Child of Four, historia de Sarini

Traducción de Dulzura Letal

Todo Harry Potter pertenece a JKR y quienes tengan los derechos, esto es puro entretenimiento, sin intención de ganar dinero...

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Capítulo Diecinueve

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Harry se asombró del efecto que tuvo el pequeño discurso de Neville en todo el colegio, pues los rumores y las murmuraciones casi habían cesado. Ahora, de pronto, todo tipo de personas le preguntaban si era verdad que descendía de Gryffindor. Y él los corregía: no, era descendiente de la hermana de Godric. Más de uno le pidió que hablara en pársel.

Hermione volvió a las clases, pero se rehusó a contar el porqué de su estadía en la Enfermería.

—Casi era mejor cuando me evitaban y me miraban mal -murmuró Harry, después de que una Hufflepuff de sexto año lo parara en el pasillo para preguntarle si su padrino era tan lindo en persona como en la revista Corazón de Bruja. Harry le espetó que el hombre era su padrino y que él tenía solo doce años.

-Podemos soltar el rumor de que eres pariente de Snape. -Malfoy sonrió con malicia.

- eres pariente de Snape -protestó Harry.

-Por eso lo sabría.

¡Malfoy era tan petulante! Harry parpadeó un par de veces antes de devolverle la sonrisa.

–Muy Slytherin de tu parte, Malfoy.

Cuando Malfoy no se comportaba como un pendejo, tenerlo cerca era bastante divertido. Harry y él no hallaron nada más sobre la Cámara de los Secretos. Tom Riddle fue un Slytherin, Premio Anual, como dijo la Comadreja, pero antes y después de Hogwarts, literalmente, no existió. Concluyeron en que fue un mestizo, pero no pudieron encontrar con qué familia mágica estaba relacionado.

Nadie interrogó a Harry sobre el día en que fue atacado por los Gryffindor y los Ravenclaw de sexto año. Esa era una de las cosas que le gustaban de los Slytherin: si una situación era verdaderamente personal o seria y no les era informada, entonces nadie preguntaba.

Y si realmente querían saber de qué se trataba, buscaban un modo de descubrirlo sin alterar al sujeto. Harry sospechaba que algunos de sus amigos iban a acercarse a Neville-si es que ya no lo habían hecho-. Su madre le escribió para avisarle que, ese día, Remus le contó todo sobre los Dursley a su amigo.

Andrews y Randall regresaron, y se asombraron al encontrarse con que el ambiente del colegio había dado un giro completo. Harry ya no era el principal sospechoso de los ataques, y una vez que se conoció la causa de la suspensión, los dos chicos supieron lo que era sentirse aislados. Además, Harry sabía, de buena fuente, que Snape les estaba haciendo la vida completamente miserable en detención. Nadie atacaba a un Slytherin sin sufrir las represalias de la Casa.

El día de San Valentín fue la cosa más necia que Harry tuvo la desgracia de ver jamás. Se preguntó en qué estaría pensando Dumbledore cuando le dio semejante libertad de acción a Lockhart; y ese tonto ¿no sabía que los filtros de amor eran ilegales? Snape enfureció.

Los duendes cantores eran la peor idea que oyó jamás, y ahora, con el colegio a su favor, temió que se le acercaran. Así que, apostando al amor que los duendes le tienen al oro, al primer duende que vio, lo llevó aparte y le dio cinco galleones para que bloqueara los saludos cantados. Los demás Slytherin reían, cada vez que el duende pagado por Harry interceptaba a los otros duendes y los convencía para que se alejaran.

Al final del día, Harry estaba más que aliviado por haber evitado a las chicas que lo buscaban, atraídas por su fama. Por alguna razón, el día de San Valentín sacaba lo peor de ellas. Hedwig le llevó el regalo de cumpleaños a Brie, de modo que nadie pudo persuadirla para que le alcanzara ninguna carta. En su casa, un elfo doméstico de los Potter se ocupaba de todo el correo que los fanáticos le enviaban y Dumbledore permitió que viniera a Hogwarts, a realizar el mismo trabajo.

Para las vacaciones de Pascua, los chicos de segundo año tuvieron otras cosas en que pensar, como por ejemplo, elegir qué clases agregar a sus horarios para los años siguientes-dado que lo que eligieran, determinaría qué exámenes podrían tomar y qué carreras podrían seguir-.

En verdad, Harry nunca se puso a pensar en su futura carrera; como Potter, asumió que entraría al Cuerpo de Aurores, por eso se inscribió en las materias que le serían útiles. Adivinación estaba fuera de discusión, él no era vidente. Finalmente, se decidió por Cuidado de las Criaturas Mágicas y Runas Antiguas.

Llegó el día del partido de Gryffindor contra Hufflepuff y Harry quería conseguir una buena ubicación. Todos los chicos de Slytherin de segundo año salieron juntos del comedor y casi chocaron con Hermione, que corría en dirección contraria.

-¡Lo siento! -gritó Hermione, y siguió corriendo-. ¡Voy a la biblioteca!...creo…puede ser…

Como grupo, se quedaron mirándola, mientras ella se alejaba con la cabellera al viento.

-Esa chica está loca. -Pansy pasó su cabello por sobre el hombro y se colgó del brazo de Draco. Eran casi hermanos, su relación era parecida a la que tenían Harry y Neville.

-¿Qué fue eso? -se preguntó Harry, en voz alta-.

Blaise rio. –Es tu amiga.

-Salva a una chica de un trol y te quedarás pegado a ella de por vida -se lamentó Harry, sarcásticamente.

-Gryffindor -se burló Tracey y le palmeó el brazo.

Matar esta vez…déjame arrancar…cortar... Harry se rehusó a reaccionar, no iba a dejar que supieran que oía voces.

Los demás rieron y Harry frunció el ceño. Desde el anuncio de Neville, Harry hallaba rojo y dorado por todos lados y los Slytherin lo provocaban diciéndole que él era en realidad un espía, directamente de la familia de Gryffindor. Era una provocación bien intencionada que le hacía sentirse aún más aceptado en su Casa, y que siempre llegaba acompañada por esa sonrisa maliciosa que todo Slytherin que se precie debe tener aprendida perfectamente al final del primer año.

Los jugadores de Gryffindor y de Hufflepuff se encaminaban hacia el campo cuando Harry y sus compañeros de año salieron del colegio; por fin el clima comenzaba a entibiarse y esperaba ver un buen partido. Lo que no esperaba, era que la Profesora McGonagall se acercara al grupo con una expresión tensa.

–Señor Potter, venga conmigo. ¿Dónde está el señor Longbottom?

-Todavía en el comedor, creo -dijo Harry-. ¿Pasa algo? El partido…

-El partido se ha suspendido. -Harry se sorprendió muchísimo porque hacía falta un motivo serio para cancelar un partido de quidditch.

Los otros Slytherins intercambiaron miradas. Draco siguió a Harry y a McGonagall. La profesora se detuvo y lo observó con curiosidad. –Señor Malfoy, a usted no lo llamé.

-No dejamos que Harry ande solo por el castillo, señora- dijo Malfoy, con su expresión arrogante de heredero de una poderosa familia de sangre pura-. Va a tener que regresar a la sala común.

Harry sintió que sus mejillas enrojecían; no lo habían hablado, pero era obvio que sus compañeros de casa decidieron escoltarlo a donde quiera que fuera. Sabían que él era capaz de defenderse solo, como había demostrado en su sala común, pero podría pasar que algunos alumnos mayores se juntaran para atacarlo.

-Cinco puntos para Slytherin, señor Malfoy -dijo McGonagall, cortante, y siguió caminando.

Buscaron a Neville en el comedor para que se uniera al grupo silencioso. Harry notó que, al parecer, Neville ya no se sentía intimidado por Malfoy y se preguntó qué habría pasado.

McGonagall los llevó a la Enfermería. Harry sintió como si una mano le apretara el corazón. -¿Más ataques?

-Me temo que sí -respondió, abriendo la puerta.

-¡Hermione! -exclamó Neville, y corrió junto a la cama.

Harry se paró a su lado y Malfoy a una distancia respetuosa. Hermione estaba petrificada, igual que Colin y Justin, y había otra chica, con túnica de Ravenclaw y distintivo de Prefecta.

-Tenía esto en la mano. -McGonagall sostenía un espejo de bolsillo, rajado-. ¿Significa algo para ustedes?

Harry y Neville negaron. El espejo no le era familiar a Harry, ni le daba ninguna pista. La profesora pareció decepcionada, y por primera vez, Harry observó que tenía ojeras oscuras y los labios apretados en una línea tensa. El estrés de los ataques estaba afectando seriamente al personal del colegio, probablemente mucho más que a los alumnos.

-Vuelvan a sus salas comunes -les instruyó-. Yo acompañaré al señor Longbottom. Nadie debería andar solo por los pasillos.

Malfoy siguió a Harry hasta la sala común de Slytherin. –No lo dije en serio, ¿sabes? No quise que la atacaran a ella.

-Ya lo sé -dijo Harry, en voz baja-. Puede que Hagrid no haya sido quien abrió la Cámara, pero estuvo aquí cuando ocurrió, tiene que saber algo.

-No vas a salir solo -dijo Malfoy, con firmeza.

Harry examinó sus ojos decididos. –Después de la cena, entonces. Usaremos mi capa.

Malfoy asintió y continuaron. En la cena se anunció la suspensión del quidditch hasta nuevo aviso, y que los profesores acompañarían a los alumnos entre clases. Nadie debía permanecer solo en los pasillos, ni fuera de las salas comunes al oscurecer.

A pesar de las nuevas restricciones, Harry y Malfoy cruzaron los terrenos bajo la capa de invisibilidad, hasta la cabaña de Hagrid. Harry golpeó la puerta y se agachó cuando Hagrid abrió-ballesta en mano, apuntando hacia afuera-.

-¿Quién está allí? -preguntó Hagrid, un tanto tembloroso.

-¡Soy yo! -respondió Harry.

-¿Harry?-Hagrid retrocedió y los hizo entrar rápidamente. Harry quitó la capa y Hagrid frunció el ceño-. ¿Qué está haciendo él aquí?

-Jugando al guardaespaldas -aseguró Harry, arrancándole una mueca a Malfoy-. Mira Hagrid, ya sé que fuiste expulsado y que tú no lastimaste a nadie, en verdad. -La expresión de la cara de Hagrid cambió, por lo menos, tres veces-. ¿Quién es Tom Riddle?

Hagrid parecía confundido. –Fue un Prefecto y Premio Anual. Él me denunció, creyó que Aragog había lastimado a los estudiantes y matado a Myrtle. -Se oyó un ruido fuera de la cabaña-. ¡Rápido, escóndanse!

Harry empujó a Malfoy hacia una esquina de la cabaña y los tapó con su capa, justo antes de que entrara Dumbledore, seguido por Fudge y Sirius.

-Me da mala espina este Hagrid -dijo Fudge, tristemente–. Cuatro estudiantes petrificados y la gente quiere respuestas. Las cosas han llegado demasiado lejos y el Ministerio debe actuar.

-Cornelius, quiero que sepas que Hagrid goza de mi entera confianza -dijo Dumbledore, gravemente.

Sirius se removió, incómodo, y le lanzó una rápida mirada enojada a Fudge. Él y el padre de Harry habían mencionado su frustración con el Ministro, en más de una ocasión. Hubo un golpe en la puerta y Hagrid abrió, revelando la figura de Lucius Malfoy. El hombre entró, sosteniendo su capa para que no alcanzara a rozar nada. Harry sintió que Draco, a su lado, se tensaba, y apoyó una mano en el brazo del rubio.

-¿Por qué está aquí, Malfoy? -preguntó Hagrid-. Salga de mi casa.

-Créame -Malfoy habló como si se estuviese dirigiendo a una forma de vida inferior-, no tengo ningún deseo de estar en este…¿llama a esto casa? Fui al colegio y me informaron que el Director estaba aquí. -Los ojos de Dumbledore ardieron-. Esta es una orden de suspensión, hallará las doce firmas. ¿Dos ataques más, verdad? A este ritmo, no quedarán nacidos de muggles en el colegio, lo que sería una pérdida terrible.

-Veamos, Lucius, lo último que queremos en este momento es suspender a Dumbledore -comenzó Fudge, pero fue interrumpido por Hagrid.

-¡Dumbledore es el único que mantiene el colegio en pie! -Hagrid estaba indignado-. ¡Si él se va, lo que vendrá después serán muertes!

-Black -señaló Fudge.

Sirius miró suplicante a Hagrid. El medio gigante se calmó y lo siguió afuera. –Cierto, si alguien quisiera saber algo, debería seguir a las arañas. Y alguien tendrá que alimentar a Fang mientras yo no esté.

-Bueno, ya está hecho. -Fudge pasó las manos sobre su túnica y se alejó.

Dumbledore tomó el pergamino de Malfoy y miró directamente hacia la esquina donde estaban parados Harry y Draco. –Puede removerme del colegio, pero no me iré verdaderamente mientras permanezcan aquellos que me son leales.

Malfoy siguió la mirada de Dumbledore hacia la esquina y luego lo miró como si estuviera loco. Pero, el Director acostumbraba a hacer muchas cosas raras, una más no resultaba ninguna sorpresa. Una vez que se retiraron, Harry quitó la capa.

-¡Me estoy perdiendo algo! -maldijo con furia.

Malfoy se quedó contemplando la puerta. -¿De verdad quiere que haya un estudiante muerto? ¡Puede ser cualquiera!

-¿Malfoy? -Harry lo miró.

-Esa chica -Malfoy tragó saliva-, Clearwater. Es sangre pura.

Harry comprendió. Las víctimas no eran solo nacidos de muggles; y si los sangre pura podían ser atacados, entonces Malfoy también podía serlo, y sería culpa de su padre. Malfoy se preguntaba si su padre iría tan lejos como para sacrificar a su propio hijo por el objetivo que tuviera.

Volvieron a cubrirse con la capa y salieron. Harry descubrió una fila de arañas que se dirigía hacia el bosque y se detuvo a observarlas.

-Potter, no -se oyó como si Malfoy le suplicara-, no vamos a ir otra vez al bosque.

Harry coincidió, recordando su última visita.

-No. Sabemos que Hagrid era inocente en ese momento, y también lo es ahora. Las arañas no petrifican. Además, no tengo intención de encontrarme con otras mascotas de Hagrid, Norbert y Fluffy fueron más que suficientes.

Sin más discusión, regresaron al castillo. Harry tenía la pesada sensación de que las cosas iban a ponerse peores. Dumbledore no estaba, Hagrid no estaba, y el Ministerio no se hallaba ni cerca de capturar a quien fuera que estuviera detrás de los ataques.

Los días siguientes, apenas una semana antes de los exámenes, Malfoy se comportó especialmente horrible: se jactaba de que Dumbledore ya no estaba y de los ataques a los nacidos de muggles. Cada vez que lo hacía, Harry se sentía tentado a meterle un poco de sentido común a golpes, pero luego notaba la mirada perdida que Malfoy trataba de ocultar y no podía golpearlo ni gritarle.

Lockhart se comportaba casi tan mal, diciendo a quisiera escucharlo y en todas sus clases, que él siempre supo que el culpable era Hagrid. Afirmaba que sabía dónde estaba la Cámara y cuál era la bestia que guardaba. Aunque, la mayoría lo ignoraba y, como sospechó Harry desde el comienzo, nadie aprendió nada en sus clases ese año –Harry lo lamentaba por los alumnos de quinto y séptimo año que debían tomar los exámenes del Ministerio-.

En el desayuno, McGonagall anunció que las mandrágoras estaban casi listas para preparar la poción que revertiría el estado de los petrificados. Todo el colegio hablaba del tema y suponían que alguno de ellos podría identificar al heredero de Slytherin.

Harry seguía dándole vueltas a todo lo que aprendió de la Cámara: lo que dijo Hagrid antes de que llegaran el Ministro, Sirius y Dumbledore, y después Malfoy. Mencionó a la chica que murió la última vez que se abrió la Cámara, Myrtle…

-¡Eso es! -se dijo.

-¿Qué? -preguntó Blaise.

Harry levantó la vista, Lockhart reunía a la clase. Apartó a Malfoy.

-Hagrid dijo que el nombre de la chica que murió la última vez era Myrtle. ¿Y si nunca se fue? -Malfoy lo miró, confundido-. ¿Y si es el fantasma de Myrtle, la Llorona?

Malfoy abrió grandes sus ojos. –Necesitamos encontrarla.

-Lo que significa que necesitamos escapar de Lockhart -dijo Harry, en voz baja.

-Fácil -Malfoy sonrió con malicia-. ¡Ah, Profesor!

-¿Sí, señor Malfoy? -Lockhart se volvió, desde la puerta.

Malfoy puso una cara de sufrimiento. –No es necesario que nos acompañe, ¿verdad? Después de todo, usted mismo lo dijo: ahora que Hagrid no está, el peligro ya pasó.

-Podría usar el tiempo para preparar su próxima clase -agregó Harry-. No hay necesidad de que nos lleve hasta los invernaderos. Hasta puede terminar transpirado por apurarse a llegar a su clase antes de la campana.

Una expresión momentánea de horror cruzó la cara de Lockhart, pero se recobró y sonrió ampliamente. –Es cierto. ¡Adelante, sigan adelante!

Fuera del salón de clase, Harry rió. -¡Qué completo idiota!

-Vamos. -Malfoy tironeó de su brazo e hizo señas a los demás para que siguieran. Ellos también se burlaban de la credulidad de Lockhart-. El Barón puede decirnos donde encontrar a Myrtle.

-¿A dónde creen que van ustedes dos? -llamó la voz de McGonagall, justo antes de que alcanzaran la escalera.

Harry giró, tratando de parecer alterado. –Yo quería ver a Hermione. Me enojé con ella…y luego fue petrificada…y nunca le dije…

McGonagall inhaló con fuerza. –Estos días han sido más difíciles para los amigos de…Por supuesto que pueden…-Los acompañó hasta la Enfermería y explicó a Poppy el porqué de la visita.

Poppy miró a Harry con dureza. –No tiene sentido hablarle a alguien petrificado, no puede oír.

Harry hizo el esfuerzo de verse patético y bendijo mentalmente las lecciones que le diera Sirius para salirse con la suya en todo. Poppy le desarregló el cabello y los dejó a solas con Hermione.

-Genial, Potter -siseó Malfoy-. ¿Y ahora qué?

-Hablemos con ella -dijo Harry, suavemente-. Poppy sospecha. -Harry miró a Hermione, sintiéndose un poco tonto-. Yo solamente quiero decirte que lamento haberme enojado contigo, sé que tú no controlas a la Comadreja y a Finnigan.

Malfoy elevó las cejas. Harry hizo la mímica de beber algo y los ojos grises se agrandaron, asombrados. Harry dio un paso atrás y empujó a Malfoy hacia adelante. Malfoy negó con la cabeza y Harry le lanzó una mirada enojada, empujándolo junto a Hermione.

Malfoy le devolvió una mirada similar.

–Bueno. Mira, Granger, me disculpo por llamarte sangre sucia. Tú no puedes evitar que tus padres sean unos estúpidos muggles. -Harry puso los ojos en blanco, ¡Malfoy era tan bruto, a veces!- Ey, ¿qué es esto?

-¿Qué es qué?

-Tiene un trozo de pergamino en la mano -Malfoy se lo quitó, mientras Harry se fijaba si Poppy los controlaba-. Mira, es un párrafo sobre basiliscos, y ella escribió 'cañerías'. Bueno, es inútil.

Sin embargo, para Harry, todo tomó su lugar. Se agachó y besó la frente de Hermione.

–¡Eres brillante, Hermione! Vámonos, Malfoy.

Malfoy siguió el paso rápido de Harry, de la Enfermería a la sala común de Slytherin. -¿Qué es?

Harry respiró hondo. –He estado escuchando una voz…en las paredes…

-El basilisco es una serpiente -completó Malfoy-. Su mirada directa mata, pero su reflejo solo petrifica. Cañerías…has estado oyéndolo cuando usaba las cañerías para andar por el colegio.

-Cuando encontramos a la señora Norris había agua en el piso, Creevey siempre va para todos lados con esa maldita cámara, Finch-Fletchly debe haberlo visto a través de Nick, y Hermione sostenía un espejo. Tenemos que decírselo a alguien -decidió Harry-. Esto significa que hay otro hablante de pársel en el colegio y que controla a la serpiente.

Llegaban al comedor, cuando oyeron amplificada la voz de McGonagall:

"Todos los alumnos, regresen a sus salas comunes de inmediato. Todo el personal a la Sala de Profesores. Inmediatamente, por favor."

Harry y Malfoy intercambiaron una mirada: hubo otro ataque. Los estudiantes salieron del comedor, y Harry sujetó a Fred y a George cuando pasaron a su lado. El hermano menor de los Weasley también se detuvo.

-¿Dónde encuentro a Myrtle, la Llorona? -les preguntó Harry, con una mirada dura.

-En el baño de las chicas del segundo piso, ¿por qué? -Sorpresivamente, la respuesta salió de la Comadreja.

Fred rio. -¿Acaso el pequeño Ronnie va al baño de las chicas?

-¡Ay, Ronnie se consiguió una novia! -continuó burlándose George.

La cara de la Comadreja se puso de un color rojo brillante, y para sorpresa de todos, fue Malfoy quien cortó la burla.

-Probablemente, el idiota solo se confundió -dijo, con desdén-. ¿Qué chica va a tocar 'eso'?

La atención de la Comadreja se centró en Malfoy y Harry apartó a Fred y a George. –Tomen el mapa y presten atención por si alguien entra allí -parecieron confundidos, pero asintieron y se dirigieron a la torre de Gryffindor.

-Ya es suficiente, ustedes dos -exclamó Harry.

Instantáneamente, Malfoy se calmó y comenzó a mirarse las uñas. La Comadreja pasó la vista de uno al otro, desconcertado.

–Es un baño, tiene cañerías. Apuesto a que la entrada está allí –dijo Harry.

-¿La entrada? -preguntó la Comadreja.

-¡De la Cámara de los Secretos! -siseó Harry-. Tenemos que ir a buscar a McGonagall o a Snape, están en la sala de profesores.

-Por aquí. -Malfoy los condujo hacia arriba, por las escaleras.

-¿Cómo lo sabes? -bufó la Comadreja.

-Snape es mi padrino -dijo Malfoy, como si todos debieran saberlo.

Malfoy los llevó por una docena de vueltas, hasta que se detuvieron delante de una puerta.

-El monstruo se ha llevado a una estudiante a la Cámara -decía McGonagall a los demás profesores-. Hallamos una nota debajo de la primera: Sus huesos yacerán en la Cámara para siempre.

-¿Quién es, Minerva? -preguntó la profesora Sprout.

-Ginny Weasley -respondió McGonagall, con tristeza.

Harry rodeó a la Comadreja con un brazo y le tapó la boca con la mano. El chico luchó hasta que Malfoy sacó la varita y le apuntó. Se oyó el ruido de una puerta abriéndose y cerrándose.

-Disculpen, me dormí -dijo Lockhart, alegremente-. ¿Qué me perdí?

Los profesores terminaron rápido con Lockhart y Harry soltó a la Comadreja, que parecía al borde del pánico.

-Tenemos que llegar a nuestras Casas antes que los Jefes -siseó Harry–. Cuando ellos se vayan, nos encontraremos en el salón de Lockhart, él va a entrar a la Cámara, así que le daremos la información que tenemos. -Ninguno objetó, y Harry continuó-. Com…Weasely, pregúntales a Fred y a George, en mi nombre, si vieron a alguien. Ellos sabrán a lo que me refiero. Díles que no necesitan vigilar más.

Weasley asintió y se fue, con sus ojos brillantes. Harry y Malfoy se dirigieron, lo más rápido que pudieron, a Slytherin, tomando todos los atajos que conocían.

-Podrías haber sido un Gryffindor, ¿sabes? -resopló Malfoy.

Harry sonrió, pero su expresión era fría, se sentía helado por dentro.

–Sí, lo sé. Mi padre y mi padrino discutieron con el Sombrero, ellos también podrían haber estado en Slytherin. -Los ojos de Malfoy volvieron a agrandarse-. ¿Lo puedes imaginar? Los Slytherin y los Gryffindor, no son tan diferentes, realmente -tal vez por eso no se soportan-.

Lograron entrar a la sala común de Slytherin justo un momento antes de que llegara Snape. Todos los alumnos se dirigieron a preparar sus valijass, anticipando el cierre del colegio. Nadie debía abandonar la Casa.

Cuando Snape se fue, Harry se volvió hacia Malfoy:

-Necesitamos mi capa.

Xxxxxxxxxxx Dulzura Letal, 12 de diciembre de 2014 xxxxxxxx