TERAPIA PARA UN CORAZÓN ROTO

Hola gente linda, ¿Qué planes tienen para San Valentín? ¿Tienen una media naranja guardada por ahí o son como yo y nuevamente lo pasaran tirados por ahí con una pequeña nube de tormenta sobre las cabezas? (Saco una sombrilla con la que me cubro del aguacero)

Bien, dejando de lado los mismos chistes tontos que siempre hago por estas fechas, advierto que este fic es… ¿Cómo decirlo con sutileza? Es muy, pero MUY distinto a lo que se suele ver frecuentemente por aquí, y a diferencia de las veces anteriores en las que siempre presumo de hacer locuras distintas a la media, no creo que este sea el caso.

¿Por qué? Bueno, en primer lugar por tocar un género literario que a pesar de ser muy usado en muchos Fandoms de Fan Fiction, es escaso, por no decir casi inexistente, en el Fandom de TLH y usando a dos personajes que jamás, ni en un millón de años, creí poder emparejar.

En segundo lugar, porque no es algo que haya planeado con mucha anticipación, es más, literalmente tuve que hacerlo casi a la carrera teniendo que posponer mis otras historias para poder llevarlo a cabo para estas fechas; lo que es algo que no me causa mucha gracia.

¿De qué se trata en realidad y porqué lo hago aún cuando no estoy del todo conforme? Bueno, véanlo bajo su propio riesgo… y advierto que tendrá escenas súper subidas de tono que más que generarme unas enormes ganas de ir al baño a bajarme las ganas, afecta de modo negativo mi menguante salud mental (Saco una botella de licor y le doy un profundo sorbo)

En un cuarto de alquiler, en una gran cama redonda rodeada de diversas prendas de vestir tiradas, habían dos grandes bultos cubiertos por una sábana morada que se inflaban y achicaban al compás de unas respiraciones que se expandían como el eco de un fuerte grito.

Especialmente la generada por el bulto de la derecha cuyo ronquido casi parecía el ronroneo de un motor oxidado dando su último aliento hasta que se removió hablando entre sueños y soltando unos rugidos seguidos de un bostezo ahora pareciéndose a un león desperezándose.

-Uh… pero que sueño tan raro tuve… sin dudas tomar tanto alcohol antes de dormir es malo para el cerebro…- era un joven adulto pelinaranja de acento sureño que al enderezarse estiró los brazos hacia arriba tronándose los huesos y se relamió los labios mientras se rascaba la nuca.

-La boca me sabe a puro vómito y a… ¿Qué es esto?- al llevarse una mano a los labios notó que tenía una mancha seca de lo que parecía ser un líquido blanco -y… ¿Por qué estoy desnudo?- colocó sus manos contra su marcado torso corroborando que no llevaba nada de nada.

-Mi cabeza…- una fuerte jaqueca le obligo a masajearse las sienes -me duele mu… ¡AUCH, MI TRASERO!- al querer ponerse de pie, gritó ahora sobándose la retaguardia que le dolía tanto que no pudo evitar lagrimear.

Luego de gemir agudamente y de que sus ojos se acostumbraran a la luz mañanera que ingresaba por la ventana fue que se percató en dónde estaba, cosa que lo confundió más al mirar despacio de derecha a izquierda parpadeando muy desorientado respirando algo pausado.

¿Qué hacía en ese cuarto? ¿Por qué estaba únicamente en su "traje natural"? ¿Por qué sus ropas se hallaban tiradas por ahí? ¿Por qué le dolía el trasero como si le hubiesen dado una patada con una suela de metal? ¿De quién eran las otras prendas junto a las suyas? ¿Y qué era ese olor tan fuerte que ahora mismo se apoderaba de sus fosas nasales y que combinaba con los diversos sabores que tenía su paladar?

Cerca de su overol de granjero vio algo que le hizo abrir mucho los ojos, y eso era un Short de Jean que tomó con ambas manos para mirarlo minuciosamente manteniendo entreabierta la boca.

-Esta… esta prenda que casi no deja nada a la imaginación… solo… solo la pudo haber usado…

Sus expresiones de inconformidad fueron reemplazadas por una de desbordante alegría, igual a la que esbozaría alguien al que le dicen que un familiar salió bien parado de una operación difícil.

Semblante que se reforzó y el corazón le latía con fuerza motriz cuando sintió unos brazos rodear su cintura aún por debajo de la sábana que lo cubría. Se giró para ver a la otra persona, qué debido a los movimientos de su silueta, era fácil deducir que quería apegársele no queriendo separarse y tenerlo a su lado todo el tiempo posible.

-No… eso no fue un sueño… ¡TABBY! ¡¿EN SERIO ERES TÚ?!- por la emoción quitó de un jalón la manta, creyendo que vería a la aparente chica con la que tuvo una ardiente noche.

Quedando petrificado por lo que encontró y que todo ese entusiasmo desapareciera de golpe siendo reemplazado por una expresión digna de un muerto por el tono pálido que opto su cara.

Porque ahí, a su lado, no había una chica, ¡Sino otro chico! Un también joven adulto, de piel morena, careciendo de igual manera de cualquier tipo de prenda, y que muy a diferencia suya, su respiración era serena al igual que su expresión y sonrisa pese a que su cabello negro está todo desarreglado como lo tendría alguien que hizo una rigurosa actividad física.

¡¿Por qué rayos estaba junto a ese tipo?! Era la única pregunta que ahora resonaba por su cabeza potenciando la fuerte migraña que ya poseía.

-Oh… veo que ya despertaste, Bestia del Campo. ¿Cómo amaneciste?- dejó de divagar cuando ese joven despertó soltando un pequeños bostezo para dedicarle una tierna sonrisa al verlo con los ojos entrecerrados después de hacer un cursi batido de pestañas.

-¿Todo bien después de la sesión terapéutica de anoche?- habló melosamente al apoyarse en su regazo sin dejar de abrazarlo y nada incómodo de estar desnudo así junto a otro hombre.

Lo que causó que el pelinaranja mirase directamente a la pantalla con una expresión con la que ahora decía con el mayor de los horrores: "¡¿QUÉ DIABLOS ESTÁ PASANDO AQUÍ?!"

Para responder a esa y otras interrogantes, habría que viajar un poco a través del tiempo.

LA PANTALLA COMIENZA A GIRAR EN EL SENTIDO OPUESTOS A LA MANECILLAS DEL RELOJ

El nombre del pelinaranja es Liam Miller Hunnicutt, un joven granjero de 17 años recién graduado de la Preparatoria. Alguien trabajador, humilde, responsable y de buen corazón, con muchos más deberes que cualquier otro chico de su edad al tener que atender todas las necesidades de los animales de su granja, cuidar sus también preciados cultivos entre otras cosas.

Muy agradecido estaba por al fin haber superado esa etapa estudiantil, pero no por ya no tener que hacer nada más como lo hacen otros jóvenes, sino porque ya podía enfocarse completamente en hacer lo que realmente le gusta y sin tantas distracciones.

Y también, porque ya le podía dedicar más tiempo a la chica que tanto ama.

-¿No es genial, Tabby? Ahora podremos estar juntos todo lo que queramos, libres de la escuela y de todas las tonterías que tanto tiempo nos quitaban- dijo sumamente alegre y tomado de la mano con una chica con vestimentas de Rockera teniendo un gran mechón pintado de color violeta que apuntaba hacia arriba.

-Sí, pero que dicha…- claramente ella no compartía su entusiasmo, en verdad, se veía de lo más fastidiada y sacó de su abrigo de mezclilla morado una cajetilla de cigarros para fumar uno.

-No, Tabby, espera- justo cuando iba a encenderlo, Liam se lo quitó haciendo que lo viese de muy mala forma -ya te he dicho muchas veces que esto no es bueno para la salud. Pulmones dañados por la nicotina no es lo mejor para una gran Rockera como lo eres tú- demostraba ser un buen novio, lo suficientemente considerado para evitar que se diese un gusto culposo que pueda comprometer su integridad física.

-Arg…- se sopló una parte de su mechón que cayó en su frente -¿Es que no te cansas de ser tan "correcto" y de privarme de hasta el más pequeño de los placeres de la vida?- reclamó soltando su mano para cruzarse de brazos y ahora mirarlo acusadoramente.

-Tabby, no es que quiera quitarte la diversión, ni nada de eso. Es solo que no quiero que te pase lo mismo que les ha pasado a otras chicas que tenían tanto potencial en el mundo de la música, pero lo echaron a perder al tomar las decisiones equivocadas- tal altruismo era digno de aplausos.

-Ya suenas igual que mi madre…- pero solo logró que ella se ofuscara aún más -y a todo esto… ¿Realmente lo único a lo que te dedicarás a partir de ahora será a tu granja y nada más? ¿No tienes otras metas en la vida o planes a futuro u otras opciones a parte de esa?

-Claro que sí. Esa granja ha pasado de generación en generación desde los primeros Hunnicutt, y cuando mis padres ya no puedan seguir ejerciendo su oficio, deberé estar ahí para recibir la antorcha- explicó con todo orgullo, deseando que ese día llegue cuanto antes.

Pero solo logró que ella soltara otro bramido de exasperación.

-Sí… se nota que ya tienes toda tu vida planeada, Liam…- no entendió la razón de su descontento, pero cuando iba a decirle algo más, el celular de ella sonó con una melodía de Heavy Metal.

-¿Diga?- contestó sin ganas, y quién sea que estuviese del otro lado de la línea, causó que sonriera súper emocionada -¿No me estás tomando el pelo? ¡CLARO QUE SÍ, ME ENCANTARÍA! No, no. Ahora no estoy haciendo nada importante.

Dolido quedó Liam tanto por lo que dijo, como por el modo en que lo dijo como si él estuviese hecho de aire y no valiera nada para ella.

-Perfecto, ahora mismo voy para allá- colgó impaciente -lo siento, Liam, pero la banda me necesita ahora para ensayar. ¿Nos vemos luego?

-Claro, Tabby. Sé que eso es muy importante para ti, así que ve y haz lo que tengas que hacer- accedió sin poner protesta alguna y ella se despidió luego de darle un efímero beso.

Se quedó quieto en su lugar admirándola irse (Especialmente como contoneaba las caderas agitando su falda de cuadros color lila) haciéndose la idea de qué al poder pasar mucho más tiempo a su lado, apoyándola en lo que necesite y evitar que haga algo que comprometa su salud, podrá dar en un futuro no muy lejano el siguiente paso en su relación.

Que pena es que las cosas no siempre salen como uno desee, porque la realidad casi nunca es un Cuento de Hadas en dónde al final del camino uno consigue aquello que más añora.

(…)

En cuanto al otro integrante de este embrollo, se llama Miguel Ángel Puga, de 22 años, empleado del Centro Comercial Reininger´s y muy diferente a la mayoría de los hombres debido a sus gustos y preferencias al ser alguien, qué en el lenguaje popular, batea de ambos equipos.

Cosa que se puede afirmar por sus gestos, tono al hablar y modo expresarse muy mariposón (Por no decir una palabra más ofensiva) siendo instructor de Yoga en ese sitio, al que le encantan los desfiles de moda y ese tipo de cosas que según las "normas impuestas por la sociedad" solo deben de encantarle a las chicas y no son bien vistas por parte de un hombre.

Y también porque su círculo de amigos más cercano está justamente conformado por chicas, que son Leni, Jackie, Mandee y Fiona, lo que podría afirmar que le gustan más "los tornillos" que las "tuercas" al comportarse más como una mujer que como un miembro del género masculino.

Pero irónicamente, eso no evitó que pudiera conciliar una relación con una de las jóvenes mencionadas, porque al pasar tanto tiempo rodeado de puras chicas, sabe cómo tratarlas y compartir varios de sus gustos… demasiados, hay que aclarar.

-¡Mira esos bolsos, Fiona! ¡¿No son de lo más bellos?! No hay de estos en Reininger´s- pegó su cara contra la vitrina de una tienda para apreciar unos bolsos de cuero cuando paseaban igual a como Liam lo hacía con Tabby.

-Si, son de lo más bonitos- la castaña, aunque trató de sonreír con su mismo entusiasmo, era palpable el fastidio que la situación le generaba, más bien, la manera de actuar de él.

-Y mira, hay tanto para hombres como para mujeres. Leni y las chicas se morirán de la envidia cuando nos vean con ellos- su suspiro de ilusión se combinó con el de molestia de su novia que rodó los ojos.

-Escucha, Miguel. Yo… necesito hablar de algo muy importante conti…- intentó dialogar.

-¡¿Estás viendo lo mismo que yo?!- fue interrumpida cuando los ojos del afeminado se posaron en un maniquí de una tienda de ropa -¿Ves esas licras? Como lo diría Leni: ¡Como que me veré de lo más divino con ellas al momento de dar mis clases de Yoga! ¿Lo puedes imaginar?- se imaginó a sí mismo con esas prendas ajustadas haciendo diferentes contorciones, de las cuales, varias eran demasiado sugestivas que rayaban lo inapropiado para una descripción detallada.

-Ajá…- teniendo un nivel de exasperación equiparable al de Tabby, Fiona se cruzó de brazos y desvió la mirada ya teniendo arrugado el entrecejo.

-¿Qué te pasa, Fiona? ¿Por qué esa cara como hubieses tomado limonada sin azúcar? ¿Es que no te gusta el color de esa ropa?- al igual que Liam, no comprendía que era lo que la molestaba.

-Oh, ya entiendo… ¿Es porque estoy comprando para mí y nada para ti, cierto? ¡DESCUIDA!- su ademan con la mano digno de un peluquero le sacó una mueca de repulsión -también te compraré las ropas de ejercicios más bonitas que haya y que combinen con esas. ¿Andando?- con caballerosidad le ofreció el brazo derecho para entrar juntos.

Ella no le correspondió y miró fijamente esa extremidad para luego ver como se había llevado el dorso de su mano izquierda la cintura y después mirar su gran sonrisa ansiosa.

-… no, Miguel. Yo… ya no puedo seguir con esto- dijo luego de unos segundos de silencio.

-¿Disculpa? ¿A qué te refieres?- al no comprender que pasaba, ahora colocó ambas manos a los costados de su cintura con un gesto aún más amanerado.

Fiona cerró los ojos y acumuló saliva para poder decir algo que aparentemente ha querido expresarle desde hace bastante tiempo.

-Miguel… ya no quiero seguir contigo- habló con firmeza al mirarlo fijamente sin vacilación.

Lentamente la boca y ojos de Miguel se abrieron enormemente al escuchar eso y ahogó un agudo gemido de perplejidad cuando se llevó ambas manos por debajo de la nariz; gesto que de nuevo fue de completo desagrado para la chica con lunar en la mejilla.

-¿Cómo dices? Tú… ¿Quieres terminar? ¿Ya no quieres que seamos novios?

-Así es, Miguel. Yo ya no quiero seguir contigo- pero de nuevo expresó con solidez sus palabras.

-Pe… pe… ¡¿Pero por qué?! ¡¿Es que hice algo malo?! ¡¿Te traté mal sin darme cuenta?! ¡¿Olvide algo importante para ti?! ¡POR FAVOR, DIME QUE HICE MAL PARA ARREGLARLO!- rápidamente entró en la desesperación y lágrimas no se demoraron en escurrir por sus mejillas igual a como lo haría una chica cuando su novio quiere cortar lazos.

Siendo nuevamente, una acción que ofuscó más a la castaña.

-No, Miguel. Tú… ¿Cómo te lo explico?- quería encontrar las palabras adecuadas para que el golpe emocional no fuese tan duro -no me hiciste nada malo, no intencionalmente. Es solo que no quiero ser aquello que evite que seas como realmente eres ni ser un estorbo a tu verdadero Yo.

-¿Qué evitas que yo sea como realmente soy? ¡No sé qué intentas decirme!- solo logró que se alterase más y sacó un pañuelo rosa para tratar de secarse las cataratas que expulsan sus ojos.

-Escucha, Miguel. ¿Desde cuándo nos conocemos?- su lamentable condición emocional no bastó para que ella dejase de hablarle con gran severidad.

Eso se volvió una situación de lo más paradójica porque se supone que ante un rompimiento la mujer sea la más sensible y el hombre sea el que, en teoría, sobrelleve el asunto con más calma.

-Este… creo, creo que desde los 14 o 15 años, ¿Cierto?- se sopló la nariz.

-Así es. ¿Y desde cuándo nos volvimos oficialmente pareja?

-Desde que lo mío con Julio se terminó a los 20- gimoteó un poco.

-Correcto. ¿Y quién era tu pareja antes que Julio?- hacía una cuenta regresiva.

-Fue Félix cuando teníamos 18. ¿A dónde tratas de llegar con todo eso? ¿Qué tienen que ver todos ellos con lo nuestro?- después de soplarse de nuevo la nariz, ahora sacó un pañuelo amarillo.

-¿Es que no te has cuenta, Miguel? Desde siempre te han gustado mucho más los hombres que las mujeres, más inclinado a ladrarle al mismo árbol, careciendo de varias de las cosas que me gustan de un hombre, pero que he pasado por alto por tus otras cualidades que tanto me gustaban de ti… hasta ahora- el moreno negó despacio con la cabeza rehusándose a creer lo que oía de parte suya.

-Dices… ¿Dices que no soy lo suficientemente hombre para ti?- así fue como la interpretó -¡Entonces por favor dime en que debo cambiar! ¿Quieres que deje de bañarme dos veces al día? ¿Qué no me depile todo el pelo del cuerpo? ¿Qué no le ponga tanto gel a mi cabello? ¿Qué ya no me haga pediquiur cada sábado? ¿Qué venda mi colección de fotos de actores? ¡Por favor dime lo que debo hacer para que sigamos juntos!- la tomó ambas manos suplicante.

-Miguel, Miguel, ¡MIGUEL!- ella lo soltó alzando la voz -¿Estás escuchándote? ¡ESTÁS DELIRANDO!- sujetó sus hombros para que dejara de decir incoherencias.

-Nada me haría más feliz que por arte de magia tengas tanto las cosas que me gustan de ti como las otras de las que careces, pero no puedo pedir esa clase de milagros imposibles y menos puedo obligarte a ser algo que no eres y que dejes de ser tú y lo que te gusta hacer.

-Pero tú me gustas y mucho, Fiona. Contigo la he pasado genial y he sentido cosas que nunca sentí ni con Julio, Félix y nadie más. Puedo cambiar y ser el hombre que deseas que sea si me das la oportunidad- intentó convencerla pidiéndole algo de paciencia.

-¿Recuerdas lo que pasó hace un mes? ¿Cuándo ese amigo tuyo de la universidad te saludó dándote una fuerte nalgada y beso sorpresa? ¿De cómo en vez de hacerte respetar y responderle como se lo merecía lo único que hiciste fue devolverle el saludo riendo todo apenado sobándote el trasero?- de nuevo lo miró acusadoramente cruzándose de brazos.

-Ah… este… es solo que nos llevamos tan bien que nos damos ese tipo de libertades. No es como si pusiera mis gustos por los hombres por encima de ti- trató de justificarse muy avergonzado al recordar ese suceso.

-Igual al grito de emoción que soltaste cuando en ese concierto el vocalista arrojó una rosa que atrapaste diciéndole que lo amas, cuando quedaste hipnotizado al ver el torso sudoroso de ese tipo en el gimnasio, cuando gritaste como colegiada cuando en esa película los dos protagonistas masculinos se dieron un amoroso beso mientras llorabas ilusionado- le enumeró ocasiones en las que dejó que su lado que gusta de los hombres salió a flote sin poder contenerse.

-No voy a negar que la he pasado genial contigo, tanto antes de ser novios como lo que hemos sido hasta ahora, pero con eso y mucho más me he dado cuenta de que yo jamás podré competir con lo que realmente quieres y menos te puedo pedir u obligar a que cambies para que tengas lo que más deseo de tu parte.

-Y por más que me cueste decirlo, tu actitud tan amanerada y comportamientos parecidos a los de una mujer… me están repudiando, porque a mí me gustan los hombres, no las mujeres y mientras más tiempo estamos juntos más siento que estoy con una de ellas… en especial porque nunca pones tu máximo empeño cuando estamos a puertas cerradas- ahora podía apreciarse cierto tono de mucha necesidad en esas palabras finales.

-Así que lo lamento, pero ya no puedo seguir con esto. Sé que duele mucho, pero es también por tu bien, porque sin mí, podrás ser tú mismo y sin tener a alguien que te limite.

-Fiona…- otra vez negó despacio continuando expulsando ríos de desdicha de sus ojos cafés.

-Por favor, no vuelvas a prometer que puedes cambiar, porque es imposible que alguien cambie su naturaleza y porque no podría vivir conmigo misma si lo nuestro continúa cuando claramente haces algo que no quieres hacer solo para complacerme- por primera vez, en todo lo que ha durado su charla, ella expulsó sus propias lágrimas.

-Sé feliz como eres, Miguel, y nunca cambies. Con las cualidades que tanto me gustaban de tu parte, estoy segura de que algún día alguien te corresponda como te lo mereces y con quién puedas ser tú mismo- luego de darle un amoroso beso en los labios, se retiró a paso veloz secándose los ojos.

El bisexual no dijo nada por unos momentos, únicamente sollozar al ver como su gran amor, con quién creyó que al fin podría tener una relación estable y duradera se alejaba más y más no pudiendo oír el sonido de su corazón haciéndose pedazos.

-Fiona… ¡FIONA!- al volver en sí, corrió en su dirección para persuadirla, pero cayó duramente al tropezarse con una roca -¡REGRESA, POR FAVOR, REGRESA! ¡AÚN PODEMOS ARREGLAR ESTO, POR FAVOR! ¡REGRESAAAAA!- gritó todo lo que sus pulmones podían dar, pero era muy tarde.

-Fiona…- al permanecer de rodillas, se tapó el rostro con la mano izquierda y se llevó la derecha al pecho escuchando los trozos de su corazón removiéndose por su agitada respiración.

Una escena de lo más desmoralizadora que causará una gran pena en aquel que lo viese, porque para alguien, sea hombre o mujer, pocas cosas son más dolorosas que ser dejado por la persona que más ama y con quién tenía ya planes a largo plazo.

Pero como dice ese viejo dicho: el final de una etapa, es el inicio de un nuevo capítulo.

(…)

Ese mismo día, Liam había ido en una carreta impulsada por caballo a una ferretería para buscar unas cosas para su granja. Desde que Tabby fue con su banda a practicar él tuvo que volver al negocio familiar a atender sus deberes que nunca acaban pero que con todo gusto los hace.

Luego de cargar los pesados sacos llenos de madera y repuestos y colocarlos en la carroza, agitó las cuerdas para que su corcel se pusiera en marcha.

Al detenerse en un semáforo miró en una sastrería como a una mujer le tomaban las medidas mientras le ofrecían unas telas blancas que seguramente serían usadas para la confección de un vestido de bodas.

Lo que nuevamente causó que su imaginación volase hasta las nubes dando por hecho de que algún día Tabby estará frente a él, en un altar, rodeado de la familia y los amigos de ambos ante un sacerdote que les haría las típicas preguntas de si aceptan la mano del otro luego de colocarle un anillo en el dedo.

Su fantasía fue interrumpida por un escándalo proveniente de una taberna cercana, el que generaría una banda de músicos de Rock and Roll cuando están desenfrenados.

Nada que fuese de su interés, si no fuera porque entre el ruido generado por los instrumentos musicales siendo masacrados pudo distinguir una voz que conocía a la perfección.

-¿Tabby?- raro se le hizo, no por oírle cantar con ese tono al ser algo que ya se le hacía de lo más normal, sino por el lugar en el que se hallaba debido a que ese parecía un bar de mala muerte.

Un sitio que se supone ella no puede frecuentar.

Parqueó la carreta y amarró las riendas del caballo a un poste para dirigirse a ese lugar. Con cada paso que daba podía distinguir más la voz de su novia y las palabras que decía, siendo en su mayoría, groserías que nunca oyó de su parte.

Por lo que abrió sin tapujos las puertas dobles de la cantina.

Lo que vio ante los ojos de cualquier otra persona sería algo normal y nada del Otro Mundo. Un grupo de jóvenes Rockeros con las hormonas alborotadas tocando sus instrumentos musicales con los que de forma inconsciente o a propósito expresaban todo aquello que se tenían guardado y sin importarles si incomodaban a cualquiera que los escuchase.

Pero para él era casi la visión más horrible del mundo, por lo que hacía y como se veía su chica.

Si ella de por sí algunas veces usa ropas que podían ser algo sugestivas (Cosa que no va a negar que le gustan) ahora vestía casi como lo haría una trabajadora sexual al usar un Short que solo cubría menos de la mitad de los muslos, botas altas que casi llegan a las rodillas, blusa que es un mero sostén, piercing en el ombligo, varias bandas en las muñecas y un maquillaje de lo más extravagante que por poco le impidió reconocerla.

Lo que en verdad le impacto fue los movimientos que hacía al cantar mientras sujetaba el micrófono con ambas manos, dignos de una bailarina de burdel y estando acompañada por otros músicos con también ropas extravagantes que la tomaron literalmente del trasero para alzarla en lo alto como parte de una coreografía mientras gritaba la letra de la canción tan vulgar que ha cantado hasta el momento.

-¿Qué tal? ¿Lo hice bien?- quiso saber no notando su presencia y menos viendo su expresión.

-No lo hiciste bien… ¡LO HICESTE DE MARAVILLA, PRECIOSA!- la felicitó el líder de la banda posando una mano sobre su hombro derecho.

-¿No se los dije?- presumió otra chica, porque aparentemente, la había recomendado para que tocase junto a ellos.

-Bella, con energía, gran pasión por la música y voz tanto de ángel como de diabla. Me muero por ver de qué más eres capaz de hacer- era obvio el doble significado de estas palabras.

-Ah… pues yo también estoy ansiosa por demostrarles de qué más soy capaz- lejos de sentirse acosada, ella sonrió con picardía y dejó que el líder le masajease la retaguardia sin reparo.

Acción que sacó a Liam de su Shock y se pusiera rojo como un tomate por la ira.

-¡TABBY!- su grito tuvo la misma potencia que el tono que ella usó al momento de cantar.

-¡¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?! ¡¿Por qué estás vestida así?! ¡¿Por qué dejas que te toquen de esa forma?! ¡¿No se supone que ibas a tocar con tus amigos de la banda?! ¡RESPONDE!- exigió respuestas mientras avanzaba a pasos atronadores pareciendo un toro colérico.

-Ay no, esto no puede estar pasando…- Tabby se tapó la cara más fastidiada que asustada, a diferencia de los otros músicos que no pudieron evitar asustarse por la cara que Liam tenía.

-No se preocupen, yo me encargo de esto- de un salto se bajó de la tarima y fue hasta el granjero.

-¡DIME QUE ES LO QUE ACABO DE VER! ¡¿QUÉ DIABLOS ESTÁ PASANDO CONTIGO?!

-Primero que todo, cálmate. Con mucho gusto te digo lo que pasa, pero si tienes esa actitud peor que la de un padre cuando su hija de 15 años le dice que está embarazada entonces no gastaré saliva contigo- tuvo el cinismo de exigirle compostura.

Por lo que fueron a una parte lejana del bar en dónde podrían charlar sin ser interrumpidos.

-Ahora dime que te ocurre, ¡¿Es que decidiste comprarle a ese imbécil esa cochinada que te ofreció el mes pasado y te inyectaste una sobredosis o qué?!- volvió a alterarse.

-No comiences de nuevo a jalarme la oreja como si yo fuese una niña chiquita, porque en caso de que lo olvidases o no te hayas dado cuenta aún, ya soy lo suficientemente grande para tomar mis propias decisiones. Y por eso te digo esto: se acabó, Liam, quiero romper contigo- soltó de golpe no teniendo ni una pizca de sutileza.

La agresiva expresión que Liam tenía se volvió exactamente la misma que Miguel reflejó cuando Fiona dijo que no quería seguir junto a él quedando en estado de Shock.

-¿Ya-ya no quieres que sigamos siendo novios? ¡¿PERO POR QUÉ?!- aunque no se expresó de un modo tan dramático como lo hizo el pelinegro, estaba igual de dolido.

-¿Por qué? ¡¿Cómo que "por qué"?! ¡PORQUE ERES LA PERSONA MÁS ABURRIDA Y SIMPLONA DE TODO ESTE MALDITO PLANETA! No te gusta hacer nada que no esté relacionado con esa puta granja, cada vez que te pido que hagamos algo divertido o cuando quiero hacer algo que me guste siempre me sales con la jodida excusa de: "No, Tabby, eso no es correcto. No debes arriesgarte haciendo algo que pueda perjudicarte más adelante" ¡Y demás mariconerías de las que me harté!

El rencor e iras reprimidas eran más que evidentes en su tono al hablar, con el que decía que desde hace mucho tiempo que quería expresarlo ya no pudiendo contenerse como el agua hirviendo dentro de una olla.

Lo que logró que el granjero soltase lágrimas iguales a las del floripondio.

-Pero… pero… ¡PERO TABBY, SI TODO ESO LO HE HECHO POR TI! ¡PORQUE TE AMO Y NO QUIERO QUE NADA MALO TE PASE!- compartiendo esa misma desesperación, le agarró ambas manos pero ella se soltó sin tacto alguno.

-¡Y ahí vas de nuevo con esa actitud tan chocante que tienes desde los 15! ¿Es qué no te das cuenta? ¡La vida es demasiado corta para estar siempre preocupándose por cada paso que uno da al momento de caminar! Mi espíritu libre y rebelde no puede seguir amarrado con un lastre como tú que todavía vive en la Edad Media y que no tiene futuro al estar atado a ese nido de ratas que huele a puro estiércol- más clavos se incrustaban en el ya destruido corazón del pelinaranja.

-Tabby… ¡¿ES QUE ACASO TODO LO QUE HEMOS HECHO HASTA AHORA YA NO SIGNIFICA NADA?!

-¡Ay, no comiences con tu chantaje moral restregándome lo que hicimos desde que nos volvimos novios! No niego que me gustaba lo atento y tierno que eras conmigo siempre estando ahí para mí cuando más necesitaba de alguien y cuando dejabas salir tu lado más bestial cuando estábamos solos en el establo de tus vacas, ¡Pero ya no puedo seguir con alguien que me limita tanto!

-Ahora que nos graduamos del otro mierdero llamado Secundaria, deseo estar con hombres de verdad, con personas que realmente me apoyen en lo que quiero ser y me dejen expresar sin estarme llamando la atención cada 5 minutos como si fuese un bebito y compartan mi pasión por la música, algo que tú jamás podrás darme.

-Por lo que este es el adiós, Liam. Déjame ser libre y vivir mi vida, y por lo que más quieras, no armas una escena ahora; no quiero terminar mal parada ante los miembros de la nueva banda en la que ahora estoy y quiénes me aceptan tal como soy.

Prácticamente dándole la patada, lo dejó plantado sin tan siquiera darle un beso de despedida y volvió con los otros Rockeros cuyos saludos eran manoseos sin pudor alguno que le encantaban.

No vio como un charco de lágrimas se formó bajos los pies de Liam que únicamente permaneció estático en su lugar sollozando y sufriendo una leve tembladera debido al impacto emocional.

Seguirá sin actuar tan dramáticamente como lo hizo Miguel, pero por dentro estaba mucho más destrozado porque su ahora exnovia no solo lo hizo aún lado, sino de un modo mucho más mordaz y ácido del como Fiona lo hizo y si ningún tipo de pena o dolor.

Diciéndole que era un ancla, un estorbo que según sus palabras le privaba de los placeres de la vida que quiere tener, tirando a la basura todo el amor, afecto y preocupación que él le ha dedicado junto con sus sueños de algún día ser más que novios.

Con la cabeza gacha y arrastrando sus botas de caucho se retiró dejando tras de sí tanto un arroyo de lágrimas como los trozos de su noble corazón teniendo un millón de pensamientos que amenazaban con también hacer añicos su estabilidad mental por no saber cómo va a sobrellevar tal acontecimiento que nunca pudo haber previsto.

Sin saber que pronto se topará con algo que tal vez le ayude a superar semejante crisis… o lo deje peor de lo que ahora mismo está.

(…)

Los días pasaban y los dos despechados lidiaban como pudieran con sus corazones rotos.

El palinaranja hacía sus deberes de siempre para mantener la mente ocupada, pero el grave estrés emocional le impedía ejercer bien su labor, de hecho, confundía lo que debía hacer (Como que en vez de afeitar ovejas para quedarse con su lana desplumaba a las gallinas, por ejemplo)

-Hermano… ¿Estás bien?- su hermana menor, Beth, le puso una mano en el hombro pero él no le prestó atención -Liam…- lo movió un poco haciendo que reaccionase.

-¿Eh?… sí, estoy bien, hermanita. No me pasa nada- afirmó sonriendo forzadamente.

-Estás tratando de ordeñar un cerdo- al decirle esto señaló al mencionado animal que lo miraba fijamente impactado por lo que él le hacía.

-¡PERDÓN, VIRGINIA! ¡No me di cuenta de que eras tú!- abochornado intentó disculparse, pero la chancha solo volteó el rostro muy ofendida de ser manoseada así y se dirigió al charcal.

-Ya me estás asustando. Mamá y papá también están preocupados, tanto por ti, como lo que le puedas hacer a los animales con tus descuidos. ¿Por qué no te tomas unos días de descanso para despejar tu mente?

-Hermanita… no es tan fácil como piensas. Un corazón roto no puede recuperarse de la noche a la mañana, tampoco es como si pudieras echarle una pomada para que se cure como nosotros lo hacemos cuando nos raspamos al caer. Es… solo cuestión de tiempo para que lo supere y ya.

Aunque trató de mantener esa sonrisa al palmearle la cabeza, la niña sabía muy bien que él sufrirá durante mucho más y eso le dolía bastante. Debía hacer algo para alzarle los ánimos.

Sobre su cabeza se formó una nube en cuyo interior se manifestó una mula que le dio una patada en la nuca como sinónimo de una idea.

-Oye, ¿Y por qué no vas a ese sitio de entretenimiento que está en la Avenida Richards? Ahí ofrecen todo tipo de espectáculos capaces de hasta reanimar a los muertos, incluso Shows que supuestamente solo los adultos pueden disfrutar.

-¿Ah? ¿Y tú cómo conoces ese tipo de lugares, Beth?- aunque está mentalmente delicado, no le costó nada percatarse de lo inapropiado que es que una niña de 12 años sepa de eso.

-Este… eh… lo oí de una amiga- sonrió nerviosa y retrocedió unos pasos manteniendo los brazos cruzados tras su espalda y mirando de izquierda a derecha -creo que mamá me está llamando para que recoja los huevos… ¡Así que adiós, hermano! Y échale una oportunidad a ese sitio; tal vez así dejes de guardar a los bueyes en el gallinero- al irse corriendo creó una leve estela de humo.

Liam la vio irse manteniendo arrugado el entrecejo, para luego bajar la mirada de nuevo decaído. No podía negarlo, de seguir así terminará por perder la cabeza (O causar que alguna de sus criaturas la pierda) y si no tenía a mano una fórmula mágica para curar su destrozado corazón, entonces debía hallar algo con que distraer su mente de todo lo que lo aflige.

(…)

Por su parte, lo único que Miguel realizaba para sobrellevar tan difícil situación era comer tarros de helado encerrado en la soledad de su cuarto en su apartamento y ver novelas románticas teniendo como única compañía algunos peluchitos y un gato que lo miraba con pena.

-¡WAHAHAHA!- sollozaba y se metió en la boca una cucharada de vainilla y ese minino le lamió la mejilla en dónde tenía una mancha -ay, Arcoíris, esto es mucho peor que cuando descubrí que a Gavin le gustaba Leni. Yo realmente amaba a Fiona y de hecho pensé que con ella encontré al fin a mi alma gemela por lo mucho que nos parecíamos… no viendo como la repelía más y más con mi forma de ser- se comió otra bola de helado luego de acariciar su cabeza.

La minina se le quedó viendo fijamente, intentando decirle un consejo por medio de sus amarillos ojos, palabras de aliento que le ayuden a salir adelante y no siga hundiéndose en su amargura.

-Sí, tienes razón… si no soy lo suficientemente hombre para Fiona, ¡Entonces que así sea!- tiró a un lado el bote de helado para levantarse y caminar entre los otros embaces de helado vacíos y las servilletas y pañuelos manchados de lágrimas para llegar al closet.

Que siendo de esperarse de alguien como él, estaba lleno de diversas prendas de vestir coloridas y marcas de zapatos, toda clase de aretes, collares y joyas y ropa interior bien organizada e inmaculada que se llevarían los aplausos de cualquier fanático compulsivo de la limpieza.

Removiendo todo ese ropaje y tirando con rabia lo que le estorbaba sonrió al encontrar lo que buscaba: Una camisa de red y Shorts de Jean ajustados parecidos a los que Tabby usó cuando Liam la descubrió.

-Entonces dices que soy cero varonil y que te doy asco porque supuestamente me comporto como mujer, ¿Verdad, Fiona? Muy bien, excelente, ¡Que así sea! Te voy a demostrar de lo que soy capaz cuando dejo que mi "verdadero Yo" salga a flote y sin restricción.

Al colocarse esas muy reveladoras prendas que se verían de lo más llamativas en la figura de una mujer, se miró en un espejo de cuerpo completo y asintió sonriendo para mandarse a sí mismo un besito después de hacer una pose sexy en donde se ensalivó el índice derecho para llevárselo al trasero haciendo un chasquido como si fuese muy caliente.

-No me esperes despierta, Arcoíris, y tampoco te sorprendas si traigo algún invitado con el que haga un enorme alboroto- luego de palmearle la frente, se retiró ya con mejor estado de ánimo.

La gata de color amarillo, con blanco, negro y gris maulló agachando la cabeza diciendo con ese gesto que eso no era la solución a sus problemas y fue a comer del tarro de helado de vainilla.

(...)

Liam se sentía como un pez fuera del agua. Solo han pasado 5 minutos desde que llegó al establecimiento que Beth le recomendó, que era en realidad algún tipo de discoteca, para darse cuenta de que está totalmente fuera de lugar.

En su mayoría, todas las personas que ahí se hallaban eran adolescentes o jóvenes adultos, pero si se sentía completamente ajeno al sitio es porque casi todos vestían para bailar y divertirse a lo grande mientras que él seguía usando su conjunto compuesto por overol, camisa de cuadros rojos y negros, sus botas de caucho y sombrero de paja.

Lo que hundía aún más sus ánimos porque en su cabeza resonaba lo que Tabby le dijo sobre que era un aburrido anticuado y que vive en un siglo diferente a la Edad Moderna. ¿En serio ha estado tan desactualizado que no logra comprender lo que la mayoría de jóvenes de su edad da por hecho que todos comparten y comprenden?

Tampoco podía evitar hacer muecas de incomodidad por el tipo de personas que veía, porque claramente ahí hay tanto personas heterosexuales, como homosexuales, lesbianas, travestis… y uno que otro… ¿U otre? Transexual por ahí, y nadie se contenía al momento de expresarse con el ritmo de la música.

-Fue mala idea venir aquí… mejor regreso y después le pregunto a Beth como es que conoce un sitio como este- amañó con largarse por el bien de su ya muy delicada estabilidad emocional

-¡DAMAS Y CABALLEROS, AHORA LES PIDO QUE LE DEN UN FUERTE APLAUSO A LA SIGUIENTE BANDA! ¡LOS LIBERTADORES SIN CAUSA!- no le dio importancia a este anuncio.

-¡GRACIAS, MIL GRANCIAS, BELLO PÚBLICO RECONOCEDOR!- pero al oír la inconfundible voz de Tabby, se giró volviendo a impresionarse al verla.

No solo porque seguía usando esas ropas calenturientas, sino porque ahora llevaba tatuajes en sus brazos y piernas que hacen alegoría a la libertad, que uno puede ser lo que desee ser sin limitación y nadie la puede contener o suprimir.

Para que luego de hacer una presentación, volviera a cantar realizando esas inapropiadas coreografías en dónde sus compañeros la manoseaban cantando a su lado esas también nada armoniosas palabras que le encantaban a la mayoría del público.

Lo que casi termina por derrumbar a Liam que se llevó la mano derecha al corazón y se tapó la cara con la izquierda mientras apretaba los dientes haciendo el casi sobrenatural esfuerzo de contener sus lágrimas mientras temblaba ligeramente.

Y a alzar la cabeza, le dedicó una mirada igual a la de un torero a punto de apuñalar a un toro.

No se podía ir así, porque en su delicado estado emocional, podría hacer alguna locura que tal vez le cueste la vida a alguien o a él mismo.

Vio una sección de la discoteca en donde servían bebidas. Jamás fue un gran bebedor y menos el tipo de hombre que ahoga sus penas el alcohol, pero era eso o terminar de perder la poca cordura que aún tenía.

-Deme uno, del más barato que tenga- exigió apenas tomó asiento ante la barra.

-…- el barman se le quedó viendo extrañado arqueando una ceja, aunque no por su petición, sino por como vestía, pero como le parecía ser un adulto no pudo objeción y le sirvió.

Dando inicio a algo que le causará más que solo un fuerte dolor de cabeza.

(…)

Miguel también se sentía como un tonto. Había llegado una hora después de que la banda de Tabby comenzara a tocar y al igual que Liam sentía que desencajaba por completo.

No por cómo se veía o como los demás se veían, sino por lo que muchos hacían. Viendo como chicos bailaban frenéticamente con sus novias (O novios) al compás de la música expresando sin pena el amor que se tienen, le recordaban todo lo que vivió con Fiona y sus parejas anteriores siendo también una nueva apuñalada para su corazón.

¿Para qué fue a ese lugar en verdad? ¿Para divertirse con la música bailando desenfrenadamente? ¿Para sacar su Yo real y comportarse como una total loca afeminada sin disimulo alguno? ¿Para ligarse a cualquier galán que entre en su rango de visión y así pasar una noche inolvidable que le ayude a olvidar temporalmente su pérdida?

Patético se sintió con este último pensamiento. Ya podía comprender por qué Fiona lo dejó, ¿Cómo ella podría seguir junto a alguien al que se le ocurren semejante tipo de cosas?

Resopló y también se dirigió a la barra para tomar algo e intentar aclarar su mente. Apoyó la cara en su mano derecha meneando el contenido de su bebida intentando pensar que hacer ahora y que rumbo tomará su vida y si intentará cambiar o seguir siendo como realmente es.

Detuvo sus pensamientos al oír unos sollozos cerca. Raro se le hizo porque se suponía que todos los que ahí están se divertían como si no hubiera mañana alguno siendo él el único en estar de lo más decaído.

Al girar la cabeza a la izquierda vio a Liam que ya tenía a su alrededor varias latas de cerveza otra vez llorando a caudales soltando lamentos en forma de balbuceos casi inentendibles, pero entre esas incoherencias, pudo distinguir palabras que hacían referencia a como la chica que tanto amaba lo rechazó.

Casi sintió que se veía a sí mismo, ahí tirado sumergido en una profunda depresión intentando superar aquello que lo aflige consumiendo mucha cantidad de alimento (Cerveza en ese caso) deseando que la tierra se lo tragase para no tener que seguir sufriendo tal apuñalada.

Normalmente no se metería en ese tipo de asuntos ajenos, pero si ese pelinaranja al parecer pasaba por lo mismo que le pasó, algo dentro suyo le impulsó a echarle una mano.

-Disculpe, amigo, ¿Se encuentra bien?- al sentarse junto a él le puso una mano en la espalda.

-¡¿CÓMO PUDO HACERME ESTO A MÍ, QUE TANTO LA CUIDO Y SE PREOCUPÓ?!- impresionado quedó cuando Liam lo abrazó apegando su cara al pecho mojándolo con sus lágrimas.

Claramente el alcohol se le subió a la cabeza.

-Ya… ya… tranquilícese- pidió poniéndose azul por la falta de aire debido a la fuerza que él usó al abrazarlo -qué… ¿Qué es lo que le pasa?- preguntó lo que ya sabía cuándo lo liberó.

-Ta… Tabby… esa chica que está cantando ahí… que se deja manosear por todos esos tipos y viste como guarra… esa… esa… ¡ESA PERRA TRAIDORA, ESO ES LO QUE ME PASA!

No pudo contener toda esa carga emocional y soltó un grito de cólera pura golpeando con ambos puños la barra en dónde había estado bebiendo causando que se agitase con violencia creando grietas en el lugar dónde impactó casi haciendo que Miguel cayera de espaldas por el miedo.

Pensó en apartarse por precaución y temor de que él se desquitara consigo todo lo que lo aflige, pero eso solo sirvió para corroborar sus sospechas y viese que pasaba por el mismo problema.

Solo alguien al que acaban de romperle el corazón podría comprender como se siente otra persona a la que también se lo hicieron añicos, sea hombre o mujer.

-Cálmese, cálmese- le dio otras palmaditas en la espalda -¿Por qué no mejor me cuenta que…?

Detuvo su hablar cuando lo vio mejor. Algo se le hacía familiar en él, como si ya lo hubiera visto antes, ¿Pero de dónde? No es ninguno de los chicos con los que alguna vez salió antes de querer sentar cabeza con Fiona o sus novios anteriores.

Ese cabello de zanahoria, esos dientes chuecos, olor a granja… ¡Ya lo recordaba!

-Eh… disculpa, pero… ¿De casualidad no te llamas Liam?- quiso saber precavido.

-¿Uh?- al estar menos iracundo, parpadeó un par de veces para que sus ojos dejaran de moverse en distintas direcciones y se enfocaran en él -sí… ese es mi nombre… ¿Cómo me conoces?

-Vaya… ¡Pero si eres uno de los amigos del hermano de Leni! ¿No te acuerdas de mí? Soy Miguel, nuestros grupos solían juntarse en Gus´Games & Grub, ¿Lo recuerdas? (NA: esto paso en el episodio 27 "Un Lugar Para Todos" de la temporada 5 en caso de que no lo recuerden)

Un poco tonto se sintió al no reconocerlo enseguida, aunque, no podía quejarse debido a que ambos Team´s dejaron de juntarse cuando él, Fiona y las otras chicas comenzaron a ir a sus respectivas universidades y ya no podían ir a ese sitio como en los viejos tiempos perdiendo lentamente contacto con los integrantes de la Formación Serpiente.

Y también se debía a que Liam creció enormemente desde la última vez que lo vio, porque cuando cruzaron caminos por primera vez era el segundo más chaparro de entre sus amigos y ahora, aunque es 5 años menor, ya le lleva casi una cabeza de ventaja.

-…- el granjero solo lo vio extrañado hasta que los engranes dentro de su cabeza impregnados de cerveza rotaron despacio refrescándole la memoria y que sonriese como idiota.

-Ya… ya me acordé de ti… estabas siempre junto con esas bellas chicas y te comportabas como un perfecto mari… ¡NO, PERDÓN, NO QUISE DECIR…!- sin dudas el alcohol le hacía decir cosas que jamás diría en sus cinco sentidos, incluso a aquellos que nada malo le han hecho.

-Descuida, no pasa nada. No serías el primero ni el último en llamarme así- eso se lo tomó con humor nada ofendido -entonces… ¿Qué has hecho desde que nuestros grupos se juntaron por última vez? Creo que no nos hemos visto… ¿Hace dos o tres años?

Podría indagar en lo que le ocurría, pero no quería echarle más sal a la herida y sabía que ambos necesitaban hablar de algún tema totalmente lejano a lo que les aflige si no desean seguir llorando a cantaros, ¿Y qué mejor que con un viejo amigo al que no ha visto en mucho tiempo?

-Oh… pues muchas cosas. Como esa vez en la que Linky al intentar impresionar a Ronnie Anne con unos Mariachis nos pidió a todos disfrazarnos metiéndonos en problemas con los de inmigración- río tontamente y con sus manos hacia el movimiento que alguien haría con unas maracas.

-Sí, recuerdo que Leni me contó eso. Ustedes sí que estaban bien locos.

Y así se dio inicio a una agradable charla (Con más alcohol en medio) en la que ambos contaban sus vivencias más locas y graciosas que les subían los ánimos, compartiendo diferentes opiniones en algunos temas, diciendo a que otras cosas se han dedicado, pero el pelinegro jamás tocó asuntos amorosos pudiendo olvidar su problema con Fiona como tanto deseó.

No fue mala idea ir a ese lugar después de todo y la noche seguía siendo joven.

-… y varias veces me lastimé la espalda cuando debía ponerme el yugo de los bueyes cuando estos se enfermaban o lastimaban las patas; solo me faltaban los cuernos para parecerme a ellos- soltó otra risa boba al recordar eso y tomó de su lata de cerveza (Olvidando por completo que ya poseía los dichosos cuernos)

-Se nota que eres en verdadera una bestia de campo- fue el cumplido de Miguel, qué debido a su expresión, era fácil notar que ya estaba subiéndosele el alcohol a la cabeza también.

Iba a decirle algo más, pero Liam se incorporó levemente inclinándose hacia atrás estirando los brazos por encima de su cabeza abriendo enormemente la boca bostezando.

No pudo evitar verlo fijamente algo embelesado. No tendrá el cuerpo ultra mega súper musculoso como los más grandes tipos que ha visto en el gimnasio (Y que claramente usan anabólicos) y sus ropas de granjero lo cubren todo, pero podía notar perfectamente que se hallaba en una envidiable condición física gracias a sus años trabajando en el negocio de su familia.

Cosa que le resultaba atrayente, si era sincero consigo mismo. Lo que le obligó a desviar la mirada apenado porque justamente es esa clase de pensamientos lo que le hicieron perder a su novia.

-¡¿LISTOS PARA LA SEGUNDA RONDA?!- la potente voz de Tabby lo sacó de su trance y tuvo que taparse los oídos cuando todas las personas gritaron: "¡SÍ!" a todo pulmón.

-Es… es increíble… que ella quiera seguir siendo así. Como... como… ¡COMO UN JODIDO JUGUETE SEXUAL QUE DESEA SER MANGONEADA POR TODOS!- volvió a asustarse cuando Liam soltó un nuevo grito de ira incontrolable.

-¿Liam? ¿Ya conocías a esa chica?- intuyó que ella era quién lo puso en el lamentable estado de ánimo en el que se encontraba cuando lo escuchó sollozar.

-Sí… ella fue mi novia… la única persona que realmente he amado… a la que siempre traté de cuidar de todo mal y peligro, de que no se metiera nunca en problemas… pero para ella… todos mis cuidados le cayeron como un dolor de muelas… ¡Y me mandó a la mierda como si no valiese un jodido carajo!- los brazos le temblaron como si buscase algo con que desquitar el coraje, pero se limitó a taparse la cara con ambas manos llorando como al inicio.

El morocho de nuevo lo vio con pena. Simples palabras de aliento no bastarían para que se tranquilizara y tampoco deseaba que al ambiente amistoso entre ambos se echase a perder.

Debía pensar en algo para aminorarle esa carga emocional que no se merecía, pero, ¿Qué haría?

Ver a las demás personas seguir bailando sin control le dio una idea qué en su mente, si estuviese lúcida, la consideraría de lo más descarada, pero como ahora también está medio ebrio, le pareció la más lógica y sensata.

-Oye, Liam, ¿No quieres bailar un poco?- ofreció extendiendo un mano al pararse.

-¿Qué? ¿Cómo dices?- no comprendió en un inicio mientras se secaba las lágrimas -¿Qué baile contigo?- no podía visualizarse a sí mismo danzar con otro hombre.

-¡Claro! Míralo como… un tipo de terapia que te ayudará a olvidar un momento lo que esa chica te hizo. No muy diferente a como bailamos esa vez ante esa máquina cuando nuestros grupos compitieron para poder quedarse con ese establecimiento, ¿Lo recuerdas?- mucha gracia le dio pensar en eso.

-…- la mente del chimuelo ya no era capaz de procesar bien la situación y solo se le quedó viendo con la boca entreabierta parpadeando cada ojo desincronizado.

Si en verdad eso le haría olvidar la apuñalada en su pecho, ¿Por qué no intentarlo?

-Cla… claro, vamos- correspondió su gesto casi cayéndose si no fuese por él lo tomó de ambas manos y riendo por esa cómica escena.

-Procura no separarte de mí- lo ayudó a caminar guiándolo al sujetarlo de una muñeca.

(NA: advertencia, es aquí en dónde comienza la verdadera parte subida de tono)

Como apenas y podía mantenerse de pie, los intentos de Liam por bailar consistían en pasos tambaleantes casi cayéndose en más de una ocasión y agitando los brazos para no perder el equilibrio y cuando lograba a duras penas conservar la postura, su danza consistía en llevarse los puños a las caderas y mover despacio hacia adelante una pierna y bajarla para subir la otra.

Cosa que causaría pena ajena a quién lo viese, en especial si se compara con Miguel.

Qué al no estar tan sobrecargado de alcohol, podía hacer movimientos muchísimos más gráciles y atrevidos, que nunca utilizó cuando salía a divertirse con Fiona, pero ahora que está soltero y en compañía de un amigo que no parece juzgarlo por su sexualidad ya no tenía por qué contenerse y los sacaba a flote.

Expresando su verdadero Yo, el que siempre estuvo ahí y que ahora mismo le hacía actuar así sin que se diese cuenta incitándole a "soltarse"

-¿Qué pasa contigo, Liam? ¡Ponle más empeño!- tuvo el descaro de darle unos caderazos para que le agarrase el ritmo.

Casi lo tumbó con eso porque hizo que se inclinase hacia atrás y volviese a agitar los brazos y chocase de espaldas con otra persona que le dio un fuerte empujón dedicándole un insulto.

Iba a decirle que no era un buen bailarín, pero al verlo de nuevo, algo cambió.

La forma en como movía los brazos como lo haría alguien que se peinaba una enorme melena que le cubría la espalda, como recorría con las manos los costados cuerpo hasta ponerlas en las rodillas mientras movía de arriba abajo el trasero y como lograba alzar altamente las piernas como lo haría una bailarina Ballet.

Imposible le resultó no quedar hipnotizado, porque ante sus ojos, la figura de Miguel se volvió la de Tabby que le bailaba seductoramente usando las prendas picantes que él portaba.

-"Vamos, Liam, ¡Deja de ser así de rígido como tronco y baila conmigo!"- ese invento de su subconsciente lo incentivó al darse a sí misma una nalgada.

-Ta… Tabby…- extendió una mano, ya totalmente ajeno de la realidad.

Miguel continuaba con su baile sexy teniendo los ojos cerrados y sonriendo de lo más relajado, no dándose cuenta de lo que generaba en el pelinaranja, hasta que al volver a hacer ese movimiento en dónde movía de arriba abajo la retaguardia pisó mal y casi se cayó de espaldas.

Impactando contra el granjero, más bien, su trasero contra su entrepierna quedando en una muy comprometedora posición.

De inmediato se puso rojo de la pena y estuvo a punto pedir perdón, pero al notar que Liam en vez de apartarlo solo permaneció quieto con la mirada perdida y aún con la mano extendida, algo también cambió desde su punto de vista.

No lo negaría, desde esa perspectiva él le resultaba apuesto y en el tiempo que han interactuado no solo lo ayudó a olvidar a Fiona, sino que de cierto modo complació su faceta predilecta por lo hombres tan arraigada en su interior y que pedía a gritos seguir siendo liberada.

¿Por qué no intentar llevar esta "actividad terapéutica" al siguiente nivel? Era lo que le dijo su subconsciente que tenía el respaldo de toda la cerveza que ha ingerido.

-Vaya… tú sí que te enciendes rápido, Liam- con nula vergüenza, se mordió el labio inferior, apoyó de nuevo las manos en sus rodillas y restregó fuertemente el trasero contra su entrepierna sintiendo como su miembro viril se endurecía.

El granjero no entendió en un inicio lo que ocurría hasta que sintió una placentera sensación en esa zona bajo su ombligo y al bajar la mirada abrió enormemente los ojos por la acción de Miguel, pero justo cuando iba a alejarlo, su imaginación jugó de nuevo en su contra.

-"He sido una chica muy mala, Liam. Merezco que me castigues por mi mal comportamiento"- la imagen de Tabby le sonreía lujuriosamente sin detener su acción.

Lo que terminó por cegar el poco razonamiento que le quedaba.

-Tú… ¡VEN ACÁ!- rodeó la cintura de Miguel con ambos brazos apretándolo con fuerza contra su cuerpo para besarle el hombro izquierdo y lamerle el cuello hasta llegar hasta su oreja.

-Huy… parece que alguien está muy deseoso de acción- muchas cosquillas sentía por esos gestos, hasta que sintió como recorrió cuerpo acariciando con brusquedad sus muslos.

-Es-espera un segundo, Liam. ¿No quieres hacer "eso" aquí rodeados de tanta gente, cierto?- se liberó, pero él lo volvió a abrazar ahora masajeándole la retaguardia sin delicadeza.

-Por ahí hay cuartos especiales para los que estamos urgidos como nosotros en dónde podremos hacer todo lo que queramos hasta la mañana siguiente. ¿Qué dices? ¿Te parece bien?

-Dónde tú quieras, zorra. Te daré el castigo de tu vida, ¡Peor que mil latigazos a un caballo que no quiere moverse!- le sujetó una pierna alzándosela para continuar con sus toscas caricias.

Aunque no entendió de qué hablaba, no se demoró en alquilar un cuarto. Al estar mucho más lucido, sabía bien que lo que fueran hacer ahí sería de lo más incorrecto porque prácticamente se iba aprovechar de alguien que ya no sabe en dónde está parado y que emocionalmente es un completo desastre dominado por todas las cervezas que ha bebido.

Pero, era algo que en verdad necesitaba y si la vida, la casualidad o el destino le daban el chance de hacer algo que realmente quiere hacer con alguien con quién se identifica y que los une el mismo sentimiento de desalojo, ¿Por qué no intentarlo?

De una patada, Liam abrió la puerta de la habitación cargándolo como lo haría un marido con su mujer recién casados y cerrarla también de un puntapié para tirarlo a la gran cama redonda.

-Vamos, Bestia del Campo, demuéstrame lo rudo que en verdad eres- Miguel se acostó de medio lado pasándose una mano por el muslo derecho.

-"Ven, Liam. Como solíamos hacerlo en los establos"- la ilusión de Tabby se hallaba en esa misma pose y se relamió los labios seductoramente.

Con un rugido gutural, el granjero se tiró sobre el delgado cuerpo del moreno como un lobo sobre una indefensa oveja para acomodarse entre sus piernas y arrancarle de un jalón su camisa de red dejando al descubierto todo su torso y admirarlo todavía imaginando que tiene a su exnovia a su disposición cuando él le hizo una seña con el índice derecho para que continuase.

Se desabrochó su overol y lo arrojó por ahí junto con su camisa a cuadros y botas quedando únicamente en calzoncillos para tirársele encima de nuevo y darle toscas lamidas, besos y mordidas en su cuello y hombros mientras recorría con sus manos primero su pecho, pellizcando sus pezones con la fuerza de unas tenazas, luego su abdomen y finalmente las piernas agarrándole primero los muslos como las garras de un águila sobre un conejito y alzárselos para también apretar con bastedad sus glúteos haciendo unos leves movimientos de embestidas.

No diciendo nada, Miguel lo abrazó por el cuello apegando su cara contra su hombro derecho para que continuase besándolo de ese modo, mordiéndose otra vez el labio inferior y rodando los ojos hacia arriba ahogando fuertes gemidos de gozo que no ha expresado en mucho tiempo sintiendo como su cuerpo ardía por las caricias que recibía de su parte.

Negarlo sería imposible, le encantaba ser manoseado así, que otro hombre lo toque sin pudor alguno, de un modo que ni Fiona u otra chica podría hacerlo, por lo que totalmente dispuesto estaba de continuar hasta las últimas consecuencias sin importar si al día siguiente Liam lo mata a golpes por haberlo obligado a esto.

A final de cuentas, si recurrió al cliché de: "Pasar una noche inolvidable que le ayude a superar su pérdida" y permitir que el efímero placer carnal opaque el dolor emocional.

Soltó un leve grito cuando el pelinaranja pasó de masajearle las nalgas a posar su mano derecha en su entrepierna con la misma bastedad que ha usado hasta ahora con la intención de meterle dos dedos en la zona íntima de la ilusión de Tabby.

Deteniendo esa acción al tocar algo que ella jamás ha tenido y que nunca antes ha tocado y que ya se encontraba tan cargado de sangre como lo estaba su propio miembro sexual.

-Qué… ¿Pero qué es esto?- al apartarse y ver mejor esa zona que aún era cubierta por ese Short de Jean notó como ahí también se formó un bulto.

-¿Qué pasa, Bestia del Campo? ¿No me digas que te acobardaste a último momento?- bromeó el pelinegro y lo tomó de las manos para que volviese a acariciarlo con esa falta de sutileza.

Los ojos azules de Liam de nuevo se desorbitaron y soltó un chorro de babas por la confusión, pero al centrarse en la expresión lujuriosa de Miguel, lentamente dejó de imaginar que se hallaba con Tabby y lo vio como realmente era.

-Mi… ¿Miguel? Qué… ¿Qué está pasando? ¿Por qué estás ahí? ¿Dónde está Tabby? Se-se suponía que ella quería que la castigase por ser una mala chica- volvió a alejarse llevándose una mano a la frente parpadeando nuevamente extrañado.

-Oh… entonces… en todo este tiempo… habías imaginado que estabas con esa chica.

Algo dolido se sintió al percatarse de que solamente había sido visto como un objeto con el que iba a descargar todo el estrés emocional que lo atormentaba, pero ese sentimiento no le duró mucho porque justamente era lo mismo que buscaba de él y quería continuar.

-No te detengas y has conmigo todo aquello que quieras hacerle a esa chica, no te detendré y estoy dispuesto a lo que sea- al agarrarle la mano, hizo que le volviera a acariciar el trasero.

-N-no, no, no… tú… tú eres un hombre… ¡Yo soy un hombre! A mí no… no me gustan los hombres. ¿Cómo voy a tener relaciones así con otro?- se reusó y quiso alejarse al recuperar un poco de razonamiento, pero casi se cae de la cama.

El exnovio de Fiona debía pensar en algo para que no se echase para atrás, hasta que recordó lo que esta situación era para él.

-Míralo como un tipo de "sesión terapéutica" porque al descargar en mí toda esa presión acumulada, te sentirás mucho mejor a la mañana siguiente, ¿No te gusta como suena eso?- acarició su mejilla izquierda, pero el chimuelo desvió la mirada todavía reacio.

Era hora de algo mucho más extremo.

-Pero si quieres, te puedo dar algo que despejará todas tus dudas.

Lo acostó en la cama y le quitó sus calzoncillos ya impregnados con líquido preseminal dejando al descubierto su miembro totalmente erguido y que seguía deseoso por acción.

-No es el más grande que he visto alguna vez, pero no estás para nada mal dotado- al ponerse de rodillas se relamió los labios, ansioso por comérselo entero y no dejar nada.

-A-aguarda, yo-yo no sé si pueda…. ¡OH CIELOS SANTO!

Cualquier queja que haya querido decir murió al sentir como él comenzó a practicarle sexo oral.

Chupando y succionando su hombría como si estuviese devorando un delicioso helado mientras acariciaba sus genitales, Miguel no escatimaba en permitir que esa faceta suya tomase el control de su cuerpo y que hiciera con maestría esa acción a pesar de no haberlo hecho en mucho tiempo.

Lo que le hizo sonreír aun cuando su boca ya parecía una serpiente tragándose una presa, y más todavía al escuchar los gemidos de placer que su "colega de terapia" soltaba.

-¡MÁS, MÁS, SÍGUELE, SÍGUELE, NO TE DETENGAS!- siendo totalmente invadido por la satisfacción, Liam le agarró su bien peinado cabello con las manos para que prosiguiese con esa acción ahora siendo él el que se mordía el labio inferior ya no importándole que estuviese así con otro hombre.

Hasta que soltó un grito parecido al de la más salvaje de las bestias cuando llegó al orgasmo y toda su blanca semilla inundó por completo la boca de Miguel, siendo tanta, que varios chorros se le escurrieron como si un geiser hubiese estallado en su interior.

-Te... te… ¿Te gustó?- preguntó sonriendo relamiéndose todo ese líquido blanquecino cuando se levantó y acostó sobre él dándole un beso en los labios apoyando las manos en su musculoso pecho que subía y bajaba debido a su agitada respiración.

-E… eso… eso fue… maravilloso…- admitió riendo con un tono algo infantil.

-Me alegra oír eso, porque ahora sí comienza la verdadera diversión.

Lo ayudó a sentarse y se quitó su Short para estar totalmente desnudo, pero no le pidió que le devolviera esa acción, sino que le dio la espalda y se sujetó las nalgas para abrirlas y lentamente descender en cuclillas con la intensión de empalarse a sí mismo contra su pene.

Entrecerrando los ojos al sentir la punta de ese miembro tocar su ano.

-Aquí voy…- respiró hondamente y prosiguió a seguir bajando.

Todo su cuerpo se estremeció con violencia y se mordió ahora el labio tan fuerte que se sacó sangre y expulsó unas lágrimas cuando todo su recto fue invadido por el miembro de Liam.

-Auch… ya había olvidado lo mucho que esto podía doler…- habló con hilo de voz luchando contra el impulso de empujarse para salirse mientras respiraba con mucha dificultad.

Liam de nuevo se quedó mudo por no saber cómo expresarse ante ese placer que sentía. Aunque en sus momentos íntimos con Tabby en más de una ocasión usó la "puerta de salida" no siéndole un lugar desconocido, la escasa lucidez que tenía y que le recordaba que ahora está penetrando a otro hombre le hizo volver a dudar.

Hasta que Miguel dio varios saltitos aún sentado sobre su erección incitándolo a proseguir.

-¿A-a qué esperas, Liam? ¿Una i-invitación?- preguntó entrecortado por los brincos y movió hacia atrás sus brazos para tomarle de nuevo las muñecas y obligarle a recorrer su cuerpo como lo había hecho antes.

-Solo… piensa que le estás dando un castigo a esa chica. ¿Te parece bien así?- giró un poco la cabeza hacia atrás para que viese su sonrisa traviesa.

Haciendo que su imaginación alcoholizada nuevamente lo retratase como Tabby.

-"¿Ya no puedes más? ¡Que decepción, Liam! Por eso te di la patada, por ser un total mequetrefe"- la sonrisa de ella era más de burla que de otra cosa.

Volviendo a encender el fuego en su interior.

-Tú… ¡JODIDA GOLFA DE CALLE!

Sujetó de nuevo con fuerza brutal a Miguel, ahora de los hombros, para elevarlo sacándolo de su pene, y cuando él abrió la boca para decirle algo, lo bajó empalándolo con violencia.

-¡AUCH, LIAM, NO TENÍAS QUE SER ASÍ DE BASTO!- gritó soltando más lágrimas mientras miraba hacia arriba de nuevo mordiéndose el labio y entrecerrando los ojos.

-¿Tú lo querías, perra? ¡AHÍ LO TIENES!- otra vez lo alzó para incrustarlo contra sí mismo causando que nuevamente gritase como alguien que es apuñalado.

Siguió así, moviéndolo a arriba abajo y sin mermar la intensidad, deleitándose tanto por el placer carnal que le daba invadir su interior tan salvajemente como al oír los gritos de la ilusión de Tabby que le pedía más y más y que siguiera dándole el castigo que se merece.

Con un dolor mesclado con un nivel placer de placer equiparable, Miguel cumplió con lo que dijo sobre dejarse hacer lo que él quisiera hacerle sin oponer resistencia alguna. Cerró los ojos para concentrarse únicamente en el momento, en su método terapéutico con el que ya olvidó por completo el motivo original por el cuál accedió a dejarse tratar un muñeco de trapo.

Terminando por aceptar por completo su verdadera esencia, el tipo de ser que era en realidad.

-¡AH, AH, AH, AAAHHH!- sus alaridos se intensificaron cuando Liam dejó de tomarlo de los hombros para agarrarle los muslos, volviéndoselos a acariciar toscamente, para alzarle lo más alto que pudo las piernas sin dejar de moverlo de bajo hacia arriba.

-Jo… jo-joder Liam… e… e… ¡ERES UN ANIMAL!- volvió a girar para atrás su cabeza después de que él le volviese a morder los hombros tan fuerte que le sacó sangre.

-"Ahora sí actúas como el hombre que se supone que eres y no como una de las inmundas gallinas que tienes"- la ilusión de Tabby continuaba provocándolo.

Rugiendo como perro por ese desafío, el granjero se quitó de encima a Miguel solo para enseguida tirarlo bocabajo en la cama, subírsele y empalarlo de nuevo abrazándolo por la cintura iniciando un vaivén tan violento que las patas de la estructura de madera rechinaban casi sacando humo.

Haciendo honor a la expresión: "Muerde almohadas" Miguel abrazó un cojín dándole una mordida para suprimir todos los alaridos que soltaba con cada estocada, hasta que arrancó un trozo cuando el pelinaranja se incorporó de tal modo que obligó a su cuerpo a optar por una pose en forma de rampa agarrándole de nuevo las piernas y jalándoselas hacia atrás.

-Cu-cu… ¡Cuantas energías tienes! No… no… ¿No te cansas nunca?- soltó la almohada y apoyó las manos en el colchón para nuevamente voltear la cabeza y verlo de reojo.

-"¿Solo sabes atacar por la espalda? ¡¿Por qué no me miras a la cara como hombre?!"- prosiguió con sus desafíos la alucinación de la cantante luego de escupir el trozo de cojín.

Liam volteó a Miguel, pero sin salirse de él, para así tenerlo de frente y otra vez alzarle las piernas cuando se inclinó quedando su rostro a escasos centímetros del suyo y verlo fijamente también mordiéndose su propio labio inferior mugiendo como un toro embravecido.

Hasta que el moreno lo abrazó de nuevo del cuello para darle un profundo beso e iniciando una batalla de lenguas en dónde tenía la ventaja la ventaja intercambiando tanto saliva como el líquido seminal que aún tenía, lo que pareció ser combustible para que volviese a aumentar la fuerza de sus ya de por sí agresivas embestidas.

-Va-vamos… par… ¡PÁRTAME AL MEDIO!- exigió devolviéndole las mordidas que le dio antes.

-"Ahora si eres el hombre que tanto desee que fueras, Liam"- la imagen de Tabby le lamió una oreja.

El tiempo en el que continuaron con lo mismo parecía volverse una eternidad, una de placer y gozos impuros y culposos que a largo plazo no les traerá nada más, ¿Pero qué importaba? La vida era demasiado corta para únicamente estar llorando por las personas que los llevaron a esos extremos y debían continuar.

Dando una vuelta de página que daba para mucho.

-Ih… ih… ih… estoy a punto de… de… ¡IIIIAAAHHH!

Expulsando unos gemidos roncos finales que se volvieron un grito gutural, Liam volvió a correrse inundando el ano de Miguel con su semilla blanca y que esté también gritase arqueando hacia atrás la cabeza sufriendo unos Tics en los ojos y que sus labios al sonreír temblasen por esa última sensación placenteramente dolorosa.

Permanecieron así por un tiempo, el granjero agotado y sobre el pelinegro intentando recuperar el aliento estando ambos igual de bañados en sudor y ahora dándole uno besitos tiernos y caricias que ya no tenían la potencia de las que le dio durante todo el procedimiento.

-Je… je… je… tú… tú… en verdad tenías mucha presión acumulada… Liam…- soltó una risita aun abrazándolo por el cuello y también rodeando su cintura con una pierna.

-"Ay… ay… si tan solo hubieras sido así desde un inicio… jamás te habría dado la patada"

-Eh… eh…- al incorporarse, la imagen de Tabby desapareció para que volviese a tener ante sí la cara enrojecida de Miguel -oh… este… es… ¿Estás bien? ¿Te lastime muy feo? No… no quise herirte… es solo que al imaginarme darle muy duro a esa traidora, no pude controlarme.

-Descuida… estoy bien… aunque sí… fuiste una completa bestia…- al otra vez reír, hizo una mueca de dolor y se llevó una mano a la retaguardia llorando como antes.

-Gra… gracias por esto… re-realmente necesitaba sacarme esa espina o enloquecería- lo rodeo por los hombros al acostarse a su lado apoyando la cabeza sobre la suya.

-Ya somos dos… porque yo también necesitaba de esto- acarició su mejilla derecha.

Pero la sonrisa tierna que le dedicó, se volvió tan maliciosa como la que esa falsa Tabby tuvo en todo lo que duró el momento de pasión.

-Y bien… creo que ya va siendo hora de que yo me divierta, ¿No lo crees?

-¿Ah? ¿De qué estás ha…?- Liam no pudo formular esa pregunta porque rápidamente Miguel se posición entre sus piernas y colocando sus manos a cada lado de su cabeza -qué… ¿Qué e-estás haciendo?- ahora la voz le tembló por ser el que ahora está en la posición receptiva

-Ya te ayudé con tu problema, lo más justo es que tú me ayudes con lo que me aflige, ¿No?- arqueó ambas cejas relamiéndose todavía muy hambriento los labios.

-Y descuida, como es tu primera vez así, intentaré ser lo más suabe posible… aunque no puedo prometer no dejarme llevar- colocó su hombría desviada contra "la puerta de atrás"

Ahora fue la cara de Liam la que se puso roja como remolacha.

-Pe-pe-pe… pero si yo no… yo no… ¡ABUBUBUBUUUUHHHH!- soltó un muy agudo y exagerado grito cuando sintió como todo su interior fue invadido.

-Y también recuerda que aún tenemos toda la noche, así que puedo enseñarte todos los trucos que tengo guardados- sin mediar más palabras, fue su turno de "tomar al toro por los cuernos"

La sesión terapéutica estaba MUY lejos de terminar.

DE VUELTA AL TIEMPO ACTUAL…

-¿Todo bien, Bestia del Campo?- quiso saber Miguel al notar la expresión digna de un cadáver que Liam aún tenía.

Siguió tieso como árbol apenas logrando procesar los recuerdos de la noche anterior al lograr separar la fantasía que tuvo al pensar en Tabby de la realidad de lo que hizo con el moreno.

-… no… no, no, no…- empezó a hiperventilar y se miró las manos que empezaron a temblarle y después al pelinegro que ya lo veía preocupado.

-Qué… ¿Qué fue lo que hice…? ¡¿QUÉ FUE LO QUE HICE?!- de un brinco se paró alejándose de él solo para enseguida caer al suelo sobándose el trasero con ambas manos -¡¿Qué me hiciste?! ¡¿QUÉ DIABLOS FUE LO QUE ME HICISTE?!- su tono sureño se tornó agudo al retorcerse adolorido.

-Pero que delicado. Tú fuiste mil veces más brusco en todas las veces que lo hicimos y no me ves quejándome- esa reacción le causó mucha gracia a Miguel que lo vio nuevamente con ternura teniendo la cara apoyada en ambas manos cuando coloco lo codos en el borde el colchón.

-No… ¡NO! ¡ALÉJATE DE MÍ, JODIDO MARICOTAS!- arrastrando el trasero contra el suelo, Liam retrocedió hasta chocar con una pared solo para expresar más muecas de dolor.

-Oh, pero si la pasamos tan bien anoche…- volvió a quedar dolido por ese rechazo aunque ya se hizo a la idea de que eso podría suceder -¿Es que me vas a negar lo mucho que te gusto la terapia para atender nuestros destrozados corazones?

-No, no… ¡DIGO, SÍ! Digo… me… ¡Me obligaste a hacer eso! Tú… eh… ¡ABUSASTE DE MÍ!

-Me dejas casi paralítico, ¿Y yo soy el abusador?- esa acusación le sacó una risa irónica.

-Pero descuida, para la próxima vez te enseño todo lo que me faltó por enseñarte y así ninguno deberá permanecer sentado por una semana entera, ¿Te parece bien?- le sonrió con la lujuria de antes, deseoso por repetir la experiencia.

-¿La próxima vez? ¡ESO JAMÁS! ¡No quiero que te me acerques nunca más! ¡¿ENTENDIDO?!- lo señaló con severidad cuando difícilmente se puso de pie y tomó sus cosas.

-No me salgas con eso… pero, en caso de que esto no te haya bastado para superar el dolor que esa chica te generó, puedes buscarme en el Centro Comercial Reininger´s. Siempre estoy disponible cuando finalizo mis clases de Yoga, de Lunes a Viernes- eso era casi como darle una tarjeta con su número telefónico.

-No… no… yo… ¡YO JAMÁS PODRÍA VOLVER A REVOLCARME EN EL LODO CON UNA LOBA SUCIA COMO TÚ!- solo consiguió alterarlo más y se fue cayéndose en el proceso al ponerse sus prendas al revés.

Miguel solo lo vio irse y negó con la cabeza al reír, pero suspiró pesadamente y se acostó de medio lado para ver el Sol Mañanero.

Sintiendo la sensación de vacío que siente alguien después de conseguir un gran placer efímero que rápidamente se esfuma y que incrementa el enorme agujero que ya tenía en su interior.

Lo que le volvió a sacar lágrimas cuando cerró los ojos y apretó los labios odiándose a sí mismo.

(…)

El caos en la mente de Liam se vio mil veces potenciada desde esa aventura que tuvo con Miguel hace una semana (Comparable al dolor de trasero que aún permanecía)

¡Tuvo sexo salvaje con un hombre! ¿Qué se supone debe pensar sobre eso? Mejor dicho, ¿Qué pensaba Miguel al haberle incitado a hacer semejante acto?

¿Qué milagrosamente de la noche a la mañana también se volvería un "Cuadrúpedo" y que estaría más que dispuesto en seguir haciendo cochinadas de ese calibre con él quedando perdidamente enamorado?

¡ESO JAMÁS! Le gustaban las chicas, y por más que su novia lo haya rechazado de ese modo tan cruel y despreciable, no significa que cambiaría de un minuto a otro su orientación sexual.

Pero, si dejaba de lado el Shock emocional (Y el hecho de haber sido el receptor durante la mitad de las rondas que tuvieron) no negará que le gustó en cierto sentido esas "sesiones terapéuticas" no solo por el placer carnal, sino porque le ayudó a descargar la enorme presión emocional que Tabby le generó al sentir como le dio el castigo que se merecía y que tanto deseaba aplicarle.

No… no podía… ¡No debía pensar así! ¿No se supone que un hombre de verdad es aquel que sabe cómo lidiar con los golpes que le da la vida? Porque recurrir a esas prácticas distan de lo que un "macho de machos" haría.

Solo le quedaba fingir que nada ocurrió, no decirle a nadie lo que hizo y con el tiempo todo volverá a la normalidad cuando esa herida en su corazón se reponga por sí sola.

¿Cierto?

Esos pensamientos fueron interrumpidos porque al ir a una ferretería en busca de madera, pasó por casualidad ante un establecimiento en donde justamente se hallaba Tabby con esos músicos.

Cerrando con fuerza los puños al verla sentada en las piernas del líder que la acariciaba sin reservas mientras todos comían hablando sobre lo bien que les fue en el concierto y que ya querían seguir tocando juntos y divertirse a lo grande.

Se volvió a llevar una mano al corazón rugiendo otra vez como bestia, siendo dominado por una ira asesina que le impulsaba a ir allá y matarla a ella y a los demás a base de golpes haciendo el esfuerzo titánico para no llorar de nuevo por alguien que no lo valoró como se lo merecía.

Pudo controlarse a duras penas, y aún con esos deseos homicidas en la cabeza, dio media vuelta para irse… y pensar en cómo sobrellevar tal situación que amenazaba su cordura.

(…)

Miguel bebía algo ante la mesa de uno de los muchos locales de comida de su lugar de trabajo luego de terminar sus clases teniendo la misma tormenta de emociones que el granjero.

No solo está el abandono de Fiona y el enorme vacío que sintió luego de esa salvaje noche, sino el autodesprecio que empezó a sentir por sí mismo porque (A fines prácticos) abusó de alguien que puede considerarse como un menor de edad con la excusa de que ambos estaban poseídos por el alcohol y que necesitaban de alguien que compartiera su sentimiento de desdicha para poder olvidar sus problemas al identificarse y sacando de paso su verdadera naturaleza sin restricciones.

Si Liam llegaba sentir el impulso de ir a matar a quién tanto daño le hizo, el impulso que él sentía era el de ponerse en las vías de un tren para liberarse por fin de esos tormentos que ni toda la "terapia del mundo" le podrían liberar.

-Estúpido… un estúpido es lo que yo soy… un estúpido incapaz de ver lo que genera en los demás… en ti, Fiona… en ti, Liam… que se deja dominar fácilmente por sus impulsos como una golfa calenturienta que no merece ser llamada hombre… un completo estúpido- negó con la cabeza y se tapó la cara con ambas manos a punto de llorar totalmente desdichado.

Hasta que sintió como unos fuertes brazos lo abrazaron por atrás.

-¡¿Pero qué…?!- abrió enormemente los ojos creyendo que alguien lo iba a agredir.

-¿Aún está en pie tu propuesta?- resultó ser Liam que tuvo la osadía de lamerle una oreja.

-Oh… Bestia del Campo… eres tú- esas lágrimas desaparecieron para ahora sonreír tiernamente y se giró para besarlo directamente en los labios, gesto que el granjero permitió.

-¿Y ese milagro? Acaso… ¿En verdad estás interesado en lo que te propuse?- no podía creerlo después del total rechazo que tuvo.

-Bueno… no estuve muy seguro. En verdad fue algo que me quitó el sueño estos días, pero me di cuenta de qué si no encuentro una forma de sobrellevar lo que Tabby me hizo, terminaría por enloquecer y hacer algo de lo que en verdad me arrepentiría para siempre- con estas palabras le dijo que si llegó a gustarle (Aunque sea la mitad) lo que hicieron esa noche.

Lo que bastó para que el corazón del morocho latiera ahora poseído por una gran emoción. Sinceramente no esperó a que él lo buscara y estuvo totalmente seguro de que debería continuar lidiar con sus tormentos solo y sin ningún tipo de apoyo hundiéndose más en su miseria hasta llegar a un punto sin retorno.

Puede que con él consiga algo más que un simple acostón en el proceso.

-Entonces… ¿Estás dispuesto a aprender los diversos métodos terapéuticos que todavía tengo guardados bajo la manga?- tomó su mano otra vez sonriendo pícaro.

-Claro, claro, ¡Pero un paso a la vez! Recuerda que esto sigue siendo un nuevo mundo para mí y… requeriré tiempo para adaptarme, si sabes a lo que me refiero- haciendo otra mueca de dolor, se sobó la retaguardia.

-Entendido, como tú quieras. No te presionaré ni obligaré a hacer algo que no quieras, Liam- se empinó para besarle otra vez los labios.

Si tenía la oportunidad de poder iniciar una nueva relación y siendo genuinamente él mismo, esta vez se asegurará de no hacer algo que incomode o repele a la otra persona.

Liam, aunque seguía inseguro, no se retractó y dejó que volviera a besarlo así. Naturalmente, no es como si su corazón ya latiera por él y ya haya olvidó a Tabby de a loche a la mañana, pero, es justamente por ella por lo que decidió aceptar su ofrecimiento y todo lo que esto traería.

¿De qué otra forma o quién más podría ayudarle a superar semejante dolor? ¿Un verdadero terapeuta que se encargará de "desplumarlo" hasta el último centavo mientras finge ayudarle con su problema? ¿Volver a tomar alcohol como un barril sin fondo? ¿O intentar conseguir una nueva novia corriendo el riesgo de que le destrocen nuevamente el corazón?

Jamás fue bueno para iniciar nuevas relaciones, así sí que si otra persona (Sin importar si es mujer u hombre) le extendió la mano para ayudarle a superar lo que lo aflige, ¿Por qué no intentarlo?

Total, puede que también adquiera mucho más de lo que cree que pueda obtener.

-Así que… ¿Vamos a tu casa? ¿O a mi granja? ¿No te molestaría que varios animales nos vean haciendo animaladas?- con algo de descaro, le agarró el trasero sacándole un sobresalto y gemido de sorpresa, pero que riese ligeramente.

-O-oye, tú pediste un paso a la vez. Vamos primero a mi apartamento en dónde podemos hacer unos movimientos de Yoga que solo son efectivos si se hacen junto a otra persona, solo espero que mis vecinos no se molesten por el caos peor que el de una estampida de animales furiosos que generaremos.

Entrelazando los dedos, los… "amigos terapéuticos" se retiraron ya ilusionados por el inicio de este nuevo capítulo en sus vidas, qué si al final no llega a consolidarse en algo más que una buena amistad, al menos no tendrán que recorrer solos el camino del dolor por sus respectivas pérdidas.

No sabiendo que cierta chica castaña los había observado.

-Miguel… espero qué con ese tipo, sea quién sea, te de la felicidad que te mereces- Fiona sonrió conmovida, deseando con todo su ser que le vaya bien de ahora en adelante.

Primer y único capítulo de esta historia completado el 29/01/2023.

(Sigo tomando de mi botella de licor hasta soltar un potente eructo que resonó por toda mi ciudad, al más puro estilo de Barney Gómez de los Simpson)

Y así es como termina este enorme, cursi y… ¿Cachondo? Fic de romance Yaoi… ¡¿En qué diablos estaba pensando cuando me presté para hacer algo así?!

Bien, si se preguntan porque hice este enorme terrón de azúcar combinado con salsa picante "juntando un tornillo con otro tornillo" es un por una sencilla razón: perdí una apuesta.

Verán, el domingo pasado se iba a llevar a cabo un concierto en mi ciudad y yo aposté con un amigue (Debo llamarlo mediante la pendejada del lenguaje inclusivo porque no puedo decir quién es) sobre que bandas musicales iban a tocar.

Si yo ganaba la apuesta mi amigue debía hacer dos fics súper picantes y sin restricción alguna, uno de Lincoln haciendo un trío con la Maestra Jonhson y la Señorita DiMartino y otro del papanatas de Carl con Lola y Lana (Teniendo ya la mayoría de edad, por supuesto) y una vez hechas esas historias me las daría para subirlas tanto en Fan Fiction como en Wattpad.

En verdad si sentí cierta emoción por eso, porque esos tríos ya los había sugerido hace mucho tiempo en mi viejo y loco fic de "EL SHOW DE LAS PAREJAS" y mucha ilusión me dio la posibilidad de que al fin se escribiese algo así con esos tríos (Dejo que mi insana imaginación vuele hasta el Infinito y Más Allá)

Por lo que acepté apostar… y como pueden apreciar, perdí. Era algo que me tomó totalmente por sorpresa, ya que estuve totalmente seguro de que ganaría y me quedé con cara de: "¿En serio escribir lo que elle me pidiese?"

No tenía planeada una verdadera trama y tuve que improvisar. Tampoco podía decir NO o negarme a cumplir con mi parte del trato (Por algo siempre ando diciendo que soy un hombre de palabra al más puro estilo del Guasón :P) y tampoco podía hacer cualquier cosa pequeña y mucho menos hacer "ligero" el momento Triple X, porque una parte de la apuesta era que el perdedor debía hacer algo súper explícito y que superase las 10 mil palabras.

Y por eso hice este fic Yaoi, que como dije antes, este género literario es casi nulo en el Fandom de TLH mientras que es súper usado en otros Fandoms. Teniendo que representar eso con esta peculiar unión a la que llamaría… eh… ¿Migueliam? ¿Liamiguel? ¡BAH! Lo que sea (Me mordí la lengua como mil veces al tratar de decir esas palabras)

Es que en serio, ¿Quién antes se le pudo haber ocurrido juntar a esos dos personajes tan diferentes? Porque yo, aun cuando poseo una bien aberrante imaginación, nunca pude haber pensado en una pareja tan Crack… bueno, no tan Crack, porque ellos si ya habían bailado antes en la serie Canon.

En cuanto a la trama, sí, obvio que no es nada del otro mundo. Que dos personas tengan un momento de pasión salvaje para tratar de sobrellevar la ruptura de su pareja ya se ha visto varias veces antes, pero, si he de hacer eso, entonces debía poner algo de mi humor tan peculiar y ácido para hacerlo más ameno, porqué ajá, no podía hacer que de la nada ya fueran a hacer cochinadas sin antes haberles dado más… ¿Trasfondo? Lo que sea.

Aunque, he de admitir que al haber tenido que hacer esto me recuerda mí ya lejana época en el Fandom de South Park en donde las historias gay eran lo que predominaban (Porque sí, admito que en más de una ocasión tuve que hacer ese tipo de Lemons) pero jamás pensé en volver a escribir algo así, al menos, no este Fandom.

Lo que me genera ciertas contradicciones. Aunque sentía que mi escasa cordura se rompía y las tripas se me removían, esto fue una especie de aire fresco porque dista bastante de lo que he tenido que ver en este Fandom en los más de tres años que llevo aquí.

Es decir, solo miren quienes protagonizan el 99.9% de los fics aquí. Siempre es Lincoln con sus hermanas, pocas veces habiendo una variación y menos que los personajes secundarios de TLH sean los principales, lo que si me preguntan puede ser algo tedioso, y si yo siempre he afirmado ser un autor que le gusta escribir historias diferentes a las "clásicas gastadas de siempre" ¿Entonces por qué no tratar de hacer justamente algo diferente a lo mismo de siempre? (Por más que este algo de seguro me deje con uno que otro trauma)

Lo que es muy irónico, porque en el Fandom de SP mayormente traté de hacer fics diferentes a los Yaoi de siempre y ahora, aquí en el Fandom de TLH, tuve que hacer justamente un cuento de ese estilo para… ¿Darle más variedad a las normas impuestas por la comunidad?

En fin, espero que de todas formas les haya gustado esta monstruosidad tan grande y no se hayan traumado tanto con las escenas candentes (A lo lejos oigo el grito de emoción de las chicas amantes del Yaoi) ¿Pero qué pasará con Liam y Miguel? ¿Podrán volverse algo más que bueno compañeros de terapia? Este es de ese estilo de historias cuyo final se lo dejo por completo a la imaginación del lector.

Pero, aunque esto rompió con el molde de la monotonía, no puedo decir lo mismo sobre el segundo fic que debo hacerle a mi amigue, porque es justamente algo que ya se ha visto un millón de veces en el Fandom de TLH: Loucest con escenas XXX ultra mega super intensas

(Suena música de suspenso mientras miles de rayos caen alrededor)