Xx HERIDAS PELIGROSAS XIII xX
Cursiva – pensamientos, flash back y/o pensamientos.
Cursiva – son también pensamientos /voces.
Espero no se confundan.
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Una calidez fue invadida desde el centro de su corazón, una que la envolvió obligándola a perderse entre un delicioso sueño. ¿Por qué estaba durmiendo? No recordaba haber caminado hasta su cama y perderse entre sus cobijas. Tal vez estaba tan cansada que se quedó dormida en el sillón o en la casa de Yukari, era probable, aunque, era cierto ¿Qué estaba haciendo? No lo recordaba. Bien podría abrir los ojos y preguntar, pero temía perder tanta tranquilidad.
Una brisa agradable golpeo su rostro, mientras que los cálidos rayos de la tarde bronceaban sus pálidas mejillas. Descartó la probabilidad de encontrarse en un cuarto ¿Dónde se encontraba? Había perdido la noción del tiempo. ¿Estaría tirada en plena calle durmiendo? ¿Qué estaba haciendo? Se dejó llevar por aquella paz que la embriagaba.
¡Hitomi!
Ella volteó. Y miró desconcertada aquel nuevo paisaje. ¿A dónde se había ido aquella luz que la había rodeado minutos antes?
¿Yukari?
Se encontraba sentada en una butaca cerca de la estación del tren de Tokio.
¿Quién más si no? – dijo obvia ante el asombro de su amiga - ¿Cuánto más piensas quedarte sentada como tonta? ¡Anda, rápido! – la jaló por el brazo – no tengo todo el día, Amano me espera para comer. Anda.
Entraron al vagón en cuanto las puertas se abrieron ante ellas. Hitomi miraba a su alrededor. Casa, estaba en casa. ¿Se había ido de ella?
Estas muy rara ¿segura que estas bien? – le preguntó, examinándola de arriba abajo – si quieres lo podemos dejar para otra ocasión. Seguro que las tiendas seguirán ahí el día de mañana.
Su respuesta fue callada cuando se escuchó por el altavoz la próxima parada. La gente comenzaba a ponerse de pie. El tren bajo la velocidad para poder así, abrir las puertas.
El cielo estaba muy azul, suspiró y cerró sus ojos.
Cuanta tranquilidad – dijo.
Si, lo sé, aunque es hora pico, hoy está muy tranquilo – respondió mientras sacaba una revista de su bolsa - ¡mira! Te quería enseñar esto desde la semana pasara. Sé que te gustara – terminó con una sonrisa.
La castaña tomo la revista extrañada. Sus mejillas se tiñeron de rosado.
¿P-para que quiero esto, Yukari?
¡Como que para que! – dijo exaltada – Hitomi, sé que eres muy penosa en estos asuntos, pero comprende, es normal que esa noche luzcas espectacular.
¿Esa..noche..? – parpadeó confundida –
Yukari frunció el ceño enojada.
¡Sí! ¡Esa noche! ¿Hay otra?
¿Cuál noche Yukari? - preguntó mucho más confundida.
¡La noche de bodas, tuya y de Raian! – se cruzó de brazos molesta – ¿ahora eres tú la que no quiere casarse? Mira, sé que en un principio la idea que te casaras con él nos pareció un poco descabellada. De hecho nos molestamos contigo – regresó su mirada enojada – pero ya vimos que eso es lo que tú quieres. – le miró unos segundo, intentando que su enojo bajara de nivel- Aunque eso de decírnoslo en medio de la graduación …- suspiró- fue apresurado, debiste darnos tiempo para asimilarlo. O al menos irnos preparando para tremendo susto.
Hitomi abrió enorme sus verdes ojos. ¿Había escuchado bien? Ella, Hitomi Kanzaki iba directo al altar con Raian.
Aunque somos tus amigos y queremos tu felicidad, hubiéramos querido que fuera otro, no precisamente él – levantó una ceja al ver a su amiga tan seria y pensativa -¡pero no te molestes! Prometí no hablar mal de tu futuro esposo.
Mi ..esposo – repitió muy bajito sin podérselo creer .
¡Ah, mira! ¡Ya llegamos, apresúrate!
Pasearon de tienda en tienda, mirando cada aparador. Yukari no paraba de decir lo hermoso que eran aquellos vestidos y lo mucho que la envidiaba por casarse antes que ella. Aunque después volvió a molestarse al recordar con quien iba contraer nupcias.
¿Crees que ya lo tengan? – preguntó la pelirroja deteniéndose frente a una tienda de novias.
¿El qué..? - dijo sin saber a qué se refería. Su amiga levanto una ceja un poco paranoica por la situación.
Sin duda, hoy estas muy extraña. Regresa a este mundo Hitomi – dio media vuelta y se dispuso a entrar. Ella le siguió sin pronunciar una sola palabra.
¡Ah pero que bueno que está aquí señorita! - exclamaba una mujer de edad avanzada – enseguida se lo traigo. ¿Sabe? Estuve a punto de llamarle para que viniera a recogerlo, pero me ha ganado – hablaba emocionada mientras se metía a un cuarto contiguo y sacaba un maniquí con un hermoso vestido blanco – dígame, ¿Qué le parece? ¿Es como lo quería?
Sus ojos se asombraron, era hermoso, como tantas veces había soñado que seria.
Vaya Hitomi, es hermoso – dijo asombrada.
¿Quiere probárselo?
¡Si, si quiere! ¡Anda, quiero vértelo puesto! – empujó a una estupefacta Hitomi.
Deslizó perezosamente los tirantes de su blusa y bajó el cierre de su pantalón. Miró el vestido que yacía a su lado colgado en el pechero. Sus ojos se llenaron de lágrimas, tenía enormes deseos de dejarse caer y llorar abiertamente. Todo lo que estaba viviendo era muy extraño, no llegaba comprenderlo, no recordaba absolutamente nada. No recordaba a Raian pidiéndole matrimonio y mucho menos a ella aceptando. No recordaba si quiera su graduación ¿ya había pasado aquello? ¿Yukari le estaría mintiendo? No, no tendría porque, su enojo era claro cuando recordaba con quien pensaba casarse.
¿Hitomi, que estás haciendo? ¡Vamos que es para hoy! Recuerda que aún tenemos que ver al sacerdote.
Si – pronunció bajito, dejándose deslizar por la fría pared y abrazando sus piernas ¿por qué no se sentía feliz?Si se iba casar era por que amaba a esa persona y no dudo en pasar toda su vida a su lado. Cerró sus ojos tratando de recordar el momento en que seguramente lloro de la emoción al ver un anillo de bodas en su dedo. Pero no pasaba nada, y no podía preguntarle a Yukari, seguro le gritaría que no le recordara aquel momento.
Tomó el vestido y se deslizó dentro de el. Se miró en el espejo, sin lugar a duda el vestido era hermoso y luciría más, si la próxima novia tuviera una radiante sonrisa en el rostro. Estiró sus labios en vano, pues sólo logro derramar una traviesa lagrima.
Secó su rostro y salió de aquel cuarto.
¡Te ves…! – parpadeó confundida desde el otro lado de la tienda. Dejó velo en el mostrador y se dirigió hasta donde estaba su compañera – estas hermosa, pero luciría más, si no te vieras tan triste. ¿Qué te pasa?
La oji-verde movió su cabeza, negando.
Es que me siento tan feliz que no sé cómo reaccionar – regaló una sonrisa - ¡mira, mira! ¡Es hermoso! ¿Verdad que te gusta? – dio vueltas por el local - ¡siempre soñé que sería así! Ya me imagino entrando con este vestido a la iglesia, todos quedaran boquiabiertos.
Sí, es hermoso amiga – miró desde su posición la falsa sonrisa.
Hitomi sonreía, ocultado su confusión y la tristeza que su corazón sentía.
La tarde se había hecho presente. Habían pasado toda la mañana buscando el vestido que Yukari usaría como dama de honor, zapatos y uno que otro utensilio que se cruzaba en su camino, hasta que el hambre se hizo presente en ambas y se detuvieron para ingerir alimentos.
¿Y dónde pasaran su luna de miel? – sorbió su soda y continuo al no recibir alguna respuesta de la que tenía enfrente – supongo que te llevara a una isla desierta para tenerte solo para él.
Ahm, yo..- miró fijamente la mesa como si de la nada saltara la respuesta – no lo sé – terminó bajito.
¿Será sorpresa? – pensó unos momentos mientras sorbía otro poco de su bebida y mordía el popote en ella. – espero que sea algo muy bueno para no haberte dicho.
Hitomi asintió mientras sus pensamientos eran nuevamente arrebatos por una extraña sensación. Confusión, intranquilidad, nerviosismo, tristeza. Tanto a la vez.
Yukari – le llamó desde su posición perdida aun mirando la mesa.
¿Si, dime?
¿He estado siempre aquí?
¿Qué quieres decir? – miró extrañada la pregunta - ¿pues claro, si no, donde podrías haber estado? - sonrió burlona por la cara de confusión que su amiga le lanzaba - tal vez viajaste a otro mundo…
La castaña abrió enorme sus ojos.
..Y por lo extraña que estas creo que no has regresado – soltó una carcajada.
Trató de no volver a soltar una lágrima.
Si, que tonta – se unió a la risa de su compañera – aun, no he regresado…- y se apagó su mirada.
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Vamos cariño has estado tan callada ¿Qué paso en tu viaje? – reconfortó el hombre a su lado atrayéndola más a su cuerpo - ¿no fue de tu agrado el vestido? – acarició su mejilla - ¿no encontraste los zapatos que fueran con el vestido? – besó su mejilla - ¿o estas molesta por algo que hice? Si no quieres mudarte a Inglaterra buscare otro trabajo.
Inglaterra – lo miró confundida.
¡Ah! ¡Con que es eso! – sonrió y jugo con sus cabellos – sé que será difícil empezar desde cero, pero estaré contigo y tu conmigo para apoyarnos mutuamente – acarició su cabello – anda, quiero verte sonreír. No quiero ese rostro apagado dentro de tres días, pensé que eras la mujer más feliz del mundo. Eso dijiste cuando te pedí matrimonio – le miró a los ojos - ¿o me mentiste?
No, claro que no – mentirosa, no lo recuerdas si quiera -perdóname. Yukari me dijo que tal vez estaba en otro mundo. Toda la mañana estuve perdida.
¿Nervios pre-nupciales? – se burló – admito que también estoy un poco nervioso. Es algo nuevo para ambos. Pero te aseguro que seremos muy felices – dijo muy animado, atrayéndola entre sus brazos y dejarse caer en el sofá.
Ella se encontraba entre sus brazos. Comenzó a besar su cuello liso y acariciar sus brazos desnudos. Desvió su mirada a otro punto de la habitación. Sintió que las manos se introducción en la corta blusa, subiéndola para dejar al descubierto su ombligo. Por instinto cerró los ojos, apretó sus labios y cerró las palmas contra el pecho de su futuro marido.
El comenzaba a quitar su blusa y ella no oponía resistencia alguna. Sus manos tocaron un pecho y ella se estremeció.
No te pongas nerviosa, sé que es la segunda vez, pero tratare de no hacerte daño – habló cerca de su oído.
De golpe abrió sorprendida sus ojos ¿También habían tenido esa clase de intimidad y ella ni siquiera lo recordaba? Sintió otra mano acariciar el otro pecho bajo la ropa interior, y no pudo evitar volver a cerrar los ojos. Si ya lo habían hecho, entonces ¿por qué le era desagradable su tacto?
Fue consciente cuando su cuerpo fue cambiado de posición y del peso que yacía sobre ella. Sus manos tocaban con descaro el ajeno y ella no se atrevía a detenerlo. Sus labios corrompían su piel desprotegida. Su mente divagaba y trataba de concentrase en otras cosas, menos en lo que estaba viviendo. Perdida en ella misma se imaginó ser tocada y besada por otra persona, dejando salir una traviesa lagrima al sentir una presión entraña entrar en su cuerpo. Eso no debía ser así.
¿Recuerdas nuestra primera vez? – preguntó besando sus pechos - la noche de la graduación desaparecimos de todos y nos metimos en nuestro bungaló, me dijiste que querías pasar la noche conmigo – sonrió sobre su piel- ahí te hice mía, fue tan especial, para mí, como para ti ¿ lo recuerdas?
¿Eso había pasado?
Sabía que desde ese momento nuestras vidas estarían destinadas a estar juntas – respiró tranquilo y apoyo su mejilla en su pecho, donde se quedó profundamente dormido.
Minutos interminables para la mujer que no llegaba a comprender todo lo que estaba suscitándose.
¡Era mentira! ¡Todo eso era mentira! - gritaba su mente desesperadamente - ¡Eso no es cierto! No lo recordaba. Todos la estaban engañando, todos.
Su pecho bajaba y subía conforme a su respiración tranquila. Hizo a un lado al cuerpo que dormía a un lado de ella y se dirigió a la ventana. Los rayos lunares bañaban su cuerpo desnudo. Sin lugar a duda la luna esa noche estaba más hermosa que nunca. Llevó una mano a su vientre y miro con detenimiento la tranquilidad de la noche.
¡Despierta!
Se sobresaltó y miro el sofá asustada. ¿Por qué Raian le gritaba? Miró con asombro que el aún estaba pacíficamente durmiendo. Rápidamente miro de un lado a otro de donde había provenido aquel grito. Miró nuevamente la luna que tenía un extraño brillo.
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Ah, con que Inglaterra – dijo como si no le importara aquella información – vaya, sí que quiere tenerte lejos.
Yukari, no deberías ser así. Es por su trabajo, comprende – intentó defender sin mucho éxito.
¿Y tú que harás mientras tanto?
Pues, ¿acoplarme a mi nueva vida? – dijo no muy convencida de su próxima vida.
Pues te deseo lo mejor – dijo dándole una palmadita en la espalda – mañana es el gran día y ya no hay vuelta de hoja.
Hitomi esbozó una forzada sonrisa, para después comenzar a ver borroso.
¡¿Estas bien?! - preguntó tomándola por los hombros.
Si, sólo que – masajeó sus ojos.
Te desvaneciste por un momento.
No me di cuenta, perdón, ya estoy bien – sonrió – no he dormido bien y tengo un fuerte dolor en el estómago desde hace unos días.
Oh, vaya – miró extrañada – probablemente estas nerviosa. No te preocupes, se te pasara.
Si – aceptó con una mueca y froto su estómago y vientre.
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Se había despedido temprano aquella tarde, su dolor era un poco más intenso y quería llegar y acostarse hasta que llegara el "gran día". Como aquella tarde, el tren se encontraba semi-vació; subiendo los pies en el asiento, reclinándose contra el tubo a su espalda, colocando ambas manos sobre su estómago, así tenía una linda vista del mar. Estaba tan azul y brillante.
Entre cerró sus ojos al recibir un fuerte rayo provenir de las olas que se agitaban. Puso atención y miró su reflejo, se sobresaltó y busco a otra persona que estuviera viendo ese extraño acontecimiento. Pero nadie prestaba la más mínima atención. Regresó su mirada y ya no solo era la tierra si no había otra más pequeña a su espalda ¿Cómo era eso posible? ¿Por qué nadie lo veía? ¿Por qué podía ver la tierra y una luna?
¿Ya no me quieres?- fue un susurro.
Miró a su lado para ver quien había pronunciado aquellas palabras. Nada, nadie le prestaba atención. Volvió al mar y había desaparecido la imagen extraña.
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Estaba hermosa. Así debía lucir una novia el día de su enlace, hermosa y feliz. Algo que ella, en esos momentos no sentía. Lo que veía en el espejo era un cuerpo sin vida, sin recuerdos, sin nada. Sólo un enorme vació en el pecho y una extraña sensación de tristeza.
Esto, está mal- soltó en un sollozo.
¿Qué?
No sé, me siento extraña – acarició el vestido – está mal, sé que está mal.
Hitomi – llamó preocupada la pelirroja – no me digas que estas arrepintiéndote.
La oji verde no sabía que responde. No sabía que pensar, ni que creer.
Ya es tarde, no puedes solo huir así como así, Hitomi – se acercó a ella tomándola por los hombros.
¡Yukari! – se dejó caer al piso desfallecida- ¡Entonces, explícame por qué! ¡¿POR QUÉ NO ESTOY FELIZ?! ¡¿POR QUÉ NO QUIERO COMPARTIR MI VIDA CON ÉL?! ¡¿POR QUÉ CUANDO ME TOCÓ ME SENTI SUCIA?!
Su amiga abrió sorprendida sus ojos ante el arranque de desesperación de ella.
Hitomi lloraba a mares, no podía controlar todo lo que en ese momento sentía. Miró a la pelirroja y quedo más sorprendida cuando su rostro no mostraba expresión alguna.
¿Por qué Yukari?
La mencionada se agacho, acaricio su mejilla y se acercó a su oído.
Porque el dolor, la confusión, la tristeza que sientes – tocó su pecho – se hará más fuerte si despiertes – Hitomi abrió sus ojos confundida- trata de ser feliz aquí, aunque sea con él. No regreses, sólo sufrirás más.
La aparto de golpe asustada.
¿Q-qué?
Anda, vamos que todos nos esperan – se puso de pie - y cuando aceptes estarás siempre feliz y nadie te hará daño, no jugaran con tus sentimientos - estiró su mano ofreciéndola – anda.
¡No! – manoteó su mano apartándola de golpe - ¡no sé qué pasa, pero no quiero ir!
¿Escuchaste? – Yukari sonrió.
Si - se abrió la puerta, dejando ver a Raian que subía sin preocupación los hombros - pero que se podía esperar de ella, es una ilusa.
¡Vaya! – era otra voz, era una mujer. Risas, muchas risas. Entraron por la misma puerta donde Raian estaba parado mirándola con desprecio.
¿Es tonta verdad? Creo que no se da cuenta de nada.
¿Así son todas en tu mundo?
No, claro que no – estiró su labio mostrando su colmillo – ella es un caso perdido.
Todos los presentes rieron. Hitomi aun tirada en el piso no comprendía nada, su cabeza comenzaba a dolerle mucho, mientras su pecho subía y bajaba agitado.
Cállate…Cállate…¡CALLATE! – apretó sus oídos y salió corriendo de ahí, pero todo era inútil aun podía escuchar sus burlas - ¡CALLENSE! ¡CALLENSE!
La oscuridad la estaba rodeando ¿Por qué nadie la ayudaba? ¿Por qué no venía y la rescataba como tantas veces? ¿Por qué? ¿Por qué?
¡HITOMI!
Una luz la baño. Y ella se detuvo de golpe.
¡HITOMI!
Esa voz la conocía. Si, la conocía. ¿De dónde provenía?
Despierta.
Otra voz diferente a la primera. Busco de donde salía.
¿Ya no me quieres?
¿Qué? – preguntó a la segunda.
¡HITOMI!
Tú eres …
Una ráfaga de imágenes paso por su cabeza.
Dejo la perilla.
Tenía que salir de ahí. Tenía que huir. Ella solo quería disculparse. Sólo venía a eso. Sólo a eso..
Un mareo, nauseas, quería vomitar. Su cabeza daba unas horrorosas vueltas. Comenzaba a ver doble y borroso. Su pecho se hundía pesadamente y sus ojos estaban llenos de lágrimas.
Él la engaño, había sido todo un engaño. Dijo que la quería, que estarían juntos siempre. Que jamás se separarían. Esas fueron sus palabras. Las palabras de un rey, las honorables palabras del rey…
Se tambaleo por el pasillo, sentía ganas de gritar, gritar mucho. Quería..
Desaparecer..
Su mente comenzó a gritarle, gritarle tan fuerte que dolían los oídos. Su miedo, el miedo que había apaciguado durante esos días, se hizo presente en un arranque feroz.
¿Había jugado con ella?
¿Era todo mentira?
¿Sólo bromeaba? ¿Cierto?
Parpadeó repetidas veces, despejando las lágrimas que amenazaban por salir. …
¡No puedo creértelo! – rió una voz en su interior.
¿Mi señora se encuentra bien?
Niña tonta – dijo una voz femenina.
Hitomi volteó a ver a la mujer sin escucharla.
¿Eres estúpida? – preguntó otra, girando su cuerpo.
Miró como movía los labios, pero no escuchaba ninguna palabra.
Él te dejara, y cuando lo haga no vengas a llorar – soltó una carcajada.
Derramó lágrimas.
No es cierto, no es cierto.. – se repitió una y otra y otra vez, negando a lo que su mente decía-
¿Qué dice..? – le preguntaba la joven a su lado.
Pobre no se da cuenta de nada – habló una voz femenina.
Se apoyó contra la pared. Huía, tenía que alejarse de aquellas voces.
¿Oye? – llamaron.
Hitomi volteó buscando de dónde provenía la voz, pero lo único que sus ojos pudieron observar fue oscuridad, el sol, que minutos atrás había estado resplandeciendo sobre su cabeza, ahora se ocultaba apenado por su tristeza.
Abrió asustada los ojos. Se llevó las manos al pecho. Comenzó a respirar pesadamente. No podía estar ocurriéndole eso ahora, cuando pensó que todo iría bien…
¿Oye? – insistió.
Asustada busco.
Me encantara verte sufrir –dijo mordaz la voz varonil.
Sus lágrimas brotaban sin cesar.
Recuerda cómo te dolió. ¿Lo recuerdas? ¡¿No?! – movió de lado a lado su rostro divertido – no te preocupes, yo te ayudare a que lo recuerdes – ahora él era el que se acercaba para tomar su rostro pálido y asustado de la visionaria – recuerda, hazlo por mí. Se sintió como si tu corazón se partiera ¿verdad? Como si dejara de latir. Como si cada respiración fuera una punzada tan fuerte que evitabas respirar.
Se tapó los oídos. No quería escuchar, se negaba a aceptar esa verdad.
¡Cállate! ¡Cállate! – se retorció.
¿En qué pensabas? Te sentías sola, deprimida, abandonada.
Su mareo aumentaba. Van la había engañado todo ese tiempo, la trajo de un infierno para llevarla a otro mucho peor. Después de tanto..¿Por qué? ¿Por qué le hacía esto?
Porque esa idea de regresar a Hitomi a la Luna Fantasma, después de tantos problemas es absurda – dijo mucho más relajado – y solo porque notas que no es feliz.
¿Tú qué harías, si la ves todo el tiempo retraída y sin querer contarte nada? – Soltó en un tono más alto – creí que sería mucho mejor de esa forma.
¿Es por esa razón estabas atrasando la unión?
Si - frotó sus sientes.
¿Nunca pregunto el por qué? – dijo con un poco asombrado.
Le dije que existían asuntos que no podía dejarlos para después de la boda
¡Era un mentiroso! Se pegó a las paredes intentando mantener el equilibrio, que con cada paso iba perdiendo.
¡Mentiroso, eso era! ¡Un mentiroso!
Corrió por al final del pasillo y salió a toda prisa al lugar donde pudiera sentirse más cerca de casa. No pensaba detenerse por nada, ni nadie. Subió como pudo aquella empinada colina. Pareciera que el viento no querría su presencia en sus dominios, pues comenzaba a agitar todo a su pasa, impidiéndole el avance. Se detuvo contadas veces para poder jalar el aire que le era arrebatado.
¿Verdad que lo empiezas a recordar?
Si – le contestó a la voz en su cabeza.
Cuando estabas sola..
Cuando estaba sola..- repitió mirando fijamente la colina, y sus pasos se hicieron más pausados.
Te sentías tan deprimida…
Tan..deprimida..- sus mejillas se bañaban de lágrimas.
El viento golpeaba y agitaba sus cabellos. Su mirada continuaba perdida.
Se detuvo justo donde semanas atrás había llegado. Aquella hermosa colina, justo arriba de Fanelia. Miró su entorno.
…Que más de una vez intentaste por todos los medios no despertar.
Por todos …..– repitió y miro la Luna Fantasma.
Pero esta vez..
Si…esta vez – sonrió. Ya no sentía sus extremidades.
No despertaras…..
¡HITOMI!
Su vacía mirada se desvió, miró al que la llamaba y sonrió triste.
Eres un mentiroso… - y se desvaneció ante la mirada atónita del joven.
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¡Dónde esta! – exigió con suma preocupación.
Yo quise detenerle…
¡Respóndeme! ¡Dónde está!
Paso a mi lado y rompió los jarrones, se dirigió al patio trasero – lo último tuvo que gritarlo, pues salió a toda prisa por donde Hitomi huyo.
¡VAN! ¡Qué diablos crees que esté pasando!
¡No lo sé! – no se detuvo a pensar en las posibilidades que ocasionaron aquello, lo único en su cabeza era encontrarla y ver que toda ella estaba bien, después preguntaría el porqué de su comportamiento - ¡Dryden, busca a Allen dile que Hitomi tuvo otra crisis, necesito encontrarla, que la busquen donde sea!
Entendido – y desvió el camino.
Van llegó al patio trasero, pero nada en su vista se veía como a la dueña de su preocupación. Sus ojos examinaban cada posible escondite, no estaba ahí. ¿entonces, dónde..? Y su mirada subió más allá de donde pocos habían logrado alcanzar.
- flash back -
¡Es..es increíble!..Está más cerca de lo normal – dijo asombrada- si ya es sorprendente mirarla, ahora, es como si quisiera entrar en Gaea .
Sabía que te gustaría, la luna fantasma se ve más cerca una vez cada año y toma un color azul intenso y da la impresión que puedes tocarla. Se ve hermosa – miró contemplando el asombro que se asomaba en el rostro de su mujer. No podía estar más que feliz, no estaba equivocado, a ella le había fascinado ese detalle y podría pasar sus ratos aquí arriba. – cuando te sientas sola – continuó - puedes venir aquí a leer o tan solo a mirarla. Así no te sentirás tan lejos de tu hogar.
- fin flash back -
Corrió a toda velocidad, tenía que estar, tenía. Era cuestión de minutos y pronto la vería sana y salva, si, así debe estar. A lo lejos se veía una figura dándole la espalda y su palpitante corazón bajo su ritmo, pronto llegaría a su lado, solo unos pasos más.
Había grita su nombre, pero ella no parecía escucharlo.
¡HITOMI!
Se detuvo cuando vio que el delgado cuerpo reacciono y le miro. Sus ojos se abrieron preocupados. Estaba pálida y lloraba, su mirada no era la que él conocía, no era su Hitomi. Le estaba sonriendo. Se aproximó con cautela.
Hitomi…¿Qué sucede…? Ven, vamos a casa, lo platicaremos al llegar…- estiró su mano y se quedó petrificado.
Eres un mentiroso… - y se desvaneció ante la mirada atónita del joven.
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¡¿QUÉ PASO?! – gritó furioso, al no recibir respuesta alguna, su paciencia desapareció- ¡CON UN DEMONIO VAN, RESPONDE! ¡¿QUÉ PASO?!
El cuerpo flácido era conducido al cuarto más cercano.
Traigan agua y unas toallas limpias ¡RÁPIDO! – gritó la rubia entrando al cuarto.
Si majestad.
¡VAN! – insistió el rubio.
Él movió de un lado a otro su rostro sin saber que había pasado.
No lo sé, no tengo idea – la colocó sobre la cama. Parecía no respirar. - ¡Millerna! – volteó a ver a la mujer que se aproximaba con velocidad.
¡Dios mío, Hitomi!- exclamó temerosa una voz femenina - ¡está congelada! ¡Traigan unas frazadas, rápido! – hizo a un lado las almohadas - ¿Dónde la encontraste?
Estaba en la colina, la llame en varias ocasiones pero se le veía perdida – le dijo haciéndose a un lado.
¡¿Tuvo otro sueño?! – fue Allen quien habló.
No lo sé, todo estaba bien hasta esta mañana - Van negó - No sé qué paso.
Salimos a caminar – confesó la rubia- no habíamos avanzado ni dos calles cuando dijo que se sentía muy cansada y decidimos regresar. Dijo que tomaría un baño y dormiría hasta tarde. La deje cerca de su habitación y.. sólo eso – miró a Van.
¿Se veía extraña? – le preguntó.
Ella negó.
Lo normal en su estado… pero- miró a Hitomi – no provocaban esta clase de síntomas– se dijo.
Colocaron más frazadas, pero ella seguía igual de fría y a cada momento se veía peor.
Su temperatura comienza a bajar más – tembló la voz de la reina - ¿Qué te está pasando Hitomi?
¡Millerna que podemos hacer! – se agitó el moreno a su lado. Ella negó sin saber que responder. Miró asustado a su prometida que seguía sin responder a sus suplicas de abrir los ojos. La miró ahí postrada, muy quieta, casi muerta. Soltó una maldición. ¡Ella no podía hacerle esto, no podía abandonarlo! ¡No cuando estarían juntos siempre! – frunció el ceño
Eres un mentiroso… - y se desvaneció ante la mirada atónita del joven.
¿Por qué le dijo aquello?
¡Van! – llamó exaltada la joven reina.
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Tirada en la nada, con la mirada perdida en el vacío, el dolor punzante en su corazón, comenzaba a darse cuenta del porque está ahí. Ella lo había conseguido, no volvería, no quería hacerlo ¿Cuál sería el motivo de hacer? ¿Qué el ser que había amado por largos años la dejara? No, prefería quedarse en ese mundo. Tampoco quería regresar al que había formado inconscientemente junto a Raian. Quería estar sola.
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N-no - se alejó asustada – su pulso se hace más débil.
¿Qué?
¡MIENTES! – gritó exaltado el riuyin.
¡Claro que no! – miró a la mujer en la cama – ella…
El moreno se arrodillo en la cama, tomándola por los hombros mientras la zarandeaba.
¡DESPIERTA! – gritó - ¡TE ORDENO QUE DESPIERTES! ¡HAZLO AHORA! – agitó con más fuerza - ¡HITOMI!
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¡HAZLO AHORA!
Retumbo una voz en el espacio en blanco. Se escuchaba desesperado y sumamente angustiado. Ella no se movió, se enrollo y abrazo sus piernas.
¿Ya no me quieres?
Otra vez. Se levantó y camino por dónde provenía aquella voz. Una intensa luz salía de aquel lugar que la arrastraba como por arte de magia. Era cálida y tranquila. Se dejó envolver una vez más. Cruzó aquel límite de su mundo y el que la llamaba.
Sentía pasto fresco en sus pies desnudos. Miró el cielo, estaba muy azul, hermoso – pensó- un aire fresco corría por todo el lugar. Sus pies cobraron vida, haciendo que caminaran por el lugar verdoso. Se sentía tan tranquila en aquel lugar, que por unos momentos olvido el por qué estaba allí. Se detuvo en lo alto. Sin lugar a duda era un paraíso, había ruinas, muchas de ellas. Se maravilló de aquello.
El reflejo a la lejanía llama su atención. Se esforzó en ver de qué se trataba, pero le era algo imposible. Caminó aquella vereda con paso tranquilo, dejándose admirar aquel espectáculo.
Cuando le fue más sencillo poder apreciar aquello que se encontraba brillando, se sorprendió al ver su collar prendido de una mano. Se aproximó a aquella mini-figura que, por su estado juro que se encontraba llorando. Miro sus hombros temblar y pequeños sollozos salir de su boca.
¿Estás bien? – preguntó bajito para no asustarlo. Él, negó.
¿Ya no me quieres?
Eras tú el que me llamaba – afirmó acariciando la negra cabellera.
¿Ya no me quieres? – insistió levantando un poquito su mirada.
Siempre te querré..
¡No, no me quieres! – negó apartando su mano de su cabeza.
Yo..
Me vas a dejar solo – habló tan bajito que la chica apenas podía unir algunas palabras – te vas a ir y me dejaras solo ¿no me quieres verdad? – abrazó sus piernitas – no voy a poder verte otra vez. Estaré aquí siempre solo.
A Hitomi se le rompió el corazón al escuchar su vocecita tan apagada.
Yo si te quiero mucho, siempre lo hare – trató de reconfortar al pequeño niño que lloraba.
¿Entonces por qué me dejaras? – levantó sus ojitos llorosos - ¿Por qué..?
Van – sollozó - ¿Cómo explicarle que no era ella quien lo dejaba, era él quien la pensaba abandonar?
Prometiste que regresarías para poder volar – chilló, sus ojitos estaban muy hinchados– ¡eres una mentirosa!
No, yo..
¡Prometo no subir a los tejados mamá! –prometió, abalanzándose para abrazarla con fuerza –no te hare enojar nunca, ni saldré a escondidas a jugar al lugar de los dragón donde que mi papá dijo que no fuera.
¿Pero..? -repitió perdida.
¿Ya no me quieres mamá? – insistió la vocecita abrazada a su cuello.
P-pero Van, yo, yo no….- trató de aclararle las cosas.
¿Mamá me vas a dejar? ¡No me dejes!
Hitomi soltó un poquito el agarre del pequeño.
Van…- se detuvo asombrada, él no era. ¿Pero cómo? Lo había visto. Tenía que ser él. Pero sus ojos eran tan verdes como los de ella ¿Cómo es que no se dio cuenta? Eran idénticos.
****flash back ****
A mi papá también le gustan mucho los ojos de mi mamá. Lo sé porque siempre me lo dice-recordó, pero pensaba que se refería a la difunta reina - Y a mí también me gustan.
Me voy, mi papá me llevara a volar – avisó señalando el cielo azul emocionado.
****fin flash back ****
Era imposible, eso era …¿entonces? No estaba en el pasado.
¿Mami? – llamó quedito y se abrazó a su cintura - ¿yo estoy aquí? – señaló su vientre y subió su mirada. Hitomi no supo que responder. El niño sonrió – seguró que si, por que ya puedes verme.
Estaba embarazada..
Una ola de imágenes vinieron a su cabeza.
****flash back ****
Cerró sus ojos dejándose llevar por aquella sensación que la embargaba, no supo cómo describir tanta felicidad, se sentía extraña, pero no llegando a la incomodidad.
Muero de hambre – se adelantó – y solo un poco cansada, pero estaré bien – volvió a bostezar- he dormido mucho estos días, me he vuelto un poco floja- confeso con una radiante sonrisa – quizá el clima, no lo sé.
¿Quieres comer? – pregunto un poco más animado. Hitomi volvió a negar – te enfermaras.
No me siento bien, tengo el estómago revuelto – confesó subiendo su mirada verde, ahora roja por el llanto.
¿Otra vez? – preguntó inquieto, mientras secaba las pocas lagrimas que corrían por su mejilla -Iré por el doctor – se movió para salir de la cama.
Me tome la libertad de traer esto – habló una voz familiar desde entrada de la pequeña estancia de la nave – me han contado que no has querido probar bocado.
Allen – llamó algo perdida. – no tengo mucha hambre, de verdad – se disculpó simulando una sonrisa.
¿Te sientes mejor? - preguntó algo renuente – estas pálida.
****flash back ****
Entonces era..– miró por tercera vez a quien la abrazaba, por su causa.
Por los últimos acontecimientos creía que era por el mal rato que había provocado la horrible pesadilla noches atrás, pero antes de eso, atribuyo sus horas de las siestas por la falta de actividad y eso provocaba que siempre se la pasara comiendo la mayoría del tiempo.
Sintió un dolor punzante en el bajo vientre que la atrajo nuevamente a la realidad. Separó un poco al niño que seguía aprisionándola.
¿Te duele? – miró con ojos tristes
Poquito – aceptó con una sonrisa.
Te estoy lastimando mamá – bajó su mirada acongojado.
No, claro que no, ahorita se me pasa – sonrió complaciente – mira, ya ves, ya se me está pasando. El niño sonrió. Pero la verdad, es que el dolor comenzaba a ser mucho más intenso conforme trascurría el tiempo.
Atrajó veloz al niño que acariciaba su vientre. Soltó unas lágrimas sin que el pequeño se percatara de su sufrimiento.
¡Te quiero mucho!- apretó fuerte- ¡te quiero mucho! No sabía.. perdóname – lloró de arrepentimiento – no quise hacerte daño.
Quería dormir para no sentir dolor
No…quise – sollozó
Para no volver a sufrir, al no tenerlo
¡Lo siento tanto!
Pero su corazón se había detenido…..
OoOoOoOoOoOoOoOoO
Millerna se separó pálida del cuerpo que yacía sin vida sobre la cama.
Se..detuvo – soltó casi sin aliento – su corazón se detuvo.
Escuchó cuando su amiga comenzó a llorar y a su esposo tratando de tranquilizarla. Allen se había aproximado y comenzaba a darle los primeros auxilios, sus ojos azules taladraban al moreno parado sin hacer nada al otro extremo de la cama. Vio como sus labios le gritaban algo que no logro entender.
Aunque su cerebro le decía que se aproximara, que ayudara en algo para salvar a la mujer que amaba, su cuerpo se había quedado paralizado en el proceso. No podía mover un solo musculo. Miró al cuerpo de Hitomi con una extrema palidez, su pecho ya no subía ni bajaba al compás de su respiración. Soltó una lágrima y apretó sus puños. Sintió impotencia.
Todos corrían y gritaban a su alrededor. Su pecho comenzó a sentirse agitado y algo quemaba su piel. Sacó apresurado el objeto que emanaba una luz rosada.
Me está llamando – pensó.
Miró a Allen que se alejaba para gritar algo en la puerta. Dio los pasos que lo alejaban de ella. Dryden sujetaba a Millerna. Miró una vez más al caballero celeste. Él respondió la mirada, su semblante se volvió más serio. Van sostuvo su mirada, sonrió y se inclinó antes el cuerpo en la cama.
Fueron milésimas de segundos cuando Allen corrió hasta el samurái y grito su nombre, atrayendo la atención de todos los que se encontraban en el cuarto. Todos vieron cuando el rey se había aproximado e inclinado para besar los labios fríos de su futura esposa y caer sin vida sobre su cuerpo.
oOoOoOoOoOoOoOoO
Si pudiera regresar lo haría – acarició su cabello negro – me hubiera gustado estar más tiempo contigo.
No quería que el muriera, nunca fue deseo y si lo hubiera sabido, no habría pasado todo eso. Si Van la pensaba dejar, le quedaría un recuerdo del hombre que amo. Viviría por él y solo para él. Estarían juntos para siempre. Pero ahora era demasiado tarde, no solo acababa con su vida, sino también la de su primogénito. Tal vez iría al infierno por ello.
¿Mami, regresamos? – le había dicho el niño con su mirada llena de deseo.
Hitomi soltó más lágrimas de dolor.
Anda, mi papá me llevara a volar ¿lo recuerdas?
La oji verde no respondía. Las palabras no salían de su seca garganta.
Quiero ver a mi papá – pidió jalando la mano de su futura madre para que lo siguiera. Ella volvió a abrazarlo - ¿tú no quieres verlo?
Si, sólo déjame un poquito así, solo un poquito –pidió bajito, quería recordar el sentimiento de haberlo tenido entre sus brazos.
¿Ya? – insistió – mi papá vendrá pronto – anunciaba señalando el cielo.
¿Qué?
Vamos a la casa- zafó los brazos que lo sujetaban y volvió a tirar de su mano.
oOoOoOoOoOoOoOoO
¡VAN!
¡Maldición Van! – agitaba el cuerpo inconsciente del riuyin – ¿qué has hecho?
¡Allen, Su cuerpo se está poniendo frio! – anunció la rubia a su lado - ¿Por qué..?
Fue por ella – le dijo sin poder creer lo que estaba ocasionando –
Pero …- habló el castaño sin podérselo creer – si él no lo consigue ¿Qué le pasara Allen?
El caballero miró el cuerpo de su amigo y negó. Tal vez, tampoco regresaría. No sin ella. Mordió su labio frustrado.
Más vale que regreses Van, y cuando lo hagas te meterás en muchos problemas.
oOoOoOoOoOoOoOoO
Caminaban por el bello prado, para ser más específicos, el joven niño la llevaba arrastrando, sonreía cada vez que volteaba a mirarla y Hitomi no podía negarse a lo que pedía. Aunque no contaba con el mismo entusiasmo que el pequeño de volver a mirar a aquel ser que la había lastimado y la había orillado a ejecutar su último recurso al verse traicionada.
¡Anda!
¿Qué te parece si mejor caminamos hacia allá? – pedía señalando una linda fuente en lo que había sido una ciudad. Él se negó - ¿o quieres hacer otra cosa? - volvió a negar sin perder la fuerza de su agarre- podríamos pasar mucho tiempo juntos ahora – Hitomi insistió – pasearemos, jugaremos, iremos en busca de uno que otro dragón – dijo entusiasmada de saberse poder pasar una eternidad con su hijo no nato - ¿verdad que es una buena idea? La pasaremos muy bien- sonrió - ¿ahora por cual quieres empezar?
No quiero..
Hitomi se detuvo en cuanto el niño se detuvo.
¿No te gusta mi idea?
Volvió a negar sin mirarla a la cara.
¿Entonces qué quieres hacer? Dime y lo hare, tenemos mucho tiempo para jugar.
Tienes que irte.- dijo bajito. La visionaria abrió sus ojos sorprendida. ¿Tampoco su hijo la quería? – Si te quedas – le miró con ojitos tristes y llorosos – desapareceré y te quedaras solita... Si sigues aquí yo no naceré – tocó el vientre de su madre – por eso te estoy lastimando. Tenemos que llegar con mi papá
La castaña froto su adolorido vientre. No podía ocultarlo, el dolor le estaba provocando que le resultara difícil caminar. Pero no podía decirle que ya no había vuelta de hoja, era tarde, ella misma se había percatado cuando su corazón dejo de latir. Y ahora sabía que su pequeño en pocos minutos también la dejaría.
Su destino es siempre estar sola.
Asalto la voz en su cabeza.
No estás sola – anunció el pequeño sacándola de su enmarañada cabeza – yo estoy contigo – sonrió – y mi papá también – señalo al cielo emocionado.
Una luz muy brillante se abría paso entre las nubes blancas.
¿Van? –se preguntó consternada -¿eres tú? – dio dos pasos hacia delante -¿ eres tú? – soltó unas lágrimas - ¿de verdad viniste por mí?
¡PAPÁ! – gritó pegando pequeños saltitos y levantando las manitas al aire - ¡PAPÁ!
oOoOoOoOoOoOoOoO
Cuando llego a ese extraño mundo, donde sabía exactamente que se encontraba su mujer comenzó a buscarla por lo cielos sin mucho éxito. Empezó a sentir una enorme preocupación al pensar en no poder encontrarla ahí.
A la lejanía podía distinguir unas ruinas y la sensación de que alguien lo llamaba comenzaba a ser más fuerte conforme se acercaba. Ella tenía que estar ahí, lo sabía, su corazón no le podía mentir.
Un grito llamo su atención. Aun se encontraba lejos, pero pudo escucharlo con mucha claridad. Su mirada rojiza comenzó a buscar, y la vio ahí parada, mirándolo, esperándolo, sobre la verde colina. El viento movía su cabello castaño y su vestido. Comenzó a descender hasta que su figura fue más visible ante su mirada.
Sus pies en cuanto sintieron la tierra firme corrieron a abrazar a la mujer que permanecía inerte ante el afecto de cariño.
Mi amor..- soltó en un suspiro pesado.
No me llames así.
¿Hitomi? – separó el cuerpo entre sus brazos-
¿A qué has venido? – preguntó seria y dolida.
¿Qué te pasa?
¿Viniste a decirme que no me quieres?
Van frunció el ceño sin entender a qué venia aquellos reclamos.
¿A decirme, que nunca pensante en estar de verdad conmigo? – preguntó soltando unas lágrimas.
¡Hitomi! – la zarandeo por los hombros - ¿Qué..?
¿A decirme, que después de acostarme contigo ya no te soy necesaria y que me regresaras a la Luna Fantasma?
¿Qué..? yo no..
¡ERES UN MENTIROSOS! – gritó apartándolo de su lado - ¡MENTIROSO! ¡MENTIROSO! ¡TE ODIO! ¡TE ODIO! – lloró - ¡no quiero! ¡no quiero escucharte nunca!
¡Hitomi! – trató de tomar la por los hombros sin mucho éxito -¡escucha!
¡NO! – se tapó los oídos agachándose. Van se arrodillo frente a ella - ¡vete, no quiero volverte a ver!
Desesperado la tomó de las manos, separándolas de sus oídos que le impedían ser escuchado.
¡HITOMI! ¡¿QUE DEMONIOS TE PASA?! - jaló su cuerpo, ella desvió su mirada - ¡RESPONDE!
¡ME DIJISTE QUE NUNCA ME DEJARIAS! ¡ QUE SIEMPRE ESTARIAMOS JUNTOS! ¡ ME ENGAÑASTE! …¡NUNCA PENSASTE EN VERDAD EN ESTAR A MI LADO!
Se zafó del agarre que lastimaba sus muñecas. Van volvió a sujetarla con más fuerza, no importándole el daño que le estaba provocando.
¡Responde! – exigió una vez más - ¿por qué dices eso?
¡Porque es la verdad! – respondió correspondiendo su mirada – ¡escuche cuando decías que pensabas regresarme a la Tierra, porque era infeliz a tu lado! – apretó sus labios – ¡nunca quisiste casarte conmigo de verdad!...nunca… lo quisiste…
Van soltó su agarre sorprendido.
¿Dónde escuchaste eso?
¡Sólo vete y déjame tranquila! – apretó su vientre y miró hacia otro lado – si desde un principio pensabas abandonarme, que te importa si es en mi mundo o en este.
¡Si me importa! ¡Eres mi mujer! ¡La mujer que amo y seguiré amando siempre! – tomó su rostro -¡mírame! - ella no lo hizo - Eso que escuchaste no es verdad, ¡Hitomi, mírame!
¿Para qué quieres que te mire? Eso no..
¡QUE LO HAGAS! – rugió, estremeciendo al frágil cuerpo – lo siento, perdóname – posó su frente con la de ella – en un principio pensé en hacerlo, sí, pero fue porque después de tu llegada te veía distraída y un poco triste; cuando te miraba, lucias distante y no querías decirme el por qué – besó sus mejillas mojadas - ¿cómo querías que reaccionara? Lo primero que vino a mi mente era que tú no eras feliz y añorabas tu hogar. ¿Sabes cuál fue mi reacción? sentirme deprimido al tener que hacer algo que no quería, algo que me jure no hacer. ¿Lo recuerdas? Aquella vez te dije que si pensabas dejarme, te amarraría si fuera necesario – suspiró- pero no puedo hacerlo, no iría en contra de tus deseos, jamás.
Hitomi escuchaba sin quererlo hacer, pero ella había tenido gran parte de culpa en aquello.
No es que no quisiera casarme contigo, sólo que si lo hacía, me hubiera sido imposible separarme de ti después de eso. Estaba contra la espada y la pared. ¿Qué debía hacer? ¿Hacer mi capricho o realizar tu deseo? Fue después cuando me entere lo que en realidad había ocurrido.
Lo recordaba, aquella vez postrada en la cama le había contado lo que había estado intentado durante mucho tiempo sin éxito. Si se lo hubiera dicho, tal vez no hubiera surgido ese mal entendido.
Fue cuando quise reparar mi error y adelantar lo más pronto nuestra unión – acarició la mejilla de la joven –después tu estado no era el más apropiado – besó la mejilla que era acariciada – nunca repitas que me odias, porque yo te amo más que a mi vida.
Unos hipeos se dejaron escuchar de los labios femeninos.
Mientes, siempre lo has hecho….
¡Nunca! ¡Mírame y dime si miento!
Por tu culpa – mordió su labio – por tu culpa perdí algo muy importante…- apretó su puño llevándolo a su vientre.
Van miro aquella acción sin entender ¿Qué había perdido para que ella reaccionara de esa forma?
Regresemos a casa – pidió agotado.
No.
¡Hitomi!
Ya es tarde.
Bien – Hitomi volteó a mirarlo sorprendida ¿sólo así? Se llenaron sus ojos de agua – nos quedaremos aquí, para siempre.
¡No!
¿Por qué no? – caminó bajando por la colina – tú te quieres quedar, y yo no pienso dejarte.
Tú no quieres estar conmigo, no lo deseas- ocultó su mirada verde – y quiero estar sola, como debe ser.
Eres mi esposa y no pienso dejarte sola en un lugar como este, mi deber es estar contigo, hasta que la muerte nos separe ¿no? – Sonrió – pero en este caso, ni la muerte lo hará – continuo en su tarea de bajar la colina, cuando sintió una mano detener sus pasos. Giro y la vio negando. A pesar de todo no quería que el hombre que amaba muriera, no lo permitiría, ella regresaría con él.
¿Regresamos… a casa? - pidió bajito.
Van no pudo ocultar su inmensa alegría. Jaló su mano atrayéndola a él.
Te amo, te amo mucho, nunca dudes de mis sentimientos hacia ti – estrujó al esbelto cuerpo entre sus brazos – nunca lo vuelvas hacer. Estarás a mi lado para siempre y después de eso, seguiremos estando juntos hasta volvernos a encontrar.
Hitomi se apretaba a su pecho, mojando con sus lágrimas su torso desnudo. Ella sólo asintió y besó el pecho masculino, separó un poco su cuerpo, tomando una de sus manos para llevarla hacia su vientre. Van miraba incrédulo aquella acción.
Está contento – dijo.
¿Qué?
Ella negó. Cuando fuera un mejor momento se lo diría. Pero ahora tenía que regresar y recuperar a su hijo.
Sus alas se desplegaron y el viento los elevo sobre el paisaje.
¿Qué quisiste decir con que está contento? – preguntó mirándola, en su rostro se podía leer claramente la duda. Ella sonrió. Van siguió sin entender, suspiro y desvió su mirada justamente donde minutos antes estaba - ¿sabes? Cuando te buscaba juro que escuche el grito de un niño – regresó su mirada a la verde, pero ella se negaba a contestar. Dio un largo suspiro y volvió a mirar hacia atrás. Sus ojos se abrieron con sorpresa, ahí abajo había una persona agitando sus manos y saltando. Cuando quiso dar vuelta para poder mirarlo mejor una luz los envolvió.
Tú…- fue lo último que dijo.
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¡VAN!
Tocia con desesperación. El aire no le era suficiente.
¡Vamos! ¡Tranquilo solo trata de respirar! – decía el rubio, que lo sujetaba por la espalda.
Se habían llevado el susto de su vida, en un momento estaban todos en silencio, esperando lo peor, cuando el cuerpo de Van se había levantado de golpe de la cama sin poder respirar.
¡Hi..! – tocia-
Tranquilo – dijo mirando a un lado donde estaba el cuerpo de su amiga que seguía sin reaccionar - ¿Millerna?
Ella negó sin levantar su mirada, seguía tomando su pulso si es que en algún momento sintiera un pequeño latido.
Van trató de moverse para llegar hasta donde estaba su mujer, pero su cuerpo estaba entumecido. Fueron los segundos más agobiantes para el riuyin, ¿acaso ella no lo había logrado? ¿Había sido demasiado tarde? Se sintió frustrado.
¡HI…!
Se estremeció el cuerpo femenino dando pequeñas convulsiones. Jaló aire pesadamente, abriendo sus ojos de golpe, mientras tocia y se tocaba el pecho al sentir un pequeño dolor al respirar.
¡Hitomi! – gritaba emocionada la reina de Astoria mientras secaba las lágrimas que salían de sus ojos.
Mi..lle..
Tranquila, estas bien, ya estás bien – forzó al cuerpo a mantenerse acostada.
N-no…no .. – sus ojos se querían cerrar – mi..-tomo su vientre – mi…bebe.
Todos abrieron sorprendidos los ojos, menos la reina que ya sabía a lo que se refería.
Tranquila, no te fuiste mucho tiempo, si hubieras estado más tiempo sin respirar, hubiera provocado algún daño, a ti y al bebe – tranquilizó empujándola una vez más a la cama – no te preocupes te revisare. Ella asintió – ahora solo descansa.
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¿Tú sabias?
Por supuesto que no – admitió Allen – ni siquiera Van lo sabía.
Se abrió la puerta del cuarto del rey, dejando ver al doctor y a la reina.
¿Cómo están?
El joven rey está descansando – dijo el anciano con tranquilidad – y su majestad la reina, se encuentra algo débil, necesita reposo absoluto, si quiere que la criatura nazca.
Respecto a eso…- intervinó Dryden.
Se encuentra bien, se ve que es fuerte y quiere llegar a este mundo. Se aferró muy bien a su madre – sonrió el anciano complacido de saber que un heredero estaba por llegar- ahora sus majestades me retiro, necesito hablar con los ancianos, con esto, la unión debe retrasarse. Caballero Allen, necesito que me acompañe.
Claro.
oOoOoOoOoOoOoOoO
El silencio y la oscuridad inundaban el castillo. Sólo los rayos plateados se colaban entre los vidrio del único cuarto donde yacían dos cuerpos descansando en plena tranquilidad, sus respiraciones eran pausadas y profundas.
Unos ojos cansados comenzaron a despertar, acoplándose a la pequeña luz que se colaba por la ventana.
Miró a su costado y la vio ahí tendida, su rostro tranquilo y sereno. Se aproximó a ella, pasando su brazo por la espalda y atrayéndola a su pecho. Acarició su cabello y cuello. Ella aún seguía profundamente dormida.
N-no…no .. – sus ojos se querían cerrar – mi..-tomo su vientre – mi…bebe.
Sonrió ante el recuerdo. Su bebe. Bajó su mano hasta su estómago y acaricio sobre la tela. Fue cuando sintió temblar el ajeno.
¿Te duele? – preguntó bajito el riuyin.
Hitomi comenzaba a abrir los ojos.
Te quejabas cuando el doctor te revisaba – continuó acariciando el vientre.
Ella negó posando su mano sobre la de Van. Él beso su mollera.
Siento ..- apretó la mano masculina – lo siento. Por mi culpa estuve a punto de perderlo.
No fue tu culpa, fue mía por no contarte desde un principio lo que pasaba – continuó acariciando.
Lo siento, debí decírtelo antes que te confundieras..
Ya, tranquila, ambos tuvimos a culpa. Los dos actuamos siempre solos – tranquilizó. Hitomi levanto su mirada verde – nunca te dejare y ahora menos.
El sueño que tuve – dijo – pensé que se hacía realidad.
Van espero paciente a que ella quisiera continuar. Ella apoyó su mejilla en su pecho.
En él, había una persona a la que le provoque un daño. Había otras voces que lo acompañaban y me hicieron saber que me dejarías, que solo era cuestión de tiempo para que me abandonaras – se apretó más contra su cuerpo – él se burló de mi porque siempre estaría sola.
¿Pero cómo pudiste …? – preguntó intrigado -
Creo que la razón por que paso eso, fue que cuando no regresaste por mi como lo habías prometido hace años, mi inconsciente creo un mundo donde nadie podía lastimarme. Me sentía tan sola que ya no quería despertar, fue cuando comencé a dormir mucho, un día Yukari entro a mi apartamento y me grito, diciendo que había dormido por tres días enteros. Pero no me di cuenta- volvió su mirada a la rojiza- cuando regresaste por mí, aquella tristeza no desapareció del todo, se mantuvo escondida. La herida de sentirme sola seguía abierta. Y cuando… te escuche, me sentí traicionada…
Entiendo – su voz era seria. Desvió su mirada a la ventana. Había causado mucho, mucho daño. Estuvo a punto de perder a la mujer de su vida y a su primogénito.
Recuerda que no existen las segundas oportunidades Van y si la tuvieras.. Serias el hombre más afortunado de Gaea
Sonrió, las palabras de Allen le llegaron como un balde de agua fría, ese maldito amigo suyo tenía mucha razón.
¿Cuándo pensabas decirme que estabas embarazada?
No sabía…
Van regresó su mirada a la mujer que mantenía abrazada.
Me acabo de enterar – sonrío.
Había alguien contigo cuando fui por ti – le dijo y ella asintió. Van espero paciente a que terminara de contarle, pero nada paso - ¿Qué, no piensas contarme? – preguntó sorprendido.
Hitomi negó, sería una sorpresa, sólo ella conocía a su futuro hijo y sabía que sería un varón. Van tendría que ser paciente.
Tengo …- mordió sus labios preocupada
¿Tienes dolor? – se alarmó.
Tengo un poco de hambre.
¿FIN?
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Es el capítulo más largo de mi existencia. Pero se los debía por hacerlos esperar tanto. ¿Les gusto? Espero que si, por que lo hago con mucho cariño. Quería dividirlo en dos capítulos pero ya era mucha espera y era prolongar más el punto de la historia que era esa, la herida que causo en ella , por eso se llama HERIDAS PELIGROSAS ¿no? Quería hacerlo más dramático… ¿Qué dicen lo cambio? ¿Un final más doloroso?.
Si ha quedado alguna duda, pregúntenme.
Gracias a los que continuaron está loca historia y espero que me sigan en las demás. Su apoyo me ayuda y aunque sé que me demoro en actualizar, saben que nunca de los nunca dejare una historia inconclusa.
Nekovir: gracias, y veo que si quieres una historia trágica ¿Qué, la cambio? :P
Yubima –chan: gracias por el apoyo! Y si de esa forma tenía que enterarse la pobre mujer, espero que te haya gustado.
Lerinne: gracias! Pues si es injusto pero el drama debe perdurar en esto, así las dejo picadas ¬¬ y las obligo a seguir leyendo jiji. :P gracias por esperar!
TithaHardyGirl: ya, ya , he aquí mi capitulo, ya no debes mortificarte más, espero que haya sido de tu agrada. Gracias por seguirme!
Goshy : muchas gracias por leer y que bueno que te ha gustado hasta ahora. Espero que este también sea de tu agrado
Bogita: me pone feliz tu comentario, así como la de todos, así hasta dan más ánimo para seguir escribiendo. Muchas gracias! Y espero no haber tardado tanto esta vez (ups)
Sakuritarukia: que sorpresa encontrar a una lectora, leyendo otro de mis fic`s y más saber que este, también es de su agrado. Mil gracias por seguirme en este también!
Lukuran: gracias por ser una fan mía ..que emoción me da leer eso(y también penita) espero también te haya gustado este cap. Gracias por leerme!
¡A TODAS GRACIAS QUE PASEN FELICES FIESTAS!
¡Y si a alguna me falto de agradecer, lo siento, PERO GRACIAS POR LEER!
BESOS Y ABRAZOS.
ETTERNA FANEL.