Descargo de responsabilidad: la serie de Pucca no es mía, es de su creador Boo Kyoung Kim, así que sólo disfruten este fic sin que plajien o traduzcan.
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"Vuélveme tu suspiro, y subiré y bajaré de tu pecho, me enredaré en tu corazón, saldré al aire para volver a entrar. Y estaré en este juego toda la vida." _(Gabriela Mistral)
Sentado Tobe en la silla enfrente de la mesa del cuarto que usaba como despacho para crear sus planes de venganza contra Garu, Jing Jing hacia que se preguntara a veces si ella era demasiado ingenua o si desde que había obtenido sus 18 años se estaba divirtiendo a su costa. Ya que en varias ocasiones lo había hecho poner a prueba sus límites, provocando que en algunos momentos creyera que no contaba con el autocontrol suficiente como para no besarla.
Y para un ejemplo sencillo, Tobe tenía para demostrarnos hace tres días atrás, en donde su esposa accidental le había pedido ayuda con su sostén estando en la habitación que ambos compartían. poniéndose casi desnuda frente a él de la nada, para decirle alegremente a su queridísimo esposo con un tono jovial, a pesar de que él estaba leyendo un libro de estrategias ninjas y samuráis.
–Tobe, cariño, ¿Puedes ayudarme con un problemita? Por favor, yo lo haría, pero no me alcanzo.
Levantando Tobe la mirada al notar una sombra que tapaba la luz para su lectura, frunciendo el ceño y sobre saltándose levemente al ver a Jing Jing así de expuesta. Disimulando lo que sintió con su ceño fruncido y su tono de voz brusco, que hizo que cerrara el libro que leía y le prestara toda la atención a Chief.
–Como sea, Jing Jing, ¿En qué problema quieres que te ayude? Y ya deja de llamarme cariño, ya te he dicho que es molesto.
–Gracias, cariño, ¿Puedes abrocharme mi brasier?
Soltó Jing Jing feliz de que su esposo aceptara, ignorando lo último que Tobe dijo para mejor darse la vuelta. Mostrando Chief toda la parte trasera de su cuerpo al samurái de la cicatriz, que la miró tragando grueso y dándose cuenta que el brasier de su esposa se había desabrochado y que por ende no podía alcanzarlo.
Volviendo Tobe a tragar grueso por esa pregunta, que le hizo decir a su esposa accidental con su tono arisco. Para que ella no se diera cuenta de lo que le hacía sentir y él se autocombenciera de que no era nada, pues sólo era Chief que molestaba como siempre y el calor de la primavera lo estaba afectando.
–Está bien, te ayudaré, pero ya no molestes y déjame leer.
Admitiendo que eso había sido lo más difícil que había hecho en su vida, porque a pesar de haberse casado muy jóvenes jamás la había tocado ni le había interesado hacerlo por tener siempre su venganza en la mente. Sobre todo, porque una parte de él quería sentir más de esa piel tan suave que tenía Chief a pesar de haber vivido en las calles.
aunque otra parte le decía que no era correctoaprobecharse de ese modo de Jing Jing, siendo ambos todavía jóvenes y muy inexpertos en ese ámbito. Terminando de abrocharle el sostén a su esposa, para decirle con un tono un poco ronco.
–¿Deberías de usar tops deportivos?
Jing Jing miró confundida a Tobe, extrañada de que su esposo le dijera esa extraña sugerencia.
–No creo que sea apropiado para ver al dueño del Dong King y poder conseguir trabajo.
Eso hizo enfurecer a Tobe aniveles insospechados, que él no entendía por qué tenía ese sentimiento, mucho menos porque no se lo dijo a nadie y dejó que Chief se fuera a seguir cambiando. Ignorante de lo que a Tobe conflictuaba y en donde lo estaba dejando, ya que al parecer era muy inocente o se mofaba de él en secreto.
Y esa no era la única situación por la que había pasado, ya que ese mismo día luego de terminar de vestirse con un vestido negro un poco arriba de las rodillas, que Ring Ring le había regalado por lástima o amistad. Tobe no lo sabía con certeza, porque con la molesta y gritona de Ring Ring no se sabía.
Lo único que sabía era que ese vestido hacía ver a Chief más tentadora de lo que ya la veía, aún más cuando se acercó a él con collar en manos. Diciéndole con el mismo tono de voz dulce, que hizo que volviera a levantar la mirada hacia ella y apartara frustrado el libro que leía.
–Cariño, ¿Me ayudas a ponerme el collar?
–Ya que, de todas formas, ya me distrajiste de mi lectura.
Agarrando el collar de las manos de Jing Jing, para que ella se volteara de nuevo y le mostrara la espalda a Tobe. Arrodillándose el en la cama para poder ponérselo en el cuello, sintiendo la tentación recorrer su sistema y tratando de distraerlo al cuestionarle irritado.
–Y el collar es necesario, ¿Cómo por qué?
–Pues porque así me veo elegante y causaré una buena impresión en el dong King, haciendo que me contraten y sea una nueva mesera en el lugar.
Y mientras le ponía el collar en el cuello a Jing Jing, Tobe contó cuantas unas pecas en los hombros de ella, preguntándose muy adentro de él con intriga.
(Jefe, ¿En qué otra parte tienes más pecas?)
Recriminándose mentalmente por el rumbo de sus pensamientos, diciéndose en más de una ocasión que no debía de estar pensando en ella así, aunque fuera su esposa desde hace años. así que sólo negó con la cabeza y le terminó de poner el collar, soltándole con seriedad a su esposa frente a él.
–¿Eso significa que no seguirás robando?
–Bromeas, claro que lo seguiré haciendo, porque por eso soy mala al igual que tú. Solo estoy buscando trabajo por si robar no es suficiente, así mis hermanos o colegas no se cansarán más de lo que ya se están cansando.
Respondiéndole ella con alegría, para alejarse de Tobe al sentir que él ya había atado el collar y así irse de allí. Haciendo que él volviera a suspirar de nuevo, al ya no tener el fruto que lo estaba tentando.
Aunque un día después de ese, Chief llegó con un traje nuevo que se le pegaba al cuerpo como lapa. Mostrando piel y enmarcando cada curva que su típica ropa escondía bien, diciéndole que era su nuevo traje de entrenamiento que a partir de ahora usaría para que él la entrenara.
Negándose hacerlo en un principio, porque le molestaba y le entristecía pensar que Pucca pudiera lastimarla al enfrentarse a ella. Pero, por otro lado, le parecía una buena idea entrenarla porque así podría escapar más fácil del oficial Bruce y pelear con el sí tenía que hacerlo.
Así que suspirando accedió a su petición, comenzando a entrenar con ella en forma principiante para no lastimarla. Pero el problema surgió cuando Jing Jing dio un paso en falso y se terminó torciendo el tobillo, por lo que pararon el entrenamiento y decidió llevarla a la casa con fastidio.
cargándola en su espalda para llevarla a la guarida en la que viven, haciendo que Tobe admitiera que esa era la tortura más placentera que había experimentado. Porque no sólo eran los pechos de su mujer rosando su espalda, era su dulce voz disculpándose por ser una molestia, su aliento haciéndole cosquillas en el cuello y ese olor a menta y sudor que nublaba sus sentidos, perdiendo el juicio y el sentido por completo.
–Tobe, Lo siento, lo siento, lo siento.
–Olvídalo, Jefe, no es nada. Esto es normal, te has esforzado demasiado y no estás acostumbrada a esto.
Soltó Tobe neutral, alterado por tenerla encima de él. Recorriendo el bosque de bambú con pasos lentos hacia su guarida, mientras escuchaba lo que Chief le decía en su oído.
–Pero tú también entrenaste y me estás cargando, debes pensar que soy una niña mimada e inútil.
–La inútil y mimada es Ring Ring, tu no tienes nada de eso, Chief. Te he visto convertirte en una mujer, esforzándote para conseguir comida para los ninjas, tus secuaces y yo, así que de eso no tienes nada y de todas maneras este es un entrenamiento principiante y por ello no me cansé.
Respondió Tobe sin importancia, continuando con su caminata, en tanto ella seguía hablando asombrada.
–¿En serio crees eso?
–No lo diría si no lo pensara, Jing Jing.
Soltó serio el samurái, llegando a su guarida y dejándola en el suelo para que sus ninjas se encargasen de ella. Alejándose de la chica para poder pensar en sus planes de venganza, que con ella cerca no podía realizar o pensar siquiera en ella.
Haciendo que recordara que desde que trajo Chief el traje de entrenamiento, Tobe maldijera y agradeciera esa ropa que le favorecía al extremo. Pues al principio estuvo de acuerdo en que la llevara puesta en el entrenamiento, porque se dijo que sería más cómoda para Jing Jing y que lo más probable era que no le favoreciera en lo más mínimo.
Obvio se dio cuenta que se había equivocado en su suposición, al no poder dejar de verla en cuanto se lo puso. Jing Jing siempre le había parecido bonita desde la primera vez que la vio, incluso más que Ching, Pucca, Ring Ring, Hwayo o cualquier otra chica de la aldea, que sólo fingían ser lo que no era y no como Chief que era cien por ciento auténtica.
Sus ojos, su cabello y su piel eran cosas que le habían llamado la atención cuando la conoció, que incluso en ese entonces había pensado que era un ángel caído. Así que ahora a sus 21 le hacía pensar que ella era sexi, el traje se le ajustaba a cada una de sus curvas del cuerpo y hacía que su busto se notara más pronunciado, algo que no solía pasar con la ropa que acostumbraba a utilizar.
El que estos se estuvieran moviendo constantemente no ayudaba mucho, ya que eso hacía que se desconcentrara más en todo momento e incluso cuando ella no estaba presente, pues solía recordarla con frecuencia como en esos momentos en los que tenía que crear planes de venganza. Distrayéndolo y frustrándolo en un instante, debido a que recordarla cautivaba todos sus sentidos como para olvidar su alrededor.
haciéndolo rememorar el segundo día en el que sucedió todo ese caos, ya que como su mujer está herida por el torzón de tobillo se tenía que quedar en casa. Por lo que, tratando de crear sus planes de venganza, oyó como su mujer le decía adolorida y como si nada pasara.
–Tobe, cariño, me duele mis pechos.
–Ah, sí, ¿Quieres que te dé un masaje?
Ofreciéndose automáticamente sin segundas intenciones, pues lo único que él quería era que mientras ella estuviera en casa por lo de su tobillo se callara para que pudiera crear sus planes en paz. Pero se dio cuenta de sus palabras cuando sintió la mirada de Chief en él, queriendo retractarse de eso en un instante o decirle a Jing Jing que el masaje sólo se lo haría en los hombros.
Pero antes de que pudiera hacerlo, Chief se estiró en el sofá que estaba en ese pequeño despacho junto a él y le dijo apenada. Mirándolo con fijación y las mejillas levemente sonrosadas, que Tobe no quería ver bien porque sentía que caería en un instante.
–No quisiera molestarte, Tobe, pero creo que me ayudaría mucho.
–Vale, te haré el masaje.
Accediendo al instante, al oír la incomodidad en la voz de su mujer que lo hizo decir que "sí", aunque le diera mucha vergüenza y lo hiciera sonrojarse. Inclinándose frente a ella, quitarle la blusa que llevaba, el brasier y comenzar a acariciar sus pechos para darle el masaje, tratando de no excitarse con lo que le hacía a su mujer y así no perder su autocontrol.
Y lo hicieran pensar que el que Chief no tartamudeara y lo llamara por su nombre en lugar de usar ese apelativo cariñoso que ella empleaba con él, hacía que la teoría de Tobe de que fuera coqueteo cobrara más fuerza. Pero era su esposa Jing Jing y con ella estaba seguro de que era más probable que pecara de extrema inocencia, en lugar de ser tan aventada como Ring Ring y Pucca solían ser con Garu o el hombre al que querían.
Y la verdad es que Tobe no quería ilusionarse, no quería ver amor y pación cuando debía concentrarse en derrotar a Garu. Pero era difícil no hacerlo cuando el cuerpo de la vagabunda estaba cerca del suyo, conviviendo con él más tiempo de lo necesario al estar todavía dañada del tobillo como ahora mismo concentrado en Su venganza.
Haciendo que perdiera la paciencia y la concentración, al oír como desde el sillón en el que estaba ahora mismo su esposa le hablaba con ternura. Haciendo que tirara el lápiz y los pergaminos en la mesa, volteándola a ver con atención nada más oír su voz.
–Tobe, Tengo Frio. Acurrúcate conmigo, por favor.
–Vale, está bien.
Contestándole Tobe resignado a Jing Jing, ya que no pudo negarse, aunque lo hubiera querido hacer. La trampa de sus ojos avellana lo habían hecho caer de inmediato, levantándose de la silla en la que estaba, empujando la mesa en donde estaban sus cosas y corriendo hasta ella para acurrucarse junto a Chief y abrazarla con fuerza.
Odiaba admitirlo enfrente de ella o en su soledad, pero la amaba y eso hacía que cada gesto, incluso el más inocente y carente de malicia se sintiera como una inocente tentación. Y eso que Jing Jing no era consciente de ello, porque si lo fuera la vida de Tobe sería un caos absoluto que ni él soportaría.