Poción de Amor: El error de Colin.

-…tres gotas de sangre de werewolf, un cabello de 25 cm. de unicornio, 5 mililitros de almíbar y listo.-

Sus ojos castaños se movían de un lado a otro, viendo que todo estuviera en su lugar, asegurándose de haber puesto los ingredientes correctos; volvió su mirada al libro de pociones que sostenía a un lado, teniendo cuidado de que no se manchara con ninguno de los implementos de la poción, lo había sacado de la sección prohibida, mientras buscaba en ella información sobre el-que-no-debe-ser-nombrado. Estaba en su quinto año y aunque sabía que lo que hacía no estaba bien, no encontraba otra manera de tener a su lado a la persona amada. Si lo atrapaban preparando un filtro amoroso estaría en muchos, pero muchos problemas

-Aunque, en la guerra y en el amor todo se vale- fue lo último que dijo, antes de embotellar la poción y dirigirse al gran Salón, donde pondría a funcionar su plan.

-Harry, ¿podría hacerte una pregunta algo personal?- Ginny Weasley le preguntó en un susurro, mientras el joven de cabellos negros volteaba a verla.

En la mesa, sentada frente a él se encontraba Hermione sumergida en uno de sus libros de lectura ligera, eran los únicos en la mesa en ese momento, ya que era bastante temprano y el resto de los de su casa se encontraban durmiendo ya que pocos tenían por costumbre levantarse temprano. Harry, por otro lado, había tenido que presentarse a una detención (con Sevvy para variar ^-^u).

-Dime, Ginny- contestó en chico sonriendo.

-Bueno, es que quería preguntarte si estás interesado en alguien- soltó la chica.

-Yo… bueno, no en el momento-

-Y… ¿prefieres a chicos o chicas?-

-No me he puesto a pensar mucho en eso- dijo un poco sonrojado.

-Ya veo- la joven pelirroja se detuvo a pensar en esto. De repente, sintió que alguien le tocaba el hombro- Bueno, creo que eso era todo, nos vemos luego, Harry-

-Claro… Ginny, ¿puedo hacerte una pregunta?-

-Dime-

-¿para que necesitabas la capa de invisibilidad?- ante esto Hermione levantó la mirada de su libro.

-Oh, para una pequeña excursión anoche- la joven estaba algo nerviosa- no te preocupes, te la dejaré en tu baúl dentro de un rato. Ya debo irme- haciendo un gesto, salió corriendo hacia la torre.

-No sabía que Ginny supiera de la capa- ante esto Harry se encogió de hombros, mientras Hermione regresaba a su libro.

Cerca de la torre de Gryffindor, viendo que no había nadie en los pasillos, un joven rubio apareció de la nada, en sus manos llevaba una capa, que parecía hecha de aire y agua. Observó a la joven que caminaba a su lado.

-Gracias, Ginny. No hubiese podido hacerlo sin tu ayuda-

-De nada, Colin, pero ten en cuenta que esto es muy peligroso. La verdad no sé si hice bien en ayudarte, sabes las leyes que existen contra las pócimas de amor-

-Pero esta es especial, solo se fijará en mí si yo le atraigo aunque sea un poco-

-¿Y si se enamora de otro?-

-Solo hay dos personas hacia donde puede dispararse su afecto. Una, es la persona que prepara la poción, la otra es de quien sea la sangre de werewolf. Así que no creo que haya problema alguno-

-Pero que dices del hombre lobo…-

-Vamos, Gin, el único hombre lobo aquí es el profesor Lupin. Y dada sus relaciones con Snape, dudo que sea su sangre-

-Solo espero que esto no se salga de nuestro control. Si algo le pasa a Harry, nunca me lo perdonaría.-

-No te preocupes, todo saldrá bien-

Ron, Hermione y Harry corrían hacia su clase de DCAO, que este año estaba siendo dada por el profesor Lupin, ese día se les explicaría el encantamiento Patronus. Al llegar a la clase casi todos los alumnos de Gryffindor habían llegado. Fueron a sentarse a sus puestos habituales. Poco después el profesor Lupin hizo su aparición. Llevaba túnicas rojas y doradas, distintivo de la Orden del Fénix. Como siempre venía sonriendo tranquilamente, aunque se le notaba algo cansado.

Harry lo observó atentamente y no pudo dejar de notar lo apuesto que era Remus, con su cabello castaño claro, algo canoso, sus increíbles ojos dorados, su figura delgada, pero musculosa que la túnica no escondía (*¬* voy a terminar con anemia de tanto sangrado nasal). Se sonrojó profundamente antes estos pensamientos, nunca había visto desde esta perspectiva su querido profesor y gran amigo. De repente sintió que alguien le daba un golpe en las costillas, saliendo así de su ensoñación…

-¿Qué sucede?- preguntó frunciendo el ceño a su mejor amigo.

-El profesor Lupin te ha estado llamando desde hace cinco minutos.- Volvió a sonrojarse. Levantó la mirada, para encontrarse con los dorados. Se sonrojó aún más, bajó rápidamente la mirada, antes de contestar.

-Lo siento profesor. ¿Podría repetirme la pregunta?-

-No te preocupes, Harry. Solo me gustaría que les enseñaras tu Patronus-

-Por supuesto, profesor- se levantó y fue al frente de la clase. Enfocó un recuerdo feliz, luego dijo el encantamiento, de la punta de su varita empezó a salir humo plateado que tomó la forma de un hermoso ciervo. Todos los alumnos se quedaron impresionados con la forma de Harry, excepto Hermione, irradiaba poder y cálida energía. Dio una vuelta por todo el salón antes de desaparecer.

-Excelente, Harry. 15 puntos para Gryffindor por tu maravillosa participación- ante esto el joven se sonrojó de nuevo. Se sentó y se puso a contemplar las maravillas del suelo.

Pasó otra media hora en la que se les fue dando un poco más de teoría, antes de empezar a practicar. Como nunca antes con Remus, la clase fue una tortura, no veía la hora de poder irse. En cuanto sonó el timbre que daba por finalizada las clases de ese día, Harry se dirigió rápidamente a la salida, pero ese no era su día de suerte.

-Harry, necesito hablar contigo, ¿podrías quedarte unos minutos?- el joven volteó y se encaminó al escritorio, con la mirada en el suelo. Con un gesto les dijo a sus amigos que no le esperaran.

-Usted dirá, profesor Lupin- dijo cuando todos los alumnos se habían retirado.

-¿sucede algo malo, Harry? Hoy te has comportado muy extraño- le tomó la barbilla y levantó su cabeza para poder mirarlo a los ojos.

-No, no es nada- cerró los ojos para no ver ese maravilloso rostro.

-Mírame, Harry. Sabes que puedes confiar en mí, trataré de ayudarte- el joven sacudió la cabeza pero no abrió los ojos.- Vamos, mírame. Abre los ojos Harry- el joven de cabello azabache los abrió para encontrarse a unos centímetros de su profesor de DCAO.

-Yo…- sin poder resistir la urgencia que lo embargaba se acercó aún más al otro, uniendo sus labios.

Remus se paralizó completamente, sorprendido. No podía negar que le agradaba, pero eso no estaba bien, Harry era… Harry. Sin embargo cuando las manos del joven se enredaron en su cabello, atrayéndolo más a él, no se resistió. Abrió un poco los labios para darle cabida a la lengua ansiosa. Pronto estuvieron enzarzados en una batalla por el control del beso. Rodeó el cuerpo del más joven, apretándolo contra su cuerpo, sintiendo cada parte, complementándose. Sus manos abandonaron su cintura para empezar a recorrer la espalda, mientras la otra se aventuraba abajo de su cintura. Harry gimió dentro del besó, cuando las manos de su profesor se volvieron mas osadas, tiró su cabeza hacia atrás, dándole acceso a su cuello. El hombre lobo devoraba, mordía, lamía, succionaba la carne a su paso, deteniéndose en la base del cuello, un punto extremadamente sensible para su compañero, no pudo evitar sonreír ante el pequeño grito que soltó. Pero lo bueno no dura para siempre….

-Vaya, vaya. Quien diría que al hombre lobo le gustaba devorar niños- Remus y Harry se quedaron de piedra, ante la voz que arrastraba las palabras, con inigualable cinismo. Ambos se volvieron para encontrarse al propietario de la voz, aunque ya sabían de quien se trataba.

-Creo que aquí se acostumbra a tocar antes de entrar a cualquier lugar, Severus-

-Y toque, solo que estabas demasiado ocupado como para escucharlo- dijo con burla inigualable.

-¿Qué te trae por aquí?- la calma había vuelto a su dueño.

-Te traje el Wolfbane- le sonrió, dejó la poción sobre la mesa antes de retirarse. En sus labios aún conservaban la sonrisa. En cuanto desapareció, Remus volvió su vista a Harry, quien estaba rojo de pies a cabeza, su mirada fija en algún punto indefinido del salón.

-Lo mejor es que me vaya. Hasta pronto, Remus-

-Vuelve pronto, Harry- el otro joven solo sonrió y asintió.

Mientras en la sala común, Colin paseaba de un lado a otro, esperando a que Harry se apareciera. No lo había visto en todo el día y ya quería ver si la poción había hecho efecto. El retrato de la dama gorda se abrió dejando paso a los chicos de sexto, sin embargo Harry no se encontraba entre ellos. Siguió esperando, pronto llegó la hora de ir al gran comedor, pero él no se movió de su sitio. Él debía llegar en cualquier momento. Sus esfuerzos se vieron recompensados cuando una hora después de terminadas las clases, Harry entró a la sala común, se le veía algo agitado.

-Ho…hola Harry-

-Colin- inclinó la cabeza hacia el joven, en forma de saludo- ¿no deberías estar en el Gran Salón?-

-No tengo hambre – "esa clase de hambre" pensó para sí.

-Bueno, te veo luego, tengo cosas que hacer- sin mas el joven de ojos verdes se dirigió a su habitación.

Colin suspiró resignado. No podía creer que Harry no sintiera ninguna clase de atracción hacia él (no se cuenta el cariño de amigos o cosas por el estilo ^-~). Lo mejor sería pasar al Plan B. Fue a su habitación y después de aplicarse un poco de perfume, el cual había realizado junto a la poción, se dirigió a la habitación de Harry.

Al entrar se encontró con el joven tirado a lo ancho de la cama, boca abajo, abrazando su almohada. Al oír que alguien entraba levantó la cabeza, para encontrarse con el joven rubio, iba a pedirle que se fuera cuando un olor extraño inundó su nariz, sus sentidos se nublaron y sus ojos se oscurecieron, como una pantera se acercó al joven, en cuanto estuvo a su alcance lo envolvió entre sus brazos, empezando a acariciarlo.

Colin gimió al sentir la boca del otro chico en la suya, había esperado tanto tiempo por eso, y esas manos… Diox! De que tanto se habían estado perdiendo. Abrió los labios para darle cabida a una lengua ansiosa, el beso era cada vez más pasional, más salvaje, más de todo. Se separaron para poder respirar, ahora, la boca de Harry atacó su cuello, mordisqueándolo y luego lamiéndolo, justo como Remus había hecho con él. Remus! Harry recuperó su conciencia, sus manos se detuvieron y observó al otro chico, que gimió en protesta cuando dejó de acariciarlo.

El rubio se encontraba tumbado en la cama sin camisa, su cabello revuelto, su respiración entrecortada, sus mejillas sonrojadas, su cuello estaba lleno de marcas rojizas y brillaba a causa de la saliva. Entre la marejada de emociones trató de pensar el porque Harry había detenido esas maravillosas manos que jugaban en su pecho y vientre. Al enfocarlo vio que también le era difícil respirar, pero sus ojos estaban llenos de… ¿culpa? No, él no tenía nada de que sentirse culpable ya que no tenía pareja o acaso le había mentido a Gin. Sintió el calor que lo abandonaba, quería gritarle que se quedara, que no lo abandonara de aquella manera. De repente comenzó a hablar.

-Colin, yo… discúlpame, no se que me paso. No quería atacarte de esa manera. Yo… lo siento-

-Pues yo no, Harry. Esto es algo que he querido desde hace mucho y no sabes lo feliz que me hizo que tú te fijaras en mí- el chico mentía como todo un Slytherin.

-Pero, Colin, yo esto confundido. No sé si esto es lo que quiero. Tengo que irme- sin más el chico de cabello azabache dejó la habitación, mientras unos ojos castaños lo seguían tratando de reprimir las lagrimas…

Continuará….

¡Por fin! Rayos, hace rato que quería hacer un fic así. Bueno, la verdad quería hacer dos diferentes, uno de cada pareja, pero de repente salio esto y pues mate dos pájaros de un tiro. ¿Les gustó? Ojalá que si. Espero me dejen su comentario y me digan cual de los dos prefieren como pareja de Harry. A mi ambos me gustan bastante, aunque me inclino por mi lindo, tierno, encantador y espectacularmente simpático lobito, la decisión es vuestra.

Besitos, cuídense…