Los personajes de Twilight no son míos sino de Stephenie Meyer, yo solo me divierto un poco con ellos.

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Epílogo

Esme entró al penthouse de Jane y Charlie, había unos cuantos adornos navideños, pero no se sentía el característico calor navideño.

Claro que había un árbol bastante grande, prolijamente adornado, que fácilmente podía estar en una revista. Tenía varios regalos a sus pies, probablemente eran solo de adorno para completar la imagen de revista.

La simplicidad de las decoraciones era tan diferente a la decoración de la recepción del hotel, abajo realmente se respiraba el espíritu navideño, aunque suponía que ellos solo lo tomaban como marketing.

Una estrategia para atraer turistas, no porque realmente sintieran el espíritu navideño.

—Carlisle, siempre es bueno verte, hombre —saludó Eleazar apareciendo junto con Carmen y Jane.

—Eleazar, hermano.

Se saludaron con el típico saludo de hombres, no podía entender cómo es que habían desarrollado una estrecha relación en un corto periodo de tiempo, no es como que Carlisle se quedara mucho tiempo cuando venía de visita.

Tan solo duraba dos días como máximo en Las Vegas.

—Esme, es bueno que por fin nos visitaras —saludó Jane, besándole ambas mejillas—. Reunir a la familia siempre es bueno.

—Y más ahora que Bella ya no tiene excusas para mantenernos privados de los niños —dijo Carmen—. Amo a mi hija, pero cuando es terca quisiera poder zarandearla.

Los cuatro adultos rieron, a excepción de Esme.

—¿Dónde están? —preguntó Carlisle.

—Vienen en camino, ya sabes cómo son Bella y Edward —renegó Jane—, uno pensaría que después de dejar de ser padres primerizos dejarían de exagerar, pero son reservados con los niños.

Frunció el ceño, ¿niños? Solo conocía a Edric.

—¿Acaso han dejado de exagerar en algo? —preguntó Carlisle en modo de burla.

—Nos mantuvieron alejados el primer mes que nació —se quejó Carmen—, lo entendimos por la salud del bebe y por la unión fraternal y todas las excusas que nos dieron, pero no pueden seguir reteniéndolo.

—Claro que no, suficiente he pasado con no ver a Edric y a Ambar —dijo Jane—, tiene que entregar al bebé, ni siquiera nos ha dicho su nombre… descarada.

Los cuatro volvieron a reír antes de que Charlie apareciera.

¿Qué tanto se estaba perdiendo?

Esperaba tranquilamente en la sala de estar, Carmen había dejado la bandeja de los bocadillos en la mesita de centro mientras que Jane y Eleazar se encargaban de los tragos, al parecer sería una reunión enteramente familiar.

Aunque Charlie había dicho que la comida sería traída de la cocina del hotel, un festín digno de reyes, el chef de su restaurante tenía estándares altos, por lo que la comida sería más que estupenda.

Ella tenía un festín en casa, con su familia, amigos, vecinos, con toda la ciudad, estaba segura que este año ganaría el premio a la casa mejor adornada, pero no podría estar ahí, ya que Carlisle insistió en venir.

Llevaban unos veinte minutos hablando de trivialidades.

Charlie mencionó que Alistair estaba en Cancún, era su residencia desde hacía meses y no tenía intenciones de regresar.

—Es mejor que se quede ahí hasta que deje de ser un idiota —respondió Jane bastante molesta antes de tomar un trago a su martini.

Eleazar había vuelto a tener su consultorio, aunque era un dentista a domicilio, por lo que explicaba había muchos millonarios excéntricos como Charlie que se negaban a salir de su penthouse y requerían sus servicios particulares.

Carmen decidió apoyar a Edward en su spa de cannabis, estaba más involucrada ahora que ambos tenían las manos llenas con los niños.

Había pasado alrededor de una hora y aún Edward no aparecía.

—¿Dónde estás, jovencita? —dijo Jane con el teléfono en su oreja—. Más te vale que sea cierto, estarán esperándote en el elevador, ya nos has hecho esperar demasiado… Soy la abuela, puedo consentirlos como se me dé la gana, ahora apresúrate.

Terminó la llamada y les miró.

—Acaban de estacionar.

Esme se quedó en la parte de atrás, Edric había pasado de brazo en brazo, besando las mejillas de los adultos, era todo risitas y sonrisas, muy diferente al niño que años atrás había conocido.

La niña rubia era tan solo un año menor que Edric, Ambar era una niña preciosa, con enormes ojos castaños llenos de picardía, que al igual que Edric sonreía a todo aquel que la saludaba.

Y por último estaba el bebé que Bella ocultaba celosamente en la cangurera, al parecer habían conseguido dormirlo después de mucho trabajo.

Edric la había saludado con su manita desde la distancia, Ambar ni siquiera le había dado más de una mirada antes de voltearle los ojos y seguir a Carmen.

Edward se acercó y la abrazó.

—Es bueno tenerte aquí, mamá.

Era tan diferente la dinámica familiar que tenían, Edric estaba comiendo sentado sobre la mesa, Charlie estaba alimentándolo junto con Eleazar, esos hombres ni siquiera se toleraban, pero ambos parecían ignorar ese hecho solo para que el niño estuviera tranquilo entre ellos.

Ambar estaba entre Carmen y Carlisle, al igual que Edric, estaba sentada en la mesa, tomando la fruta que Carlisle le ofrecía y bebiendo jugo del vaso que Carmen le tendía.

Bella estaba junto a Edward, el bebé seguía profundamente dormido.

—Los van a malacostumbrar —dijo Edward—, en casa solo somos nosotros dos con ellos.

—Si los trajeran más seguido, otra cosa sería —dijo Jane quien estaba al lado de Bella—, y no crean que no estoy esperando mi oportunidad para…

El gimoteo hizo que todos miraran al pequeño.

—Sigue dormido.

—Ya he esperado mucho, jovencita, entrégalo.

Bella rio y apartó las mantas.

—Realmente ha estado despierto por los últimos diez minutos —confesó Edward—, queríamos ver cuánto podían soportar.

Jane fue quien tomó al pequeño bebé en brazos.

—Pero si es igualito a ti.

Carlisle tomó la manita de Ambar al ver que la pequeña fruncía el ceño al darse cuenta de toda la atención que el bebé recibía.

—Tú siempre serás mi consentida, princesa —dijo tocándole la nariz y haciéndola reír.

Ambar sonrió y estiró sus manos para que Carlisle la tomara en brazos, cosa que inmediatamente hizo.

Edric, a diferencia de Ambar, comenzó a hablar sobre el bebé, contando que era aburrido porque se la pasaba dormido, pero que le gustaba verlos a Ambar y a él mientras jugaban.

—Vamos, Jane, comparte a… —comenzó a hablar Carmen, antes de fruncir el ceño—. Ni siquiera nos has dicho su nombre.

Bella sonrió y se llevó un pedazo de pavo a la boca, mientras Edward bebía de su copa de vino.

—Vamos, no me estoy haciendo más joven —se quejó Charlie.

Bella se rio.

—Eliud.

Esme sintió como si un balde de agua fría le cayera encima, era el nombre de su padre.

Habían tenido una cena tranquila, el pequeño bebé fue acaparado por Jane y Carmen, quien parecieron llegar a un mutuo acuerdo de pasárselo cada pocos minutos, Eleazar tenía a Edric, quien estaba muy cómodo en sus brazos, así como Ambar se estaba quedando dormida en los brazos de Carlisle.

Ambos niños con la barriga llena y siendo mimados por sus abuelos, eran tan diferentes a los niños en casa, quienes no podían parar ni un minuto.

Estaba todo tan tranquilo.

Hasta que el pequeño soltó un fuerte grito.

Carmen intentó calmarlo, pero nada funcionó y no tuvo de otra más que entregárselo a Bella.

—Solo tiene un poco de hambre, iré a…

—Yo le prepararé el biberón —dijo Carmen parándose y yendo a la cocina.

—Le he comprado un cojín especial para que lo alimentes cuando estés aquí —dijo Jane poniéndose de pie—, iré por él, tú ve a la sala, anda.

Bella se rio y salió del comedor con el niño que no dejaba de gimotear y llorar.

—El niño tiene buenos pulmones —dijo Edward levantándose y tomando a Ambar en brazos, quien había comenzado a querer llorar—. ¿Qué te parece si tú y yo vamos a buscar unas galletas mientras mami se ocupa de Eliud?

—¡Yo también! —gritó Edric.

—Claro que sí, campeón, vamos a asaltar la cocina de la nana Jane.

Edward desapareció en la cocina con ambos niños.

—¿Ya es oficial? —preguntó Carlisle viendo a Charlie.

—Ambar oficialmente es de ellos —aceptó—, Alistair puede acercarse, pero sigue siendo un idiota… al menos tiene la nariz chueca.

—Bella le rompió la nariz cuando Alistair sugirió que Ambar fuera al orfanato —respondió Eleazar a su pregunta no hecha—. Fue una pelea fuerte, Bella estaba alterada, bastante alterada, nunca la había visto tan fuera de sí.

—Ella ni siquiera dudó en tomar a Ambar y llevársela a casa —prosiguió Charlie—, iniciamos los trámites de adopción de inmediato, hubiera sido más fácil si Alistair hubiera cedido sus derechos, pero el idiota ni siquiera quiso reconocer su paternidad, es por eso que esta en Cancún hasta que deje de ser un idiota y de la cara.

Esme asintió.

¿Qué tanto había pasado en todo este tiempo?

—Pero ellos siguen haciendo esas cochinadas, ¿cómo les aprobaron la adopción?

—Esme…

—Nadie aquí hace cochinadas —dijo Eleazar—, Bella y Edward han hecho mucho en estos años, siguen teniendo su página, pero ya ni siquiera son tan activos, la mantienen porque es un ingreso extra, al parecer muchos simplemente se olvidan de cancelar la suscripción y siguen pagando aun cuando ya ni siquiera tienen contenido nuevo.

—Pero…

—Las cosas son así, lo que han hecho ya lo hicieron, no se puede cambiar.

Esme no estaba nada de acuerdo con ellos.

Todos estaban intentando animar a Ambar, quien se ponía celosa cada vez que Bella estaba junto al bebé, es por eso que por fin podía encontrarla a solas.

Tenía que hablar con ella.

—Eres despreciable.

Bella la miró.

—¿Qué?

—Odio esta apariencia de mujer buena y bondadosa cuando realmente eres despreciable.

—¿De qué estás hablando?

—Puedes fingir ser esta mujer santa, pero yo sé realmente cómo eres.

—Esme —suspiró Bella acunando al pequeño bebé que aún no le permitía ver—, he sido bastante paciente contigo...

—Te robaste a mi hijo.

—¿Qué?

—Te robaste a mi hijo y lo volviste este hombre amargado que oculta cosas y se alejó de su familia, mi hijo nunca me hubiera abandonado si no fuera por ti.

—Esme...

—Y ahora haces lo mismo con mis nietos, los estás haciendo igual de amargados que tú, igual de frívolos y materialistas, no mereces...

—Eres imposible —dijo Edward entrando a la habitación con la niña rubia en sus brazos—, ni siquiera sé por qué aún seguimos intentándolo.

Carlisle detrás de él solo negó con la cabeza, tenía al pequeño Edric en brazos.

Miró a Bella quien parecía aburrida, ni siquiera le estaba importando lo que le decía.

—Digo la verdad.

—No lo haces, solo lo dices creyendo que nos vas a hacer sentir culpables y de ese modo vas a poder manipularnos.

—No me hables en ese tono.

Dejó a la niña junto a Bella y Carlisle hizo lo mismo con Edric, ambos niños parecían ignorarla, era muy diferente a la reacción que tenían con sus otros cinco abuelos.

—Llevaré a Esme al estudio, necesito hablar con ella.

—De acuerdo.

Se giró hacia ella y señaló el pasillo.

—Vamos…

Iba a protestar, pero Carlisle tiró de ella y la obligó a caminar.

Escuchó la voz de Jane parloteando sobre los regalos que podían abrir de una vez.

Se alejaron solo unos cuantos pasos antes de entrar al despacho, era pequeño y simple, tenía un gran escritorio enfrente de una pared llena de pantallas en donde se reproducían los videos de las cámaras de vigilancia del casino.

—¿Aún no puedes aceptar nuestro matrimonio?

—Ella no es buena para ti ni para los niños, ni siquiera te ha dado un hijo propio.

—Esos niños son mis hijos.

—Sabes a lo que me refiero.

—No, no lo sé, solo sé que soy estéril, y que al parecer no consideras a mis hijos dignos de ti.

—Tú no puedes ser estéril, es Bella, ella es la que no está bien, ella…

—Eso no importa, mamá, realmente no puedo creer que después de todo este tiempo sigas creyendo que sabes lo que es mejor para mí.

—Porque lo sé, esta vida...

—Esta es mi vida, mi familia, mi esposa y mis hijos.

—Edward…

—Te quiero en mi vida, mamá, y en la de mis hijos también, tienen derecho a tener a sus abuelos en su vida, pero no así, no cuando ni siquiera puedes respetar nuestra vida.

—¿Crees que esta es una buena vida?

—Sí, pero no lo ves porque estás cegada, y está bien, no voy a luchar contra eso, no tiene caso porque no vas a cambiar.

—¿Qué quieres decir?

—Era la última vez que te traía —dijo Carlisle—, una última oportunidad o se terminaba, no has cambiado, Esme, no has querido aceptar que Edward haga su vida.

—Yo tengo razón.

—No la tienes, pero no voy a pelear contra ti —dijo Edward—. Puedes quedarte el resto de la noche o irte, realmente no importa, mamá, tengo una familia, niños que me necesitan y…

—Cuando Edric conozca a una fulana como Bella, una cualquiera que solo lo lleve a la perversión, una peor a la que ahora lo estás exponiendo al seguir junto a ella, entenderás que siempre he tenido razón.

Edward negó con la cabeza y salió de la oficina.

Carlisle lo siguió.

Esme tomó su teléfono y marcó el número de su hija, quien respondió junto con Kate.

Él va a regresar, mamá, lo va a entender.

Y los vamos a recibir con mucho amor —dijo Kate.

Ellas tenían razón.

En algún momento Edward iba a entrar en razón y ver qué tan equivocado estaba.

Salió de la oficina dispuesta a ir a su habitación, no queriendo pasar más tiempo en esa farsa.


Hola!

Casi un año después, por fin les trigo el epilogo de esta pequeña historia navideña.

Bella y Edward tienen una bonita familia y siguen igual de enamorados que el primer día.

Esme...bueno, hay veces que simplemente por más oportunidades que se le den, ellos no aceptan una opinión diferente.

Muchas gracias por la paciencia y por seguirme a lo largo del año.

Espero que continúen acompañándome en este año, veremos que sorpresas nos traen.

Feliz año nuevo!