Todos los personajes perteneces a J.K. Rowling y a J.R.R Tolkien (creo que es el nombre), yo sólo les uso con fines de entretenimiento. No gano nada con esto. Hay muchas cosas de las que no estoy muy segura por lo que puede haber algunos errores con respecto a los libros, sobre todo de LotR.

La siguiente historia es yaoi/slash así que si no te gusta el género no lo leas. Ahora, a la historia….

Antes que nada quiero agradecer a todas las personas que leen esta historia y que la han seguido por todo el camino. Siento muchísimo todo lo que me he demorado actualizando, gracias por su paciencia.

Nota:Cuando Legolas deja el colegio es tres días antes de navidad (Viernes después de Pociones), Remus y Sirius reciben la noticia de emergencia (no hay comunicación flu, así que Dumbledore tuvo que mandar una lechuza de emergencia) un día antes de Navidad (Sábado), que es donde todos los eventos acontecen. A Remus y Sirius no se les paso la idea de un portkey porque es difícil conseguirlos y no los dan por emergencia familiar.

Viajando a Otra Dimensión: Reacciones

Legolas observó a Lucius, quien se encontraba tomando té mientras sostenían una conversación intrascendental. Pronto Narcisa y Draco salieron a pasear por los jardines, mientras Lucius y Legolas conversaban acerca del futuro que se avecinaba.

Lucius observaba al elfo y la hermosa piedra que colgaba en su cuello, piedra que estaba llena de magia negra. Sus ojos se fijaron en el hermoso rubí, para luego mirar a Legolas. Tomó una gran bocanada de aire antes de empezar a hablar.

-Legolas, se que esto te va aparecer extraño, pero quiero que me digas que es lo que mas te atrae de mi hijo-

-Bueno, Draco es un chico maravilloso, muy cariñoso y tierno e inocente. Compartimos el mismo gusto por la naturaleza y, aparte de todo, es un magnífico guerrero- Eso ultimo no lo sabía de primera mano, ya que Draco nunca había estado en su clase, pero Legolas suponía que lo era, a fin de cuentas, él era su elegido.

Los pensamientos de Lucius iban por otro lado, por mas que amara a su hijo, él sabía que Draco era de los que rara vez demostraba su afecto hacia otras personas (solo sus padres, en ocasiones especiales y en privado); en cuanto a tierno e inocente, tal vez se refería a su apariencia de ángel, porque ningún Malfoy era inocente a la edad de Draco, su familia estaba demasiado envuelta en las artes oscuras y eran demasiado curiosos como para serlo.

Legolas también había mencionado guerrero, y aunque Draco era un excelente mago, él no era de los que van al campo de batalla a arriesgar su vida por otros (solo si no hay alternativa y es en su propio beneficio). En definitiva, Draco era un Slytherin y las características que Legolas buscaba eran las propias de un Gryffindor.

-Si yo fuera tu, Legolas, trataría de definir mis sentimientos y poner mas atención a mi alrededor. Puedes encontrar muchas cosas que te sorprenderán.-

-¿A que se refiere con eso, Sr. Malfoy?-

-Ya sabrás a lo que me refiero. Lo único que te pido es que esperes un poco antes de declarártele a Draco. Quiero que estés completamente seguro de que es a Draco a quien deseas. Y si por determinado motivo decides que Draco es no la persona con la que tú deseas estar, no temas en perder nuestra amistad. Una vez que eres aceptado por los Malfoy, es para siempre- Sin mas, Lucius dejó al elfo solo, para que pudiese reflexionar acerca de lo que sentía.

Legolas por su parte se encontraba muy confuso. ¿Por que decidiría Lucius a darle la pequeña charla? ¿A que se refería con prestar mas atención a su alrededor? ¿Acaso dudaba del amor que el le profesaba a su único hijo? Se sentía confuso. Lucius parecía seguro de que él rompería su compromiso con Draco. Pero, ¿por que habría él de hacer algo así?

Faltaba un día para Navidad, debía decidir lo que iba a hacer. Legolas quería mostrarle su lugar de origen a su querido amor. Estaba seguro que se llevaría de maravillas con su padre. Su delicada belleza permitiría que los demás le confundieran por un elfo más. Volvió a recrear en su mente su conversación con Lucius. No podía sacarse sus palabras de la cabeza. Tal vez debía fijarse un poco mas en su alrededor. Sí, eso era lo que él haría.

Esa misma tarde (pocas horas después), una lechuza se dirigía rápidamente hacia los Weasley, mientras otra se dirigía a los Granger. Ambas poseían un sobre negro que indicaba el contenido de la carta. Pasarían horas antes de que alguna de ellas alcanzara su destino. Mucho más atrás de las dos, otra lechuza se dirigía a su destino.

La hora del té con los Malfoy era bastante peculiar. Viendo a la familia, nadie creería que fueran adictos a casi toda clase de dulces y que a esta hora tomaran toda clase de snacks. Legolas observó la mesa, llena de caramelos, bombones e incluso pequeñas galletas con carne encima. Cuando vio esta última hizo una cara, aunque lo disimuló rápidamente. El solo comía vegetales como todos los de su raza, aunque debió suponer que los padres de su amado podrían tener esa clase de gustos.

Su sorpresa aumentó al ver a Draco comiendo rápidamente esas galletitas, prácticamente devorándolas. El elfo esta vez si no pudo disimular su mueca, aunque Draco no se daba ni por enterado. Legolas suspiró, tal vez se había equivocado. O tal vez la piedra solo le mandaba alguien que lo complementara, no alguien que compartiera todos sus gustos. Aunque si no estaba mal, Albus le había dicho lo contrario.

Ahora se encontraba confundido. En ese momento, la piedra de su collar empezó a brillar, pero no el típico color granate que siempre soportaba, sino blanca luz, pura e inocente. La luz se hizo tan intensa que todos en la habitación tuvieron que cubrir sus ojos. Poco a poco la luz empezó a disminuir y óvalos como de niebla salían de ella. No tenían forma definida a excepción de la última.

El alma de la hermosa mujer rubia y ojos grises (no que ellos supieran esto), se encontraba enfundada en un hermoso vestido de encajes que pertenecía a otra época; sus ojos demostraban aguda inteligencia, rostro de ángel y cuerpo acorde. Frente a ella se encontraba una pequeña bola de luz que derritió el corazón de Legolas.

El cristal explotó en ese mismo momento, mientras las palabras de Helenn Malfoy sonaban en toda la mansión: 'Hay que saber aprender a perdonar; lo que pasa, es porque tenía que pasar'. Sin mas, la hermosa mujer se acercó a Lucius y Draco Malfoy, a cada uno le dio un beso en la mejilla, antes de voltearse a Narcissa y regalarle una hermosa sonrisa. Todos los Malfoy se encontraban en estado de shock; Helenn se volvió hacia Legolas mientras desaparecía.

Sus ojos tristes observaban cada uno de los movimientos del elfo, mientras rogaba que todo saliera bien. Legolas aún tenía sus ojos fijos en la pequeña luz. Su calidez le recordaba tanto a Harry, a su hermoso chico de ojos verdes y piel aceitunada. Cuando la luz desapareció Legolas despertó de su ensueño; el elfo se levantó rápidamente y fue a su habitación por sus cosas. Tenía que llegar a su amor. Había estado tan ciego, dejándose cegar por la belleza, que no se dio cuenta de lo que se estaba perdiendo.

Draco se sorprendió al ver los movimientos apresurados del joven, pero de inmediato comprendió: Legolas se iba, lo iba a dejar. A él. Nadie dejaba a Draco Malfoy. Se levantó de su asiento rápidamente. Pero así de rápido como se levantó, se volvió a sentar. Lucius Malfoy tenía una mano sobre el hombro de su hijo manteniéndolo en su lugar, olvidándose de momento que no hacía mucho había visto el fantasma de su tía abuela.

-¿Por que me detienes? Me va a dejar- casi gritó el joven.

-Tu no lo amas y no voy a permitir que te cases con alguien del que no estés enamorado-

-Por favor, padre, ¿como puedes creer en esas tonterías?- los ojos de su padre se volvieron de hielo.

-Tal vez te he criado mal después de todo. A pesar de todo lo que ha pasado siempre te hemos dado nuestro cariño y amor, Draco. Como puedes dudar de la belleza de ese sentimiento-

-Mortifagos no creen en cosas como esas-

-Lo que nosotros hicimos fue por el bien de la comunidad mágica. No nos agradan los muggleborn porque ponen en peligro nuestra existencia y sí, los consideramos inferiores. Sabes bien que si no hubiésemos llegado al acuerdo que llegamos, todavía estaríamos peleando por lo que creemos. Y sabes por que lo hacemos Draco, nuestro mayor motivo, para que nuestros hijos no tengan que vivir con el miedo de que un día algún la familia de algún muggleborn vaya a hablar de nuestra existencia a la persona equivocada, que sin duda trataría de aprovecharse de nosotros. Ante todo, quiero que sepas que nosotros no peleamos por simple poder, Draco; sí, es parte del paquete, pero no lo único.

Otra cosa que quiero que entiendas es que las personas no pueden tratarse como si fueran objetos- Draco fue a interrumpir, Lucius lo impidió con un movimiento de mano-, se como has estado tratando a Legolas, así que no lo niegues. Cuando llegue esa persona especial lo entenderás todo. Pero si no dejas atrás tus juegos y tu actitud superior hacia aquellos que te quieren, vas a terminar solo, Draco. Hay que cultivar para recibir.

Draco bajó la cabeza. El sabía que lo que su padre decía era verdad. Su corazón se retorció al pensar en la belleza de cabello negro que le había entregado su amor y que él había pisoteado. Había estado tan ciego; su creencia en sangres le había hecho perder a la persona que amaba.

Lucius al ver a su hijo en semejante estado, comprendió. Su hijo había entregado su corazón, pero a juzgar por las apariencias, no había hecho los mejores movimientos. Levantó el rostro de su hijo y mirándolo fijamente a los ojos, dijo:

-Tal vez no sea demasiado tarde, aún puedes disculparte-

-No me perdonará- una lágrima rodó por la mejilla del joven- No lo hará. He hecho su vida un infierno. Por mi culpa él no ha sido feliz. Pero cuando lo dejé, yo tampoco lo era. Cuando se unió al Hufflepuff los celos me embargaron. Hice todo lo posible para alejarlo de él y de todos los que siguieron. Yo sabía que él sufría, pero aún así lo seguí humillando en cada oportunidad posible. No me perdonará. No lo hará- en ese momento colapsó en los brazos de su padre y lloró como hacía años no lo hacía.

Mientras Lucius y Draco hablaban, Narcissa había salido del salón del té; decidió llamar a uno de los elfos domésticos para que le trajeran uno de los trasladadores a Legolas. Sabía que sería muy extraño e inconfortable para el elfo tener que quedarse con ellos. En verdad lo sentía mucho, ya que en el poco tiempo que había compartido con él, había descubierto el maravilloso hombre que había detrás de la hermosa fachada y no hubiese deseado alguien más para su hijo.

Fue sacada de sus tristes pensamientos por la llegada del elfo domestico, quien después de entregarle el objeto, hizo una reverencia y desapareció con un leve POP. Cuando volvió a la sala donde se encontraba sus tesoros, se encontró con que Legolas había vuelto y se estaba despidiendo.

Se notaba que Legolas se sentía culpable por el estado en que Draco se encontraba, sin saber que él no era el motivo de las lágrimas del joven. Un picoteo en la ventana, los sacó a todos de sus pensamientos. Narcissa que estaba cerca, abrió la ventana, dejando pasar al ave, que de inmediato se dirigió a Legolas entregándole un sobre negro.

Todos en la habitación contuvieron la respiración, a excepción de Legolas que no sabía el significado que el color de la carta representaba. Leyó rápidamente el contenido; ahogó un grito de sorpresa, mientras sus ojos se humedecían.

'No, esto no puede estar pasando. NO, no, nonono' Se mordió el labio inferior para evitar sollozar. Su mirada en el suelo, una mano en su pecho, tratando de que el dolor que ahí se había formado le abandonara.

Con manos temblorosas, Draco recogió la carta. El poco color que había en su cara desapareció por completo, mientras que de su rostro caían copiosas lágrimas.

-¡ME REHÚSO A CREERLO! Harry no esta muerto, no lo esta. No puede estarlo- cayó en sus rodillas, y lloró su dolor. Lucius y Narcissa se miraron, entendiendo lo que había sucedido. Narcissa le pasó el portkey a su esposo, quien tomó la mano de Draco, mientras Narcissa tomaba la de Legolas y la ponía sobre el objeto.

Poco tiempo después terminaron afuera de las puertas de Hogwarts. Los cuatro se encaminaron rápidamente a la enfermería, donde posiblemente se encontraría el joven. Los cuatro rubios entraron en el lugar, para encontrarse a Albus sentado en una silla frente a una cama, donde un cuerpo se encontraba totalmente cubierto por una sabana blanca, sus ojos mirando al vacío. A un lado de la cama se encontraban Sirius Black y Remus Lupin, ambos tenían los ojos hinchados de tanto llorar y las lágrimas aún no paraban.

Remus levantó la vista hacia los recién llegados, tensándose inmediatamente. Sirius al sentirlo, levantó la mirada, dejando que un rugido escapara sus labios.

-Que. Hacen. Aquí- la furia en los ojos de Black era notoria. Draco dio un paso atrás, pues los llameantes ojos estaban concentrados en él.

Legolas por su parte se acercó a la cama y antes de que alguien pudiese decir algo corrió la sabana. Allí en todo su esplendor se encontraba el que alguna vez fue llamado Harry Potter. Su piel estaba pálida y fría, sus labios azules y entreabiertos, sus ojos cerrados, ocultando las hermosas esmeraldas que tenía por ojos. Un sollozo escapó sus labios, mientras se arrodillaba a su lado y tomaba entre sus calidas manos, una fría de Harry.

-Lo siento, es mi culpa que esto haya pasado. Perdóname- Sirius y Remus que había escuchado todo entrecerraron sus puños, dispuestos a lanzarse sobre el culpable de que su pequeña Harry ya no estuviera entre ellos.

Sin embargo, la entrada de Madam Pomfrey, junto a Mcgonagall lo evitó. En su tristeza, ellas pasaron por alto el hecho de que los Malfoy y Legolas estuvieran en el lugar. Todos los profesores habían sido alertados de lo que había sucedido. Las reacciones fueron diversas, desde incredulidad, a terrible dolor.

El mas afectado de todos parecía ser Severus. Sus ojos se habían empañado al ver la joven figura yaciendo en la cama. No mucho después dio media vuelta y se encerró en sus habitaciones. Cada uno de los profesores se habían pasado para brindar sus condolencias.

Reuniendo todo el valor que tenía, Draco se acercó a la cama, bajo la furiosa mirada de Sirius y Remus. La compasiva de Albus y la resentida de las otras dos mujeres. El sabía que Mcgonagall y Pomfrey le culpaban de muchos de los males de Harry, entre ellos muchísimas visitas al hospital. Y estaban en lo correcto. Eso no quería decir que no iba a despedirse de su amor.

Estando al lado de la cama, se inclinó un poco y dio a Harry un último beso en los labios. Poco después, salía despedido por la fuerza de un encantamiento, contra la pared más próxima. Su mundo se volvió negro y no supo más de sí.

Hermione Granger se encontraba saliendo de su casa, apunto de abordar un taxi que llevaría a los Granger a tomar el crucero, cuando una lechuza se posó en su hombro, dejando caer un sobre negro en sus manos. La joven de inmediato palideció y soltó un pequeño grito. Empezó a temblar incontrolablemente. Ella siempre temió que esto llegara a pasar durante la guerra, pero ahora que estaban en paz no entendía que había sucedido. Sus padres se acercaron a ella rápidamente. Tratando de calmarla. Tomando una gran bocanada de aire, la joven abrió el sobre, sus ojos ya llenos de lágrimas.

Un sollozo escapó sus labios, mientras mas lágrimas caían por sus mejillas. La carta y un pequeño cristal cayeron al suelo, mientras sus rodillas cedían a su peso. ¿Por que? Era la pregunta de Hermione. ¿Por que él que se preocupa por todos? él, que no ha tenido chance de realmente vivir ¿Por que él, quien es el que mas a sufrido?

La joven agarró su varita fuertemente, su mayor deseo en ese momento era poder hechizar a alguien. Sus padres la miraron preocupados. Ella solo les entregó la carta. Ambos padres conocían al joven Harry, quien había pasado una semana entre ellos el verano pasado. Ninguno de los dos podía creer lo que la carta decía. Era inconcebible.

Hermione reunió sus fuerzas y se levantó, tomando el portkey entre sus manos, sus padres de inmediato tocaron el objeto también. Pero antes de activarlo, la joven se volvió al conductor, que los miraba entre incrédulo y temeroso. Hermione levantó su varita y en un rápido movimiento, removió sus memorias. Después activo el portkey. Los tres terminaron fuera de la enfermería.

Entraron rápidamente. Lo que Hermione vio hizo que su sangre ardiera. Malfoy estaba besando a Harry! Como se atrevía! Después de todo lo que le había hecho. Su furia ganó sobre su control.

-Expelliarmus- la joven gritó, mandando al joven contra la pared vecina a la cama. Lucius se volvió, dispuesto a hacer sufrir a quien se atrevió a tratar a su hijo de aquella manera, para encontrarse con los Granger. La pequeña joven se encontraba con los ojos cubiertos de lágrimas, que no lograban ocultar su furia. Su cuerpo entero temblaba de dolor y rabia.

La joven miró el lugar donde su mejor amigo se encontraba. 'Es verdad... ya no esta con nosotros...' y esta vez, sus lagrimas y sollozos volvieron con más fuerza...

Bill Weasley miraba por la ventana de la cabaña en la que él y su familia se encontraban de vacaciones. Su mirada se posó en la lechuza que en esos momentos cargaba un sobre negro. Sus ojos se agrandaron y su corazón empezó a latir apresuradamente. No pensó ver una de esos sobres tan pronto, no en tiempos de paz. Llamó urgentemente a sus padres, quienes estaban nerviosos ante el tono de su hijo.

-¿Que sucede?- preguntó Arthur.

-¿Pasó algo malo?- Molly miraba fijamente a su hijo. Bill solo señaló a la lechuza que en esos momentos se encontraba aterrizando, dejando el sobre en las manos de la Sra. Weasley. Temblando, la mujer abrió el sobre, revisando el contenido. Al terminar, sus sollozos eran incontrolables, mientras Arthur la tomó en sus brazos, tratando de calmarla.

Bill tomó la carta, que era de Albus, informándoles que Harry...'Merlín, No...' .El resto de la familia había llegado para saber el porque del bullicio. Se encontraron con un Arthur, sus brazos alrededor de Molly, quien lloraba inconsolablemente. Bill con los ojos abiertos por la sorpresa y un rictus de dolor, ojos levemente empañados. Antes de que alguien preguntara, pasó la carta a Ron.

La mirada del pelirrojo se tornó vacante, perdida; su rostro palideció, contrastando con el moreno que el sol egipcio había curtido. Una lágrima rodó por su mejilla, mientras tomaba asiento en una silla cercana. Su mejor amigo estaba muerto y el no había estado a su lado; Harry había sufrido en soledad durante demasiado tiempo, ahora su vida terminaba incluso antes de terminar el colegio.

Todos sus sueños destrozados. Harry debería haberse enamorado de una buena chica como Ginny o Hermione, para luego casarse y tener hijos y una casa blanca con jardín y blanca cerca.

-Harry...- fue un susurro. Mientras Ron se había apartado del mundo, el resto de la familia se había dado cuenta de las noticias. Arthur notó que atado a una de las patas de la lechuza, se encontraba un pequeño paquete. Al abrirlo se dio cuenta que era un portkey, una pequeña radio muggle. Arthur sonrió tristemente. La vida sin Harry sería tan diferente... tan opaca.

Reunió a toda su familia, todos tocaron el trasladador, a fin de cuentas, ellos deseaban despedirse de Harry, aunque sea verlo por ultima vez. Todos llegaron a las puertas de la enfermería, para encontrarse el lugar lleno de gente. Entre ellos los indeseables Malfoy.

Ron solo los observó, sus ojos mostraban el disgusto que sentían hacia la familia, pero aparte de eso solo fue a pararse al lado de Hermione, quien se encontraba sentada al lado del cuerpo de Harry, tomando entre sus manos los dedos fríos que pertenecían a su fallecido mejor amigo. Mientras pasaba se dio cuenta de la presencia de Malfoy, Draco, en una de las camas adyacentes, aunque lejos de Sirius y Remus; al lado de Albus se encontraba Legolas, sus ojos cerrados, no queriendo ver la escena. Dumbledore tenía un rictus de dolor, sus ojos desprovistos de su brillo habitual.

Sus ojos miel se clavaron en el cuerpo de su amigo. Aún recordaba el primer día que lo conoció, en el tren de Hogwarts, seis años atrás. Sus ojos verdes tan trasparentes y su carácter tímido, todo lo contrario a lo que él había esperado de una celebridad. Y lo había elegido como su amigo. Durante los años que siguieron pasaron por muchas cosas juntos, tuvieron las usuales peleas entre amigos, se reconciliaron jurando no volver a pelear.

Durante los últimos meses, Harry había estado tan diferente. Feliz en ocasiones, triste en otras, pero durante el último mes sus ojos habían estado hinchados y opacos, desprovistos de toda vida, a pesar de que quisiera aparentar ante sus amigos. El le conocía y sabía que estaba sufriendo, también sabía por quien, pero no sabía como sacar el tema ante Harry. Era algo muy delicado, sobretodo para un joven que ha sido pisoteado en el amor tan seguido.

Se acercó mas al que una vez fuera su mejor amigo, apartando algunos mechones de su rostro. Lo extrañaría como a nadie en este mundo, el había sido su consuelo en muchos momentos de su vida, había estado con él, le había apoyado, era su hermano. Por primera vez, las lágrimas asomaron a los ojos del joven, mientras una solitaria rodaba por su mejilla.

Poco a poco, los Weasley dieron su adiós a Harry. Al final, mientras Molly Weasley lloraba abrazada al chico que fuese como un hijo, Dumbledore sacó un pergamino de su bolsillo, y luego de unas cuantas palabras mágicas, la voz de Harry se dejó oír en todo el lugar.

-Es triste saber que tengo que decir adiós, sobre todo después de todo lo que hemos pasado. Pero tal vez sea para bien que esto haya sucedido, ya no hay lugar para mi *se deja escuchar una sira triste*. No quiero que me malentiendan, se que siempre puedo contar con ustedes y que siempre me querrán, pero yo ya perdí las ganas de vivir. Mi único objetivo siempre fue el finalizar el reino de Voldemort y cuando esto sucedió, pensé que ya todo había terminado, que podría vivir como una persona normal-

Draco escuchaba desde su camilla la voz de Harry, tratando de contener sus lágrimas, 'Los Malfoy no lloran...' era su mantra.

-Pero era solo una ilusión, la gente me seguía viendo como el-niño-que-vivió, no como el adolescente que yo deseaba ser. Me di cuenta de que nunca tendría una vida normal, después de perder a mi primer amor y con mis futuros fracasos. Todos ellos veían al mismo héroe, no a la persona. Decidí copar con ello y seguir viviendo, a fin de cuentas no valía la pena arriesgar mi corazón, pero luego llegó ese alguien y a pesar de que él tenía todo mi amor, esa persona ya amaba a alguien mas, mi única opción era salirme del camino, dejar que ellos fueran felices. Tal vez mi magia interfirió aquí, pero cada día estoy más débil y a la vez mas fuerte. Es difícil de explicar como puedes sentirte lleno de energía, ágil y activo, pero al mismo tiempo, listo para morir. Ese es el porque de esta carta, dejarles saber lo que siento. No estoy triste por que haya llegado mi fin, ya que sé que no hubiese podido encontrar la felicidad allá. Perdónenme por ser tan egoísta. Los amo a todos, y espero que sean muy felices. También quiero que sepan, que no importa el lugar, yo siempre estaré con ustedes..."El que muere, vivirá para siempre en la memoria de aquellos que lo aman".-

Estas fueron las últimas palabras del joven, los ojos de los presentes estaban empañados. Las ultimas palabras de una persona en dolor, una persona que no había encontrado la felicidad que se merecía. Y lo único que podían hacer era continuar con sus vidas, sus vidas sin Harry.

El entierro de Harry se llevó a cabo al siguiente día. Su cuerpo, envuelto en seda blanca se encontraba ahora descansando al lado del de sus padres en la cripta familiar de los Potter. El último en la familia. El silencio solo era roto por las palabras de despedida que daba Sirius. El estado de animo de todos era reflejado en el cielo, gris y cargado, con neblina en todo el lugar, dándole un aspecto lúgubre al cementerio.

Suspiros quebrados era lo único que abandonaban los labios de aquellos que habían ido a ver por última vez a Harry Potter, el niño que vivió... y murió.

Fin...

Este es el final, pero aún queda el epílogo, pueden tratar de adivinar que es lo que sigue si así lo desean. Algo que quiero explicar y que no se dio la oportunidad en el fic es el porque Legolas no ha demostrado poderes mágicos. Es simple, Harry empieza a tener características de Legolas por que el crea un lazo con el elfo, por medio de su amor, pero como Legolas no corresponde ese amor, el lazo solo funciona de un lado. Harry esta dispuesto a recibir lo que puede de Legolas, pero Legolas no quiere nada de Harry.

Besos, y Gracias por Leer.

Randa1

Me alegra saber que te guste. Tu idea es realmente buena y puede que parte de ella la incorpore en el siguiente capitulo. Como tu lo dijiste, no me gusta mucho las escenas excesivamente melodramáticas. Se que en este capi no detallo mucho los sentimientos de todos y me quedo muy corta en lo que Sirius y Remus deben experimentar, pero la verdad no sabía como expresarlo. LA carta como ves, es realmente los sentimientos de Harry, lo que el pasó últimamente. Creo que si ellos en cierto modo lo ven desde el punto de vista de Harry, las cosas serían diferentes, ya que en la muerte es un alivio para el joven, no que eso haga la partida menos dolorosa. En cuanto a los dotes de Legolas, sus poderes no se han desarrollado, por el hecho de que el realmente nunca estuvo entregado a Harry y toda su atención fue hacia alguien que realmente no amaba, mientras que Harry desde el principio le dio su amor, cosa que creo un lazo entre ellos, pero que iba en solo una dirección. Espero eso lo haya explicado un poco.

Besitos, cuidate.

Azuuria The Dragoness

Me encantaría poder hablar en messenger contigo, aunque en estos tiempos no lo tengo instalado (una vez trate y los de msn me cobraron, cuando yo estoy por otra compañía -_-u). Me alegra mucho que esta historia te haya gustado y si, sin duda es un final agridulce, aunque aún falta el epílogo. Espero que en este te pueda dar una sorpresa. Espero haber resuelto tus dudas.

Besos, cuídate.

alym

Bueno, este todavía no es el final definitivo, aún falta el epílogo, espero sigas leyendo y te guste.

Besos, cuídate.

Amaly Malfoy

En cierto modo Draco esta sufriendo. No se si has escuchado esa cancion de Arjona que dice 'A veces Dios le da pan precisamente al que no tiene dientes, para que su peor castigo sea el día que te arrepientes...' Me encanta esa canción, pero bueno. Me alegra que te haya gustado la historia. Aún falta un capitulo mas y conmigo todo puede pasar. Realmente es algo predecible, vamos a ver si alguien adivina que es lo que sigue.

Besotes, cuídate.

Mitchy Mitsui

Aquí Lucius tuvo una participación especial, a mi también me encanta! Aunque esta algo fuera de carácter. La verdad, yo también lo siento mucho por Sirius y Remus, pero en cierto modo era lo mejor para Harry. Espero te haya gustado el capi y sigas leyendo.

Besos, cuídate.

Relley-chan

Bueno, aquí Legolas AL FIN se da cuenta de como son las cosas, otros personajes tambien revelan sus sentimientos. Y si, es verdad que es triste por lo que tienen que pasar, pero en cierto modo necesario. Yo realmente no creo que Harry fuese completamente feliz, sabiendo que Draco realmente lo amaba y mas que, conociendo a Draco, intentaría lo que fuera por coquistarlo de nuevo. Espero que te haya gustado este capitulo. Besos, cuidate. En el proximo seran los sentimientos de Legolas!

kat basted

Bueno, aquí mas o menos se da una explicación a todo lo que sucede, el por que de lo que hizo Dumbledore, como funciona la piedra, quien era la mujer. Legolas y Harry, bueno, eso tendrás que esperar al siguiente capitulo para saber como se resuelve todo. Espero este capi te haya gustado.

Besos, cuídate.

snivelly

Tienes muy buenas ideas y puede que alguna de ellas se cumplan, pero no todas, tu idea fue la primera que se planto en mi cabeza y aún no me he decidido si sucederá o no. Tendrás que esperar hasta el siguiente capitulo =P. Besos, cuídate

Ruby Andariel Claw

Bueno, no es tan fácil como esto, ya que el hechizo que Dumbledore realizó, separó el alma y el cuerpo de harry, y un cuerpo sin alma no puede vivir. Pero las condiciones de Harry eran diferentes, ya que el se encontraba amenazado por la piedra. Así que era la única opción. Pero si, Legolas se dio cuenta de sus errores, ya veremos como copa con ellos en el siguiente y ultimo capitulo.

Besos, cuídate