Gracias a todos los lectores de habla hispana que han decidido darle una oportunidad a esta nueva historia y a todos que quieran seguirla con algún traductor.
¡Espero les guste!
Capítulo 1
Edith Adams era la hija de dos humildes trabajadores. Su madre era cocinera en la posada de un pequeño pueblo y su padre trabajaba en la herrería del señor Robinson. Ellos sólo tuvieron una hija y le dieron lo mejor que pudieron. La pequeña Edith siempre fue la niña más linda y elegante de su humilde villorrio y cuando creció y se convirtió en una bella señorita, todas las mujeres la envidiaban y los hombres la admiraban.
Pero Edith pensaba que ella había nacido para cosas grandes y no deseaba tener un destino como el de su madre, que había tenido que trabajar toda su vida sirviendo a otros. Ella siempre soñó con vivir en una casa grande con muchos sirvientes y rodeada de lujos y envidiaba a todas aquellas muejeres de sociedad que sin hacer ningún esfuerzo tenían todo lo que ella siempre había querido.
Afortunadamente su suerte comenzó a cambiar cuando cumplió veintiún años y conoció a Henry Wickham. Aunque él era doce años mayor que ella, y de apariencia normal, a Edith le llamó la atención desde el primer momento en que lo conoció porque era un hombre trabajador y que había tenido mucho éxito gracias a su esfuerzo que había trabajado arduamente desde que era muy joven. Edith vio en Henry la posibilidad de salir de la pobreza y ascender socialmente y por esa razón aceptó felizmente cuando él le propuso matrimonio.
A los pocos meses de haberse casado, Henry recibió dos noticias que marcarían el destino de su vida y la de su esposa. La primera noticia fue que en unos pocos meses sería padre y la segunda que sería el nuevo administrador de una de las haciendas más prósperas de toda Inglaterra.
Cuando Edith vio Pemberley por primera vez quedó impresionada con los hermosos jardines y la majestuosidad de la bella mansión junto a un lago. Allí todo era elegante, hermoso y probablemente muy caro. Pero ni la mansión, ni lo elegante de sus muebles impactaron tanto a Edith como lo hizo el dueño de todo eso. Ella jamás había visto un hombre tan guapo y sofisticado y se enamoró perdidamente de él a primera vista. Y como era de esperarse, de la misma forma que amaba a George Darcy, Edith odiaba a Lady Anne, una mujer bastante plana y prácticamente sin personalidad. Además esa maldita mujer tenía todo lo que ella deseaba y jamás podría tener. Mientras ella vivía en la mansión, ella tenía que vivir en una casa modesta con sólo unos cuantos sirvientes.
George Darcy y su esposa Anne llevaban cinco años casados cuando los Wickham llegaron a vivir a Pemberley. George estableció rápidamente una amistad con Henry que se extendería por muchos años. Él apreciaba y valoraba el trabajo diligente de Henry y sabía que podía confiar ciegamente en él durante el tiempo que con su esposa pasaba en la mansión de Londres.
Pese a que el matrimonio entre George y Anne fue arreglado por las familias de ambos, ellos lograron enamorarse y ser muy felices en la primera etapa de su vida juntos. Desgraciadamente, esa felicidad fue opacada por la ausencia de hijos. Lady Anne había tenido más de un embarazo pero terminaron en abortos espontáneos que la dejaban muy mal tanto física como emocionalmente. George tenía tanto miedo de perder a su esposa que se había alejado físicamente de ella para evitar los embarazos. Y por supuesto, Lady Anne pensaba que su marido ya no la quería precisamente por su inhabilidad para proveer el deseado heredero de la hacienda y la fortuna familiar.
Cuando el hijo de Edith nació, ella lo llamó George en honor a su padrino y se aseguró que el señor Darcy pasara mucho tiempo con su hijo George. Ella sabía que Lady Anne era una mujer tan insignificante que jamás podría darle un hijo a un hombre tan maravilloso como el señor Darcy.
Durante casi dos años de su vida, el pequeño George Wickham fue el único niño que transitaba por los pasillos de Pemberley tomado de la mano de su padrino que había volcado todo su amor paternal en él. Lady Anne también quería mucho al pequeño George pero desconfiaba de su madre. Ella siempre notó cómo esa mujer miraba a su marido y los comentarios solapados que hacía para hacerla sentir mal porque ella no había podido concebir. Aunque Lady Anne era una mujer dulce e inteligente, por desgracia era bastante tímida y prefería no generar conflictos por lo que siempre ignoró a Edith. Además se veían en muy pocas ocasiones porque no pertenecían al mismo círculo social.
Edith soñaba con que su marido y Lady Anne murieran para que ella y George Darcy pudieran casarse y que su hijo se transformara en el heredero de toda la fortuna familiar. Por esa razón decidió no tener más hijos y concentrar todos sus esfuerzos en su amado George porque ella pensaba que él estaba destinado a ser alguien respetado e importante.
Pero todos sus sueños e ilusiones se desvanecieron porque justo una semana antes que George Wickham cumpliera dos años, Fitzwilliam Darcy llegó al mundo y George Darcy por fin tenía su tan deseado heredero.
Los años pasaron y el resentimiento por Anne Darcy y su hijo Fitzwilliam crecían cada vez más. Lo que más le dolía a Edith era ver que el nuevo heredero de Pemberley era físicamente igual a su padre. Incluso ella había notado que tenía el mismo lunar con forma de media luna en el cuello detrás de la oreja izquierda.
El pequeño Fitzwilliam se transformó en lo más importante para sus padres que lo amaban profundamente. El nacimiento de ese niño había logrado unir nuevamente a la pareja y Pemberley se transformó en un hogar feliz. Pero el niño no sólo era amado por sus padres sino también por todos los sirvientes y especialmente por la nueva ama de llaves. La señora Reynolds nunca había conocido un niño tan bien comportado y amable.
Pero el ahijado del señor Darcy producía sentimientos completamente opuestos porque era un niño travieso que nunca obedecía órdenes y se comportaba como si Pemberley fuera suyo. Edith desde muy pequeño le había fomentado a su hijo a sentirse superior y le hizo creer que con la ayuda de su padrino algún día sería un hombre rico y poderoso. Pero Edith también fomentó el odio por el pequeño Fitzwilliam en su hijo, haciéndole creer que había nacido para despojarlo de todo lo que estaba destinado a ser suyo.
Pero la furia y celos de Edith se transformaron en odio incontenible cuando George y Anne Darcy organizaron una hermosa fiesta para el cumpleaños número cinco de su amado hijo y heredero. A la fiesta asistieron las familias más importantes de Derbyshire, incluyendo al Conde y la Condesa Matlock y sus dos hijos. Ver al pequeño Fitzwilliam admirado por todos y destinado a tener una vida de lujos mientras su hijo no era más que el hijo de un empleado de la hacienda le nubló a tal grado el raciocinio que comenzó a pensar en un macabro plan.
Dos semanas después de aquel día, Edith encontró la oportunidad perfecta de deshacerse de ese maldito niño de una vez por todas. Era una calurosa tarde de verano y el pequeño Fitzwilliam había ido al río con su nana y un lacayo para poder refrescarse. Edith fingiendo un encuentro casual se puso a conversar con la mujer a cargo del niño, mientras su hijo George jugaba con el heredero de los Darcy.
En un momento de descuido, ella se acercó al pequeño Darcy y lo empujó al río, sin darse cuenta que el niño antes de caer se afirmó de su vestido haciendo que ambos cayeran al río. Edith inmediatamente comenzó a gritar por ayuda y tanto la nana como el lacayo intentaron infructuosamente rescatarlos. Debido a las lluvias de verano el río llevaba mucha agua y la corriente era demasiado fuerte, haciendo que ambos desaparecieran en pocos minutos.
El cuerpo de Edith apareció tres días más tarde a casi diez kilómetros de donde se había producido el accidente. Todo el mundo pensó que ella había dado su vida tratando de salvar al pequeño Fitzwilliam y por esa razón George Darcy le prometió a Henry Wickham que él siempre protegería a su ahijado para de esa forma honrar a su difunta madre.
George y Anne Darcy se sumergieron en una profunda tristeza y por mucho tiempo esperaron encontrar aunque fuera el cuerpo sin vida de su hijo para poder darle cristiana sepultura. Pero él nunca apareció y la tristeza y la amargura se apoderó de Pemberley. Más tarde, cuando la pequeña Georgiana nació, sus padres recobraron algo de alegría pero la temprana partida de Lady Anne opacó esa felicidad temporal.
George Darcy dedicó su vida a trabajar, hacer productiva su hacienda y a cuidar y proteger a su pequeña hija. Ella era lo único que él tenía y jamás permitiría que le pasara lo mismo que le había ocurrido a su primogénito.
P&P
"Tía Violet, te voy a extrañar mucho. No me gusta que vivas tan lejos de todos nosotros," dijo Madeline Watson a su tía favorita.
"Algún día tú te casarás mi querida niña y también tendrás que seguir a tu marido donde quiera que él vaya," replicó Violet Dalton.
"Pero yo nunca me voy a casar, tía," dijo Madeline. Ella tenía catorce años pero no estaba interesada en los chicos aún y prefería pasar el día leyendo y ayudando a su padre en la librería del pueblo.
Violet solo sonrió porque ella decía lo mismo cuando tenía esa edad. "Si no sigues a tu esposo, te tocará seguir a tu padre entonces."
"No quiero que mi padre venda la librería, tía. Yo quiero vivir para siempre aquí, esta es mi tierra." Madeline había escuchado en más de una oportunidad a sus padres hablar sobre mudarse a Londres.
"Mi querida Maddie, Tu padre es un hombre inteligente y tu hermano tiene muchas ideas innovadoras. Lambton es un pueblo muy pequeño y es muy difícil progresar en un lugar como este. Tú ya tienes catorce años y debes apoyar en todo a tus padres, pero especialmente a tu hermano Peter."
"Lo sé tía, tú eres tan sabia en todo. Gracias por escucharme y prometo escribirte todos los meses," concluyó Madeline y abrazó a Violet.
"Y yo contestaré sin falta," replicó Violet, besando a su amada sobrina en la mejilla.
La familia Watson era originaria del pueblo de Lambton y por años había tenido una librería y una casa de té allí. Pero Peter Watson se había dado cuenta que la única forma de progresar era mudarse a la capital. Su padre y él habían ahorrado dinero por años y tenían capital para comenzar nuevas aventuras en un lugar donde podrían hacerse ricos si trabajaban duro.
Violet era la hermana menor de Isaac Watson y cuando se casó con Aaron Dalton se mudó a Manchester donde su esposo tenía una tienda de telas. Los Dalton eran un matrimonio bien avenido y que se amaban profundamente, pero en los casi diez años de matrimonio nunca había podido tener hijos. Ellos habían asumido que su familia sería sólo de dos personas y como tenían sobrinos, habían volcado todo su amor paternal hacia ellos.
Violet sabía que ese era el último cumpleaños de su sobrina que celebrarían en Lambton porque antes del fin del verano los Watson dejarían Derbyshire para siempre. Por eso ella y su esposo, que querían mucho a la preciosa e inteligente Maddie, habían querido estar con ella y llevarles unos lindos regalos.
Desgraciadamente el viaje de retorno a Manchester no fue nada fácil porque hubo una gran tormenta y lluvias torrenciales por muchos días. Por esa razón, ellos debieron buscar refugio en una posada a mitad de camino y pasar varios días allí. Como era de esperarse, muchas de las rutas estaban intransitables y el carruaje de los Dalton tuvo problemas con una de sus ruedas por lo que tuvieron que extender su estadía en aquel pequeño pueblo a pocas horas de Manchester.
Mientras el señor Dalton hablaba con el herrero que estaba reparando el eje de la rueda, la señora Dalton salió a caminar para entretenerse. La posada era muy pequeña y no había prácticamente nada que hacer allí. Después de caminar por casi diez minutos llegó a un lugar muy hermoso desde donde se podían ver los campos sembrados y el paso de un pequeño río que por la crecida del río principal transportaba mucha agua y todo tipo de residuos.
Cuando estaba lista para regresar a la posada, escuchó el llanto de lo que parecía ser un niño y se preocupó mucho. Como pudo, se acercó a la orilla del río y vio a un pequeño con ropas raídas y aferrado fuertemente a la rama de un árbol.
"Por Dios, pobre niño, ¿qué te pasó?" dijo Violet afligida. Pero el niño no dijo nada, sólo la miraba con los ojos llenos de lágrimas. Sin duda alguna, él estaba muy asustado y al borde del colapso emocional.
"No te preocupes, mi niño hermoso. Por favor no tengas miedo porque yo sólo quiero ayudarte," dijo Violet acariciando la mejilla de ese pobre niño.
Una vez que consiguió que el pequeño confiara en ella, le quitó la ropa raída y lo envolvió con su chal. Ella notó que el niño llevaba una cadena con la letra F, se la quitó pero la guardó porque pensó que podía dar una pista de quién era él. Aunque por lo rota que estaba su ropa, ella asumió que era el hijo de algún campesino.
El niño no tenía zapatos por lo que Violet lo cargó gran parte del camino y por eso demoraron más de una hora en llegar a la posada. Una vez allí le contó a su esposo lo que había pasado e inmediatamente intentaron contactar al magistrado del pueblo para averiguar quién era. Además, ellos le compraron ropa y lo alimentaron esperando tener noticias de sus padres. Pero nadie parecía conocerlo o saber dónde vivía. Además, el pequeño en los casi tres días que pasó con los Dalton, no dijo ni una sola palabra haciendo que fuera aún más difícil localizar a su familia.
Después de que Edith arrojó al agua al pequeño Fitzwilliam, él logró aferrarse a la rama de un árbol y el río lo arrastró casi veinte kilómetros en dirección noroeste. Hasta que finalmente la rama a la que él se había aferrado, varó en la orilla de uno de los muchos brazos del río principal. El pequeño Fitzwilliam pasó toda la noche allí y gracias a las altas temperaturas pudo sobrevivir hasta que Violet lo rescató.
"El carruaje está listo, Violet. Mañana partiremos a primera hora," le dijo Aaron a su esposa mientras ella arropaba al niño en el sofá donde le había hecho una cama temporaria.
"Aaron… yo," intentó decir Violet.
"Querida, sé lo que estás pensando y no creo…"
"Aaron, no podemos dejar a este niño aquí. No te das cuenta que si su familia no lo busca o si murieron en el río, él está condenado a ser un huérfano más. No quiero ni pensar lo que le puede pasar…" dijo Violet sin poder contener las lágrimas.
Al igual que su esposa, Aaron se había encariñado con el pequeño y le daba mucha pena porque al parecer era mudo. Por lo que abrazando a su esposa le dijo. "Está bien querida, dime qué quieres hacer."
"Creo que lo mejor es llevarlo con nosotros. Dejaremos todos nuestros datos con el posadero y si alguien pregunta por el niño ellos sabrán cómo ubicarnos. Cuando lleguemos a Manchester, contactaremos al magistrado y a tu procurador para que nos ayuden a localizar a su familia."
"¿Y qué pasa si no tiene familia? ¿Qué pasa si su familia murió en el río?" preguntó Aaron casi sabiendo la respuesta que le daría su esposa.
"Si no tiene familia, quiero que nosotros seamos su familia," dijo Violet y abrazó a su esposo sin poder parar de llorar.
Al día siguiente el pequeño niño del río partió con los Dalton rumbo a Manchester. Tal como lo habían planeado, ellos hablaron con el magistrado pero él casi no los tomó en cuenta porque creyó que se trataba de otro niño más abandonado por sus padres, como había tantos en las calles de Manchester, y él tenía cosas más importantes de qué ocuparse.
Por su parte, el procurador de los Dalton puso un anuncio en el periódico local diciendo que la familia había encontrado un niño sin especificar cómo ni dónde. Como era de esperar, nunca nadie respondió.
Los Dalton llamaban al niño "River" mientras esperaban recibir noticias de su familia, pero cada día se encariñaban más con el pequeño. Ellos hicieron que el doctor lo examinara para ver si todo estaba bien, y el doctor concluyó que el niño debía estar en una especie de choque emocional y por eso no hablaba.
Efectivamente, el pequeño Fitzwilliam Darcy había pasado toda una noche solo en medio del bosque llorando y había bloqueado todo recuerdo de su vida previa. Por consecuencia, cada día también se encariñaba más con los Dalton que lo trataban con mucho amor.
"Querida, ya han pasado casi cuatro meses desde que River está con nosotros y no hemos tenido noticia de su familia."
"Sé que eso debería darme pena, mi amor. Pero no puedo evitar sentirme feliz de saber que nadie podrá quitármelo."
Justo en ese momento el niño entró en el cuarto y tomó la mano de Violet. "Yo soy itlliam, ¿eres mi mamá?"
Violet miró a su marido y luego besó al niño en la frente. "¿Te llamas William?"
"Sí," contestó el pequeño.
"Yo soy Aaron Dalton y ella es mi esposa Violet, mi querido William."
"Si tu quieres yo puedo ser tu mamá y mi esposo puede ser tu papá," dijo Violet muy emocionada.
"Sí, mamá. Yo quiero que seas mi mamá y él mi papá," contestó el pequeño William y dejó que sus padres lo abrazaran.
Después de casi un año, los Dalton adoptaron formalmente al pequeño William y no hubo ni un día de su vida que ellos se arrepintieran de haberlo hecho porque fue el mejor hijo que pudieron soñar.
P&P
Más de veinte años después…
Aaron Dalton sabía que le quedaban pocas horas de vida y deseaba poder despedirse de las dos personas que había amado más en su vida. Su querida esposa Violet y su hijo William. Junto a ellos había pasado los últimos veintidós años de vida en un hogar lleno de amor y alegría.
"Querida, por favor no llores. Hace tiempo tú y yo sabíamos que este momento llegaría tarde o temprano."
"Aaron, querido no te esfuerces tanto y descansa," dijo Violet tratando a toda costa de no llorar.
"El muchacho, ¿ya llegó?" preguntó Aaron a su esposa.
"Sí, querido. Está hablando con el doctor."
"Le puedes decir que venga, necesito hablar con él. Nos puedes dar un tiempo a solas, por favor, querida?"
"Por supuesto," dijo Violet. Ella besó la mejilla de su esposo y fue en busca de su hijo.
En cuanto William vio el rostro de su madre supo que a su padre no le quedaba mucho tiempo. "Mamá, ¿cómo está mi padre?"
"Quiere hablar contigo, querido. Por favor ve con él," dijo Violet acariciando la mejilla de su hijo.
William entró inmediatamente a la habitación, pero cuando lo vio tan consumido y casi sin fuerzas no pudo evitar arrodillarse junto a él y llorar desconsoladamente.
"Hijo, tienes que ser fuerte porque tendrás que cuidar a tu madre."
"Papá, por favor no hables así. Te vas a recuperar, ya verás…"
"William, mi querido hijo… Llegaste a mi vida cuando tenía cuarenta años, cuando pensé que jamás sabría lo que era ser padre… y…" Aaron no pudo seguir hablando porque comenzó a toser.
"No te esfuerces, padre. Por favor descansa," dijo William mientras besaba la mano de Aaron.
"Muy pronto descansaré hijo, por favor déjame decirte todo lo que quiero decirte. William, quiero agradecerte por hacer que tu madre y yo fuéramos los padres más orgullosos de toda Inglaterra. Cada vez que ganabas un premio en la escuela o cuando te graduaste con honores de Oxford, nosotros nos sentimos felices de que nos hayas permitido ser tus padres. Hijo, quiero que cumplas todos nuestros sueños, y que inicies negocio en Londres tal como lo habíamos planeado. Todo lo que era mío ahora es tuyo y de tu madre y sé que lograrás todo lo que yo nunca pude porque eres el mejor hombre que he conocido… te quiero hijo de mi corazón…"
"No padre, por favor no nos dejes," gritó William desesperado.
El doctor le pidió que saliera del cuarto y quince minutos más tarde les dio la noticia de que Aaron Dalton había fallecido. Madre e hijo lloraron abrazados por casi una hora sin decir nada hasta que William supo que debía encargarse de arreglar todo para el funeral.
"Mamá, tendré que dejarte unas horas sola para encargarme de mi padre. Pero antes de irme quiero que sepas que te amo mucho y que ahora que no está mi padre, seré yo el encargado de cuidarte."
"Lo sé mi niño. No te preocupes y haz lo que tengas que hacer."
Violet le había notificado de la condición de su esposo a la familia, y tanto Peter como Madeline y su esposo, emprendieron viaje inmediatamente rumbo al norte. Desgraciadamente sólo llegaron el día después de la muerte de Aaron, pero al menos lograron acompañar a la familia. Aaron no tenía familia porque su única hermana había muerto varios años atrás soltera y sin hijos por lo que los Watson y los Gardiners y los amigos de la familia asistieron al funeral.
Después del responso, William se encerró en el que hasta hace poco había sido el estudio de su padre. La muerte del hombre al que tanto admiraba le había traído recuerdos sobre aquel río donde lo encontró su madre tantos años atrás. Él no lograba saber si eran recuerdos reales o sólo fantasías de un niño. "Tengo que olvidarme de todo esto porque tengo demasiadas cosas importantes que hacer."
Violet le pidió al esposo de su sobrina que hablara con William. Él llevaba muchos días encerrado en sí mismo y casi sin comer. Edward era un hombre de carácter afable y muy inteligente y ella sabía que su hijo lo admiraba mucho.
"William, ¿tienes un momento?"
"Claro que sí, tío Gardiner. De hecho, tenía muchas ganas de hablar contigo porque voy a necesitar tu ayuda."
"Por supuesto, dime en qué puedo ser útil." A Edward Gardiner también le agradaba mucho William. Él sabía que los Dalton lo habían adoptado y que el muchacho había sido un excelente hijo. Aunque por su carácter reservado muchos pensaban que era un hombre demasiado cerebral y poco afectuoso, los que lo conocían bien sabían lo mucho que quería y respetaba a sus padres.
"Quiero cumplir el sueño de mi padre y para eso debo mudarme a Londres. Yo no conozco muy poco el ambiente comercial de esa ciudad y quiero saber si puedo contar con su ayuda."
"¿Estás seguro? El negocio de los Dalton es muy próspero en Manchester…"
"Y lo será en Londres. Importaciones y Exportaciones Dalton se transformará en la empresa más exitosa de Londres aunque tenga que trabajar día y noche por el resto de mi vida," dijo William tajantemente.
"Si estás decidido, cuenta con mi ayuda," dijo el señor Gardiner y dejó al muchacho solo porque parecía no tener ganas de hablar más.
William se quedó en aquel estudio hasta que cayó la noche llorando por la pérdida de su padre y tratando de sacar de su cabeza todos aquellos recuerdos que habían aparecido entre sueños y los que le causaban miedo y mucho dolor. "Yo soy un Dalton y siempre lo seré."
P&P
Bueno, tuve esta idea y me dio por escribir este primer capítulo. No estoy segura si puede calificar como una variación de P&P porque hay varias situaciones que serán bien distintas a la novela original. De hecho, el señor Darcy (Dalton aquí) no creció en Pemberley y su orgullo será de una naturaleza muy distinta al de P&P. Obviamente habrá romance entre Dalton/Darcy y Elizabeth y creo que les queda claro cómo se conocerán.
Precisamente porque no estoy segura si es una historia de P&P, sólo la escribiré en español porque ustedes son más comprensivos y buena onda y me perdonarán el desliz si es que no les gusta. Si la publicara en inglés creo que me iría muy mal :)
Finalmente, tengo toda la trama en la cabeza y quise escribir un largo primer capítulo para darles una larga introducción a la premisa de la historia. ¿Qué piensan? ¿Debo escribirla o mejor me olvido de ella?
Gracias por sus comentarios y me quedo a la espera de sus respuestas. En todo caso, si me animan a que siga, sólo podré continuar escribiendo cuando termine con HF.
Otra razón por la que decidí publicar el primer capítulo es por si a alguien se le ocurre lo mismo no digan que soy copiona jajaja porque ya tengo fama de traicionera y de tener múltiples personalidades.
Saludos,
Yo