaba un gran gobernante que mi pueblo tuvo- ella tomó y vio con curiosidad un lindo osito de peluche.

-¿Y casualmente no se trató de un inglés que una vez sacó una espada mágica de una piedra?- a Thomas le hizo gracia ese nombre porque enseguida le recordó al Rey Arturo.

Todo parecía haberse vuelvo un bello cuento de hadas, más bien, uno de fantasía irreal, ¿Quién antes hubiera podido concebir que el solitario cuidador de un faro y una reina que quería rehacer su vida lejos de los planes nefastos de su reino pudieran unirse y forjar un posible puente que una ambos mundos, mar y tierra?

Desgraciadamente para ambos, esa linda fantasía no duraría para siempre y el pasado de Atlanna tocaría literalmente a su puerta en forma de un escuadrón de búsqueda al que pudo repeler a duras penas, pero que le sirvió como advertencia de que cosas peores podrían atacar a la familia que ha forjado en el mundo de los terrestres.

-¿Es necesario esto, mi vida?- Thomas vio como Atlanna se preparaba para arrojarse al mar.

-Desearía que hubiese otra opción, pero Orvax no se detendrá hasta recuperarme y al saber que sigo viva enviará a todo el ejército de Atlantis por mí y no le temblará la mano para destruir a toda la superficie hasta encontrarme- lo besó luego de acariciarle una mejilla.

-¿Mami?- preguntó un pequeño Liam de 4 años que no entendía la magnitud del asunto.

-Mi pequeño Tesoro de Mar- también le sobó un cachete y besó su frente -no me iré por mucho tiempo. Te prometo que intentaré volver lo más pronto posible.

Con una sonrisa maternal, se tiró al mar para largarse y llevarse consigo las posibles repercusiones que le podían caer a la nueva familia que ha forjado y que no tienen la culpa de nada.

Siendo una situación bastante difícil de sobrellevar para un niño tan chiquito, que aparte de preguntar a su papá cada noche cuando va a regresar su mamá, también debía lidiar con el matoneo que recibía por parte de otros chicos que le ponían apodos despectivos relacionados con el mar y que su madre era solo un animal marino o ese tipo de cosas que le hacían ver lo muy crueles que podían ser los habitantes de la superficie.

Pero, esas penurias parece que no iban a durar para siempre.

-Oh…- Thomas gimió triste al estar pescando desde su posición en el rompeolas.

Hasta que sintió como alguien surgió del agua a sus espaldas.

-¿Ya volviste, hijo? Pensé que ibas a jugar con Virginia hasta la hora de la cena- no se giró para verlo, dando por hecho de que ese alguien sería su hijo querido.

-¿Así es como me saludas después de tanto tiempo, Tom?

Por poco cayó al agua cuando oyó esa inconfundible voz y al girarse su boca se abrió casi tanto como la de una ballena azul al ver a su amada esposa que le sonreía amorosamente.

-¿Atlanna? En… en… ¿En verdad eres tú?- creyó que solo veía una ilusión, igual a la que tendría alguien que ha tomado mucha agua de mar.

-¿Quieres que haga lo mismo que hacen los terrestres cuando creen que están soñando y te pellizque?- siempre le ha dado risa usar ese tipo de analogías que usan los humanos.

Más feliz no podía sentirse al creer que recuperó para siempre al amor de su vida. Solo la felicidad de un Liam de 7 años podía compararse al por fin haber recuperado a su madre cuándo ya comenzó a perder la esperanza teniendo tantas preguntas por hacerle, siendo la más importante, de si esta vez se quedará a su lado para siempre y nunca lo volverá a dejar.

A Atlanna le hubiese encantado poder prometerle eso, pero que haya podido regresar a la superficie, no significaba que los problemas en el fondo del mar ya hayan llegado a su fin.

Pero, tampoco significaba que todo iba a ser malo de ahora en adelante.

-Ahora, Liam, quiero que conozcas a unas personas- en la playa, quiso que se relacionase con algunos representantes de su gente y conociera un poco más de su cultura atlantiana.

-Es un placer conocerlo, joven Arthur. Su madre me ha contado mucho de usted- fue el cordial saludo que le dedicó un mucho más joven Vulko, pero Liam se mostraba algo reacio.

-¿Entonces este es el dichoso "hermano de tierra" del que tanto me has hablado, mamá?- pero el saludo que Orm, que es 3 años mayor que él, le dedicó lo intimidó y más por la mirada despectiva que le dedicaba.

-Del mismo, hijo. Liam, no seas tímido y saluda a tu hermano de agua- Atlanna lo alentó para que le extendiera la mano.

-Oh… ho-hola, un placer conocerte- al ofrecerle la mano derecha, Orm frunció el ceño nada gustoso en corresponderle, pero el leve empujón que Vulko le dio lo obligó a estrecharla.

-¿Todos los que viven en la superficie son tan delicados como las aletas de un renacuajo?- con malicia, le apretó la mano sacándole un gruñido de dolor y se inclinase.

-Orm…- lo soltó cuándo Atlanna le llamó la atención -y por última, pero no menos importante…- hizo una seña para que una persona escondida detrás de una roca saliera.

Liam dejó de sobarse la mano cuando apareció una niña pelirroja, que tenía 7 años como él, pero que se mostraba incluso más cautelosa porque sería la primera vez que interactuaría con algún miembro de la superficie.

-Ella es la Princesa Mera, la hija de un buen amigo mío. También salúdala como se lo merece.

-Yo… he… ¡Hola, hola! Yo me llamo Liam- a diferencia ante Vulko u Orm, el pelinaranja se presentó sin titubear debido a lo linda que ella le pareció y también le ofreció la mano.

-…- ella continuó viéndolo con inseguridad y se escondió tras el Visir -¿No voy a infectarme o contaminarme de alguna manera si lo toco? Porque los suyos infectan y contaminan a nuestras aguas con sus desechos, ¿No?- antes estas preguntas, Orm río atronadoramente y Liam bajó la mano muy desanimado.

-Princesa Mera, esa no es forma de hablarle a un miembro de la Familia Real Atlantiana- Vulko le llamó la atención, aun sabiendo perfectamente que dijo una cruda verdad.

Eso fue el inicio de una nueva etapa para el pequeño Liam. Tenía tanto a su madre de regreso, junto con un mentor que le enseñaría a usar todas sus habilidades sobrehumanas y a un par de infantes con los que pueda relacionarse, con los que compartan varias cosas en común y puedan volverse buenos amigos suyos.

Y tal vez mucho más.

-¡Pero que plantas tan lindas!- Mera quedó maravillada por unas flores que él le dio -huelen bien…- tomó un para aspirar su dulce aroma -y saben bien- se las comió como una papa frita.

-Se llaman rosas. A los terrestres les fascinan por su aroma y su color rojo… pero no por su sabor- le causó mucha gracia como seguía comiéndose la planta, porque parecía un animal de granja pastoreando y ella se le quedó viendo confundida con unos pétalos sobresaliendo de la boca.

-Y… aquí las personas las dan como regalos a alguien a… a quién quiera mucho- al decirle esto, desvió la mirada con un intenso rubor en sus mejillas.

Para ese momento tenían 10 años y con el tiempo ya había desarrollado fuertes sentimientos por la hija del Rey Nereus, cosa que ella en cierto modo le correspondía porque a su lado ha podido ver algunas de las muchas cosas bellas que posee la superficie.

Cosa que a Orm le generaban unos enormes celos. ¿Cómo era posible que a Mera le gustase más una aberración mestiza mitad atlantiano y humano que un pura sangre como lo es él?

-Sí, todo bien lindo. Y por cada una de esas… "rosas" los humanos gastan toneladas de esos químicos para mantenerlas bellas, los mismos químicos que arrojan a nuestras aguas y que matan a la linda vegetación que poseen nuestros reinos- reprochó para hacerle quedar mal.

-Eso es mentira. Estas flores son 100% naturales y no necesitan de métodos artificiales para ser lindas- desde siempre, a Liam le ha molestado de sobremanera como él difamaba todo lo que tuviera que ver con el mundo humano.

Especialmente cuando se trata de los obsequios y gestos que le dedicaba a la pelirroja.

-Claro, como esos trozos de vacas terrestres procesadas que ustedes ponen entre un par de panes y que son los responsables de que hallan muchos humanos gordos como ballenas. ¿Cómo era que se llamaban…? ¡Ah sí! Hamburguesas. Lo que te causó una fuerte indigestión esa vez cuando te comiste una, ¿Lo recuerdas, Mera?- el rubio disfrutaba mucho molestar al pelinaranja.

-Por favor, no peleen de nuevo- la pelirroja se puso en medio porque iban a agarrarse a golpes, tal y como lo harían hermanos humanos cuando tienen un fuerte desacuerdo.

-Siempre dejando que Mera de la cara por ti, hermanito. ¿Cuándo será el día en que te comportes como un verdadero atlantiano y resuelvas tus problemas como se debe?- también le gustaba aparentar superioridad y denigrarlo a no más poder.

-Ya lo verás, algún día te demostraré lo que un terrestre es capaz de hacer cuando lucha por lo correcto y justo- afirmó con total seguridad, solo sacándole otra risa irónica.

-¿Contaminando las aguas y al resto del medio ambiente destruyendo todo a su paso sin ningún tipo de consideración como lo hace el resto de los tuyos? Porque ese es el único modo que los humanos tienen para resolver los problemas que se le presentan, ¿O vas a decir que me equivoco?

Motivos para no tenerle un gran afecto a su hermano mayor tenía, y de sobra.

Pero, cosas como esas serían mil veces mejor en comparación con lo que más adelante deberá lidiar y que lo influenciará para ser el hombre tan áspero y apático en el que se convertirá.

Casi nadie sabía de su existencia, solamente Orm, Mera y Vulko eran de la suficiente confianza de Atlanna para interactuar con él porque si el resto de los atlantianos supieran que su reina contrajo nupcias con un habitante de la superficie, la considerarían la peor de las ofensas y tanto a él como a ella les esperaría el más terribles de los destinos y por eso sus primeros años de vida se mantuvieron en el máximo de los secretos.

Pero los secretos, tarde o temprano, salen a la luz o caen hasta el fondo del mar.

-Muy bien, Mera. Abre los ojos- la pelirroja acató la petición de Liam cuando este le entregó algo.

-¿Qué es esto?- sostuvo delante de su cara un objeto que se agitaba un poco por el agua porque en ese momento se hallaban sumergidos.

-Mi regalo por tu treceavo cumpleaños. Un collar que hice con unos materiales reciclados que sacamos de ese buque encallado la semana pasada- cruzó los brazos tras su espalda y desvió la mirada balanceando una pierna apenados enormemente.

-Te… ¿Te gusta?- esperaba que le gustase, porque ella al ser una princesa seguramente tendría obsequios mucho más ostentosos que un simple collar hecho a mano.

-No…- esta respuesta lo desanimó bastante -¡ME ENCANTA! ¡Muchas gracias, Liam!- lo abrazó plantándole un tierno beso en la mejilla.

La cara de él se acumuló de tanta sangre que hervía el agua a su alrededor y después de decir un casi inaudible: "De nada" prosiguió a colocarle el collar.

Ninguno notando que Orm los había observado desde cerca también teniendo la cara roja, solo qué de la ira, al corroborar que el corazón de la princesa latía por su medio hermano y no por él.

No iba a tolerar que le arrebatase algo que cree que es suyo por derecho, y si los celos y envidia son capaces de hacer que un humano promedio realice acciones de lo más nefastas con tal de deshacerse de la competencia, en alguien con el poder y recursos que él posee sería equivalente a la peor tormenta tropical.

Llegó la hora de aflojar la lengua para que su indeseable medio hermano dejase de existir… sin saber que también metería en graves problemas a su propia madre.

En una noche, Thomas y Atlanna se dedicaban a ver las estrellas en el firmamento y no muy lejos Liam y Mera se encontraban sentados alrededor de una fogata en la playa compartiendo diversas historias tanto de tierra como del mar estando totalmente ajenos a lo que iba a ocurrir.

-Reina Atlanna- al salir del agua, Vulko se le acercó con semblante de gran horror.

-¿Pasa algo, Vulko?- que esté así era igual a una situación crítica.

-El Rey Orvax ya lo sabe. De alguna manera descubrió que usted y un hombre humano concibieron un hijo, ¡LOS VAN A EJECUTAR A LOS TRES!

De repente todo el mundo de Liam volvió a derrumbarse. Ahora debería correr, nadar, para evitar que las tropas enviadas por el padre de Orm le pusieran las manos encima y a su madre, despidiéndose forzosamente de Mera y también temiendo de que le pasara lo peor a su papá.

La Reina Atlanna no fue tomada totalmente por sorpresa, porque desde un inicio ha sabido que tarde o temprano ese escenario iba a ocurrir y ya tenía un plan para mantener a salvo a su hijo menor y al humano del que se enamoró perdidamente.

Fingir la muerte de ambos.

-¿De nuevo debemos despedirnos, mi amor?- Thomas volvió a sentir el mismo dolor que tuvo cuando ella los dejó por primera vez.

Ellos junto con Liam se hallaban en un pequeño yate que surcaba los mares fingiendo estar escapando bajo la luz de la Luna. Era parte de su fachada y necesitaba que ambos estuvieran ahí para que fuese convincente y no los volvieran a molestar más.

-Tú sabes muy bien que esto inevitablemente ocurriría, Tom. Por eso necesito que cooperes, y descuida, Vulko les ayudará escapar- como la vez pasada, lo beso amorosamente.

-Mamá… ¡¿Otra vez me abandonas?!- Liam sufría una desesperación mil veces peor que la sentida cuando tenía 4 años, porque ahora es mucho más consciente de la gravedad del asunto.

-Desearía no tener que hacerlo, mi tesoro. Pero debo hacerlo por el bien de todos- lo besó de la misma manera en cómo lo hizo esa vez.

-¡NO QUIERO PERDERTE DE NUEVO!- la abrazó con todas sus fuerzas reusándose a dejarla ir.

Ningún niño debe pasar por la cruda experiencia de perder a su madre y menos dos veces.

No habiendo tiempo para más despedidas, Atlanna tuvo que dejarlo inconsciente al apretarle la parte trasera del cuello para que Tom lo tomase y huyeran en una gran burbuja que Vulko creó y se los llevara lo más rápido posible justo antes de que los soldados atlantianos invadieran la cubierta exigiéndole que los acompañara junto con su hijo bastardo y el hombre con quién lo engendró para que fuesen juzgados.

El resto del plan consistió en que luego de que ella luchara con ellos, hacer que el yate estallara para así aparentar que Liam y Thomas murieron y dejaran de correr más peligro.

No mucho luego de eso, Vulko fue hasta ellos afirmando que la Reina estaba viva, pero apresada por su grave delito y que deberá estar encerrada durante un tiempo antes de que pudiera volver a verlos. Por lo que mientras tanto, seguirá adiestrándolo para tener completo control de sus poderes y se vuelva un gran guerrero atlantiano.

Pero como ocurrió con la farsa de seguir viviendo tranquilamente cuando ella volvió a su vida, una mentira como esa tampoco iba a durar para siempre.

-¿Lo hice bien?- cuestionó un Liam de 16 años después de finalizar una clase sobre el correcto uso del tridente en una situación de combate moviendo de forma circular su arma alrededor de su cuerpo para crear una barrera con la que sería capaz de desviar cualquier tipo de ataque.

-Excelente, Príncipe Arthur, excelente. Ya eres todo un experto en el manejo del tridente- lo halagó Vulko asesorándolo no muy lejos. -tú madre estaría tan orgullosa de ti si pudiera verte.

-Eso se oye genial… si tan solo pudiera comunicarme con ella y saber cómo se encuentra- el Visir de inmediato se arrepintió por nombrarla porque Liam insertó en la arena el tridente que le había pertenecido a su mamá -¿Hasta cuándo podré verla? O al menos, ¿Por qué no le puedo enviar una carta o ella me mande un mensaje en el que me diga cómo se encuentra?

Ya no era un niñito tonto e ingenuo, poco a poco se volvía un hombre que necesitaba respuestas y no evasivas adornadas sobre que es del destino actual de su querida progenitora.

-Ya te lo he dicho, Príncipe Arthur. Todavía no es el momento para que la puedas volver a ver. Solo debes ser un poco más paciente y cuando ella terminé de cumplir la sentencia que le impusieron, podrás verla otra…

-¡YA DÉJATE DE LA MISMA EXCUSA DE SIEMPRE!- pero el mestizo lo interrumpió, harto de oír el mismo pretexto cada vez que tocan ese tema.

-¡¿Cuál es el maldito misterio?! ¡¿Por qué me dices la estupidez de siempre?! ¡¿Qué pasa en verdad con mi madre?! ¡¿Es que acaso la metieron en una prisión de máxima seguridad aislada del resto del mundo y por eso no he recibido ningún mensaje de ella?! ¡¿O es que acaso se olvidó para siempre que tiene un hijo terrestre?! ¡DIME LA VERDAD DE UNA JODIDA VEZ!

Vulko permaneció en silencio teniendo un semblante de pesar. Sabía que este escenario iba a presentarse más temprano que tarde y deseaba no tener que decirle la verdad, pero le había prometido a Atlanna que se la diría cuando ya no pudiera sostener la mentira y ese era el para idóneo momento de contarle lo que le pasó.

Por lo que, con todo el dolor del mundo, comenzó a explicarle lo que en verdad le pasó, que no fue apresada, sino que el haberlo engendrado a él con un humano es un delito tan grave, que el padre de Orm y el resto del pueblo atlantiano la condenó a ser arrojada al "Reino de la Fosa" una sección del océano habitada por criaturas de pesadillas para que la asesinaran.

-No… no es verdad… ella… su gente… ¿La asesinó solo por haberme gestado?- tal información era mucho más de lo que un joven de su edad puede procesar.

El mundo ahora se le derrumbó para siempre y sin forma de rehacerlo.

Tal golpe demoledor a su corazón no se demoró en volverse una ira incontenible que lo llevó a arrojar el tridente de su madre incrustándolo en una gran roca y se paró en la orilla de la playa, y después de unos segundos en dónde el agua marina tocó sus pies descalzos, prosiguió a descargar toda esa enorme carga emocional.

Soltando un desgarrador grito de cólera pura mirando al cielo causó que el oleaje se agitase con violencia, casi generando un Tsunami porque su conexión con el mar le permite transmitir las emociones que sienta en el momento, una extensión de la tormenta de caos y devastación que se formó en ese mismo momento dentro de su ser.

Y que nunca cesará.

-Príncipe Arthur- Vulko le puso una mano en el hombro, dolido por verlo así -sé bien que esto no es nada fácil de sobrellevar. Pero entiende que la gente de tu madre tiene leyes y costumbres que difieren mucho de las de los humanos y…

-¡YA CIERRA ESA MALDITA BOCA!- retrocedió por el grito que le dedicó viéndolo con ojos inyectados de sangre y cuyas lágrimas se combinaron con el agua salina -¡Tú lo único que has hecho en todo este tiempo es verme la cara de idiota mintiéndome!- lo señaló amenazadoramente.

-¡No quiero saber nada de ti, ni de esos otros hijos de puta jamás! ¡¿Lo oíste?! ¡JAMÁS!

Con este grito final, no solo cortó lazos con su mentor, sino con su herencia atlantiana repudiándolos por lo que le quede de vida.

Fin del flash back.

Superman quedó en silencio después de oír todo ese relato y luego vio a Liam que seguía nadando alejado de ellos. Con todo lo que Vulko le ha contado, eso explica bien la actitud tosca que posee y esa falta de tacto que ha mostrado hasta el momento.

Tal vez sus padres biológicos y su mundo de origen hayan sido destruidos cuando era solo un bebé, pero al menos puede decir que aún tiene con vida y juntos a al padre y a la madre que lo han cuidado y criado desde que tiene memoria, por lo que no sabría como hubiese reaccionado de joven si le hubiesen dicho que la mujer que lo gestó fue ejecutada por su gente solo por haberlo tenido a él.

Seguramente habría actuado del mismo modo que Liam o tal vez peor.

Pero esas y demás preguntas debía dejarlas de lado cuando llegaron a las cercanías de Atlantis.

-Increíble… es… es más bello de lo que las leyendas han descrito- quedó perplejo.

-Uh… no es tan mierda como creí que sería un reino administrado por el maricón de Orm- aunque para Liam esta también es la primera vez que ve el hogar de su madre, no expresaba el más mínimo de los entusiasmos.

-Escuchen todos- el Consejero Real tomó la palabra al estar parados sobre un arrecife -Mera y yo volveremos con Orm para disimular las apariencias. Tú, Superman, debes usar esto- le entregó un cofre que al abrirlo reveló tener unas raras prendas.

-Te disfrazarás como un guardia del Palacio Real para que puedas rescatar a esa reportera siguiendo este mapa- dio los planos del interior de la estructura -recuerda que solo podrás sacarla cuando el Prin… Liam y Orm peleen aprovechando que no habrán tantos guardias vigilando y una vez en la superficie deberán avisarles a los terrestres que se preparen para el peor de los casos.

-¿Y cuándo podré ir a reventarle el culo a patadas al estúpido de Orm?- Liam estaba ansioso por poder darle una buena tunda a su medio hermano y finalizar con todo este asunto.

-Cuando él dé su discurso de guerra en la plaza ante el pueblo, tú lo interrumpirás diciendo que detendrás su demencial meta autoimpuesta desafiándolo por el trono en un combate en el Círculo de Fuego, un reto que él no podrá negar y menos exigir que te eliminen- Mera vio preocupada al pelinaranja al recordar lo que Thomas le dijo sobre no arriesgarse de más.

-Entonces basta de tanto blablablá y empecemos- apuró sujetando con fuerza el tridente de su mamá para dedicarle una efímera mirada de pesar.

Usando una entrada secreta, pudieron ingresar al reino sin que nadie los viera. Vulko le dio a Liam una túnica con capucha para que nadie lo descubriera, le dijo a un ya disfrazado Lincoln cómo comportarse y le pidió a Mera que lo acompañase.

-Princesa Mera, adelántese y vaya con Orm. Yo debo hacer algo primero- ella le preguntó qué hará -buscar el mapa que conduce al Tridente de Poseidón en caso de… de que el Príncipe Arthur falle en su misión de derrotar a Orm- si estuviera en la superficie, los labios se le habrían secado al contemplar esa posibilidad.

Al dirigirse al Palacio Real, Kal-El no pudo evitar fascinarse por las bellas estructuras atlantianas que ahora mismo lo rodeaban y que no se parece en nada a lo que ha visto en la superficie, a las imágenes de su mundo que vio por parte de los hologramas de Pop-El y Myrtle causando que desarrollase fuertes deseos de saber más de lo que Krypton fue alguna vez, ¿Y por qué no? Ir a la zona del universo en dónde se hallaba y corroborar si en verdad fue totalmente destruido o si quedó algo de su gran y gloriosa civilización.

Tuvo que regañarse a sí mismo al recordar lo que ahora está en juego y al llegar a ese lugar miró por debajo de su yelmo a los soldados que se estaban cerca, intentando parecer lo más común y corriente posible y no hacer algo que lo exponga mientras seguía los planos del mapa.

Hasta que llegó al calabozo en dónde tenían cautiva a Ronnie Anne.

-¿Qué cree que está haciendo, soldado?- los dos guardias que custodiaban la entrada cruzaron sus tridentes impidiéndole pasar.

-Vengo a ver a la prisionera para hacerle unas preguntas- su casco tenía una boquilla especial que le permitía hablar en el agua sin ninguna complicación.

-Negativo. Tenemos órdenes explícitas sobre que nadie puede ver a esa inmunda terrestre- debía pensar en algo rápido y no dejar que la desesperación por ver a la mexicana le hiciera actuar con imprudencia otra vez.

-El Visir Real me dio personalmente la orden de interrogar a la humana, ¿Desean acaso que le diga que ustedes me negaron cumplir esa petición?- esperaba que con esto se intimidaran lo suficiente para que no hiciesen más preguntas.

No tuvo que dar más excusas, porque luego de verse de reojo, los guardias se hicieron a un lado permitiéndole que las puertas dobles se abrieran y así ingresara.

Esperó a que la entrara se cerrara para que así dirigirse solo hasta la burbuja en dónde está cautiva la latinoamericana que estaba sentada dándole la espalda teniendo una clara cara de malhumor.

-¿Ahora qué rayos quieren? ¿Ya van a usarme para dar su mensaje de guerra contra los humanos o qué?- no cambió de posición y se mantuvo cruzada de brazos.

-Algo así. ¿Es que acaso no le encanta informarle a las personas sobre sucesos que puedan poner de cabeza a todo el mundo, Señorita Santiago?- sumamente feliz de verla sana, Lincoln se quitó el casco luego de hacer una broma medio irónica.

-Esa voz…- al reconocerlo, Ronnie enseguida se giró -¡SUPERMAN, ERES TÚ!- colocó las manos contra la burbuja -siempre supe que vendrías a mí rescate- el albino también puso sus palmas sobre la superficie esférica, justo encima en dónde ella puso las suyas.

-Jamás permitiré que algo malo le paseo, siempre podrá contar conmigo para lo que sea- por unos segundos permanecieron en silencio viéndose mutuamente a los ojos, y si no fuera por esa burbuja, tal vez habrían acercado sus caras.

Pero tuvo que volver a recordar la situación crítica en la que están metidos, por lo que carraspeó desviando la mirada ya muy apenado; gesto que ella imitó.

-Ahora escuche. Tengo un plan para sacarla de aquí, pero necesito que sea paciente- empezó a redactarle la alianza que hizo con el recientemente bautizado "Aquaman" y los amigos de este.

A diferencia suya, Liam no sentía entusiasmo alguno al nadar entre las edificaciones de Atlantis, es más, sentía el mayor de los repudios por tener esa clase de contacto con la cultura de la gente con la que comparte sangre y más aún al ver como los atlantianos nadaban de lo más despreocupados haciendo los quehaceres del día a día no pareciendo importarles que su actual gobernante quiere llevar a cabo una guerra a escala mundial que podría destruir tanto a los terrestres como a ellos.

¿En qué pensaban realmente? ¿De verdad creían que Orm los está guiando en la dirección correcta? ¿O desde siempre les han metido la idea de que los terrestres son lo peor que le ha pasado al mundo por todas las desgracias que le hacen al medio ambiente y que mientras más rápido sean eliminados más rápido sanaran al planeta?

Si tan solo supieran lo que su "querido regidor" es capaz de hacer para lograr sus objetivos, como contratar a unos piratas para atacarlos matando a varios de ellos, o mejor, si tan solo alguien pudiera demostrarles que no todos los humanos son los eres destructores como tanto les han dicho que son y que de entre tantas calamidades que han hecho, hay actos dignos de halagarse.

Tal vez… ¿Ese alguien no puede ser justamente él? ¿Un ser que es tanto humano como atlantiano poseyendo cualidades de ambos mundos, tanto lo bueno como lo malo?

Esas divagaciones fueron interrumpidas cuando se dio un aviso sobre que Orm dirá un importante comunicado en dónde solicita la presencia de todos. Al dirigirse a esa plaza, le dedicó una mirada de muerte a la estatua del Rey Orvax, porque sabe bien que él condenó a su madre a ser tirada a esa zona de muerte, apenas luchando contra el impulso de arrojarle el tridente de Atlanna justo en medio de sus ojos y escupirle (Y orinarle) en la cara.

Con mucho cuidado, y con gran repulsión, se acomodó entre los otros atlantianos cuando tomaron asiento en la enorme plaza esperando a que Orm iniciara su discurso nunca imaginando que algún día estaría en esa posición en dónde siente que le van a crecer algas en los pies.

-¡MIS COMPATRIOTAS!- todos dejaron de cuchichear cuando desde un balcón, Orm lo saludo acompañado por Mera, Vulko y los otros gobernantes -hoy es el día en que al fin nos desharemos de esa inmunda plaga de la superficie que por años se han dedicado a contaminado nuestros mares, libraremos al mundo de su penosa existencia que lo único que ha hecho desde que crearon la rueda ha sido…

-Síguele, síguele. Sigue hablando mientras puedas, jodido pendejo. Ya quiero devolverte toda la mierda que ahora mismo escupes- a Liam se le hacía de lo más fastidioso todo el discurso que él comenzó a redactar.

Pero tuvo la suficiente paciencia para oírlo hasta que llegó a la parte en la que consideró oportuno intervenir y dar el paso que tanto ha deseado dar.

-… por lo que si alguien tiene alguna objeción para responder la declaración de guerra que esos rastreros nos ha dedicado, hable ya. ¿Alguien se opone?- se escuchó un "¡NO!" por parte de todos los presentes que lo apoyaban fervientemente.

-Yo me opongo- pero de inmediato guardaron silencio cuando Liam tomó la palabra y nadó elevándose unos metros para sobresalir y que le pusieran atención.

A lo que Vulko y Mera se vieron de reojo porque llegó el momento de la verdad.

-¡¿Quién hoza llevarme la contraria?!- con una seña de manos, el príncipe ordenó a sus guardias que lo rodearan apuntándole con sus tridentes -¡IDENTIFÍQUESE!

-¿Qué pasa contigo, Orm? ¿Así es como saludas a tu hermano menor después de tantos años?- con ese humor tan cínico, y no mostrando miedo alguno, Liam se quitó la capucha.

Generando de inmediato una reacción de conmoción por parte de los otros atlantianos, porque jamás esperaron que la "aberración mestiza" siguiera con vida y se paseara libremente entre ellos.

Pero nadie estaba más sorprendido que el propio Orm, no pudiendo creer que su medio hermano menor aparte de estar vivo se presentara ante él justamente en este día.

-¿Eh? ¿Qué ese no es el otro hijo que tuvo la Reina Atlanna? ¿El qué gestó con un hombre de la superficie?- el Rey Brine y los demás reyes lo reconocieron.

-¿No se supone que él había muerto, Príncipe Orm?- cuestionó la Reina Rina.

-Eso puede arreglarse enseguida… ¡GUARDIAS, ACABEN CON ÉL!- exigió sin titubear, a lo que Mera estuvo a punto de gritarle que se detuviera, pero Vulko la sujetó.

-¡Vengo a solicitar mi derecho por el trono!- Liam al decir esto, empuñó en lo alto el tridente que le perteneció a su madre y que de inmediato disuadió a los soldados cuando iban a atacarlo.

-¿Qué es lo que acabas de decir?- que empuñase así el arma de Atlanna disgustó más a Orm que por el hecho de haberlo desafiado públicamente.

-Lo que oíste, mi "querido hermano mayor" he venido hasta aquí para desafiarte por el trono de Atlantis y evitar que termines por hacer que este mundo se joda por completo. Por lo que sé, dos miembros de la familia real pueden retarse por el trono de este reino en un combate en el Círculo de Fuego y el que salga triunfador se volverá el indiscutible soberano.

Tales palabras solo avivaron más los ánimos del resto de atlantianos, pedían a gritos que lo eliminasen y dejara de contaminar sus oídos con esas falacias delirantes.

-¡Tú no eres nadie para desafiarme por el trono!- nadando a gran velocidad, Orm llegó hasta Liam siendo seguido por Vulko y Mera -tú solo eres un accidente, ¡Una abominación que le costó la vida a mi madre! No tienes derecho a este reino, ¡Ni siquiera mereces ser llamado un atlantiano! Eres un error de página en la larga historia del pueblo de Atlantis que debe ser exterminado de una vez por todas- iba a ordenar de nuevo que lo asesinaran.

-Espere un momento, Príncipe Orm- pero el Visir intervino -no puede destruir así a este… ni siquiera sé cómo debo llamarlo ahora- fingía bien tratar a Liam con desprecio -pero parte de lo que dijo es verdad. Será una inmunda aberración que tiene sangre de terrestre corriendo por sus venas, pero tiene Sangre Real corriendo por sus venas, hijo de su misma madre, por lo que le guste o no, debe aceptar su desafío. Es una de las leyes más sagradas que el pueblo de Atlantis posee y no se puede quebrantar por nada, ni por nadie, ni siquiera por el propio rey.

-¿Qué te sucede, hermano? ¿Temes acaso enfrentarme como un atlantiano? Porque tú siempre me dijiste que debía resolver los problemas de la vida como un atlantiano cada vez que nos peleábamos, ¿O ya se te olvidó?- el pelinaranja le dedicó una sonrisa socarrona al rubio porque literalmente lo tiene contra el tridente y la pared.

El primogénito de Atlanna causó que el agua a su alrededor hirviera de la ira del mismo modo en como lo hizo cuando lo vio a él darle ese collar a Mera. Se suponía que ahora debería dar su siguiente paso para el completo dominio del mundo al erradicar a los humanos y no se esperaba un contratiempo de este calibre que en caso de no resolver perderá todo lo que ha logrado a base de mentiras.

Sabía bien lo que debía hacer.

-Sí lo que deseas es que te destripe y tiñe este bello reino con tu inmunda sangre, entonces puedes darte por bien servido. ¡PUEBLO DE ATLANTIS!- exigió que volvieran a ponerle atención -hay un pequeño cambio de planes. Antes de eliminar a esos simios sin pelo, yo, el Príncipe Orm, hijo del Rey Orvax y de la Reina Atlanna, acepto el desafío de mi medio hermano por el derecho al trono para que una vez que lo erradique de la faz de los Siete Mares no quede dudas de que yo soy el verdadero y único heredero para el título del Rey de Atlantis, ¿Alguien tiene alguna objeción?- al repetir esta misma pregunta, se ganó la aprobación de toda su gente.

-Ahí te estaré esperando, hermano- al conseguir lo que deseó, y después de ver de reojo a Mera, fue escoltado por Vulko y los soldados a un lugar en dónde se preparará para la lucha.

-"Santos Dioses… por favor, denle a Liam la fuerza física y claridad mental para superar este reto tan difícil"- rezó la pelirroja para sus adentros sabiendo que ese último aspecto es lo que podría causar la perdición del hombre que alguna vez amó en su juventud.

(…)

-¿Qué está pasando? ¿Cuándo podré llevarme a mi amiga de aquí?- preguntó Lincoln a Vulko luego de que se hicieran los preparativos para el combate.

-Sé paciente, Superman. Cuando Orm y el Príncipe Arthur luchen, podrás aprovechar la distracción para huir con ella, o en el mejor de los casos, si él gana ordenará su liberación de inmediata.

-Pero si pierde… eso es lo que más temo. A todo esto, cuando estuvimos reunidos en ese barco me dijiste que ustedes habían encontrado algo con lo que podrían detenerme, ¿De qué se trata? ¿Es un tipo de arma súper avanzada o algo así?

-No sabemos el nombre de ese objeto, pero en realidad nos lo dio alguien que dice ser un viejo conocido tuyo y que afirmó que con eso cualquiera de nosotros podría vencerte de un solo golpe.

Kal-El quedó más desconcertado por esa explicación. ¿Un conocido suyo? ¿Alguno de los locos súper poderosos con los que se ha enfrentado antes? ¿Quién podría ser?

Sus preguntas también debían esperar cuando en el coliseo submarino en dónde sucederá la lucha, se anunció que Liam y Orm están listos para combatir y todo el público entró en un estado de euforia comparable al que hubieran sentido los romanos cuando iban a ver pelear a sus gladiadores favoritos dentro del famoso Coliseo Romano.

-Llegó la hora. Princesa Mera- se acercó a la pelirroja para darle un objeto cilíndrico -este es el mapa que lleva hasta la ubicación del Tridente de Poseidón. Si Liam falla aquí, deberás ir con él a buscarlo y obtener el poder de controlar los Siete Mares para evitar que se desate la guerra que destruirá a todo el mundo.

Ella asintió y los tres asintieron para ir a sus posiciones.

-Llevas el tridente de nuestra madre- dijo ásperamente Orm a Liam cuando estaban dentro de un literal aro en llamas que eran conformadas por magma ardiente en el subsuelo bajo el coliseo -es poderoso, pero defectuoso, igual a como ella lo fue- tal afirmación causó que el hijo de Tom rugiera enfurecido.

-No tienes idea de lo mucho que voy a disfrutar esto- afirmó colocándose un yelmo.

-Me gustaría poder decir lo mismo. Jamás pensé que debería contaminar el tridente de mi padre, que nunca ha conocido una derrota, con la asquerosa sangre de un mestizo como tú- al señalarlo puso esa arma a unos escasos centímetros de la cara de Liam que solo se limitó a gruñir.

-Pero antes de volverte comida de tiburones, debo saber porque tuviste que elegir justamente este día para desafiarme, ¿Cómo supiste lo que tenía pensado hacer contra los rastreros con los que convives?- no es ningún idiota y sabía bien que eso era mucha casualidad.

-El océano me lo dijo. Esa misma noche cuando causaste ese remolino y Tsunami, me contó que un loco hambriento de poder con delirios de grandeza iba a causar un cataclismo mil veces peor que el que los humanos son capaces de generar, y a diferencia tuya, yo no he olvidado las valiosas lecciones que mamá siempre nos trató de inculcar sobre que mar y tierra deben ir tomados de la mano porque uno no puede existir sin el otro y todas esas cursilerías. Por lo que vine justamente hoy a detenerte, cueste lo que me cueste- apartó esa arma de su rostro con la suya propia.

-Más bien el mar te envió a recibir tu juicio justo y pagues por el pecado de existir, y esta vez, me aseguraré de que no escapes de tu condena.

No habiendo más espacios para charlas, el nivel superior del coliseo se abrió para que pudieran surgir siendo recibidos por los gritos de los atlantianos, que lógicamente, idolatraban a Orm mientras que abucheaban a Liam y hasta llegaban a arrojarles cosas como equivalente a tomates.

Luego de una presentación, que solo sirvió para engrandecer más al primogénito de Atlanna, se dio inicio a la lucha (NA: de forma parecida a lo visto en la película)

Los hermanos no se contenían a la hora de atacarse con todo. Por momentos parecían olvidar cuáles eran sus respectivos objetivos y aprovechaban este escenario para zanjar cuentas pendientes y expresar lo que se han tenido guardado desde la última vez que se vieron.

Pero, por más que Liam haya heredado las habilidades y poderes que tiene un atlantiano que pertenece a la Realeza, Orm tenía la ventaja porque ha vivido mucho más tiempo en el agua que él y sabía cómo aprovechar mejor el entorno que los rodeaba.

-Liam…- susurró Mera sumamente preocupada y sujetando el collar que él le había regalado.

Lincoln vio a Vulko por unos segundos diciéndole con la mirada lo que tenía pensado hacer y él asintió para así retirarse con disimulo.

-¡IAH!- Orm quiso golpear a Liam con el tridente, pero él puso el suyo de modo horizontal sobre su cabeza resistiendo a duras penas tal agresión -¡HUAG!- volvió a agredirlo así.

-No puedo permitir esto- sabiendo el resultado de esta contienda, Mera se retiró quitándose las prendas elegantes siendo seguida por Superman.

-¡TRAUNG!- con un golpe final, Orm partió al medio el tridente de Liam, que abrió enormemente los ojos, generando un eco metálico que recorrió todo el coliseo.

-No… no es posible- sujetó con ambas mitades el arma de su amada madre, sintiendo como a través de este se manifiesta el dolor de ella al ser destruida.

-¡YO GANÉ!- Orm alzó sus brazos triunfalmente volviendo a regocijarse con los gritos del público.

-Supongo que ya sabes lo que sigue, ¿Verdad, hermanito?- de una patada, tumbó a Liam y le puso un pie contra el pecho -debiste haberte quedado allá arriba, limpiando y reciclando todas las porquerías que arrojan esos inmundos al agua todos los días; lo único en lo que eres bueno.

-Jodido imbécil… estoy seguro que a mamá le encantaría ver la clase de desgraciado en la que te has convertido- no le iba a dar el gusto de suplicarle o pedir misericordia.

-No eres digno de tan siquiera mencionarla. Es por tu culpa que ella ya no exista. Cuando le dije a mi papá que ella había gestado un hijo con un hombre de la superficie creí que solo la mantendría alejada de ti y de los otros rastreros, pero jamás pensé que la condenaría a…- el sabor de la victoria fue reemplazado drásticamente por uno de gran resentimiento… y autodesprecio.

Bastó para que Liam supiera su verdadero papel en ese trágico suceso.

-Tú… ¡MALDITO IMBÉCIL! ¡FUE TU CULPA QUE ELLA AHORA ESTÉ MUERTA!- quiso incorporarse, pero Orm presionó su tráquea con las puntas del tridente.

-¡Tú eres el culpable! Por haber nacido la condenaste al peor de los destinos, porque si no existieras, ella seguiría a mi lado, con su gente, ¡EL ÚNICO CULPABLE DE TODO ERES TÚ!

Justo cuando lo iba a matar, fue impactado por una potente burbuja que lo mandó a una de las estatuas del coliseo derrumbándola.

-¡Sube rápido, Liam!- resultó ser Mera acercándosele en un pequeño vehículo submarino y él lo hizo llevándose consigo las dos mitades del tridente de su mamá.

-¿Mera?- al reponerse, Orm quedó sorprendido al ver como ella volvió a preferir a su medio hermano por encima de él.

Gesto que se reforzó porque al intercambiar miradas durante unos segundos, la pelirroja le dijo con sus ojos que ya no le tiene ningún tipo de afecto.

-¡ATRÁPENLOS, QUE NO HUYAN!- ordenó al señalarlos con el tridente de su padre y todos sus soldados iniciaron una persecución.

-"Príncipe Arthur, Princesa Mera, mucha suerte"- pensó Vulko porque ahora todo dependía de ellos.

Aprovechando la situación, Lincoln volvió hasta dónde Ronnie se hallaba cautiva ahora ya no conteniéndose para hacer a un lado a esos guardias y abrir de un puñetazo la entrada para llevársela lo más rápido posible.

-¿Qué rayos está pasando allá afuera?- aún en ese lugar, ella podía escuchar el caos del exterior.

-Mi amigo perdió la pelea contra su hermano. Debo sacarte de aquí ya- tomó la burbuja que la aprisionaba y con su Visión Láser creó un agujero en la mazmorra para escapar.

-¡MIREN, LA PRISIONERA SE ESCAPA!- dio aviso uno de los guardias del palacio.

-¡Es el Super Hombre de la superficie! ¡ACABEN CON ÉL!- ordenó un capitán señalándolo (NA: el mismo tipo que mete la cabeza en el retrete durante la película XD)

-¡Deténganse! ¡No sabemos de lo que en verdad sea capaz de hacer!- trató de persuadirlos Vulko, pero nadie lo obedeció y fueron a luchar contra Lincoln.

La persecución de Orm tras Liam y Mera los llevó más allá del reino, destruyendo gran parte del lecho rocoso marino por los disparos que hacían las naves que iban tras ellos.

Los príncipes sabían que nunca los iban a perder de ese modo, pero al ver unas ballenas nadando cerca de un cúmulo de lava, al hijo de Tom se le ocurrió una idea que consistía en acercar la nave a ese mar de roca ardiente para que al recibir un disparo y fuese destruida pudieran esconderse dentro de la boca de uno de los cetáceos al fingir haber caído al magma.

-Objetivos eliminados, Príncipe Orm- informó uno de sus soldados.

-Me di cuenta- vio fijamente como esa nave se hundía en la lava, creyendo que hasta ahí llegó su repudiado medio hermano y la mujer que alguna vez afirmó amar y con la que quería casarse.

No había tiempo de sentimentalismos, porque debía lidiar con los problemas que Kal-El le causaba a sus tropas, y como pasó la última vez que lo enfrentaron, ninguno de sus guerreros podía hacerle algo y eran fácilmente repelidos.

Era hora de usar el arma secreta.

-Me doy cuenta de que mi estúpido medio hermano hizo una alianza con el dichoso "hombre más poderoso de este mundo" con el quién supongo quiso llevar a cabo un plan para derrocarme, ¿No es así?- al acercársele nadando, Lincoln frunció el ceño listo para pelear sabiendo que si fue capaz de luchar así contra Liam, entonces no es alguien a quién podrá vencer de un solo golpe.

-En realidad debo agradecerle eso, porque me ahorro la enorme molestia de buscarte para atraparte y ejecutarte frente a los terrestres y demostrar nuestro enorme poderío al aniquilar a su campeón ante sus ojos- lo señaló con su plateado tridente.

-Eso lo veremos- extendiendo el puño derecho hacia adelante, Superman se dispuso a luchar.

Poniendo su arma de modo horizontal para que la sujetase al chocar contra él, Orm dio inicio a un forcejeo para demostrar su superioridad ante el héroe más grande de la humanidad, pero luego de un momento, comenzó a quedar más que claro que el alienígena tenía más fuerza física.

-¡¿A qué esperan?! ¡USEN ESO YA!- ordenó antes de inclinarse hacia atrás, eludiendo los Rayos Láser de Lincoln, y apartarlo de un doble puntapié en el abdomen.

Ese mismo capitán se les acercó teniendo en manos un recipiente de metal y lo abrió justo cuando Superman se dispuso a arremeter de nuevo.

Deteniéndolo en seco y se pusiera casi tan pálido como su propio cabello porque enfermo de golpe, abriendo mucho los ojos y sus rasgos faciales se demacraron como alguien que de repente fue expuesto a una letal dosis de radiación.

Porque ese algo a lo que Vulko se había referido antes y con lo que podrían detenerlo sin problemas era su más grande debilidad conocida: Kryptonita.

-Vaya, ese tipo no nos mintió cuándo nos dijo que con esta rara roca verde podríamos doblegarte a nuestra voluntad sin tan siquiera sudar- riendo complacido, Orm le pateó la cara a Lincoln que ahora ya no podía hacer nada por defenderse.

-Es… es imposible… de… ¿De dónde sacaron ese trozo de Kryptonita?- quiso saber cuándo los soldados lo inmovilizaron con cadenas y grilletes que ya no puede romper.

-Eso no te importa. Lo que importa ahora es dar el siguiente paso al expandir mi mensaje hacia la superficie- con una seña indicó que trajeran la burbuja en donde Ronnie sigue cautiva.

-¡MALDITOS DESGRACIADOS! Como se les ocurra hacerle algo…- golpeó varias veces su prisión.

-Descuida, humana. No lo mataré… no por el momento. Lleven a esa mujer a la superficie, a su ciudad natal, para que le informe a los suyos que aceptamos su desafío de guerra, que les demostraremos lo poderosos que somos y que ejecutaremos a su campeón ante sus ojos, ¡Que pronto el Amo del Océano se apoderará de cada rincón del mundo!- al exclamar esto eufórico extendió hacia arriba su tridente expulsando un rayo que llegó hasta más allá de la superficie.

-¡NO, SUPERMAN, SUPERMAN!- gritó repetidamente Ronnie viendo como se lo llevaban, pero nada pudo hacer y fue dirigida de regreso al mundo exterior.

-"Santos Dioses… si en verdad Mera y Arthur han sido eliminados… entonces todo está perdido"- pensó el Consejero Real angustiado por ver como el único aliado que le quedaba para detener al hijo mayor de Atlanna ha sido derrotado.

-¿Cómo dijo que se llamó? "¿El Amo del Océano?"- pero el momento de triunfo de Orm otra vez fue interrumpido, ahora por los otros reyes que oyeron claramente el título que acaba de darse.

-Usted, por más que sea el regente de Atlantis, no puede adjudicarse tal cargo- fue reprendido por la Reina Rina.

-Mis amigos…- la sonrisa de Orm flaqueó volviéndose de preocupación -para llevar a cabo nuestra arremetida contra ellos, los Siete Reinos deben estar bajo el mismo estándar, representados por un solo diligente que posea tanto el poder como el carácter suficientes para darles el castigo que se merecen e imponer el orden en este mundo en decadencia. ¿Quién mejor que yo, el ahora indiscutible Rey de Atlantis, para dirigir nuestras potencias militares combinadas?

Esa desmedida ambición le jugó en contra, porque ni la Reina Rina ni el Rey Brine estaban dispuestos a entregarle un dominio total de sus ejércitos, lo que ocasionó que la alianza que formaron se disolviera y ya no contase con su apoyo.

En cierto sentido, eso le dio tiempo a la superficie porque ya no podrán llevar a cabo todos los ataques estratégicos que han planeado hasta el momento, pero para los habitantes del fondo del mar, ahora son los que están en peligro mortal debido a que dentro de poco se llevará una guerra civil que podría destruir todo lo que existe bajo la superficie.

Los roles se invirtieron, pero el resultado igualmente será desastroso para el planeta.

-Disfruta del poco tiempo de vida que te queda, humana- los soldados que escoltaron a Ronnie a los muelles de Ciudad Metrópolis la dejaron tirada a los pies de la enorme ola que Superman había congelado esa noche y que aún no había terminado por derretirse.

-¡SON UNOS COBARDES!- les gritó agitando el puño.

-Debo avisarle a todo el mundo sobre esto, pero sin Superman… el pánico que se generará será tan grande que…- tembló de la ira e impotencia.

-¡Prima Ronnie, estás bien!- pero su estremecimiento se detuvo y ahora sufrió un Tic en el ojo derecho cuando su primo, CJ, se le acercó llevando una cubeta llena de pescados congelados.

-Cuando no supimos nada de ti luego de que esas sirenas atacaron el barco en el que estabas, ¡Pensé que te perdería para siempre!- le dio un aplastante abrazo -¿Qué fue lo que te pasó? ¿Acaso te llevaron a su reino submarino parecido al de la Sirenita?

-Sí, justamente me paso eso, CJ. Es una larga historia…- se rascó su azabache cabello para reunir paciencia y no descargar en él todo el estrés emocional que lleva consigo.

(…)

Luego de salir de la boca de la ballena, Liam y Mera no se demoraron en ir hasta las indicaciones que tenía el mapa que Vulko les dio y en un avión fueron al Reino de los Desertores que se halla en el Desierto del Sahara.

-Ah…- la pelirroja suspiró frotándose un bello collar que tenía en la muñeca izquierda.

-¿Te pasa algo, Mera?- Liam se sentó a su lado después de sobarse las heridas que Orm le causó y cargando en un saco las mitades del tridente de su madre.

-Iba a casarme con él… en verdad amaba a Orm… me dio esta pulsera como un regalo de bodas… estaba más que dispuesta a pasar el resto de mi vida con él, porque creía que realmente hacía méritos para el bienestar de nuestros reinos… de nuestro mundo… pero ahora que sé la clase de persona que es, alguien capaz de lastimar a los suyos para lograr un nefasto fin… soy una total idiota- apretó con fuerza los párpados tratando de suprimir sus lágrimas.

Por más áspero y tosco que sea, Liam no pudo evitar verla con la mayor de las penas. Aunque el dolor de perder a una madre es algo que no se puede comparar con cualquier cosa, tal apuñalada en el corazón por alguien a quién se ama puede ser casi igual de insufrible.

-No eres una idiota, Mera- le rodeó los hombros -algunas veces… las personas no siempre son lo que aparentan. Por fuera parecen ser las perlas más relucientes, pero por dentro, son más horribles que el más feos de los erizos de mar- esta tonta comparación logró sacarle una risita.

-Y al revés- al decirle esto tomándole una mano viéndolo fijamente, lo apenó de sobremanera.

Totalmente ajenos de que Orm en realidad les estaba siguiendo la pista, porque el collar que tenía en su muñeca poseía un positivo de rastreo que le decía su ubicación exacta en un enorme mapa holográfico en la Sala del Trono.

-Infelices… siguen con vida. ¿A dónde se dirigen?- el agua volvió a hervir.

-Según los antiguos mapas, la ruta que ahora mismo transitan los lleva al Reino de los Desertores- le informó uno de sus subordinados.

-¿A ese lugar desértico en la superficie? ¿Qué podrían buscar ahí?- afiló la mirada frotándose el mentón, hasta que al hallar la respuesta, abrió mucho los ojos y boca de la impresión.

-Acaso… ¿Acaso ellos estás tras el Tridente de Posei…?

-¡ORM!- de repente, el Rey Nereus entró al lugar apartando bruscamente a los soldados que intentaron detenerlo, porque en todo este tiempo, había estado inconsciente.

-Rey Nereus, veo que ya recuperó el conocimiento. ¿Se encuentra bien?

-¡Déjate de estupideces! ¡¿Cómo es eso de que tu medio hermano sigue con vida y que mi hija lo ayudó a escapar de la contienda que tuvo conmigo?! ¡EXIJO RESPUESTAS!

Debía pensar en algo rápido para no perder al único aliado que le quedaba. Su siniestra mente analítica y planificadora de inmediato se le ocurrió usar a Liam como Chivo Expiatorio.

-Estoy tan sorprendido como usted. No sé cómo, pero el engendro que tengo por medio hermano ha estado vivo todo este tiempo y de alguna forma convenció u obligo a su hija a ayudarle a usurpar el trono de Atlantis y ahora van en búsqueda del Tridente de Poseidón. No estoy seguro, pero creo que él al saber que los Siete Reinos nos unimos para un objetivo común quiso aprovechar para quedarse con el control absoluto de todos y usar nuestras potencias militares combinadas para sus propios fines.

Ante esa falsa hipótesis, Vulko entrecerró los ojos perdiéndole el poco respeto que aún le tenía por difamar así al que en verdad ha tratado de evitar la peor de las calamidades y porque todavía conserva un poderoso aliado que lo seguirá ayudando con sus planes, incluyendo obligar a los otros imperios submarinos a unirse a su causa prometiéndole que hará todo lo posible por traer sana y salva a su "amada prometida"

Le consolaba saber que esos príncipes seguían vivos y que van en búsqueda de la herramienta que detendrá la guerra, pero también temía de lo que Orm fuera capaz de hacer para detenerlos.

Y eso fue pedirle a alguien más que hiciese el trabajo sucio, porque contactó con David ofreciéndole tecnología atlantiana y su guardia personal para que se encargara de ellos.

-"Si destruyes a mi medio hermano y traes con vida a esa mujer, tu recompensa será inmensa"- le habló por medio de un holograma.

-Matar a ese maldito pescado, será toda la recompensa que necesito- el pirata sonrió de medio luego de probar un arma de energía con la que destruyó la cima de una montaña de playa.

(…)

Al llegar al Desierto del Sahara (Y después de unas aparatosas caídas) Liam y Mera llegaron hasta el dichoso Reino de los Desertores escondido bajo la arena. Colocaron el cilindro en un viejo proyector holográfico que pudieron activar al impregnarlo con unas gotas de agua que la pelirroja logró succionar de la frente del discípulo de Vulko.

Impresionándose al ver una grabación del Rey Atlan, el primer gobernante de Atlantis, que les dio un discurso sobre que solo en manos del verdadero rey encontraran el camino para hallar el Triente y otras cosas que al pelinaranja no le eran de vital importancia y por eso no se las grabó en la cabezota.

-Oye, quería ver eso de nuevo- le reclamó a Mera cuando destruyó el cilindro.

-¿Es que acaso no memorizaste sus indicaciones?- lo vio de modo reprochable.

-Eh… sí, claro que sí- mintió y ella lo retó a que repitiera lo que dijo ese holograma -pues… palabra, palabra, tridente- ante su estúpida respuesta, rodó los ojos, pero río porque a pesar de los años aún conservaba algo del niño torpe y medio lelo del que alguna vez estuvo enamorada.

Cuando ese proyector les dio una vieja botella de vidrio, de inmediato se dirigieron a su siguiente objetivo: Sicilia, Italia.

Tendrá bien en mente la razón principal por la que estaban ahí, pero ahora era Mera la que no pudo evitar fascinarse por el bello paisaje que ahora la envolvía. Más allá de todas las veces en las que convivió con Liam cuando eran chicos, nunca pudo explorar con detenimiento alguna de las ciudades hechas por manos humanas, por lo que al estar en una tan linda como lo era esa, le recordó que no todo lo que los humanos hacen es pura destrucción y contaminación.

-Huelen y saben tan bien como lo recuerdo- tomó un ramo de rosas para comérselas, ignorando la mirada de desconcierto que generaba en las personas que la veían.

Al investigar un poco, se dirigieron a la cima de una colina en dónde habían estatuas de gran importancia para el antiguo Imperio Romano y para ellos dos porque una de ellas les dirá que camino seguir ahora.

-Solo en las manos del verdadero rey podrán ver el camino…- repitiendo esa parte del discurso del holograma, la dura cabeza de Liam encontró la respuesta.

Revisaron los nombres de las estatuas hasta que encontraron la que buscaban: Rómulo, el primer Rey de Roma, y en sus manos colocaron la botella que desde su perspectiva era un catalejo que miraba hacia el horizonte, en la dirección que debían seguir.

-¡Lo hiciste, Liam, eres un genio!- lo felicitó Mera haciendo que riese presumido -espera un segundo… las coordenadas de la botella… según esto… el Tridente de Poseidón está en…- abrió mucho los ojos de la impresión al mirar el interior de ese viejo cristal.

Justo cuando el hijo menor de Atlanna iba a preguntarle cuál era el problema, se produjo una fuerte explosión que destruyó esa estatua y los lastimó a ambos.

David con la guardia personal de Orm ya había llegado hasta ellos, ahora haciéndose llamar Black Manta al llevar puesta una armadura negra y un casco con enormes ojos rojos.

-¡¿Quién diablos eres tú?!- exigió saber sobándose unas heridas en sus brazos.

-Tal vez esto refresque tu memoria- el mercenario sacó de sus brazos cuchillas iguales a las que usó en su primer enfrentamiento y que de inmediato quiso usar contra él.

-¿Qué creen que están haciendo? ¡No pueden atacarnos así! Soy la hija del Rey Nereus- Mera se indignó cuando los soldados la rodearon.

-Princesa Mera, por orden del Príncipe Orm, está arrestada y deberá venir con nosotros- no vacilaron en sacar sus armas para neutralizarla.

Gruñó temblando levemente, pero en vista de que con palabras no iba a salirse de esta situación, resopló alistándose para pelear demostrando no ser únicamente una damisela que lloriquea cada cinco minutos y que es también una gran guerrera atlantiana.

Y qué bueno que lo sea, porque Liam requirió de toda la ayuda posible para ganarle a Black Manta que debido a su armadura y poderoso armamento con el que destruyó gran parte de la ciudad en la que estaban estuvo a punto de matarlo pudiendo vencerlo al hacerle caer por un precipicio después de insertarle en el ojo izquierdo el tridente de la Reina Atlanna.

No salieron ilesos y el pelinaranja quedó gravemente herido, por lo que Mera "tomó prestado un bote" para dirigirse a la ubicación que le dio la botella después de destruir el collar que Orm le dio al descubrir que fue mediante ese que pudieron localizarlos.

(…)

Lincoln se encontraba apresado en una mazmorra igual a la que Ronnie fue encerrada, con los brazos y piernas extendidos por esas cadenas y grilletes teniendo ese trozo de Kryptonita frente suyo que seguía debilitándolo casi quitándole por completo todo rastro de vida y siendo rodeado por muchos soldados que le apuntaban con sus tridentes.

-Déjenme solo con él- ordenó Vulko al entrar y todos acataron su petición -Superman, quisiera ayudarte, pero si tratase de llevarme ahora esa roca verde conmigo…- no tenía como excusarse.

-La Señorita Santiago… Ronnie… ¿Dónde está ella? ¿Está bien?- esto era lo más importante para él.

-Ella está bien, fue devuelta a la superficie para que esparciera el mensaje de guerra de Orm. Mera y el Príncipe Arthur también están bien y ahora mismo van por el Tridente de Poseidón. Creo tener un plan para salvarte antes de que Orm te sacrifique ante los terrestres, pero necesito que seas paciente.

Al explicarle lo que se le ocurrió, olvidó que las paredes pueden oír y eso se debía a que detrás de uno de los muros fue escuchado por un soldado que no se demoró en informarle a Orm sobre esta altísima traición.

Pero él disimuló las apariencias y dejó que lo acompañara cuando fueron a "persuadir" a la Reina Rina de que volviera a unirse a su causa y luego se dirigieron al reino langostino para reclutar a la fuerza el poder del ejército del Rey Brine.

-Entonces… ¿Algún consejo sobre cómo lidiar contra las tropas del Rey Brine, Vulko?

-Le aconsejaría que no lo subestime y se espere cualquier cosa de su parte. Pero confío en que sabrá como guiarnos a una victoria segura- fingió apoyarlo.

-Claro, claro. Por supuesto que confías en mí… lo suficiente para conspirar con ese alienígena, para unir fuerzas con mi maldito medio hermano y me quite el trono, por haber hecho que Mera se aleje de mí y deje de amarme- el Consejero Real se impresionó por haber sido descubierto.

-¿Creías que jamás iba a saber todo lo que has hecho en mi contra? ¿En contra de la corona atlantiana? Porque una traición de tal magnitud es algo que nunca se ha visto por parte de un Visir cuya única función es apoyar al rey o reina- ordenó a sus guardias que lo apresaran.

-Te equivocas, Príncipe Orm. El principal objetivo de un Visir atlantiano es velar por la seguridad e Atlantis y asegurarse que el gobernante la guie por el camino correcto y apoyarlo si ve que está luchando por la causa justa- no se inmutó y le habló con firmeza viéndolo a los ojos.

-El Príncipe Arthur será cualquier cosa, pero con lo poco que ha hecho hasta ahora, ha demostrado ser mejor rey de lo que tú nunca serás.

-Eso lo veremos. Llévense al traidor, pero asegúrense de que tenga vista para que atestigüe todo lo que voy a desencadenar- sin oponer resistencia, Vulko dejó que se lo llevaran de nuevo orando para que los príncipes siguieran por el camino correcto.

(…)

No sabía cuánto tiempo estuvo inconsciente, pero al despertarse, Liam se percató de que estaba en un bote teniendo vendas hechas de algas que Mera le colocó y le preguntó a dónde iban.

Ella, con temor por una posible reacción violenta, le dijo que ahora se dirigían al Reino de la Fosa, el mismo sitio en dónde fue condenada a morir la Reina Atlanna porque ahí hay un tornado que los llevaría al Mar Oculto que se hallaba en el Centro de la Tierra en dónde supuestamente el Rey Atlan se dirigió en su autoexilio junto con el Tridente de Poseidón.

Otra enorme carga emocional debía llevar Liam sobre su espalda por tener que transitar las mismas aguas en dónde su madre murió, topándose con los responsables de esto.

La Trinchera, es el nombre que se le da a esta raza de seres violentos con nula capacidad de razonamiento y que solo responden a su instinto primigenio de alimentarse y aniquilar a todo ser que se les cruce en el camino sin piedad alguna.

Tan barbáricas son esas bestias, que la habilidad de Liam de comunicarse con la fauna marina no tenía efecto en ellas. No le quedó de otra que pelear junto con Mera contra todas las que se les cruzaban en frente, pero resultaban ser tantas, que era una lucha perdida.

No supieron en qué momento durante la contienda llegaron hasta las cercanías de ese torbellino marino que producía relámpagos y los succionó del mismo modo en como ese colosal remolino se tragó el crucero que Liam salvó hace poco y que parecía que los transportó a otra dimensión.

Porque terminaron en lo que podría decirse un bello paraíso tropical, un lugar lejos de cualquier tipo de civilización, tanto humana como atlantiana, debido al agua y aire puros del ambiente junto con plantas exóticas como ninguna que se haya visto en el planeta Tierra conocido.

-¡MERA, MERA!- empezó a llamarla porque ese tornado los dejó en zonas diferentes.

A lo lejos vio como la pelirroja fue llevada a una costa por una de las criaturas. De inmediato nadó como torpedo para salvarla porque no sabía si se hallaba herida y ese monstruo iba a rematarla.

Tampoco sabía que ese ser empezó a quitarse sus grotescos atributos, porque no eran parte de su cuerpo, sino una armadura exoesquelética que al ser tirada a un lado dejó sin habla a Mera.

-¡ALÉJATE DE ELLA, MONSTRUO!- formó en la palma de su mano derecha una burbuja para atacar.

Quedando tieso como una estatua cuando ese individuo se giró para verlo.

Pero en vez de tener una expresión enfermiza y desmoralizadora como la que tuvo Lincoln al ser expuesto a la Kryptonita, la suya es igual a la que esbozaría alguien que ve un fantasma.

Porque ahí, ante él, se hallaba su madre, la Reina Atlanna.

-Ma… ¿Mamá?- aunque ella también ha sido golpeada por el paso del tiempo y su antes bello cabello dorado ahora es canoso, todavía seguía siendo la misma bella mujer que recuerda.

-Liam… ¿Hijo? ¿En verdad eres tú?- su madre se demoró un poco más en reconocerlo debido a su largo bello facial y abundante cabellera, muy diferente al peinado corto que tenía la última vez que lo vio, pero fue justamente ese tono naranja y ojos azules lo que lo revelaron.

-Mamá… ¡MAMÁ!- al acercársele con pasos temblorosos la abrazó con todo el amor que un hijo tendría por su madre y ella le devolvió el gesto soltando ambos tantas lágrimas que parecían aumentar el nivel del mar que los rodeaba.

Mera también lloró conmovida por tal escena, pero preguntó cómo es que seguía con vida. Atlanna les explicó que cuando los atlantianos la tiraron al Reino de la Fosa tuvo que luchar por su vida siendo también absorbida por esa trompa marina que la dejó varada en el Mar Oculto.

Ahora fue su turno de preguntar que hacían ahí y tuvieron que darle una rápida explicación sobre lo que Orm pensaba hacer. Eso fue un golpe demoledor para la reina al saber de lo que su hijo mayor es capaz de hacer y que no ha seguido ninguna de las enseñanzas que ella quiso inculcarle.

Les dijo que efectivamente, en ese lugar está el Tridente de Poseidón, pero que deben tener cuidado porque es custodiado por un monstruo de pesadillas: Karathen, el terrible Leviatán.

La supuesta criatura más temida de los Siete Mares y de la que surgen una cantidad de mitos y leyendas casi equiparables a la del propio Reino de Atlantis. Confesó que varias veces enfrentó a ese monstruo para quedarse con el Tridente de Poseidón, pero es tan poderoso, que jamás lo ha podido vencer y todas esas veces ha tenido que huir.

Si Liam quería regresar al mundo exterior para detener a Orm, tendrá que hacerle frente a ese coloso del mar y quedarse con el arma que le dará el poder de controlar los océanos.

-No quisiera perderte cuando apenas te acabo de recuperar, hijo. Pero si con esto puedes evitar que tu hermano destruya al planeta, entonces ve y haz lo que tengas que hacer- Atlanna le dio un tierno beso en la frente, igual al que le dio la primera vez que tuvo que decirle adiós.

-¿Seguro que no quieres que vaya contigo, Liam?- Mera se reusaba a abandonarlo a su suerte.

-Debo hacerlo yo solo. Si durante tantos años sufrí de modo tan indescriptible por creer que mi madre fue ejecutada por mi culpa, ya no podré vivir conmigo mismo si frente a mí muere la mujer que más he ama…- se mordió la lengua dándose cuenta muy tarde de lo que iba a decir.

Siendo su turno de llorar dichosa, Mera sonrió enternecida por corroborar que los sentimientos tan fuertes que él le tuvo aún se mantienen. Lo besó apasionadamente para darle suerte y hacer realidad uno de sus más antiguos sueños en caso de no lograr su cometido.

Y sin más, ingresó a la caverna acuática subterránea en dónde está el Tridente y su monstruoso guardián.

Todo se hallaba en la más absoluta oscuridad y no podía verse nada, excepto por un pequeño punto brillante a la lejanía. A medida que se le acercó, ese foco de luz se hacía más y más grande despejando todo el manto oscuro que lo envolvía.

El origen de esa iluminación era justamente lo que buscaba, el dorado Tridente de Poseidón que era sostenido por las manos del cadáver del Rey Atlan que estaba sentado en un trono de roca y portando un traje-armadura anaranjado y verde que emulaba ser escamas.

-Ahí está… fue mucho más fácil de lo que creí- sonrió confiado porque tenerlo tan fácil.

Justo cuando lo iba a tomar, el terreno tembló con violencia y quedó sin habla cuando entre las milenarias ruinas de la caverna surgió el Karathen, la supuesta bestia tan terrible y poderosa que hasta el propio Rey Atlan le tenía miedo.

-"He protegido el Tridente de Poseidón de falsos reyes desde el inicio y durante miles de años. He visto a los campeones más grandes intentarlo y fracasar, pero jamás he visto a alguien tan poco digno como lo eres tú"- le habló con voz de mujer que resonó por todo el oscuro panorama.

Prosiguió a exterminarlo. Liam debía nadar en todas direcciones para evitar sus tentáculos que fácilmente podrían destruir montañas enteras, y por más que lo atacaba, no lograba hacerle un daño significativo siendo el equivalente de una pulga luchando contra un elefante.

-"¿De verdad te creíste digno? ¿Te consideras un rey? ¡Tú deshonras este lugar con tu presencia!"- al haberlo inmovilizado, estuvo a punto de darle el golpe final.

-¡BASTA!- pero Liam al extender la mano derecha, causó que se detuviera en seco -tienes razón. Soy un mestizo de sangren impura. Pero no vine aquí porque crea que sea digno; sé que no lo soy.

-"¿Tú me endientes?"- no tendrá rasgos humanos, pero el asombro fue palpable en el tono de voz que ella ahora usó -"ningún mortal ha entablado una conversación conmigo desde el Rey Atlan. ¿Quién eres tú en verdad?"- lo soltó.

-No soy nadie, solo vine porque no tengo de otra. Vine para salvar mi hogar… mis dos hogares, mar y tierra, y a las personas que amo y a todo lo que existe en este mundo que no merece sufrir más. Porque el tridente es la única esperanza, y si eso no te basta… entonces púdrete.

-"Ningún ser ha podido liberar el Tridente del puño del Rey Atlan. Si él no te considera digno… bueno, no me he dado un banquete en siglos y muero de hambre"- al retirar sus enormes apéndices, dejó que Liam viese los restos de aquellos que han fracasado en su misión de quedarse con esa arma.

Le permitió acercarse al arma que palpitaba gozante de vida y con cautela la tomó, y después de ver fijamente al primer monarca de Atlantis, la jaló de sus manos.

Haciendo referencia de su homónimo que demostró ser digno de sacar la Espada de la Piedra, él también demostró ser merecedor de esa poderosa arma al empuñarla en lo alto dejando que su dorada energía lo envolviera sintiendo como en sus venas ahora corría el poder de controlar a los Siete Mares.

-"Increíble… te ha elegido"- Karathen quedó perpleja y todo la caverna fue envuelta por una explosión equivalente al resplandor de mil soles.

-¿Qué fue eso?- preguntó Mera al sentir un temblor sacudió todo el paraíso de la superficie.

Ella y Atlanna quedaron impresionadas cuando vieron a Liam salir de una cascada empuñando tanto el Tridente de Poseidón como la misma armadura-traje naranja y verde que el Rey Atlan había usado y golpeó con fuerza el suelo con el extremo inferior de esa arma.

-El único y verdadero Rey de Atlantis…- su madre quedó maravillada por lo que veía.

-Siempre supe que lo lograrías, Liam- Mera acarició su mejilla -ahora debemos regresar a la superficie y detener a Orm.

-Enseguida, pero primero… debo hacer algo- Liam miró su reflejo en una de las hojas del tridente.

(…)

-Ya llevamos mucho tiempo esperando, ¿Cuándo en verdad iniciaran sus ataques esos dichosos habitantes del océano?- preguntó el capitán de un buque de guerra a Ronnie.

Ella tuvo éxito en su misión de avisarle al resto del mundo sobre el grave peligro que representan los atlantianos y demás reinos acuáticos, y como Orm lo afirmó, al ser una reportera de gran prestigio todos le creyeron y se prepararon para lo peor especialmente si el más grande héroe del mundo ha sido atrapado por ellos.

-Pronto, pronto. Ya les dije que no bromeo y que en cualquier momento esos malditos pescados harán de las suyas- vio fijamente el oleaje, dando por hecho que en cualquier momento saldría Orm y sus tropas para iniciar el ataque.

(…)

Si tan solo pudieran ver la guerra que ahora mismo sucedía a cientos de metros bajo la superficie, la que se desató cuando las tropas de Orm, el Rey Nereus y la Reina Rina atacaron el territorio del Rey Brine generando una lucha como ningún humano ha presenciado alguna vez (NA: también tal cual como en la película)

-Esto… esto es horrible… si eso es lo que les espera a todos los humanos…- desde una cabina en la nave de ataque principal del ejército de Atlantis, Lincoln podía ver todo el grotesco espectáculo.

Cerca suyo estaba Vulko que cerró los ojos no solo para no tener que atestiguar toda esa barbarie, sino porque ya perdió toda esperanza de que Liam y Mera hayan podido conseguir el Tridente.

-¡UUAARRRGGG!- rugió el rey langosta cuando el hijo mayor de Atlanna cercenó su pinza derecha quedando a su completa merced.

-Ríndete y júrame lealtad- colocó el tridente frente a su cara de crustáceo.

-Podrás matarme… podrás quedarte con todo mi ejército… pero tú… ¡NUNCA TENDRÁS MI LEALTAD!- no le dará ese gusto y se mantuvo desafiante.

-Si así es como lo quieres- lo iba a ejecutar.

Sin previo aviso, la corteza marina se abrió en forma de varias grietas haciendo que el magma salpicase en todas direcciones evitando que los ejércitos siguieren despedazándose entre sí.

Quedando todos atónitos cuando surgió Karathen, qué de un solo movimiento de sus tentáculos, destruyó a varios de los navíos de guerra y después aplastar a varios guerreros.

Teniendo sobre su grotesca cabeza a Liam, que al empuñar en lo alto el Tridente de Poseidón creó una onda expansiva con la que detuvo a todas las criaturas marinas que habían sido usadas como bestias de guerra para que dejaran de matarse entre sí.

-Imposible… ¡EL TRIDENTE DE POSEIDÓN!- el Rey Nereus y muchos más reconocieron al artefacto que sujetaba.

-¡PAPÁ!- Mera estaba con Liam y se le acercó alegrándolo mucho de verla sana y salva -¡Debes detener esto! Orm es el único culpable de todo- comenzó a explicarle toda la verdad.

-¡VULKO!- sin demora, Liam se dirigió a la nave de guerra principal para liberar a su mentor y al Hombre de Acero después de tomar la Kryptonita y tirarla por la borda.

-Príncipe Arthur… por un momento creí que tú…- debido a la felicidad no pudo evitar llamarlo por su nombre atlantiano -pero… ¿Qué fue lo se hizo?

Lo vio raro porque Liam había usado el Tridente de Poseidón para afeitarse todo su vello facial y motilar su antes salvaje melena ahora teniendo un peinado más corto y parecido al que poseía antes de que su madre lo dejara por segunda vez.

-Sí, ya me hacía falta una buena rasurada. Tanta barba y bigote me volvían locos por la picazón- le sacó una risa con su broma -¿Y qué pasa contigo, E.T.? ¿Por qué esa cara como marinero de agua dulce después de una agitada noche de tormenta?- hizo burla a Superman.

-Por una indigestión repentina que tuve- también bromeó -y supongo que ya tienes lo que fuiste a buscar, ¿Verdad?- miró el Tridente de Poseidón.

-Así es. Llegó el momento de ponerle un punto final a esto- el peliblanco le preguntó que si necesitaba ayuda -no. esto es algo que debo hacer yo solo.

Se dirigió hacia el autoproclamado Amo del Océano, en cuyo yelmo plateado se remarcaron las facciones de sorpresa por verlo vivo y con el arma más poderosa de todas.

-Esa arma no cambia lo que tú eres- pero no se dejó amedrentar y se alistó para luchar.

-Es hora de terminar con esto. Bailemos nuestra segunda tanda, hermano.

La superficie en dónde estaban los buques de guerra comenzó a agitarse y todos los marineros quedaron atónitos cuando los navíos atlantianos surgieron al mismo tiempo que el cielo se oscureció para iniciar una violenta tormenta.

-¡SE LOS DIJE, HAN COMENZADO SU ATAQUE- Ronnie se sujetó de una baranda para no caer debido a la violencia con la que se agitaban las aguas.

-¡A mi señal todos abran fuego!- iba a ordenar el capitán del barco en dónde estaba.

-¡NO, DETÉNGANSE!- pero Lincoln surgió del agua justo a tiempo flotando en el aire para que todos pudieran verlo.

-¡SUPERMAN, ESTÁS BIEN!- una enorme alegría sintió Ronnie de verlo vivo y en una sola pieza.

-¡Todos escúchenme! Un amigo mío puede detener la guerra que la gente del mar le iba a declarar a la superficie, ¡Pero si ustedes atacan ahora condenaran al mundo a la peor de las catástrofes! Necesito que confíen en mí y tengan paciencia.

Por cuestión de logística, sería de lo más irracional hacerle caso cuando ahora saben que hay una potencia militar con enorme capacidad destructiva capaz de poner en peligro de muerte a toda forma de vida sobre la faz de la Tierra.

Pero si el considerado héroe más grande de la humanidad les pedía tiempo, tal vez le puedan hacer caso y no realizar el movimiento que terminará por condenar a todo el mundo.

-Espero que sepa lo que haces, Superman. Zach, prepara tus mejores cámaras para filmar y fotografiar esta otra noticia de Primera Plana- Ronnie le pidió al joven camarógrafo que se alistara.

-Así que has elegido ser ejecutado delante de tu gente, ¿Verdad?- Orm vio con asco los barcos de guerra cuando se paró junto a Liam en el casco de una de sus embarcaciones que había sido volteada por culpa de la Karathen.

-Me parece perfecto. Porque no solo te volveré a humillar frente a los míos, sino ante esos rastreros que tanto quieres defender y demostrarles lo poderosos que somos.

-Ya déjate de tanta mierda y prepárate para luchar. Que los dioses nos digan su voluntad- con un solo movimiento del poderoso Tridente de Poseidón, Liam agitó las aguas creando una tormenta.

Ante la vista de todos, tanto de terrestres como de acuáticos, con el cielo y mar embravecidos, se dio inicio a la batalla decisiva por el destino del planeta.

En la lucha anterior Orm tenía toda la ventaja al estar mucho más acostumbrado a pelear dentro del agua que Liam, pero ahora al pelear en la superficie en suelo sólido, los roles se invirtieron.

-¡Sede el trono y termina con esta locura!- exigió al ponerlo peligrosamente cerca de las hélice de la nave en la que luchaban que giraban como unas podadoras raspando su plateado casco.

-¡JAMÁS!- rugiendo de esfuerzo, lo hizo a un lado y continuó luchando no percatándose de que su desesperación le quitaba habilidad.

Hasta que llegó el momento cumbre en el que Liam comenzó a girar el Tridente en el sentido de las manecillas del reloj dispersando el agua alrededor y pasándolo de una mano a otra con increíble habilidad creando una barrera impenetrable.

-Esos movimientos… son los que…- Vulko sonrió enormemente al ver que no olvidó las cosas que le enseñó hace tantos años.

Orm también se impresionó, pero rugió e intento agredir al pelinaranja al dar un brinco con la intención de traspasarle la cara consiguiendo ser repelido cuando le arrojó el arma del Rey Atlan.

Y antes de que ese Tridente regresara a sus manos, Liam lo agarró en pleno aire y pasó por encima del Orm de un salto con voltereta, haciendo que pusiera horizontalmente su arma sobre la cabeza.

-¡PROAMK!- arma que se reventó en pedazos al ser golpeada justo en el medio, justo al mismo tiempo que un rayó cayó detrás suyo.

-¡SÍ, LO VENCIÓ!- festejo Mera teniendo una sonrisa resplandeciente.

-Él, aun siendo un mestizo, es el verdadero y único Rey de Atlantis- comentó su padre quedando tan impactado como el resto de los testigos, incluso los demás gobernantes.

Ninguno estaba más impresionado que Orm que está de rodillas mirando lo que quedaba del arma de su padre, ahora hecha añicos, al igual que sus sueños de ser el absoluto gobernante de todo lo que existe.

-Se acabó, hermano- Liam le apuntó al cuello tal y como él lo hizo en la contienda pasada.

-¿Qué estás esperando? ¿Qué te suplique? Si vas a matarme, ¡Hazlo de una vez!- trató de mantener la poca dignidad que le quedaba.

-No, no lo haré. No quiero que mi primer acto como rey de este chiquero sea derramar sangre- al dejar de amenazarlo con el arma causó que la tormenta cesara.

-La piedad no es nuestro modo.

-Pues en caso de que aún no lo hayas notado, hermano, no soy como ustedes- se limitó a verlo con desprecio, como si ahora fuese él una aberración indigna de existir.

-¡HAZLO!- para el rubio eso era un insulto y se quitó el casco para verlo a los ojos -¡MÁTAME!

-¡NO!- pero una voz lo interrumpió.

El ahora expríncipe de la Atlantis expresó la misma cara que Liam puso cuando se reencontró con Atlanna al ver que se les acercaba.

-Ya hubo demasiada muerte hoy.

-¿La Reina Atlanna? ¿Pero cómo es posible que…?- Vulko representó la enorme sorpresa que todos los habitantes del mar tuvieron por su presencia.

-Es una larga historia. Luego te la cuento- dijo Mera y fueron hasta dónde se hallaban.

-Ma… ¿Madre?- Orm tenía una tormenta de emociones equiparables a la que las rodeó en todo lo que duró la contienda.

-Hijo mío- sin importar lo que haya hecho, ella lo abrazó del mismo modo que a Arthur.

-No lo entiendo. Creí que tú…- no tenía cara para mirarla cuando indirectamente la condenó a morir en ese lugar de pesadillas.

-Lo sé. Liam, tu hermano, me salvó del Reino de la Fosa.

-Tú… ¿Lo apoyas a él y no a mí?- era su turno de sentir una apuñalada en el corazón.

-Claro que sí- desvió su mirada por la respuesta -ambos son mis hijos y los amo con toda mi alma. Pero tú fuiste mal guiado por las cosas que tu padre te enseñó. Porque estaba equivocado, la tierra y el océano son uno solo- dijo esto mirado a Liam al ser el perfecto ejemplo de eso.

-Mi reina…- la saludo Vulko al llegar hasta ellos acompañado por los soldados de Atlantis que hicieron una reverencia ante ella y ante el ahora nuevo rey.

-Vulko… cuanto tiempo- también estaba feliz de verlo.

-Llévense al hijo mayor de la reina- ordenó que apresaran a Orm que no opuso resistencia -pero, asegúrense de que tenga vista- le devolvió sus palabras.

-Hermano- pero Liam al hablar hizo que se detuvieran -tú y yo tenemos mucho de que hablar, cuándo quieras y como quieras- fue su manera de decirle que con mucho gusto aceptaría una revancha de su parte y pelearía contra él tanto como atlantiano como humano.

Él hizo una mueca con la que decía que esto no ha terminado y que algún día zanjarán cuentas pendientes y dejo que se lo llevaran al mar para responder por sus crímenes.

-¡Pueblo de Atlantis!- habló Mera -este día comenzó con una masacre que le pudo haber costado la vida a todos los seres que viven en este mundo, pero terminará con dicha, con el nacimiento de una nueva era, con nuestro nuevo rey: ¡EL REY LIAM!- lo señaló justo cuando el Sol salía por el horizonte cuando las oscuras nubes se dispersaron.

-¡Larga vida al rey!- exclamó el Rey Nereus y cada uno de los habitantes del mar repitieron esas palabras aceptándolo como su gobernante, uno que traerá la paz tanto entre los Siete Reinos como con los terrestres.

-Oh, genial… ¿Y ahora cómo se supone que debo manejar todo este embrollo?- el ahora monarca de Atlantis se rascó la nuca por no tener ni la más mínima idea de cómo dirigir un reino.

-¡ESO ESTUVO DE LUJO!- comentó de repente Zach siendo cargado por Superman y acompañado por Ronnie y no se demoró en tomarle fotos en distintos ángulos.

-¿El Rey Liam, eh? No se oye nada mal- Lincoln asintió un par de veces cruzándose de brazos.

Sonreía de medio lado porque sabía muy bien, qué de ahora en adelante, contará con otro poderoso aliado en su lucha interminable contra las Fuerzas de Mal y que podrá cubrir los puntos ciegos que él no pueda sortear, especialmente los que tengan relación con el basto océano.

-Vaya… esto… esto es de locos- pocas veces se ha visto a Ronnie tan asombrada al verlo de arriba abajo -es más guado de lo que me dijiste que era, Superman- hizo que rugiese por tal cumplido.

-Entonces… ¿Cómo debo llamarlo a usted, Señor Rey de las Sirenitas? Podría… ya sabe, ¿Darme una exclusiva y contestar unas preguntas ahora que los humanos sabemos de la existencia de ustedes?- pero su faceta de reportera profesional no tardó en salir a flote.

-¿Es necesario? Ha sido un largo día…- suspiró fastidiado, pero Mera le dio un codazo -ya qué carajos… mi nombre completo es Liam Arthur Miller Hunnicutt, o puede llamarme Aquaman como lo hizo en ese reportaje o como quiera decirme- a Vulko le dio una enorme alegría oír que aceptó su herencia atlantiana.

-Y si tiene paciencia, tengo una muy, MUY larga y tediosa historia que contarle- esperaba desanimarla con esto para no tener que gastar más saliva.

-Soy todo oídos- pero la mexicana con mucho gusto se dispuso a oír lo que tuviera que decirle, haciendo que gruñese exasperado y Lincoln riese divertido porque no supo en lo que se metió.

(…)

El ocaso llegaba y Thomas continuaba pescando en el rompeolas, lo único que ha hecho desde que su hijo se fue intentando distraer su mente de todas sus preocupaciones.

Sonriendo de medio lado al sentir como alguien se paró detrás suyo.

-Si estás de regreso, es porque todo salió bien, ¿Verdad, hijo?- creyó que se trataba de Liam.

-En verdad hay cosas que jamás cambian, Tom.

Igual que en esa ocasión, casi se cae al reconocer esa voz y al girarse sus ojos se abrieron como platos al volver a ver a la mujer del mar que tanto amó quedándose completamente mudo del asombro.

-¿Ahora sí quieres que te pellizque?- hizo referencia a lo que le dijo esa vez.

-A… ¿Atlanna?- como le pasó a su hijo, sus emociones lo dominaron y la tomó de los hombros viéndola de arriba abajo para corroborar que no alucinaba -tú… estás aquí… volviste otra vez.

-Como dicen los humanos: a la tercera es la vencida- compartiendo sus lágrimas de dicha, le dio un apasionado beso justo cuando el Astro Rey terminó de ocultarse en el horizonte.

Llegando así el final de un largo y tormentoso capítulo en sus vidas, en las vidas de dos seres que se suponen nunca debieron juntarse, pero que fueron unidos por el destino, siendo los primeros en realmente unir la tierra con el océano.

-¡BRUAG! Por más cursi y meloso que me parezcan… admito que me encantan los finales felices- Liam sonrió enternecido al verlos parado en una roca y siendo golpeado por el oleaje.

Acompañado por Mera que le tomó una mano, porqué aunque él no admitiera, fue metido justamente en uno de esos cuentos que tuvo un lindo final luego una devastadora tormenta y cuyo capítulo siguiente brillara como un camino de diamantes al estar también junto con la persona que más ama.

(…)

No mucho después de ser derrocado, Orm se hallaba en una prisión teniendo las mismas cadenas y grilletes que le había colocado a Kal-El. Todavía tenía esa tormenta de emociones, la alegría de saber que su madre sigue viva y no murió por su culpa, combinada con el enorme odio y rencor que le guarda a Liam.

Claro que deseaba cobrarle venganza por lo que hizo, pero no podrá solo, no cuando él tiene tanto el apoyo del pueblo de Atlantis, el poder del Tridente de Poseidón y el respaldo de Superman.

¿Quién podrá ayudarle a llevar a cabo sus nuevos objetivos?

-Veo que ha caído hasta lo más bajo, principito.

Dejó de divagar cuando alguien le habló. Al mirar hacia adelante y entre las barras de su celda, notó un brillo verde fosforescente unido a un ser humanoide al que no se le podía apreciar bien debido a la oscuridad del lugar.

-¿Es que acaso ese jodido alienígena de pelo blanco tuvo la culpa de que ahora estés en el fondo de la cubeta?- la luz que emitía el brillo verde que sale de su pecho permitió que viese una sonrisa de burla en su cara.

Al menos, si la tuviera porque ese individuo es algún tipo de exoesqueleto robótico que no poseía nada orgánico, mucho menos piel, y aun así, era capaz de reír.

La respuesta de Orm solo fue gruñir y mirar hacia otra parte.

-Tomaré eso como un sí. ¿No te sirvió el pedazo de Kryptonita que tomaste de mí?- fingió estar muy triste.

-Eso ya no importa. Lo perdí todo tanto por su culpa, como por culpa de mi estúpido hermano.

-¿Y qué dirías si te digo que puedo ayudarte a recuperar todo lo que perdiste?

-Diría: supongo que esta es la parte en la que debo estar interesado en lo que vas a proponerme, ¿Correcto?- intuyó con sarcasmo.

-¿Qué comes que adivinas?- volvió a reír -yo te ayudaré a despedazar al que te puso en esta posición y tú me ayudarás a aniquilar a ese jodido extraterrestre, ¿No te parece un trato justo? Y antes de que me mandes al carajo, te recuerdo que ahora literalmente no tienes nada que perder. ¿Qué te costará unir fuerzas con alguien que tampoco tiene nada que perder?

Orm meditó esas palabras y se dio cuenta de que es verdad. No podrá ganarle solo a Liam, y si quiere erradicarlo, deberá reorganizar su forma de ser y aceptar cualquier que se le dé, aunque ese alguien no le inspire mucha confianza.

-Creo que podrías empezar con decirme tu nombre, hombre de metal. Nunca nos lo dijiste cuando te encontramos vagando por el fondo del mar.

-Corben, Nick Corben, a tus servicios. Pero, puedes llamarme Metallo- los ojos de esa máquina brillaron un momento del mismo color que la piedra en su pecho, ansioso por hacer negocios con alguien que está en su misma posición y cuya sed de venganza es equiparable a la suya.

Siendo igual a graves problemas en el futuro tanto para el principal héroe de la humanidad, como para el salvador de los Siete Mares.

Historia completada el 12/03/2023.

Y hasta aquí llegó este cuento… ¡Cielos santo! Casi 17 mil palabras… ¡Cómo me duelen los dedos! Parece que últimamente he hecho capítulos monstruosamente largos… (Aunque solo he hecho cuatro en lo que lleva el año)

En serio lamento hacer un capítulo así de enorme, pero es que ya quería acabar este fic cuanto antes. No podía simplemente decir "Imagínense todo como la película y ya" porque sí, aunque en muchas cosas me basé en la película, tuve que cambiar y agregar otras, en especial cómo Lincoln y Ronnie influyeron en la trama.

Y más aún lo ocurrido en el flash back, porque ahí si tuve que cambiar varias cosas con respecto a lo mostrado en el filme para hacer que su pasado con Mera y Orm fuese más profundo (Y hacer que este quedase más cruel y desgraciado de lo que ya era) para que su relación tuviese un mejor trasfondo.

En fin, espero que les haya gustado de igual manera, pero, ¿Quién es ese Metallo que le habló a Orm al final? Bueno, es Nick (Este es el nombre que le di al chico del cereal de zombis en la serie Canon XD) y el año pasado hice un fic en dónde es Metallo, uno de los principales enemigos de Superman y con quién introduje el concepto de la Kryptonita en este Crossover Metaverso (Y también para no repetir el mismo final de la película de Aquaman en donde Black Manta recibe ayuda de ese científico que ni me acuerdo de su nombre)

Entonces… ¿Qué pasará ahora con Lincoln y Liam? ¿Cuáles nuevos enemigos y aliados tendrá Kal-El en el futuro? Pues hace no mucho hice un fic en donde Leni es Supergirl, así que eso responde parte de la pregunta, pero no responde cuáles serán sus rivales a vencer en el futuro… y que serán mil veces peores que los mostrados hasta ahora (Música de suspenso)