Septimo cumpleaños


Un año entero sin hablar, sin comunicarse, sin decirse una sola palabra... más o menos.

Lo cierto es que Len trató de volver a hablar con Yuki cuando esta salió de la casa, temía por la forma en la que ese hecho se daría a conocer en todas partes, y rápidamente se encontró insistiendo en poder hablar con ella.

Pero fue imposible, Yuki simplemente abandonó sus redes, sus formas de comunicarse con Len y en poco tiempo, tras mucha insistencia de mensajes, solo contestó a Len, diciendole que no podía aprobar su relación con Rin. A su forma de ver las cosas, incluso una relación tabú, llena de todas las cosas que hicieron ellos dos, no se podía comparar con todo lo que un incesto implicaba. Era demasiado para Yuki, y aunque hubieran habido mil cosas por reclamar a Len, esta decidió finalizar con eso, que no lo entendería, y que sería mejor así.

Las cosas no mejoraron para Len en ese año. Desde el inicio hubo una separación de todos los vocaloids, siendo que Miku era la más famosa de todos, la empresa que le había contratado a ella, a Len, Rin, Luka, Kaito y Meiko, había realizado una separación de todos, y ahora actuaría de forma separada a los demás. Por cuestiones de contrato, hacer colaboraciones con sus viejos amigos sería ahora imposible a no ser que fuera una petición explícita de un productor con suficientes recursos para ello.

No era de sorprender que esto lo huiera alejado de muchos de sus amigos. Piko con sus contratos inestables fue despedido y tuvo que empezar a estudiar algo de su lado, mientras que los demás buscarían como ganarse la vida de distintas manera. No podía evitar pensar en que personas como Flower o Gumi que de verdad merecían tener más fama pero que ahora quedarían posiblemente oscurecidas por la precencia de Miku.

Y eso solo era su carrera profesional.

Tan pronto como empezó enero, Len se vio encarado por Miki y por Kiyoteru acerca de lo que había ocurrido con Yuki. Por supuesto, esta no les contó a ninguno de los dos el acto que realizaron en el suelo de la casa de los Kagamine, ni mucho menos soltó la lengua con el tema del incesto. Pero lo que si hizo fue cortar relación con ellos dos y esto levantó sospechas para Miki. Ella ya conocía de lo mucho que Yuki se había enamorado de Len, y tras confrontarlo, pese a que fue una confrontación breve que terminó en decir que la menor se había ilusionado, aquello conllevó a que Rin indagara más en el asunto. Poco a poco todo salió a la luz, desde el primer beso, desde la tarde en el armario, y hasta ese episodio de masturbación ocurrido en la sala.

Sobra decir que Rin se ocultaba furiosa.

Le había parecido que Len habia sido el amante de Yuki por enteros años, como si le hubiera mentido desde el inicio y que ahora parecía ser que ella tenía muchas cosas por confesar, como moneda de pago, y fuera real o no, empezó a contarle todo aquello que había hecho durante esos años de relación oculta. Poco a poco, pese a que la explicación de los encuentros de Len con Yuki había sido detallada y de una sola vez, sin dejar nada oculto, Rin se dedicó a disfrutar sádicamente todas sus revelaciones.

Empezó confesando que siempre había mirado a otros chicos, en especial por las calles. Días después, confesó que ella también había entrado a los "siete minutos del paraíso" con Yuma, el chico de cabellos rosados, y que habían hecho más que solo "besuquearse". No fue el único encuentro que Rin tuvo con ese intruso a su relación, y ella misma insinuó el uso de condones en las siguientes situaciones, lo que le llevaron a Len a dimensionar que, aunque el fue la primera vez de su propia hermana, estuvo lejos de ser su única pareja.

No la podía culpar... no al menos al inicio. Las sesiones de canto eran largas, la competencia era feroz, y por supuesto, había muchos chicos en su vida. Uno de ellos produjo con Rin una canción, y aunque en un inicio Len pudo pensar que hubo abuso por parte de este sujeto, al final se percató de que Rin realmente se había entregado a él...

Las fechas de los sucesos ocurriero tal como sus peleas lo hicieron, y aunque Len trataba de razonarlo todo, Rin le convencía de que segupia amándolo pero que desde el inicio, cuando lo de ellos dos empezo, ella había estado enamorada de Gakupo; que él también era su amor, pero que era una... forma de conformarse, y que el incesto era algo que le daba vida y emoción pero que esa chispa se había desvanecido de su fervor inicial y ahora le unía a él un cariño después de esos años.

Fue devastador para Len. Más que nada porque sentía que la mitad de esas cosas eran mentiras. Len sabía que había más detrás de todo eso, él sabía que Rin no podía ser así, y en cierta manera, todas sus respuéstas y sus anécdotas tenían un deje claro de mentira y de engaño, cosas que habrían sido accidentes o infortunios, o situaciones que a ella le habrían disgustado o de las cuales se habría arrepentido se habían vuelto ahora puñales para atacara a Len.

Pero la intención era clara... toda esta discución empezó con el inicio del año y para Junio solo se hablaban con intensiones laborales. En julio hubo una pequeña reconciliación, se acostaron una sola vez, encontrándose más distantes que nunca, como si solo el placer de lo prohibido los moviera, acabando en una noche solitaria, como si solo se hubieran usado mutuamente. Para agosto, los dos se habían ido a vivir a lugares distintos, Len con el motivo de seguir estudiando una carrera universitaria que le interesaba y cuyo campus podría estar cerca del estudio de grabación, y Rin porque había sido invitada por Miku a un proyecto televisivo que la haría ganar más fama. Rin estaría bien.

Para finales de octubre, Len se encontraba solo en su nueva casa, deprimido, y fue cuando un tipo de cruda recomendación le hizo escuchar una canción, bastante popular pero a la vez de nicho. Era una música melancólica y llena de notas ansiosas, una voz que cantaba con desesperación taciturna, como quien relata sus miedos a los cuales ya se ha acostumbrado o que sabe que enfrenta en carne un terrible destino del cual no puede escapar. Pero la razón por la cual siguió escuchando es porque la voz era la de Yuki Kaai.

Casi no lo podía creer, y siendo algo de una fama tal, que llegaba a millones de visitas.

Se fijó mejor en la letra, en el nombre de la canción, y estaba atrubuida a una chica que todos en los comentarios llamaban "Osage-chan". En algunas de las imágenes del video se podía ver a una muchaha de ojos serios y claros, y un par de coletas desde su espalda, con una sudadera oscura abierta, llorando... se veía un cuerpo apenas distinguible pero delicado, pequeño, lo que emocionaba más a la gente que comentaba en los videos, muchos de ellos con morbo y otros con soledad desesperada.

Tuvo que contactar a Miki, a través de su aun querido amigo Piko para poder reconocer si es que esa era realmente Yuki. Miki solo le dijo un seco si, en un mensaje, y después que si de verdad quería contactarla, que primero arreglara su maldita vida.

Para noviembre, ya casi los últimos días, Len se cuestionaba si volver a llamar a Yuki. Su relación con ella murió de una manera más que estrepitosa, hasta el punto en el que no dudaba que le hubiera provocado un trauma a la pequeña por lo que pasó en su casa. La miraba todavía como una niña y había tratado, en lo más posible, elimiar cualquier rastro de deseo sexual que lo llevó a cometer ese acto un año atrás. Pensó en muchas ocaciones lo que podría decirle, hasta crear conversaciones en su cerebro que poco o nada habrían tenido que ver con la realidad. Y luego de todo eso, cuando la vió a su alcance de nuevo... le dio miedo.

No sabía en que medida había lastimado a Yuki... no sabía si todo lo que hizo fue un crimen, o con que derecho comenzaba a acercarse de ella después de haber actuado con tanto egoismo. Ni siquiera sabía que razón tenía para hablarle habiendo ya terminado la relación de amistad y la relación formal como colegas. Estaba solo y eso lo hacía sentirse orillado a buscar de nuevo su atención... pero había algo en Yuki que aun le llamaba la atención.

Estos siete años que había pasado estando en una relación con Rin le hicierom razonar la clase de cariño que quería para su vida. Cuando se le declaró a Rin, lo hizo pensando en ella como la persona que más necesitaba en su vida. Estaba, al igual que ella, en un momento de descubrimiento, de vulnerabilidad y de dudas, muchas dudas entre todo, y por alguna razón le resultó razonable pensar en su hermana como la pareja más ideal que podría tener.

Seguía amando a Rin, o seguía sujeto emocionalmente al sentimiento de amor imperecedero que tanto le había jurado. Pero veía en Yuki una forma de amor más sincera que algo sanguineo, tal vez no tan profundo, no tan encarnado a su ser, no tan "obligatorio" como el espeso romance que o unía a Rin, y tal vez por eso quería verla, y hablarle, ser una buena influencia para ella, reparar el mal que hizo, tal vez o una sola disculpa, un par de palabras...

Esa fue la mentalidad con la que fue a pedir el número de Yuki, y fue por esa misma creencia por la que volvió a enviarle un mensaje, diciendole un simple "Hola".

Tardó de hecho más de un día tan solo en ser visto, y para cuando contestó, Yuki solo dijo "Hola".

Poco a poco empezó la conversación, Len diciendole lo interesante que era su nueva música, y que había sabido que había truinfado un poco con un par de nuevos productores. Fue una conversación banal, y tanto así que al final Yuki le preguntó directamente a Len: "¿Qué es lo que quieres?" como si se hubiera roto cualquier clase de cercanía.

"Quiero darte tu regalo de cumpleaños". Envió el mensaje Len, luego de pensarlo un poco, viendo que era cada vez más cerca el cumpleaños de Yuki.

"¿Y qué me vas a dar?". Preguntó ella, causando que el muchacho tuviera un momento nuevo de conmoción, removiendo nuevamente las culpas.

"Lo que tu quieras, es tu regalo de cumpleaños".Envió el mensaje, esperando unos cuantos segundos, viendo a Yuki tratar de escribir algo, retractándose y volviendo a matarlo con la eterna espera de una contestación, hasta el punto en el que Len se levantó un poco para pensar. Recibió una respuesta.

"¿Podemos tener una cita? En el parque, eso es todo" fue la contestación. Len sonrió, a la vez que se sentía consternado por lo ocurrido el año pasado, por la forma en la que le habló.

"Si, si podemos". Contestó más rápido de lo que pudo pensar.


Los arreglos del lugar y de la fecha fueron sencillos, y para el día del cumpleaños de Yuki ya los dos se habían acordado ir al parque que estaba cerca de la mansión de los vocaloids, en donde pasaron muchas horas en el pasado componiendo música. Quedaron juntarse a la una de la tarde, Yuki le dijo que quería hablar y quizá comer algo, era todo transparente y sencillo.

Len aun se cuestionaba la razón para haberle hablado a Yuki. ¿Realmente solo quería redimirse y pedir perdon? ¿O realmente buscaba algo como una relación con Yuki? A decir verdad, ella ya era... "legal" a partir de ese mismo día, al menos ante las leyes japonesas, y salir juntos no sería cuestionado por nadie que los viera, pero aun así Yuki le pidió que se vieran en ese mismo lugar y no en otro más concurrido. Ahora no tenía porque sentirse con culpabilidad si Yuki quería... hacer otra cosa, aunque pudiera ser que en estados unidos aun fuera vista su relación como algo incorrecto.

Era mucha la distancia que tenía que recorrer, trendría que tomar dos trenes hasta llegar a ese parque de nuevo. Ni siquiera supo como vestirse, solo un pantalón formal, una camisa blanca y un sueter que viendolo en la luz del día era más viejo de lo que le habría gustado admitir. Llevaba su cabello más largo, todavía con su típoca cola de caballo y una mochila en donde llevaba un regalo extra para Yuki, en caso de que pensara que la cita no era sufiiente.

Apenas iba en el metro, estaba particularmente solo, la clase de gente que se verían en esos días, con una mujer con su hijo enfermo en sus brazos, estudiantes que salían de la escuela temprano tratando de pasar desapercibidos por sus comportamientos, y otros cuantos hombres de oficina con los cuales Len se sentía también identificado. De pronto vio a una chica de cabello negro que le miraba, tal solo fue un contacto por el rabillo del ojo, pero pudo percibir su mirada. Volteó a verla, como si quisiera reconocerla, y esta se giró de nuevo.

La chica era jove, tal vez de preparatoria, estaba vestida con una sudadera gris lisa y debajo de esta solo parecía llevar una mallón y unos tenis blancos, bastante sencilla y le pareció a Len que incluso minimalista. Su cabello era lo que más le llamó la atención, unflequillo recto que le cubría hasta las cejas y un par de coletas que le colgaban detrás de su espalda y con que llevaban casi hasta su cintura. Pero aparte de esto, ella mantenía una expresión aburrida y gélida, completamente desinteresada de todo a su alrededor... o al menos esa aparentaba.

Ella lo miró de nuevo por el rabillo del ojo, y ese vaiven entre las dos miradas se repitió hasta el final del trayecto. Len se cuestionaba si es que ella se había reconocido su rostro, aunque ahora estaba cambiado, seguía siendo uno de los Idols más importantes del país. Eventualmente, salió del vagón del metro una vez que llegaron a su destino.

Tan pronto como puso un pie en la estación, su teléfono empezó a sonar, al parecer tenía una llamada de Yuki. contestó rápidamente.

-Hola, Yuki... ya casi llego al parque, estoy en una estación cercana...

-No hay problema, yo ya te vi -contestó ella.

Len miró hacia un lado y luego hacia el otro, pesando en que ella podría estar sentada en alguno de esos puntos, pero finalmente sintiendo que alguien le miraba por detrás, se volteó, encontrándose con la misma chica de la mirada fria y la ropa gris mirándole mientras sostenía su celular contra su mejilla.

-¿Yuki? -preguntó Len, dándose cuenta de que ella era.

-Len... -contestó con su voz calmada ella, colgando la llamada, y acercándose lentamente a él.

Se puso más nervioso de lo que esperaba, y verla en persona ahora le hacía darse cuenta de todas las similitudes que había dejado pasar por alto la primera vez que la vió, como el color de los ojos, la complexión delgada, el contorno de las piernas, y el tamaño de las manos, todo eso revelaba que era Yuki, y aunque el cabello estaba de más, notó que era más largo de lo que recordaba y sus colitas que antes se encontraban a los lados de s cabeza ahora iban hacia atrás. Podría haberla reconocido de no ser porque iba distraido en otras cosas más allá de la apariencia física, o si tan solo la hubiera esperado en el mismo vagón.

-Te ves... diferente... -dijo él sin poder decir casi nada más, observando que también había crecido y ahora su cabeza le llegaba hasta la parte baja de la mandíbula.

-Tu también... aunque creo que sigues siendo el mismo... -contestó ella, aun con su misma expresión fría, mirándolo ligeramente por debajo del flequillo.

-Gracias... entonces... ¿Ahora te haces llamar Osage-chan? -dijo Len comenzando a caminar por la estación de metro sin saber si es que tenía que sujetar la mano de ella o no.

-Si, así es, es el apodo que me pusieron en este nuevo proyecto, la idea era separarnos de toda la marca de vocaloid -contestó mientras que los dos empezaban a transitar por la calle-. No es algo que me alegre bastante, mi solo me llaman así por mis colitas*, mi nombre iba a ser "Ame*" en un inicio, pero ese otro nombre... croe que es obvio porque pegó más...

-Me parece que si, es lo que más te hacía destacar antes -contestó Len, agradecido por escucharla conversar nuevamente con una voz tranquila-. tu nuevo proyecto muscial es... interesante, algo bastante gris y profundo -trató de buscar la mejor forma de describirlo.

-No hay problema si no te gusta, no es para todos -añadió Yuki sin sentirse ofendida.

-Pero me gusta... basante, tu voz es increible en esa música, realmente resuena con fuerza, puede... expresar muchas cosas...

-No creo que exprese emociones -dijo Yuki deteniendose en una intersección en donde muchos autos pasaban, el temporal volvía grises los cielos, perdiendose el contorno de los edificios entre las nubes interminables-. expresar desesperación, pérdida, desilución, desencanto... hartazgo por la vida; no son esas la clase de cosas que esperaba llegar a cantar, pero creo que es para lo que sirve mi voz... estoy bien con eso...

-Pero... expresan más que eso... -dijo Len, tratando de animarla-. Digo... tal vez muchas de las canciones sean melancólicas, pero nada de eso implica que quienes las escuchen solo sientan depresión o tristeza cuando las escuchen... para muchas personas puede ser un momento de recuerdos o de comprensión o empatía... -trató de formular sus ideas.

-Si... tal vez lo sea... -concluyó Yuki esa conversación mientras se aproximaban al parque, aun a un brazo de distancia el uno del otro.


Llegaron al parque, y aun así Yuki no se decidió por sentarse sino hasta que estuvieron muy dentro de este, en una banca pequeña que pegaba con la parte de atrás de un árbol viejo y cuyas raíces habían levantado la tierra, formando un tipo de cueva pequeña.

Yuki se sentó, aparte de unas cuantas cosas acerca del clima que Len le había preguntado y que ella había contestado de forma seca, casi no había habido interacción entre ellos dos. Solo fue hasta que Len también se quedó ahí mismo, junto con ella, que finalmente preguntó.

-¿Para que me contactaste? -su voz era inexpresiva, y su mirada se mantenía en la vereda que pasaba un poco lejos de todos ellos.

-Si soy sincero... creo que me sentía realmente solo, de verdad necesitaba a una amiga -dijo Len mientras que suspiraba, nervioso por esa pregunta.

-Después de lo que pasó entre nosotros... de todo lo que dije, pensé que ya no quedaba amistad entre nosotros... -añadió con peso, su voz resonando con todo lo que ese encuentro de hace un año había provocado.

-Bueno... para mi seguía habiendo algo... después de todo, mi crimen no fue tan terrible, ¿O si? Es decir... sé que algo estaba mal con todo lo que hice... por eso tenía que ser un secreto, y no podía simplemene pedir que me comprendieras... pero de verdad fuiste una buena amiga en su momento, de verdad llegué a estimarte...

-Y ella era tu hermana... Len... -dijo Yuki.

-Lo sé... y como un imbécil, me enamoré de mi propia hermana -contestó Len.

Pero antes de que pudiera decir nada más, Yuki le interrumpió.

-Pero todo lo que tenías con ella, se fue al carajo... ¿No? -fue la primera vez que lo vió directamente a los ojos.

Len se sintió tan vulnerable con esas palabras, en cierta manera porque sabía que era verdad, y sabía que Yuki tenía más verdades de él que lo lastimarían con flechas directo al corazón.

-¿Qué más podría haber pasado? -preguntó él-. Piénsalo en su posición... cualquier chica hubiera abandonado...

-Fue un engaño... incluso si los dos estaban engañando al mundo entero... supongo que no eran los términos que quería -se adelató Yuki a decirlo.

-No... no lo eran...

-¿Y por qué lo hiciste? -musitó Yuki-. Incluso en esos casos... creo que solo demostraste ser incapaz de comprometerte...

-¿Pero comprometerme a qué? -preguntó Len como si él mismo hubiera estado adolorido y harto por cuestionarse de eso-. Yo... sé que era lo que queríamos de jóvenes, sé a lo que aspirábamos, en un inicio queríamos desafiar al mundo entero con un amor imposible... pero con el tiempo los imposibles se impusieron en la realidad... Un matrimonio, una casa, muchos hijos como los que yo quería, todo eso era absurdo, y lo era para Rin y para mi... solo jugábamos a los cruzados pensando que representábamos el amor en forma pura pero en realidad...

-Pero solo eran...

-Solo éramos unos incestuosos, que pensaban en tonterías -terminó de decir él.

-Iba a decir que eran unos ilusos... -contestó Yuki-. cayeron en sus propias mentiras.

-Poco importó... incluso de estas, yo caí en mis propias ilusiones mientras que Rin... ella imaginaba que sería de otra forma... cualquier cosa que yo quisiera, ella la repudiaba, o al menos eso dijo al fina... -contestó-. Cuando ya todo se había amargado.

-¿Entonces no eran tan parecidos? -dijo Yuki, tratando de dejar su tono apático, queriendo buscar una plática más amena-. Digo... al fin y al cabo... tú eres tu y Rin es Rin... -tartamudeó al decir eso.

-No... no lo éramos -dijo Len con pena-. Aún así, ante todo, lo que hice si fue un engaño, sé que eso no tiene justificación...

-Los dos vivían en el engaño... fingiendo ante todo el mundo... cuando lo razoné, no pensé que fuera sorpresa que ustedes dos...

-No, lo nuestro era una relación, atípica, extraña, y sin duda alguna disfrutábamos de nuestro propio mal pero era una relación con celos y por lo tanto con fidelidad... al menos lo fue al inicio, antes de que Rin demostrara no haber querido formar eso desde el inicio.

Yuki se silenció, movía sus piernas de forma tranquila mientras se balanceaba, se sentía más como una niña ante una situación de adultos y de pronto Len decía esas palabras.

-¿Entonces que fui yo? Si al principio pensaba que solo fui una diversión... ahora no sé lo que pasó entre tu y yo.

Ese parecía ser un enigma también para Len, pero aun así lo había pensado, y lo había razonado varias veces. Suspiró, comenzando a hablar con sinceridad, era todo lo que le quedaba.

-Si me hubieras hecho esa pregunta cuando tenías diez o cuando tenías doce... tal vez habría dicho que si... digo, era muy inocente todo, si Flower o Miku me hubieran pedido algo similar, tal vez habría accedido -dijo con una risa poco bien recibida por Yuki-. pero muchos meses después, cuando empezamos a volvernos amigos, me di cuenta de que de verdad me ponías atención, de verdad eras una buena amiga, alguien confiable si tengo que agregarlo...

-Gracias... -respondió ella. Era poco para Len, pero significaba mucho para Yuki.

-No fue solo eso, Yuki, de verdad pude poner mi confianza en ti, eras más que una simple amiga, eras un refugio para cuando me adolecía algo, o me ponías atención cuando necesitaba a alguien. Me hacías sentir entendido, escuchado... de cierta forma, me hacías sentir querido -suspiró-. Es por eso que empecé a acceder a hacer esas cosas... tu forma de ser conmigo me hacía sentir que siempre tendría un lugar al cual volver... eras mis buenos tiempos.

-¿Incluso si te pedía que le fueras infiel a tu novia? -cuestionó Yuki.

-Yo no lo veía de esa manera... me sentía como que eras esa pequeña parte de mi vida que se podía volver correcta, irónicamente siendo algo tan confuso y tan malo como la diferencia de nuestras edades... hacer eso contigo me hacía escapar de ese incesto en el cual, en el fondo, yo mismo me había atrapado.

-¿Y por qué no dejaste a Rin antes? ¿Porqué fue hasta que llegamos a eso? -levantó esas cuestiones Yuki.

-Porque era una relación algo abierta... por mérito propio, lo que tu y yo hicimos no debió ser tan malo ante los ojos de Rin, deberíamos haber admitido los pecados mutuos y haber seguido con la relación -miró ahora a Yuki-. Pero no... no podía dejar eso atrás y encadenarlo a un montón de hechos malos... Yuki, no pude hacer eso porque me enamoré de ti... y haber fingido que podía volver con Rin, como si nada, habría sido mentirte más a ti que a ella.

Esa fue la confesión de Len. Yuki se sintió diminuta a su lado, de nuevo como la pequeña de nueve años que veía hacia arriba al muchacho guapo, y comenzaba a sentir como temblaba. No esperaba esas palabras, nadie nunca se lo había dicho, y no tenía palabras para poder expresar con elocuencia o gratitud su respuesta.

-¿D-desde cuando? -tartamudeó Yuki.

-No sabría decirlo... sé que no fue amor a primera vista, o a primer beso -dijo él apenado, tratando de razonarlo-. creo que estuve enamorado todo el último año y medio antes de tu último cumpleaños... ya no podía dejar de hablarte, me gustaba jugar contigo, salir de vez en cuando incluso si era con Miki, Piko, Flower y Oliver, sabía que podía confiar en que tu serías la que me alegraría el día.

-Entonces... un año y medio estuviste enamorado de mi... -dijo Yuki, mirando hacia abajo todavía-. Y no me dijiste nada... -le recriminaba, aunque era también con un deje de capricho que ella misma habría dejado salir por accidente.

-No sabía como tenía que reaccionar... ni siquiera sabía como se tenía que sentir -admitió Len-. Pensaba que lo que tenía que sentir algo como la misma pertenencia que siento por Rin, como si la sangre me uniera a ti de una forma casi mágica... pero no, no era nada de eso, Yuki... tu me gustabas mucho, quería estar contigo, y no lo comprendí hasta que se terminó...

Era lo que tenía que decirle, de esa manera, y tan claro como pudo. Yuki apretujó su sudadera, pensando, consolándose en esas palabras que ahora marcaban un fin. Miró a un lado y luego al otro.

-¿De todos modos que habrías hecho de haberlo sabido? -preguntó Yuki, dolida por la pronta declaración, como si todo el año que pasó estuviera ahora resintiendo de mayor manera la soledad que Len le hizo sentir. De haber sabido

-Yo... sé que esto sonará mal... pero creo que te hubiera esperado... -dijo Len de pronto-. Eres más pequeña que yo, por eso mismo si trataba de hacer cualquier cosa, habría sido incorrecto... creo que tendría que esperara a ver si con una nueva madurez yo te seguía... gustando.

-Claro que iba a ser así... -dijo Yuki de pronto saliendo de la frialdad que había tenido todo este tiempo-. Len... la verdad... yo ya te estaba esperando, estaba esperando a que te dieras cuenta del error en el que estabas...

-¿De verdad? -dijo él asombrado-. ¿Y por qué no me dijiste nada? -preguntó asombrado, mirándola de frente sin que nada interrumpiera o bloqueara su vista por primera vez en mucho tiempo.

-No pensé que ninguna cosa que te dijera te iba a hacer a cambiar de opinión... tenías que darte cuenta de tus errores, de los peores de todos, y... finalmente tal vez lograrías salir del abismo en el que estabas -dijo Yuki.

Len lo comprendió, y de cierta forma se sentía agradecido.

-¿Y si nunca me hubiera arrepentido? -dijo él mientras se acercaba más a Yuki.

-Yo siempre supe que te ibas a arrepentir, tarde o temprano... -contestó, volviendo a sonreír-. te conozco bien...

-Tal vez me conoces mejor de lo que yo me conozco -dijo él, finalmente dejando ir todo lo que le había atemorizado antes-. ¿Y tú desde cuando? -preguntó mirando hacia arriba, contemplando el frio cielo nublado.

-¿Yo desde cuando? -preguntó Yuki.

-¿Desde cuando te enamoraste de mi? -preguntó Len, al fin viendo que las mejillas de Yuki se tornaban ligeramente rojas.

-E-eh es algo... muy obvio -contestó, desviando la mirada-. O quizá no tanto.

-La verdad, me sorprendió lo de los besos, desde el primero, pero quizá fue durante el beso de cuando tenías doce... -comenzó a decir Len.

-Fue desde antes... mucho antes... -dijo Yuki tranquilamente-. fue desde que tenía nueve años... cuando apenas los tenía cumplidos, de hecho, y cuando apenas te conocí -dijo intranquila ahora, siendo que realmente se aproximaba a su confesión.

-Pero... en ese entonces apenas tu y yo nos conocimos -dijo el muchacho, algo extrañado.

-Fue cuando apenas nos conocíamos... aunque tu y yo ya habíamos hablado un par de veces, justamente cuando llegué a la casa de los vocaloids, aunque en ese momento les hablaba a ti y a Rin como si fueran el mismo, era un poco intimidante cuando se veían tan similares -se rio, viendo nuevamente a Len.

-¿Tan solo fue por que te hablé? -preguntó Len.

-No... si te traje a este parque, es porque quería ver si es que lo recordabas... -dijo mirando a su alrededor.

El pasto estaba apenas humedecido y el aire, aunque frio, seguía con la resequedad previa a la de las nevadas que otros años habían azotado la zona.

-Recuerdo muchas cosas de este parque -dijo Len volteando a los lados, pensando en todo lo que pasó con Rin y todas las veces que recorrió esas veredas de distintas maneras.

-Lo sé... pero un recuerdo en particular... aquí ocurrió algo... tú hiciste algo por mi que de verdad aprecié -le señaló al árbol a sus espaldas-. En este mismo lugar, Oliver y otros chicos construyeron un pequeño fuerte con la nieve que que había caído durante toda la noche, yo misma me di un paseo por aquí, era la primera semana en la que venía, y aunque pasaba mucho tiempo con Miki y Kiyoteru, me sentía mejor estando sola -se preparó para seguir hablando-. En aquellos tiempos yo me la pasaba sola porque había estado sufriendo mucho... mi verdadera razón por la cual entrar a cantar en Vocaloid era porque me dijeron que podría ganar un dinero extra, y mi familia lo necesitaba, pues mi padre había enfermado y no sabíamos que ocurriría en el futuro...

-Si... recuerdo que alguien dijo eso de ti -empezó a recordar como esa era una de las razones por las cuales Yuki era muy aversiva con todos al inicio.

-Ese día era mi cumpleaños... no sé si recuerdas cómo fue, Rin y tú me regalaron un pequeño oso de peluche -dijo con tranquilidad.

-¡Ah si! -afirmó Len-. pedimos al vendedor que nos diera algo que de verdad le gustaría a una niña que tuviera pasión por la música -dijo recordando cómo era que el osito tenía un micrófono que de verdad funcionaba para grabar cosas.

-Y lo sigo teniendo hasta el día de hoy -afirmó Yuki-. Pero ese día no pude pensar en casi nada... esa misma mañana me llamó mi madre y me dijo que mi papá había muerto en la noche por una complicación pulmonar...

-¿Tu papá... falleció en tu cumpleaños? -Len sabía que Yuki era huérfana de padre, pero no sospechaba desde hace cuanto tiempo-. Pensé que... había sido hace más tiempo...

-Antes que él falleció mi hermano Huyu... él tenía trece años y yo cinco cuando eso pasó, y fue de la misma enfermedad que mi padre -confesó Yuki, entristecida, pero continuando con el relato-. Fue por eso que no quería ver a nadie, y cuando me enteré que tenían una pequeña fiesta para mi... no pude soportarlo, y salí corriendo de la casa, solo quería estar sola, y por una razón u otra, terminé llegando hasta aquí en mitad de una ventisca, escondiéndome en lo que ahora era una cueva de nieve.

-Creo que empiezo a recordar... -dijo Len, ahora pensando en lo claro que era ese recuerdo, tan pálido como la nieve que azotó a la ciudad ese día, cuando les pidieron a todos que encontraran a Yuki porque temían que se perdiera y sufriera de hipotermia en la mitad de la noche helada-. Salimos a buscarte... bueno, yo acompañé a Piko, él quería impresionar a Miki y me dijo que le ayudáramos... y la verdad, creo que eso de verdad sirvió, porque luego de unas horas de buscarte, te pude encontrar, aquí mismo... -dijo Len recordando cómo se escabulló en un hueco oscuro de nieve pensando en lo improbable que era poder encontrar a la niña que buscaban, pero lo logró-. Yo... no recuerdo muy bien lo que dije, nadie me dijo lo que te había pasado, de haber sabido...

-Lo hiciste bien, Len -respondió Yuki, se aproximó lo suficiente para tomarle de la mano-. Eras solo un chico, no puedo imaginar que dijeras algo que me consolara en ese momento, nadie podría haber dicho unas palabras mágicas que me cambiaran la vida... pero tu no tuviste que decir nada demasiado especial, solo me dijiste: "todo va a estar bien" y te sentaste a mi lado en el frio mientras yo seguía llorando, evitando que me congelara con tu propio calor. Eso fue más que suficiente.

-Aun así... -dijo Len con lentitud-. Siento que podría haber dicho algo, o haber hecho algo por ti. Yo no comprendía tu dolor y me pareció que sufrías por algo... menor -admitió con vergüenza.

-No requerías decir nada más... solo mantenerte a mi lado, saber que era algo doloroso y complicado para mi y aun así, no desentenderte o desestimarme... sino estar ahí junto a mi, como una compañía -le confesó-. me di cuenta de que eras buena persona porque no podía pasar un día sin pensar en eso... Yo era una niña pequeña, solitaria, otros me habrían tratado como si no supiera yo misma lo que sentía, otro más no me habrían tenido paciencia en ningún sentido, y algunos cuantos hasta se habrían aprovechado de mi para hacerme burla o cosas muchísimo peores... -concluyó-. por eso fue que nunca me diste miedo, Len, por eso jamás pensé que que querrías lastimarme.

Len ni siquiera supo como responder. Solo sintió algo muy fuerte en su pecho, una sensación distinta a la tristeza, era una clase de alegría que se alejaba de lo material, como sentir un aprecio por algo que iba más allá de eso. Comenzó a llorar mientras finalmente abrazaba a Yuki.

-Gracias, Yuki... me haces sentir que puedo ser una buena persona -le dijo el Kagamine.

-Creo que eso eso sería lo mejor que podría lograr... incluso si no fuera yo quien estuviera a tu lado, quiero pensar en que puedes ser una buena persona, Len.

A partir de ese punto se podría decir que comenzó su cita. Len era más cordial de lo que Yuki recordaba, tomaba su mano pero sin acercarse demasiado a ella, más eso era suficiente, y cuando volvió a abrazarla, deseándole feliz cumpleaños, ella se sonrojó más que muchas otras veces en su vida.

Se contaron mutuamente de cómo vivían ahora. Yuki había tenido que moverse de la casa de su madre a un pequeño departamento, vivía en el mismo edificio que Flower y ella junto a Fukase, Miki y Piko eran sus compañías habituales con las que salía algunos fines de semana. No le sorprendió a Len, aunque él era todavía muy amigo de Piko, este no le mencionaba nada de la solitaria Yuki que muy apenas hablaba en sus escasas salidas del grupo. Para Yuki, esa era apenas vida, y a excepción de esas citas de grupo ocasionales y de sus días en los que participaba en producir una nueva canción, casi todo era... gris; aunque habían alguas cosas que se veían prometedoras.

-Estoy tomando clases extras... -decía ella mientras caminaba al lado de Len en busca del restaurante en donde iban a ir a comer-. tengo deseos de ir a una buena universidad y ser productora de música.

-Increíble, siempre has tenido buen oído musical, estoy seguro de que podrás producir muy buena música -comentaba Len, feliz de verla con un objetivo-. Yo empecé con las clases de universidad hace un año, más o menos.

-Si, me lo llegaste a contar -dijo Yuki-. Era para contaduría, ¿verdad?

-Si, así es, algo tan aburrido para muchos, Rin me dijo que hubiera elegido algo más emocionante... -se detuvo después de unos segundos por haber mencionado a Rin, pero Yuki no dijo nada de eso, era obvio la repercusión que ella tendría en el resto de su vida.

-Para nada, siempre fuiste la clase de chico estudioso que se interesaba por números y eso -dijo Yuki mientras caminaban los dos para el restaurante en el que comprarían un postre cálido que consistía en una crepa dulce.

-¿De verdad se notaba tanto? -dijo Len sorprendido-. muchos se sorprendieron de que me gustaran y se me facilitaran las matemáticas.

-Lo sé, pero cualquiera que te conocía se daba cuenta de eso, era un poco nerd después de todo... -bromeó Yuki mientras le empujaba-. pero está bien, me gusta mucho que seas así -añadió mientras se abrazaba de él.

Se habían metido en el negocio, pero cuando salieron había empezado a llover. Una lástima, pues la cita no podría seguir; Len tenía planeada una buena salida su es que las cosas iban bien, ir a la arcade y quizá comer algo antes de volver, pero las calles estarían demasiado mojadas, además de que Yuki le dijo a Len que su sombrilla se había perdido. Él se ofreció a llevarla de vuelta hasta su casa, al menos así compensarían parte del tiempo en el que estaban solos.

Volvieron al metro, sentándose juntos, ahora Yuki no miraba por la ventana, sino que recargó su cabeza en el hombro de Len y durmió un poco.

Para cuando llegaron a la casa, los dos salieron de la estación juntos, Yuki se sintió rara conforme caminaba con al lado de Len, tomados de la mano, recordaba todos los otros viajes solitarios que hizo. Subieron a un departamento pequeño hubicado en un buen barrio y donde había cuartos decentes pero demasiado grises. Yuki caminó todavía tomada de la mano hasta la puerta de su casa, en donde Len la sostuvo y se despidió.

-Fue una muy buena tarde, Yuki... yo creo que vamos a volver a vernos pronto -le aseguró besando su frente mientras se despedía.

-Gracias, Len... yo también quiero volver a verte -no se atrevió a hacer otra pregunta, ya que se mantenía aun demasiado nerviosa para pedir algo más.

Len comenzó a irse, volviendo a repetir las despedidas una y otra vez hasta que Yuki llegó a su puerta, mirando a Len mientras abría la pierta.

-Len... -habló Yuki de pronto, llamando la atención del muchacho.

-¿Si? -preguntó él mirando a la chica, sin saber como tenía que proceder.

-Te dije que vivo sola ahora y... -se puso nerviosa mientras daba vuelta a su llave para abrir su puerta-. ¿Te gustaría pasar?

-¿Para qué? -Len intentó no sonar demasiado serio, pero lo dijo de tal forma que de verdad fuera curiosidad lo que sentía.

-Para que me des mi regalo... -miró hacia abajo apenada-. La cita aun no termina...

Len se sonrojó, no se le había ocurrido la idea de entrar a solas con Yuki a su casa, a donde nadie los pudiera ver, pero de alguna manera... le gustaba la idea.

-Está bien... -y dicho esto, pasó a la casa con Yuki.

Al entrar se encontró con una casa bastante gris y desanimada, mirando cómo el color se combinaba con la sombra de la tarde lluviosa y volvía todo en un tono desanimado. Había una gran ventana y además de otras cosas, podía verse que tenía pocas decoraciones, o al menos así era solamente la sala. Los dos pasaron a por una pequeña división y Len vio la cama de siempre de Yuki, del mismo color rosado que la última vez que la vio, con todo y sus peluches.

-Vaya... sigues teniendo la misma cama de antes -dijo Len mientras que Yuki se sentaba en la orilla, contrastando su sudadera gris con el resto de sus colores.

Siguieron hablando, Yuki le pidió a Len que le preparara algo de té y los dos charlaron un buen rato. Yuki admitió que estaba deprimida desde la separación con sus mejores amigas, pero que eso iba, por suerte, con el proyecto musical que estaba componiendo, diferente a lo que había hecho antes. El primer día de la grabación ella llegó con ese mismo atuendo, pues era un día en el que había rechazado usar cualquier clase de color alegre o siquiera vivo, sintiendo que quería, como dijo con sus propias palabras, pasar desapercibida y volverse invisible entre toda la urbanidad brutalista y los trajes utilitarios de los hombres de negocios.

La forma desanimada que cantó y se expresó lograron hacer que la canción resaltara y sin pensarlo se volvió viral. Pronto esa ropa se volvió parte de su inspiración para volver a ese estado de ánimo, en el que, pese a no estar todo el tiempo, era lo que más atraería a la gente. Era lo que comenzó a usar siempre, como forma de sentirse mezclada en el ambiente urbano, y a la vez de expresar su poca emoción, con ese atuendo entero pasaba a ser "osage-chan".

-Puedes expresar más que eso con tu voz, mucho más... -le dijo Len, sentado muy cerca de ella en la orilla de la cama.

-Lo sé, pero no es cómo si a la demás gente le importara lo que tengo que hacer o decir, yo prefiero guardar mis sentimientos para mi misma, y para las personas a as que más quiero

Len se dio cuenta de que, sin él, ella estaría más que sola durante esos tiempos. Ahora le hablaba con esa sinceridad y ese cariño pero durante los meses que él no se encontró cerca, era probable que sufriera todo el tiempo en silencio.

-Ahora estaré contigo... todo el tiempo que pueda... al menos no vivo tan lejos, será solo un viaje rápido en metro... -dijo Len, proponiendo algo de forma implícita con eso.

-¿Estarás cerca de mi? -Yuki le tomó la mano.

Len la movió para que se sentara un poco sobre su pierna.

-Tan cerca como quieras -respondió.

Ya casi no quedaba más que decir, Yuki comenzó a besarlo y el correspondió sin ningún miedo, como esos besos de antes en donde sus lenguas volvían a encontrarse, pero sin el temor del tiempo que los castigase. Pero pronto Yuki se detuvo, excusándose con Len un poco.

-Espera... tengo una idea... solo espera un poco, quiero... que lo disfrutes-entró al baño.

Len estaba nervioso, sentía su miembro completamente erecto. Tener a Yuki con ese cariño y ese deseo era tan intenso, su corazón iba más rápido que cualquier día en el que Rin hubiera comenzado con el acto. Y es que era su primera vez haciéndolo con alguien fuera de su familia... por más raro que sonara. Se sentía vulnerable por estar con alguien tan externo, o tan... fuera de su propia sangre.

Finalmente ella regresó, mostrándose más tranquila que antes, y con medias que llegaban hasta sus muslos.

-Yuki... te ves bien... ¿te estuviste preparando para algo? -dijo Len, con bastantes nervios.

-Si... para algo muy especial -dijo ella, volviendo a besarlo mientras se sentaba sobre sus piernas.

Pudo sentir su piel caliente directamente contra si mismo, se percató de que no llevaba nada de la cintura para abajo.

-¿Este será tu regalo de este año?

-Len, este año... quiero que el regalo sea para los dos -dijo ella mientras guiñaba su ojo y estiraba la tela de su sudadera, mostrando que no llevaba nada debajo de esta-. este año... dejaré que disfrutes tú como lo desees.

Se volvieron a besar, por alguna razón, a Yuki le emocionaba la idea de poder tener intimidad con la misma sudadera que todos conocían en sus pocas fotos de redes sociales, que esa sudadera, símbolo de su tristeza se convirtiera en parte de un momento que tanto deseaba ella.

Ese permiso fue como algo para Len que él no esperaba. Sus dedos se pasearon por debajo de la sudadera de Yuki. Por primera vez en su vida pudo darse el lujo de tocarla como quisiera, y sus manos no se contuvieron ni un poco. Acarició su trasero, y los muslos, en especial estos últimos, mientras que seguía besando el cuello de la chica, gozando con su lengua también los hombros femeninos y delicados. Le encantaba ver la piel suave y tersa de ella, y se maravilló al notar cómo gemía fácilmente por sus toques.

-Nunca pensé que serías tan sensible... en todas partes -dijo Len, dando pequeños mordiscos en los hombros y en el cuello de la chica.

-Es por ti... solo por ti... eres el primero en hacerme sentir de esta forma -los besos y las mordidas fueron más que suficiente para hacer que ella se derritiera en sus brazos.

Pronto el contacto se había vuelto más que intenso, los dos sabían que no podían detenerse de ninguna manera, o al menos Len no creía poder contenerse un minuto más mientras su miembro palpitaba con fuerza dentro de su pantalón. Pasaron unos minutos, y el beso continuó. Len recibió el permiso implícito de Yuki de poder frotar en su parte íntima, ahora descubierta, y él lo hizo con delicadeza, palpando y cuidando que no fuera demasiado fuerte para ella.

-Está bien... dime si te duele demasiado... -dice Len en lo que comienza a introducir uno de sus dedos.

-M-mejor... frótalo por fuera... -pidió ella con un alarido de dolor mezclado con un tono de placer que pobremente podía ocultar.

Len empezó a frotar por la parte más sensible, entre los labios exteriores, en lugar de introducir sus dedos de golpe. Pronto Yuki empezó a temblar, moviendo sus caderas contra Len. Empezando a gemir, cada vez más fuerte y más rápido, finalmente llegando al orgasmo, pegando su cuerpo en contra del de Len, sintiendo el más intenso de los orgasmos en toda su vida hasta ese momento.

-L-len... -sus ojos estaban entreabiertos, y babeaba sin poder controlarse, y unas cuantas lágrimas quedaban cayendo de sus mejillas mientras su cuerpo entero seguía temblando y reaccionando a la fuerza del éxtasis-. M-me toca... tocarte un poco... -le pidió aun llena de ese placer tan anhelado por tantos años.

Ella sonrió, él la miró con un sonrojo, sin poder contestar demasiado, empezando ponerse realmente nervioso, dándose cuenta de que realmente jamás se había expuesto tanto frente a alguien que no fuera Rin. Siendo Yuki 5 años más joven (o 4, por al menos a lo que llegaba el día 27 del mes), todo aquello sentía que eso era un poco ilegal.

Len finalmente abrió sus pantalones. Su miembro estaba aun ajustado en contra de la ropa interior, manchándola un poco por la punta, dejándolo salir solo por el orificio frontal de su ropa interior. La expresión de Yuki fue divertida para él, parecía que había olvidado como era, pero se recobró rápidamente.

-¿Te sorprende verlo de nuevo? -dijo él mientras sonreía, ganando de pronto mucha de la confianza que le faltó la última vez.

-Creo que es diferente ahora... porque... -se sonrojó un poco-. Ahora me doy cuenta de que de verdad te puse así... -respondió tocándole un poco, acariciando la punta y la extensíón.

-Así es... tu me pusiste así... es todo tuyo... -comentó Len, como si ese fuera realmente su regalo de cumpleaños.

La respiración de Yuki se aceleró más, su cuerpo entero se adormecía por los nervios, pero con su mano volvía a acariciarlo desde abajo hacia arriba, cuidando de que Len no sufriera por su pequeña experimentación, mientras que él la volvía a tocar. Los dos estaban tocándose, pero parecía ser que Len era el que tomaba la delantera con su habilidad, moviendo con sus dos dedos la suavidad del interior de Yuki mientras esta sentía la sensibilidad llegando a su límite.

-L-lo siento... no puedo seguir... es muy intenso... -gimió Yuki, alcanzando de nuevo el orgasmo mientras se abrazaba de nueva cuenta con Len.

-Está bien... tu tranquila... me está gustando bastante -respondió Len, colocando los dedos de Yuki sobre su miembro, para luego empezar a besarla de nuevo, haciéndola recostarse debajo de él.

Entonces, Len procedió a quitarse la camisa, dejando su torso desnudo, bajando también su pantalón hasta sentirse más libre. Yuki se cubrió la cara, era la primera vez en toda la noche que se sentía como que miraba algo prohibido, no podía ni siquiera creerse que Len se viera tan sensual, hasta el punto en el que se sentía como si viera algo tan privado y tan íntimo por primera vez. Su corazón empezó a latir mucho más rápido conforme observaba el pecho y los abdominales de Len, y toda la línea de visión libre que tenía hasta su pubis y su miembro erecto... tan dispuesto y ofrecido.

-Len... tu vas a... -no podía pronunciarlo, pero él solo asintió.

Pero él no contestó, solamente se separó de ella, sosteniéndola de los muslos, alzando sus pies en el aire, todo para poder ver su dulce y delicada entrada, marcada por la presencia de vello en sus partes más íntimas. Como si Yuki pensara que eso era un sígno de falta de higiene, se avergonzó aun más, pero para Len, era más una forma visual de comprobar lo madura que era ahora, al menos en "ese" sentido. Se aproximó a ella y empezó a lamerla, todavía separando sus muslos para que su rostro estuviera más cerca.

-¡Espera! ¡Más despacio! -Yuki se encontró de pronto con una nueva oleada de placer al recibir la lengua de su amado Len.

El sabor y la textura eran nuevos para Len. Sabía menos ácido y escabroso que la vez que lo hizo con Rin, en donde el juego era que ella lo forzaba y practicaba con él sus extraños gustos fetichistas. El sabor de Yuki era suave, le recordaba un poco al yogurt, pero no podía expresar en que partes le faltaba. Solo estaba alegre de ser el primero en poder tocar en su profundidad a la chica.

Se separó, ahora dispuesto a seguir con ella hasta el final, aproximándose a ella con su miembro erecto, de cierta forma, aprisionándola al colocarse entre sus piernas, contactando directamente sus partes íntimas. Len parecía más que dispuesto a continuar, comenzando a frotar la punta de su pene contra la delicada entrada de Yuki, fría al inicio por la humedad.

-Yuki... te gustaría... -comenzó a decir Len, como pidiendo el permiso que ella ya antes había dado de forma implícita.

-Esta bien... si me gustaría... aunque no esperaba que fuera tan rápido -admitió ella, afianzando su cercanía con Len-. Pero está bien... siempre que esto sea... solo entre nosotros dos... -añadió mientras le acariciaba la mejilla.

Eso fue poco más de lo que Len necesitaba, inclinándose para dar un beso delicado en los labios de Yuki, para ser recibido por esta con un abrazo alrededor de su cuello, pidiéndole que no separara sus labios durante su primera acto del coito. Empezó a empujar sus caderas para poder introducirse dentro de Yuki, demasiado distinto a lo que recordaba, más cálido, más íntimo, mucho mejor recibido, se asombró de lo fácil que fue de entrar y a la vez de cómo ella gemía con cada pequeña estocada que lo hacía entrar más y más profundo.

Pronto Len se apoyó con sus manos a los lados de la cabeza de Yuki, y con sus rodillas en el colchón empezó a moverse, el vaivén que hacía rechinar la cama empezó, y pronto Len se sintió más cómodo para moverse en las direcciones que provocaban más placer a su linda Yuki.

-Se siente muy bien... -dijo Len, susurrando mientras su cuerpo parecía moverse solo, probando que tanto podía acelerarse sin lastimarse él o Yuki, intentando dar un movimiento más curvo para hacerla disfrutar más.

-D-demasiado... demasiado bien... -susurraba Yuki mientras que trataba de contenerse.

-Puedes gemir tanto como quieras... gime por mi -habló Len, como ordenándoselo, recurriendo a todas sus fuerzas para moverse con más con toda la velocidad posible.

Su cuerpo ahora estaba a la par del de Yuki, los dos moviéndose a un ritmo que habían entendido sin palabras, causando fricción mutua, su miembro entrando y saliendo de ella, sintiéndolo duro y suave a la vez, y tan caliente que podrían fundirse juntos.

-Len... Len... ¡Len! -tanto años deseando gritar su nombre con todas sus fuerzas, ahora eran llevados por la fuera de sus penetraciones.

Se dejó llevar, moviéndose también para que él asaltara el punto más sensible de su interior, logrando llegar nuevamente al orgasmo más intenso hasta ese momento de su vida.

-¡Mi Len! ¡Kyaaa! -se pegó por completo contra él, desándalo como nunca antes en su vida, ajustándose como si no lo quisiera separarse.

-Yuki... espera... ah... -Len se separó rápidamente, dejando salir su miembro todavía erecto, moviéndolo tan solo un par de veces más antes de eyacular sobre el vientre de Yuki.

El semen cayó sobre ella, alcanzando sus pechos, su ombligo, e incluso un poco de su cara y su cabello. Lo probó, de forma tímida, mientras seguía intentando recuperarse. El semen era abundante, pero para Yuki, sentía como si todo su cuerpo se hubiera sido cubierto por la preciada semilla de Len.

-Lo siento... yo... no pensé que fuera apropiado terminar dentro... -se excusó mientras se avergonzaba un poco y se recostaba a su lado, completamente agotado.

-Lo entiendo... -contestó ella, pero parecía estar llena de melancolía.

Len se acercó de nuevo, ayudándola a limpiarse con los pañuelos que había en la mesita de noche. Yuki se dejó y le ayudó, y cuando Len la miró con tristeza, como sintiendo que le había decepcionado, ella contestó.

-Len... me encantó, fue lo más maravilloso de mi vida... -habló entre suspiros y jadeos-. Pero... de verdad quería conservarme para el matrimonio... -diciendo esto, le tomó de la mano.

Él recibió su agarre, correspondiendo y entrelazando sus dedos, besando delicadamente el dedo anular de ella.

-No te preocupes... no voy a dejarte... -contestó Len, acostándose a su lado.

Esa noche durmieron juntos.


Fin del capítulo 7