Liwk: gracias por leer mi ff y no te preocupes que no permitiré que Harry muera de una forma tan horrible, pero de que habrá mucho sufrimiento sí que sí (jajaja)
Cerdo Volador: ya leí una de tus historias que son buenas, mil gracias por el apoyo y si quieres saber como comenzó todo, aquí está el segundo capítulo.
Que lo disfruten, me dejan sus reviews please, que me da mucho gusto leerlos y mil gracias o0clomalfoy0o! Lo prometido es deuda...
starshine
2.- LA SOLEDAD
Todo comenzó en el inicio del curso en Hogwarts, el sexto curso. Harry se sentía deprimido y nadie podía cambiarlo; ningún comentario, chiste o consuelo le hacía feliz; no entendía ni siquiera la razón de su existencia, odiaba ser él, el Niño Que Vivió, el enemigo de Voldemort; necesitaba amor y comprensión, deseaba sentirse querido.
La única persona con la que se sentía seguro le había ocultado la verdad y ya no le tenía confianza, Dumbledore, si tanto le decía que lo que quería era lo mejor para él, y deseaba protegerlo, ¿por qué lo expuso de esa forma? ¿por qué había dejado que mataran a su padrino Sirius Black?
Esas preguntas pasaban por su cabeza cuando de repente, sintió que alguien lo observaba, volteó su mirada y se dio cuenta de que era Draco Malfoy, ese adolescente engreído lo estaba viendo; fue algo muy extraño, ya que no lo veía como de costumbre, esta vez era una mirada de apoyo, comprensión y al mismo tiempo, compasiva.
En cuanto cruzaron las miradas, el Slytherin enrojeció y volteó hacia otro lado intentando disimular lo que acababa de pasar.
Transcurrieron varios días sin novedad, hasta que al chico de Gryffindor se le ocurrió darse un baño en la tina de los prefectos, para calmar un poco su tristeza entre burbujas de jabón y olores deliciosos.
Al anochecer tomó su capa invisible y el mapa del merodeador, se dirigió sin demora al baño de los prefectos. Llenó la tina con agua tibia, jabón y esencia de frutas. Nadie lo veía, la sirena se encontraba dormida, así que sumergido en esa deliciosa mezcla, comenzó a llorar pensando en sus padres, en Sirius y en Cedric Diggory; no podía parar, todos los sentimientos y pensamientos que había reprimido durante los años pasados se pusieron a flor de piel en esos momentos.
Se alegró un poco de que no hubiera nadie, porque no deseaba que lo vieran llorar, no quería que pensaran que era débil, pero aunque tuviera mucha fuerza y valor para enfrentarse a todos los peligros, por dentro era vulnerable y deseaba más que nadie sentirse querido y protegido.
Después del baño se sintió un poco mejor, salió del baño de prefectos, pero no quiso ponerse la capa porque en el mapa no se veía a nadie cerca. Caminó por un largo pasillo, y de repente salió Draco a su encuentro.
- Potter, ya que por el momento estamos solos, ¿podría hablar contigo?-
- Déjame en paz, Malfoy, no estoy de humor para que me molestes esta noche.
- Precisamente porque sé que no estás de humor, quiero hablar contigo... he notado que te encuentras deprimido últimamente y ...-
¿Se había dado cuenta de su depresión? Esto le parecía muy curioso a Harry porque nadie más lo notaba, ni siquiera Hermione y Ron que eran sus mejores amigos, pero pues obviamente ellos estaban muy ocupados desde que se hicieron novios, para ponerle mucha atención a su amigo deprimido.
Si Draco se había dado cuenta de su estado de ánimo, entonces debía ser una persona muy observadora y sensitiva.
- Esta bien, Malfoy... ¿de qué quieres hablar? – contestó Harry con desconfianza.
- ¿Qué no te lo acabo de decir? Quiero saber que te pasa, estoy preocupado por ti -
- Ja, ja, ja, no me hagas reír. Tú, ¿preocupado por mi?... Ahhhh! Se va a acabar el mundo. Tú te la pasas intentando humillarme... tú... -
- Espera Harry, yo se que es algo difícil de creer pero es la verdad, estoy preocupado y me gustaría saber qué es lo que te tiene así. Me agradaría mucho si quisieras acompañarme al salón donde se encontraba el espejo de Oesed -
- ¿Cómo sabes de ese espejo? -
- No seas tonto Potter, ¿crees que has sido el único que lo ha visto o qué? Es un espejo muy conocido, sólo que no todos han podido verlo en persona. Pero no me cambies de tema, ahora que lo pienso. -
Caminaron tranquilamente hasta llegar a la habitación mencionada. Draco cerró la puerta y dijo:
- Y bien... ¿qué es lo que te sucede? Estoy dispuesto a escucharte y a ayudarte en la medida de lo posible, te prometo guardar el secreto. ¿Qué tal si me dices qué es lo que te deprime? -
- Es que esto es muy extraño, nunca habría pensado estar aquí contándote mis intimidades -
- ¡Anda Potter! ¡No des más rodeos! -
- Pero... no sé ni por dónde empezar, son demasiadas cosas las que me tienen así, y la verdad no creo que tú puedas entenderme -
- Tú no puedes saber eso -
- En primer lugar, puedo saberlo porque tus padres aún viven y tu padrino también -
- Sí, eso es cierto, pero preferiría no tener padres a tener los que ahora tengo, si tu pudieras saber más acerca de mi vida, no creo que te agradaría mucho, mi vida no es un lecho de rosas. -
- Aún así nunca podrás entender mi Soledad, estoy solo y a nadie le importa mi felicidad, sólo les importo por esa estúpida profecía... -
Ambos se quedaron en silencio, Harry observaba el crepitar del fuego en la chimenea que habían encendido, cuando sintió repentinamente un cálido y tierno abrazo. Permanecieron así mucho tiempo, ninguno de los dos abría los ojos para evitar regresar a la realidad. Hasta que Harry se separó al sentir los suaves, tibios y débiles rayos de sol que entraban por una ventana de la habitación.
- Es tarde, tenemos que marcharnos, antes de que alguien se de cuenta de nuestra ausencia -
- Está bien Potter, pero ya lo sabes, voy a estar aquí si me necesitas – dijo guiñando un ojo en tono de broma.
Cada quien fue a su dormitorio, y como era domingo podrían dormir hasta tarde si así lo deseaban. El chico de Gryffindor estaba cansado, así que se acostó y corrió las cortinas de su cama, no quería hablar con nadie para no perder esa deliciosa sensación del abrazo que Draco le había dado...