Quinto cumpleaños

Parecía ser que se habían cumplido muchos de los sueños de Yuki. En el año que había pasado, su popularidad se había mantenido en donde mismo, no al punto de decir que estaba estancada, pero había hecho unas muy alegres colaboraciones con Miku, Iroha, y Flower, era divertido para ella sentirse parte de una comunidad o de algo más cercano que comunicarse solo por internet.

Le servian sus amigos, y más que nada, le servía conocer a Len. Aunque no había hecho precisamente muchas cosas con él, cuando se trataba de alguien con quien mensajear, él era el mejor de todos, pues siempre habían chistes, bromas, anécdotas que podían contarse el uno al otro, siempre desde la comodidad de un sistema de mensajerías y veces hasta en chat de voz en algun juego de modas que les permitía interactuar. Al inicio, gracias a que Piko y Miki los habían invitado a sus grupos de juegos para formar sus "squads" y luego porque Len y ella preferían simplemente juegos más tranquilos, menos competitivos que tener que matar a alguien a 500 metros con un francotirador o arriesgarse a perder 40 minutos de partida.

Terminaron por crear mundos en Miecraft, terraria, y algunos otros juegos en cooperativo en donde no había tanto miedo de perder, o incluso a veces se metían a jugar juegos un poco más competitivos y trataban de disfrutarlo en la medida de lo posible antes de que un filipino o alguien más les gritara por no esforzarse.

Aunque no había sido lo que había tenido en mente, Len se dió cuenta de que Yuki se había vuelto alguien confiable y agradable para pasar el rato con ella. Y más aun porque no era una persona que tratar de conseguir algo de él. Tener gente como Kaito, que trataba de ser algo más que su amigo, o Gakupo, a quien sospechaba estaba con deseos de cortejar a Rin (ahora que tenía 18 años), le hizo dudar de quienes podían ser sus amigos, y aunque Yuki era también clara con lo mucho que lo quería, no era lo mismo, no le causaba miedo.

Si... era miedo lo que sentía, a veces se preguntaba si tenía amigos de verdad, o gente que en serio se preocupara por él. A veces se preguntaba si Rin realmente lo hacía... los dos se habían enamorado a los catorce años, un compromiso que significaba años enteros, desde el inicio hasta el fin, y ella a veces se sentía insatisfecha. Es decir, no se habían casado, y aunque se conocían bien, pudiera ser que algunas de sus actitudes y formas de ser cambiaran a travéz de la adolecencia. Era normal que la gente cambiara, o que se fueran revelando sus veraderos principios... pero él y Rin... ¿Eran uno solo? ¿Se conocían realmente como si fueran la misma alma?

Tener todas esas dudas ahora a los 18 años no era tan bueno... por suerte podía relajarse. Yuki iba a dar una fiesta en su casa, su madre había hecho un gran esfuerzo para contratar a un grupo de gente que preparara carne y demás cosas para ella y sus amigos.

Rana, Una, Kiritan, algunas cuantas otras personas como Miki y Piko estaban todos invitados. Era similar a como habían sido las celebracioes en otros momentos, pero en ese caso no habían más de una docena de personas. Así que fue más tranquilo y mas alegre en general. Len habló casi todo el tiempo con Piko, pero no por eso estuvo alejado de Yuki, y cuando terminaron todos de comer la abundante comida que les dieron, Len finalmente se sentó al lado de la cumpleañera y conversaron en persona.

-Mucho gusto, veo que las cosas han estado mejor que la última vez -dijo Yuki saudándole. De nuevo vestida con un estilo novedoso y elegante, una blusa ligera seguida de un sueter que hacia resaltar el color de su cabello y de nuevo una falda con largas medias negras.

-Y veo que tu ya empiezas a adoptar tu propio estilo -dijo Len como si fuera obvio que él le había osbervado en la forma en la que se vestía.

-Gracias, me gusta también como te ves -dijo Yuki con una sonrisa coqueta, como un tipo de forma de ser cómplice con Len.

Los dos estaban sentados en la mesa baja de la sala mientras recibían el la última parte de la comida y finalizaba el banquete.

Len recordó ese momento cuando Piko y Miki anunciaban que se iban a ir. Pudo notar como Miki era de gran estima para la madre de Yuki, una mujer que pocas veces había tenido contacto con el propio Len, y que se veía distinta a lo que él esperaba a que fuera la madre de Yuki (se imaginaba a alguien con largas trenzas, eso era todo). Fue entonces cuando Piko lo tomó del brazo y lo llevó a otra parte, fingiendo más amistad de la que requería.

-Len, escucha... -dijo mientras que Piko lo encerraba contra él en el pasillo que daba a la salida de la casa-.

Con Piko la relación era algo... rara. Los dos eran amigos, los mejores, Len le habría confiado a Piko su propia vida, y casi cualquiera de los secretos, aunque por niveles, dichos secretos tenían que mantenerse separados. Por un lado, Piko era la única otra persona (aparte de sus padres) que conocian su relación secreta incestuosa con Rin,y paradójicamente, él desconocía todo lo que había hecho con Yuki hasta ese día en cada uno de sus cumpleaños. De forma más cursiosa aún, él y Piko habían... experimentado con sus sexualidades... nada demasiado íntimo, pero tras dichos experimentos, los dos se dieron cuenta de que no eran homosexuales.

Por lo tanto, que Piko lo llevara de esta forma era indicativo de que de verdad tenía algo importante que decirle.

-Len, escucha... -le dijo de nuevo mientras pensaba un poco en como poner las palabras, mirándolo mientras Len solo esperaba a que declarara lo que tuviera que decir-. Creo que le gustas a Yuki...

-Eh... ya lo sabía -dijo Len de forma instintiva, casi como queriendo seguirle el paso a Piko en eso de revelar información. Pero viendo cómo este se impesionó ante esto, el solo añadió-. Digo, me invita a todos sus cumpleaños, quiere que me siente a su lado, es decir...mírame, ni siquiera tu te pudiste resistir al encanto Kagamine -dijo para tratar de desviar la atención, como intentando desconocer al secreto que tenía con Yuki.

-Eso lo sé... lástima que es no te sirve para saber como tocar a otro hombre -dijo Piko ofendido, añadiendo sal a la herida que los había separado (afortunadamente). Pero decidió insistir-. Pero Len, no sé que hayas hecho con Yuki... ella parece ser que realmente te quiere, y no de manera superficial como esas chicas que te mandan fotos de ellas mismas o cosas por el estilo... ella, pareciera ser que de verdad te quiere, y mucho.

Aquello resonó un poco más dentro de Len de lo que esperaba. Desde que empezó a conocerse más con Yuki sus formas de ser se habían adaptado mucho la una a la otra; no esperaba llevarse tan bien con ella como lo hacía, y podía notar que sus formas de referirse el uno al otro habían cambiado. Él mismo la miraba ahora con una gran estima y no podía pensar en simplemente dejar de hablarle por una tontería, pues incluso si tuvieran que separarse de alguna manera, el preferiría que fuera si lastimarla.

No se percató desde que punto su relación había avanzado, pues había iniciado solamente como una manera de complacer sus caprichos infantiles.

-Lo entiendo... Piko... pero tu sabes que -trató de replicar Len ahora, tras mantenerse en silencio.

-Ya sé que tu y Rin están con sus... cosas... -dijo Piko, añadiendo a todo eso que era de los pocos en conocer ese secreto-. Y lo entiendo... sé que ese es el tipo de "amor" que ustedes eligieron, pero realmente no veo nada malo en que quisieras estar con Yuki...

-Piko... -Dijo rápidamente Len-. Sabes que ella recién cumple catorce... -dijo como si Piko esuviera diciendo locuras.

-Lo sé, pero yo tenía doce cuando Miki empezó a cortejarme... sería algo hipócrita de mi parte dar un mal juicio de ustedes dos -contestó el muhacho mientras se reía.

-Con todo eso, solo desesimas lo que Rin y yo... todo lo que tenemos... -dijo Len, insistiendo.

-Pero tu y Rin siempre van a ser hermanos... -fue todo lo que contestó Piko.

Luego de eso solo escuchó a Miki que ya se iba y con todo su mensaje confuso para Len, se fue.

-¡Oye Len! -dijo Yuki despertándolo de su sueño despierto mientras que se acercaba a él.

-Eh...Yuki, hola, feliz cumpleaños -dijo él como si estuviera dándose cuenta de donde estaba parado de un momento para el otro, el aroma y la suaviadad de la voz de Yuki le hizo recobrar el sentido, por un instante la sintió tan... humana.

No es como si antes le hubiera parecido un objeto o algo por el estilo, pero ahora se daba cuenta de todo lo que Yuki podía pesar y sentir, en todas las cosas que le hubieran dicho que o él no hubera hecho que le hubieran aceptado... se sintió un poco como una basura carente de la más básica empatía.

-Len... mi mamá va a llevar a Una y a Rana a sus casas, Kiritan dijo que se va caminando... si te quedas unos minutos más puedes... darme mi regalo -dijo relamiendo sus labios, Len apenas pudo notarlo por verla a los ojos.

-Si... está bien, pero... -se contuvo un poco, no sabía que más decir-. prométeme que no haremos nada demasiado de lo cual nos arrepintamos -dijo pensando en lo que podría pasar.

-Traquilo, Len... nadie se va a quitar el pantalón ni nada -dijo ella riendo, tomando la mano del muchacho y llevándolo a su habitación.

Era como si Len pudiera pensar en lo que iba a pasar de antemano, como si todo fuera una extraña película que ya hubiera visto antes. El cuarto de Yuki era parte de lo que podría esperar, con paredes de colores alegres y su gran cantidad de peliches de animales distintos por toda la cama, todos ellos con nombres curiosos que solo ella entendía porque habían terminado en un peluche. El color, el aroma, la suavidad de las sábanas cuando se sentó sobre ellas, todo le daba ese sentimiento nostálgico.

-De alguna manera siempre quise que vinieras aqui... -dijo Yuki mientras veía a Len sentado, pensando en sus propias cosas, acercándose a él Lentamente.

-Algo me dice que no es solo el verme aqui lo que quieres para tu cumpleaños... -dijo Len con sus mejillas sonrojadas.

-Tienes razón... solo quisiera... poder recostarme sobre ti... -dijo ella mientras lo miraba de lado, sintiendose de nuevo muy apenada para pedir otra cosa.

-¿S-solo eso? -preguntó Len con un poco de desconfianza.

-Si... solo eso... de veradad... bueno, quizá algun par de besos no estaría mal... -insistió ella de pronto, como si quisiera tantear el terreno.

-Eh... está bien... pero nada retirarnos ropa... -dijo él mientras que tentaba la cama bajo él.

-Como sea, solo tenemos quince minutos antes de que vuelva mi mamá y podamos salir sin vernos sospechosos -añadió Yuki, claramente habiendo calculado todo eso.

-Está bien... será como una pijamada... -dijo Len.

Los dos recordaban una ocación, antes del cumpleaños número diez de Yuki, en el que los dos se quedaron a dormir en la parte baja de una de las mesas del estudio, al lado de Rin, y de otros más que estaban afuera de esa misma mesita, pero como quiera, fue un momento de amistad muy íntimo de los dos, porque aunque empezaron solo acostados como si nada, al despertar estaban un poco abrazados, o al menos Len había abrazado a Yuki como si fuera un peluche.

Len see recostó, cuidando que no se levantara su camisa, y Yuki se puso a su lado, pasando con un poco de pena delante de él, recostando su cuerpo con cuidado, para luego acercar primero su cabeza al hombro de Len, aspirando su aroma, colocando una mano sobre su pecho.

-Algo así... es un sueño hecho realidad... -dijo Yuki, sin reparos en olfatear el aroma de Len mientras movía sus piernas y atrapaba la de Len entre las dos.

-Si se siente como uno -respondió Len, sintiendose apaciguado por la forma en la que Yuki comenzaba a ponerse lentamente sobre él.

Su aroma, su toque sensible, la comodidad de la cama, era como un platillo presentado ante él, un deleite de sus sentidos que de pronto se volvía demasiado real... demasiado bueno para ser real...

-Yuki... creo que tenemos que moverlos -dijo él, sintiendo como su espalda comenzaba a querer descansar, y con eso comenzaba a sentirse somnoliento-. me siento con ganas de dormir...

-Está bien... contigo eso es lo último que querría hacer en la cama -y dicho eso, Yuki comenzó a ponerse sobre él, deslizando su otra pierna para sentarse a horcajadas sobre él.

Len no pudo verlo para nada, pero sabía que por ese nivel de separación, poco quedaba cubriento la parte más privada del cuerpo de Yuki. Sentía su calor, y la presión sobre él y ella colocó sus manos sobre su pecho, como si estuviera a punto de montar a un animal salvaje.

-Yuki... dijiste que... -comenzó a decir Len, sin saber si tenía que empezar a enojarse.

-Jeje, lo sé, tranquilo... -contestó ella, comenzando a inclinarse encima de él, pronto alcanzándolo y acercando su cara a la de Len-. estoy disfrutando de mi regalo.

Nuevamente se besaron, los suaves labios de Yuki parecían conservar la misma delicadeza y humedad de la última vez, aunque Len pudo percibir un balsamo labial con ligero sabor a manzana. Un sabor que pronto se mezcló con la saliva de ambos, esta vez siendo él quien permitió a plenitud que ella entrara, y volviendo a ejecutar ese baile entre sus lenguas, casi como un saludo con el que los dos se conocían.

Demasiad seductor... Len podía percibir el deseo de Yuki de explorar y de experimentar con su pequeña lengua mientras sus manos acariciaban su pecho con cariño y cierto grado de fuerza, como si quisiera dominarlo.

-Ah... Yuki... -trató de separarse pero al instante, tras ver la saliva derramarse de la lengua de la chica, ella se movió al cuello de Len, provocando nuevos gritos activos y profundos al sentir como Yuki lo disfrutaba.

-Len... tu sabor es tan bueno como siempre... -dijo ella, bajando lentamente los besos hasta la clavícula del chico.

Len se dejó lamer, susurrando el nombre de Yuki suavemente mientras ella le abría la camisa lentamente. Sus dedos eran más ágiles de lo que parecían, y pronto Len sintió el frio sobre su pecho, contrastado por la cálida máno suave de Yuki tocando y explorando el territorio de su piel. Ella se complació por encontrar un poco de vello en su pecho, pero lo hizo aun más cuando empezó a tocar sus músculos.

-Pareciera... que ahora soy tu postre... -contestó él, mirandose a si mismo a la merced de Yuki, viendo como ella pasaba su lengua por su pecho.

Pero el punto en el que más sorprendió a Len, fue cuando Yuki decidió lamer sus pezones, ya fuera por curiosidad o porque le parecían particularmente atractivo, ella se acercó y lamió de forma rápida, provocando un intenso gemido por part de Len, demasiado alto para ser algo planeado, y sorpresivo, tanto como para ella, como para Len, que jamás había sentido tanta vulnerabilidad.

-¡Vaya...! -se sorprendió Yuki al sentir el pecho de Len subiendo y bajando-. creo que toqué tu interruptor secreto -dijo mientras volvía a lamer, esta vez en círculos con su lengua alrededor del pezon masculino del muchacho.

-Yuki... esto es demasiado... -comentó Len, de forma insistiva, sintiendo como Yuki tocaba y lamía su otro pezón.

En ese mismo instante estaba completamente a la merced de Yuki, sentía su pecho moverse mientras la lengua de Yuki se paseaba sobre él. No se molestaba en analizar lo que realmente ocurría, solo se dejaba llevar por las sensaciones que la menor le estaba provocando.

-Len... veo que te ha gustado -en ese momento, por un solo movimiento, finalmente Yuki tocó la punta del bulto que había en el pantalón de Len, ahora con una pequeña mancha de los fluidos que comenzaba a producir.

-Yuki... espera... eso no... -dijo él tratando de reaccionar lo más racionalmente posible.

-Está bien... dijimos que si quitarnos nada... -dijo volviendole a acomodar la camisa, Len ni siquiera podía ver su mirada.

-Yo... no quería reaccionar así... es algo natural -trató de defenderse, pero Yuki sonrió.

-Está bien... dejémoslo aqui... para la siguiente vez... tal vez... -y sin decir nada más, se retiró de encima de él, sonriendo mientras se meneaba de lado a lado y silbaba una melodía curiosa que a Len le sonó algo pervertida.

Se levantí, tratando de acomodar su miembro para que no se viera, y salió directo al baño en donde pudo pensar un poco y bajarlo. Para cuando salió la madre de Yuki había llegado y conversaba amablemente con su hija. Len solo suspiró, y Yuki le agradeció por estar en su fiesta, dejando que se fuera.

Desde ese día, Len trató de compartir este nuevo punto de vista que había descubierto con Rin, pero a ella le daba asco la idea de tocar sus pezones masculinos.