Descargo de responsabilidad: Ya saben que los personajes de Pucca no son míos, ya que le pertenece a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo los uso para entretener, dándoles historias que les aterren y que por cierto sí son mías, así que no copias, traducciones, adaptaciones o plagios.
Advertencia: secreto, locura, un poco de oc, algo de ua y clasificación t para que no me funen, así que sí eres sensible no lo leas y también sí eres menor de edad. Sí lo les es por tu propia responsabilidad, así que yo no me hago responsable de nada.
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"Más te vale no contarle nada a nadie sobre lo que sabes de mí, porque sí lo cuentas terminarás más que muerto y eso te lo juro."_perlapuccabf
Adoro a mi aldea, adoro a mis amigos, adoro el Ching Dooda, adoro a mis maestros y aunque nunca lo digo también adoro a Pucca, pues todos ellos me apoyaron y por ellos culminé con mi voto de silencio. Aunque a los que más yo agradezco es a mis padres y a mi secreto, que formó lo que soy y sin ellos no sería lo que soy ahora.
Alegre de ese pensamiento que me vino a la cabeza, me dirigí a mi casa con el ligero temor de encontrarme con Pucca. Ya que ella era la única persona que lograba hacerme temblar y que le tenga miedo como si fuera una hechicera, a pesar de que aparenta ser adorable, aunque yo soy el único que puede notar su verdadero ser.
Lo que no me imaginaba era encontrarme con mi antiguo maestro de la infancia parado en la puerta de mi casa, esperándome quien sabe cuánto tiempo ya y por algo que yo no sabía. Tocándole el hombro para llamar su atención al estar mirando hacia mi casa, hablándole con una voz fría que al parecer lo asustó.
–Hola, maestro Chang, ¿Qué lo trae por aquí?
–¡AHH! Oh, hola, Garu. Qué bueno que llegas, quería hablar contigo y por eso estoy aquí.
Me dijo amable el maestro Chang volteándome a ver, sonriéndole con cortesía al que fue mi maestro y me llevó a lo que soy ahora. Hablándole con el mismo tono gentil con la que él me habló, para después caminar hacia mi casa seguido del padre de Ching.
–Ya veo, pues bien, pase adentro maestro, ya sabe usted que siempre es bienvenido.
Abriéndole la puerta de par en par para que él pasara, viendo como entraba a mi casa con seriedad, aunque se notaba su nerviosismo intenso. No sabía por qué en realidad, pero sabía que me estaba ocultando algo importante.
Obvio no me lo creía, porque, al fin y al cabo, ¿Qué cosa podría ocultarme el maestro Chang? ¿o por qué me ocultaría algo en primer lugar?
Para saberlo debía entrar a mi casa y hablar con él, así que luego de que entrara Chang a mi casa pasé yo. Oyendo lo que él me decía amable, sacando de mi cabeza los pensamientos desconfiados sobre mi maestro de la infancia.
–Gracias por dejarme pasar, Garu, me alegra mucho que desees hablar conmigo.
–No es nada, maestro, ya sabe que siempre es bienvenido. Pero dígame, ¿De qué desea hablar conmigo?
Solté intrigado, sentándome en el sofá de mi sala y señalándole el otro sofá a mi maestro para que se sentara. Haciéndome caso en mi amable indicación, para después hablarme con una seriedad que contrastó con la antigua gentileza que me mostró.
–Ya veo, estás intrigado por saber lo que te tengo que decir, ¿verdad?
–Pues sí, maestro, eso me tiene muy intrigado.
Respondí seriamente, olvidándome de la amabilidad que había mostrado al recibir a mi maestro. Mirándolo fijamente a los ojos, mientras que el padre de Ching proseguía con la conversación.
–Lo entiendo y es muy comprensible, tu siempre tienes dudas de todo y por eso entrenaste muy duro para volverte un gran ninja. eso también te volvió mi mejor alumno, pero a pesar de eso no te quitó lo serio, arisco y frio. Ya que, si bien convives con Pucca, Abyo y Ching, ellos son tus únicos amigos y aun te muestras incómodo con los demás habitantes de Sooga. Y quiero saber, ¿por qué, Garu?
–Bueno, no lo sé, supongo que Sooga trae más gente de otros lugares que me hacen sentir incómodo.
Contesté fríamente, pues ese tema nunca me había gustado. Así que, levantándome de mi lugar, pregunté con interés.
–Hmmm, saliendo del tema, ¿no se le ofrece algo de tomar?
–Emmm, supongo que sí, tráeme un poco de té verde, por favor.
Pidió mi maestro desconcertado, asintiendo afirmativamente y así irme a la cocina para preparar él te verde. De esa manera podría pensar por sí me preguntaba más del porque me comporto como me comporto, esperando que no pasara al asunto de mis padres que siempre tocaban, aunque yo no quería que lo hicieran.
Poniendo la olla con agua en la lumbre para que hirviera en el fuego, colocándole después el sobrecito del té en la olla de agua. Esperando que el agua se volviera té caliente e hirviente, mientras preparaba la azúcar, las tasas, platos con galletas y la charola para poner las cosas en la mesa de la sala.
Viendo en la mesa de la cocina un cuchillo de buen filo, que miré con insistencia hasta que lo tomé y lo guardé en mi bolsillo. Pues hoy llevaba una ropa casual que me hacía ver inocente, sonriendo para después preparar con dedicación él te que el maestro Chang quería.
Llevándolo al terminar de hervir en el fuego, para así entrar en la sala y notar que mi sensei no estaba en su lugar. Un hecho que me hizo enojar, dejando la bandeja con la azúcar, las galletas y él te que tanto tardé en preparar en la mesita de la sala.
Dirigiéndome a buscar a mi maestro por la casa con el ceño fruncido, mientras lo buscaba también con la voz vuelta fría como el hielo. Caminando por todos lados de mi casa, para así encontrar al padre de la mejor amiga de Pucca.
–¡MAESTRO CHANG! ¡MAESTRO CHANG! ¡MAESTRO CHANG! ¡¿Dónde ESTÁ?! ¡YA ESTÁ LISTO EL TE!
Obviamente no recibí ninguna respuesta, un hecho que me hizo enojar aún más por su falta de modales. Llegando a una aria en donde se encontraba mi foto de cuando era bebé, sonriendo al levantar la foto entre mis manos y darme cuenta que antes de mí alguien la había agarrado.
Molestándome aun extremo increíble e impensable, pues sólo Pucca tenía permitido tocarla como aparentemente lo habían hecho. Así que saqué el cuchillo que había guardado en mi bolsillo, dejando la foto en el mismo lugar de antes y dándome la vuelta al oler a sangre.
Ya que aparentemente alguien había abierto mi cuarto especial, así que salí corriendo sigilosamente hacia aquel lugar especial y privado. Llegando con mi gran velocidad de ninja completamente profesional y notando que efectivamente estaba abierto de par en par, arrastrando mi cuchillo filoso para llamar la atención de quien sea que esté ahí.
Oyendo como alguien se giraba a mí con sobresalto, notando que era mi estimado profesor perdido que tanto buscaba. Sonriéndole macabramente por la ira que sentía, pues me había desacomodado todo mi cuarto especial y aun así se atrevía hablarme con pavor, así como sí yo hubiera hecho algo malo.
–Ga-Garu, ¿D-De quienes son estos cuerpos?
–No debió entrar aquí, lo sabe, ¿verdad?
Solté con una voz profunda y tétrica, acercándome con mi cuchillo que escribía en las paredes con su buen filo. Viendo como mi profe temblaba de miedo y habría los ojos como platos, diciendo nervioso con mi actitud inusual.
–S-Sí, s-sé que no debí de entrar, pe-pero ya lo hice. Y-Y aun no sé por qué tienes esto aquí, ¿s-son tus padres?
–¡ESTÁ BIEN! ¡SÍ LO SON Y USTED LOS ESTÁ MOLESTANDO!
Grité alterado, pues no me gustaba que nadie que no fuera yo y Pucca entraran aquí. E incluso, la primera vez que Pucca entró aquí también me alteré.
Estando apunto de matarla por interrumpir aquí, olvidando que ella tenía más fuerza que yo y que podía evitarlo con facilidad. Un hecho que obviamente pasó con sencillez, asustándome y entrando en pánico de que mi fanática número uno me fuera a delatar.
Provocando que hiciera lo impensable para mí en esos momentos, lo cual fue besarla con pasión, anhelo y miedo de lo que pasaría. Esperando que me rechazara, me golpeara y saliera de mi casa despavorida por el miedo y se quedara en silencio ole contara a todos, aunque nada de eso pasó en realidad y me correspondió al beso con más pasión del que yo le di y ahí mismo hicimos el amor.
Sé que profané mi cuarto especial, pero a mis familiares y padres no les molestó. Es más, hasta se alegraron de conocer a mi ahora novia.
Así que sólo ella puede entrar a mi secreto, mientras que los demás merecen la muerte por entrar aquí. Y lastimosamente el maestro Chang entró aquí y no lo puedo dejar así, ¿cierto, papás?
Sonriendo por esa pregunta mental, mientras se volvía escuchar la voz de mi maestro. Haciéndome fruncir el ceño por el enojo, al recordar que aún no estaba solo en mi cuarto especial.
–Pe-Pero, es-estos cuerpos destajados y petrificados no solo son dos, a-así que no sólo son tus padres. A-Además, n-no se suponía que no recordabas a tus padres y por eso Dong King te engañó.
–Tiene razón, maestro Chang, no sólo son mis padres. También son de gente que formaron mi clan, junto a desertores y enemigos de mi clan, por lo que al entrar aquí sin mi permiso creo que usted también va a estar con ellos. Y no se equivoque, Dong King no me engañó, todo fue parte de mi actuación para que no se enteraran de mi secreto.
Solté tajante, apartándome de la pared en donde estaba escribiendo con el cuchillo filoso, para que pudiera ver con claridad las palabras que estaban plasmadas en la pared.
]LE DARÉ TIEMPO DE CORRÉR PARA ESCAPAR DE AQUÍ POR SER MI MAESTRO, PERO HACE UN PASO EN FALSO, MIRA HACIA ATRÁS, SE TROPIESA O TITUBEA YO LO MATARÉ AQUÍ Y AHORA. AH, TAMBIÉN SÍ SÉ LE OCURRE HABLAR CON ALGUIEN SOBRE LO QUE VIO MATARÉ A LA PERSONA QUE MÁS LE IMPORTA Y A USTED.]
Eso hizo que mi maestro diera un brinco, corriera luego de mi casa y gritara con advertencia.
–¡PUCCA NO TARDARÁ EN LLEGAR, ¡DESCUBRIRÁ LO QUE HAS HECHO, LES DIRÁ A TODOS Y EN SERIO ESTARÁS EN PROBLEMAS!
Su grito no me hizo hacer otra cosa más que reír, carcajeándome con su amenaza y soltar misteriosamente.
–¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! Ay, maestro Chang, todo el mundo tiene misterios y Pucca no es la excepción. Recuerde que nada es lo que parece y Pucca tiene mucho que ocultar, aunque no lo parezca y actué con amabilidad.
Luego de eso el maestro Chang desapareció en el horizonte, dejando mi rostro en una sonrisa tétrica y esperando que no le diga a nadie porque Ching lo sufriría. Guardando el cuchillo que llevaba en uno de mis bolsillos, sintiendo un abraso por detrás de mi espalda, una barbilla en mi hombro y una voz femenina que me tranquilizaba.
–¿Por qué no lo mataste, Garu? El entró a tu cuarto secreto, nadie debe de entrar allí según tú, ¿o no?
–Es verdad, Pucca, pero fue mi maestro y es el padre de tu amiga. Y sí lo mato todos se preguntarán dónde estará, de esa forma crearé curiosidad en mí y eso no puede pasar.
Expliqué sonriente, girando mi cabeza para besarla en los labios y luego de eso decir seriamente.
–Olvidemos eso, Pucca, y mejor ayúdame a acomodar mi cuarto especial que el maestro Chang desacomodó.
–Está bien, Garu, pero el próximo que entre a tu secreto, yo seré quien lo mate.
Esa declaración de Pucca me hizo sonreír aún más, por lo que yo tomé la mano de Pucca y ambos fuimos a acomodar mi cuarto especial, esperando que nadie más se enterara de esa habitación para no tener que matarlos.
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29 de octubre de 2022.
Nota de la autora.
Relato de terror número 2, ya está subido para todos ustedes. Este como verán tiene nula sangre, pero igual espero que les guste, aunque no sea igual de fuerte que el anterior.
Así que, con esto dicho, adiós gente desconocida de fanfiction, no se les olvide ponerla en favoritos, darle seguir y comentar, que su opinión me interesa muchísimo.