APOYO INTRAFAMILIAR

Bueno, lo prometido es deuda, y aquí traigo el último capítulo de este fic con el contenido Triple X Loudcest intenso que prometí desde hace mucho (Los amantes del Loudcest se frotan las manos, ansiosos por leer esa parte) pero, debo aclarar algo que pasa cerca del final.

Y es que el fic tendrá dos finales distintos (Nada que afecte la parte cachonda de la lectura por si lo preguntan) ¿Por qué? Por algo que explicaré en las notas de autor al final.

Así que gócenlo… más de lo que no pude gozar yo al escribirlo (Vuelvo a tomar licor y eructo)

CAPÍTULO TRES: UN PASO HACIA NUEVOS HORIZONTES

Fatal era quedarse corto para describir como se sintió Lemy en los días siguientes luego de que Lacy rechazara el enorme amor que le tenía guardado por muchos años.

Ocultar su delicado estado emocional sería imposible, por lo que para calmar al resto de la familia inventó la excusa de que lo echaron de la banda y nunca podrá tocar de nuevo con ellos la música que tanto lo apasiona.

Eso bastaba para calmar a la mayoría de sus hermanas y tías por saber que eso le era algo de vital importancia y no indagaban al respecto más allá de preguntarle si las requería para mejorarle los ánimos, por algo ha sabido ganarse el aprecio de todas ellas al saber ejercer bien el rol del hombre de la casa ante la ausencia de Lincoln.

Pero otras no se tragaban ese cuento tan fácil y sabían cuál era su verdadero problema.

-Ya es tu quinta botella hoy, hermanito- cruzada de brazos, Lupa lo miraba acusadoramente porque ahogaba sus penas en alcohol teniendo ya varios envases de licor tirados a sus pies.

-¿Es que quieres ser tú el que ahora deba ser internado en el hospital? Porque seguir bebiendo como alguien que toma mucha agua salada después de una eternidad en el desierto no hará que mágicamente Lacy cambie de opinión y se tire a tus brazos- espero a que terminara de tomar e hizo una mueca de asco por el potente eructo que soltó.

-Tú no lo entiendes… ¡NADIE LO ENTIENDE!- soló la botella vacía para taparse la cara con ambas manos, llorando sin control alguno -todos estos años… todo eso que vivimos juntos… casi como novios… lo que hemos compartido… y solo… y solo… ¡Y SOLO ME QUIERE COMO UN JODIDO HERMANO MENOR Y NADA MÁS!

La hija de Lucy bufó soplándose un flequillo de su blanca cabellera para desviar la vista hacia la ventana de su cuarto. Contrario a la pésima imagen que el resto de la familia tiene de ella, no le es indiferente la agonía emocional por la que pasaba su único hermano varón, no cuándo él la ha ayudado y defendido tantas veces desde que ocurrió el accidente de Lincoln (Y a pesar de los jalones de orejas y correazos que le ha dado también)

Gran dolor le daba verlo en ese estado, así que se sentó a su lado en la cama y lo apegó a su cuerpo al pasar su brazo por los hombros no importándole el hecho de que use solamente unos calzones; gesto que también ha heredado de su progenitor.

-Ya, ya. Sabes bien que nunca me ha gustado verte como una Magdalena porque ese rol nunca te ha lucido- dejó que la abrazara y descargara su llanto en el pecho, no incomodándose como sus atributos eran empapados de lágrimas -aunque no lo creas, entiendo bien cómo te sientes ahora mismo. Guardarle un fuerte amor a alguien, pero que este alguien jamás te verá como tú lo ves a él sin lograr cambiar su punto de vista por más que te esfuerces o desees… es una emoción que conozco a la perfección.

Por alguna razón se pasó una mano por su blanco cabello al decir eso y volvió a mirar por la ventana también soltando un gemido de lamento.

¿Se lo decía a él o a ella misma?

-¿Qué voy hacer ahora? No puedo fingir que nada pasó y hasta que ella se vaya a la universidad deberé verla a cada momento aquí, ¡ME VOLVERÉ LOCO DE TENERLA TAN CERCA Y A LA VEZ TAN LEJOS!- también parece que heredó unos rasgos de su abuelo, en lo que se refiere a sobreactuar ante una delicada situación emocional.

Lo que hizo gemir roncamente a su hermana albina y pensara en qué más decirle para que no siguiera ofreciendo esa escena que ya comenzaba a dar mucha pena ajena.

-Te diré lo que siempre me decían mis amigas de la Preparatoria cuando les contaba mis penurias: no sirve de nada llorar sobre la leche derramada ni por el rastro de ésta que deja esa persona que te hizo chillar. Si realmente no te ama como tú a ella y nada le hará cambiar de parecer, entonces mira a tu alrededor y busca más opciones, porque de entre tantos peces en el mar, seguramente habrá uno que morderá tu anzuelo y te ayudará a dejar de crear ese mar de lágrimas.

No será la más sutil manera de aconsejar a alguien, y menos viniendo de alguien que no se caracteriza por tener la mayor prudencia del mundo, pero lo que decía no distaba mucho de ser verdad. ¿Cuántas personas que se enfrascan en un amor imposible ignoran por completo que tienen cerca a otro ser que pueda ocupar así ese lugar en su corazón?

En su peculiar caso, tal vez habría sido mejor no fijarse en quiénes lo rodeaban, porque así no habría sobrepasado la línea imaginaria que tenía su familia de rarezas que separaba lo "moralmente aceptable" de lo realmente nefasto y perturbador que seguramente nadie más aprobaría y menos alguien ajeno al Rebaño Loud.

-Me lo dices como si fuera algo que pueda lograr de la noche a la mañana. ¿Qué otras dichosas opciones puedo tener si las únicas personas que me rodean a diario son todas ustedes y las tías?

Ahora la mirada que Lupa le lanzó al arquear una ceja valía más que todo el oro del mundo, que pena era que no hubiera una cámara para fotografiarla en ese mismo instante.

-Te diría que me siento decepcionada porque no contemplaste enseguida la solución más obvia a lo que ahora mismo te estruja el corazón, pero mi parte menos irracional suspira aliviada de que no cayeras enseguida la insana fijación que nuestro padre tuvo y por la que todos existimos.

La mente alcoholizada de Lemy se demoró unos segundos en procesar tanto lo que ella dijo, como lo que salió de sus labios para enseguida ponerse rojo de la pena.

-¡DÉJATE DE TONTERÍAS!- la apartó de un empujón para abrazarse a sí mismo y desviar la mirada intentando quitarse esos pensamientos de la cabeza logrando sacarle una risa socarrona -si vas a comenzar con tus pendejadas, entonces ve a molestar a otro porque yo no estoy de humor para eso, ¿Entendido?- advirtió a sabiendas de que ella podría fastidiarlo.

-Sí así es como tratas a quién trata de ayudarte…- fingiendo estar ofendida al pararse y dirigirse a la puerta -pero… dejando de lado las tonterías. Espero que si logres hallar a esa persona que te ame como te lo mereces, hermano. Tú que tanto has hecho por nosotras desde que papá se accidento, eres el que menos debe sufrir del corazón- le dedicó una autentica mirada de compasión que pocas veces le ha lanzado a alguien antes de retirarse.

Lemy permaneció en su cama con la mirada baja. ¿Buscar más opciones? Lo consideraba una locura de lo más inapropiada porque tan solo ha pasado una semana desde que Lacy le hizo añicos sin querer el corazón y no puede de un momento posar sus ojos en otra chica.

O en otra mujer.

Salió de su cuarto y caminó aún con la cabeza baja los pasillos oscurecidos por la noche rumbo a la cocina para tomar algo que en vez de pudrirle el cerebro le ayude a pensar mejor las cosas, casi cayéndose cuando se inclinó ante la nevera en busca de alimento.

-Deberías hacerle caso a lo que la antipática te dice, sobrinito. Lo que haces no es nada sano y mucho menos la respuesta a los problemas del corazón que te afligen.

Dio un brinco soltando un grito de espanto ante esta voz y al girarse creyó que se toparía con Lucy al ser eso propio de ella, sorprendiéndose al ver a Lynn cruzada de brazos y apoyada en una pared.

-Este… ah… ¿Qué dijiste, Tía Lynn?- fingió no saber a qué se refería y se frotó la cabeza.

-Lo que oíste. Ahogar tus penas en alcohol solo porque Lacy te dijo que NO, no es la forma de afrontar tan difícil situación- recalcó sin tapujos acercándosele.

Ahora la sangre en la cara de Lemy se le fue de golpe haciendo que se pusiera más pálido que su prima albina o su única tía de pelo negro. ¿Su tía favorita, la que se parece tanto a la chica que le gusta, sabía qué era lo que tanto lo mortificaba?

-Eh… no… no sé de qué hablas, Tía Lynn- otra vez quiso aparentar ignorancia y desvió la mirada.

-No tienes que hacértelas las del inocente conmigo, sobrinito. Desde siempre he sabido lo que sientes por mi hija- helado quedó en su sitio por esa revelación y parecía un témpano de hielo.

-¿De verdad? Eso… ah… ¿No te molesta?- temía una fuerte reprimenda de su parte.

-¿Molestarme? Claro que no. Que un hermano se enamore de su hermana y decidan tener una relación no sería nada del otro mundo en nuestra familia, de hecho, siempre di por sentado que Lacy y tú seguirían los mismos pasos de tu papá y yo y que algún día nos darían… ¿Sobrinos-nietos?- bromeó un poco al unir lo diferentes términos familiares que se usarían en una posible descendencia por parte de primos.

-Pero cuando ella me contó lo que pasó y dijo que solo te quería como su hermano, eso sí que me asombró. Yo también daba por hecho de que ella te amaba del mismo modo y que quedaría maravillada cuando te le confesaras, por lo que al saber lo ocurrido… me desubico por completo.

Casi se veía a sí misma en esa situación cuando era joven, en el momento que le confesó a Lincoln que lo amaba. Si este le hubiera dicho también NO, ¿Habría quedado tan devastada como Lemy en este mismo instante y tacharía al albino de hipócrita porque siempre decía que la amaba como a las demás pero no como ella quería que él lo amase?

-Entonces… no podrías… ¿Tratar de hacer que Lacy recapacite y me dé la oportunidad de ser su novio?- para Lemy, esta era la última carta que le quedaba para tener algo con la chica que ama.

-No, Lemycito, no puedo hacer algo así. No puedo obligar a nadie, y mucho menos a mi hija, a que ame otra persona de ese modo. Por más que me hubiese encantado verte a ti y a ella en un altar ante un sacerdote que les dedique ese mismo sermón cliché, si ella no siente lo mismo por ti… no hay nada que yo o tú o alguien más pueda hacer.

Era curioso que le dijera estas palabras, ¿Pensará lo mismo cuando Lincoln también le diga que no la ama de la forma preferencial que tanto espera de su parte?

-Es que yo… no… no sé qué voy a…- miró al suelo ya a punto de volver a llorar de desdicha.

Abriendo mucho los ojos cuando Lynn le dio un reconfortante abrazo acariciando su larga cabellera tal y como una madre lo haría con su hijo, aún cuando él ya la superaba en altura siendo al menos una cabeza más alto que ella.

-Ya, mi sobrinito. A mí tampoco me ha gustado verte así de triste- no dijo nada más y dejó que ella lo sobara así, siendo algo mucho más relajante y consolador que todo al alcohol que ha ingerido hasta ese momento.

Y más todavía por el hecho de que está casi desnudo y ella le dedica ese tipo de contacto.

-Recuerda que siempre podrás contar conmigo… y con tus otras tías y primas para lo que sea- sin darse cuenta, hizo esa misma pausa que siempre hacía con Lincoln cuando quería demostrarle con palabras lo mucho que lo adoraba.

-Gracias… muchas gracias, Tía Lynn- dichoso por su apoyo, correspondió su abrazo aspirando el olor característico de su cabello como un perfume que por instantes le hacia olvidar todos los problemas de la vida.

Siguiendo sintiendo a través de ella el afecto que tanto ha querido por parte de Lacy, y que ahora que está muy lejos de su completa lucidez, casi la imaginaba a ella misma dedicándole ese gesto.

(…)

El tiempo nuevamente transcurría y la vida seguía su curso. Lemy no le tocó más opción que resignarse a que Lacy solo lo querrá como un hermano menor y máximo como su mejor amigo.

Eso no evito que le doliera mucho cuando ella al fin se fue de la Casa Ruidosa para ejercer su carrera como atleta en la universidad, porque ahora ya ni podrá deleitarse con la vista que le generaba o recibir tan siquiera un "hola" de parte suya junto con una de las sonrisas que tanto lo idiotizaban.

Haciendo caso a los consejos de Lupa, trató de ampliar sus horizontes y hallar al dichoso pez que mordiera su anzuelo al retomar su carrera como músico de Rock and Roll ahora que la crisis familiar se había calmado, una labor que seguramente le atraería muchas chicas.

Pero que ninguna lograba llenar los zapatos de la joven deportista.

-¡Hola, campeón! ¿Cómo te fue en tu cita con esa chica de la banda?- lo saludó Lincoln que estaba sentado en el suelo de la sala jugando con Leia, Lizy y Lulu acompañado por Lynn.

-Bien, viejo, bien- respondió desganado y cerró la puerta principal para dejar a un lado el estuche en dónde llevaba su guitarra eléctrica y se quitó su chaleco de mezclilla para tirarlo por ahí.

-Me alegra oír eso, hijo. ¿Para cuándo nos la presentas? Ya llevas casi un mes y aún no la muestras formalmente al resto de la familia- no captó su pésimo estado de ánimo, a diferencia de Lynn que rodó los ojos por ser tan despistado.

-No creo que se pueda, viejo. Digamos que… no vamos a llegar muy lejos- dijo cortante, ganándose una mirada de pesar por parte de su tía.

Solo eso necesito su padre para entender lo mal que realmente estaba y que se sintiera estúpido por no haberse percatado de eso desde un inicio; Lynn estuvo tentada en darle un zape por bobo.

-Hijo…- dejó a un lado a Lulu para acercársele y sujetarle desde atrás un hombro -yo… no sé cómo se siente que alguien que amas mucho te haya rechazado y tampoco entiendo lo que es intentar buscar a alguien más que amar, por algo te tuve a ti y a todas tus primas- su hermana soltó un gruñido irónico negando con la cabeza, mientras que las niñas rieron divertidas.

-Pero quiero que sepas, qué si quieres un consejo o el apoyo de alguien, puedes contar conmigo para lo que sea. Solo dime en que puedo ayudarte y lo haré; entre los Hombres Loud siempre debemos apoyarnos por los escasos que somos, ¿De acuerdo?

-"¿Dirías eso si supieras que su corazón roto se debe a que una de tus hijas no le correspondió sus sentimientos o al igual que papá te daría un infarto de la impresión?"- pensó Lynn sarcástica.

-Claro, viejo, por supuesto. Aunque, si tuvieras una máquina que me permita alterar la mente y emociones de las personas… es lo único que me ayudaría con mi problema- no quería ser desagradecido, pero ciertamente su papá no tenía manera de ayudarle con su problema.

-Mi mami entre sus miles de inventos tiene una máquina parecida a la de los Hombres de Negro con las que puede borrar y crear nuevos recuerdos y alterar la mente de las personas. Si quieres le puedo pedir que te la preste, hermano- ofreció ingenuamente Lulu, deseosa por ayudarle.

-Este es un problema de mayores, jovencita- Lynn la regañó y la tomó de la nuca para que no viera a su papá y hermano mayor (Temiendo que este podría en serio tomar prestado tal aparato)

Vio como el Rockero subió pesadamente las escaleras con la cabeza agachada. También quisiera tener la fórmula mágica (O científica) para que su noble corazón dejara de estar dañado y volviera a ser el chico enérgico que le hizo ganarse el título de su sobrino favorito.

Recordó que cuando él se sentía mal cuando Lincoln estaba herido solamente la compañía de Lacy lograba alzarle los ánimos. Sonrió teniendo una idea de cómo alegrarle un poco la vida.

(…)

Al día siguiente, Lemy se hallaba en el garaje tratando de practicar un poco. Lo único que sus dedos generaban al tocar las cuerdas de la guitarra eran débiles entonadas que transmitían todos esos sentimientos de tristeza, como poemas musicales comparables a los que Lucy escribía de chica para expresar su pesar y los que actualmente hace Lupa.

Porque hasta incluso iban a salírseles más lágrimas.

-¡LEMYCITO!- detuvo su acción cuando sin previo aviso la entrada del garaje fue abierta de golpe por Lynn -deja de estar ahí debajo de tu nube de tormenta y vamos a dar una vueltecita.

-¿Cómo dices?- por un par de segundos se extrañó, hasta que notó la ropa deportiva roja y blanca que llevaba y que dejaba mucha piel al descubierto -¿Dar una vu-vueltecita contigo?- apenado quedó, porque jamás dejó de causarle "incomodidad" ver su cuerpo en casi todo su esplendor.

-¡Claro que sí! ¿Qué ya se te olvidó lo que siempre hacías cuándo te atorabas en una letra que no te salía como querías?- mantuvo entreabierta la boca al no saber que responder -me decepcionas a lo grande, ¡Pues trotar conmigo! Eso siempre te levantó los ánimos y te quitaba esos horribles bloqueos de inspiración que todo gran artista posee.

-Así que ponte esto y a mover las patas se ha dicho- le arrojó una maleta que él apenas reaccionó en atrapar para abrirla viendo la ropa deportiva que solía usar cuando iba sudar junto a ella cuando practicaban algún deporte.

Gesto noble, sin lugar a dudas. El problema era que también le recordaba todas esas veces en las que jugó alegremente con Lacy en sus diversas actividades deportivas, pero al ya no formar parte de la ecuación, carece del interés en practicarlas.

-No sé, Tía Lynn. Ahorita no tengo ganas, ¿No puede ser mañana?

-Ese mañana se extenderá hasta un "por siempre" como sigas así. Ya deja comportarte como Lucy o la niña malcriada que tienes por hermana y mueve el trasero.

Suspirando resignado, accedió y se colocó esas prendas. Lynn no pudo evitar verlo fijamente al cambiarse de ropa, en como todos estos años ejercitándose a su lado no le han caído mal al darle una condición física digna de elogios, casi pareciendo uno de esos Atletas Olímpicos con los que alguna vez compitió en su juventud y que no niega lo atrayentes le resultaron en su momento.

-¿Hasta dónde corremos? ¿O vamos a jugar baloncesto?- quiso saber parándose a su lado y acomodándose la bandana en su cabeza -¿Tía Lynn?- le habló porque ella por segundos se quedó quieta sin despegar su mirada embelesada de él.

-Ah… primero vayamos hasta dónde antes estaba el viejo local del malandro de Flip, luego al parque en dónde tu papá hacía algunas de sus terapias de rehabilitación y después a esa cancha. También quiero ver si todavía puedes torearme- pudo sacarle una risita con esta broma.

-Así que… ¿En sus marcas?- al ponerse en posición de Corredor Olímpico, no se percató de que él ahora fue quién la vio fijamente, más en específico su retaguardia cubierta por ese short deportivo rojo que se le ajustaba a la perfección -¿Listos?- al continuar preguntando, fue que lo sacó de su trance y se posicionara regañándose a sí mismo.

-¡YA!- ella fue la primera que salió corriendo a la velocidad de una bala dejándolo muy atrás.

En realidad, Lemy no le tomó mucho alcanzarla estando literalmente a solo un par de pasos a distancia de ella y parecía que en cualquier momento estaría corriendo codo a codo, muy diferente a como pasaba cuando era un niño y se quedaba bastante atrás jadeando casi al punto de desmayarse.

Pero al estar tan cerca de ella, no pudo evitar de nuevo verle fijamente desde atrás. Como su cabellera se agitaba por el viento, los movimientos de los brazos y las piernas hacia adelante y hacia atrás y como los músculos de estos y los de su espalda se flexionaban… y como sus nalgas subían y bajaban vibrando cada vez que sus pies tocaban fuertemente el piso.

Varias veces ya la había comparado así con Lacy, imaginándose estar con ella cada vez que se ejercitaban solos, pero ahora y en ese mismo instante ya no la veía como una versión más desarrollada de la chica que le gusta, sino que la miraba tal y como realmente era.

Como su tía favorita, con la que también ha vivido tantas cosas, reído, llorado, imponiendo el orden en la Casa Loud para que esta y sus habitantes no se pusieran patas arriba, que siempre ha estado para él y apoyándolo mucho más de lo que su propia madre ha hecho y que ahora mismo trata de hacerle feliz.

Pudiendo, a pesar de la actividad física que realizaba en ese instante, sonreír no solo de alegría como no lo ha hecho desde que Lacy lo rechazó, sino dedicarle uno de esos suspiros de enamorado que únicamente le había dedicado a su prima-hermana.

Sembrando otra de esas semillas que lo orillarán más adelante a tener una relación incestuosa.

-¡AJÁ, TE GANÉ ESTE ROUND!- gritó triunfal Lynn al llegar al primer sitio de su mini competencia.

Desgraciadamente, Lemy al haber quedado embobado no pudo frenar a tiempo y chocó como una locomotora contra ella causando que ambos cayeran al suelo y rodaran por varios metros, chocando contra unos contenedores de basura, hasta detenerse.

Quedando en otra comprometedora posición, ahora ella sentada a horcajadas sobre su cintura respirando ambos agitados y cubiertos de sudor como del contenido de esos depósitos.

-Este… ¿Te alcancé, Tía Lynn?- fue lo único que se le ocurrió decir al joven al sonreír nervioso.

Siempre habrá espacio para situaciones comprometedoras como esa, de eso no hay dudas.

(…)

Lentamente el único hijo varón de Lincoln se pudo reponer y volvía a ser el de antes. Un cambio que el resto de la familia no pasó por alto y que también les levantaba los ánimos.

Y más a Lynn, que sonreía complacida cada vez que lo miraba y oía cantar a todo fervor esas notas musicales que tanto le encantaban de su parte, sin percatarse como lo hacía engancharse más a ella con todo el apoyo que le daba para que fuera feliz nuevamente.

No notando que las miradas profundas que él le dedicaba a su hija, ahora se fijaban en ella y que eran idénticas a las que siempre le dedicaba a Lincoln, ni percatándose tampoco como ella misma lo veía ocasionalmente de esa manera.

Cultivando otra de esas semillas que florecerán cuándo menos se lo esperen.

Creyendo que ese problema estaba por fin resuelto, era momento de dar su siguiente paso en la relación con su hermano y confesarle que lo ama más que cualquiera y que él también le diga que la atesora y aprecia por encima del resto.

El momento que creyó oportuno para eso fue cuando Lemy y su banda entraron en un concurso de jóvenes talentos musicales en dónde aplastaron ferozmente a la competencia haciendo sentir orgulloso al resto de la familia, especialmente a Luna, que al igual y como lo haría cualquier otra madre alegre por el éxito de su hijo en una competencia, lo apoyaba de un modo muy bochornoso al sujetar un cartel con su nombre.

-Era obvio que él y su grupo ganarían. Debieron de darles el premio de antemano- Lynn sonrió de medio lado cruzándose de brazos asintiendo un par de veces.

-Es bueno ver cómo le está yendo bien en lo que le apasiona. Ha demostrado tener las bases para volverse alguien en la vida- Lincoln tenía su mismo gesto de orgullo.

Como Lemy hizo con Lacy, ella le pidió alejarse del gentío para hablar en privado, reuniendo todo el valor que posee para también sacarse todo lo que tenía guardado en su pecho.

-Entonces… ¿De verdad te sientes totalmente recuperado? ¿No has vuelto a tener un malestar?- quería iniciar la charla apelando a su integridad física.

-Para nada. Estoy 100% a toda capacidad- quiso fanfarronear y respiró profundamente solo para al segundo siguiente toser un poco -aunque estar ya rondando los cuarenta, me pasa factura.

-Dímelo a mí- le siguió el juego, y después de mirar al piso, continuó -no sabes… lo mucho que me alegra ver que estas entero y en una sola pieza. Todo ese tiempo en el que permaneciste en la clínica fue la peor etapa de mi vida, porque vivía con el temor constante de que la sabionda de Lisa nos llamaría para decirnos que no lo lograste y partiste de este mundo.

-Y si en verdad algo te hubiera pasado o si hubieses quedado con graves secuelas de por vida… mi mundo terminaría por derrumbarse. Porque yo… yo…- la lengua se le enredó.

-Ay, Lynn…- conmovido, Lincoln le puso una mano en el hombro -para mí también fue el peor momento de mi vida. No solo por mi salud física, sino por pensar que no te vería a ti, a mis otras hermanas y a nuestras hijas nunca más, a las personas que yo más amo en esta vida. Pero gracias a tus cuidados y los del resto, pude lograrlo y ahora la familia está más unida que nunca.

-Eso está bien… porque la familia jamás podría permanecer unida sin ti… el hombre que más nos ama… el que yo más amo por encima de todo.

Por unos segundos Lincoln no comprendió el por qué le dijo eso último si a fin de cuentas él es el único hombre con el que ella ha estado, pero creyó que se debía a la gran felicidad que le daba saber que seguirá a su lado por muchos años más.

-Ya, Lynn, no seas cursi. Eso nunca te ha lucido- le sacó otra risa -yo siempre estaré contigo y con las demás, tanto en las buenas como en las malas como lo hemos estado desde niños. Porque también las amo y a nuestras hijas e hijo por encima de todo- utilizó sus mismas palabras.

-Sí… pero… nadie… ninguna de ellas te… te…- otra vez un nudo se le formó en la garganta, así que literalmente se pateó a sí misma al mover hacia atrás el pie derecho e impactase contra la nalga izquierda -pero es que ninguna de ellas te ama como yo.

-¿Cómo dices?- volvió a quedarse desconcertado.

-¿Es que no lo comprendes aún, Lincoln? Yo te amo y mucho, pero mucho más de lo que el resto dice amarte- igual a como Lacy ante Lemy, su hermano quedó con la boca abierta impresionado cuando ella lo sujetó de los hombros.

-Todas siempre dicen amarte de la misma magnitud, pero es una completa mentira. Ninguna ha demostrado un amor comparable al que yo te tengo, a ti, mi hermano menor, el único hombre en mi vida, el que siempre estuvo para mí en mis momentos más difíciles y que me ha apoyado en todo, ¡Por el que sería capaz de dar mi propia vida! Por el quién sería capaz de mover cielo y tierra para que nada malo le pasa.

Poder sacarse todo eso que le tenía guardado, era una sensación comparable a la de quitarse mil kilos de pesas sobre su espalda y que ha cargado por mucho tiempo para respirar hondamente.

Y la música generada por la banda de Lemy a la lejanía solo hacía, desde su punto de vista, este momento aún más mágico de lo que creyó que sería en otras circunstancias.

-Pero… pero Lynn…- Lincoln se quedó sin palabras, también más conmovido de lo que jamás ha estado cuando ella terminó de explicarle sus verdaderos sentimientos.

-No me pidas que te pellizque para corroborar si estás soñando o no, porque lo que te digo es la pura verdad, una que desde años quería decírtela- al terminar su confesión se relamió los labios para seguir hablando.

-Entonces… ¿Qué me dices? ¿Me amas como yo a ti? ¿Más que al resto de esas hipócritas que no te han dedicado ni la décima de la atención y compañía que siempre te dedico? ¿A la única que realmente ha apreciado lo mucho que realmente vales?

Si no fuese por el ruido generado por la banda de su sobrino, seguramente podrían oírse los potentes latidos de su corazón.

-Bueno… no te quedes ahí como estatua y di algo- pidió porque lo único que él hacía era verla fijamente sin parpadear intentando articular palabra alguna pero solo balbuceaba.

-Lynn… lo… lo… lo lamento. Pero no puedo amarte únicamente a ti y solo a ti. No puedo.

El estruendoso sonido de una última entonada por parte de guitarras eléctricas se combinó con el ruido de su corazón rompiéndose en un millar de trozos igual a como le pasó a su sobrino.

-… No… ¿No?- aunque se esforzaba enormemente para disimular el dolor de esas palabras, las lágrimas que salieron de sus ojos al fruncir el ceño reflejaban perfectamente las diversas emociones que ahora mismo se apoderaron de su ser.

-¿Es que me vas a decir acaso que quieres a esas falsas inútiles tanto como a mí? ¡YO, LA ÚNICA MUJER QUE REALMENTE HA ESTADO A TU LADO Y QUE MÁS SE HA PREOCUPADO POR TI!

Será la mujer principal de la casa, la que en teoría debe tener mayor sensatez y los pies más puestos sobre el suelo, pero le resultó imposible no expresarse de un modo equiparable a como lo haría una jovencita cuando su novio le dice que quiere terminar con ella.

-Lynn, cálmate por favor- pidió el albino, pensando en que decirle para que el golpe emocional no fuese tan duro -yo en verdad te estoy infinitamente agradecido por todo lo que has hecho por mí. Tanto por ser la que más pendiente estuvo de mi recuperación, como por ser la que más ha estado a mi lado y al lado de las niñas y de Lemy.

-Pero simplemente no puedo quererte por encima de las demás. Las amo a todas, de diversas maneras, pero de la misma magnitud al igual que nuestras hijas e hijo y no les puedo decir que te tengo un mayor aprecio, porque perdería todo el amor de ellas y la familia se volvería a fracturar y de un modo irreparable.

Si algo le llegaba a asustar más que sufrir de una lesión física que le repercute por el resto de su vida, era perder el amor de las mujeres que tanto quiere, porque no sabría vivir sin ellas y si la familia se disuelve de forma peor que cuando todas quisieron hacer sus vidas en otros lados con sus respectivas descendientes entonces no tendría razón por la cuál seguir viviendo.

-Así que lo lamento, Lynn. Pero solo puedo darte el amor que te tengo y siempre te he tenido, pero ni más ni menos.

Lynn agachó la cabeza, apretando con furia los puños y los dientes en un esfuerzo inútil por contener sus lágrimas que no paraban de fluir.

¿Cómo era posible que le dijera eso?

¿Solamente la quería al igual que a las demás?

¿Qué todo lo que hizo por él no bastó para que la amara únicamente a ella?

¿Es que acaso hizo algo mal sin percatarse o no hizo lo suficiente?

¿O acaso tan segura estuvo de que todo saldría tal y como lo deseaba que al igual que Lemy jamás contempló remotamente la posibilidad de que sus deseos tampoco se cumplirían al pie de la letra?

Una cosa es que un joven como su sobrino se deje dominar fácilmente por sus ilusiones, pero ella, que es toda una mujer adulta y que en teoría no debe tener esa clase de pensamientos haya caído así en la dura realidad, le dolía tanto como si hubiera sido embestida por el mismo camión que casi mató a Lincoln.

Idiota, una completa idiota se sentía.

-Por favor, discúlpame, Lynn. No quería herirte así. Pero entiende, que mi corazón no puede ser exclusivamente para una sola persona- mucho dolor le daba a Lincoln verla así de triste.

-Tú… tú…- preocupado quedó por el tono en como volvió a hablar -no eres más que un… un…- todo su cuerpo comenzó a temblar de modo aterrador.

-¡UN MALDITO EGOÍSTA DESCONSIDERADO QUE NO VALORA NADA, ESO ES LO QUE TÚ ERES!

Un grito de cólera que salía de lo más profundo de su ser opacó por instantes la música que aún generaba la banda del hijo de Luna. Viéndolo ahora con ojos rojos por las lágrimas, hizo que se asustara al creer que lo mataría a golpes en un ataque de ira incontrolable.

Pero lo único que hizo fue dar media vuelta e irse corriendo, ignorando sus llamados.

Porque ya no había caso. Todo lo que le dijo fue suficiente para entender que nada de lo que hizo en el pasado o pueda hacer en el futuro será suficiente para ser la única dueña de su corazón como siempre lo ha deseado.

Quisiera odiarlo, repudiarlo con toda su alma y desearle lo peor por sentir que la traicionó del modo más vil posible, pero no podía hacerlo.

Porque todavía lo amaba con todo su corazón aún cuando el de él estuviera dividido en varias partes y para varias mujeres. No era tan cínica para tratar de obligarlo a amarla únicamente después de decirle a Lemy que no podía obligar a alguien amar a otra persona como desee.

Desarrollando un sentimiento de amargura equiparable al que sentiría la persona que bebe la sustancia más corrosiva del mundo y que no tenía idea de cómo sobrellevar.

No podía simplemente fingir que nada ocurrió. Poco tiempo después tomó una decisión que ningún miembro de la familia espero que ella algún día tomaría.

-¿Te vas de la casa, Tía Lynn?- Lemy no podía creer lo que ella dijo cuando empacó sus cosas tan solo unos días después de que su banda ganara esa competencia.

-Así es. Todo el drama pasó y la familia de nuevo está unida y va por buen camino. Ya no me necesitan más- habló muy apurada y dándole la espalda mientras hacia sus maletas intentando por todos los medios no mostrarse afligida ante él u otra persona.

-Pero… ¿Pero por qué? ¿Por qué ahora?

Si se sintió devastado cuando la chica que tanto amó no le correspondió sus sentimientos, al ver como su tía favorita y a quién también adorara con todo su ser y con quién logró mantener unida a la familia ante la ausencia de Lincoln forjando un vínculo tan fuerte como el acero también se aleja de su vida, no tenía término para expresar lo que eso le generaba.

-Te lo acabo de decir. El imbé… tu papá ya está totalmente curado y tus tías han recordado el significado de la palabra familia y ya no le dejaran toda la carga a él o a mí o a ti de cuidar y criar a tus primas. Además, todos estos años me he enfocado tanto en ser la única madre principal, que necesito tiempo para mí misma y relajarme de siempre cargar con el peso de todas.

Ya no quería permanecer ni un solo segundo más ahí y menos seguir mostrando debilidad. Debía conservar algo de la poca dignidad que le quedaba y no decir el verdadero motivo de su partida.

Irónico, porque siempre se dio por hecho de que ella sería la última Madre Loud en dejar la casa cuando las demás comenzaron a expandir sus horizontes.

-Todas te necesitan, ¡Yo te necesito! Tú sigues siendo la mujer principal de la casa. Sin ti, todo se volvería a poner patas arriba. ¿A dónde irías a vivir si te vas?- trató de pensar en buenos argumentos para que se quede.

-A mi gimnasio. Desde hace tiempo que no lo atiendo personalmente y desde esa carrera que tú y yo tuvimos me di cuenta de que he perdido mucha condición física. Debo cuidar lo único que me queda ahora que Lacy ya comenzó a forjar su vida lejos del nido.

Una fuerte punzada sintió el hermano de Lyra por ese comentario final. ¿Qué ya no le queda nada más? ¿Qué hay de él, de su dichoso sobrino favorito, del joven que asumió el rol del hombre de la casa a su lado? ¿Todo lo que vivieron no le importaba nada?

Quisiera decirle mil motivos para que no se vaya, pero nada o nadie le hará cambiar de opinión. Lo único que le consolaba era saber que podrá ir a verla cada vez que quiera.

-¡NO TE VAYAS, TÍA LYNN, NO NOS DEJES!- igual a como hacía cuando las Mujeres Loud se fueron de una en una, Lizy chillaba abrazándola fuertemente para que no se fuera.

Para todas las chicas que estuvieron bajo su cuidado desde que la familia comenzó a fragmentarse era de lo más desgarrador verla partir, a la que por mucho tiempo fue su única figura materna que intentó criarlas del mejor modo posible. Hasta Lupa y con todas las disputas y desacuerdos que ha tenido con ella no le era indiferente su partida y no decía uno de sus comentarios fuera de lugar.

-Nunca las dejaré. Al igual que Lori y sus otras tías cuando se fueron, vendré aquí de vez en cuando para ver cómo están y si mis hermanas realmente han aprendido a ser unas buenas madres- no podía irse sin antes dedicarles una obvia advertencia a sus consanguíneas.

-Captamos la indirecta. No tienes de qué preocuparte, Sister- afirmó Luna, aunque a otras no les hizo gracia recibir tal regaño delante de sus hijas.

-Lynn, por favor. No tienes que hacer esto. Podemos seguir siendo la familia que hemos sido hasta ahora; no es necesario que te vayas- una enorme culpa sentía Lincoln por la decisión que tomó y era incapaz de imaginarse a sí mismo sin la compañía de la hermana que más ha estado junto a él.

-No, no. Yo ya tomé una decisión y tú… ya no me necesitas, nadie más me necesita. Debo darme el descanso de que tanto me merezco.

Deseaba poder decirle al resto que él era la verdadera razón por la que se iba, pero de hacerlo, también tendría que decir que deseaba tener todo su amor para ella sola y eso sería lo peor que podría pasar ahora.

Luego de darle un último beso en los labios y valiéndole poco lo que las demás pensaran sobre esa acción, tomó sus maletas y se subió a un taxi para irse del único hogar que ha tenido.

Lemy se apartó de su madre y de Lyra parándose en la carretera viendo como el vehículo amarillo se alejaba más y más. Un fuerte impulso de ir corriendo tras ella se apoderó de su cuerpo, solo siendo detenido por su ahora menguante sentido común.

¿Cómo podrá vivir sin ella, sin la única persona que le ayudó a superar la agonía que le causó Lacy y que también atesora más que a cualquier cosa?

Debía pensar en algo para convencerla de volver y no lo abandone también.

Lo que se le ocurrió fue que todas sus hermanas le escribieran en una misma carta todos sus pensamientos, sobre lo mucho que la quieren y aprecian por todo lo que ha hecho.

Confiaba que un gesto tan noble que provenga del corazón de todas fuera suficiente para que recapacitara y regresara a casa (También asegurándose que Lupa no escribiera uno de sus ácidos y repelentes comentarios)

Teniendo lista la carta, se dispuso a ir al gimnasio para dársela, pero primero se detuvo en una florería. No supo la razón, pero le nació comprarle un ramo de rosas como un incentivo extra y reforzar el amor que todas sus sobrinas le tienen.

Ignorando que fue su subconsciente lo que le impulsó a eso, la parte suya que la comenzó querer más que una tía o una madre, haciendo lo mismo que haría alguien que quiere recuperar al amor de su vida.

Estacionó la moto Harley Davidson que Luna le regaló hace mucho tiempo como premio por su rol de macho alfa de reemplazo, apegó el ramo a su pecho viendo fijamente el gimnasio que tiene como nombre: "LYNN GIM"

Carraspeó para disipar los nervios e ingresó luego de respirar profundamente.

Iba a ir directamente dónde ella daba sus clases de ejercicio, pero decidió no interrumpirla para no causarle vergüenza ante los que aprendían de su basto conocimiento para el acondicionamiento del cuerpo humano.

Fue a los camerinos y caminó de un lado a otro como león enjaulado manteniendo tras su espalda pensando en qué decirle al verla.

No podía simplemente extenderle el ramo (Al más puro estilo de Bowser) y la carta diciéndole que todas la quieren de vuelta. Debía utilizar las palabras correctas y un poder de convencimiento increíble para que ella volviera a ser parte de su vida y de las demás.

Escuchó como alguien se dirigía a su posición y supuso que se trataba de ella.

Pero a medida que oía pasos acercarse a su posición, un enorme temor se apoderó de su pecho y tomado de la mano con una pena igual de grande. ¿De verdad pensaba darle así como así un bello ramo de rosas diciéndole que la extraña?

¡Pero qué vergüenza! En la táctica se oye bien, pero llevarlo a la práctica es algo totalmente diferente. Miró desesperadamente de un lado a otro buscando en dónde ocultarse, hasta noto un casillero semiabierto y se escondió ahí.

Casi se podían escuchar los latidos salir de su pecho cuando vio llegar a Lynn a los camerinos, usando otra vez esa ropa deportiva roja ajustada, bañada en sudor, con una toalla sobre sus hombros y una maleta en la mano. Si no fuese por la expresión carente de entusiasmo que poseía en ese mismo instante, tal vez le hubiera ofrecido una de esas imágenes que tanto le fascinan.

En verdad, si le dio una escena que era un completo deleite para sus ojos cuando empezó a cambiarse de ropa, primero despojándose de su sostén deportivo.

A Lemy se le salió la baba al ver totalmente al descubierto la parte superior de su escultural cuerpo cuando comenzó a secar el sudor que lo recubría con esa toalla. Será dos años mayor que Lincoln, pero sigue conservando la figura de toda una atleta.

La forma en como flexionaba su cuerpo, las apenas notorias arrugas de la vejes, unas cuantas pecas que recorrían sus hombros y parte de su espalda y como brillaba por el sudor que hacían resaltar aún más todos los músculos ganados por arduos años de entrenamiento.

Todo ese conjunto de características hicieron que la pena abandonase a Lemy y que olvidara el motivo original por el cual se hallaba ahí, tanto así, que no supo en qué momento se despojó de sus pantalones y se mordió el labio inferior al llevar su mano derecha a su zona íntima y darse un placer carnal cómo no se ha dado en mucho tiempo.

No negará que en más de una ocasión se dio "dulce alegría" pensando en Lacy, en sus tías más hermosas e incluso en la propia Lynn, pero en esta situación en la que la puede ver así en vivo y en directo y con el agregado de adrenalina por la posibilidad de ser descubierto, se excitaba a niveles que nunca creyó alcanzar.

Sabía que no era para nada correcto lo que hacía, pero seguía siendo un joven con las hormonas alborotadas y no podía luchar contra esa clase de impulsos que todo varón de su edad posee.

Movió más rápido la mano de arriba abajo cuando su tía favorita se despojó de su short, quedando ya completamente desnuda, inclinándose para adelante, dándole sin saber una completa vista a su retaguardia que poseía más de esas pecas como si de chispas en dos bolas de helado se tratasen.

Ya se había corrido cubriendo con una gran mancha blanca la parte interior de la puerta del casillero en el que se ocultó, pero no detuvo insana acción y continuó jalándose al ver como ella, al darle la espalda, se sentó en una banca haciendo un Split extendiendo las piernas a los lados e inclinando de derecha a izquierda el cuerpo cruzando tras de su cuello un brazo y luego el otro.

Podría seguir por de por vida, complaciendo sus más oscuras y pervertidas fantasías, las que jamás creyó que algún día lograría satisfacer y que habían rondado su cabeza miles de veces.

Hasta que sufrió un duro golpe de realidad.

Cuando su celular comenzó a sonar, produciendo una melodía musical de su invención.

-"¡OH MIERDA!"- pensó desesperado y con su mano impregnada de líquido blanco sacó el aparato, pero se le resbaló por justamente estar cubierta de esa sustancia.

-¡¿AH?! ¡¿QUIÉN ANDA AHÍ?!- Lynn escuchó perfectamente ese ruido y por instinto se cubrió con una toalla viendo en todas direcciones.

-"¡APÁGATE, APÁGATE, APÁGATE!"- al tomar el celular, Lemy quiso silenciarlo, pero se le volvió a caer y al agacharse para agarrarlo golpeó con su frente la puerta del casillero -¡AUCH, HIJO DE PUTA!- no pudo contener un grito de dolor.

Eso bastó para que Lynn descubriera el origen del ruido. Se puso apurada la ropa que se quitó y a pasos atronadores se dirigió al casillero en dónde él está para abrir de un jalón la puerta.

-¡¿LEMY?!- impresionada quedó por verlo ahí, con los pantalones y calzones bajados dejando al descubierto su hombría.

-Ah… eh… yo… oh… este…- balbuceó ahora siendo su turno de sudar a borbotones -ah… ho… hola, Tía Lynn- fue lo único que se le ocurrió decirle sonriendo asustado como nunca lo ha estado.

La cara de ella se volvió un caótico poema, con el que se manifestaba las diversas emociones que giraban dentro suyo y sin control como objetos succionados por un tornado.

Hasta que vio su mano derecha y la sustancia blanquecina que escurría.

-Tú… Lemy… acaso… ¡¿ACASO HAS ESTADO ACOSÁNDOME, JODIDO PERVERTIDO?!- lo tomó de su chaleco y lo aporreo contra otro casillero.

Será el sobrino que más quiere, pero eso era algo que no le causaba la más pequeña gracia.

-¡NO, NO, NO! ¡NO LO ENTIENDES, TÍA LYNN, NO TE ESPIABA! Yo…- debía pensar en algo para que no le arrancase la cabeza -¡Yo vine a darte una carta escrita por mis hermanas! Es que todas ellas y yo te extrañamos tanto que…- no pudo terminar de decir su excusa, porque Lynn colocó el antebrazo derecho contra su cuello asfixiándolo.

-¡¿Y es por eso que tienes los pantalones abajo y la mano derecha toda cubierta de semen, no?!- mientras la cara de él se ponía azul por la falta de aire, la suya se puso tan roja como un tomate por la ira.

-No… no lo pude evitar…- retomó su habla con un tono demasiado agudo -es que tú siempre me has parecido muy bonita… Tía Lynn… por lo que al verte cambiarte de ropa… no pude resistir…

-¿Cómo dices?- con tan solo oír que le resultaba atrayente, aflojó su agarre dejándole respirar con más libertad -¿Qué te parezco bonita? ¿Me consideras linda?

Ningún otro hombre aparte de Lincoln le había dicho algo así. Por no entrar en los estándares de atracción que el hombre promedio tiene de la mujer ideal debido a que tiene músculos de sobra y no es una flacucha escuálida, jamás creyó que alguno le dijera que le resultase hermosa.

Y menos que sea su propio sobrino el que le dijera eso.

-Sí, sí… ¡NO, NO, NO! ¡DIGO SÍ! ¡NO, DIGO NO!- Lemy ya no sabía que inventarse para salirse de esta situación -es que tú siempre me has parecido muy atrayente y en más de una ocasión me la jalé pensando en ti, por lo que al verte toda desnuda… no… ¡OLVIDA QUE DIJE ESO!

-¡MIRA TÚ, COCHINO DEGENERADO, QUE TE VOY A ROMPER ESA…!- esa afirmación hizo que Lynn expulsara humo de las orejas y soltó un grito de espanto cuando ella alzó el puño derecho.

Cerró los ojos al creer que le iba a reventar la cara, pero al pasar los segundos nada ocurrió, así que al entreabrirlos vio que la mano le temblaba, indecisa en si molerlo a golpes o no.

Hasta que ella lo soltó haciendo que cayera sentado al suelo aún teniendo los pantalones abajo.

-Vete…- rugió apretando los dientes, pero no la comprendió -¡¿Estás sordo o qué?! ¡VETE, VETE, VETE! ¡LÁRGATE ANTES DE QUE PIERDA LA POCA PACIENCIA QUE ME QUEDA! ¡FUERA! ¡LARGO!

Parándose casi cayendo al subirse los pantalones, Lemy corrió como alma perseguida por el Diablo. Lynn permaneció en su sitio temblando de la ira y vergüenza hasta que desquitó todo ese coraje al reventar a puñetazos el mismo casillero en dónde él estuvo oculto.

Estuvo a punto de perseguirlo para darle el castigo de su vida, no importándole si luego tendría que lidiar con la furia de Luna, Lyra, Lincoln y el resto de la familia.

Hasta que vio tirado en el suelo el ramo de rosas y la dichosa carta. Parte de su cólera se mitigó cuando las tomó y aspiro profundamente el olor de las plantas y luego abrió el sobre.

Supremamente conmovida quedó por las palabras que cada una de sus sobrinas le dedicaron y esa expresión de ira y vergüenza desmedidas fueron reemplazadas por completo por una de alegría y dicha al saber que las niñas que tanto cuido como si fueran sus hijas la atesoraban.

Conocía la caligrafía de todas ellas para saber que no era una falsificación de Lemy ni nada parecido, pero al leer lo que él escribió, quedó de lo más desconcertada.

La manera de expresarse, las palabras que utilizó, no eran la de un sobrino que quiere de vuelta a una tía a quién quiere mucho. Más bien era casi lo que diría alguien que no deseaba perder al amor de su vida, como un novio que desesperadamente desea recuperar al amor de su vida.

Dejó la carta a un lado y ahora tomó con ambas manos el ramo de rosas, un obsequio que está inclinado hacia el amor romántico y no al familiar.

¿Qué significaba esto? Más bien ¿Cómo él en verdad la veía a ella? ¿Una sucia e insana fantasía como se lo confesó? ¿Tal vez como una sustituta de Lacy?

¿O algo más?

Miró en dirección por donde huyó preguntándose: ¿Qué es él para ella? ¿Solo su sobrino favorito? ¿El joven que quiere tanto como un hijo? ¿El que le ayudó a mantener la familia unida? ¿El que le hizo sentir en más de una ocasión las cosas que Lincoln desde hace mucho tiempo no le ha hecho sentir como mujer?

¿O también algo más?

(…)

Lo arruinó, ¡Lo arruinó todo! Metió la pata de la peor manera posible cagándola de un modo espectacularmente atroz y que no tiene manera de arreglarlo.

¡Fue pillado masturbándose infraganti espiando a su tía! ¿Qué iba a pensar el resto de la familia respecto a eso? Lo tacharían de un pervertido, un acosador, un degenerado y miles de cosas más.

Una vez que regresó a casa, todas sus hermanas lo bombardearon con miles de preguntas que giraban en torno a su a Lynn les gustó la carta y si iba a volver.

Tuvo que mentirles al decir que ella quedó de lo más conmovida y que lo va a pensar. Para no tener que lidiar con sus interrogantes se encerró en su cuarto y puso música de Rock a todo volumen en un intento de aclarar sus pensamientos.

Sentía que su vida llegó a su fin, que su carrera como músico que apenas y comenzó a despegar caería en picada, que en cualquier momento Lynn llamaría para contar lo ocurrido y lo echarían de la casa para no dejar que un enfermo mental como él esté cerca de tantas chicas.

Extrañamente, dicha llamada no ocurrió. Ni al día siguiente, ni al que sigue de este siendo algo que lo desconcertó bastante.

¿Por qué Lynn no ha dicho nada todavía? ¿Acaso ese bochornoso suceso no ocurrió en verdad y solo fue un invento de su nada sana imaginación?

Deseaba que fuese así. Lo que menos deseaba es ganarse el desprecio de todos o que en el peor de los casos la familia vuelva a quebrarse.

¿Cómo vivirá consigo mismo si por no saber controlar sus impulsos desbarata el núcleo familiar por el que tanto batallo para mantener unido?

-Residencia Loud, ¿Quién habla?- mientras reparaba un desperfecto que tenía la televisión de la sala, escuchó a Lincoln contestar el teléfono -¡AH, LYNN! ¡¿Y ese milagro que llamas, hermana?!

Oír que justamente la protagonista de su mayor temor es la que estaba del otro lado de la bocina, bastó para que soltara sus herramientas de electricista y palideciera casi igualando a Lupa.

-Todos estamos bien por fortuna, ¿Cómo andas tú? ¿Mejor o…? ¿Lemy? Si, él está aquí reparando la TV. ¿Qué pasa con él?

Ya lo podía visualizar. Estaba convencido que de un segundo a otro su papá le gritaría furioso, lo molería a golpes y lo sacaría de la casa de una patada en el trasero mientras sus tías y primas le dedicarían miles de comentarios respectivos y tanto Luna con Lyra le dirán que están sumamente decepcionadas de él y que ya nadie lo reconocerían como hijo, hermano, primo y sobrino.

-Claro, claro. No hay problema, yo se lo digo. Fue un placer hablar contigo, hermana. Cuídate mucho y hasta la próxima- pero su padre en vez de tener una cara de bestia enfurecida, solo sonreía como si nada -Lemy, tu Tía Lynn te necesita.

-Me… ¿Me necesita? ¿Para qué?- no comprendía, si se supone que ella debe tenerle una fuertes ganas de hacer añicos, o al menos, no querer volverlo a ver nunca en la vida.

-Es que uno de los aires acondicionados de su gimnasio se averió y necesita repararlo cuanto antes. Como Lana ahora mismo está en esa junta ecológica, eres el único que podrá ayudarla y sin cobrar, ¿Podrás hacerle ese favor a tu tía?

Enarcó una ceja y un símbolo de interrogación se formó sobre su cabeza. ¿Lynn no le dijo nada sobre lo que pasó? Eso es imposible, ¿Acaso lo perdonó así como así? ¿Tal vez en verdad solo fue un sueño y no ocurrió realmente?

O tal vez… ¿Esa fue su manera de pedirle que fuera a hablar con ella para que se explicase?

Un miedo desmedido volvió a recorrer cada nervio de su cuerpo, pero no podía seguir encerrado en su cuarto y fingir que nada pasó. Si es el segundo hombre de la casa y mantuvo durante un buen tiempo el título como el principal, entonces debía dar la cara.

Tomó la caja de herramientas que estaba usado y después de despedirse se subió a su moto rumbo al gimnasio pensando en que decirle a su tía para que lo perdone.

Pero cualquier excusa que haya ideado se vino abajo cuando al llegar al lugar, vio a Lynn apoyada en la entrada y cruzada de brazos dedicándole una de esas miradas capaces de matar a cualquiera.

Era lo único que necesitaba para corroborar que lo ocurrido en los camerinos si fue real y no un mero producto de su insana y medio horrida imaginación.

-Al fin llegaste, Lemycito. Te estabas demorando- el tono amenazante que usó al decir el diminutivo de su nombre casi le hizo dar medie vuelta y escapar a toda marcha.

-Eh… pe-perdón, Tía Lynn. Es que el tráfico ha estado muy pe-pesado últimamente y…

-Silencio- esta exigencia hizo que cerrase la boca y se tragase un nudo en la garganta -entra- se hizo a un lado para que ingresase.

Con pasos temblorosos, el joven la obedeció y al meterse Lynn cerró la puerta con llave y le pidió que le siguiera a la sección del gimnasio que había modificado para que fuese su habitación en dónde hay algunos implementos y máquinas de ejercicio.

Percatándose muy tarde de que eran las dos únicas personas en el lugar.

-Entonces… ¿Cuál aire acondicionado quieres que revise?

-No te las tires del pendejo. Tú sabes muy bien porque estás aquí. Así que explícate.

-¿Ex-explicar? ¿Explicar qué, Tía Ly-Lynn?- de verdad no quería tocar ese tema.

Dio un brinco en su lugar cuando ella golpeó con el puño derecho un muro agrietándolo.

-No me torees más, Lemy, ¡NO ME TOREES! ¡Tú sabes perfectamente a qué me refiero! Ahora explícate, ¡O DE LO CONTRARIO TE APLICO TODOS LOS MOVIMIENTOS DE LUCHA LIBRE QUE ME FALTARON POR ENSEÑARTE!

Al hacer el ademan de zamparle la mano, hizo que se cubriera la cara con ambas manos y se agachase soltando otro agudo grito de espanto. Controlando lo mejor posible sus nervios, se incorporó y carraspeó un poco para hablar.

-Es… es como te lo dije esa vez. Tú… me pareces… siempre me has parecido una mujer muy bella, Tía Lynn. Yo… al verte así… hizo que mis estúpidos instintos tomaran control de mi cuerpo y…

-Ya, ya. Puedo comprender esa parte, porque créeme, que Lincoln de joven en más de una ocasión también fue descubierto haciendo esas mañas consiguiendo resultados igual de explosivos… y que en mi caso fue la concepción de Lacy- hubiera reído bastante al recordar eso, pero este no era el momento.

-Lo que quiero que en verdad me explique es… es esto- de la gaveta de un escritorio sacó el ramo de rosas y la carta -de todo lo escrito ahí, lo hecho por tu mano fue… lo que más me desubicó, ¡Y no me refiero a la lubricación de palanca que hacías dentro del casillero!- su sobrino no pudo evitar soltar una pequeña risa nerviosa.

-Así que dime, Lemy. Qué… ¿Qué soy yo para ti en verdad? En la carta dices que sin mí jamás volverás a sonreír y muchas otras cosas supremamente cursis que harían vomitar hasta a un unicornio. Acaso… ¿Yo te gusto? ¿Me amas del modo romántico? ¿O eso que escribiste en verdad es dirigido a Lacy y lo expresaste hacia mí por lo mucho que me parezco a ella?

No es experta en psicología, pero tampoco es una estúpida. Entiende bien que alguien puede decirle a una persona que se parece al amor de su vida cosas que son dirigidas hacia esta y que está confundido con sus sentimientos o dirige estos al ser equivocado.

Fácilmente Lemy hubiera podido decirle que sí, que justamente eso que plasmó en la carta eran los sentimientos que le tenía a Lacy y que sin darse cuenta se los dedicó a ella.

Pero algo en su interior le impidió decir eso. No por temor a hacerle sentir devastada por hacerle creer que solo es un reemplazo de la chica que amó (Y que seguramente conllevaría a que los machaque a trompadas) sino porque realmente la quiere y aprecia por como es.

Ya tuvo el valor de confesársele a la joven que más protagonizó sus sueños, era hora de hacer lo mismo con la mujer que también se ha ganado ese lugar en su corazón.

-No, Tía Lynn. Lo que yo puse en esa carta… si es lo que siento por ti… lo mucho que vales para mí.

La boca y los ojos de su tía se abrieron enormemente ante esa confesión. Tuvo la misma seguridad que tenía cuando creyó que Lincoln le diría que la ama más que a cualquiera, pero esta vez, al estar equivocada de nuevo y lejos de sentir como le destrozaban el alma, sentía algo opuesto que no supo cómo describir.

¿Por qué el corazón le latió con tanta potencia?

-¿Lo dices en serio? ¿Cómo? ¿Desde cuándo crees que me amas?- mantuvo la compostura y disimuló muy bien las emociones que ahora mismo la dominaron.

-No sé… creo que desde siempre. Tú siempre has estado ahí tanto para mí, como para el resto de mis hermanas, cuidándonos como si fuésemos tus hijos, apoyándonos cuándo más necesitábamos de la ayuda de alguien, jalándonos la oreja y darnos con la correa cuando nos pasábamos de la raya- pudo volver a bromear haciendo que se esforzara para suprimir una risa.

-Otras personas, incluso dentro de nuestra propia familia, solo verían a una agresiva atarván con la delicadeza de un boxeador luchando por el cinturón de campeón. Pero yo he podido ver más allá de eso, a la verdadera Tía Lynn, a esa maravillosa mujer con la que pude mantener a la familia unida cuando las demás comenzaron a irse, con quién evité que se desmoronara cuando papá sufrió ese accidente y que ha hecho todo lo posible por hacerme feliz desde que la chica que me gustaba me rechazó- ahora no pudo disimular la sonrisa enternecida que le generó.

-Todo eso que hemos vivido juntos… me… me han hecho quererte… tanto como amé a Lacy… por eso, cuando vine a dejarte esa carta, primero compré ese ramo. Quise comprar tulipanes rojos por ser tus favoritos, pero con las rosas creí que… que representaría mejor lo mucho que… te amo.

Desvió la mirada tan rojo como esas flores al terminar su explicación. No creyó que se volvería a sentir así de apenado desde su confesión ante Lacy, pero al igual que Lynn, también sintió que se quitó un enorme peso de encima y que no iba a aguantar por más tiempo.

¿Ahora qué seguía? ¿Qué le dirá Lynn ahora que se le confesó? ¿Se burlaría de él? ¿O nuevamente lo tacharía de cochino degenerado? ¿Le exigirá nunca acercársele apartándolo de su lado?

-Bien… tú… ¿Me sigues odiando, Tía Lynn? Crees… que solo soy un muchacho tonto, ¿Verdad?- esperó que en cualquier momento lo mandaría al cuerno.

Pero al alzar la mirada se asustó no por una rección negativa de su parte, sino por las lágrimas que ella soltaba y que no tenía manera de contener.

-¿Te pasa algo? ¿Te ofendí? ¡Lo siento! Sé que no soy bueno para expresar mis emociones si no es por medio de la música. Pero te juro que todo lo que te dije es verdad y no una…

Hubiera esperado gritos con la potencia de un trueno, insultos dignos de un camionero y golpes con el poder de una bola de demolición, pero no que ella se le abalanzara para darle un abrazo de oso y profundo beso en los labios que le hicieron abrir los ojos de par en par.

-¡ESO ES LO MÁS TIERNO QUE ME HAN DICHO EN MUCHO TIEMPO, SOBRINITO!- no era capaz de describir la enorme emoción que la invadió, que tal y como acaba de afirmar, desde hace bastante que no siente.

-En… ¿En serio? Pensé… que me odiarías para siempre y solo me tacharías de un chico estúpido con las hormonas alborotadas o algo así- nuevamente, se vio metido en un escenario para el que no estaba preparado.

-No, ¡JAMÁS! Nunca podría odiar a mi sobrino favorito. Es solo que… no sé cómo decirlo aunque lo pensé mucho estos días, pero que tú, el joven que también ha estado junto a mí desde siempre, ayudándome en lo que necesite, que tiene tanto las características de Lincoln como muchas otras más que me fascinan, que ocupó su lugar como el Macho Alfa de la Manada a mi lado… ¡Lacy sí que se perdió al hombre ideal que toda mujer sueña con tener!- lo atrajo para darle otro beso en los labios.

También habría querido decirle que es mediante él que ha conseguido lo que Lincoln no le ha dado en mucho tiempo viéndolo como un reemplazo o versión juvenil del albino.

Pero tampoco lo veía así. No lo miraba como un Lincoln 2.0 o un neumático de repuesto al que desechar cuando no le sea de utilidad, lo quería por lo que es, por todo lo que han compartido, por las emociones que le ha hecho sentir tanto antes como ahora.

¿En qué posición los dejaba eso ahora que por fin reconocieron lo que uno vale para el otro? No es como si por arte de magia Lynn dejase de amar a Lincoln aún sabiendo que no será la única dueña de su corazón y tampoco Lemy deje de suspirar por Lacy a pesar de que ella solo lo quiere como hermano.

Pero, puede que ese sentimiento de rechazo sea la última semilla que faltó por plantar.

-Ti-Tía Lynn, me… me dejas sin palabras…- la cara se volvió a poner colorada por los besos que ella le dio -pero… ¿Ahora qué? No… ¿No vas a pedir que nos volvamos novios o algo parecido? ¿O sí?

Debía ser realista. Por más que quisiera tener una relación con la tía que más quiere, eso ya sería pasar los límites de lo permitido en la Familia Loud y lo más seguro es que ella se gane el odio de las demás, especialmente de Luna por aprovecharse de su "pequeño rebelde sin causa" generando otro grave problema que amenace la estabilidad familiar (Y que le causaría a Lynn Sr. otro infarto por lo bajo que caería la hija que lleva su nombre)

-Ay, mi iluso sobrinito. Como quisiera que fuese tan fácil, pero ya sabes los enormes problemas en los que nos meteríamos, especialmente yo- también sabía que una relación formal entre ambos sería imposible.

Pero la palabra "normalidad" en la Familia de Locos nunca tuvo una fuerte presencia.

(NA: advertencia, ahora sí comienza la parte realmente intensa del cuento)

-Pero…- ahora le colocó seguro a la puerta de su cuarto y lo vio con sonrisa coqueta -eso no significa… que no podamos expresar lo mucho que nos queremos y cuando queramos.

-¿Cómo dices? No creo entender lo que intentas de…

Lemy fue interrumpido cuando ella saltó tirándosele encima plantándole otro apasionado beso abrazándolo tanto del cuello como de su cintura con sus piernas, casi como una trampa para osos.

Abrió mucho los ojos y la cara de nuevo parecía tomate exclamando cosas inentendibles por como tenía sus labios sellados, hasta que perdió el equilibrio y cayó de espaldas en la cama con ella todavía aferrada a su cuerpo.

Sin despegar su boca de la suya, Lynn le tomó la mano derecha y le hizo recorrer toda su espalda hasta llegar a su retaguarda haciendo que moviera en círculos la palma para que la acariciara.

Captando el mensaje, y dejándose llevar por la pasión, Lemy le sobó las nalgas tanto con la mano diestra como la zurda y sin ninguna sutileza llegando al extremo de acariciarlas por debajo de su short deportivo una vez que se incorporó estando sentado en el colchón y ella aun rodeándole la cintura con sus musculosas piernas devolviéndole las caricias en su cabellera y espalda.

Hasta que se separaron para recuperar el aliento y mirándose fijamente compartiendo un hilo de saliva.

-Qué… ¿Qué estamos haciendo, Tía Lynn?- preguntó recuperando algo de compostura.

-Me sorprendes que preguntes eso. Que no podamos ser una pareja del modo convencional, no es igual a que debamos aguantarnos las ganas de demostrarnos mutuamente lo mucho que nos queremos- ese hilo de baba desapareció cuando se relamió los labios.

-Además… ni creas que te vas a escapar del castigo que te mereces por tu descaro en los camerinos, jovencito- habló con un falso tono de regaño -hacerme sentir plena y satisfecha es la única manera que tienes para ganarte mi perdón y que no te mande al rincón a pensar en lo que hiciste. Así que vamos, demuéstrame lo hombre que eres y si también has heredado los otros grandes rasgos de tu padre.

No había nada más que decir y Lemy se dispuso a hacerle todo lo que ha soñado con hacerle. Ahora fue él quién la abrazó con bastedad besándole y lamiéndole el cuello dejándole un rastro de chupetones hasta llegar a su hombro derecho acariciándole nuevamente los glúteos y también sus firmes muslos con sus manos que ahora parecían tener la fuerza para romper el acero.

Lynn cerró los ojos, soltando suspiros de gozo que nunca creyó que iba a volver a expulsar, volviéndolo a abrazar y dejando que la manosee a su gusto, como tanto esperaba de su parte.

Dejando de acariciarla por debajo de la cintura, Lemy prosiguió a quitarle la liga roja que sujetaba la coleta alta dejando totalmente libre su abundante cabellera café y después le quitó muy apurado su camiseta deportiva blanca alzándosela por encima de los brazos para tener de nuevo una completa visión de su atlética anatomía.

Luego de quitarse también sus prendas superiores, la volvió a besar con pasión, pero ahora acariciando su espalda, repasando con las yemas de sus dedos las curvaturas de sus músculos como tanto ha soñado poder hacer, abrazándola de tal modo que la aprisionó contra sí haciendo los pechos de ella se frotasen contra sus bien trabajados pectorales aumentando los gemidos de ambos.

Hasta qué de un movimiento fugaz, cambiaron de posiciones y ella estuviese acostada y él encima suyo recargando todo su cuerpo sobre el suyo recorriendo de nuevo sus fuertes piernas y glúteos sin sutileza y haciendo menos con su cintura rozando toscamente su miembro viril contra su entrepierna aún por encima de la ropa.

Sonriendo de medio lado por ver como Lemy tomaba las riendas del acto, Lynn cruzó los brazos tras su cabeza y flexionó los bíceps diciéndole con la mirada que la toque de todas las maneras que conozca y muestre lo "rudo que es"

Aceptando el desafío, el hijo de Luna ahora le masajeó los músculos de los brazos con la misma bastedad que usó antes sacándole más gemidos que ella intentó suprimir al morderse el labio inferior, pero que ya no pudo contener cuando ahora le manoseó los pechos.

Arqueó la espalda hacia atrás soltando un gemido ronco cuando él, sin dejar de manosear sus tetas, besó y lamió sus abdominales, recorriendo con su lengua las curvaturas hasta detenerse en su ombligo saboreando el sudor.

Hasta que de un jalón le arrancó el short dejándola completamente desnuda. Antes de darle gusto a lo que tiene debajo del ombligo, quería saciar su hambre y degustarse con lo que ahora mismo está ante sus ojos y que también rogaba por atención.

-Le… Lemy… ¿Qué estás ha…? ¡LEMY!- Lynn esperó que la penetrara de un solo golpe.

Por lo que fue tomada por sorpresa cuando lo que él hizo fue aplicarle sexo oral, al besar y lamer su vagina causándole inicialmente un cosquilleo que de inmediato se volvió una sensación de placer máximo que la hizo agarrarle su melena castaña e instintivamente rodearle el cuello ahora con sus piernas aprisionándolo nuevamente para que continuase con esa labor sin detenerse ni una sola vez.

Aún sintiendo como casi se le rompió el cuello con esa acción y como se quedaba si aire, Lemy no detuvo su acción de seguir saboreando el dulce néctar de su interior, siendo mucho más jugoso de lo que pudo haber imaginado y queriendo tomárselo todo sin dejar ni una sola gota mientras volvía a apresar con sus manos las firmes nalgas pecosas de ella.

-Ah… ah… ¡AHA! Ca-caray, Lemycito… se nota que has en-ensayado mucho con esas paletas de helado que te gu-gustan, ¿No?- los gemidos y risas ligeras de Lynn se combinaban con los sonidos de succión que el joven generaba con su acción.

Hasta que soltó un rugido parecido al de una leona cuando llegó al orgasmo, estirando por reflejo las piernas temblándoles por la descarga que las recorrió, mordiéndose aún más fuerte el labio inferior y pasándose una mano por el cabello al mismo tiempo que le arrancó sin querer unos cuantos mechones a él.

-Pero tú eres mucho más jugosa, Tía Lynn- Lemy se incorporó relamiéndose los labios y pasándose una mano por el mentón para secarse unas gotas que escurrieron riendo como ella.

-No quieres… ¿Comerte mi paleta también?- muy deseoso estaba por recibir esa clase de atención y le tomó la mano derecha para que acariciara su hombría.

-No tienes que preguntarlo, ¡Ven acá!

Recuperando el rol dominante, ella lo volvió a postrar de espaldas en su cama, con ambas manos le quitó sus jeans con rotos y de un jalón le arrancó sus boxer dejando al aire su órgano sexual totalmente recargado de sangre y ya cubierto por líquido preseminal.

-Sin dudas has sido bendecido con los mejores atributos de tu padre, Lemycito. Aunque debes tenerme algo de paciencia, porque desde hace mucho tiempo que no hago esto y estoy fuera de práctica en este campo.

No esperando a que él le devolviera el chiste, abrió la boca para engullir de un solo movimiento su pene como una serpiente tragándose a su presa.

-¡AY, SANTOS CIELOS, TÍA LYNN!- creyó que comenzaría con unas lentas lamidas, por lo que también se llevó una placentera sorpresa por esa acción de parte suya.

Enredó los dedos en su cabellera para mantenerla en esa pose y no se echara para atrás, sintiendo la misma descarga de placer recorrer cada rincón de su cuerpo y sus gemidos y exclamaciones de gozo y euforia también se combinaban con los sonidos de la lengua de ella lamiendo su miembro viril y succionándolo para no dejarle una sola gota.

-Ti-Tía Lynn… esto… esto… es… ¡ES MIL VECES MEJOR DE LO QUE CREÍ, AAHH!- entrecerró los ojos mordiéndose el labio inferior y sufriendo unos espasmos al sentir uno de los mayores placeres que un joven como él puede experimentar; deseando que durase para siempre.

Gemir así, solo excitaba aún más a su tía que chupaba y lamía su órgano reproductor con más fervor, y como incentivo extra, acariciaba sus genitales con una mano mientras que con la otra le sobaba la retaguardia con la misma brusquedad que él utilizó con ella antes.

No despegando su boca de su trozo de carne, ni siquiera cuando él también se corrió expresando un rugido parecido al de un oso, para tragarse toda su esencia.

Relamiéndose como si hubiera bebido una malteada, riendo por ver como respiraba algo agitado y pasándose una mano por su cabellera bañado en sudor como alguien que corre en una maratón.

-¿Qué sucede contigo, Lemycito? ¿Tan rápido llegaste a tus límites? Pero que decepción…- le hizo mofa al cruzarse de brazos y negar con la cabeza haciendo un chasquido con la lengua.

-Eh… eh… solo espera un momento… y te demuestro lo que realmente puedo hacer cuando estoy a máxima potencia- intentó aparentar fortaleza aún cuando no mermaba su respiración.

-Está bien… pero hasta entonces, ¡Yo me haré cargo de este juego!

Con otro de esos movimientos fugaces, Lynn se le volvió a arrojar encima, ahora sentándose justamente sobre su abdomen sacándole el aire tal y como le pasaría a alguien al que le dan un puñetazo en el estómago.

-Ya te di tu momento en dónde me manoseabas como muñeco de trapo, ¡Es mi turno de tomar al toro por los cuernos!

Agarró su aún recargado de sangre miembro sexual y lo rozó contra su todavía húmeda vagina, y luego de dedicarle otra sonrisa maliciosa, hizo que la punta ingresara.

Si sonrió así es porque al principio parecía que lo haría lentamente, hasta que se sentó de golpe volviendo a dejarse caer como un saco de cemento empalándose a sí misma.

-¡TÍA LYNN!- el grito de éxtasis de Lemy se combinó con el suyo por la satisfacción al sentir como toda su cavidad vaginal fue llena en su totalidad y como no lo ha sido en bastante tiempo.

-Veamos si también heredaste la resistencia sobrehumana de tu padre o si deberás permanecer postrada en silla de ruedas por una semana entera.

No perdiendo tiempo, Lynn comenzó a menearse con fuerza, moviéndose de arriba abajo como alguien que salta en un trampolín, cabalgando tal y como si estuviese montada en el más salvaje de los corceles, amenazando con romper las patas de la cama cuyos rechinidos se unían al sonido de la carne frotándose bruscamente entre sí y de los fuertes gemidos y exclamaciones de gozo que recorrían hasta el más lejano rincón del escenario.

Todavía con la parte superior de su cuerpo acostada en el colchón, Lemy se deleitaba también con la vista que ahora mismo le daba Lynn. ¿Cuántas veces no se la imaginó en esa posición sobre él, brincando como loca incrustándose una y otra vez contra su hombría, agitando todo su musculoso ser con cada embate sonriéndole con una lujuria que nadie hubiera esperado de su parte?

Si este era un sueño, que nadie lo despierte.

-¡¿En serio debo hacer yo todo el trabajo?! ¡DEJA DE ESTAR AHÍ COMO ÁRBOL TALADO Y HAZ ALGO!- a ella no le bastaba únicamente el placer que conseguía con la penetración.

Así que le tomó las muñecas y jaló obligándole a incorporarse para que le masajeara los pechos que rebotaban con cada brinco que daba. Él no necesitó de más incentivos y se enderezó para pellizcarle fuerza los pezones como pinzas rompiendo nueces haciéndole soltar un grito de dolor combinado con placer.

La abrazó volviéndola a apegar a su cuerpo y otra vez besarla con pasión, nuevamente recorriendo su espalda haciendo énfasis en las líneas y curvaturas musculares con sus manos que ya ardían como un fierro al rojo vivo hasta llegar a sus glúteos agarrándolos tal y como las garras de un ave de rapiña sobre su presa para ayudarle a moverse de arriba abajo con mucha más bastedad.

Lynn le devolvió el fuerte abrazo, también usando sus uñas como zarpas de un fiero depredador al rasguñarle la espalda, acción que parecía excitar más a su sobrino que todavía sujetándola por el trasero la hacía brincar con mayor fuerza y velocidad.

Tanta era la potencia que ejercían, que las patas de la cama no lo soportaron más y se quebraron y todo el aparejo cayó generando un temblor. Eso no les importó y continuaron con su pecaminoso acto de lujuria pura tal y como si no hubiera un mañana.

-Ti-Tía Lynn… estoy… estoy a punto de… de volver a…- comenzó a hablar al dejar de besarla.

-Yo… yo también…- después de verse fijamente a los ojos por un momento, ella lo abrazó por la nunca apenando su cara contra su hombro derecho -¡LLÉNAME CON TODO TU SER, SOBRINITO!

Este grito de éxtasis se combinó con el de Lemy que no se pudo entender bien porque le mordió el hombro también sacándole sangre al eyacular otra descarga de semen, siendo tanto, que se desbordó por fuera de la vagina de ella.

Volvió a caer de espaldas en la cama, ahora teniéndola encima suyo, respirando más agitado que antes, compartiendo el mismo sudor y sin salirse de ella al todavía tenerla apegada negándose a dejarla ir ahora deleitándose con el aroma de su cabellera sintiendo como su cuerpo se contraría cada vez que su pecho baja y subía.

-Felicidades, sobrinito… pudiste aguantarle una ronda a la gran Lynn Loud sin quedar paralítico- lo halagó al incorporarse levemente apoyándose en sus pectorales y mirarlo con ternura.

-Tanto tiempo rompiéndome el lomo entrenando a su lado debían servir de algo, ¿No?- volvió a sobarle la espalda, solo que ahora con el mismo cariño que la sonrisa que le dedicó.

-Me alegra oír eso, ¡Porque ya quiero iniciar con la siguiente tanda!- volvió a tomarlo de las manos para acercarlo a su rostro -¡Y no me salgas con que ya vas a colgar los guantes tan pronto!

Realmente ha estado muy urgida por ese tipo de atención.

-No me dejarás hasta sentirte totalmente complacida, ¿Cierto?- aunque algo cansado, Lemy quería continuar hasta el final (O hasta que se disloque la cadera) -pero… ¿Podemos intentar otra cosa?- le devolvió la sonrisa pícara.

Enarcando una ceja, Lynn inclinó su cara a la suya para oír lo que fuera decirle, y sea lo que sea que él le susurró en el oído izquierdo antes de lamérselo, le hizo abrir los ojos muy impresionada.

-Ándale… parece que el descaro también es algo que pasa de los padres a los hijos- pero de nuevo sonrió súper lujuriosa -muy bien, complaceré tu linda y retorcida fantasía, Lemycito. Quiero ver que más eres capaz de hacer.

Se separó de él y fue hasta una barra horizontal que estaba cerca de la puerta. La sujetó dándole la espalda volviéndole a dejar una completa vista de toda la parte trasera de su cuerpo.

-¿Qué esperas? ¿No es esto lo que querías? Si te acobardaste, te juro que…

Sus palabras murieron porque el Rockero actuó como un lobo que se le tira a un venado al estamparla contra la pared frente a ella y abrazarla por la cintura desde atrás volviendo a besarle y morderle los hombros y el cuello sin pudor alguno.

No soltó la barra y mantuvo los brazos estirados hacia arriba, dejándole a él el completo control del acto volviendo a gozar de las toscas caricias que él repartía de nuevo por todo su cuerpo. Rodando los ojos volviendo a morderse el labio inferior cuando le estrujó sin delicadeza los senos y después recorrer lentamente su torso hasta llegar a sus abdominales también apretándoselos con la mano derecha mientras que la izquierda llegó hasta su zona íntima metiéndole dos dedos y moverlos de forma circular abriéndolos y cerrándolos como tijeras.

-Ya-ya deja el calentamiento y-y haz lo que debes hacer- exigió girando la cabeza hacia atrás para que viese su sonrisa.

-Cómo digas, pero primero, a preparar esa zona de juego- la soltó y se puso de rodillas para tener ante su cara sus pecosas nachas.

-¿De qué está ha…? ¡LEMY! ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!

Fue tomada totalmente por sorpresa cuando él besó el centro de su ano, degustándose ahora con el sabor de esa zona. Primero fueron unas lamidas como las que le dio a su vagina, hasta que metió por completo la lengua como lo haría alguien que embute por completo la cara en un pudín mientras le abría y masajeaba las nalgas con esa falta de delicadeza.

-Le-Lemy… me… ¡ME HACES COSQUILLAS!- le sacaba muchas risas.

Hasta que él se incorporó, la sujetó de la cintura y colocó la punta de su pena contra su recto babeado que se contraía de forma involuntaria.

-Espero que estés lista, Tía, Lynn, ¡PORQUE AQUÍ VOY!

Despacio fue ingresando y no se detuvo hasta estar completamente dentro. Todo el cuerpo de Lynn se estremeció con violencia y una corriente de dolor y placer recorrió su columna haciendo que soltase gemidos roncos que lo alertaron.

-¿Te estoy lastimando? ¿Me salgo o…?- iba a retirarse, pero ella apretó su recto contra su pene impidiéndole irse.

-¡No, no! Es solo que… realmente estoy oxidada en ese campo… ¡ASÍ QUE DALE EL LUBRICAMIENTO QUE TANTA FALTA LE HACE!- dio unos pequeños brincos para que prosiguiera.

Era todo lo que él necesitaba para continuar, así que la volvió a agarrar con fuerza de su cintura para darle violentas estocadas siendo su turno de hacer todo el trabajo pesado otra vez plantando besos y mordidas en sus hombros y cuellos.

Debido a la enorme gran diferencia de alturas, cada embestía que le daba, la lograba alzar varios centímetros del suelo y sus gemidos roncos parecidos a los de un depredador rugiendo hacían compás con los alaridos que salían de ella con cada uno de esos embates.

Como ella todavía se sujetaba de la barra, decidió ir más lejos. Le agarró las piernas y se las obligó a abrir a los lados haciendo un Split como el que hizo en el gimnasio para que así todo el peso de su cuerpo recayera sobre su órgano reproductor haciéndole un rastro de líneas rojas en sus muslos por la falta de sutileza que tenía al acariciárselos.

-¡AH, AH, AH, AHAHAHA! Ay… ay… sin dudas has so-soñado con hacerme esto va… varias veces, ¿Verdad, Lemycito?- afirmó al verlo de reojo, pero no podía hablar bien por los gemidos que soltaba y por la fuerza que él ejercía en sus apuñaladas traseras.

-Como… como no tienes ni idea, Ti-Tía Lynn- corroboró sin mermar la potencia.

Y así siguió por varios minutos más, gozando a lo grande por este sueño hecho realidad, sin importarle las posibles consecuencias a largo plazo que vendrán. ¿Qué más daba si podía al fin expresar su amor a la segunda mujer que más adora y que le corresponde como tanto deseó?

Solo deteniéndose al de nuevo llegar al punto cumbre y llenar su recto con su esperma haciendo otro gemido ronco, en contraste con la aguda exclamación de ella que casi parecía el aullido de un lobo, mejor dicho, de una loba, que también recorrió todo el gimnasio hasta oírse desde afuera.

No se separaron y lentamente se deslizaron hasta quedar de rodillas en el suelo, con ella apoyando su frente contra la pared y él recargando la suya sobre su espalda ahora sí estando sumamente exhausto continuando dándole besitos tiernos por sus pecosos hombros y acariciando con mucha más moderación sus tetas.

-Pude… ¿Pude cumplir con mi castigo, Tían Lynn?- bromeó lamiéndole una oreja.

-Sí… estás… totalmente perdonado…- otra vez volteó el rostro para atrás ya teniendo una sonrisa de ternura por haber sido completamente satisfecha.

-Entonces… ¿Qué somos ahora? ¿Qué se supone que haremos a partir de ahora?

-Pues… esa es una muy buena pregunta- agachó la cabeza para ver el suelo que ya tenía un pequeño charco de sudor y de otros fluidos corporales -qué te parece… ¿Secrenovios? Como no podemos tener algo formal, es la única opción que nos queda para expresar lo mucho que nos queremos. ¿Te parece bien?- movió hacia atrás una mano para sobarle una mejilla.

-Sí… me… me parece excelente, Tía Lynn- agarró esa misma mano para besársela -porque… en serio tengo muchas más fantasías que quiero realizar contigo- le devolvió esa sonrisa lujuriosa.

-¿De verdad? Entonces ya somos dos. ¿Apostamos a cuál se le disloca primero la cadera?- con otra broma muy tonta, lo agarró de la nuca para darse un apasionado beso.

(…)

Y ese fue el inicio de esa relación que rompe con todos los Tabúes, tanto los impuestos por la sociedad como por parte de la Familia Loud al llevar la insana tradición familiar a nuevos horizontes.

No se podía decir que eran novios, porque sabían que jamás podrían tener una verdadera relación formal, sino algo así como amantes secretos, ocultos a plena vista sin levantar sospecha alguna.

Todas las primas de Lemy lo felicitaron por lograr que ella volviera a la Casa Ruidosa y continuara siendo parte de sus vidas siguiendo ejerciendo el su rol de "La Hembra Principal del Clan" sin sospechar lo que hacían a sus espaldas.

Ni Lincoln ni las Madres Loud tuvieron la más mínima sospecha aun cuando los veían más juntos que de costumbre, porque daban por hecho que era por el fuerte aprecio mutuo que se tienen y forjaron desde que él quedó herido y jamás vieron que estuviera mal que un sobrino quisiera pasar mucho tiempo junto con su tía favorita.

Jamás haciendo preguntas cuando ella le pedía al Rockero que la "ayudase con algún problema" en el gimnasio y que le tome todo el día en resolver.

Era un juego al que llamaban "Apoyo Intrafamiliar" en la que se apoyaban mutuamente cada vez que tenían un sentimiento de tristeza y necesidad debido a sus amores no correspondidos, en dónde descargaban esas frustraciones con actos carnales desenfrenados y también haciendo juegos, mediante disfraces tontos, en dónde les daban a Lincoln y Lacy el castigo que se merecían.

Lynn sabía que un joven músico como Lemy tarde o temprano se fijaría en una chica. Aunque no le gustase la idea de que el chico que tanto adora la fuese a dejar por otra y la tirara a un lado como un tapete viejo y usado, debía seguir siendo realista y comprendía que lo suyo no estaba destinado a durar para siempre y mucho menos con él poniéndole un anillo en el dedo en un altar.

Y durar siete años seguidos en esa anormal relación lo consideraba un logro casi tan grande como ganar el más difícil de los campeonatos.

DEVUELTA AL TIEMPO PRESENTE…

-¿Qué te sucede, Tía Lynn? ¿La vejes ya te está golpeando?- le hizo burla cuando él fue el primero en llegar al restaurante en dónde festejarían su séptimo aniversario.

-Ah… ah… no te creas tan gallito conmigo, Lemycito… es que esta ropa no es tan flexible como creí que lo era…- quiso mantener orgullo traspirando y apoyándose en sus rodillas -pero ya verás lo que te espera cuando use las ropas adecuadas para rigurosa actividad física…- fue capaz de dedicarle un más que obvio comentario de doble significado.

-Espero no permanecer mucho tiempo en silla de ruedas esta vez…- quiso bromear, pero por algún motivo volvió a esbozar la misma expresión de ansiedad y preocupación que tuvo cuando la estuvo esperando recargado en ese poste -¿Andando?- le ofreció el brazo derecho.

-Con mucho gusto- correspondió su gesto e ingresaron al lugar.

Al sentarse en la mesa que reservaron, comenzaron a charlar poniéndose al día. Con los años algunos de los Sin Kids decidieron hacer sus vidas en otros lados, lejos del nido.

Porque a diferencia de las Madres Loud, no compartían a un solo hombre que las mantuvieran unidas y ciertamente repetir sus mismos pasos y seguir viviendo bajo el mismo techo siendo adultas era una idea que no les hacía mucha gracia (Contrario a varias de sus progenitoras que aún querían seguir viviendo con el hombre que más las ama)

Lemy no era la excepción. Él y su banda estaban haciéndose reconocidos en el mundo de la música, lo que significa que también ha tenido que expandir sus horizontes más allá de la Casa Ruidosa, ya no pudiendo ejercer el rol del segundo hombre del hogar o tomar la batuta cuando Lincoln no estuviese disponible por algún motivo.

Significando también que ya no podía estar junto a Lynn como antes.

-… si hubieras visto como se puso Lisa cuando Lulu se graduó con todos los honores. ¡Era el reflejo de tu abuelo cuando nosotras también conseguimos el diploma!- comenzó a reír por eso que le contó.

-Gracias a Dios que la Tía Lisa encontró la fórmula para suprimir todas sus "mejoras genéticas" y estas no salieran a relucir cada vez que sufriese fuertes emociones. De lo contrario… ni un ejército completo de Todd´s habrían podido contenerla en su momento de euforia- en retrospectiva le daba risa como Lulu al alterarse sacaba su lado más cefalópido.

-Y aun así es mil veces más expresiva de lo que la sabionda fue a su edad- luego de reír, Lynn bebió el contenido de su copa -entonces… ¿Qué más cuentas sobre tu vida con la banda? ¿Alguna nueva chica que te mueva el tapete y te haya arponeado el corazón?

Sabe bien que él no está atado exclusivamente a ella y que en más de una ocasión ha tenido una que otra relación con alguna joven de su edad. No niega que eso le llega a doler, pero no podía ser egoísta y desear que únicamente la ame a ella del mismo modo en como quería que todo el amor de Lincoln fuese exclusivamente suyo.

-Pues... podría decirse que sí, Tía Lynn- luego de también beber de su copa, Lemy desvió la mirada y respiró hondamente -se llama Viviana. Ya nos conocíamos desde mi éxito en Detroit hace un año y desde hace unos meses que tenemos algo y… realmente la amo, y mucho- una leve sonrisa de pena se dibujó en su cara.

-Ah sí, creo que la vi un par de veces desde la locura que armaste allá con tus amigos. Parece que esta vez sí tendré una verdadera rival a mi altura- Lynn se lo tomó con humor y volvió a beber.

No percatándose como él otra vez manifestó ese semblante de angustia y preocupación.

-Ese el problema, Tía Lynn- quedó confundida por el tono que usó ahora -es que yo… ya no puedo continuar con esto… con lo que tú y yo tenemos… no creo poder seguir con nuestra relación.

Los ojos y boca de Lynn se abrieron exactamente de la misma forma a como lo hicieron cuando él le confesó que la amaba, solo que ahora, sintiendo una punzada en el corazón equiparable a la que sintió cuando Lincoln le dijo que no podía amarla por encima de los demás.

-¿No? Pero… ¡¿Por qué?! Si hemos logrado mantener bien escondido esto por varios años, ¡¿Es que acaso alguien está sospechando o ya te aburriste de mí?!- imposible le resultó no alterarse.

-Tía Lynn, por favor, baja la voz- pidió por temor a que las demás personas los oyeran -no es que alguien sospeche de qué tengo algo contigo. Es solo que… realmente me gusta Viviana y creo que con ella al fin puedo tener una verdadera relación y no sea uno de esos amoríos pasajeros que duraban menos que el acorde de una guitarra.

-Por lo que, al seguir contigo, siento que la engaño y traiciono de un modo atroz que ella no se merece. Así que… creo que hay que dejar lo nuestro hasta aquí, por lo sano.

Seguía sorprendiendo lo mucho que ha madurado, tanto como lo hizo mientras Lincoln estuvo convaleciente, como ahora que es un joven adulto y que piensa a futuro, en su futuro y lo que realmente desea y considere mejor para él.

Contrario a Lynn, que agachó la cabeza intentando inútilmente suprimir sus sollozos. Sabía muy bien que esto iba a ocurrir tarde o temprano, que lo suyo con Lemy algún día acabaría y ya no querría seguir atado a ella y buscaría a otra persona con la que tener una relación convencional y libre de las ataduras del juego en el que se metieron desde ese día en el gimnasio.

Pero siempre vio ese día tan lejos, que ahora que se le presentó como una mosca chocando contra el parabrisas de un auto a toda velocidad, no sabe cómo sobrellevarlo.

-Entonces… si te aburriste de mí… de esta vieja vaca arrugada… tirando a la basura todo lo que hemos vivido juntos… y el enorme amor que te tengo- se tapó la cara con ambas manos para llorar sin disimulo y sintiéndose la persona más miserable del mundo.

La historia se repitió para ella, por no conseguir el completo amor del hombre que ahora ama.

-No, no, por favor, no digas esas cosas, Tía Lynn- no importándole quién los pudiera oír o ver, Lemy le tomó las manos, muy dolido por verla en ese estado -por favor, no pienses así. Yo jamás dejaré de quererte, nunca olvidaré todo lo que pasamos juntos y siempre tendrás un lugar especial en mi corazón. Para mí esto tampoco es fácil, pero debes comprender que yo, al igual que las chicas, también debo abrir mis alas y expandir mis horizontes más allá de la familia.

-Lo entiendo, lo entiendo- Lynn trató de secarse las lágrimas con unas servilletas -sé que no podrás hacer tu vida si sigues amarrado a un ancla oxidada como yo, pero pensaba que íbamos a estar juntos por más tiempo, hasta nuestro décimo aniversario como máximo. Pero ahora… no me siento lista para dejar ir al segundo hombre que más amo.

-Yo también creí que duraríamos más tiempo, pero así es la vida. Lo que nos gusta no durará para siempre y hay que crecer, evolucionar, para no quedarse estancado en un callejón sin salida que nos marchite el alma al negarnos en buscar los diferentes placeres que ofrece el mundo- con el pulgar derecho le apartó una de esas lágrimas que no paraban de fluir.

-Ya casi suenas como la amargada de Lucy- quiso bromear y con delicadeza le tomó esa mano para que le acariciara la mejilla -solo… solo me queda desearte suerte con esa chica, que seas feliz a su lado, la felicidad que tanto te mereces y algún día me des lindos nietos-sobrinos mientras sigues enloqueciendo a todo el mundo con la magia que creas con tus dedos.

No iba a ser tan egoísta para tratar de convencerlo de seguir con su relación en secreto. Si la hizo feliz por tantos años, lo mínimo que podía hacer era dejarle ser libre y buscase su felicidad en otro lugar, con otra persona.

Por más que le duela.

-Gracias por comprender, Tía Lynn- se inclinó para besarla en los labios -y no te preocupes. Cada vez que pueda iré a visitarte a ti, a papá, a mis demás tías y a las primas que aún viven con ustedes para ver sin andan bien o requieran de nuevo de la presencia del segundo hombre de la casa para que no se vuelva a poner patas arriba- también se permitió a bromear.

-Con lo flojas que todas se han vuelto al también volverse vacas viejas, ya no somos la Familia de Locos, sino la Familia de Aburridos. Por lo que no debes preocuparte por eso- dijo otro chiste estúpido, digno de Luan -pero… ¿Puedo pedirte un último favor ahora que nuestro juego se acabó?

-Claro, Tía Lynn. Puedes pedirme lo que sea.

-Pues… tomando en cuenta que tu padre ya no tiene las energías de antaño y de que yo jamás entregaría la santidad de mi cuerpo a otro hombre… podrías… ya sabes, ¿Raspar de nuevo el suelo con las patas de la cama conmigo una última vez?- le dedicó la misma mirada de súplica que varias veces usó con Lincoln cuando eran jóvenes.

-Oh no, Tía Lynn, no me salgas con eso- Lemy desvió la mirada rascándose su cabellera, hasta que cerró los ojos gimiendo resignado -está bien… una última vez. Solo espero que tu esqueleto no termine de volverse polvo.

-Tú mejor que nadie debes saber el aguante que he tenido para no quedar paralítica con tus arremetidas de toro en temporada de celo- le dio un golpe juguetón -¿Listo para el último Round?- al pararse le ofreció la mano izquierda.

-Completamente- correspondió su gesto y al pagar la cuenta, se retiraron del restaurante.

Y así finaliza esta peculiar historia de amor, con los dos involucrados tomando caminos diferentes luego de todo lo que han vivido sabiendo que su relación jamás estuvo destinada a durar de porvida, pero siempre teniendo al otro en el corazón, contando con su ayuda cuando más requiera de alguien.

Siendo el siguiente nivel del juego que se inventaron, un muy peculiar…

APOYO INTRAFAMILIAR…

(NA: Ahora comienza el final alternativo)

-Creo que tenías razón, Lemycito… este viejo cuerpo ya no tiene la resistencia para aguantar tus impactos meteóricos…- en una colchoneta de su gimnasio, Lynn gemía agotada.

-¿No te lo dije?- la rodeó con un brazo arropándose y apoyando la cabeza sobre la suya.

-Gracias por cumplirme este pequeño capricho, sobrinito. Solo procura no ser tan bestia cuando tú y Viviana creen humo con las patas de la cama.

-Si es que ella no me demanda por dejarla paralítica y postrada en silla de ruedas.

Su expresión de placer misteriosamente se volvió de horror cuando recordó un importante detalle.

-El condón… ¡EL CONDÓN! ¡Se me olvidó ponerme el condón! ¡¿Cómo se me pudo olvidar eso?!

-Despreocúpate, sobrinito. Varias veces lo hicimos sin eso y nada malo pasó. Tampoco pasará algo en nuestra última tanda- ella le restó importancia y lo abrazó para mantenerlo a su lado todo el tiempo posible porque ya nunca más podrá tenerlo así.

NUEVE MESES DESPUÉS…

-¡¿Ya podemos ver a nuestro nuevo hermanito?!- preguntó muy ansiosa Lizy, que aun teniendo alrededor de 18 años, poseía el entusiasmo de una niña pequeña.

Todos los Loud, incluyendo Lynn Sr. y Rita, se habían reunido en la clínica para presenciar el pecaminoso milagro de la creación que varias veces han visto en su familia.

-Pueden pasar. Felicidades, Sexta Unidad Fraternal, eres el padre de un niño completamente sano- informó Lisa, quitándose sus implementos médicos y dedicándole una sonrisa a Lincoln.

-¡LYNN!- gritó el padre de las Sin Kids cuando entró al cuarto en dónde se hallaba la mamá de Lacy postrada en una cama y con un bulto en los brazos respirando agitada -¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien?- pasó una mano por su sudorosa frente al sentarse a su lado.

-Lo estaré… es solo… que siento que ha pasado una eternidad desde la última vez que ejercí este tipo de labor física…- le dedicó una débil risa -Lacy… ven a conocer a tu hermanito, todos acérquense y vean a la nueva oveja de la manada.

Contrario a como reaccionaron cuando Lincoln les informó que embarazó a sus hermanas, esta vez Rita y Lynn Sr. quedaron supremamente enternecidos por ver a su más reciente nieto. Y ni hablar de las Madres Loud y las Sin Kids que les dedicaban miles de halagos a la deportista retirada, hasta a Lucy y Lupa les resultó de lo más adorable.

Pero Lemy se mantuvo al margen dedicándole una mirada de preocupación a Lynn y ésta se la devolvió con disimulo.

(…)

-Hijo mío…- el hermano de Lyra acarició la cabeza del nene cuando el resto de la familia se había retirado -gracias al Cielo que desde hace mucho tiempo Lulu me enseñó como falsificar resultados de ADN, porque si no, todos sabrían que este niño es mío.

-Y gracias a Dios que poco tiempo después de que tú y yo tuvimos nuestra última ronda convencí a tu padre de mover el esqueleto, porque de lo contrario, jamás creería que es hijo suyo- Lynn sobó una de las mejillas del bebé -entonces… ¿Qué haremos? ¿Disimular las apariencias?

-Es lo mejor. Si todos supieran que esta inocente criatura es mi… ¿Hijo-primo? Me querrán arrancar la cabeza y lo tratarían como el peor de los adefesios.

-Lo que no es decir poco tomando en cuenta como está conformada nuestra familia- este otro intento de bromear de Lynn no bastó para quitarle sus preocupaciones -tú tranquilo, Lemycito. Sigue tu vida con Viviana y el resto de tu banda, que tu papá, tus tías y yo lo cuidaremos y le daremos todo el amor que se merece.

-Eso quisiera, pero al saber que soy padre… no sé si pueda en verdad continuar con mi vida como músico. Un hijo necesita que su verdadero padre esté cerca para que crezca bien y no cometa sus mismos errores.

-Si eso fuese verdad, entonces este niño jamás habría nacido- Lynn continuó bromeando -ya encontraremos la forma de que tú seas parte de su vida sin que tengas que sacrificar lo que te apasiona. Por algo hemos sabido sortear problemas mucho más graves- le tomó una mano.

-En eso tienes razón- apretó su agarre -entonces… ¿Qué nombre le darán?

-Pensaba en Lynn Tercero, pero tu papá quiere llamarlo Lincoln Jr. ¿Qué nombre le darías tú?

-Pues… ¿Lemy Segundo o Lemy Jr.?- no tenía ningún nombre pensado -no importa como decidan llamarlo, pero mientras no le falte nada y cuente con todo nuestro amor, es lo único que importa.

-Dándole cuándo lo necesite, nuestro único y peculiar…

APOYO INTRAFAMILIAR…

Historia completada el 23/05/2023.

Y así es como termina uno de los pocos fics Loudcest que he escrito. Cielos… ¡Más de 17 mil palabras! Sin dudas lo que me falta de cantidad de capítulos o actualizaciones que he hecho en todo lo que va del año, lo compenso con la cantidad de palabras que he hecho por capítulo.

Aunque en verdad, la parte en la que Lemy está triste y cuando Lynn se le confiesa a Lincoln iba a ser parte del capítulo anterior, pero la corté para que no quedara tan grande… ¡Causando que este capítulo final fuese aún más grande todavía!

De todas formas, espero que si les haya gustado como concluyó la trama y como Lemy y Lynn consolidaron su insana relación. Al principio quería que fuese efectivamente en los camerinos en dónde hicieran sus "cosillas" cuando ella lo descubrió espiándola y que su relación tuviera como base que usasen al otro como un reemplazo de sus respectivos amores no correspondidos.

Pero cambié eso y opté por una unión más del tipo "romántico genuino" pero eso sí, no haciendo el típico final cliché de "Y vivieron felices para siempre" al hacer que se diesen cuenta de que su relación no tendría mucho futuro y que cortaran por lo sano.

Al menos, en el final original. Si se preguntan porque puse un final opcional, es porque mi amigue (Todavía debo decirle así con la pendejada esa de lenguaje inclusivo) se había frustrade por no poner en el capítulo anterior el Lemon que prometí, así que le di esto cuando me pidió como compensación que al final Lemy y Lynn tuvieran un hijo (Llevando al Loudcest a nuevos horizontes como se ha hecho varias veces antes, solo que es Lincoln sus hijas teniendo… ¿Nietos-hijos-sobrinos?)

Ahora, con respecto al momento Triple X, la parte de mí que decía que son personajes de ficción y que uno de ellos ni siquiera existe en la caricatura original tal vez llegó a sentir cierto placer culposo, pero la parte menos irracional de mí que decía que estaba poniendo a una tía y a su sobrino haciendo cosas de adultos… no llegaba a sentir ese mismo entusiasmo (Sigo tomando de mi licor)

Pero ya que carajos. Seguramente esta sea la única vez que haga un Lemon incestuoso, por lo que no podía escribir cualquier cosa y debía ser más o menos decente (O sea súper subido de tono y digno del más ácido vídeo nopor haciendo que más de uno expulse cataratas de sangre de la nariz)

Por lo que sin más que decir, me retiro por esta ocasión. Todavía me faltan fics especiales y Pilotos que hacer y el tiempo no está a mi favor.

Así que hasta la próxima y que tengan un buen día, tarde o noche ;D