Hola, antes de que comenzaran la lectura quería aclarar unas pequeñas cosas: el fic es completamente mio, mi primer fic por cierto . La historia es un universo alterno, la mayoría de los personajes no me pertenecen aunque que más me gustaría tengo los primeros 5 capítulos hechos puesestoy publicando este fic en otro lugar tambien donde ya llevo más tiempo y es su desición si los publico aqui o no asi que dejen reviews con sus opiniones!
"Sueños…"
By ElizabethIK
Capítulo I
El cantar de los pájaros era hermoso, el aroma exquisito de las flores inundaba sus pulmones, la paz y tranquilidad que le brindaba ese bosque era inusitadamente grande; se encontraba sentada en una de las ramas de uno de los magníficos árboles que allí reposaban. Se maravillaba observando el nido de pequeñas golondrinas descansando... aquel lugar le resultaba tan apacible…cerró sus ojos y aspiró profundamente el aire tan puro que siempre se podía percibir al estar rodeada de las frondosas copas de los árboles, los abrió nuevamente pero ya todo no era como antes… el bosque, aquel estupendo bosque.. no, no podía ser verdad tenía que ser una simple ilusión.. todo lo que veía estaba muerto, las flores, los pájaros, los árboles..no había vida o color alguno que la manifestara, todo lucía colores muertos, comenzó a llover, llovía.. miró sus ropas, estaban teñidas de rojo y el olor que desprendía lo decía todo, esto no era una lluvia normal, pues llovía sangre, miro al cielo cubriéndose un poco la cara, vio entre las negras y densas nubes como una calavera le devolvía la mirada...
Se incorporó rápidamente en su cama, estaba asustada, después de todo¿quien no lo estaría? Miro a su alrededor, todo estaba oscuro, no veía nada a excepción de siluetas dibujadas aterradoramente en las paredes de su habitación, decidió prender la pequeña lámpara situada en la mesilla de noche – por lo menos ya no esta tan oscuro- pensó, coloco un pie en la mullida alfombra de un rojizo atenuado y se levantó para dirigirse al cuarto de baño, al entrar en él, presionó el interruptor de la luz, fue hasta el lavabo y abrió el grifo, junto sus manos para formar en ellas un pequeño cuenco de agua helada, sumergió su rostro en él con tal de quitar el sudor frío que momentos antes lo empapaba, cerró el grifo y se miró en el espejo del baño, no podía creerlo, otra vez el mismo sueño, ya llevaba noches soñando lo mismo, no sabía el porque pero ansiaba saberlo. Volvió a su cama sabiendo que tardaría posiblemente horas en conciliar nuevamente el sueño, dejó caer pesadamente sus párpados, tratando de pensar en que si no se dormía pronto mañana le costaría levantarse…
- Kagome, hija, se te hizo tarde levántate ya - fue lo que escuchó decir por parte de su madre quien intentaba despertarla, se estiró brevemente y se levantó, le hecho una ojeada al reloj de pared en su habitación y
- ¿ QUE!- fue el grito que soltó al ver la hora que presentaba el reloj - ¡NO PUEDE SER! – eran las 7:45 AM, sino se apresuraba perdería la primera hora de clases nuevamente y eso no se lo podía permitir si quería pasar los exámenes con buenas notas y es que se encontraba solo a unas pocas semanas de los exámenes. Se duchó y vistió el uniforme del colegio lo más rápido que pudo, salió de su habitación y se fue saltando los escalones de dos en dos hasta llegar a la cocina terminando de peinarse tomo su mochila, dejó el cepillo en la mesa de madera, y corrió hasta la puerta principal de la casa, pero antes de que pudiera salir su hermano Souta le dio un paquete diciéndole con una sonrisa – casi olvidas tu desayuno con tu apuro hermana – Kagome desesperada le devolvió el paquete gritándole que no tenía tiempo para eso, finalmente salió de la casa, suerte tenía que el colegio quedara algo cerca, patinó lo más rápido que pudo y llego al instituto, el portero la recibió y abrió la elegante reja negra, dejándole correr (los patines los dejaba en la entrada) a través de un sendero hasta las altas estructuras del colegio, lo cierto es que era una institución de personas de la alta sociedad pero su madre podía costearlo.
Kagome entró al vestíbulo, subió las escaleras, y corrió por los pasillos que estaban completamente desolados, pues, los alumnos ya debían estar en sus respectivas clases. Entro rápidamente al salón y se dio cuenta que las clases no comenzaban aún, que suerte tenía, al parecer casi nadie se había dado cuenta de su abrupta entrada pues todos los alumnos estaban charlando despreocupada y alegremente, miró al escritorio y notó que el profesor no había llegado. Kagome miró a su alrededor tratando de recuperar el aliento y encontró a la persona que buscaba, conversando con Ayame, una chica de cabellos castaños claros y cristalinos ojos verdes, se encontraba Sango, su mejor amiga, era muy simpática, su piel era extremadamente blanca y su sedoso cabello era castaño oscuro al igual que sus ojos, tenía una coleta alta y le contaba algo a Ayame. Kagome se acercó hasta ella saludándola
- Hola – le sorprendió Kagome.
- Hola Kagome, veo que llegas tarde nuevamente – respondió Sango severamente, Kagome dio un largo suspiro y tomó asiento al lado de su amiga mientras saludaba a Ayame, quien al parecer no le simpatizaba mucho Kagome.
-Buenos Días- saludó el profesor de historia a sus alumnos sorprendiéndolos a todos, nadie nunca se daba cuenta de la presencia de ese profesor, parecía un fantasma deslizándose a través del colegio. Era bastante pálido y nadie sabía mucho sobre su vida, aparte de ello no acostumbraba a hablar con los alumnos y profesores a menos que no fuera necesario...
- Disculpen la tardanza, por favor tomen asiento la clase va a dar comienzo- todos los alumnos se sentaron y la clase comenzó.
El profesor era alto utilizaba unos cuadrados lentes que le daban un aspecto extraño, sus ropas arrugadas no le daban muy buena presencia, pero su juvenil rostro lo compensaba todo.
La clase resultó ser tan aburrida como siempre, pues el profesor hablaba sin parar y los alumnos optaban por no tomar apuntes y dedicarse a mirarse los unos con los otros, lanzándose papelitos en los que se burlaban del profesor. Después de lo que el profesor hizo parecer 3 horas sonó la campana indicando un descanso de 20 minutos. Los alumnos tomaron sus morrales y salieron a los pasillos, probablemente para dirigirse al comedor; Kagome y Sango recogieron sus cosas y salieron al pasillo, Kagome echó una rápida ojeada al escritorio del prof. y se dio cuenta una vez más que el profesor había prácticamente desaparecido, si que era extraño ese profesor...
- ¿Vamos al patio? – preguntó Sango y sin esperar respuesta comenzó a caminar en dirección al patio, dejando a Kagome allí plantada; definitivamente algo andaba mal con Sango. Kagome corrió a su lado y siguió caminando junto a ella, lo normal es que fueran al comedor
- ¿Por qué no vamos al comedor? – dijo Kagome, Sango la miró evaluando si debía o no contestar
- No quiero encontrarme con alguien – contestó ella continuando con su caminata hasta el patio
- ¿Con quien? – insistió Kagome creyendo saber la respuesta
Miroku – pronunció secamente Sango, Kagome sonrió, seguro aquel pervertido chico intentó cortejar nuevamente a Sango, lo cierto es que llevaba días intentando cortejar a Sango, pero debes en cuando su mano se iba por donde no debía y terminaba con la mano de ella marcada en su mejilla.
Legaron por fin al dichoso patio, en vez de asfalto como era común tenía un esplendido césped verde que soportaba el peso de los alumnos cansados al tirarse a la sombra de uno de los magníficos árboles que allí se erguían. Sango y Kagome se sentaron apoyadas en uno de los mejores árboles, Sango observaba a las personas jugar y leer mientras que Kagome se dedicaba a la lectura de una novela.
- Hola Kagome – Kouga, un joven de unos 17 años, cabellos azabaches recogidos en una coleta alta y hermosos ojos color azul, interrumpió la lectura de Kagome.
- Ah Kouga, hola¿como estás? – respondió. Kouga se arrodilló y respondió tomando la mano derecha de Kagome entre las suyas
- Eso no importa mi princesa¿Cómo has estado tú? – Sango muerta de risa por la cara de Kagome se cayó al instante cuando esta le regaló una mirada asesina
- Ehh, he estado bien gracias – dijo algo apenada, estos siguieron conversando sin darse cuenta de que eran observados silenciosamente por una mirada no muy lejana.
Un chico de cabellos plateados y profundos ojos dorados observaba la situación con un dejo de fastidio, tenía en sus manos un gran libro empastado que aún no comenzaba a leer, se titulaba "Las Guerras del Sengoku". Seguía mirando un tanto divertido la conversación que mantenían aquellas dos jovencitas con Kouga, uno de sus compañeros de clase. Notó con clara diversión que la amiga de la joven a quien Kouga se dirigía, iba a terminar muerta por las miradas asesinas que su compañera le daba. Un sonido que alertaba a los alumnos el final del receso sonó, obligándoles a todos a abandonar sus cómodos sitios sin ninguna pizca de gracia, para soportar una clase que probablemente resultaría tan aburrida como la anterior.
- Al parecer olvidaste la rabieta que tenías hace un rato – le comentó Kagome con malicia a Sango conociendo ya su reacción, y esta vez fue Kagome quien recibió una mirada de muerte.
Entraron en el aula en la que iban a recibir la clase impartida por la profesora Midoriko, un tanto estricta pero muy comprensiva. Kagome y Sango tomaron sus asientos cercanos a los amplios ventanales, Kagome se sentó y colocó sus cosas en orden luego apoyo la cabeza en su mano esperando que la clase comenzara pronto, mientras bajo su mirada al patio donde veía a un joven de largos cabellos plateados leyendo un (por lo que alcanzaba a ver) grueso libro. Siguió observando aquel chico que llamaba su atención por su cabello tan poco común y tan hermoso que arrancaba leves destellos al sol cada vez que movía su cabeza para quitar algún mechón rebelde que lograba interponerse entre él y su libro. A Kagome le estaba entrando sueño, con el aire rozando su rostro y aquella paz que ahora tenía…luchaba por no caer rendida…pero todo fue en vano
Se encontraba en un exquisito bosque, escuchaba el canturreo de pequeños pájaros, suspiró, abrió los ojos y se encontró en un vacío negro frente a una calavera de amenazadores ojos rojos
-Kagome! Kagome! Reacciona! – Kagome abrió lentamente sus ojos y sintió su cuerpo apoyado en algo duro, se incorporó levemente y vio que estaba tumbada en el suelo, con Sango arrodillada a su lado, y media clase parada a su alrededor junto con la profesora Midoriko
- señorita Higurashi¿se encuentra usted bien? – le preguntó Midoriko
- S…si –
- …haga el favor de recoger sus cosas y dirigirse a enfermería, srta. Sango acompáñela –
Sango ayudó a Kagome a levantarse y recoger sus cosas, cuando hubieron terminado en completo silencio salieron del salón y se encaminaron a la enfermería, apenas cruzaron la puerta del salón Sango le comentó a Kagome como había caído de su silla y había estado respirando con dificultad en el piso
- No lo sé… me he quedado dormida…seguro solo fue una pesadilla nada más…- le contestó a Sango cuando esta le preguntó que le había pasado para que ocurriera todo aquello. Llegaron a puertas de la enfermería y tocaron levemente en ella, cuando un – Adelante – les permitió entrar, era un lugar acogedor contando con la personalidad de la enfermera que enseguida atendió a Kagome mientras Sango le relataba lo sucedido
- Hmm…te encuentras bien –sentenció la enfermera luego de examinar a Kagome – solo debió ser una pesadilla, bueno te recomiendo que te vayas a tu casa a descansar y repongas fuerzas, no es que haya sido gran cosa pero no te preocupes por hoy puedes descansar de la presión de los exámenes para evitar que esto vuelva a suceder – la enfermera le guiño un ojo, y Kagome sonrió, junto con Sango se despidieron y salieron al pasillo.
- ¿Quieres que pida un permiso y te acompañe a tu casa?- preguntó Sango preocupada por su amiga - No es necesario gracias – le respondió Kagome agradecida por la preocupación de Sango, le dio un beso en la mejilla y fue hacia las escaleras que la llevarían a la salida de la institución, iba pensando en el sueño porque se le hacía tan repetitivo…pero un repentino golpe la sacó de su ensimismamiento preparada para la caída se sorprendió al notarse atrapada en unos fuertes brazos que la tomaron antes de que cayera al suelo abrió sus ojos y notó que había tropezado accidentalmente con el chico que una hora antes hubiese estado observando a través de los ventanales
- lo…lo siento…fue mi culpa, iba distraída – se disculpó Kagome asombrada, porque aparte del espléndido cabello que tenía el joven también poseía unos impresionantes ojos dorados, pérdida en la profundidad de los mismos, se separó con delicadeza de los brazos que segundos antes impidieran que cayera al suelo
- no, no te preocupes, la culpa es mía, también iba distraído – respondió el chico con una sonrisa, pues quien se imaginaría que tropezaría con la chica que había ocupado gran parte de sus pensamientos desde que la vio esa mañana conversando con Kouga. La chica también sonrió y le tendió una de sus pálidas manos
- Kagome, mucho gusto –
- InuYasha, un placer – le respondió este, tomando la mano que le extendía Kagome y estrechándola con suavidad, ambos sonrieron
- Bueno…me tengo que ir…- logró decir Kagome luego de unos segundos, tratando de salir de lo que le parecía una hermosa alucinación
– Claro…espero volver a verte – le contesto InuYasha asintiendo levemente con su cabeza. Kagome le dirigió una última sonrisa antes de partir a su casa pensando en aquel joven llamado InuYasha…
Continuara...