Hola, hola. He vuelto después de casi 10 años. Si, si sé que tengo otros fics sin terminar pero quiero cerrar ciclos por lo que desde Facebook he traído este fic que empecé a escribir primero. Después de varios cambios y revisiones está listo para ver de nuevo la luz del sol, tengo especial cariño por la parejita de Edward y Bella, gracias a ellos conocí el genero de libros que me gustaba y empecé a leer como hobbie y no como obligación. Por favor no olviden dejar sus reviews con sus preguntas, felicitaciones quejas o reclamos. XOXO desde Colombia.
Prefacio:
Cuando la ira y la venganza te arrebataron todo lo que conocías y amabas, te hacen mantener encerrado tu corazón y sentimientos en una prisión de hielo. Lo que hace que tu vida como inmortal sea más llevadera dejando de un lado la culpa y el amor, solo siguiendo a la intensa sed que te ciega mostrándote que solo esta es la solución a tus problemas. ¿Existirá en el mundo algo capaz de terminar con todo esto en mi vida? ¿Algo capaz de hacerme sentir viva –si es que lo estoy- de nuevo? ¿De mostrarme la felicidad que alguna vez tuve en mis manos pero no pude disfrutar ni por cinco segundos?
Capítulo 1: Segunda Oportunidad
-Vamos Bella, no querrás llegar tarde a tu primer día de escuela – gritó Alice desde la puerta de mi habitación, a veces sí que me podía desesperar mi hermanita.
-Calma Alice, ¿Acaso no te das cuenta que la primera impresión es la que cuenta? – Claro que contaba, era mi regreso a Forks y nadie podía olvidarlo, aunque con tan solo llevar el apellido Cullen sería ya el centro de atención. Pero no quería ser la Cullen nueva, quería ser la chica nueva, desde que me había convertido había sido mi naturaleza llamar la atención, ser yo y no una ella.
- Oh claro la primera impresión de la reinita –reí suavemente y pude escuchar claramente también su risa, era verdad yo era una reina, no literalmente pero casi, nací perteneciendo a una de las familias fundadoras más poderosas de Forks, Los Swan. Al escuchar un gran golpeteo en mi puerta regresé de mi pequeño viaje al pasado, a mi añorado y tormentoso pasado, di un gran suspiro y me di una última mirada en el espejo, hermosa como siempre, peine rápidamente como por centésima vez mi cabello que llegaba casi a mi cintura, mis ojos color chocolate gracias a la gran cantidad de sangre animal consumida resaltaban en mi rostro, sonreí triunfante y abrí viendo la mirada aprobadora de Alice, aunque era algo desesperante no debía negar el buen gusto que tenía para la moda. Estos últimos años me había hecho demasiada falta, aunque la llamaba seguido y a toda la familia no era lo mismo que compartir el mismo techo.
Bajamos juntas entre charlas y risas, al llegar al garaje pude ver que Rosalie, Emmett y Jasper ya se habían ido, así que decidimos ir en mi auto, un Mercedes Guardian, lo había comprado especialmente para esta nueva etapa.
- ¿No te sientes nerviosa? - me miró Alice curiosa mientras yo tenía mi mirada fija en el camino.
- Claro que no, ¿Por qué tendría que estarlo? – respondí burlonamente, esta no era mi "primera vez" entrando a una nueva escuela.
- Bueno es tu ciudad natal, y no habías vuelto desde… bueno tú sabes desde cuándo – Claro que sabía desde cuándo, desde ese terrible día en que mi vida mortal había acabado.
- Claro que no, es pasado todo eso – traté de sonar convincente y restarle importancia- ¿Y cuál será nuestro proyecto este año? - evadí el tema, apreciaba mucho a Alice, pero intentaba ser mi psicóloga y eso no me gustaba, los sentimientos era algo a lo que me había cerrado hacía mucho, ya era demasiado para mi permitirme amar a mi familia adoptiva.
- Si claro, creo que tengo a la persona perfecta, su nombre es Ángela Weber, es la seguidora de la actual reina Jessica Stanley –
- Ex reina querida Alice, ex-reina – Alice rio sonoramente.
- Claro ex -reina, en fin Ángela tiene gran potencial para ser tu secuas, sé que ella no es completamente feliz al lado de la egoísta de Jessica, y con nuestra ayuda podrá darle la espalda como si nada. Otra cosa, el gran grupo de populares lo conforman también algunos de los jugadores del equipo de football.
- Típico – sonreí, era tan predecible, los humanos admiraban tanto a otros humanos que fueran atléticos, hermosos y miserables con otros humanos.
El camino al instituto de Forks fue corto aunque la casa Cullen quedaba a las afueras de la ciudad. Alice me miraba atenta a cualquier gesto de dolor o nostalgia, pero no, no habría ni un poco de estos sentimientos, hace mucho los había alejado de mi vida.
Entramos al estacionamiento y todos miraban atentos la llegada del nuevo auto al lugar. Abrí la puerta con delicadeza y estilo, saliendo con la cabeza en alto, en ese momento sentí varias miradas sobre mí y le dediqué una mirada triunfal a mi hermana que me correspondió riendo bajito, audible solo para mí, caminé en su dirección y escuché claramente como una moto frenaba en seco a unos escasos metros de mí, no le presté especial atención ya que estaba segura de que no había pasado algo grave, así que seguí caminando hasta encontrarme con una Alice con mirada curiosa. La tomé por el brazo guiándola hasta el edificio que por fuera tenía un aspecto de tener unos 40 0 30 años de construcción, el interior ya era distinto, tenía los toques juveniles que deberían haber en un instituto: los casilleros, tableros de información, carteles y más. Para mi desdicha la primera clase era biología y ni Alice o alguno de mis hermanos estaba conmigo.
-Suerte y recuerda, buena impresión –me guiñó el ojo y rio divertida.
- Nunca lo olvido, Alice. ¿Y nuestro proyecto está en clase conmigo?
- Si allí está y no tiene compañero de laboratorio.
-Perfecto- dije entusiasmada.
- ¿Estás segura que estás lista? Solo llevas unas semanas con esto de ser vegetariana de nuevo.
- ¡Claro que sí! Ahora veo tu confianza en mí – bufé.
- No es eso Bella, es que un accidente puede pasar.
- Vamos Alice, en los últimos años he tenido un gran autocontrol, además si algo fuera a salir mal tú lo verías antes que nadie y me frenarías.
- Si, tienes razón en eso – sonrió forzadamente.
- Además, no es como si fuera a tener un banquete privado de adolescentes – sonreí de lado y dejé deslizar lentamente mis colmillos y mis ojos se inyectaron automáticamente de sangre.
-¡Bella! – Gritó Alice zarandeándome con una mano, reí al ver su cara y dejé volver mi rostro a la normalidad, Alice a veces era sobreprotectora conmigo, en especial en esto de mi alimentación.
Escuché como sonaba el timbre y cerré mi casillero viendo un pequeño rastro de molestia aún en mi hermanita.
- ¡Vamos! Solo fue una bromita –dije alejándome de ella en busca de mi clase, tendría que llevarla de compras en la tarde.
- Eso me encanta – gritó Alice desde el otro lado del pasillo, rodé mis ojos riendo para mí.
Deambulé unos minutos por el pasillo hasta que encontré el salón, antes de entrar sentí mi bolso vibrar, busqué rápidamente y tome mí celular, era un texto de Carlisle y otro de Esme:
"Querida, suerte en este tu primer día. Sé que suena cursi, pero sabes cuánto te aprecio. Esme"
"Sé que eres fuerte y este día te saldrá bien, recuerda siempre quién eres. Carlisle"
Sonreí enormemente, tenía el apoyo de mis padres, eso me daba fortaleza en mi regreso a la vida, si es que se podía comparar de esta forma. Entré al salón donde estaban un montón de adolescentes buscando sus asientos y conversando, caminé directamente hasta el escritorio del profesor.
- Disculpe, buenos días –dije en un tono gentil y educado.
-Buenos días- saludó el profesor y alzó la mirada de sus libros encontrándose directamente con mis ojos –Señorita... ¿Cullen? – dijo con duda y creo que algo nervioso.
- Si, Isabella Cullen –sonreí dándole un poco de confianza.
-Soy el Maestro Gilbert, permítame un momento – dijo y se puso en pie caminando al centro del pizarrón mandando a tomar sus puestos a todos.
-Chicos denle la Bienvenida a Isa…
-Bella –lo interrumpí inmediatamente – Bella Cullen.
- Oh… a Bella Cullen – y todos se rieron disimuladamente- siéntese con Weber o con Masen.
-¿Weber? –dije buscándola entre las cabezas que me observaban con asombro y curiosidad, una mano se alzó tímidamente entre todos. Caminé hacia ella sintiendo de nuevo las miradas en mí, escuché claramente como alguien susurraba- ¿Cómo no pudo escoger a Edward? – Ignoré aquel comentario.
Llegué hasta Ángela y sonreí amablemente mientras tomada el asiento junto a ella, pero noté en su mirada algo de inseguridad y miedo- ¿Te molestas si me siento contigo? Si quieres puedo elegir al otro.
- No, no, no –dijo rápidamente moviendo sus manos nerviosamente.
-¿Entonces qué sucede? – dije confundida.
-Es que… eres una Cullen.
Reí suavemente-¿Y qué pasa con eso?
-Que ningún Cullen socializa con otros de aquí y son algo mmm… Olvídalo.
- Ya ves no soy una más, soy diferente.
- Si eso noto, eres más sociable- noté como sus nervios se calmaban y sonreía.
- Gracias, mmm...-fingí desconocer su nombre para que se sintiera más cómoda.
- Angela, Pero dime Ang, con confianza.
- Oh está bien, Ang –reí divertida, esto sería tan fácil, además Ángela se veía tan buena persona, llegué en el mejor momento para ella- ¿Y tienes muchos amigos aquí?
- Mmm están Jessica –señaló a una chica de pelo castaño rojizo, era la misma del comentario de porque no había elegido al otro, así que ella sería la que destronaría, sonreí- el que está junto a ella es Mike…
-¿Y ellos son algo? –pregunté algo interesada.
-No y si
-¿Cómo? –le pregunté en tono burlón.
- Si, es que todas aquí saben que no deben meterse con Mike, pero Mike no le da ni la hora – En ese momento el chico volteó intentando disimular y me sonrió creo que para cautivarme, lo saludé con mis dedos coquetamente y noté como Ángela se tensó- No deberías meterte ahí.
-¿Qué? Yo solo soy amable.
-Ajam –dijo algo no tan convencida y señaló otro escritorio- Ellos son Edward y… Ben –dio un gran suspiro, la miré y vi en sus ojos esa cara de amor platónico, sonreí instantáneamente ya que me había dado pistas sobre donde empezaría.
-Así que Ben –la mire con picardía- ¿Te gusta?
Ella miró su mano y se ruborizó, en ese instante sentí un poco de ardor en mi garganta por lo que me obligué a dejar de respirar- Si… pero no soy su tipo.
Hice un mueca y respiré profundo- Mi hermana Alice y yo te podemos ayudar, ya sabes ropa y cosas así.
-¿Harías eso por mí?
-Claro, me agradas. – ella me sonrió, a través de su mirada pude notar que era una persona leal y sincera, lo que quedó de clase la pasamos hablando en los momentos que el maestro no prestaba atención, necesitaba estar muy bien informada para cumplir con mi meta. Escuché claramente como sonaba el timbre.
-¿Qué te parece si salimos de compras en la tarde? –la miré sonriente y esperando que aceptara.
- Oh pues yo… iría con Jess a ver una película –me miró y yo le dediqué una mirada de confianza- pero creo que puede entenderlo.
- Está bien, ¿Vamos después de clases?
- Que te parece si lo hablamos en el almuerzo.
- Me parece perfecto Ang –sonreí y recogí mis libros despidiéndome de ella con la mano, sin darme cuenta al girarme me estrellé con alguien, sentí como su calor corporal chocaba con mi piel de hielo y una ráfaga de su aroma golpeaba mi nariz, este contacto era diferente a otros que había tenido y su aroma era particularmente atrayente, sentí inmediatamente una corriente por todo mi cuerpo, alcé la mirada instantáneamente para ver quién era y me encontré con unos ojos esmeralda que me observaban detenidamente, su rostro era hermoso, sus labios dibujan una perfecta sonrisa; pestañé volviendo a mi realidad y lo hice a un lado con una fuerza moderadamente humana saliendo rápidamente de ese salón evitando a toda costa volver a respirar.
No sé cómo, pero salí de ese salón lo más rápido posible sin llamar la atención en dirección a los baños, mi corazón, mi duro corazón creo que se estremeció al ver esos ojos observarme. Apliqué un poco de agua en mi cara mirando el espejo, ¿Como un simple humano podría descontrolarme así? … Hacer estremecer todo mi mundo, por un momento quise volver y probar su sangre para dejarme envolver por su aroma. Bajé la mirada furiosa, y de repente lo recordé, yo lo conocía.
Meses atrás, estaba en un bar en Port Angeles, seguía con mi vida como nómada desde que me había separado de los Cullen, allí había un grupo de chicos en una esquina del bar, la verdad no habían llamado mi atención, mi noche siguió como cualquiera, yo bailando y con algunos tragos de más, recuerdo haber salido con un hombre de unos 30 años, algo mayor para mi apariencia, me condujo hasta un callejón con brusquedad y supe exactamente cuáles eran sus intenciones, llegamos al callejón y me tomó por los hombros con algo de fuerza lo que liberó el monstruo en mi interior, en instantes clavé mis colmillos en su garganta disfrutando como cada gota de sangre pasaba por mi garganta, de repente escuché los latidos del corazón de alguien más, al voltearme distinguí a un chico de ojos verdes, miraba horrorizado mi escena, solté al hombre que calló desmayado y en segundos estuve frente a él.
- ¿Qué has visto? – con mis brazos lo llevé arrinconado hasta la pared más cercana de callejón, donde un poco de luz iluminó su rostro, debido a la cercanía su aroma me golpeó de improvisto y me sentí hambrienta de repente.
-Na…nada –dijo mirándome temeroso, jamás una mirada de terror me había desecho tanto, sentí que algo se fragmentaba en mi interior, la sed quedó en el olvido, solo lo solté y me quedé fija mirando el piso, llevé mis manos a mi rostro y alrededor de mi boca aún quedaban rastros de sangre, me quedé espantada viendo mis manos con sangre, esto era diferente, me sentía muy mal, todos los rostros de mi victimas vinieron instantáneamente a mi mente, era doloroso ver sus miradas juzgándome y me limpié con los labios con brusquedad con el dorso de mi chaqueta. De improvisto sentí como sus brazos me rodeaban, eran tan acogedores y perfectos, como si por fin hubiera encontrado mi lugar. Alcé la vista y vi sus ojos, brindándome comprensión y apoyo, y cada vez estaban más cerca de mí, cuando reaccioné nuestros labios estaban juntos moviéndose de una manera que jamás en mi vida pensé existiría, recordé entonces quien era y lo que yo era por lo que me separé, tomé su rostro en mis manos y lo miré a los ojos.
- Debes olvidar lo que viste y lo que hiciste, solo saliste del bar a tomar aire y no pasó nada más- vi claramente como sus pupilas se dilataban ante mi compulsión y lo solté corriendo lo más lejos que pude, pero al hacerlo mi relicario cayó enredado entre su camisa, no me devolví para recuperarlo, solo corrí.
Tomé una gran bocanada de aire ante el recuerdo, claramente esto no iba a cambiar en nada mis planes, no lo permitiría, el último siglo no me había permitido nada igual y esta vez no sería la excepción, me miré en el espejo y arreglé mi cabello recobrando mi control, tenía una meta y debía cumplirla. Al salir del baño comprobé que Alice no estaba cerca, lo que era buena señal de que podría controlarme, miré mi horario y caminé hacia el salón de literatura, entre allí y solo estaba Jessica mirándome de arriba abajo con cierta gracia, seguro había visto mi reacción en biología, seguí como si nada y tomando asiento con alguien, platiqué un poco con mi compañera pero luego "presté" atención a la clase, en realidad me encontraba prestando atención a los comentarios y chismes de la clase.
- ¿Jess, te postularás para representar este año a Isabella?
- Claro que sí, será mi despedida triunfal en este pueblo, así tendré otra actividad para agregar a mi curriculum – y soltó una risita de suficiencia.
Después escuché otro murmullo – Si es ella, se parece mucho a la de la pintura en clase de historia.- fruncí un poco el ceño, ¿Pintura?, miré rápidamente mi horario, después del almuerzo tendría historia, podría ver la tonta pintura y postularme para el papel que tanto amaba Jessiquita.
La hora se pasó demasiado rápido entre mis planes y el estúpido recuerdo de esos ojos. Tomé mis cosas y salí del salón, pero al salir me encontré con el chico de los ojos verdes de nuevo, seguro esperaba a su novia, esa palabra provocó una sensación de incomodidad en donde se supone debía estar mi corazón.
- Disculpa –dijo con una voz amable tocando mi brazo, instantáneamente me volteé a verlo y vi en sus ojos asombro, mi cara expresaba algo de molestia.
- ¿Sí? – lo miré recobrando mi cara de serenidad y aguantando la respiración de forma disimulada.
- Quería disculparme por lo de hace un rato, estaba distraído y…
- Descuida también fue mi culpa, todo está bien –sonreí amablemente para restarle importancia a la situación y me giré caminando hacia la cafetería donde debía encontrarme con Ángela.
Sentí como me alcanzó y caminó a mi lado, ¿Acaso no se podía alejar de mí? – ¿Puedo acompañarte?
- Si claro –dije con indiferencia recordando de repente que el formaba parte del grupito de Jessica.
- ¿Y de dónde eres? – preguntó viéndome fijamente como tratando de resolver algo, ¿sería que me reconocía? No, no era posible, en ese tiempo mi compulsión funcionaba con gran intensidad.
- De Chicago.
- ¿También eres hija adoptiva del Doctor Cullen?
- Así es.
Entonces ambos callamos, era un silencio incómodo pero seguro para mí, no quería correr peligro de que me descubriera, al llegar a la cafetería vi en una esquina a mis hermanos y a una Alice que me miraba impresionada por con quien llegaba, miré al chico y recordé que nunca supe su nombre.
- Disculpa, ¿Cómo te llamas?
El me miró algo asombrado y sonrió de una manera que iluminó inmediatamente todo o al menos eso pareció – Soy Edward Masen– entonces lo llamaron desde una mesa lejana, miré y se encontraban Jessica, Mike sonriendo de nuevo, el chico que le gustaba a Ángela, creo que se llamaba Ben y Ángela que me saludó con la mano invitándome a sentar con ella – ¿Vamos?… -preguntó Edward dudoso mirándome.
- Yo mmm – miré a Alice que me miró aprobatoriamente- Claro -le sonreí y caminamos juntos hasta la mesa, me senté junto a él, sentí cierta calidez al estar a su lado era como estar con J.. ¡No! No me permitiría recordar ese nombre.
-Chicos ella es…
-Bella – respondió Jessica en un tono odioso, yo solo le sonreí.
- Si, Bella.
- Creo que todos ya la conocen – me miró Jessica con el mismo tinte odioso, yo sonreía con franqueza, ya veía el miedo en sus ojos de perder su corona, de repente cada uno empezó a hablar con el otro, yo aproveché que Ángela estaba a mi lado para planear todo. Solo comí una manzana para calmar mis ansias, acordamos en ir de compras al día siguiente una vez terminaran las clases ya que Angela no había podido cancelar la película con Jessica, ya trabajaríamos en ello.
Fui hasta mi casillero por mis libros y al seguir el camino para el salón de historia vi a Edward entrar, ¿acaso el destino me odiaba? Solo pedía que me mantuviera alejada de él, ya nada podía hacer solo entrar y afrontar mi situación.
Que tonta había sido, todos ya tenían compañero, el único puesto libre era con…Edward. Por supuesto. Caminé tratando de ocultar mi incomodidad y molestia, solo me quedé haciendo algunos garabatos en mi cuaderno esperando que iniciara la clase.
- Los Swan… - escuché que Edward claramente decía y me estremecí.
- ¿Qué?- lo miré con calma.
- Ese es el tema que estamos viendo, la historia local, entre esto la familia Swan.
- Ohh, ¿Pero por qué esa familia es tan importante? –miré mi cuaderno mostrando algo de interés.
- Charlie Swan, él junto su ejército desterraron a los confederados, fue una rebelión después de que los confederados quemaran la Iglesia con gente dentro incluyendo su hija, Isabella.
Me estremecí un poco, así que esa era la versión que habían dado –Que triste… -dije con sinceridad, escuché como mi voz casi se quebraba ante él, pero por suerte llegó el maestro cargando un cuadro al parecer.
-Buenos días chicos, como lo había anunciado hoy escogeremos a nuestra Isabella de este año y a su acompañante, como cada año en el festival de Forks el desfile de carrozas estará a cargo de los estudiantes de último año –me miró con asombro- Oh veo que tenemos alumna nueva, ¿Cómo se llama señorita?
-Soy Bella Cullen.
-Un gusto y bienvenida a Forks, soy su maestro de Historia el señor Forbes.
- Gracias – susurre gentilmente y algo apenada por su soltura.
- Entonces les mostraré este retrato de Isabella Swan, y decidiremos quien la representará este año- lentamente el maestro quitó la manta que cubría la pintura, y dejó ver a una joven de ojos color chocolate y cabello rizado, en su cara se reflejaba gran felicidad, estaba sola junto a un balcón, en su cuello estaba un hermoso relicario con el emblema de los Swan, un cisne con corona… esa encantadora joven era yo. Su imagen trajo consigo muchos recuerdos hermosos y dolorosos. Me tensé automáticamente e inconscientemente arrugue la hoja donde había anotado unos garabatos.
-¿Estas bien? –susurró Edward algo preocupado.
- Si… solo he recordado algo –cerré los ojos y traté de recuperarme, pero al abrirlos me encontré con la cara preocupada de Edward- En serio, estoy bien – susurré gentilmente y le sonreí un poco, él solo asintió mirando al frente encontrándose con la pintura.
-¿Entonces quién se postulará? – Preguntó el maestro, y miró atrás- Tenemos a Jessica - sonreí para mis adentros y estaba a punto de levantar la mano cuando Edward se puso en pie.
- Creo que estoy de acuerdo en que Bella debería representarla, ¿Acaso no es algo obvio?, ella es la viva imagen de Isabella, no existe nadie en el mundo más capaz de representarla – Claro que no había nadie más capaz de representarme, sonreí ante su apreciación pero esa sonrisa se desvaneció cuando escuché la protesta de Jessica.
- No me parece justo Edward, ella acaba de llegar, ni siquiera es de aquí y no sabe nada de nuestra historia.
- Si me permite señor Forbes –me puse en pie – puedo demostrarle a usted y a cierta gente que soy capaz de representar a Isabella.
- Ok chicas, será así de fácil… las dos me hablaran de Isabella la que sepa más de ella ganará el papel.
- Estoy de acuerdo –miré a Jessica sonriendo.
- Igualmente.
Ambas pasamos al frente, primero dejé que hablará Jessica para ver que tanto sabía de mi antigua vida.
- Isabella Swan, nació aquí en Forks, era hija del General Charlie Swan, su familia era una de las más poderosas en ese tiempo aquí, desgraciadamente murió junto a un grupo de pueblerinos en un incendio en la antigua iglesia de Forks, ella estaba comprometida con un Joven muy poderoso, como todos los matrimonios este era por conveniencia – entonces me sonrió triunfante y me dio la espalda moviendo su gran cabellera cerca de mi rostro, esto iba a ser muy divertido. Era mi turno.
- Bueno…Isabella Marie Swan Dwyer nació el 13 de Septiembre de 1847 en Forks, hija de Charlie Swan y Renee Dwyer, amante de la música y las artes, pero sobre todo de la lectura. Estaba comprometida con Jacob Black – un nudo en mi estómago se formó pero logré controlarlo al igual que mi mirada- como decía mi compañera Jessica, en eso tiempo los matrimonios eran arreglados por conveniencia, pero en este caso se sospechaba que ambos jóvenes estaban profundamente enamorados. Isabella murió a sus 17 años en la Iglesia de Forks, quemada juntos a más gente y su prometido. –Miré a todos que me observaban asombrados y sonreí ante eso, incluso Jessica tenía el gesto de todos, miré al Señor Forbes que sonrió.
- Si no hay más protestas creo que Bella será nuestra Isabella –yo sonreí triunfante y todos aplaudieron, simplemente hice una venía como acostumbraban las mujeres de mi época, luego tomé asiento.
- Gracias –susurré para Edward.
- No es nada, solo dije lo obvio… además es divertido ver como Jessica no consigue lo que quiere – Me sonrió torcidamente y ambos miramos a Jessica, que se notaba quería asesinarme.
- ¿No es tu amiga? – Pregunté curiosa volviendo la mirada a él.
- Jessica no es amiga de nadie, me alegra que te estés haciendo amiga de Ángela, es una buena chica, no se merece ser la sombra de nadie… -dijo eso y pensé un poco, ¿No era eso lo que yo iba a hacer? Convertirla una vez más en la segunda… De repente un nuevo plan se creó en mi retorcida mente, yo no sería la nueva Reina, sería Ángela y yo me encargaría de eso.