Hola a todos, gente.

Sé que… se preguntaran: "¿y el nuevo capítulo de 'Un inicio diferente'?"

Tranquilos, NO PIENSO abandonar esa historia, pero varios factores externos contribuyeron que cambiase la rutina.

Y si fue lo que está subrayado, aparte de mis exámenes y mis tiempos de enfermedad que tuve, me había saturado al escribir lo mismo, pero no quería dejar de escribir fanfiction por solo es tontería, y por un momento, el foco de mi cabeza se encendió. Por qué no cambio el tema po un momento y… vualá esto es lo que conseguí.

Realmente me sorprendí cuanto escribí al final, pero… en fin.

Disfruten de la lectura :D


Una promesa de lealtad


*Estruendo*

De repente, Robin se despierta de la cama con un sobresalto, jadeando y empapada en sudor, su corazón latiendo a mil por hora. Desorientada, tarda un momento en reconocer que está en la habitación de mujeres del Thousand Sunny, el nuevo barco de los Mugiwaras. Mientras se aclimata, escucha el ruido estruendoso de una tormenta que sacude el barco y comprende que es lo que la despertó. Sabiendo que no pueden navegar en esas condiciones, los Mugiwaras se han anclado cerca de una isla deshabitada, esperando que pase el temporal. Finalmente, Robin se siente aliviada al darse cuenta de que está a salvo y se relaja, dejando que su corazón vuelva a su ritmo normal.

Ese hecho hizo que la arqueóloga recordara por qué su tripulación había cambiado de embarcación. Como resultado, Robin se sentó en la cama con las rodillas levantadas para poder abrazarlas, rememorando todo lo que había pasado.

Desde que abandonó a los Mugiwaras entregándose voluntariamente a los agentes de CP9 con la creencia de que así sus benefactores no serían lastimados, Robin quedó sorprendida al descubrir que todos habían venido a rescatarla. Aún no estaba segura si debía considerar esa acción una estupidez, camaradería o una mezcla de ambas. Pero lo que recordaba con más cariño era que no solo la rescataron, sino que Luffy ordenó quemar la bandera del Gobierno Mundial, lo que marcó a toda la tripulación como 'Demonios'.

Mientras rememoraba esos momentos, una ligera sonrisa se dibuja en el rostro de Robin, recordando la cálida declaración que Luffy le hizo después de vencer a Rob Lucci que todos regresarían a casa.

"A casa… eh…", Robín pensó con ironía en la declaración de Luffy para que volviese. Aún no podía creer que esta tripulación le hubiera dado una segunda oportunidad de vida después de su 'deserción' y cómo se esmeraron para liberarla de sus esposas y escapar del lugar. Le parecía irreal que todo lo que había pasado no fuera solo un sueño y que aún creía que en cualquier momento se despertaría en una oscura celda o una habitación desconocida, siendo interrogada y torturada por los agentes del Gobierno Mundial. Esta pesadilla constante había estado atormentando su mente desde que partieron de Water Seven con el nuevo navío hasta incluso recordando aquel…

De repente, Robin abre los ojos de par en par y se da cuenta de que estaba yendo por un camino de pensamientos oscuros. Para distraerse, gira la cabeza y nota que Nami no está a su lado en la cama. Descansa su mejilla izquierda en una de sus rodillas mientras observa el resto de la habitación.

Robín reflexionó en voz baja consigo misma. —Quizás… debería ir a verificar en dónde está.

No obstante, su intención real era simplemente salir de la habitación y caminar un poco para aclarar sus ideas. Para ello, se cubrió con una bata para ocultar su camisón morado. Aunque, para ser sincera consigo misma, sabía que Nami estaría profundamente dormida en su nuevo estudio de cartografía. Incluso sin usar su habilidad de la fruta del diablo, Robin ya sabía que Nami se encontraba allí. La arqueóloga sonrió al recordar la emoción de la pelirroja la primera vez que descubrió aquel lugar, viéndose como una niña pequeña que disfrutaba al máximo de su mejor regalo de cumpleaños.

Robín caminaba por el pasillo, murmurando para sí misma acerca de algo que surgió con el tema de Nami. De repente, vio un pequeño resplandor debajo de la puerta de la cocina y rodó los ojos con una sonrisa, sabiendo perfectamente quién estaba allí.

Cuando Robin abrió la puerta, se sorprendió al encontrar a su capitán comiendo a altas horas de la noche, aunque debería estar en su turno de vigía. Pero lo que más la sorprendió fue de dónde estaba sacando la comida.

Robin se sorprendió al ver a Luffy comiendo desde un lugar secreto debajo de la mesa donde la tripulación solía reunirse para comer, con la mesa desplazada hacia un lado. Observándolo con diversión, Robin pensó para sí misma, "Realmente es una caja de sorpresas".

Con la boca llena de comida y algunos restos aún manchando su rostro, Luffy súplica con temor a Robin. —No se lo digas a Sanji...

Observando la divertida escena, Robin notó algunos vendajes cubriendo ciertas partes del cuerpo de Luffy, desde debajo de sus axilas hasta algunas áreas de su abdomen, lo que la sorprendió ya que no los había visto antes. Había estado inmersa en sus pensamientos sobre qué hacer con su vida desde que habían dejado Water Seven.

—Capitán… —Robin sella inmediatamente sus labios en un intento de evitar de llamarlo por aquel sobrenombre y se acerca a Luffy preguntando con curiosidad en un intento de ocultar su preocupación hacia el chico. —Luffy-san, esas heridas... ¿cómo te las has hecho?

Luffy saca la comida de su boca y levanta un poco su chaleco naranja para mostrar a Robin las numerosas compresas de gasa y vendajes que cubren su torso, especialmente en el centro. —Fue uno de los ataques del tipo Paloma —Explica Luffy. —Cuando usó sus dedos super rápidos. Me confié pensando que no me harían daño por ser de goma, pero me sorprendió ver que también tenía garras. Ahora que lo pienso, eso es lo que siempre tienen los gatos, ¿no es así? —Concluye Luffy, recordando su pelea con Rob Lucci. Robin observa con atención, preocupada por las heridas de su capitán.

Luffy se ríe suavemente para evitar llamar la atención de los demás miembros de la tripulación, después de todo, ya había tenido suficiente con el regaño de Nami por manchar sus mapas. Él no entendía por qué lo culpaba si solo estaba jugando al escondite con Chopper y Usopp.

Robin no quería sobre pensar en las cosas, pero al ver las heridas que Rob Lucci le hizo a Luffy todavía presentes, no pudo evitar recordar la pesadilla que había tenido esa noche. La arqueóloga sabía que no era bueno seguir atormentándose con esos pensamientos, pero no podía evitar preocuparse por la seguridad de su capitán y su tripulación, haciéndola volver recordar aquella pesadilla con la cual le despertó.

Donde Robin seguía luchando en Enies Lobby junto a su tripulación cuando se encontró rodeada de marinos fue a pedir ayuda, pero descubrió que se hallaba sola. Aunque intentó defenderse, fue sometida y estrellaron su cabeza contra el piso. En ese momento, llegó Rob Lucci clamando que la justicia absoluta se ejercerá sobre todos los criminales sin excepción alguna. A su lado, dejó caer la cabeza cercenada de Luffy cerca de Robin, y ella sintió que él la juzgaba con sus cuencas vacías. Parecía culparla a ella, la sobreviviente de Ohara, por la desgracia que habían sufrido. En ese momento, Robin fue juzgada como la 'Demonio'.

Robin se sacude de su ensimismamiento al escuchar el fuerte rugido del estómago de Luffy y observa cómo el joven se agarra el abdomen.

Sentado en el suelo de la cocina, Luffy se queja con un gruñido proveniente de su estómago. —Hmmmm... todavía tengo hambre. —A pesar de haber almacenado comida previamente, el hambre del joven pirata sigue sin estar saciada.

Robin llamó a su capitán. —Luffy-san —para ganar su atención. Luego propuso una idea. —¿Qué te parece si vuelves al observatorio mientras yo preparo algo de comida y te la llevo?

—¡¿De verdad?! ¡Gracias, Robin! —De un salto, Luffy abraza a Robin en agradecimiento. La arqueóloga se sorprende por el gesto, ya que no es alguien a quien le guste recibir demostraciones de afecto, pero una pequeña sonrisa se le escapa al recordar lo fácil que se emociona el chico.

Después del afectuoso abrazo de Luffy, este se dispuso a ir al observatorio, pero no sin antes que Robin le recordara que debía volver a colocar la mesa de la cocina en su lugar. Robin se quedó sola en la cocina y se dirigió a una de las alacenas. Al abrir una de ellas, encontró una nota etiquetada 'Propiedad de Nami', lo que la hizo sonreír ante la idea de que Luffy no se había atrevido a tocar la comida de la navegante por temor a su furia.

Robin tomó lo que pudo de la alacena para preparar algunos emparedados, aunque sabía que eso no sería suficiente para saciar el hambre del hombre de goma. Mientras preparaba el refrigerio, su mente se llenaba de preocupaciones al recordar las heridas que vio en su capitán debajo de su chaleco y las pesadillas que la atormentan, volviendo en forma de flashes sobre un final más trágico no solo para ella, sino para toda la tripulación. Se sentía enferma y se odiaba a sí misma por ser la culpable de su caída o peor aún, de ser víctimas de un 'Buster Call'...

*Clank*

—¡! —El sonido del cuchillo que Robin sostenía cayó al suelo sacándola de sus pensamientos. Se agachó a recogerlo y se dio cuenta de la tranquilidad que le había brindado el abrazo de Luffy. Con el cuchillo en la mano, se encaminó a lavarlo mientras reflexionaba sobre cómo ese gesto tan sencillo de su capitán había logrado reconfortarla.

Desde el incidente en Enies Lobby, Luffy había sido su salvador. Él le demostró que su viejo amigo Soul tenía razón y la salvó del CP9 y de la oscuridad que la atormentó desde niña, brindándole una nueva oportunidad para vivir como ella quisiera. Ahora, Robin estaba decidida a aprovechar esa oportunidad para devolverle el favor a su joven capitán, Mugiwara no Luffy.


Al entrar en el observatorio, Robin encontró a Luffy recostado boca abajo en el suelo, con su estómago todavía gruñendo. Divirtiéndose un poco con la vista gracias a la luz del candil de la mesa, dejó a un lado el paraguas cerrado que no pudo usar ya que la tormenta había terminado, dejando solo fuertes vientos y bajas temperaturas.

—Luffy-san. —Robin llamó la atención de Luffy, lo que hizo que levantara un poco la cabeza y viera que ella tenía una canasta en uno de sus brazos. A pesar de que Robin todavía estaba vestida con su bata, Luffy pareció no importarle.

—¡OHH!... ¿Qué es? ¿Qué es? —Exclama de emoción Luffy.

—Ven y verás lo que he traído. —Respondió Robin al joven capitán, esquivando el equipo de entrenamiento de Zoro y dirigiéndose hacia el sofá tapizado en cuero que estaba pegado a la pared de la habitación. Luego, le hizo una señal para que se sentara a su lado.

Sin esperar ni un segundo más, Luffy se sentó a su lado con las piernas cruzadas, repitiendo 'Comida' varias veces, hasta que su cántico fue interrumpido por las manos de Robin guiándolo hacia ella. Con suavidad, ella lo recostó sobre sus muslos desnudos, desconcertando por completo al chico, pero la sorpresa se desvaneció rápidamente cuando le presentó un emparedado recién preparado.

—Toma… Luffy —Robin le entregó un emparedado a Luffy y él lo aceptó con entusiasmo, comiendo de la mano de la arqueóloga sin importarle que ella lo llamara sin honoríficos. Mientras ella lo alimentaba, Robin acariciaba suavemente el cabello del joven, disfrutando de la tranquilidad del momento. Sin embargo, la paz terminó cuando los emparedados se acabaron y Robin limpió los restos de comida de los labios de Luffy con su pulgar, llevando su dedo a su boca para saborear el sabor de los labios del capitán más que el de la comida que había preparado.

—Gracias, Luffy… —Dijo Robin con suavidad, lo que causó una mirada de extrañeza por parte del joven. —Gracias por salvarme… y por… por mostrarme algo que pensé que nunca volvería a tener— Añadió con gratitud.

—¿El qué? —Preguntó Luffy, atrapado en la conversación no solo por esta charla particular con Robin, sino también porque notaba que ella estaba actuando de manera extraña.

—...Un hogar. —Concluyó Robin con una pequeña sonrisa en sus labios, respondiendo a la pregunta de Luffy y sintiéndose agradecida por la oportunidad de haber encontrado un lugar donde pertenecer y sentirse como en casa.

—Shi, shi, shi, no hay problema. Al fin y al cabo, todos debemos vivir libremente según nuestros deseos. No deberíamos estar obligados a hacer algo que no queramos. —Responde Luffy entre risas, aún recostado en el regazo de Robin. Luego, con cierta duda, pregunta el Mugiwara —¿No trajiste más comida en esa canasta?

—Fu, fu, fu —Río suavemente Robin.

"Nunca digas 'No' Luffy", se dijo Robin para sus adentros, recordando que no solo fue salvada una vez, sino dos veces, siendo Arabasta la primera vez, y también recordando cuando abordó el barco por primera vez comentando que él tenía que asumir la responsabilidad por obligarla a seguir viviendo. Esperándose también esa última pregunta como algo normal por parte del pelinegro.

—No, pero creo que tenga algo… parecido.

"Y mejor aún~", pensó la arqueóloga, provocando la curiosidad de Luffy. Pero en lugar de esperar a que él le preguntara de qué se trataba, Robin decidió mostrárselo directamente.

Robin retiró su mano de la cabeza del pelinegro y comenzó a retirar la parte superior de su bata, revelando su camisón morado que usaba como pijama. Luffy quedó eclipsado por la vista de los impresionantes senos de la arqueóloga, ahora expuestos ante él mientras descansaba en su regazo.

—Quizás no sea la comida que esperabas, pero espero que lo disfrutes igualmente, Capitán~ —Robin finaliza sus palabras con un tono semi-seductivo, deslizando los tirantes de su camisón y exhibiendo sus tetas desnudas ante Luffy.

Pero para Luffy, la vista de los maravillosos senos que Robin le ofrecía no era nada nuevo, ya había visto pechos desnudos antes de Nami en Arabasta. Sin embargo, la curiosidad del joven Capitán lo llevó a examinarlos más detenidamente, notando con asombro una diferencia muy… interesante. Parece que Robin tiene algo más que ofrecer, y Luffy no puede apartar su vista de ellos.

—¡Uhmm!... —Sorprendida, Robin deja escapar un gemido ahogado cuando Luffy, que ya se había levantado y estaba sentado en su regazo, comienza a sujetar uno de sus oscuros pezones con sus fríos dedos. La mujer intenta atrapar su gemido entre sus labios gruesos, pero no puede evitar mostrar su sorpresa ante la acción del joven capitán mientras él la examina de cerca.

Con un tono curioso, Luffy pregunta. —Robin, ¿por qué tus pezones se ven diferentes a los de Nami? —Mientras retuerce suavemente el pezón izquierdo de la mujer entre sus dedos índice y pulgar. La piel blanca del seno contrasta con el color marrón de la areola y el pezón, lo que hace que Luffy se sienta aún más intrigado. Él continúa examinando detenidamente el pezón de Robin, notando cada detalle, mientras espera su respuesta.

Cuando Robin escuchó la pregunta de Luffy, un pequeño escalofrío de miedo le recorrió la espalda y, por un momento, pensó que era una muy mala idea y consideró abandonar el observatorio sin más preámbulos. Sin embargo, un viejo rasgo suyo, uno del que pensó que se había deshecho, irónicamente estaba… irónicamente hablando volviendo a florecer.

A pesar de haber tenido que crecer y sobrevivir por su cuenta desde muy joven, convirtiéndose en una persona fría y calculadora, Robin sintió una nostálgica calidez que creía haber perdido en Ohara, como una pequeña brasa que volvía a encenderse. Cuando Luffy y los demás fueron a rescatarla, ella encontró un nuevo 'hogar', tal como le había dicho su capitán. Pero había algo más que la hacía sentir así...

Cada vez que Robin se cuestionaba cómo era posible que siguiera con vida después de haber traicionado y engañado a innumerables personas, siempre pensaba en Luffy. Él era una de las pocas personas que le había demostrado a la arqueóloga hasta dónde llegaría por ella, dispuesto a romper cualquier grillete que la mantuviera atada. Todo eso para poder verla libre.

Con un pensamiento más claro, Robin pone una mano sobre la de Luffy que sostenía su pezón y con la otra acerca la cabeza del chico hacia su rostro para poder hablarle.

—Te lo diré si me permites saciar ese apetito tuyo. —Susurra Robin con dulzura al oído de Luffy, antes de darle un cariñoso beso en la mejilla.

En la mente de Luffy, la situación actual resultaba confusa. Robin le decía que tenía algo más para alimentarlo, pero no veía nada en la canasta ya vacía. Además, el beso que Robin le había dado después de susurrarle al oído también lo desconcertaba. Aunque no estaba acostumbrado a interactuar de esta manera con mujeres, el recuerdo de las pocas veces que se había duchado con Makino cuando era pequeño le vino a la mente. En aquella época, había recibido ese mismo tipo de trato junto con una curiosa niña que era un poco mayor que él y que solía acompañar a Shanks y su tripulación.

Robin sonrió divertida al percatarse de la falta de comprensión de Luffy sobre lo que estaba sucediendo. Recordó que, en un principio, tanto ella como el resto de la tripulación pensaban que Luffy era asexual. Sin embargo, tras escuchar la comparación que hizo Luffy entre su cuerpo y el de Nami, se dio cuenta de que el joven no había hablado nada sobre la sexualidad. Decidiendo entonces que sería ella quien le enseñara sobre el tema, disfrutando con la idea de guiarlo y enseñarle cada detalle.

—Déjame mostrarte. —Robin tomó la mano de Luffy y la colocó sobre su pecho, guiando suavemente su masaje desde la base del seno izquierdo hasta la punta del pezón. —Mmm~… Eso… es… —La mujer no pudo evitar gemir y jadear mientras sus mejillas se sonrojaban por la dirección en que iba la situación, ignorando el sonido de la tormenta que indicaba que la lluvia había regresado. —Aprieta suave por arriba y cuando llegues a la punta aprieta fuerte para que-

Las palabras de Robin quedaron atrapadas en su garganta cuando sintió la otra mano de Luffy tocar su otro pecho, más áspera y agresiva que antes. El pirata estaba explorando su cuerpo de una manera peculiar, palpando su elasticidad y divirtiéndose al ver cómo los pechos se hundían bajo su toque. Robin observó cómo las puntas de sus pezones se ponían rígidas y puntiagudas por los manoseos de Luffy.

Robin sintió como sus pechos eran tratados como meras ubres de vaca, preparándolas para el ordeño. Un fuerte y nostálgico hormigueo la invadió al sentir una sensación de calor en su interior. Sus pezones hinchados comenzaron a contraerse poco a poco, mientras un líquido cálido y blanquecino fluía de ambas puntas de sus pechos. Robin se sintió abrumada por la intensidad del momento, y no pudo evitar gemir de placer mientras el líquido seguía fluyendo de su cuerpo.

—Woah… —Luffy se quedó atónito al observar lo que sucedía, sin poder creer lo que sus ojos veían. Poco después, empezó a salivar un poco y, de forma instintiva, movió su cabeza hacia una de las tetas de Robin, atraído por el embriagador aroma que emanaba de ellas.

*Slurp*

*Slurp*

—Mmm… ¡Ah!... —Pese a no querer interrumpir la merienda de Luffy, Robin no podía evitar liberar gemidos de satisfacción mientras sentía los labios del chico succionando uno de sus pezones, ahora hipersensibles al encontrarse nuevamente lactando. Mordiéndose el labio, llenó la habitación con el sonido de su boca, mientras Luffy bebía grandes cantidades de su dulce y cremosa leche materna. Para él, esta bebida se convirtió en la segunda mejor cosa que había probado, solo por encima de su preciada carne.

*Glup*

*Glup*

—Pwah…—Se separa Luffy del pezón erecto de Robin, el cual se mantenía contrayéndose mientras la leche goteaba por su pecho y, en parte, por la barbilla del chico. Luego, Luffy mira a la arqueóloga sonriéndole y lamiéndose los labios, saboreando su cremoso sabor. —No sabía que podías dar leche, Robin, y es muy deliciosa.

Robin se sonrojó hasta las orejas al escuchar el cumplido, y llevó una mano a la mejilla de Luffy, acariciándola suavemente mientras limpiaba el hilo de leche que goteaba de su barbilla con su pulgar. —Fu, fu, fu. Me alegra que te haya gustado. —Dijo con una suave risa. —Pero prométeme que esto se quedará entre nosotros, ¿de acuerdo?

—¡Claro! —Afirmó rápidamente Luffy, temeroso de que Sanji también le prohibiera seguir disfrutando de tan deliciosa bebida mientras miraba hacia el otro pecho desnudo de Robin.

—Adelante… tenemos toda la noche, y además… ya te había dicho que satisfaría ese apetito tuyo~ —Animó la arqueóloga mientras permitía que la joven pirata siguiera disfrutando de su cuerpo, incluso mientras apretaba sus muslos con fuerza, sintiendo su núcleo contraerse sobre sí mismo. Los sonidos obscenos de la atención del pirata en su otro pecho no ayudaron a su excitación.

"¡¿Ohoo?! Ah…. Ah… Si-Si sigue así …", fueron los pocos pensamientos coherentes que Robin pudo reunir antes de que su mente se fuese a la deriva.

Continuaron así por un tiempo, con Robin colocando ambas manos sobre el cuerpo de su capitán, explorando y acariciando cada centímetro con sus dedos suaves y delgados, mientras él continuaba succionando sus dos senos, haciéndola temblar y jadear incontrolablemente. Su saliva goteaba por la comisura de su boca mientras oleadas de placer la invadía, cumpliendo una vieja fantasía que se había hecho añicos en el pasado. Robin no pudo evitar sonreír ante la idea de pagarle a Luffy en especie, tal como le dijo él a ella, 'vivirá como le plazca'. Burlándose internamente Robin ante su descabellada idea.

*Chomp*

—¡HIEE!

Sin embargo, los pensamientos de Robin se borraron de inmediato, y sus ojos se abrieron como platos, dejando su mente completamente en blanco, mientras sus pupilas se contraían por el insoportable placer. La mujer gritó de éxtasis cuando Luffy presionó inconscientemente todos los 'botones' correctos en ella, mordiendo sus areolas marrones ya hinchadas con tanto entusiasmo y tirando de ellas sin descanso, obteniendo más de su nueva bebida favorita de ella. Pero eso no fue todo. La acción repentina e inesperada de Luffy tomó a Robin completamente desprevenida, enviándola al límite del placer. Provocando que ella hiciese algo improvisto..

Robin no pudo evitar ser consumida por el abrumador placer mientras arqueaba la espalda, presionando el rostro de Luffy más profundamente contra la suave carne de sus senos. Sus ojos se pusieron en blanco y abrió mucho sus piernas, envolviéndose alrededor de la cintura de Luffy, acercándose aún más a su cuerpo.

—Robin… —Luffy la llama como puede.

—Mmm… —Las palabras de Luffy sacaron a Robin de su estado de éxtasis, aunque todavía tenía destellos en su visión junto a su cabello malogrado y sudado le cubría parte de la cara. Al bajar la mirada, se encontró con la imagen más tierna que había visto desde que Chopper se reía de sus cosquillas. Siendo Luffy apoyando su mejilla en uno de sus senos, mirándola con cierta inquietud y dejando escapar un cálido aliento que provocaba un delicioso cosquilleo en su pezón cercano a él. Sin resistirse, Robin permitió que el rostro del joven pirata se frotara aún más en su tierna carne del busto, disfrutando del momento.

—Ah… Ah… ¿está… todo bien? —Entre jadeos cálidos, la arqueóloga dejó escapar un gemido agudo y preguntó notando ahora el desastre que se había vuelto su busto con el festín que Luffy se había hecho en él.

—Sí, bueno… —Luffy vacila por un momento antes de hablar en un tono más bajo. —Mi polla está muy dura.

—Fu, fu, fu. —Robin no pudo evitar soltar una risita al escuchar las palabras de Luffy. Aunque el chico parecía tener un conocimiento muy limitado sobre la sexualidad, resultaba sorprendente que al menos fuera consciente de su excitación. Para ella, era comprensible que esto fuera algo nuevo y hasta confuso para él.

"Eso ya lo sabía", Robin sonrió complacida, no era sorpresa para ella sentir cómo las caderas de Luffy se apretaban con fuerza contra su cuerpo, acercándose cada vez más. Además, el hecho de que pudiera sentir claramente el bulto de su capitán a través de su camisón y los pantalones cortos de Luffy solo aumentaba la intensidad del momento.

Robin intentó tranquilizar a Luffy con una voz suave y calmada. —Tranquilo… esto es completamente normal. Estás excitado. —Le explicó, mientras sentía el cuerpo del chico presionando el suyo con más fuerza. Era evidente que la situación lo estaba afectando, y ella no podía ignorar la protuberancia que notaba en los pantalones cortos de Luffy rozando contra su piel. —¿Te molesta? —Le preguntó, procurando que su voz mantuviera un tono sosegado y amable, dispuesta a ayudar a su capitán a comprender mejor lo que estaba sucediendo en su cuerpo.

—No mucho… —Responde Luffy, tratando de disimular la intensidad de su excitación, o lo intenta… mientras continúa frotándose contra el abdomen de Robin—. Pero se siente tan bien estar así contigo, Robin. Me alivia un poco, aunque a la vez me hace querer sentirte aún más.

Robin se sentía feliz, una sensación que la llenaba por completo en ese momento. Al escuchar que ella era la responsable de la excitación de Luffy, el hombre que ocupaba sus pensamientos todos los días, la arqueóloga experimentó una sensación completamente nueva, algo invaluable. Sin pensarlo dos veces, tomó al pirata con ambas manos y lo besó con pasión y cariño, entregándose por completo en ese beso descuidado pero cargado de emociones.

A pesar de que al principio el contacto fue solo con los labios, Robin rápidamente dio el siguiente paso. Abrió su boca y sacó su lengua para frotarla contra los labios de Luffy, pidiéndole permiso para ingresar. Luffy tardó unos segundos en entender lo que estaba sucediendo, dejando que Robin ingresara y encontrará su lengua. Para Robin, fue como si mil fuegos artificiales explotaran dentro de ella. El beso no fue el más recíproco, ya que Luffy no sabía cómo actuar, limitándose a repetir los movimientos de boca de su compañera. Sin embargo, para Robin fue el placer más grande que había experimentado. Sus lenguas se rozaron, frotaron y rodaron una sobre la otra, mientras su saliva se mezclaba. Las manos de la arqueóloga tiraron suavemente de Luffy hacia ella desde la nuca del pirata, deseando profundizar aún más el beso, mientras tarareaba por el simple hecho de hacerlo.

Robin maldice mientras jadea por aire, alejándose de Luffy. Ambos teniendo aún sus bocas abiertas, jadeando fuertemente como si estuvieran huyendo de algo. Sienten el aliento del otro en sus caras, y lo único que los mantiene unidos, además del abrazo de Robin, es el puente de la saliva que conecta sus lenguas. Siendo Luffy quien lo rompe primero.

—¿Qué fue eso? —Preguntó Luffy, jadeando y sonrojado, sin entender lo que acababa de suceder. Su corazón latía tan fuerte que podía compararlo con la primera vez que usó su 'Gear Second'. Además, sentía que partes de su cuerpo se calentaban, desde su rostro hasta sus regiones inferiores, incluyendo su miembro, lo que hacía que sus pantalones se convirtieran en una molestia para él.

—¿Fue ésta la primera vez que besaste a alguien? —Preguntó Robin, obteniendo un asentimiento de Luffy, lo que la hizo feliz de nuevo al saber que ella había sido la primera en besar al pirata Monkey D. Luffy.

—¿Y qué te pareció? —Pregunta Robin con calma ocultando en su interior algo de expectación.

—Tenía un sabor amargo, pero olías muy bien. ¿Cómo… ¿cómo a las flores? —Comentó el joven pirata, aunque no estaba muy seguro del último aspecto que mencionó y lo dejó en el aire como algo misterioso. Robin pensó que el sabor amargo debió ser por el café negro que había bebido antes de subir al observatorio, y que el aroma floral debía ser por su fruta del diablo, que tenía algunas 'consecuencias' al ser usuaria de la Hana-Hana-No mi.

—¿Puedo… besarte otra vez? —Pregunta ocasionalmente Luffy.

Con tan solo brindarle una sonrisa, Robin se inclinó hacia el joven pirata para darle otro beso.

—¡!

Mientras se besaban, perdidos en la neblina de su creciente lujuria, Robin se sobresaltó en su lugar, abriendo los ojos de sorpresa. Se sonrojó a un nivel en el que ella misma podía sentirlo, al notar cómo las manos de Luffy sujetaban gran parte de la carne de su trasero, pasando sus dedos por debajo de sus bragas. A pesar de esto, Robin no mostró ninguna queja, disfrutando del contacto piel contra piel.

Robin dejó escapar un suave gemido mientras se entregaba al placer de sentir cómo la mano del pirata se hundía aún más en su trasero y exploraba cada centímetro de su cuerpo. Luffy parecía haber extendido su instinto de curiosidad y comenzaba a acariciar el gordo culo de su compañera, lo que la hacía desear aún más su presencia. Pero no solo el toque de Luffy la hacía desearlo, sino también el movimiento de caderas del pirata, que frotaba su dura virilidad contra su coño a través de las barreras de sus bragas y los pantalones cortos del joven.

Robin estiró su mano y la bajó, ahuecando el bulto de Luffy, lo que provocó en él un gruñido de sorpresa y detuvo sus movimientos de cadera.

—Tranquilo… deja que te ayude… —Le susurra la arqueóloga. —Pero si no te gusta, házmelo saber y pararé.

Luffy simplemente asintió en silencio, permitiendo que su compañera tomara el control mientras todavía sujetaba el trasero de Robin con sus manos.

Lentamente, Robin bajó los pantalones cortos de su capitán, revelando que no llevaba ropa interior. A pesar del fuerte olor a sudor que emanaba de su miembro, algo que ella ya esperaba de la personalidad despreocupada de Luffy, lo que realmente llamó la atención de la arqueóloga fue la apariencia de su pene: sin ningún pelo púbico y con los testículos igualmente suaves. Al sentir la suavidad de su piel y el golpe levemente por debajo del ombligo, su útero se contrajo, humedeciendo su coño y arruinando sus bragas negras. La expectación de lo que sucedería a continuación la hizo estremecer de anticipación.

Luffy soltó un gemido al sentir la mano de Robin envolviendo su miembro, acariciándolo con suavidad de arriba hacia abajo. Los dos disfrutaron de las sensaciones que recorrían sus cuerpos mientras ella lo masturbaba lentamente.

A pesar de la sorpresa inicial de Robin al descubrir que los labios y el miembro de Luffy no estaban hechos de goma, tal como el pirata había afirmado que era su cuerpo, la sensación seguía siendo cálida y placentera mientras la mano de la mujer acariciaba suavemente el miembro de su capitán.

"Oh… qué dulce~…", Robin sonrió al escuchar los jadeos acelerados y los murmullos incoherentes de Luffy, sintiendo su cálido aliento en su oído mientras este se apoyaba en su hombro. El joven comenzó a mover sus caderas nuevamente, agitando la mano de Robin y aumentando la velocidad. Su agarre en el trasero de Robin se volvió tan fuerte que ella pensó que quedarían marcadas las manos del chico en ambas mejillas de su culo.

No pasó mucho tiempo antes de que Robin sintiera el líquido preseminal en su mano y dejara de masturbarlo. Sin embargo, debido al continuo vaivén de Luffy, parecía que ella todavía lo estaba haciendo.

Con el líquido pre-seminal empapando su mano, Robin utiliza su pulgar para esparcirlo por todo el glande de Luffy, apretándolo suavemente y provocando que el joven pirata gima con más fuerza. Las manos extras de la arqueóloga brotan de sus piernas y sujetan los pesados testículos de Luffy, dándose cuenta de cuánto ha estado acumulando. Con una delicadeza tortuosa, masajea el saco del chico con sus dedos mientras él aumenta sus jadeos y embestidas, sumergidos ambos en un torbellino de sensaciones.

—Robin, se siente tan bien… —Susurraba Luffy con dificultad, apoyando una de sus mejillas sobre el hombro de Robin mientras dejaba escapar un poco de saliva de la comisura de su boca. —¿Por qué te detuviste? Me estaba sintiendo tan diferente...

Escuchando la queja del joven pirata, Robin suelta por un momento su polla y levanta el rostro de Luffy para mirarlo de frente.

—Descuida… qué hay más cosas que podemos hacer. —Aseguró Robin diciéndolo con una voz melodiosa, ya sin ocultar su lujuria hacia el pirata de la gorra de paja.

—¿Hay más? —Sonríe un poco Robin por la pregunta de Luffy.

—Sí, y espero que estés listo, porque esto te encantará, te lo prometo… —Dijo Robin con convicción mientras besaba a Luffy de forma casta en los labios, a pesar de su situación actual.

Robin se movió un poco en el sofá del observatorio y abrió un poco más las piernas, que rodeaban a su capitán. Entonces, una de sus manos extras brotó cerca de su entrepierna, ayudándola a quitarse sus bragas, que se habían vuelto un desastre, y las arrojó a un lado.

Robin respiraba de manera errática mientras su corazón latía a su máxima capacidad. Con su mano derecha, guio el pene de Luffy a su vagina y esperó a que ambos se conectarán. En cuanto lo hicieron, Luffy instintivamente golpeó su pelvis contra el coño de Robin, penetrándola completamente y provocando que los brazos extras de la mujer desaparecieran instantáneamente.

Luffy estaba sintiendo una creciente sensación de calor en su rostro cuando notó que su miembro fue envuelto por las húmedas y ajustadas paredes de la vagina de Robin. Podía sentir la temperatura cálida de su interior, y cómo los jugos viscosos lo rodeaban. La sensación era tan intensa que parecía como si su polla se estuviera derritiendo.

—Agh… ¡Ahhh!...

Pero un grito de dolor hizo que Luffy volviera a la realidad al notar que el cuerpo de Robin temblaba y sollozaba en un intento por acostumbrarse a su miembro.

La mujer no era ajena a las actividades sexuales, pero esta era la primera vez que participaba en una relación verdaderamente recíproca. Después de años de esquivar el ojo atento del gobierno mundial, el arqueólogo había recurrido a todo tipo de tácticas para sobrevivir. Desde usar su propio cuerpo para ganar dinero rápido, hasta demostrar su 'lealtad' a ciertos grupos, lo había hecho todo, salvo por Baroque Works y algunas otras organizaciones. Gracias a su experiencia en infiltración se refiere.

Robin trató de suprimir sus lágrimas de frustración y dolor mordiéndose el labio inferior. Había pasado algún tiempo desde la última vez que había hecho esto, y se sentía como si su cuerpo estaba siendo desgarrado por la mitad. Su rostro se torció incomodidad.

Pero todas las malas sensaciones que estaba pasando Robin, de repente, se atenuaron un poco al escuchar la voz de Luffy.

—Perdón, perdón, perdón, no quise lastimarte. —Se disculpa Luffy rápidamente. Pero Robin no estaba dispuesta a dejarlo ir tan fácilmente. Con la poca fuerza que le quedaba, ella lo sujetó con sus piernas a su alrededor, atrapándolo en su lugar y asegurándose de que él no se apartara de su lado en el corto plazo.

—¡No! —La pelinegra se sorprende por su propio arrebato. —Qui-Quiero decir… me - me sorprendiste bastante, Capitán-san. Su-Su pene es incluso más grande que… eh… me imaginaba. —Robin obligó un gemido a demostrar su punto.. —Y espero… que también le esté disfrutando~...

—Pero… no estás ¿sangrando?... —Luffy preguntó con preocupación, mirando su pene aún conectado con Robin, que no mostró rastro del líquido carmesí. Recordaba vagamente las explicaciones de Makino sobre las flores y las abejas antes de salir del pueblo, llegándole el recuerdo al pirata donde tenía que ser cuidadoso con la 'primera vez' de las chicas donde estás pueden sangrar.

Robin fue sorprendida al conocer que su capitán tenía ese conocimiento. Dirigió su vista hacia abajo, contemplando lo poco que podía ver del rostro de Luffy y llevando sus dedos hacia su cabeza para acariciar su cabello, mostrando una sonrisa irónica. Apenas podía creer que este fuera el mismo 'novato' que había conocido en Arabasta.

La preocupación que Luffy mostró hacia ella conmovió a Robin, pero al mismo tiempo, se sintió abrumada por un sentimiento sombrío. Se sentía sucia, manchada, y no merecedora de ser la primera mujer en tener relaciones con Luffy. Ahora, lo que había sido un sueño para ella se sentía más como una de las historias exageradas contadas por Usopp.

Robin habló en un tono irónico, no tanto para Luffy como para sí misma. —Lo siento, Capitán-san, por desilusionarlo, pero esta no es mi primera vez haciendo esto. —La arqueóloga decidió confesarle algo de su pasado. —A veces... tuve que hacer 'esto' de forma obligada y… —Pero fue interrumpida por un abrazo de su compañero, quien la atrajo hacia él con fuerza. —Luffy… —Robin se sintió conmovida por la preocupación de su capitán, pero al mismo tiempo se invadió un sentimiento de culpa y suciedad al pensar en sus experiencias pasadas…

Luffy no pudo evitar escuchar lo último que su compañera dijo en el mismo tono en que le pidió que la rescataran en Enies Lobby, lo que le dio una mala sensación. —Robin... Nunca te obligaría a hacer algo que no quisieras hacer. Si no quieres continuar, podemos dejarlo, ¿de acuerdo? No te presionaré para hacer algo que no te guste.

Conmovida por las palabras de Luffy, Robin se sintió aliviada y finalmente tomó una decisión. Aprovechando el abrazo, la mujer se acercó lo suficiente al oído de Luffy para susurrarle con sinceridad. —Te amo~...

Antes de que Luffy pudiera reaccionar, Robin se abalanzó sobre sus labios, y con sus piernas rodeando su cintura, aflojando su agarre para hundir su miembro nuevamente en su interior, ahogando los gemidos de satisfacción de ambos con aquel beso.

Tomando la iniciativa, Robin comienza a mover sus caderas al ritmo de las de Luffy, separando sus bocas para poder admirar el cambio en su compañera viéndola ahora completamente sonrojada y jadeando lo suficiente como para ver un poco de vapor saliendo de su boca con cada exhalación. —Ah... Ah... Ah... —jadea Robin. —Muévete... por favor, hazlo como más te guste.

Queriendo complacer a su compañera, Luffy comienza a moverse con cuidado, evitando sacar y volver a meter su miembro, en su lugar, realiza movimientos circulares con su cintura mientras se mantiene unido a la madura mujer, lo que provoca gemidos y suspiros de la arqueóloga.

Al notar que Luffy no tenía mucha experiencia en ese tipo de encuentros, Robin no pudo evitar reírse en un tono bajo, considerando su torpeza un poco lindo. Decidió entonces guiarlo un poco para hacer que la experiencia fuera más placentera para ambos.

—… Y ahora vuelve a meterla para- Mmm~… ¡Sí! Así~ —En un tono de voz sensual y excitado Robin se veía incapaz de contener los gemidos que salían de su boca al sentir las embestidas de Luffy e instaba a seguir. Cada salida y entrada de su polla en su coño hacía que el sofá emitiese sonido. A pesar de ello, para la arqueóloga, esta experiencia se sentía tan diferente de cualquier otra.

En medio del vaivén de Luffy y los movimientos de balanceo en el cuerpo de Robin, la pelinegra notó que él parecía contenerse.

Robin notó que la expresión de Luffy era más bien de concentración en lugar de disfrute, como cuando ella lo masturbaba con sus manos.

Robin colocó su mano derecha sobre el pecho de Luffy, con cuidado de no mover demasiado sus vendajes debajo del chaleco. Le indicó que se detuviera, lo que provocó una divertida reacción de sorpresa en él, creyendo que otra vez la había lastimado de alguna manera. —No te preocupes. —Dijo Robin entre pequeñas risas. —No es eso, solo déjame acomodarme un poco mejor.

Cuando Robin se separó del miembro de Luffy, sintió un… vacío en su interior, pero sabía que pronto eso iba a cambiar.

Extendiendo su bata por el suelo como si fuera una manta, Robin se recostó en ella y levantó sus piernas al aire, separándolas y sujetando sus pantorrillas con sus dos brazos, llevándolas hasta el nivel de su pecho. Demostró su flexibilidad al hacerlo, lo que resaltó sus tetas, su coño con algo de vello púbico ligeramente recortado y su culo. Para facilitar las cosas, utilizó su fruta del diablo para crear un par de brazos extra cerca de su entrepierna, ayudándole a abrir su entrada en una invitación para su capitán.

—Ve-Ven, Luffy~ —Con voz entrecortada, Robin invitó a Luffy a unirse a ella en la posición que había adoptado, consciente de lo provocativa que parecía. A pesar de sentirse un poco incómoda, sabía que debía ser clara y directa con sus deseos hacia su capitán, aunque sus pensamientos ocultos sobre tener un hijo o hija de Luffy aún persistían en su mente. Sabía que su estilo de vida como miembro de la tripulación pirata y como la única superviviente de Ohara era peligroso, pero al ser Luffy un miembro del clan 'D.', todo parecía posible.

Robin volvió a la realidad cuando sintió la presencia de Luffy encima de ella, rozando su polla con los labios de su entrada. Sin embargo, una de las manos de Robin que mantenía abierta su vagina para él, lo detuvo. Sujetó su miembro con firmeza, lo que provocó un escalofrío de terror en Luffy, recordando el castigo que Robin le dio a las joyas de Franky con su habilidad de fruta del diablo.

"No más juegos…", pensó la arqueóloga se dio cuenta de que había llegado a su límite cuando sintió que su vagina secretaba más jugos y se hacía notorio el goteo de sus ansias por ser fecundada.

Robin sonrojada miró a Luffy con determinación y le dijo. —Solo prométeme una cosa... —Luffy la miró confundido. —... Hazlo como más te guste. —Repitió la frase con una sonrisa seductora que raramente usaba en su vida como fugitiva, pero haría una excepción para su capitán.

Robin liberó la polla de Luffy y, con sus palabras frescas en su mente, el capitán alineó su miembro hacia la vagina de la mujer. Con un movimiento decidido, lo introdujo en su entrada húmeda como una lanza carnosa.

Luffy se sintió maravillado de nuevo al estar dentro del cálido y húmedo coño de Robin. Al levantar la vista, su mirada se posó en los grandes y saltarines pechos de la mujer. Rápidamente, tomó uno de sus oscuros pezones en su boca para verificar si todavía daba leche. Confirmó su sospecha cuando el cremoso y familiar sabor llenó sus fauces, y aumentó la succión en el globo de carne. Absorto en su merienda, Luffy embistió con su polla sin prestar atención al estado de su compañera.

Robin se estremecía por completo, luchando por acostumbrarse a la vara que se movía dentro de ella mientras agitaba la cabeza. Anhelaba que le diese más fuerte, más rápido, pero se contenía para no suplicar a su capitán y asustarlo. De repente, Luffy agarró su trasero con más fuerza que antes, como si quisiera retenerla a su lado. Con ese agarre, un dedo del pirata rozó suavemente la entrada de su ano, lo que la hizo estremecerse de nuevo y sentir un escalofrío eléctrico que recorrió su columna vertebral.

Sin embargo, lo que llevó a Robin al borde de la ruptura fue sentir los dientes de Luffy en uno de sus pechos, mordiendo con la fuerza suficiente para succionar la protuberancia carnosa en su boca, como si fuera la ventosa de un pulpo. La lengua del pirata recorrió su areola oscura, masajeándola con firmeza mientras se deleitaba con su nueva bebida favorita.

Con cada mordisco y succión que Luffy daba en sus pechos, Robin se sentía más deseada, más adorada e incluso... amada. Cada marca que dejaba en su piel parecía un sello de propiedad, como si ella fuera su hembra y él su dueño.

—Robin... ¿te sientes bien? —Preguntó Luffy con su voz entrecortada, y produciendo sonidos húmedos de sus cuerpos chocando entre sí, mientras llenaba la habitación con fuertes jadeos.

Eso provocó una breve expresión de sorpresa en los ojos azules de Robin, seguida de un brillo adicional que reflejaba su emoción actual.

—Uh… ¡Huaaaa~! ¡Sí! Sí, Luffy. Estás yendo tan… ¡Profundo! —Aulló Robin, gimiendo en un ataque de placer, aunque intentaba contenerse para mantener su fachada de estar en bajo control. A pesar de sus esfuerzos por ocultar sus emociones, no podía ignorar las olas de sensaciones que recorrían todo su cuerpo. Arqueando la espalda y levantando la cabeza, molía sus caderas para profundizar aún más su unión, sintiendo como si la hombría de su amante estuviera a punto de golpear su vientre. De hecho, su útero se estaba preparando para ser fertilizado, ya que se había deslizado hasta el nivel del glande de Luffy, rozando constantemente su miembro contra las puertas de su matriz.

* Plaf *

* Plaf *

* Plaf *

Luffy soltó unos sonidos parecidos a gruñidos mientras su trasero se estrechaba con el de Robin, produciendo un sonido húmedo y carnal. La mujer podía sentir cómo las bolas del joven pirata impactaban justo en el centro de su trasero, haciendo que el chico rebotara arriba y abajo sobre ella. A pesar de que ambos estaban entregados al instinto animal de la pasión, Luffy lograba golpear cada uno de los puntos dulces de Robin, provocándole un placer indescriptible.

Luffy aceleró sus embestidas y percibió el irregular resoplar de Robin. Al levantar la mirada, se sorprendió al verla mordiendo su bata hecha un desastre y babear por la mitad inferior de su rostro. Esta vista encendió algo primitivo en el interior de Luffy, quien redobló sus empujes en Robin hasta que encontró una barrera en su vagina que le impidió avanzar más. Notando cómo el coño de su amante se apretaba deliciosamente alrededor de su miembro, Luffy escuchó el rechinar de la madera mientras su pelvis se estrellaba contra el trasero burbuja de Robin. Aunque la sensación inicial fue de dolor y placer, Robin curvó los dedos de sus pies mientras sofocaba el impulso de gritar, emocionada al sentir cómo el miembro de su capitán comenzaba a arder en su interior.

El ataque de Luffy al útero de Robin continuó, ambos amantes resoplando y jadeando como animales en celo, hasta que...

—¡Oh~! ¡Joder, Si~! ¡Luffy…! —Gritó Robin, escupiendo el pedazo de tela que tenía en su boca. Levantó las piernas al aire y sus pupilas se contrajeron al sentir cómo el pirata lograba adentrarse en su útero, aunque solo fuera por un momento.

Luffy se sorprendió al ser abrazado por Robin una vez más, esta vez no por sus piernas largas, sino por sus brazos que rodearon su cuello. Ambos gemían de placer, sintiéndose más… completos. Robin no permitía que Luffy apartara su mirada de su rostro extasiado y la sonrisa ensoñadora que la adornaba mientras experimentaba múltiples orgasmos.

Robin se sentía invadida por un sentimiento que la llevaba al nirvana con cada embestida, y poco a poco perdía la visión como si el placer en sí mismo se estuviera convirtiendo en un narcótico. En ese momento, el ruido que estaban haciendo juntos pasaba a un segundo plano y ella ya no se preocupaba tanto por si alguien los escuchaba. De hecho, ahora veía como una oportunidad que alguien los interrumpiera para evitar que se volviera adicta a este tipo de placer.

—Robin… Robin… Robin… —Entre gruñidos, Luffy repetía el nombre de Robin, mientras aferraba con fuerza su trasero, en un intento por intensificar las embestidas que le daba.

—Si… sigue… sigue… ¡No pares, Luffy! —Gritó Robin mientras sentía que su capitán intensificaba sus movimientos dentro de ella con una furia creciente, al punto de que su trasero comenzaba a tomar un tono rojizo.

La pelinegra se aferró desesperadamente a su amante, clavando sus uñas en su espalda mientras su mente se sobrecargaba de placer. Luffy continuó empujando más y más profundo dentro de ella, y Robin sintió cómo su miembro crecía aún más a medida que continuaba el coito.

La posibilidad golpeó a Robin como un rayo mientras su mente intentaba procesar lo que estaba a punto de suceder. "E-Espera… acaso él…", fue lo único que pudo pensar antes de que Luffy confirmara su sospecha.

—Robin siento como-

—¡Hazlo! Lo quiero… Lo quiero dentro de mí ¡Préñame! —Robin clamó su verdadero deseo con fuerza. Luego atacó la boca de Luffy en un beso profundo y lleno de amor. Este fue el primer beso 'verdadero' que Robin le dio a alguien. Con su lengua, demostró toda su pasión a Luffy y se entregó plenamente a él, compartiendo todo su amor y su vida. Robin se dio cuenta de las maravillas de ser tratada como una mujer, una mujer enamorada.

Mientras sentía que las embestidas de Luffy ganaban potencia, Robin convocó un nuevo brazo cerca de donde estaban unidos sus entrepiernas y comenzó a masajear las bolas del joven pirata, haciendo que él se deleitara una vez más con esa adictiva sensación. Luffy dio golpes más fuertes y desesperados contra el coño de su compañera, con la punta de su polla casi abandonando su lugar para después volver a enterrarse hasta la empuñadura. Repitiendo el proceso e intentando con esmero adentrarse en su matriz, Robin pudo sentir cómo la polla de Luffy se hinchaba más y más, dando el último estoque y logrando ingresar al vientre de la madura mujer. La mano extra de Robin le dio un gran, pero glorioso apretón en los testículos de su capitán, lo que causó que la pareja se separara de su desordenado beso y aullara en sus respectivas liberaciones.

—¡HNNG! —Con un gruñido de placer, Luffy empuja más adentro de las paredes apretadas y cálidas del coño de la arqueóloga, finalmente alcanzando el clímax y liberando su semen caliente y pegajoso dentro de ella. Y no solo eso, sino con Robin...

—¡GHAHH! ¡LUFFY! —Rugió la mujer, liberando un fuerte gemido al alcanzar su propio orgasmo. Apoyando las piernas y levantando su cadera mientras se corría, empapando sus entrepiernas. Mientras tanto, Luffy continuó empujando sus caderas, descargando todo su semen en el sediento coño de Robin, vaciando por completo sus bolas con cada eyaculación. Cada uno de sus movimientos hacía que sus bolas se contrajeran aún más, lo que hacía que todo el semen fuera depositado en su interior.

Después de su encuentro apasionado, los amantes permanecieron abrazados durante un tiempo, mientras Luffy recuperaba sus sentidos. Al moverse un poco, notó algo de movimiento debajo de él y al mirar hacia abajo, se sorprendió al encontrarse con una vista nueva.

Luffy observó a Robin temblando en su lugar con el cuello estirado hacia atrás y gimiendo incoherencias mientras disfrutaba del éxtasis de su orgasmo. Sin embargo, pudo notar que Robin estaba sonriendo torcidamente y que su saliva salía por ambas comisuras de su boca, lo que le hizo entender que al menos ella había disfrutado del momento. Luffy le brindó un beso en la frente, recordando cómo ella había hecho lo mismo en su mejilla, y comenzó a retirar su pene de su coño, lo que provocó un gemido de Robin y algo más.

Robin jadea entrecortadamente mientras preguntaba con voz temblorosa. —Mmm… ¿No… No quieres… Ah… con-continuar?— A pesar de sentir su cuerpo abatido y su garganta cansada por los gritos y jadeos que ha dado, Robin nota que Luffy sigue estando igual de rígido que al principio. Aunque sabe que debería descansar, su deseo la hace considerar no hacerlo.


—¡Ahh!… Nmm… ¡Ahh!…

* Slap *

* Slap *

* Slap *

Los gemidos y los gritos de Robin llenaban la habitación mientras ella se movía arriba y abajo sobre Luffy. Él estaba tumbado sobre la bata de Robin, disfrutando de la vista de su cuerpo desnudo y sudoroso. El sonido de sus nalgas chocando contra las piernas del chico se mezclaba con el sonido de sus tetas rebotando sin restricción. Luffy no pudo resistirse y levantó los brazos para apresar sus senos con fuerza, disfrutando de la sensación de su piel suave y caliente en sus manos. Robin parecía disfrutar también, su respiración entrecortada y su cuerpo tembloroso indicando que estaba a punto de alcanzar otro orgasmo.

Robin soltó un gemido ronco cuando los labios de Luffy atacaron nuevamente uno de sus pezones, mientras con una mano el joven pirata amasaba su trasero de burbuja, incapaz de soltarlo por miedo a que desapareciera la nueva emoción que estaba sintiendo.

—Oh… ¡Luffy! —exclamó la arqueóloga entre jadeos, su voz cargada de placer. Luffy continuó besando y lamiendo su pezón, mientras su mano apretaba el trasero de Robin con fuerza.

Luffy estaba concentrado en hacer que Robin se sintiera bien, pero no podía resistir el impulso de penetrarla de nuevo, a pesar de que ella le había dicho que se encargaría ella misma. Sentía su polla siendo apretada y succionada por los jugos del coño de la arqueóloga, lo que hacía que su resistencia flaqueara aún más. Además, el constante choque del trasero de Robin contra sus pelotas hacía que fuera casi imposible resistir el impulso de penetrarla.

—¡Eeppp! —Con un grito agudo y femenino, siendo apenas consciente Robin de sus acciones gracias a su estado de placer, la arqueóloga sintió cómo las caderas de Luffy comenzaron a moverse hacia arriba, a pesar de que le había pedido específicamente que no lo hiciera unos momentos antes de que la montara. Ella estaba muy sensible y quería que durara un poco más, pero al parecer, no fue así.

—¡Ah!... —Robin dejó escapar un grito ahogado de sorpresa al sentir cómo Luffy tiraba bruscamente de uno de sus pezones con los dientes, haciéndola descender sobre su cuerpo. La arqueóloga quedó momentáneamente desorientada, aún encima del pirata, quien aprovechó la situación para intensificar el ritmo de embestidas.

—Ugh…

—¡OOOH! ~...

Robin exclamó al sentir que Luffy se acercaba al clímax. Con un bajo gruñido, el chico comenzó a mover sus caderas más y más rápido, penetrando a su compañera con fuerza hasta el punto de que ella creía estar siendo levantada del suelo. Mientras tanto, la mente de la arqueóloga estaba desorientada por el placer mientras que el pirata estaba completamente concentrado en disfrutar al máximo de su cuerpo. Los sonidos de chapoteo de las embestidas de Luffy contra su cuerpo se perdían en medio del intenso placer que ambos sentían, y los fluidos que se desprendían de su unión generaban un sonido similar a aplausos húmedos. Robin sintió cómo todo el semen que tenía en su interior se filtraba hacia fuera.

Sintiendo cómo la polla de su capitán volvía a palpitar y a aumentar de tamaño, indicando que se acercaba su segunda descarga, Robin hizo su mejor esfuerzo y sincronizó sus sentones con las estocadas del pirata, rebotando sobre su barra de carne y aumentando el sonido morboso de su apareamiento hasta hacerlo aún más fuerte.

Hasta que… todo se rompió.

—¡Ggh! —Suelta Luffy un gruñido final al levantar por última vez su pelvis hacia arriba.

Atrapada en el éxtasis del momento, Robin sisea en voz baja. —Ohh... Sí... Córrete... Córrete… —Mordiendo prácticamente el hombro izquierdo de Luffy. Él libera un sonoro quejido al correrse y su cuerpo entero se estremece, pero no solo eso, también el de Robin, que se retuerce al sentir como su útero es llenado otra vez con el semen de su amado. El último sentón que realiza la mujer es suficiente para que Luffy se incruste en su vientre, dejándola viendo estrellas y con sus extremidades completamente flácidas. Robin lucha por respirar y regular su respiración entre gemidos y quejidos post-orgásmicos. Sin embargo, algo la hace volver momentáneamente a la realidad, y conteniendo el aliento.

* Goteo *

Robin abrió los ojos con sorpresa y luego recuperó la compostura al sentir un cambio casi imperceptible en su interior, tal vez debido a su sensibilidad después de la actividad sexual. Pero eso no le impidió sonreír radiante al darse cuenta de que Luffy podría haberla 'polinizado'.

Luego de haber terminado su encuentro sexual con Robin, Luffy se encontraba jadeando y transpirando grandes cantidades de sudor, sorprendido de sentirse igual que después de uno de sus intensos combates. A pesar de haber disfrutado mucho del acto, se preguntaba por qué nadie le había hablado de lo bien que se sentía hacer esto. Sin embargo, sus dudas pasaron a un segundo plano cuando notó que Robin había dejado de temblar y miró hacia ella. Allí, se encontró con sus hermosos ojos azules y unas lágrimas que resbalaban por sus mejillas, aunque parecían ser de agradecimiento y no de tristeza. De repente, la pelinegra se acercó a Luffy y lo besó, pero no de manera lujuriosa sino con cariño, como una muestra de gratitud por haberle permitido sentirse como una mujer libre.

Robin suspiró suavemente tras separar sus labios de los de Luffy, dejando escapar un sonido que parecía más un ronroneo que una palabra. —Gracias. —Murmuró con voz suave, sintiendo que posiblemente había logrado hacer realidad uno de sus sueños más profundos.

—No hay de qué. —Respondió Luffy con una actitud positiva, pensando que su compañera se refería a haberla consolado durante su momento de necesidad, sin darse cuenta de que se refería al acto íntimo que habían tenido recientemente.

Las palabras de Luffy fueron suficientes para Robin, quien sabía que él no tenía idea de lo que habían hecho, pero aun así lo había hecho para satisfacer su deseo egoísta. La felicidad llenó el pecho de la arqueóloga, pero un ruido curioso despertó su interés y levantó una vez más la vista para ver a Luffy completamente dormido y roncando.

En lugar de sorprenderse, Robin se ríe brevemente, relajándose de nuevo sobre el hombro izquierdo de Luffy y dejando de luchar contra el sueño que la invade. Antes de que su conciencia se desvanezca por completo, no puede evitar pensar que le deparara a ella y a su… Capitán.

"Solo quiero que sepas que estaré aquí para ti, siempre te cuidaré y te amaré como mereces.", con esa promesa en su corazón, Robin cierra sus ojos y se entrega a los brazos de Morfeo, sintiendo la paz y tranquilidad que le da el saber que estará ahí para Luffy, cuidándolo y amándolo.


Y listo.

Si… lo sé… decía "Capítulo 1", pero es más que nada una especie de 'One-Shot' y puede que tenga cronología o tal vez no, ya el propio tiempo lo decidirá.

¿Si habrá continuación o no?

Pues cuando me sature otra vez de escribir el fanfiction de The Loud House volveré escribir el siguiente de este, cosa que pasara un buen tiempo, porque ahora comenzaron las vacaciones de primavera y también me siento ya mejor en seguir con la historia "Un inicio diferente", cosa que esa historia tendrá prioridad para mí.

Ya sin más, nos vemos y disfruten también de sus vacaciones.

Pandaman fuera.