Capitulo Tercero

Sam Uley


Alice tenía razón, giró los ojos interiormente. El ático era por mucho el mejor lugar en toda la casa, en su humilde opinión, claro. Era enorme, del tamaño de toda la casa obviamente y estaba en su mayoría bastante despejado… para ser un ático. Había dos juegos de sillones en perfecto estado y que sospechaba que tenían ahí para cambiarlas a su antojo o dependiendo del humor de Esme una de color blanco y otra naranja, ambas de cortes modernos. Había también dos repisas largas llenas de pertrechos variados y, pensando que lo más sano era darle a la pequeña arpía quema-ropa su caramelo, colocó a Bob en la bolsa de papel mientras localizaba la pecera y rápidamente comenzaba a acomodar la graba y el calentador que tenía ya dentro.

-Emmett, ¿Puedes armar la cama para Mikey-pohh en el ático por favor? –escuchó a Alice desde la planta de abajo, aunque estuviera en el tercer nivel- cerca de la ventana estará perfecta.

¿Podía adivinar donde quería la cama y el cuarto que quería pero no pudo prevenir un tonto venado en su parabrisas? Se maldijo por lo bajo. 'Ni se te ocurra decir nada Edward, me oyes?'. Pero no esperó contestación.

-Yo la preparo –comenzó a decir con voz normal.

-Tu no armas nada, si lo haces vas a tardar más y ya espere un día para esto.

-¿Un día? –preguntó solo para entretenerse porque otra vez tenía un ataque de sed.

-Si, más o menos un minuto antes de que dijeras ayer "necesito ropa limpia"

-Ah… ya –otra vez esa sed horrible.

-Yo preparo la cama hermanito, -intervino Emmett mientras comenzaba a abrir una puerta y ruidos de algo pesado al ser manipulado perturbaban sus sentidos- tu no te preocupes por nada.

-Eso rima –dijo sin pensarlo mientras tragaba lo que alguna vez pensó era su saliva solo para que Carlisle le dijera que en realidad era ponzoña.

-Eso definitivamente NO rima –argumentó Edward cabeza de nabo.

-Si no aflojas el agarre en la pecera se va a romper –advirtió Alice apenas a tiempo.

-Perdón, es que tengo sed, no me di cuenta.

-Está bien, no te preocupes –Emmett que ya estaba comenzando a subir los escalones al ático preguntó- ¿Quieres ir más tarde? Tal vez podamos ir todos juntos.

-No, todavía no creo que…

-Mejor si ve –interrumpió una vez más la pelinegra bajita pero esta vez con un tonó poco jovial- Carlisle viene para acá, al parecer los hombres lobo se enteraron de tu conversión y quieren verte. Carlisle dirá que argumentan una cláusula rota en el pacto.

La casa se quedó en silenció y Mike maldijo un poco antes de cerrar la válvula de la llave porque la pecera estaba lista. La llevó a la orilla de la ventana donde entraba un poco más de luz y luego de buscar un poco encontró un enchufe lo suficientemente cerca para el calentador. Se dirigió a buscar a Bob.

-Pensé que ya no había más hombres lobo –dijo al fin Emmett todavía en las escaleras, algunas partes de la cama que cargaba ya se alcanzaban a asomar, pero el hombre no se movía.

-Pues al parecer si quedan algunos –informó Edward.

Emmett comenzó a moverse y el rubio al fin pudo verlo, tenía una expresión pensativa. El resto de la casa volvió a tomar vida poco a poco y al fin el gorila que era Emmett preguntó a Alice sin dejar de ver a Mike a los ojos.

-¿Hay algo por lo que tengamos que preocuparnos Alice?

Cuando no recibió una respuesta inmediata, la casa volvió a guardar silencio.

-No se… -admitió al final la chica- no puedo ver nada.


El tratado con los hombres lobo fue formado por Carlisle antes de la llegada al clan de Jasper y Alice, los hombres lobo de ese entonces, que según explicó el jefe del clan no eran verdaderos hombres lobo sino metamorfos, mucho más peligrosos a su manera pues no necesitaban de la luna para transformarse, decidieron que el clan de los Cullen podía verse exento de las persecuciones siempre y cuando respetaran un acuerdo de frontera o territorio y siempre que los Cullen no mordieran a ningún humano.

Según Edward, que estaba presente durante la formación del primer acuerdo, el tratado solo se pudo realizar con éxito porque en ese entonces eran tres contra tres, Esme, Carlisle y él mismo, y de no haber sido por la ayuda de los dones persuasivos del líder del clan, hubiera sido una batalla a muerte. Sin embargo, con la transformación de Mike todo se iba al carajo. El tratado había sido diseñado para que los Cullen no cazaran humanos, pero también para que no aumentaran en número.

Y tal vez solo era el número de ellos lo que los mantenía a salvo. Aunque la incapacidad de Alice para "ver" a los lobos no ayudaba en mucho.

Carlisle dudaba que la cantidad de hombres lobo fuera alta, ya que de haber sido de esa manera, en vez de una reunión la cosa se hubiera disparado en seguida a una pelea. Y Mike no tenía idea de cómo pelear. Siempre había sido tranquilo en la escuela y rara vez se había puesto a pelear con alguien, además dudaba muy seriamente que la pelea pudiera compararse a una riña entre niños de primaria, por mucho que hubiera sangrado su labio cuando el otro niño le golpeo.

Como fuera, no debía pensar en sangre pues los hombres lobo querían una reunión con él y la cabeza del clan. Edward, justo ahora, estaba intentando hablar con Carlisle para que le permitiera asistir como traductor

-Carlisle, de verdad creo que sería mejor si fuera yo también.

-El líder de los hombres lobo, éste tal Sam, pidió exclusivamente una conversación entre Mike y yo, si llevara a un invitado sorpresa las cosas solo se complicarían.

Por supuesto que tenía razón, pero eso no ayudaba para nada el nerviosismo que sufría el rubio en esos momentos, y al ver al resto de la familia, con sus rostros congelados y sin rastro alguno de sentimiento, supo que también estaban igual que él.

-Pues simplemente diles que no hay trato –estalló Emmett- si tanto quieren verlo tendrá que ser con algunas garantías.

-Ya tenemos garantías –explicó Carlisle con una sonrisa que llamó la atención de todos y provocó una burla indiferente de Edward- si le hacen algo a Mike, el resto del clan atacará sin cuartel.

¿Esa era su garantía? Lo más probable es que si los lobos lo hacían cachitos los Cullen simplemente reirían y agradecerían el favor.

-Deja de pensar estupideces –cortó cabeza de Nabo mientras lo golpeaba en la nuca- tu ya eres parte de nosotros y si te pasa algo a ti, que no te quepa duda que acabaremos con esos chuchos.

Pues Mike lo dudaba seriamente.

-Auch –se quejó cuando Edward volvió a golpearlo, esta vez más fuerte.


La caza fue rápida pero reconfortante. Un venado que ni siquiera le provocó una pizca de lástima y un puma que sabía mejor que cualquier otra presa hasta ahora. Emmett y Jasper lo acompañaron con total seriedad y sin intentar ocultar su preocupación. De todas formas era obvia, y después de que Alice lo vistiera como si fuera un muñeco de Dresde con unos zapatos finos y carísimos y un traje de marca con una camisa y corbata de seda, todos lo acompañaron a la puerta de la casa donde Edward y Jasper le aconsejaron que en caso de un enfrentamiento lo primero que debía de hacer era correr hacía ellos, con su velocidad, le aseguraron, no habría ningún problema. No debería preocuparse por lo demás, pues Carlisle sabría apañárselas muy bien, no por nada tenía ya trescientos años.

El viaje fue rápido, quince minutos a una velocidad menor de la acostumbrada porque Mike no quería ensuciar el traje o dar mal aspecto

Se detuvieron a un kilómetro de la localización señalada y comenzaron a caminar mientras el joven vampiro se arreglaba el pelo y revisaba el traje minuciosamente.

-Mike, debes relajarte –el chico le mando una mirada de 'si claro, relajarse'- mira ¿te digo algo que puede ayudar a que les complazcas? –asintió sin pensarlo- actúa humano, parpadea cada cierto tiempo, mueve las articulaciones constantemente y cambia la distribución de tu peso de un pie a otro aunque no lo sientas necesario y… sobre todo –dijo al final- respira –Mike metió aire en sus pulmones apresuradamente y un aroma desagradable y a la vez apetitoso asaltó su nariz- bueno, en tu caso, mejor solo mueve los hombros como si lo hicieras. Y si sientes que vas a perder el control, corre de regreso a casa lo más rápido que puedas. Pero ten en cuenta que no debes desviarte bajo ninguna circunstancia, solo regresa a casa, sube a tu cuarto y enciérrate en él hasta que te relajes, yo me ocupo de cualquier situación.

-Lo estás diciendo como si tuviera muchas opciones, ¿no crees?

El susto que recibió no lo mando saltando de nervios como a cualquier persona, pero si asaltó sus sentidos durante un segundo mientras volteaba a ver rápidamente al frente para ver a un chico Quileute alto y enorme como un toro y flanqueado por dos enormes lobos casi tan altos como él, cosa que la verdad, daba miedo.

-Sam Uley? –preguntó Carlisle con una sonrisa conciliadora sin perder tiempo y como si la cosa no fuera aberrante- mi nombre es Carlisle Cullen, jefe de mi familia.

-Familia? –preguntó inquisitivo el sujeto y con un deje de burla- Pensé que era un Aquelarre.

-Esas son las brujas.

Los dos lobos comenzaron a gruñir por lo bajo hasta que con una señal de la mano de Sam ambas se detuvieron.

El Quiluete dejó de hacer contacto visual con Carlisle una vez que estuvo satisfecho con algo e inmediatamente dirigió toda su atención hacía Mike.

-Haz roto el tratado con nuestros ancestros, Vampiro –escupió la palabra sin dejar de ver al joven neonato- ¿Por qué no habríamos de eliminar al chico y deshacernos de ustedes?

De repente la voz se le antojó enormemente conocida y ahí fue cuando cayó en cuenta de que el que estaba frente a él era Sammy, el chico que iba a su tienda de vez en cuando y que hace poco había comenzado a crecer como si fuera una lechuga modificada.

-Sammy? –preguntó sin pensarlo dos veces al tiempo que buscaba la mirada del jefe de los hombres lobo.

Al lado de él, los lobos comenzaron a gruñir de una manera mucho más amenazadora y a colocarse en posición de salto. Una vez más, el Quiluete los detuvo con un gesto de la mano. Sus ojos se encontraron y Mike no pudo ver rastro alguno de emoción.

-El chico estaba muriendo –Carlisle rompió la tensión con más tensión y el rubio miró al suelo mientras Sam desviaba su mirada hacía el doctor- hubo un accidente. La familia de Mike iba ha hacernos una visita y mis hijos fueron a cazar –los lobos, incluyendo a Sam, comenzaron a gruñir- uno de ellos asustó a una cierva que saltó a la carretera y provocó todo el accidente, seguramente tu ya haz leído los reportes.

-¡¿Y tú te crees que me voy a tragar esa mierda del accidente?! –ladró Sam con la cara contraída de puro coraje- ¡Seguramente ustedes lo planearon para luego ir a saciarse en los charcos de su Sangre!

-¡SAM! –y el rubio tardó un segundo en caer en cuenta que era él el que había gritado, miró abajo y apretó los puños, pegándolos a su cuerpo antes de tomar una bocanada de aire que no ayudó mucho a controlar sus instintos- Fue un accidente ¿ya? Esas cosas pasan, y si no hubieran estado los Cullen, ahora estaría muerto.

No podía llorar, pero como deseaba hacerlo en ese momento, y lo único que demostraba el dolor que tenía era la inflexión de su voz que no era suya y la expresión de su cara que ni siquiera podían ver los demás porque estaba viendo al suelo.

Se hizo un silenció total en el claro durante un minuto entero, y cuando por fin se rompió, fue solo por los pasos de Sam mientras este se dirigía hacía él. Al fin, después de un momento, los pies de Sam aparecieron en su campo de visión, a menos de un metro de él y Mike apretó los labios para no respirar y absorber esa esencia confusa.

-Sam –la voz de Carlisle intervino- dale espacio… sus instintos.

Pero mientras el jefe del clan hablaba, el Quiluete ya levantaba la mano y posaba las manos sobre la mejilla del chico, obligándolo a levantar el rostro mientras sus ojos quedaban pegados en el piso.

-Mirame Miky –dijo con un tono de voz frío mientras se refería a él pronunciando su nombre como solo él y su Nana solían hacerlo "Miqui". Sus ojos se enfocaron en los de Sam en un segundo- No se que te hayan dicho esas sanguijuelas, pero tú, Miky, ya estas muerto –colocó una mano sobre su pecho frío, arriba de su corazón- aquí –dijo y luego posó la otra mano en su frente- y aquí.

Se alejó un paso y luego otro.

-Nos vemos Carlisle –dijo con su voz grave antes de dar media vuelta- y si se vuelve a presentar otra situación como esta –advirtió con un tono obscuro- prefiero que dejes a mis amigos morir como se debe y no –volteó a verlo con desprecio- que los transformes en algo tan feo e inhumano.

Y desapareció del claro junto con el resto de su manada.

Silencio.

'Feo e inhumano'

Dio media vuelta y comenzó a caminar de regreso a casa seguido de cerca por Carlisle que por un momento no tuvo nada que decirle.

'Feo e inhumano'

¿Con que derecho Sam se atrevía a decirle eso? Casi no lo conocía, solo había hablado con él un par de veces, nada de relevancia y solo porque lo había echo reír en esas ocasiones se atrevía a decirle algo así.

Sam no era su amigo y él no era feo e inhumano. Tal vez inhumano si… pero feo no.

-Ha..ha –sonrió sin ganas de su propio chiste y de repente se detuvo frente a un árbol enorme al que sin pensarlo le dio un golpe que le hizo una fractura a hasta la mitad. Ya esta, había matado un árbol, ahora sí era algo deplorable.

-Mikey… vamos a casa ¿si?

Lo llamó Carlisle con su voz suave y se preguntó si ya tenía mucho tiempo o no, considerando el estado de la noche… si. Asintió y sin molestarse en respirar, caminó a la casa donde el resto de sus… lo que fueran, lo veían preocupados. Miro enojado a Edward. Seguramente el imbécil les había contado todo y ahora estaban llenos de lástima que compartir con él. Por la cara contraída que puso el chico, sí.

Y antes de que alguien abriera la boca echó a correr lo más rápido que pudo hacía las escaleras y hacía su cuarto y estaba por elevar las escaleras plegables que eran unas ineptas y tomaban demasiado tiempo cuando alguien las tomó y jaló hacía abajo para saltar dentro de su cuarto en un segundo.

-¿Qué crees que haces hermanito?

-Emmett –dijo agravante con su exquisita voz- sal de mi cuarto.

-¿Qué vas ha hacer?

El tipo no entendía una indirecta.

-Dormir, ahora sal de mi cuarto o te pateo fuera de él.

-Pero yo quiero verte dormir.

No lo pensó, se le lanzó al frente y golpeó con el puño su cráneo.

Y cayó Emmett.

El sonido de algo al romperse saturó sus oídos y lo trajo de vuelta a la realidad y cuando volteó abajo, observó la figura de Emmett en el piso con el cuello roto y doblado hacía dentro como el de una tortuga. Abajo, Alice exclamó de repente.

-Yo pido segundas –dijo de una manera bizarra.

Y lo único que Mike pudo hacer fue echarse al suelo al lado del cuerpo del pelinegro sin creerse que lo había matado ¿Qué no se suponía que era inmortal o alguna pendejada por el estilo? Acercó la mano y cuando estaba tomando aire para pegar un grito de ayuda o lo que fuera, el cuerpo musculoso del pelinegro pegó un brincó antes de incorporarse y, ante lo ojos atónitos de Mike, levantar su cabeza y acomodarla en el lugar correcto hasta que sonó un segundo chasquido y Emmett volvía a estar vivo, y con esa estúpida sonrisa.

Suponía que ahora era lo más cercano que iba a estar de las nauseas.

-Me asustaste –acusó esa voz ligera que estaba comenzando a adquirir como suya antes incorporarse de la posición que todavía tenía el suelo.

Emmett levantó una mano y despeino aún más su cabello.

-No pasa nada hermanito –y luego de un segundo más, lo abrazó y lo apretó lo más fuerte que podía que no era tan fuerte como pensaba que se sentiría- no pasa nada.

-…Emmett –dijo al cabo de un momento sin ganas de escaparse del abrazo- quiero llorar.

Y pasó otro momento de silencio total porque todos dentro de la casa lo oyeron y ninguno sabía que decir.

-Ya estas llorando hermanito –aseguró al fin Emmett mientras lo apretaba aún más fuerte.

Mike se separó de el con un empujón.

-No –como siempre su voz era la versión remasterizada de lo que alguna vez fue- no estoy temblando –explicó levantando la manos para que pudiera ver su perfección- ni me siento débil y mi voz tiene el timbre perfecto… no pateo el suelo ni rompo cosas ni estoy rompiendo en lagrimas… no…

-Ya estas llorando Mikey –volvió a decir el pelinegro.

Lo tomó de la mano y caminó con él hasta una de las esquinas todavía no exploradas de su nueva habitación para colocarlo frente a lo que obviamente era un espejo de algún tipo cubierto por una manta, de esos cuyo marco es tan intrincado que lo primero que miras son los detalles en oro antes de ver primero tu propio rostro.

El rubio desvió la mirada cuando la mano de Emmett se dirigió a retirar la manta y luego se negó a ver al frente porque no quería ver ese rostro perfecto y frío que era él ahora. El vampiro pelinegro le dio otro apretón sobre sus hombros, pidiéndole sin palabras, y sus ojos se movieron solos hasta posarse en su reflejo.

Una ola de coraje lo golpeó.

Era el más joven de todos los Cullen. Mas joven incluso que Edward que tenía diecisiete en una época donde las personas crecían más rápido. Más joven que Rosalie que ya estaba lista para casarse y Alice que no sabía nada de su vida pasada y cuyos recuerdos eran siempre los de un vampiro. Él solo era o había sido un niño cuyos padres siempre amaron y cuyas responsabilidades fueron nulas, y eso saltaba a la vista en su rostro, con las mejillas ligeramente redondeadas todavía pues había estado en medio del estirón que se encargaría de quitarlas, el cabello rubio de bebé y los ojos rojos. Parecía un niño, el hermanito menor de todos.

-Mira bien.

Y observó con atención. Sus labios pálidos, su piel blanca y solo hasta que se animó a dar una segunda mirada a sus ojos que tanto le perturbaban supo porqué Emmett insistía.

Sí estaba llorando, solo que no salían lágrimas porque no tenía, ni respiraba agitadamente porque no necesitaba. Pero sus ojos lloraban por él, aunque estuvieran rojos como la sangre.


Gracias por leer


Notas:

Pues aquí tienen otro capítulo...mmmmh, estoy comenzando a pensar que no les gusta esta serie, pero mientras sigua reciviendo por lo menos un comentario, me conformo.

Bueno, Entre otras cosas, la vez pasada me confundí con el título del capítulo anterior, pero ya está arreglado... creo.

Bye bye