Child of Four, traducción de la historia de Sarini.

Todo Harry Potter pertenece a JKR y quienes tengan los derechos, esto es puro entretenimiento inocente...

No he muerto ni desaparecido ni me he esfumado…estoy empezando a recuperar mis funciones sensitivas y motoras…Mis disculpas por la abismal tardanza.

D.L.

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Capítulo dieciocho

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Neville se estaba hastiando de escuchar a Ron Weasley. El pelirrojo era su amigo, pero le estaba agotando la paciencia. Le decía, a quien quisiera oírlo, en la sala común, que Potter los había amenzado -a él y a Seamus- durante las vacaciones de Navidad, y Seamus confirmaba cada una de sus palabras.

Neville sospechaba que decían la verdad, pero era probable que exageraran. Lo seguro era que hicieron algo para ganarse las amenazas, porque Harry no se enojaba de ese modo con facilidad. Tal vez, sólo estuvo jugando con ellos, después de todo, Harry era tan Slytherin como el que más. Si descubrió a Ron y a Seamus violando las reglas, cosa muy posible, le habrá encantado desequilibrarlos, sobre todo después de lo que pasó al comienzo del año –hasta él seguía un poco molesto con Ron-.

El rubio-rojizo suspiró y se trasladó hasta otro sitio en la sala común. Ahí le daba la corriente de aire que venía del retrato de la entrada, pero al menos estaba lejos de Ron y sus acusaciones ridículas contra su hermano del alma. Y si seguía así, Neville iba a tener que hacer algo al respecto.

Oyó golpes en el retrato, lo que de por sí era algo raro. Nunca nadie llamaba. Neville abrió y se sorprendió al ver allí, parados, a todos los Slytherin de segundo año, con la obvia excepción de Harry.

-¿Potter está aquí, Longbottom?- Preguntó Malfoy, con desdén.

Neville se estremeció un tanto, como le pasaba cada vez que Malfoy le hablaba. El rubio Slytherin era siempre tan cortante y cruel que lo ponía nervioso. Negó con la cabeza. –No, no lo he visto hoy y no creo que quisiera venir aquí aunque le pagasen.

Los Slytherin fruncieron el ceño e intercambiaron miradas. Tracey Davis, que a veces estudiaba con Neville, Hermione y Harry, en la biblioteca, habló por todos. –No lo hemos visto desde que salió esta mañana para visitar a Granger. Se perdió la práctica de quidditch, y no podemos hallarlo.

Neville sintió que el estómago se le hundía. ¿Y si Harry estaba petrificado en algún lugar? Les dijo a los Slytherin que lo esperaran un minuto y cerró el retrato. Buscó afanosamente con la mirada, alrededor de la sala común, y en un rincón halló a Fred y a George, susurrando con su amigo Lee Jordan.

Normalmente, Neville no se les acercaba, porque eran más amigos de Harry que suyos, y porque siempre temía que trataran de jugarle alguna travesura –ya tenía suficientes con Sirius-; pero ahora los necesitaba.

Se acercó al grupo. –Necesito ver el pergamino que hicieron Padfoot, Prongs y Moony.

Fred y George lo miraron, notaron su expresión nerviosa, asintieron y lo llevaron hasta la habitación. Fred abrió su baúl, mientras Neville trataba de encontrar un lugar en el cuarto que no fuera un desorden –su habitación no se parecía en nada a esta zona de desastre-.

-Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas-. George tocó el mapa con la varita.

-¿Dónde está Harry?- Preguntó Neville.

Los gemelos y Neville examinaron el mapa, hasta que Fred señaló: -¡Allí! ¿Pero, qué está haciendo en un armario?

Neville no pudo contener el casi sollozo que se le escapó. Sin molestarse en agradecer a los gemelos, salió corriendo del dormitorio, bajó las escaleras, cruzó la sala común, salió por el retrato y pasó de largo sin decirles ni una palabra a los Slytherin.

Cuanto más tiempo Harry pasara en el armario, peor sería, pues Harry era casi violentamente claustrofóbico.

Neville nunca le preguntó la causa, y Harry nunca se la contó, pero odiaba los lugares pequeños y no soportaba la oscuridad. Cada vez que Harry dormía en la Mansión Longbottom, el padre de Neville encantaba una lucecita para que los iluminara. El cielo raso del cuarto de Harry en la Mansión Potter tenía estrellas encantadas, algo así como el comedor de Hogwarts. Neville supuso que habrá hecho lo mismo el dosel de su cama en Slytherin.

Corrió lo más rápido que pudo hasta el armario; oyó que los Slytherin lo llamaban y lo seguían, pero ni se molestó en responder. Se detuvo en la puerta que Fred había señalado en el mapa, pero no se oía ningún ruido adentro. Trató de abrirla pero no cedió. Encontró una varita en el suelo…era la varita de Harry y rápidamente se la metió en el bolsillo.

-¿Harry?- Llamó Neville, a través de la puerta. -¿Puedes oírme?

Los Slytherin llegaron, agitados.

-¿Qué mierda está pasando, Longbottom?- Espetó Malfoy.

Por primera vez, Neville no reaccionó ante el tono de Malfoy. –Harry está en problemas, está encerrado aquí.

Malfoy parpadeó, una mirada confundida pasó por su rostro en un instante, luego se volvió. -Crabbe, Goyle, ábranlo.

Los dos corpulentos Slytherin tiraron de la puerta, pero no cedió. Malfoy los empujó a un lado e intentó con encantamientos, pero ninguno funcionó. Fred y George se acercaron -Fred sostenía el mapa, limpio-.

-¿Está encerrado? - Preguntó George. Neville asintió, ayudando a Malfoy, pero al parecer, nada funcionaba.

Con cada minuto que pasaba, Neville se ponía más nervioso. Finalmente, les gritó. -¡Basta, no podemos abrirlo! Fred, George, traigan al Director. ¡Uno de ustedes, busquen a Snape!

Los Slytherin lo miraron con la boca abierta y Neville les apuntó con su varita, lanzándoles la mirada más fiera que pudo. –La misma gente que le enseñó a Harry me enseñó a mí.

Fred y George ya no estaban, y dos Slytherin se dirigieron hacia las mazmorras.

-Pansy, me debes dos galeones-. Dijo una de las chicas, Neville creyó que se trataba de Millicent Bullstrode.

-¿Qué?- Pansy Parkinson la miró enojada.

-Longbottom pertenece a Gryffindor-. Bulstrode le sonrió de lado a la rubia. –Un Hufflepuff ni siquiera hubiese pensado en enfrentarse a tantos Slytherin.

Neville se ruborizó y guardó la varita. Empezó a dar golpecitos en la puerta y a hablarle a Harry como si pudiera oírle, ignorando a los Slytherin que discutían sobre su pertenencia a la casa Gryffindor. Le pareció una eternidad hasta que se oyeron unos pasos acercándose. Neville levantó la vista y, aliviado, corrió hasta el hombre que se acercaba junto al Director y a los gemelos.

-¡Moony! - Lo abrazó con fuerza, -¿Qué haces aquí?

-Vine a discutir algunas cosas con el Director-. Respondió Remus, devolviéndole el abrazo con la misma fuerza. -¿Qué sucedió?

-No lo sé-. Replicó Neville. –Harry estuvo desaparecido casi todo el día, sus compañeros de casa vinieron a ver si yo sabía dónde estaba. Fred y George me ayudaron a encontrarlo…está encerrado en este armario y ninguno de nosotros puede abrirlo. Hallé su varita en el suelo.

Remus tomó la varita y realizó un hechizo, ésta brilló. –Un lumos.

Mientras tanto, Dumbledore examinó la puerta y realizó algunos hechizos. Los Slytherin lo observaban atentamente. Unos pasos rápidos anunciaron la llegada de Snape y los otros Slytherin.

-¿Qué es eso de que Potter se encerró en un armario?- Dijo Snape, con un tono de voz irritado.

-Harry no entraría voluntariamente a ningún armario-. Respondió Remus, suavemente.

Recién entonces, Snape notó la presencia del hombre; miró enojado a Neville, pero cual fuera el comentario que iba a hacer, fue interrumpido por Dumbledore.

-Remus-, dijo Dumbledore, -tal vez debas venir conmigo.

El Director hizo señas a los estudiantes para que retrocedieran, lanzó un hechizo a la puerta y la abrió. Inmediatamente, Remus se arrodilló y Neville espió por sobre su hombro. Harry estaba acurrucado en la esquina más lejana, con la cara oculta entre los brazos y Neville creyó ver un moretón en una de sus sienes.

-Harry- La voz de Remus se oyó calma y tranquilizadora. –Soy Moony, no voy a lastimarte.

Remus suspiró y sacó la varita. –Lo siento, Harry. ¡Stupefy!- Se acercó y lo alzó en brazos, como si no pesara más que una pluma. Por supuesto, Neville lo había visto hacer lo mismo con Sirius cuando estaba alterado. –Lo llevaré con Poppy.

Sin más, Remus giró y se alejó. Todos los Slytherin parecían inexpresivos, y Neville reconoció que esa era la manera en que se comportaba Harry cuando no quería que nadie supiera lo que sentía. Fred y George intercambiaron miradas asombradas, y por una vez, no hicieron broma alguna. La parte de adentro de la puerta del armario estaba chamuscada y chorreaba agua. Neville sabía lo que significaba eso: Harry había perdido el control.

-Quiero escuchar lo que sabe cada uno de ustedes sobre esto-. Espetó Snape.

Neville se sobresaltó, había olvidado que el hombre seguía allí.

-Te dejo a cargo, Severus-. Dumbledore se alejó, con una expresión atormentada, en dirección opuesta a la que tomó Remus.

Al parecer, los Slytherin trataban de decidir quién hablaría, pero Neville les ganó de mano y le contó a Snape todo lo que sabía. Cuando terminó, dijo: -¿Puedo ir a la Enfermería, señor? Quiero asegurarme de que Harry esté bien.

-¿Cómo fue que Weasley y Weasley encontraron a Potter?- Snape les clavó una mirada penetrante a los tres Gryffindor.

-Con un encantamiento localizador, señor-. Mintió Fred, convincentemente.

George asintió. -Neville salió corriendo antes de que pudiéramos explicarle.

-Muy bien-. Snape los miró como si no les creyera, pero no podía probar sus dudas. –Ustedes tres pueden irse.

Fred y George condujeron a Neville hacia la Enfermería, pero cuando quiso hablar, Fred le tapó la boca con una mano.

-Todavía no-. Siseó.

George le susurró, del otro lado. –Snape tiene un oído malvado.

Neville asintió y esperó hasta que estuvieron justo en la puerta de la Enfermería. –Gracias.

-Ni lo menciones-. Fred sonrió.

George se hizo eco de la sonrisa de su hermano. –Solo haznos saber cómo está Harry.

Neville prometió que lo haría y entró. Fred y George regresaron a su sala común.

Neville oyó un sollozo al final de la sala, a otro lado de donde estaban Colin y Justin, y fue hacia allí. Pasó junto a Hermione, que dormía -probablemente debido a alguna poción-. Remus y Poppy hablaban en voz baja.

-No podemos hacer nada hasta que reaccione, Remus-. Dijo Poppy, con firmeza. -¿Cuánto tiempo estuvo encerrado?

-Probablemente desde que salió de aquí-. Suspiró Remus, llevando su cabello hacia atrás.

Poppy jadeó. -¡Hace horas!

-¿Harry va a estar bien?- Preguntó Neville, con suavidad, sabiendo que Remus podía oírlo. Si estaban en la misma habitación, siempre lo escuchaba.

Remus se volvió, sin sorprenderse de verlo. –Sí, Neville. ¿Por qué no te quedas y le hablas? Eso podría ayudarle.

Neville asintió y se acercó a su amigo. Harry permanecía, hecho un ovillo sobre la cama de hospital, con los ojos fuertemente cerrados y la cabeza tapada. Neville se sentó en una silla, junto a la cama y comenzó a hablar. Empezó contándole lo enojado que estaba con Ron, pero al rato se quedó sin novedades y siguió con los cuentos de hadas que Lily acostumbraba a contarles.

Las puertas de la sala se abrieron con fuerza y Neville se sobresaltó. El sollozo de Harry aumentó en volumen y Neville giró para mirar con enojo al responsable, pero vaciló cuando vio que era Snape el que caminaba hacia Remus y Poppy, pero luego decidió que Harry lo merecía.

-¿Alguno de ustedes va a explicarme qué le sucedió a mi estudiante?- Dijo Snape, en el tono de voz más venenoso que Neville le oyera jamás, entonces recordó las historias que Sirius y James solían relatarles.

-Es un episodio regresivo, Severus-. Explicó Remus, cortante. –Hace casi siete años del último.

-¿Por qué? Preguntó Severus, haciendo la pregunta que Neville quería hacer.

Neville sabía que Harry tenia pesadillas, él también las tenía –oía los gritos de su abuela, una risa perturbadora y sus propios gritos; luego luces y más gritos-, pero Harry nunca le preguntó sobre qué eran sus sueños, y él tampoco lo hizo.

-Por los Dursley-. Remus casi gruñó las palabras, curvando levemente el labio. Neville observó que Snape se ponía pálido y daba un respingo. Eso solo podía significar que Snape sabía que Remus era un hombre lobo.

Remus se acercó y se sentó junto a Neville. -¿No hubo cambio?

Neville negó con la cabeza. –No, Moony.

El hombre pasó un brazo alrededor de Neville y el chico se dejó abrazar. –Sigue hablándole, cuéntale sobre la primera poción que intentaron hacer.

Neville obedeció a su antiguo tutor, y siguió relatando en voz baja. Remus cerró los ojos y tarareó suavemente una de las canciones con las que solía ayudarlo a concentrarse. El chico no pudo evitar la sonrisa. –Cuando teníamos nueve años, Remus decidió que trataría de enseñarnos a preparar pociones, aunque la única persona realmente buena en la materia era tu madre. Brie se nos unió, pero nosotros no sabíamos que ella había conseguido algunos fuegos artificiales de Padfoot...

Tomó más de dos horas, hasta que Harry pasó a una posición más relajada y se durmió profundamente, Neville ya se había perdido la cena.

-Quince puntos para Gryffindor, Neville-. Poppy realizó algunos encantamientos sobre Harry y declaró que su frecuencia cardíaca y su respiración era normales. –Los elfos domésticos pueden traerles la cena aquí.

-Puedes unírtenos, Poppy-. Ofreció Remus.

La bruja sonrió y palmeó; un elfo apareció a su lado. –Cena para tres y una mesa, Nokki.

El elfo hizo una reverencia y Poppy convocó una silla. Tan pronto como la bruja se sentó cómodamente, apareció una mesa con tres sitios y varios platos de comida. Se sirvieron, y Neville se sintió tan bien como si estuviera comiendo en la mansión. Luego, esperó pacientemente a que Remus le explicara, él siempre le explicaba las cosas.

-Ni siquiera sé si Harry lo recuerda, Neville-. Comenzó Remus. –Tú sabes que Harry vivió con la hermana de Lily durante un año, ¿sí?- Neville asintió. –Cuando Lily fue a buscarlo, estaba en malas condiciones.

Poppy retomó la historia, apretando sus cubiertos con fuerza. -¿Malas condiciones? Estaba desnutrido, sucio, tenía moretones; su crecimiento se había detenido –porque para la época en que El Innombrable los atacó, él ya caminaba y hablaba-; tenía una erupción cutánea a causa de que no le habían cambiado los pañales durante días, y una fiebre sin tratar.

Neville abrió muchísimo sus ojos; jamás había oído la historia completa, sólo sabía que Lily y los Merodeadores odiaban a esa familia, y eso que ellos no odiaban ni siquiera a Snape, y a Lily apenas si le disgustaba alguna persona.

-Harry habló el primer día, cuando corrió hacia Lily, pero después de esa reacción inicial, revirtió a como estaba con los Dursley-. Remus tomó un trago de jugo y suspiró. –Fue un tiempo difícil, Neville. Todos vivíamos en la mansión Longbottom, mientras la mansión Potter era reconstruida. Tu abuela y tú estaban recobrándose del ataque, y por entonces, pensábamos que podías quedar con un daño nervioso permanente.

Neville asintió, eso lo sabía. Poppy le había dicho, una vez, que probablemente, su magia lo había salvado y por eso tardó tanto en volver a manifestarse. Su magia había quedado completamente exhausta, y de ese estado, hasta a un mago maduro le hubiese costado recuperarse. Aún hoy tenía problemas con su magia, pero eso era preferible y no la alternativa: podría haber muerto, o quedado discapacitado o ser un squib.

Remus continuó con la explicación. -Sirius se estaba recuperando de su año en Azkaban y Lily esperaba a Brianna. Cuando Voldemort los atacó, Lily estaba embarazada, cuando ella y James despertaron, el embarazo aceleró su desarrollo de manera extraña y Lily debió permanecer en cama los cuatro meses y medio que siguieron. Eso no le ayudó en nada a Harry.

-Después nació Brie-. Neville se dio cuenta de que el cumpleaños de la niña era el día de San Valentín.

Remus sonrió. –Pensamos que Sirius y Harry se ayudaron uno al otro; ambos tenían pesadillas terribles. Al tiempo, Sirius se ofreció a dormir con Harry, de ese modo, si despertaban por la noche, no estaban solos.

-Albus tuvo que contratar a una sanadora sustituta, por la cantidad de tiempo que yo pasaba en la mansión Longbottom. James y Lily se negaron a confiarle su familia a otra persona-. Agregó Poppy.

-Todavía se niegan-. Remus sirvió más jugo de calabaza para todos y colocó más arvejas en el plato de Neville. Esa era una desventaja de comer con la familia –los Potter, los Merodeadores y Poppy contaban como familia-.

-Brie nació prematura, por un lado, y pasada de fecha por otro; necesitaba una atención médica casi contínua, igual que Lily. Además, Harry no hablaba ni caminaba, y no dejaba que lo tocara casi nadie…todavía no sé cómo hicimos para sobrellevar todo aquello…

-Sin tu ayuda y la de Sirius, no hubiesen podido-. Apuntó Poppy. –Sirius se sentía mejor durante el día, con sobresaltos, pero relativamente sano una vez que lográbamos que comiera algo.

-Entonces, ¿por qué Harry es claustrofóbico?- Preguntó Neville, en voz alta. Todavía no habían respondido la pregunta.

Remus gruñó y Neville comprendió que estaba dirigido a los Dursley. –Lo pusieron en un armario, bajo la escalera. Un armario frío, oscuro, pequeño y maloliente. Rara vez lo dejaban salir, lo golpeaban, le hacían pasar hambre y casi nunca lo aseaban. Todo eso, después de que casi lo asesinaron y de que viera morir a sus padres.

Neville miró a su amigo y comprendió por qué era más pequeño que los demás chicos de segundo año, por qué odiaba la oscuridad y los lugares estrechos. Eso debió haber pasado ese día. Entrecerró los ojos, pensando en quiénes serían los que golpearon a Harry y lo encerraron en el armario. De seguro, se trataba de un alumno de los años superiores, porque ni él, ni Malfoy, ni los gemelos Weasley pudieron abrir la puerta.

Después de comer, Poppy lo mandó de vuelta a Gryffindor, donde los gemelos Weasley se le lanzaron encima, casi literalmente, para preguntarle por Harry.

-Está bien. Duerme-. Les dijo Neville, en voz baja. –Mañana estará en el desayuno, y probablemente esté muerto de vergüenza, así que no se atrevan a decirle nada.

Los gemelos asintieron y regresaron a su esquina, junto a Lee. Los compañeros de cuarto le preguntaron a Neville dónde estuvo durante la cena, pero él solo les lanzó una mirada iracunda y subió a su cuarto. Se encerró entre las cortinas de su cama y se puso a trabajar en su tarea de Pociones. Reflexionando sobre lo sucedido esa noche, pensó en Snape, realmente pareció preocupado por Harry, aunque de una manera insolente y sarcástica…tal vez no era tan malo.

La mañana siguiente, durante el desayuno, la lechuza de Lily Potter llevó cartas a las mesas de Slytherin y de Gryffindor. Neville le dio a Bianca, la lechuza, un trocito de jamón, esforzándose por ignorar a Ron, que seguía hablando mal de Harry.

Neville,

Gracias por haber ayudado a Harry, ayer. Sabemos que siempre podemos contar contigo.

Con amor,

Lily

La carta lo reconfortó; sus padres y su familia extendida, con frecuencia dudaban de él, como si no esperaran que lograra mucho. Siempre supo que el hecho de que su magia se manifestara tarde los había decepcionado, pero Lily y los Merodeadores sólo tuvieron sonrisas y aliento para él. En muchos sentidos, se sentía más un Potter que un Longbottom.

-¿Escucharon que Kyle Andrews y Jeffers Randall fueron suspendidos?- Preguntó Ron, a los demás. -McGonagall fue a buscar a Andrews a la sala común, nunca la vi tan enojada. Escuché que Potter estuvo en la Enfermería, apuesto a que tuvo algo que ver.

Se oyeron algunos murmullos de asentimiento y Neville sintió que se le aceleraba el pulso. Estaba furioso, más que cuando Remus le contó sobre los Dursley.

Remus estaba sentado a la mesa de los Profesores, y Harry junto a los Slytherin que fueron a buscarlo a Gryffindor, lucía un poco pálido pero, al parecer estaba bien. De pronto, Neville se alegró de que Harry fuera un Slytherin, Gryffindor no lo merecía.

-¡Me cansaste, Ronald Weasley!- Antes de darse cuenta de lo que hacía, Neville se levantó y le gritó al pelirrojo. – ¡No tienes ni una sola prueba de esos rumores que desparramas! ¡Harry no es el heredero de Slytherin! ¿Cuántas veces tengo que decirte que te calles la boca?

-¿Y tú si tienes pruebas?- Contraatacó Ron, con la cara roja.

Neville notó que todo el comedor los miraba y se ruborizó. Desde la mesa de los Profesores, Remus le sonrió, y los ojos de Dumbledore titilaron.

Neville respiró hondo y se enderezó. –Sí, las tengo. Después de que James y Lily reconstruyeron la Mansión Potter, hicieron un nuevo tapiz familiar, usando a Harry como base: los Potter son descendientes de la hermana de Godric Gryffindor, Penélope, y los Evans descienden de una línea de squibs de tu familia.

-¡Pero él es hablante de pársel, y es un Slytherin!- Dijo Ron, como si eso fuera prueba suficiente.

-¿Y qué? - Neville miró a Ron como si fuera un idiota. – ¡Habla pársel porque mató a Voldemort!-. Casi todos en el comedor dieron un respingo. – ¡Quiero ver si eres capaz de decir su nombre!...y ni hablar de enfrentarte a él…¡y Peter Pettigrew fue un Gryffindor!

Al otro lado del Gran Salón, Harry le sonrió. Neville se sentó y agachó la cabeza. No importaba que, en verdad, Voldemort no estuviese muerto, nadie lo creía de todos modos. Los gemelos Weasley empezaron a aplaudir y la cara de Neville se coloreó aún más, y luego los Slytherin comenzaron a aplaudirlo.

Prácticamente salió corriendo hacia Transformaciones, solo por alejarse. Deseó que Hermione no estuviera en la Enfermería, extrañaba a la única amiga verdadera que tenía en su torre.

Cuando entró Neville al aula, McGonagall lo detuvo. Era el primero en llegar.

–Otros veinte puntos, por mostrar la auténtica lealtad y la auténtica valentía Gryffindor, Longbottom. ¡Merlín sabe que necesitamos los puntos, después de los que perdió Andrews!

-¿Por cuánto tiempo estarán suspendidos, Madam?- Preguntó Neville, deseando que el castigo fuera el suficiente.

-Una semana de suspensión, una carta a sus padres, la pérdida de setenta y cinco puntos para cada uno; se quedaron sin visitas a Hogsmeade por este período, y cuando vuelvan, tendrán dos semanas de detención-. Dijo McGonagall, severamente, luego esbozó una sonrisa. –Con el Profesor Snape.

Neville sintió que se formaba una gran sonrisa en su rostro. –Bien.

xxxxxxxxxxxxxxxxDulzura Letal, 7 de julio de 2014 xxxxxxxxxxxxxx