Dimensión DXD
Inframundo - Año 1325 d. C.
-Venelana, deja de comportarte como un niña, estás a punto de cumplir dieciséis. Tu prometido a venido a verte, desde hace rato esta esperándote. Sal de aqui y ve a saludarlo-
-Yo no estoy interesada en verlo, así que puedes decirle que se vaya- Una chica soltó un suspiro irritado mientras se sentaba en una amplia cama con un confortable colchón de plumas de ganso. Tenia el cabello lino, ojos color violeta, curvas espectaculares y piel blanca y delicada como la porcelana; era básicamente todo lo que cualquier hombre podría llegar a desear, hermosa era una palabra que le quedaba corta a la hora de definirla, sencillamente no había forma alguna de hacerlo. -Además, él no es mi prometido. Nunca he aceptado casarme con Zeoticus Gremory-
-No hace falta que aceptes, si padre concede tu mano-
Venelana frunció el ceño y alzó la mano hacia la puerta de su habitación -Vivian, he dicho que no quiero ver a ese tipo, así que lárgate de mi dormitorio de una vez-
La recién nombrada negó con la cabeza mientras miraba a su hermana gemela. Las dos se parecían mucho, ojos violetas, cara con rasgos finos y demasiado delicados, y el mismo pelo lino. La única diferencia era que ella no había sido bendecida con un cuerpo perfecto como el de venelana -Cuando dejes de comportarte como una niña malcriada, avísame-
-Te he dicho que te vayas-
Vivian cruzó los brazos sobre sus pechos casi planos y salió de la habitación -Muy bien, pero recuerda que esto no termina aquí, más tarde hablaremos con nuestro padre, es hora de solucionar esto-
La puerta se cerró tras ella y Venelana se quedó observando cómo la luz del fuego que ardía en una vela jugueteaba sobre los muebles de la habitación. Ella no odiaba a Zeoticus Gremory, para nada. De las pocas veces que había interactuado con él, sabía que no era un mal tipo. A diferencia de los herederos de los otras familias, no trataba mal a los demonios de clase baja, y no era engreído ni fanfarrón.
Tenía las cualidades que buscaba en su futura pareja. Zeoticus era el perfecto caballero
-(Esta situación se está haciendo insoportable, no aguanto más)-
Venelana se echó de espaldas sobre la cama y miró al techo. Cualquier chica en su posición, como pretendida de un joven así, debería sentirse absolutamente feliz y afortunada de poder casarse con él. Sin embargo, ese no era su caso, porque ella ya estaba perdidamente enamorada de otra persona.
-(Me pregunto qué estará haciendo ahora mismo)- Se llevó la mano derecha hacia la cara para observar su meñique, y por un momento, sólo por un momento, vio un hilo rojo amarrado en su dedo -(Aún me cuesta creer que todo esto sea real)-
Visiones.
Toda su vida, desde que tenía memoria, había experimentar continuamente un extraño fenómeno. Cada vez que dormía, en sus sueños, siempre contemplaba la vida de un chico.
Naruto Uzumaki.
Al principio estuvo muy asustada de ese extraño fenómeno, pero con el paso del tiempo se acostumbró a ello y empezó a encontrar el gusto a esos sueños.
Y gracias a ello, ella sabía todo sobre Naruto, conocía sus gustos, sus hobbies, sus amistades, sus debilidades, su sueño, sus manías, sus miedos e inseguridades, sus pensamientos y deseos.
Todo eso la llevó a descubrir algo en el fondo de su ser, un sentimiento nuevo y diferente a todos los vividos en toda su joven vida.
El amor.
Ella no sabía exactamente cuando pasó o cuando comenzó. Todo lo que sabía era que estaba enamorada de Naruto Uzumaki.
Desgraciadamente, eso también la llevó a descubrirel odio y los celos hacia cierta persona.
Hinata Hyūga.
Pero el odio no perduró mucho tiempo en ella cuando aceptó la cruda realidad. Nunca se iba a encontrar con Naruto... él estaba en otra dimensión diferente a la suya. Así que con el transcurso de los meses, fue tomándole cariño a Hinata, después de todo, ella era la unica chica de esa dimensión que tenia sentimiento genuino de amor y respeto hacia él.
-Espero que esté bien- Venelana soltó un suspiro irritado y se llevó la mano a la frente.
No sabía por qué, pero desde hace unos días ya no soñaba con Naruto, y eso nunca le había sucedido antes, ni una sola noche. Lo último que presenció en su último sueño fue a Naruto alistándose para ir a la cuarta guerra mundial shinobi, y eso la tenía muy preocupada.
-(No... Tengo que tranquilizarme... Él es muy fuerte... no le pasará nada)-
Sin levantarse de la cama, giró la cabeza hacia la ventana de su dormitorio y entonces presenció algo que cambiaría su vida para siempre.
Vio un débil haz de luz surcar el cielo púrpura.
-¿Qué es eso?-
Venelanase puso en pie y se acercó a la ventana. Observó el haz de luz cruzar el aire igual que una pequeña lágrima plateada y, cuando se hundió en un bosque lejano,una bandada de pájaros alzó el vuelo de las copas de los árboles y se deslizó como una nube de tormenta hacia el cielo.
-Algo ha caído del cielo... ¿será un ángel?- Se quedó unos segundos observando el bosque y, después, se giró bruscamente -Tengo que avisar a mi padre- Se acercó con pasos rápidos a la puerta, pero justo cuando estaba a punto de abrirla, una imagen inundó su mente.
Era una visión... una visión de Naruto ensangrentado.
-(¡Naruto!)-
Vio que el Uzumaki se encontraba en un bosque con una flora que le resultaba muy familiar, y por un momento vislumbró el cielo... un cielo púrpura.
-¿Q-qué?... N-no puede ser- Corrió hacia la ventana y sin medir el peligro asomó medio cuerpo, fijando su mirada en el bosque. -(N-naruto... ¿E-eres tú?)-
Como si estuviera respondiendo a su pregunta, el viento sopló con fuerza, apagando la vela y, alborotándole el cabello.
-Tengo que ir...- Se paró en el borde de la ventana y miró a derecha e izquierda, arriba y abajo para ver si habia alguien. Actualmente se encontraban en la torre de un castillo negro. Sus muros eran lisos y prominentes, y rapresentaba la pura imagen del poder. También lucía una enorme bandera de color morado que se veía incluso de lejos.
No vio a nadie, el lugar estaba desierto. Al parecer, era la única que había visto el haz de luz.
-Allá voy..-
Dos alas negras de murciélago aparecieron en su espalda y se lanzó al vacío.
...
...
-Lo siento, Naruto, nunca pensé que esto podría ocurrir...-
El mencionado abrió los ojos poco a poco al escuchar esa voz. Sentía muy pesados los párpados y le dominaba una sensación de lasitud ó de mover sus piernas, pero no pudo. Tampoco sus manos. -¿Eh?- Cuando su visión se aclaró, se dio cuenta de dos cosas: que el sesenta por ciento de su cuerpo estaba encerrado en un pilar de cristal azul semitransparente, y que frente a él estaba un hombre de edad avanzada.
El sujeto estaba en posición de loto, flotando en el aire, a un metro de distancia del suelo, y su aspecto era muy raro; tenia un ojo en la frente y dos cuernos en la cabeza.
Naruto abrió la boca tres o cuatro veces para hablar pero la voz espiró en su garganta. Despues hizo un esfuerzo sobrehumano y logró decir algo -V-viejo...¿t-tú quién eres?... ¿P-por qué estoy e-encerrado aquí?... ¿Por q-qué estoy h-herido?-
El hombre frunció levemente el ceño al escuchar aquellas preguntas. -(No me reconoce... Está sufriendo amnesia de fuga, la muerte de su pareja le ha causado un trauma psicológico muy fuerte)-
Naruto iba a hablar de nuevo, pero de pronto una oleada de cansancio lo inundó, su visión empezó a nublarse y todo se fue oscureciendo poco a poco. Su cuerpo se sentía caliente y pesado, como si estuviera rodeado de una espesa nube -V-viejo... ¿p-por qué me s-siento tan v-vacío?... J-juro que s-solía sentir m-mucho... más...-
El sujeto no respondió, sólo se le quedó viendo fijamente.
El rubio esbozó una imperceptible sonrisa triste, luego sintió que se arrastraba hacia un túnel oscuro y perdió el conocimiento. Su cabeza colgaba al frente y oscilaba arriba y abajo de manera ligera, acorde con su respiración.
El hombre flotó hacia él, y le tocó la cabeza -(Ha entrado en un nivel de sueño profundo... Su cuerpo está luchando para adaptarse al chakra de mi madre. Todas las células de su cuerpo cambiaran y terminará siendo un espécimen perfecto de Ōtsutsuki.)- Apartó su mano de la cabeza del rubio y miró brevemente el cielo -(Tendrá poderes que los simples mortales solo pueden soñar... será inmortal)-
En el lugar no se oía otro ruido que el susurro del viento entre las hojas o el frotamiento de una rama con otra, produciendo sonidos tristes, melancólicos.
En eso el hombre se dio cuenta de algo, se estaba volviendo transparente, aparecía completamente normal de cintura para abajo, pero, poco a poco, de forma degradada se iba desvaneciendo hacia arriba. De hecho, la cabeza ya estaba completamente translúcida y se podía ver perfectamente a través de ella lo que había detrás -Mi tiempo aquí se está terminando... pero...- Juntó las manos haciendo una señal -No me iré así, sin hacer nada por ti-
Dos pequeños árboles que rodeaban a Naruto empezaron a crecer. A crecer de forma lenta pero constante y sus raices a girar alrededor de él.
-Bien- El hombre hizo otra señal con las manos y enseguida una niebla muy densa empezó a levantarse y a envolver una gran parte del bosque. -Esto es todo lo que puedo hacer por ti ahora mismo... Espero que sea suficiente para mantenerte seguro- El cuerpo del señor se hizo más transparente y dio una última mirada a Naruto -Duerme tranquilo. No te despiertes hasta que tu cuerpo haya aceptado el chakra de mi madre. Solo duerme y... espero que en este lugar encuentres la paz que nuestro mundo te ha negado-
Luego de decir eso, desapareció del lugar sin dejar rastro alguno.
...
...
Al mismo tiempo en otra dimensión lejana
-¡Maldita sea!- Jakotsu apretó los puños con fuerza. Su cuerpo temblaba en un intento de controlar la furia que ascendía como una hoguera. -Esa perra se ha vuelto a burlar de nosotros-
-Tranquilízate. No sirve para nada enfadarse, sobre todo ahora que Kaguya está muerta- Bankotsu posó una mano en el hombro de Jakotsu para calmarlo, y miró al que habia salvado la vida de su hermano -Si no fuera por ti, Jakotsu estaría muerto, Akishiki-sama-
-En verdad, no me esperaba este movimiento desesperado de Kaguya, me sorprendió- El recién mencionado estaba dándoles la espalda, mirando el firmamento. Era de talla mediana, delgado, delicado en apariencia, no tenia de viril, mas que la mirada que brillaba de sus ojos color perla. Su piel era blanca como el mármol, y el pelo grisáceo azulado largo, recogido en un moño, con la parte derecha de su cabeza rapada, y a diferencia de todos los otros Ōtsutsuki, no tenía ningún tipo de cuerno en la cabeza. -Es una pena que se haya suicidado... me habría gustado romperle el cuello-
Bankotsu soltó el hombro de su hermano y se acercó a su jefe -¿Qué haremos ahora, Akishiki-sama? ¿Buscaremos el paradero del humano que tiene el chakra de Kaguya?-
Akishiki negó con la cabeza y se giró hacia ellos -No. No tengo ningun interés en ese ser inferior. Es hora de regresar al clan e informar de lo sucedido a mi padre-
-¡¿Qué?!- Los ojos de Jakotsu se agrandaron sorprendidos -Jefe, no podemos dejar que esa zorra se salga con la suya- Flotó hacia él, y le hizo una ligera reverencia -Si no estás interesado en ese ser inferior, deja que yo me ocupe de él, por favor-
Akishiki se quedó mirándolo fijamente por largo rato, hasta que Jakotsu empezó a sentirse incómodo. -¿Jefe?-
-Tengo que decir que tu barrera ha mejorado bastante, para derribarla me ha costado dos golpes- Akishiki hizo un simple movimiento suave de la mano y enseguida un portal apareció a su lado. -Está bien, puedes ir tras él-
Una enorme sonrisa apareció en la cara de Jakotsu -¡Gracias, jefe! ¡Te juro que no fallaré!-
Akishiki le dió una última mirada, y luego entró en el portal -Bankotsu, vámonos-
-Sí- Bankotsu abrió otro portal, pero antes de entrar cruzó una rápida mirada con la de su hermano -Por lo que me has contado de Momoshiki y Kinshiki es muy probable que en tu búsqueda de ese humano te encuentres con esos dos, ellos también quieren el chakra de Kaguya-
Jakotsu entornó los ojos y sacudió la cabeza -Por favor, dime algo que no sepa-
-(Ese pobre humano no sabe lo que se le viene encima)- Bankotsu negó con la cabeza y entró en el portal -Nos vemos, maldito depravado-
-Hasta pronto, Bankotsu-
Los dos portales se cerraron y Jakotsu se quedó solo en esa dimensión.
-Bueno... ya es hora de empezar la cacería- El Ōtsutsuki se acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja y abrió frente a sí un portal -En esta dimensión terminan todos los rastros del chakra de Kaguya... tendré que empezar mi búsqueda por aquí- Sus labios se curvaron en una sonrisa y sus ojos blancos se le iluminaron como dos faros resplandecientes -Lo encontraré. No importa cuánto tiempo me tome, qué tan lejos tenga que viajar, incluso si me lleva varios siglos, seguiré buscando-
...
...
Dimensión DXD
-(La presencia de Naruto se está desvaneciendo, no logro localizarlo)-
Venelana aceleró, y se impulsó con fuerza más hacia arriba, batiendo con furia sus alas negras contra el cálido viento, y no dejó de hacerlo hasta que alcanzó las nubes.
-(Aqui tendré una visión más amplia)-
Venelana se quedó suspendida allí. Paseó sus ojos violetas por el bosque que se extendía bajo sus pies mientra el viento azotaba su cabello lino.
-(Esta repentina niebla que está envolviendo el bosque es muy rara... su movimiento no parece natural... me recuerda al jutsu que utilizó Zabuza contra Naruto y su equipo)- Se chupó los dientesy soltó un sonoro suspiro de frustración apenas controlada. En eso notó que la niebla era mucho más densa en una pequeña parte del bosque. -(Ese sitio parece ser el punto de origen de esta niebla...algo me dice que Naruto debe estar allí)-
Venelana batió sus alas y se lanzó en picado hacia abajo, zambulléndose de lleno en la niebla. Fue aminorando la velocidad al acercarse al suelo y, una vez puestos los pies en tierra, sus alas desaparecieron en su espalda.
-¿Dónde estás, Naruto?-
Sin perder tiempo, miró a su alrededor, y un segundo después se vio sumida en la perplejidad. No había senda, ni rocas, ni árboles, ni arbustos, ni cielo... nada. La niebla había invadido todo.
-(Tenía razón, esta niebla no es natural)-
Trató de aguzar la vista, pero no podía ver nada, la niebla era espesa, densa y cegadora, como gruesos muros grises.
-(Naruto debe estar por aqui, no puedo rendirme ahora)- El cuerpo de Venelana se cubrió con un aura roja carmesí y luego expulsó una onda de pura energía oscura, creando una ráfaga de viento. Su intención era dispersar la bruma, pero no funcionó. Y no solo eso, a cada segundo que transcurria la niebla se hacía más espesa que parecía abrazarla cada vez más firmemente, traspasándole con su desabrido e intenso frío. -(¡No funciona!)- Sintiéndose cada vez más frustrada por no lograr ver nada empezó a llamar en voz alta al rubio -¡Naruto! ¡Naruto!- Escuchó después y, al ver que no obtenía respuesta, empezó a avanzar lentamente.
Estuvo caminando así, a ciegas, cerca de diez minutos. Hasta que tropezó con algo que la hizo caer en bruces. Era una enorme raíz que sobresalía del suelo, tal una gigantesca serpiente. -(Tch)- Resistiendo el impulso de borrar la raíz con su poder de la destrucción, se levantó del suelo mirando hacia arriba. Y al hacerlo, encontró lo que estaba buscando.
Cada músculo de su cuerpo se puso tenso y un pánico atroz se apoderó de ella mientras observaba a Naruto envuelto entre las raíces de dos enormes árboles.
-Naruto..-
El Uzumaki parecía tan sereno–pálido, con su pelo rubio meciéndose suavemente en la tenue brisa, con sus negras pestañas cerradas y los labios entreabiertos mientras respiraba débilmente. Parecía un muñeco de porcelana. Pero cuanto más pacifico parecía, más se sentía aterrada.
Sin perder tiempo, se acercó a Naruto, luego cubrió su mano derecha con su poder de la destrucción y golpeó las raíces, borrándolas por completo. Quiso hacer lo mismo con el pilar de cristal que tenia encerrado el sesenta por ciento del cuerpo de Naruto, pero esta vez no funcionó.
El pilar quedó intacto.
Venelana agrandó los ojos extremadamente sorprendida, era la primera vez que le pasaba esto. Lo intentó de nuevo. Ningun efecto. Golpeó el cristal con fuerza varias veces. No cesó hasta que el puño comenzó a dolerle
Sus desesperados golpes no dieron ningún resultado. Su poder de la destrucción era completamente inútil contra aquel pilar.
Venelana se frotó los nudillos doloridos y observó el extraño cristal -¿Ahora como hago para liberarlo?... ese pilar es indestructible-
Naruto soltó una breve exhalación, y de pronto se estaba moviendo. Su respiración se volvió agitada y sus ojos se abrieron, pero no parecía ver nada. Simplemente parecía asustado.
-¡Naruto!- Venelana lo agarró por los hombros -¡Naruto!-
Los gemidos se detuvieron. Por un momento Naruto estuvo agitándose, después sus ojos se cerraron y se volvió a quedar dormido con la cabeza colgando hacia delante.
Venelana perdió todo auto‐control.
-Naruto- Sus manos estaban temblando violentamente, agitando los hombros del rubio -¡Naruto! ¡Naruto, despierta!-
El rubio no respondió. El movimiento de su pecho se habia vuelto débil, casi imperceptible. Y su cara parecía inocente. El tipo de inocencia que se ve en los recién nacidos.
Parecía un cadáver.
-Naruto...- Venelana le soltó los hombros, y lo abrazó, pasándole los brazos por la espalda y apretándolo contra sí. Lágrimas empezaron a emerger de sus ojos violetas, mojando el cabello rubio del Uzumaki. -No mueras, por favor. No mueras...-
En eso las raíces empezaron a crecer de nuevo, hasta rodearlos totalmente.
Venelana no reaccionó. En ese momento no le importaba nada, solo quería amortiguar su dolor abrazando al rubio.
Tampoco reaccionó cuando el cristal empezó a engullirla lentamente.
-(Sé que tu mayor miedo es la soledad...)-
Venelana esbozó una sonrisa muy triste y lo abrazó todavía más fuerte, un segundo después los ojos se le cerraron y algo así como un sueño pesado empezó a apoderarse de ella, ritmado por el crujido de las ramas mecidas por el viento, que parecían cantar una rápida pero eficaz canción de cuna.
-(Así que no me iré de tu lado...)-
Fue lo último que pensó antes de quedarse profundamente dormida.
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Al mismo tiempo en otro lugar
El cielo resplandeciente sobre el Reino de los Cielos era tan blanco como la nieve, y el sonido distante de cánticos llenaba el aire celestial. Las nubes, algodonosas y blancas como el plumón de los retoños de ganso, creaban el más santo de los firmamentos, un lugar por el que ningún ángel temía caminar.
-Nunca pensé encontrarme con un alma tan limpia y tan pura- Un hombre guapo sonrió mientras miraba una pequeña esfera de aura flotando en la palma de su mano. Tenía el pelo largo, rubio, ojos verdes, y diez alas doradas. -Padre podrá hacer grandes cosas con esta alma-
El ángel extendió sus alas y voló hacia el lugar donde residia Dios, el séptimo cielo.
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