GATITOS DEL CIELO
Buenas noches, tardes o días señoras y señores, ¿Cómo andan hoy? Espero que bien, porque yo sí, bueno, al menos en parte y no puedo decir que del todo muy bien.
Eso se debe a que esos rumores que se dieron hace no mucho sobre el posible cierre de Fan Fiction parece que fueron puras mentiras y que la página en realidad será actualizada. Eso me genera un enorme alivio porque significa que el lugar al que le he dedicado 10 años de mi vida no desaparecerá de la noche a la mañana y podré seguir plasmando ahí mis locuras.
Pero lo que me pone regular es por el contenido de este fic, qué si bien no es lo más trágico o impactante que alguna vez he escrito, me afecta mucho porque se basa en hechos reales que tuve que enfrentar y que aún me siguen mortificando cada vez que pienso en eso.
Así que preparen sus pañuelos y deléitense con la historia que acabo de crear, protagonizada por la menos higiénica de las hermanas de Lincoln junto con el amigo granjero de este… y los hijos que han gestado (Se escucha el sonido de personas escupiendo sus bebidas de la impresión al leer esto último)
En las afueras de Royal Woods, en lo que parecía ser una peculiar fusión de granja con taller mecánico, un gallo cantó dando así el inicio de un nuevo día para todos sus residentes que sin demora alguna empezaron a hacer sus diversos y rutinarios quehaceres.
Sin importar lo disparatados que estos puedan resultar para el citadino promedio.
-¡Esos no son juguetes, los necesito para reparar las camionetas!- Lana Loud, toda una mujer adulta de 40 años y dueña del taller, perseguía a unos pollitos que jugaban con piezas de metal circulares igual a como lo harían unos niños con aros, porque incluso los usaban como hula hula.
-¡Virginia, dile a los demás cerdos que dejen de jugar con eso!- su marido, Liam Miller Hunnicutt y dueño de la granja con 45 primaveras, le ordenó a la mayor de sus chanchos que impusiera el orden entre los demás porcinos porque estos, de alguna manera, podían tomar unas mangueras y cables para brincar la cuerda en la porqueriza.
-¡VENGAN AQUÍ CON ESOS NEUMÁICOS!- la rubia ahora fue tras unas ovejas que jugaban con unas llantas porque literalmente se pararon en dos patas sobre estas para llevárselas rodando.
-¡Will, Vilma, dejen de ordeñar a las vacas vayan tras los becerros!- ordenó el pelinaranja mientras cargaba en cada brazo a varios cerdos, pero al tratar de tomar otro, perdió el equilibrio y cayó de cara en el charcal no pudiendo evitar tragar un poco de lo que ahí había.
-¡Entendido, papá!- hablaron a la vez un niño y niña mellizos de pelo naranja igual al suyo de poco más de media década de vida deteniendo su labor de sacarle la leche a las ubres para ir por los bovinos que a su vez se divertían persiguiendo el puente trasero de un auto que sacaron a empujones del taller igual a como lo harían unos gatitos con una bola de estambre.
-¡ARRE, CABALLITO, ARRE!- se subieron en un potro para seguirlos luego de que este relinchara.
La niña manejaba las riendas mientras que el niño tal y como un vaquero giraba sobre su cabeza una cuerda que al arrojarla enrolló con admirable precisión el cuello de uno de los becerros para enseguida jalarlo, tirársele y pelear, creando una nube de humo de la que sobresalían sus puños, patadas y las pezuñas del animal combinados con mugidos y gritos, que al dispersarse lo reveló victorioso al haberle amarrado las patas dejándolo totalmente inmovilizado.
-¡JA! ¡¿Cómo te quedó el ojo, hermana?!- presumió su triunfo a la niña cruzándose de brazos.
-¡BAH! Yo haría eso con un brazo atado a la espalda- ella hizo un mohín y le ordenó que ahora fuese él el que manejara al caballito para así poder enlazar a los demás becerros.
Sí, un día normal, común y corriente para los que vivían ahí; el resultado de combinar animales rurales con elementos mecánicos que en otras circunstancias serían totalmente incompatibles.
Pero, entre tantos animales haciendo actos de lo más demenciales y ridículos que solo podrían verse en las clásicas caricaturas de Walt Disney o de la Warner Brothers, había uno que se mantenía completamente al margen no teniendo interés en participar.
Un gato, mejor dicho, una gata que lo único que hacía era comer un poco de pescado antes de retirarse contoneando su gran barriga de embarazo que casi la vuelve una bola de pelos con patas y que tenía cosas mucho más importantes que hacer que animaladas de ese estilo.
(…)
Ya siendo medio día, Liam y Lana fueron a descansar luego de tan ardua labor y se sentaron en el porche de su casa dedicándoles una mirada a sus animales pastoreando.
Hay que admirar las energías casi sobrenaturales que poseen tanto por atender a ese enorme número de criaturas revoltosas que casi parecen un acto de payasos de circo, como también atender los diferentes vehículos que tienen a su disposición y dejarlos enteros y en una sola pieza como se los pidieron los dueños y sin que sus criaturas tiren por tierra todo el esfuerzo que les dedican o los dejen en peor estado en el que se los entregaron.
-Ay… ay… es idea mía, ¿O cada día esto se vuelve más difícil?- se quejaba el granjero luego de sacarse unas astillas que tenía clavadas en el trasero.
-Bueno, se dice que cuando uno cumple los 40 ya empieza a sentir el peso de los años, así que… nos están pasando ya la factura- la mecánica quería bromear, pero también esbozó una mueca de dolor y se sobó el hombro derecho tronándolo al moverlo de forma circular.
-El paso del tiempo le termina ganando a todos, no importa quién sea o que estilo de vida posea. Fueron algunas de las palabras que papá me dijo cuando me cedió control de la granja al retirarse- Liam habló con filosofía y cruzó los brazos tras su cabeza y apoyar los pies en un banquillo mientras masticaba una ramita de heno.
-Solo espero que Vilma y Will sepan sacarla adelante cuando les pase la antorcha.
-Querrás decir "cuando les pasemos las antorchas" recuerda que también deberán hacerse cargo del taller cuando mi espalda ya no dé para más- la blonda estiró los brazos hacia arriba y apoyó la cabeza en su regazo -¿Por qué no le pedimos a Beth que regrese y nos ayude por un tiempo? Un par de manos extra y expertas en cuidar animales siempre serán bienvenidas.
-No, Lana, no puedo pedirle eso a mi hermanita. Ella ya también ha formado su propia familia con su marido en otra granja muy lejos de aquí y no sería justo que le pida descuidar sus obligaciones por las nuestras- suspiró con pesadez porque él dio justo en el clavo.
-Con nuestros críos tenemos toda la ayuda que necesitamos por ahora. Cuando sean más grandes nos ahorrarán mucho sudor y les podremos dar un descanso a nuestras espaldas; papá también solía decirme eso cuando yo era un cachorro- acarició su cabeza por sobre su inseparable gorra roja sacándole una pequeña risa.
-Pues ya quiero que crezcan para que carguen los bloques de heno y sacos de repuestos. Nuestros lomos y los de los burros no aguantaran por más tiempo- luego de esta broma, se paró arqueando hacia atrás la espalda tronándose las vertebras dispuesta a seguir trabajando en lo que le gusta junto con el hombre que ama.
Porque cualquier trabajo, sin importar si es el más difícil del mundo, será mil veces más fácil de realizar si se cuenta con la ayuda y apoyo de aquella persona que más quieres en el mundo, o mejor aún, junto con la familia que ha creado con esa persona.
Por su lado, los pequeños Will y Vilma salieron del establo de las vacas. Llevaban consigo unos frascos de leche y trozos de carne, pero lo extraño era que se movían con mucha cautela igual a como lo harían unos ladrones luego de robar un banco cargando consigo grandes sacos con el símbolo del dólar, temiendo que fueran descubiertos infraganti haciendo algo incorrecto.
Se dirigieron a un gran contenedor de agua algo alejado de los establos de los animales y en dónde hay una madriguera compuesta por una caja de cartón cuyo interior contiene una cobija morada en dónde está postrada esa misma gata que dormía de lo más relajada.
-Volvimos, Cleo. Con la comida que más te gusta- la saludo la niña acercándosele mientras su mellizo se quedó atrás para vigilar que nadie estuviera en los alrededores.
La minina se despertó estirándose igual a como lo haría cualquier otro gato y se le aproximó para frotar su peludo y redondo cuerpo blanco con manchas cafés y negras contra sus piernas mientras ronroneaba con esa ternura tan característica que todos los miembros de su especie saben que los humanos no pueden resistir, en especial si viene de ejemplares jóvenes como lo es ella misma.
-También estamos felices de verte- al agacharse le rascó bajo la quijada -¿Y cómo andan tus hijitos?- ahora le frotó su panza cuando se acostó patas arriba.
-Me alegra saber que siguen creciendo sanos y fuertes. Pero no podemos quedarnos a jugar ahora, debemos seguir ayudando a mamá y papá con los demás animales, ¿Te parece bien si venimos en la noche?- Cleo le sujetó el índice derecho con ambas patas delanteras y lo mordió levemente.
-Ya la acariciaste mucho, ¡Es mi turno!- reclamó Will dejando su vigilancia y también se agachó para poder sobarle su abultado estómago.
-¿Niños? ¿Qué hacen por acá?- enseguida se pusieron de pie quedando tan rígidos como una barra de metal y poniéndose pálidos como el papel cuando un escalofrío recorrió sus columnas al oír la voz de su padre que se les aproximaba junto con su madre.
-¿Qué tienen oculto ahí?- Lana no se demoró en notar que había algo delante de ellos.
-¿Eh? ¿De qué hablan? ¡Si no estamos ocultado nada de nada!- sonrieron nerviosos al enderezarse y juntarse de tal modo que tapaban a la gata con sus piernas al estar justamente detrás suyo.
-¿De verdad? Entonces no habrá problema si me les acercó y miro que hay a sus espaldas, ¿O sí?
Cuando Liam trató de rodearlos, ellos se corrían de tal manera que se volvían un muro móvil que impedía que viese lo que se hallaba del otro lado todavía sonriendo preocupados intentando pensar en alguna buena excusa.
Lo que ya hartó bastante a su mamá que resopló como un toro ante una capa roja.
-William, Vilma- el tono autoritario con el que habló les sacó un sobresalto -déjense de tonterías y muestren que tienen ahí escondido- movió de arriba abajo su bota derecha al cruzarse de brazos.
Los hermanos se vieron entre sí sabiendo que no habría caso seguir mintiendo, porque de continuar así, terminarían con las nalgas hinchadas a punta de correazos. Así que suspiraron derrotados y se hicieron a un lado para que pudieran ver a la felina que tenía una expresión con la que decía: "¿Tanto alboroto solo por mí?"
-¿Una gata embarazada?- granjero y mecánica compartieron asombro porque esperaban cualquier cosa, pero no ese tierno animalito -¿De dónde lo sacaron?- también se agacharon para acariciar a Cleo que no opuso resistencia y también se les puso patas arriba.
-Fue hace un mes- empezó a contar el niño -la encontramos deambulando cerca de la granja buscando comida y no pudimos resistir los ojitos de borrego que puso cuando nos vio y decidimos acogerla- prosiguió la niña ya triste por creer que ellos les ordenarían deshacerse de la gatita.
-Queríamos decirles, pero como han estado más ocupados que de costumbre en la granja y el taller, creímos que no iba a dejar que la conservemos y por eso la hemos mantenido oculta.
-Lo sentimos- pidieron perdón agachando la cabeza viendo como Cleo se volvía a frotar contra sus piernas ronroneando nuevamente no sabiendo la delicada situación en la que se hallaba.
Marido y mujer se vieron de reojo solo para enseguida compartir una ligera risa. Obvio que no les gustaba que sus retoños les hayan ocultado un secreto así, pero mucha gracia les causaba que diesen por sentado que los regañarían por semejante acto tan altruista con el que demostraban el enorme amor que le tienen a los animales, tanto a los suyos propios, como aquellos que solo están buscando un mejor lugar para vivir.
-Ay, niños. ¿En serio creyeron que nos íbamos a molestar por esto?- Lana se puso de rodillas al lado de Vilma para acariciar su cabello amarrado en dos coletas.
-¿No lo están?- volvieron a hablar al unísono muy asombrados.
-¡Claro que no! Si a diario podemos lidiar con los miles de dolores de cabeza que nos generan nuestros preciados animales, esta linda gata premiada sería la menor de nuestras preocupaciones- Liam se inclinó junto al chico y le acarició el mentón a la minina.
La expresión desmoralizadora que sus hijos tuvieron de inmediato se invirtió a una sonrisa que brillaría como mil soles… si no fuera porque a ellos les faltaban unos cuantos dientes.
-¿Eso significa que…?
-Exacto, pueden conservarla como una mascota- soltaron un potente grito de emoción combinado con un brinco para abrazar a sus progenitores dándoles las gracias -ya, ya. Solo procuren que ella no los distraiga de sus deberes con la granja y el taller y asegúrense de que no tenga problemas con ninguno de los otros animales; ya tenemos muchos de estos en manos.
Su felicidad no les cabía en la cara y comenzaron a imaginarse como serían sus vidas una vez que Cleo de a luz a más tiernos gatitos con los que seguramente se divertirán a lo grande y le darán más alegría a la granja y al taller, o también, unirse a los desastres monumentales que generan las demás criaturas.
Así que se dieron un tierno abrazo familiar dándole la bienvenida oficial al nuevo miembro de la camada "Loud-Hunnicutt" siendo ahora el turno de Liam para dejar volar su imaginación visualizando como toda una manada de gatos podrían mantener a raya a las ratas y demás tipos de alimañas que puedan ser perjudiciales para el resto de sus animales y cultivos.
Extrañamente, cuando Lana comenzó a acariciar el lomo de Cleo, su expresión se desfiguró a una de desconcierto, de pena ajena y enorme angustia.
Parecía recordar algo que hace mucho tiempo la afectó bastante y no deseaba que sus tiernos retoños pasaran por lo mismo, sea lo que sea que fuese.
(…)
Los días pasaban y con ellos aumentaba tanto el tamaño de la panza de Cleo como la alegría y entusiasmo de Vilma y Will porque cada vez faltaba menos para que pudiera gestar a sus cachorros. Al terminar sus deberes, y como ya no tenían que mantenerla oculta, le hacían un tour por el terreno indicándoles a dónde ir o a no dónde aventurarse y con que animales puede relacionarse o cuáles mantener la distancia y que puedan representar un peligro.
Cleo, aún siendo un animal, parecía tener el suficiente entendimiento para comprender lo que le decían y con ese mismo entusiasmo miraba todo lo que la rodeaba porque ya podía pasearse libremente sin tener que mantener un perfil bajo o limitarse a los alrededores de ese contenedor de agua también dejando volar su imaginación animalista viéndose a sí misma jugando con sus hijos en un lugar tan grande y variado.
-Desde hace mucho que no veía tan felices a nuestros pequeños- Liam los miraba mientras subía en una carreta unos pesados barrilles llenos de granos de trigo.
-Si… se nota… que realmente le han tomado mucho cariño a esa gata… y a lo que esta les traerá más adelante- vio extrañado a Lana porque no reflejaba la misma emoción que él o sus hijos.
-¿Algo que compartir con el resto de la clase?- espero a que se explicara.
-Es por algo que pasó hace mucho tiempo, cuando tenía la edad de nuestros cachorros. Verás…
Flash back:
Una Lana de 6 años era acompañada por su hermano mayor, Lincoln de 11, a un árbol apartado de la original residencia Loud, lo suficiente como para no verse afectado por el enorme caos que ahí se generaba todos los días por sus ocupantes.
-¿En serio ya nacieron?- el peliblanco apartó unas ramas que les estorbaban.
-¡Por supuesto! Fue justamente esta mañana. Si hubieras oído el grito de emoción que solté, ya no te quejarías tanto el escándalo que hace Luna cuando toca- compartieron una risa cuando justamente oyeron a la lejanía el sonido de la guitarra eléctrica de su hermana musical.
Hasta que llegaron a ese árbol y el chico pudo ver lo que ella tanto quería mostrarle.
En una cueva pequeña conformada por varias raíces entrecruzadas, se podía ver a una gata negra con blanco en un nido que claramente la pequeña rubia le hizo con varias ramas postrada en una cómoda almohada teniendo a su disposición tazas de agua y comida y algunos juguetes.
Acompañada de cuatro tiernos gatitos que amamantaban nutriéndose de su leche. Eran tan chiquitos que podrían caber perfectamente dentro de la mano de una persona adulta, uno tenía los colores de su madre, otro era café con blanco, uno era blanco con gris y el cuarto parecía ser hembra al ser blanca con manchas negras y marrones.
Eran literalmente unos adorables angelitos peludos del Cielo.
-Oh… ¡PERO SI SON DE LO MÁS ADORABLES!- como cualquier otra persona, Lincoln quedó de lo más maravillado al vernos y se llevó las manos al pecho.
-¿No te lo dije?- la blonda fue hasta la madre gatuna y le palmeo la cabeza -¿Cómo estás, Chillido? ¿Todo bien con tus crías?- sin dudas, fue de ella de dónde sus futuros hijos heredaron el don de hablar con los animales.
La gata se incorporó alejándose un poco de sus crías, y haciéndole honor a su nombre, emitió agudos chillidos al dejarse acariciar revelando también la mucha confianza que le tenía porque a cualquier otra persona le hubiera rasguñado el rostro para mantenerla alejada de los gatitos.
-Puedo… ¿Puedo tocarla y a sus hijos?- pidió Lincoln acercándoseles vacilante.
-Claro, claro. Pero no seas muy brusco o te dejará sin dedos.
Todavía dudoso, el albino extendió la mano derecha y primero toco la cabeza de Chillido. Ya sea porque está acompañado por Lana o porque puede sentir las emociones de las personas, no opuso resistencia y extendió hacia adelante su poseedora de nariz rosada y mentón cubierto de pelo negro cerrando sus saltones ojos para que así pudiera recibir mimos de su parte dedicándole también esos tiernos ronroneos capaces de calmar a cualquier persona que pase por un difícil momento.
Con esa misma cautela, se aproximaron a los cachorros que se removían en la madriguera soltando maullidos bastante más agudos que los de su madre llamándola. Al ser recién nacidos, no podían abrir los ojos y carecían totalmente de dientes y dependían totalmente de ella para subsistir y crecer, en especial de su leche materna.
O la que pueda ofrecerle Lana con el biberón que llevaba consigo.
-Descuiden, descuiden. Aquí les traigo más leche nutritiva- como si de bebés humanos fuesen, los cargó y con un brazo y les puso contra su pecho para darles la bebida.
-¿Segura de lo que haces, Lana?- Lincoln la veía no muy de acuerdo con esa acción mientras acariciaba a otro de los cachorros que respiraba muy agitado.
-Por supuesto. Chillido ya se esforzó demasiado al momento de traerlos al mundo y debo aligerarle un poco la carga- al finalizar esa labor, tomó a otro gatito y repitió el proceso.
-No me refiero a eso, hermanita. Me refiero a que no debes interferir así con unos animales recién nacidos. Debes dejar que sea su madre la única en hacerse cargo de ellos.
No deseaba hacerle sentir mal o que sus nobles esfuerzos eran contraproducentes, pero sabía bien que la manipulación de animales así de indefensos que apenas han dado sus primeros pasos en el mundo podría ser dañina aún por más buenas que sean sus intenciones (En especial si se toma en cuenta que Lana posee una muy cuestionable higiene corporal)
-No te angusties. Estuve investigando en Internet como tratar a gatos chiquitos y sé que hacer y qué no hacer- muy segura estaba de sus palabras y continuó con su labor.
Todavía muy renuente, Lincoln la dejó actuar confiando en que realmente sabe lo que hace. En lo que se refiera al cuidado de la fauna y flora, siempre fue la que más conocimientos y convicciones tuvo de su enorme y basta familia, así que no tenía dudas de que tomaría las medidas necesarias para atender a esos gatitos y no haría algo que podría perjudicarlos.
Pero, siempre habría factores que estén completamente fuera del control de uno.
Al día siguiente, repitieron el proceso y con disimulo volvieron hasta ese árbol para verificar que los recién nacidos estuviesen bien y hayan podido superar su primer día en el mundo.
-¿Cómo amanecieron hoy los angelitos peludos?- Lana los saludo con el entusiasmo que utilizó ayer y los ronroneos de Chillido al volver a frotarse contra sus piernas era la única respuesta que necesitaba saber.
-Perfecto. Espero que te guste la nueva comida que compre. Oí que esta es ideal para gatas que acaban de parir porque hará más nutritiva su leche y así sus crías crecerán más…
-¡AJÁ, LOS ENCONTRÉ!- sorpresivamente, su hermana gemela, salió de entre la vegetación por el mismo camino que ellos usaron y escupió unas hojas que se le metieron en la boca.
-¡¿Lola?!- ninguno esperó para nada que ella apareciera así de repente y retrocedieron un poco formando una barrera ante los felinos -¿Qué estás haciendo tú aquí?
-Eso es justo lo que iba a preguntarles. Ayer los vi salir con mucha cautela de casa, temiendo que el resto de nosotras las fuéramos a descubrir y hoy hicieron lo mismo. ¿Por qué? ¿Qué ocultan? ¿Un tesoro o algo así que no quieren compartir con el resto?- su mente codiciosa y maquiavélica de ese entonces supuso ese tipo de cosas.
-No es nada de eso, Lola. Es algo de mucha más importancia que no le concierne a nadie, ni siquiera al resto de la familia- Lincoln no iba a permitir que los fastidiase con eso.
-¿Y qué sería? ¿Un duende que los llevará hasta su olla de oro acaso?- la blonda de ropas rosas se cruzó de brazos esperando a que se explicasen.
-Deja de decir tonterías. Nos referimos a esto- con tal de que no hiciera un berrinche, Lana se corrió a la derecha para que pudiera ver a Chillido que miraba todo sin comprender nada.
Al tener vista de ese lindo animal, la expresión inquisidora de Lola se convirtió en una de desconcierto y arqueó una ceja.
-¿Un gato? ¿Tanto misterio por un gato? ¡Pero que decepción, hermana! Si tienes un montón de mascotas en casa, ¿Y actúas así por un simple gato?- la vio de modo muy despectivo.
-No es gato, es una gata. Y no es por ella que actuamos así, sino por ellos- señaló la madriguera.
Ahora la expresión de la otra rubia se volvió una de enorme sorpresa alzando ambas cejas, para enseguida, poner la misma cara de emoción que su hermano mayor tuvo el día anterior.
-¡PERO GATITOS TAN LINDOS!- una enorme ternura se apodero de su corazón al agacharse para verlos mejor -¿Cuándo nacieron?- no le importó mancharse el vestido con el terreno.
-Justamente ayer. Por eso vinimos aquí con la mayor de las cautelas, para que nadie viniese a molestarlos. Espero que no le cuentes el chisme a las demás; estos animalitos no pueden recibir tantas visitas o el estrés generado por muchos extraños los podría perjudicar- Lincoln le habló con severidad para que no aflojase la lengua.
-Descuiden, descuiden. Esta vez mi boca será un sepulcro- Lola hizo un gesto con la mano de cerrarse los labios con una cremallera -¿Puedo acariciarlos?- era lo que más deseaba hacer.
-Ummm… creo qué si puedes. Parece que a Chillido también le caíste bien- permitió Lana luego de que la mencionada se frotase también contra las piernas de su gemela.
Apenas conteniendo un chillido de emoción, Lola extendió la mano derecha cubierta por un fino guante rosado para tocar al minino más cercano y que se removía un poco.
Pero detuvo su acción al ver algo que no parecía estar bien.
-Oigan… ese gatito no se mueve- señaló al fondo del nido.
Lana y Lincoln se agacharon a su lado para ver adentro corroborando que en efecto la cría blanca con negro no hacía nada de nada al estar tendida de medio lado y con el hocico entreabierto, ni siquiera se incomodó cuando una hormiga caminó sobre su cerrado ojo derecho.
-Que raro. Sus hermanitos ya están despiertos, ¿Por qué sigue durmiendo?- la mecánica amante de los animales se rascó el lado izquierdo de la cabeza muy confundida.
Al verlo con más detenimiento, percatándose de que su abdomen no se movía como lo haría el de cualquier otro animal al respirar, Lincoln abrió enormemente los ojos con un semblante muy distante al de alegría que tuvo al ver a los gatitos por primera vez.
Captando lo que ocurría realmente.
-Oh no… ¡OH NO!- no pudo evitar apartar con brusquedad a sus hermanas rubias menores para tomar al animalito con ambas manos y acercarlo a su cara -no, no, no, no…- comenzó a traspirar siendo dominado por una creciente desesperación.
-¡TENEMOS QUE LLEVARLO CON LISA ENSEGUIDA!- sin rodeos, dio media vuelta para alejarse corriendo no importándole que la vegetación pudiera rasgarle la ropa y crearle leves cortes.
-¡LINCOLN, ESPERA! ¡¿POR QUÉ TE LO LLEVAS?!- Lana no se demoró en seguirlo y Lola lo hizo unos segundos después gritándoles que se detuvieran.
-¿Miau?- Chillido tampoco entendía que ocurría y se limitó a ver como se alejaban manteniendo la cabeza levemente inclinada a la derecha.
(…)
-Por favor, dinos que puede salvarse, Lisa- imploró Lincoln a su hermanita científica frotándose muy inquieto las manos después de que ella le hiciera varias pruebas al gatito.
-Ah…- la niña de 4 años y poseedora de una mente privilegiada expulsó un pesado suspiro cuando se quitó sus redondas gafas para frotarse el puente de la nariz -Lincoln… mis Unidades Fraternales Mayores Directas… con todo el dolor del mundo, debo informarles… que no había nada que pudiera hacer por esta cría de gato. Ha… ha muerto.
Impactados quedaron el peliblanco y la rubia de la gorra roja ante esas últimas palabras y no se demoraron en expresar el sentimiento de devastación que eso les generó. Él llevándose una mano a la cara y alejarse un par de pasos y rascarse su cabello exasperado y ella poniendo ambas manos en su boca después de soltar un apagado gemido.
-No, no, no… ¡NO, NO, NO, NO!- negó varias veces con la cabeza expulsando gruesas lágrimas.
Aunque no estaba tan mortificada como ellos, Lola también se puso triste y no dudó abrazarla para darle apoyo dándole unas palmaditas en la espalda susurrándole palabras reconfortantes y acariciando su cabello después de quitarle su inseparable cachucha.
-¡¿PERO POR QUÉ?! ¡SI AYER CUANDO LO VIMOS PARECÍA ESTAR TAN BIEN COMO SUS HERMANITOS!- exigía saber luego de secarse las lágrimas con un pañuelo que su gemela le dio.
-No soy experta en crianza animal, pero por lo que he leído en algunos artículos de biología, al parecer es común que las crías de gatos no vivan mucho tiempo luego de la concepción, en especial si sus madres son primerizas, y en casos extremos, toda… toda la camada corre el riesgo de morir.
Será bastante insensible a muchas cosas, pero a Lisa se le formó un mundo en la garganta al informarles eso. La imagen de un animal tan tierno y que murió sin previo aviso era algo que a cualquier persona con un sentido de humanidad en su interior afectaría.
-Creo que esa información sobraba, ¿No?- recibió una dura mirada de reproche de Lola.
-¿Entonces qué podemos hacer por Chillido y sus crías?- también llorando, Lincoln se acercó a la mesa de operaciones en dónde se hallaba el pobre animalito.
-No sabría que decir en verdad. Estos próximos días serán cruciales para el resto de la camada y si su organismo podrá soportar el mundo exterior, pero si lo desean, pueden traerlos aquí para que los monitoree y verifique que no sufran complicaciones futuras.
-Dudo que Chillido permita que muevan a sus hijos a otro lugar- Lincoln imagino a la ahora madre de solo 3 gatitos peleando con uñas y dientes para defenderlos al creer que quieren hacerles daño.
Luego vio a Lana que seguía llorando sin control. En su interior, muy a su pesar, sabía que tal vez ella tenía algo de culpa porque al manipular a esos delicados animales como lo hizo ayer en su afán por darles la correcta atención los pudo haber lastimado sin darse cuenta.
No tenía corazón para decirle eso y esperaba que con tal devastador suceso ya haya aprendido a ser más prudente al momento de tratar con animales recién nacidos.
-Ni siquiera tuvo la oportunidad de abrir los ojos y vivir aunque sea una semana de vida y ver lo que este mundo le ofrecía…- con una temblorosa mano derecha, Lana acarició al cachorro después de separarse de Lola -y ni siquiera le pudimos dar un nombre…- lo tomó con ambas manos y lo apegó a su pecho para ver hacia arriba dejando que las lágrimas cayesen en su frágil cuerpecito.
Con los ánimos completamente hundidos y no habiendo nada más que hacer, le pidieron a Lucy organizar un funeral para el gatito y luego regresar a dónde estaban sus hermanitos.
Siendo recibidos por Chillido que les maullada preguntándoles que pasó con su hijo.
-Yo… no sé cómo decirte esto- Lana le acarició la cabeza con la misma mano derecha que usó al tocar al cachorro muerto -pero… tu… tu hijo… no volverá- con enorme dificultad lograba articular lo que quería decirle -él… ha pasado a mejor vida. Se… se ha ido.
La gata volvió a demostrar tener una gran capacidad de entendimiento porque manifestó la misma expresión desmoralizadora que ellos tuvieron comprendiendo lo que intentaba decirle.
-¿Miau?- ese maullido con su tan característico tono agudo también fue acompañado de lágrimas, iguales a las que cualquier madre humana soltaría por su hijo muerto, sumándole más angustia a Lana y a Lincoln, quién tuvo que desviar la mirada para no verla a los ojos.
-¡En verdad lo lamento mucho!- como Lola lo hizo con ella, le dio un reconfortante abrazo sobando su peluda espalda dejando que exclamase más maullidos de lamento.
Las que se suponían debían ser risas y exclamaciones de la más pura alegría por el nacimiento de esos inocentes seres, se volvieron lamentos y sollozos que no podían ser contenidos por los árboles que los rodeaban y cuyas ramas al agitarse por el viento permitieron que los tenues rayos del Sol del Ocaso los recubriera y a los mininos que todavía vivían y se removían totalmente ajenos a lo que le ocurrió a su hermanito.
Representando su brillante y cálido Amanecer y su rápido y trágico Ocaso que da paso a la más oscura y fría de las noches.
-Pero descuida. Te prometo que haré lo que sea necesario para que nada malo les ocurra a tus demás hijos, no importa lo que me cueste, aún si eso significa no poder acercármeles para no hacer algo que los afecte- afirmó sosteniendo delante de su cara a Chillido.
Fin del flash back.
-Con eso fue que entendí el concepto de la muerte, por ser la primera vez que vi a alguien morir y me di cuenta de que no todo en la naturaliza es color de rosas y que la vida no siempre es justa, porque muchas veces las vidas de los inocentes son demasiado cortas y no tienen la oportunidad de vivirla a plenitud… porque en el transcurso de una semana, el resto de los gatitos murieron también…- Lana finalizó su relato desviando la mirada dejando que una lágrima saliese de su ojo derecho y recorriese la cicatriz que posee en la mejilla.
Liam la vio de lo más afligido manteniendo la boca levemente abierta y también miró hacia otro lado para rascarse la nunca.
El tema de la muerte de animales inocentes no les es en nada desconocido, después de todo, desde que era un chico ha tenido que presenciar el fallecimiento de todo tipo de criaturas, desde crías de vacas, yeguas, ovejas, cerdos y gallinas que al igual que esos gatitos no duraron mucho tiempo después de sus nacimientos, y también se ha visto en la necesidad de sacrificar a varios de ellos para comer su carne o vendar esta para el consumo humano.
Pero el dolor de ver como un animalito al que tanto cuidado se le ha dado, al que se le esperó con toda la emoción del mundo, al que se le tenían planes a largo plazo y que literalmente partió de este mundo a tan solo un día de llegar, era algo que le golpea el corazón con fuerza demoledora.
-Sí… comprendo eso…- acarició la mejilla derecha de su esposa para secarle esa lágrima -pero no debes pensar tan negativo. Que eso le haya pasado a esa gata, no significa que le ocurra a Cleo y que nuestros pequeños sufran el mismo tormento. Solo debemos decirles qué hacer y qué no cuando traiga a este a esos angelitos peludos- le sonrió para quitarle esos pensamientos.
-Espero que sea así… espero que sea así. Ellos… quedarán devastados si pasan por lo mismo- volvió a ver a sus descendientes que continuaban de paseo con la futura madre.
(…)
Seguía pasando el tiempo y en cualquier momento Cleo gestaría. Los mellizos acataban los consejos que sus padres les dieron para no solo hacer de su estancia lo más cómoda posible, sino para que no hicieran algo contraproducente.
-¿Crees que esta otra cobija le guste a Cleo?- preguntó el niño sosteniendo una manta amarilla.
-¡Claro que sí! Esta es más blandita, además, la que le dimos ya está muy sucia- afirmó la niña.
-Meao, meao- la gata se les acercó cuando estuvieron cerca del contenedor de agua.
Iban a saludarla, hasta que notaron un muy importante detalle que les quitó el aliento:
Ahora era mucho más delgada que antes.
-Si está así de flaca, ¡Significa que…!- enseguida corrieron hasta el nido tan rápido que casi parecían el Correcaminos dejando tras de sí una estela de humo.
-¡HAN NACIDO YA!- gritaron con admirable sincronización.
Quedaron tan maravillados como lo estuvo Lana en esa ocasión al ver a esos adorables gatitos recién nacidos dentro de esa caja de cartón, que casualmente, eran cuatro y se parecían mucho a las crías de Chillido y también se movían levemente y soltando agudos maullidos al llamar a su madre quién paso por debajo de las piernas de ambos para reunirse con ellos y acicalarlos.
-¡Busca a mamá y papá rápido, rápido!- pidió Vilma a Will que se retiró corriendo tan rápido como llegó casi dando saltos y maromas de la alegría.
-¡Son súper adorables!- no podía contener su emoción y se arrodilló delante de la caja para acariciar a uno de los gatitos -muchos más lindos de lo que pude imaginarme- ignorando cualquier medida de precaución, tomó a uno de ellos y lo cargo para hacerle cosquillas en el vientre.
William no se demoró en regresar con Liam y Lana. Tanto al padre como a la madre también se le hicieron de lo más adorables, pero, la rubia no pudo evitar compararlos con las crías de Chillido teniendo sentimientos encontrados dentro de su corazón sintiendo como esa vieja herida se abría.
Pero, no debía acomplejarse tanto. Como su esposo le dijo, que a esa gata le haya ocurrido tal desgracia no significa que a esta nueva generación felina le pueda pasar lo mismo.
¿Cuántas serían las posibilidades de que eso sucediera?
-Desde hace tiempo que no veo unos gatitos tan lindos. Espero que sepan cuidarlos bien y no permitan que su entusiasmo les haga lastimarlos sin querer.
-Así lo haremos. No se preocupen- aseguraron los jovencitos sin quitar su amplia sonrisa.
Pero al ver nuevamente a las crías, notaron que solamente tres de ellas amamantaban de Cleo y la cuarta, la misma que Vilma había cargado, se mantenía inmóvil en un rincón de la caja.
-¿Por qué ese gatito no come? ¿No tiene hambre?- supuso Will rascándose la cabeza de modo exactamente igual a como su madre lo hizo hace tantos años.
Lana afiló la mirada al percatarse de eso y de inmediato abrió los ojos de par en par tensando la quijada para suprimir un gemido de desalojo.
La historia acaba de repetirse.
-¿Será que tiene mucho sueño?- fue la hipótesis de Vilma que quiso tocarlo, pero ella le tomó la mano -¿Qué pasa, mamá?- más confundida quedó por la expresión que tenía en su cara.
-Eh… niños, ¿Por qué no van al establo de las vacas y terminan de ordeñarlas? Luego podrán ver a estos gatitos todo lo que deseen- solicitó intentando hablar con la mayor de las naturalidades.
-¿Ahora? Pero queríamos seguir junto a Cleo y sus hijos para ayudarle con lo que…
-No discutan ¡Y obedézcanme!- al alzarles la voz así bastó para que no pusieran queja alguna y se fueran algo asustados por temor a una fuerte reprimenda dedicándoles unas últimas miradas a los gatitos.
-¿Qué te pasa, Lana? ¿Por qué esa actitud como si hubieras tomado leche rancia de cabra?- Liam no entendió ese comportamiento si ahorita parecía estar tan feliz como sus retoños.
-Porque sucedió… sucedió lo que más temía- expulsando un fuerte suspiro, se inclinó y tomó a esa cría del mismo modo en como sostuvo al hijo de Chillido -uno de los gatitos… ha muerto.
-¿Cómo dices?- alterándose de golpe, recibió al gatito cuando ella se lo entregó y lo examinó corroborando que en efecto no tenía vida -oh Santo Dios… esto… es terrible- acarició su cabeza.
-No duró ni un solo día el pobrecito. Parece… parece que este será uno de esos casos en dónde el resto de la camada está destinada a no tener una larga vida… sin importar lo que Will y Vilma han hecho por ellos- no pudo evitar apretar los puños al decir esto claramente muy furiosa.
Sentía que la vida se estaba burlando de ella al exponer a sus hijos a lo mismo que sufrió esa vez.
-No digas eso. Tal vez… solo fue un hecho aislado. Sabes muy bien que es común que algunos gatitos mueran al poco tiempo de nacer, pero el resto de la camada logra sobrevivir y felizmente viven sus vidas sin mayores complicaciones. No des por hecho que a estos les pasará lo mismo que a los de esa gata- trató de quitarle ese tipo de pensamientos.
-Espero que lo que digas sea realidad, Liam- Lana vio que Cleo dejó el nido y se les acercó frotando su ya no tan regordeta figura contra sus piernas exigiéndoles que le entreguen a su hijo, porque creía que solamente dormía y ya.
-Ahora… debemos pensar en cómo decírselos a nuestros niños- no les quedó de otra que dejar al gatito en el suelo para que así lo agarrase con el hocico de la parte trasera del cuello y llevarlo de regreso a la madriguera con el resto de los cachorros.
No sabiendo si lograran ver el siguiente amanecer.
(…)
Siendo la hora de la cena, Vilma y Will charlaban animados queriendo ya ver de nuevo a los hijos de Cleo debatiendo sobre que nombres colocarlas no percatándose de las miradas de pena que Lana y Liam les dedicaban.
-Es tan difícil elegir entre tantos buenos nombres. Mamá, papá, ¿Qué nombres nos recomiendan para esos cuatro lindos gatitos?- pidieron su opinión seguros de que les dirán lo que quieren oír.
Ahora al verse de reojo, granjero y mecánica asintieron sabiendo que llegó la hora de la verdad.
-No son cuatro gatitos, son solo tres- los pequeños se vieron entre sí confundidos.
-¿Solo tres? No, mamá, fueron cuatro. ¿No los contaron bien?
-Sí, hijita. Nacieron cuatro, pero… ahora solo quedan tres- otra vez los mellizos se miraron sin entender a qué se refería su madre.
_¿Que solo quedan tres? ¿Qué paso con el otro?- cerrando los ojos para reunir coraje, Liam se puso de pie y se paró al lado del joven para quitarle su gorra roja parecida a la de Lana y acariciar su cabello.
-El otro… el otro se ha ido. Él… ha partido de este mundo- debía usar todo el tacto que posee para darles tan nefasta noticia.
-¿Partido de este mundo? ¡¿Lo secuestraron los aliens como lo hicieron con algunas de nuestras vacas el año pasado?!- en otras circunstancias daría mucha risa tal pensamiento tan ridículo que solo una inocente mente infantil podría formular, pero este no era el caso.
-No, mis tiernos cachorritos. Lo que intentamos decirles es… que ese gatito quedó en un profundo sueño… uno del que jamás podrá despertar- Lana retomó la explicación.
-¿Un sueño profundo? ¿Cómo el de Blancanieves que solo podrá despertar con el Beso del Verdadero Amor?- sus mentes inocentes les hicieron pensar nuevamente en tonterías.
Pero esa sería una buena comparación con la que sus padres puedan explicarles la verdad del asunto sin tener que recurrir a palabras mucho más severas.
-Así es, a eso nos referimos. Ese gatito cayó en un sueño del que nadie logrará sacarlo… del que jamás podrá despertarse, sin importar lo que hagan.
Ahora los pequeños pelinaranjas se vieron entendiendo bien lo que les decían.
-¿Qué uno de los hijitos de Cleo nunca podrá despertar?- Vilma comenzó a respirar entrecortada.
-Pero-pero-pero si apenas nació hoy, ¿Es que acaso comió una manzana envenenada o algo malo para que se durmiera para siempre?- los ojos de Will empezaron a llenarse de lágrimas.
-¿O la comida que le dimos a Cleo estaba vencida y su leche salió venenosa?
-No, no, mis lindos cachorritos. Esto no es culpa suya o de alguien más. Es solo… que este tipo de cosas les pasan a quién menos se lo espera- no siendo capaz de decirles que tal vez tuvieron algo que ver con el deceso de la criaturita, Lana acarició la cabeza de la niña.
-Pero si Blancanieves pudo despertarse con el beso del Príncipe Encantador, ¿No podemos hacer lo mismo?- propuso el niño en un desesperado intento por remediar la situación.
-No, mis pequeños. Esto no se trata de un Cuento de Hadas en el que las cosas al final del día se resolverán y todos viven felices para siempre. Algunas veces le ocurren cosas malas a los que más queremos y no hay nada que se pueda hacer para revertirlo, lo único que nos queda es aceptarlo y seguir con nuestras vidas sin dejar que eso nos derrumbe; no sirve de nada seguir llorando sobre la leche derramada.
-Así es. Recuerden esto, que la vida no siempre es justa y cuando menos se lo esperen les quitará lo que más han añorado y no les dará lo que han deseado con tanto fervor aún por más que se esfuercen para conseguirlo.
-Pero también recuerden, qué de un modo u otro, sus buenas acciones serán recompensadas ya sea en esta vida o en la otra, y mucho mejor si es en esta porque así podrán estar nuevamente y para siempre con aquellos que ya han entrado en el "sueño profundo" y que los esperan con los brazos abiertos… o con las patas abiertas en caso de tratarse de animales.
Ambos padres finalizaron su relato apegando a sus cuerpos a los niños que todavía seguían llorando por la pérdida del felino, esperando que todo lo dicho les ayude a sobrellevar la situación si de nuevo ocurre el peor de los casos.
(…)
Un par de días después, parecía que todo iba por buen camino porque los demás gatitos sobrevivieron y no mostraban signos de deterioro o malestar o enfermedad.
-Espero que a Cleo le guste esta comida especial para gatos que compramos con nuestros ahorros. Se veía tan triste, que debemos animarla como sea- dijo Will cargando un pesado saco.
-Y con esta comida producirá leche más nutritiva que la de nuestras vaquitas- Vilma llevaba consigo el otro costal.
Al llegar vieron movimiento en la madriguera causado por los gatitos, lo que les causo alivio porque parece que seguían bien, pero extrañamente Cleo al verlos no fue a saludarlos como solía hacerlo siempre, sino que se quedó en su lugar para dedicarles un larga mirada antes de enfocar su atención en sus hijos sin emitir maullido alguno.
-Buenos días, Cleo. ¿Cómo amanecieron hoy tú y tus hijitos?- no reaccionó de ningún modo cuando le acariciaron la cabeza y se siguió permaneciendo inmóvil.
-Espero que muy bien. Mira, te trajimos esta rica comida que te ayudará a…
Dejaron de hablar cuando vieron como uno de los gatitos se hallaba no solo totalmente quieta, sino que varias hormigas recorrían su abdomen, en especial una herida en su vientre.
-¡OIGAN, DÉJENLO EN PAZ!- sin poder contenerse, el chico lo tomó y con la mayor de las sutilezas las apartó una a una usando las puntas el dedo índice y corazón de la mano derecha.
-Si esos bichitos nos resultan una molestia al picarnos las nalgas cuando nos sentamos a ordeñar vacas…- la chica también puso de su parte para deshacerse de los insectos.
Solo cuando terminaron su labor, fue que se dieron cuenta de que el gatito seguían inmóvil y no hacía absolutamente nada… ni siquiera respirar.
-¿Qué te pasa, pequeño? ¿No estás feliz porque esas feas hormigas ya no te molestan?
Al observarlo más detalladamente compartieron una expresión de horror idéntica a la que su madre tuvo hace unos días porque ahora sabían perfectamente lo que ocurría.
-Hermano… crees… ¿Crees que él también entró en el sueño profundo?- la nena otra vez traspiró.
-No… él no… ¡NO OTRA VEZ!- el niño presionó su pequeño tórax en un desesperado intento por revivirlo, como lo haría una persona a alguien que sufre un paro cardiaco.
-¡MAMÁ, PAPÁ!- sin más alternativa, tuvieron que ir corriendo a dónde sus padres esperando que estos pudieran hacer algo para solucionar esta nueva calamidad.
Recibiendo nuevamente una larga mirada por parte de Cleo, que al igual que Chillido, soltaba lágrimas por la pérdida de otro de sus pequeños al también comprender la realidad del asunto.
Ya iban dos, solo quedan dos.
(…)
Se suponía que no deberían intentar hacer algo precipitado por la gata y sus crías restantes, pero ya no podían simplemente hacerse de la vista gorda confiando en que ella si sabrá cuidarlas de las diversas amenazas a las que son expuestas a diario.
Por lo que decidieron tomar la caja que contenía a los gatos sobrevivientes y ponerla en la parte trasera de la casa para así cuidarlos mejor y estar más pendientes de lo que fueran a necesitar.
Y lo hicieron justo a tiempo porque al día siguiente se produjo una fuerte tormenta. Primero debían poner a salvo a sus preciados animales para que no se viesen afectados por la lluvia impulsada por vientos casi huracanados, teniendo que hacer un esfuerzo mucho más titánico que en cualquier situación rutinaria al tomarlos a todos y ponerlos en los cobertizos asegurándose de que ninguno se quede afuera.
-¿Son todos?- Liam contó señalando uno a uno a las vacas y cerdos que tuvo que guiar.
-Parece que sí lo son- Lana hizo un recuento teniendo una lista en manos -¿Pudieron traer a todos los pollitos, niños?
-Sí, mamá. Aquí los tenemos a todos- le contestó Vilma colocando a la pequeña ave en un corral.
-Por favor, que esta lluvia termine rápido para ver cómo están Cleo y sus hijos- pero los felinos seguían siendo lo que primero en lo que ellos pensaban.
Nuevamente, padre y madre se miraron con pena teniendo un muy mal presentimiento.
Una vez que la tormenta acabó, los niños no se demoraron en ir hasta su hogar, específicamente a la pequeña choza que le crearon a Cleo esperando que esta haya tenido la resistencia suficiente para soportar la fuerte tempestad que acaba de azotarlos.
Quedando en Shock al ver que la caja que antes sirvió de nido para cuatro inocentes criaturitas, quedó totalmente deshecha y su manta ahora parecía una esponja por el agua que absorbió flotando en un pequeño charco.
-¡NO!- metieron los pies en el agua fangosa y tomaron la manta temiendo que ahí estuviese la mamá gata y los hijos que le quedasen, pero no los encontraron.
-¡CLEO, CLEO, EN DÓNDE ESTÁS!- la llamaron viendo en distintas direcciones teniendo el corazón prácticamente en la garganta por la angustia.
Hasta que oyeron unos débiles maullidos y al mirar hacia un rincón vieron a Cleo totalmente emparamada y tiritando del frío junto con sus cachorros.
Por un instante los invadió una enorme felicidad al verla con vida, pero al percatarse de que sus hijos no temblaban como ella y no expresaban alguna función física por culpa de esa terrible lluvia supieron que algo no andaba bien.
Ya que están tan inmóviles como lo estuvieron sus hermanitos.
-Ay no… por favor… que no sea lo que estoy pensando- con las manos temblando, Vilma sujetó a uno de los gatitos.
-Acaso… ¿Acaso ellos también…?- su mellizo agarró al otro sintiendo como su noble corazón se hacía añicos.
Soltando un desgarrador grito lamento que resonó por todo el vasto territorio de la granja que sus padres pudieron escuchar a la perfección cuando llegaron al lugar viendo con todo el dolor de su alma como otras inocentes criaturitas partiendo de este mundo que puede ser el lugar más cruel por las desgracias que les hace a los que no merecen mal alguno.
(…)
Ya no habiendo nada más por hacer, lo único que les quedaba era enterrar a los gatitos restantes en pequeñas tumbas al lado de las de sus hermanitos.
Quitándose la gorra en señal de respeto, Lana incitó a su hija a dejar a la cría que sostenía en el agujero que cavaron. Dándole un tierno beso a la cabeza del desdichado animal, se agachó y lo depositó ahí con el mayor de los cuidados para incorporarse y pasarse el dorso de la mano derecha por sus ojos.
Aunque se mostró un poco más reacio al inicio, Will hizo lo mismo y también se despojó de su cachucha para limpiarse la cara mientras sollozaba haciendo que Liam le acariciara el cabello.
Antes de que llenase de tierra los huecos, Cleo se acercó a los cuerpos teniendo ojos acuosos para verlos no expresando maullido o gemido de lamento, casi pidiendo que guardasen un minuto de silencio.
Si para un par de niños que adoran a los animales y que tanto pusieron de su parte para hacer de su estancia lo más fácil y feliz posible una vez que nacieran esta situación les dolía en lo más profundo de su ser, difícil sería imaginarse el dolor desmedido que ahora mismo experimentaba la madre de esas criaturitas de las que tanto se esperó y que nunca tuvieron la oportunidad de demostrar lo que hubieran sido capaces de hacer al crecer y vivir el sube y baja que es la vida.
Finalizado el entierro, Liam tomó de la mano a sus afligidos retoños para llevárselos diciéndoles que mañana irán a visitar a sus múltiples tías y primos para levantarles los ánimos y pudieran volver a sonreír dándole vuelta a la página de esta terrible experiencia.
Lana se quedó un momento viendo sin parpadear las tumbas acompañando a Cleo y después vio como el Sol lentamente se ocultaba en la lejanía igual a como lo hizo cuando le dio la pésima noticia a Chillido.
No estaba enojada porque ya no creía que todo esto fue una broma de mal gusto por parte del destino por hacer que sus descendientes pasaran por lo mismo que ella. Como se los dijo junto a su marido, cosas malas como esta les suceden a quiénes menos se lo esperan y no todo sale como uno desea y solo queda por aceptarlo lo mejor que se pueda y seguir viviendo sin dejarse consumir por la desgracia aprendiendo de la experiencia para no cometer los mismos errores.
Cargó a Cleo y le sonrío ligeramente al hacerle cosquillas en el estómago para llevársela dentro de su hogar porque será la que más requerirá de consuelo en estos momentos también sabiendo que mientras ella siga con vida aún queda posibilidades de que en un futuro cercano tiernos maullidos inocentes resuenen por el terreno de su marido.
Si tan solo supiera que allá arriba, en algún lugar entre las nubes, se hallaban las esencias de esos gatitos, los de Chillido y de todas las inocentes criaturas que de un modo u otro sus vidas fueron cortadas de tajo, podían divertirse y jugar entre sí nunca teniendo que pasar por ninguna penuria en el mundo terrenal expresando con toda libertad sus maullidos y chillidos de júbilo que jamás podrán ser interrumpidos dándoles las gracias a ella, a sus hijos y a todas las personas que han intentado hacer de sus existencias en vida lo más felices posibles.
Primer y único capítulo de esta historia completado el 02/10/2022.
Y eso fue todo por esta vez (Me soplo la nariz con un pañuelo) no saben la enorme tristeza que me dio escribir esto, porque como dije antes, esto lo hice basándome en algo que me pasó hace no mucho tiempo, en Agosto aclaro, porque al igual que Lana con Chillido y sus hijos con Cleo, yo también esperé con mucha emoción los cachorritos que una gata embarazada que vive en mi barrio y a la que le daba comida todos los días iba a gestar.
Porque al igual que ellos, yo también me puse súper feliz y emocionado cuando vi a esos cuatro inocentes cachorritos recién nacidos y trate de poner de mi parte para hacer de su estancia lo más cómoda posible… para que al poco tiempo murieran y no quedase ninguno con vida (Ahora me paso el pañuelo por los ojos)
Cómo ella y su marido le dijeron a Will y Vilma, la vida no siempre es justa y cuando menos se lo esperen cosas horribles ocurren a aquellos que no merecen mal alguno y no hay nada que se pueda hacer para remediarlo, porque incluso, nuestros nobles intentos por ayudar a aquellos que creemos que necesitan ayuda solo terminarán por empeorar la situación.
Así que espero que esto les haya hecho reflexionar, pero, dejando este emotivo cuento de lado… (Comienzo a girar como la Máscara de Jim Carrey creando un pequeño tornado morado que al desaparecer me muestro haciendo un Cosplay del Guasón de Heath Ledger)
¿Qué pasa? ¿Por qué esas caras tan serias y largas? (Saco un puñal de plástico) si se preguntan porqué estoy vestido así, es porque hoy mismo voy a una convención de comics y en esta ocasión iré con esta facha para trolear a cuanta inocente víctima se me cruce en el camino XD
Por lo que les pido que me deseen suerte y me vaya bien haciendo todo tipo de payasadas ahí… y que vaya alguien disfrazado de Batman para causarle fuertes dolores de cabeza XD
Pero antes de irme, informo que próximamente haré un fic muy especial, ¿Y por qué? Es porque dentro de poco… ¡ES MI CUMPLEAÑOS! (Soplo un espantasuegras y tiro confeti XD)