KIBA

oOoOoOo

Hola. Que gusto poder verte, ¿también escapándote sin que nadie se diera cuenta? ¡Eres igual que yo!.. ¿Qué, que hago? A, no mucho, sólo pasaba por aquí, es una noche muy linda ¿no lo crees?, sí, lo mismo pienso yo, la brisa es muy refrescante. Deberíamos caminar hacia ese sendero, ¿te parece? Ahí se puede ver un paisaje muy bello, ¿Cómo lo sé? ¡Oye! No siempre huyo de mis deberes, sólo que, necesitaba un respiro, esta época tuya es muy calurosa y sabes que no me gusta…sí, claro…¡Pero espérame, no te adelantes!

¿No te lo decía? Aquí se aprecian mejor las cosas. ¡Claro! Cuando quieras puedes seguir acompañándome.

¿Quiénes? ¡Ah! ellos, pues viven en aquella casa, si es muy humilde, pero creo que son felices, siempre los veo contentos. Si, ya los conocía. ¿Cómo?...pues desde que encontré este sitio, he venido muchas veces y les he visto. Pero dime, ¿no es genial este lugar? Es relajante.

¡Ay! olvídate de ellos, siente la brisa…¿qué?...¡Ah!..Si, si, es linda, lo sé. Pero él también es muy apuesto, ¿no lo crees?. Aunque es muy callado y nunca demuestra nada. A mí no me gustaría tenerlo como mi persona especial. Además, le costara caro esa actitud suya ¡Nah! Pobre sujeto… Mejor siente la refrescante brisa.

¿Qué porque lo digo?..¡Comienzas a ser un fastidio!.. Como te decía, tengo un tiempo observando ¿Por qué me miras así?.. ¿Mintiéndote? ¡ja! ¡Claro que no!... Bien, bien, si, ya llevo mucho tiempo, más del que te puedas imaginar. ¿Cuánto? Mmm.. Pues no lo recuerdo, el tiempo es irrelevante ¿no lo crees?

¿Qué si sé algo?.. jaja, ¡claro que sé, sé más de lo que te imaginas!. ¿Contártelo? No sé, déjame pensarlo, su vida me parece algo aburrida y la noche es especial y…¡Bueno, bueno, no te pongas así!, te lo contare, pero ponme atención, no lo volveré a repetir. ¡Qué fastidio! Ahora sólo relájate y siente la fresca brisa, en lo que yo te relato su pequeña tragedia...

OoOoOoOoOoOoOoOo

OoOoOoOoOoO

"Protégela" eso había pronunciado sus labios, casi inmóviles

"Protege" pronunciaba en una plegaria.

"Protégela está muy sola" se tensaron los labios, intentando formar palabras.

"Ella te necesita" y fue su último aliento.

Era tan lamentable, tan doloroso. Tanto en un solo día. Tantas muertes en tan poco tiempo ¿Por qué?.

Después su desaparición, no parecía ayudar en mucho a su propósito de cumplir ese juramento que dijo en silencio. Porque sabía que lo dijo, muy dentro de su mente. Lo sabía.

En su mirada vio frustración al no poder dar con la persona que tantos esfuerzos había hecho por recuperar lo que le habían arrebatado. Él lo sabía y también sabía que sería el comienzo de algo que quedaría en su memoria, grabado con fuego.

Ella sabía que cumpliría su palabra. De eso no lo dudaba. Pero sentía, como si su mente volara lejos de todos ellos. Tan lejos, a un mundo que no alcanzaban a llegar. Zed estaba acostumbrado a cumplir sus promesas, y esta no sería la excepción, se prometió a ella…a Aldya.. Pero no podía negar que se sentía un poco incomoda con este asunto.

Siempre solo, distante, ¿En qué pensaba? Le había preguntado en muchas ocasiones y sólo negaba. Pero ella sabía en donde se encontraba su cabeza, su mente. Todo él, en ese preciso momento.. en la promesa.

Se sentía frustrado, no había más que mirarlo, para que sus ojos verdes, respondieran por si solos. En varias ocasiones trato de animarlo, de alentarlo para que su carga fuera menos, para que supiera que tenía su apoyo. Pero al parecer no le importaba; al parecer era insuficiente. Se había dicho en una ocasión. Su excesivo ánimo lo llegaba a fastidiar, o al menos eso noto un par de veces, tanto fue lo obvio que se alejó para no molestarlo un par de días, que no pareció notarlo.

"Creo que le importa demasiado"

Sí, eso creía, esa promesa lo estaba volviendo loco. Pero no es que no le llegara a importar, se preocupaba, se preocupaba claro, pero hace tanto y no se conocía su paradero. Se negaba a pensar cosas de más, pero bien podría ella estar ..muerta. Había visto esa tormenta de arena. ¿Cómo alguien podría salir vivo de ahí?

Las preguntas se formaban en su cabeza. ¿Si me perdiera, me buscaría con tanto ahínco? Sabía que era una tonta por estar pensando ese tipo de cosas, además, se había alejado por un par de días y él ni siquiera se inmuto. Había llegado a la conclusión que Micky fue el que más se preocupó al no verla por la casa ayudándole a hornear pan. De hecho el maestro Robes, se había inquietado al no verla acompañada de su joven panadero. ¿Cómo le había dicho?

"Pensé que habías muerto" o "un ser atroz te había secuestrado" "estuve a punto de salir a rescatarte"le había dicho con su melodiosa voz y con preocupación. Quizá en broma, pero al menos el maestro lo había notado.

Su mente divagaba en los sucesos que acontecieron hace casi un mes. La habían conocido en su último viaje de reconocimiento a una zona poco conocida de Task, se encontraba en problemas, realmente en serios problemas.

Su familia, según ella, pertenecía a una importante he influyente tribunal de justicia. Nunca habían sospechado que la gente que les rodeaba los traicionaría.

Traicionarían a su padre manchando su reputación con crímenes que jamás cometió. Toda su familia huyo como pudo de aquella tormenta que se cernía sobre sus cabezas. Pasaron solo algunas semanas, para que el padre cayera en manos de los enemigos al que torturaron constantemente y mataron frente a su madre, la que cayó presa de la locura, perdiendo todo sentido de vida, casi pudo jurar que lo hicieron apropósito, para que ella misma, un par de noche después, se quietara la vida.

Yuria que había sido capturada junto con su pequeño hermano, sólo un par de días después que su padre falleciera, sólo para presenciar el estado lamentable en que su progenitora se encontraba y se quitara frente a sus ojos la vida. No emitió ningún sonido mientras la daga cortaba centímetro a centímetro su cuerpo; solo encajaba y sacaba una y otra vez. No escucho los gritos de terror de ella y su hermano, que le pedían que se detuviera.

Sí, sabía que su lamentable vida había sido un tormento. Pero también sabía que se convertiría en alguien importante para Zed. ¿Cómo lo sabía? Princesa en apuros, y claro, el caballero no dudo en saltar de su caballo y ayudar a la delicada dama en apuros.

Yuria había sufrido mucho, encerrada por mucho tiempo, mucho y lo lamentaba de corazón, pero la chica de ojos rosas fuego no podía evitar ser irónica.

Bueno, eso ya no tenía vuelta de hoja, ahí estaba de nuevo parada frente a su puerta, con una bandeja de comida, como todas las mañanas, como todos los días, desde que sucedió.

Toc…Toc

¿Por qué se demora tanto en abrir? –pensó - ¿aun estaría dormido?

Toc…Toc

Ahora no – contestó.

Tienes que comer algo- pidió.

¡Te dije que ahora no!- subió el tono de voz.

Ella mordió su labio irritada.

Bueno si quería morir de hambre, que lo hiciera –pensó. Y se encaminó con bandeja en mano a la cocina.

No sé porque me molesto tanto, si ni siquiera la come – se dijo.

¿Otra vez no tomo el desayuno?

No sé a dónde quiere llegar, Micky.

Pues está preocupado, le encomendaron aquella chica y no sabe dónde se encuentra – respondió el joven panadero que se mantenía ocupado amasando - ¿Tú crees que ella..?

No lo sé – respondió irritada – hubiera esperado a que nosotros le ayudáramos - acomodó los pocos trastes, metiéndolos en la modesta alacena- Pienso que si ella quiere ser encontrada, tarde o temprano aparecerá.

¿Lo crees así Roya? – preguntó Micky.

De lo contrario – continuó sin quitar la vista de los platos- aunque mueva cielo, mar y tierra, ella seguirá escondida. Aunque si he de ser sincera, yo juraría que a ella no le importa lo más mínimo.- pensó.

Y hasta ese momento Zed seguirá como hasta ahora – concluyó Micky, que metía los panes al horno.

Así parece – afirmó la oji-rosa.

Bueno tratemos de animarlo – se emocionó el joven – así como sólo tú sabes Roya ¿Qué dices?.

La mujer suspiró no muy convencida.

Pues… no sé"creo que no me quiere cerca" – creo que será mejor apartarnos.

¡Roya! – su voz parecía asombrada

¿Qué?

Tú, sobre todas las personas, creí que intentaría ayudarlo – dejó otra charola vacía en la mesa – por qué tú…

Has visto que lo he intentado Micky – contestó veloz, llevando unos vasos sucios al lava platos – pero, si él no quiere mi ayuda…

….Unos momentos en silencio…

"¿Para qué seguir haciéndolo?"

…Mañana vendré ayudarte, hoy tengo cosas que hacer – se volvió sobre sus talones y sonrió – te lo prometo.

Claro, aquí te espero – le sonrió de la misma manera, olvidando el cambio tan rápido de tema.

Así salió de la humilde vivienda que se localizaba en lo alto de aquella colina verdosa. Se detuvo y miró hacia el segundo nivel de la casa. En la ventana que pertenecía al cuarto del peli-blanco.

Ahí estaba una vez más, mirando al cielo con los ojos perdidos entre las escasas nubes. Vio que su mirada dejaba los cielos para posarla sobre ella. Fue tan rápido y frió, que casi juro que el simple hecho de verla le era repugnante.

No tienes que ser tan grosero- se repitió y siguió caminando bajo los rayos del Sol –…idiota.

Había sido mentira que tuviera algo que hacer, de hecho no haría nada, pero no quería permanecer bajo el mismo techo. Sus pasos con delicadeza se desviaron por el camino que llevaba hacia aquel lindo lago. Lo había descubierto hace unos días y estaba dispuesta a compartirlo pero…

-flash back-

Te quiero invitar a un lugar muy especial Zed - le dijo animada.

No gracias – respondió. Se encontraba sentado en la misma ventana que siempre, mirando el mismo paisaje de siempre y no se movió ni un milímetro. De hecho ni la miró.

Anda, quiero compartirlo contigo – insistió Roya.

Lleva a Micky, él seguro estará feliz de acompañarte – respondió indiferente, sin prestar atención en el rostro serio de la mujer.

¡Vamos, anda! – nuevamente insistió. Se acercó dispuesta a tomarlo por el brazo y jalarlo- Sé que…

¡QUE NO!- gritó, haciendo a un lado su mano violentamente - ¡¿POR QUÉ NO ENTIENDES QUE NO ME INTERSA?!

Roya retrocedió sorprendida, sujetando la mano que había sido apartada con un leve golpe.

Lo siento – susurró, y salió rápido del cuarto.

.-fin flash back-

Lo recordaba, se sintió mal, muy mal; tan dolida, claro sólo había pasado cuatro días de eso. Y ni siquiera se había disculpado.

"Zed, eres un cretino"

Pues bien, que se quedara encerrado toda la vida en su cuarto mirando por la ventana…lamentando que no haya podido cumplir la entupida promesa.

Se sentó a las orillas del pequeño lago. Era muy acogedor. El silencio era cómodo, mucho realmente, así podía pensar con más calma.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

¡Ah, qué bueno que bajas!

Roya dejó la comida debajo de aquellos paltos – habló, aun teniendo masa en las manos. Sin poner atención a Zed – deberías haber salido un momento con ella.

Zed hizo una mueca de molestia.

No estoy para caminatas en el bosque - respondió hostil.

Ella sólo está preocupada – levantó su mirada verde – estamos preocupados.

Pues no debería – dijo serio – no deberían. Tengo que cumplir, di mi palabra – había pasado tres semanas y comenzaba a creer que ella había muerto o mejor dicho, se había quitado la vida - ¡maldita sea!

Diste tu palabra, y sé que siempre la cumples, pero – hizo una pausa mirando las reacciones de enojo que se formaban en su cara – existe la posibilidad que ya no se encuentre con nosotros.

¿Quieres guardar silencio? – habló con enojo.

Lo haré, pero tú sabes que esa es la respuesta. Y existen personas que siguen aquí – concluyó Micky.

Zed salió sin probar bocado alguno, sabía que sus amigos no tenían la culpa de su mal humor, nadie la tenía. De hecho sabía que él tampoco era culpable de no poder encontrarla. Las posibilidades que Yuria estuviera con vida eran realmente nada.

-flash back-

Habían salido en una misión de exploración en Task, llevaban casi unas una semanas. Era un grupo de apenas ocho personas. En su semana número dos, se habían encontrado con ella, una mujer moribunda. Sus ropas estaban hechas jirones, manchadas y expulsaba un olor a suciedad muy penetrante, a simple vista se podía ver que no había tomado un baño en una larga temporada.

Zed se había acercado con mucho cuidado al cuerpo tirado entre las rocas, bien podría estar muerta – pensó- su sorpresa fue tal cuando, al hacer un pequeño ruido, esta salto y levanto el rostro mugriento, cubierto de tierra y sudor. Tenía unos cuantos moretones en las manos, piernas y uno en el lado izquierdo del rostro. Pero aun así no tapaban la imagen de una bella mujer. Trato de acercarse y de jurar que no le haría daño, pero no entendía y se estaba aproximando a un precipicio.

No fue hasta que con ayuda de Roya, al ver que Zed había desaparecido, salió en su busca y lo encontró en dificultades con aquella mujer.

¿Zed? ¿Dónde estás?

Anda, ven, juro que no te haré nada – se escuchó detrás de unas columnas rocosas-

¿Zed? – Se dirigió por donde la voz la guiaba -¿qué está haciendo? – se preguntaba.

Por favor, si sigues, caerás ¿eso quieres? – Zed trataba de tranquilizar a la asustada mujer, pero nada daba resultado, en cualquier momento vería como caería por esa rajadura - ¡vamos, deja que te ayude!.. ¡YA NO CAMINES!

¿Zed? – llamaron a su espalda - ¿Qué..? – pero no pudo terminar, ya sabía a quién le hablaba. Esa mujer estaba a punto de morir y no lo sabía. - ¡DETENTE! – grito asustada.

¿Roya? – volteó rápido su rostro – ¡no quiero que veas, vete! – gritó, quería protegerla, no quería que por la culpa de esa chica, su amiga sufriera un mal momento.

¡PERO ELLA, VA A CAER!

¡ROYA, VOLTEATE! ¡HAZME CASO! - gritó furioso-

La asustada mujer dio un salto asustada, dando otro paso más. Tenía tanto miedo, tanto, y ese joven le seguía gritando a esa chica, sabía que era uno de ellos, pronto la capturaría y la regresaría a su infierno. No, eso no, primero moriría por su mano.

¡No, por Dios! …ven..ven por favor – pidió Roya asustada dando unos pasos hacia delante.

¡Roya!

¡No! – respondió y dio otros dos pasos- ¡por favor ven, por favor!

La sucia chica movió su cabeza en negativa y miro a Zed asustada. Roya capto lo que miraban sus ojos.

¡Zed, vete!

¡QUÉ! ¿Y dejarte sola? ¡NI LO SUEÑES!- gritó y la asustada chica dio otro paso.

¡Ven por favor, yo te cuidare! – estiró su mano y le sonrió - ¡no dejare que te hagan daño! ¡Pero por favor ven! – suplicó temblando. Sus manos sudaban y sentía su corazón latir veloz -¡Por favor! ¡Por favor! –¿qué haría si ella se lanzaba? ¿Correría para atraparla? ¿O se desmayaría? – sudó frió.

Trato se forzar una sonrisa amigable, de esas que siempre solía dar a Zed o a Micky. Podría funcionar y tranquilizarla.

¿Sí? Por favor – bajó su voz, algo cansada por la caminata de aquel día. Con aquel susto toda la reserva de energía había bajado a cero- por favor - una vez más- .. Yo….

Toda fue tan rápido, tanto que Zed se asustó, corrió rompiendo la distancia que su amiga había formado. Sólo había parpadeado y la chica corría despavorida donde se encontraba Roya, abalanzándose sobre ella y tirándola sobre las rocas. Podría matarla – pensó el peli-blanco a punto de sacar la espada-

¡ROYA!

¡No, no! ¡Estoy bien! – aseguró.

¿Pero qué..? – miró a su amiga que le sonreía y a la desconocida que se aferraba al cuerpo femenino con lágrimas en los ojos.

¡DIABLOS, ME ASUSTASTE! - reclamó guardando su espada, sin quitar la mirada de quien abrazaba a su amiga.

Eso había pasado en su encuentro. Y no se separaba de Roya ni para dormir y Zed no podía sentirse más que incómodo con eso. No sabía quién era, ni de dónde se había escapado y según su punto de vista, podría estar loca o era una asesina, y que durmiera junto a su "protegida" como muchas veces le había llamado, no lo tranquilizaba.

Paso un par de días para que Zed, un poco cansado, preguntara su origen y de quién estaba huyendo, pues era obvio, siempre asustada, mirando por todos lados, muy precavida, detrás de su.. "protegida". Si algo fuera lanzado en contra de ella, Roya saldría muy lastimada.

La chica dio su nombre, Yuria; contaba muy renuente toda su trágica historia, y los años atrapada en aquella celda junto con lo que quedaba de su hermano. Al menos sus restos le hacían compañía. Contó con cada fibra de su cuerpo el estado en que se encontraba, tratando de hacerles entender, que sintieran, que vieran lo mismo. Que entendieran el odio que empezaba a surgir. Todos guardaron silencio.

Algo no le quedaba claro, ¿Cómo escapo? O ¿Quién le ayudo? No fue hasta dos noches más, que lo supo.

.-

Otros día y podrían desplazarse, ya que en el lugar donde se encontraban, era imposible por alguna fuerza de la tierra, algo que no comprendía Zed.

¡Quisiera morir"

Había dicho tan bajo. Recordaba sus palabras. No sería capaz de suicidarse ¿o sí? Se le veía tan cansada, tan decaída que podría haber jurado que en cualquier momento se lanzaría por las rocas.

"Quiero morir por favor"

Volvió a repetir. Y Zed tuvo un momento de preocupación por aquella chica.

Ten- le había dicho, dándole un plato con sopa caliente - te hará bien.

No tengo hambre – contestó sin despegar sus grises ojos del oscuro cielo.

¡Come! – su voz fue baja y amenazante – Roya no está aquí para cocinarte.

Comió junto a ella. El silencio era, no podría decirse que incómodo.

Pronto saldremos de este laberinto y podremos desplazarnos a Templar – comunicó, rompiendo el silencio. La chica no emitió ningún sonido- cuando estemos en casa estoy seguro que Roya...

Morirá ..

Zed abrió sus verdes ojos, algo alterado.

Todos lo harán..

Soltó en un susurro, que Zed alcanzo a escuchar. Aquella que antes era sumisa y reservada, se convirtió por unos instantes en algo que no conocía – mi deseo es acabar con aquel que me hizo daño, me llevare conmigo a quien se atraviese en mi camino – susurraba– después acabare conmigo.

Atraigo problemas – su cabeza bajo, ocultando sus ojos cristalinos – he estado mucho tiempo sola. Todos murieron, vi a mi madre quitarse la vida. Aun cuando gritamos, suplicamos que no lo hiciera. Vi a mi hermano pequeño agonizando de hambre y suplicando que acabara con su sufrimiento – cerró sus manos en puños – y yo ..yo lo mate…sólo pido de regreso mi vida…como era antes – soltó en un sollozo – quiero ser …quiero ser libre, tan libre como el viento, solo eso por favor.

Zed se compadeció, al igual que él había perdido toda su familia. Su madre siempre internada, sin estar segura que sabía que era su hijo. Siempre hablándole, esperando que en cualquier momento ella lo reconociera y lo abrazara. Su padre, nunca lo conoció, jamás supo quién era y nadie le hablaría de él ¿su madre? seguro que no lo haría jamás. Hermanos pues sólo tuvo a Noha, su único amigo en su país natal. Hasta que llego a Templar.

Se parecían, ambos ya no contaban con una familia propia, lazos de sangre que los unieran. Pedía lo que aquella joven, en sus años de oscuridad, en los días que se sentía que no pertenecía a ninguna lado…deseaba con tanto deseo..ser libre.

Se sintió ligado, se vio en ella, igual de desesperados, igual de solos, igual de perdidos. Él atraía los problemas y a ella la perseguían. Ironías del destino.

Yo te protegeré – dijo – nadie te hará nada y podrás ser libre, lo prometo – la miró muy decidido- Yuria no quiso escuchar, pero sonrió en sus adentros – así que olvídate de querer morir.

.-fin flas back-

OoOoOoOoOoOoOoOoOo

OoOoOoOoOoOo

Sentada en la orilla del lago, era sólo consiente de la refrescante brisa que agitaba sus cabellos sueltos. Llevó su espalda sobre el bullido pasto. Cerró sus ojos y vinieron a ella imágenes. Todo hubiera sido mejor si no se hubieran cruzado jamás por su camino.

Hubiera sido mejor que jamás hubieran ido a ese lugar. Si hubieran podido desplazarse, otra cosa habría sido…apretó sus labios.

Hubiera deseado no haberla salvado.

Su mente en ocasiones podría ser egoísta, pero ¿Quién no lo era? Tenía el derecho de estarlo. ¿Qué habría pasado de haberla dejado que saltara? ¿Se hubiera ahorrado todo esto?

"Le importa demasiado"

"Tanto que la buscara y la protegerá con su vida"

"Tanto que no la ha olvidado"

"Tanto que no lo hará"

Si aquella mujer se la hubiera llevado, pero en cambio le pidió muchas veces que la cuidara, que a él se la confiaba.

.-flash back-

Por favor, si ella está aquí, quisiera saber si se encuentra bien – pidió una mujer, fuerte, por lo que se podía apreciar. Se veía que había caminado mucho, estaba cansada y hambrienta.

¡OH! ¡ALDYA! – gritó con éxtasis una voz a sus espaldas - ¡sabía que me encontrarías! – se abrazó - ¡lo sabía!

Me alegra ver que estés bien – sonrió y abrazo a la delgada joven.

Si, era una fiel empleada de su familia muerta, quien había planeado sacarla durante la noche cuando el turno de guardia cambiaba en el sótano. Sólo tuvo como apoyo a su fiel guardia, que ahora fungía como esclava. Ella se había encargado de matar a una sirvienta y ponerla en el lugar de la desafortunada niña, gritando que había muerto la última de la familia. Entre el alboroto se había colado entre los sirvientes y guardias. Intencionalmente, había lanzado una lámpara, prendiendo las ropas de la mujer que yacía recostada en el piso.

Cuando fue interrogada por aquel asqueroso hombre, había jurado que se había vuelto loca y gritaba, entre maldiciones y golpes que ella misma se propinaba, para después prenderse fuego.

Su odisea era algo impresionante y trágica, pero al menos por ahora ya estaba a salvo y la creían muerta, eso era mucho mejor para ambas. Después de eso, Roya había creído que se irían al siguiente día, pero no ocurrió así, estuvieron con ellos durante los siguientes tres días. En ese tiempo Zed se volvió muy unido a ella, y siempre hablaban juntos, se les veía muy animados.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

Seguía caminando por aquel sendero de piedras. Dispuesto a ver nuevamente a su maestro, él tenía que saber algo. Era la octava vez durante dos semanas que iba a insistir que le dijeran algo sobre la desaparecida. Pero siempre le daba negativas. Diciéndole que probablemente haya huido y que se olvidara de eso.

Viejo ¿Aun nada? – preguntó sin más.

Zed, que gusto volverte a ver ¿Por qué mejor no vives aquí? – habló el maestro Sebastián con gracia. El moreno, hizo una mueca de disgusto. Examinó el lugar detenidamente y regresó su mirada.

Si buscas a Roya no está. – Informó el anciano sentado en la mesa frente a su acostumbrada ventana.- se supone que estaría contigo ¿no?.

Se equivocas, no vengo a verla - respondió con su típica seriedad.

¿A no? – se sorprendió el maestro Sebastián – pensé que eran muy unidos, por lo general siempre andas rondando todos los días por aquí, esperando que ella salga.

¡Claro que no! – defendió – sólo vengo por lo de siempre.

¡Ah! ¿Y todos los demás? – volvió a preguntar divertido. Para él era obvio que el chico sintiera atracción por la protegida del maestro Zico, se había puesto más linda – no te sientas apenado chico, es normal que quieras protegerla de cualquiera que se acerque, porque ¿sabes? Tienes competencia.

Zed guardo silencio, para después fruncir el entrecejo.

¡Cállate anciano!, sólo dime si saben algo. Sólo quiero saber eso, es a lo que vine. – habló huraño.

Mi estimado joven, ya te he dicho que olvidaras el asunto, esto está fuera de nuestra jurisdicción – el maestro Zico hablaba sin dejar de mirar su taza de té caliente – estoy enterado de la promesa que hiciste, pero cuando una persona está muerta, no puedes llevar acabo esa misión.

Eso no lo sabemos – desafió Zed.

Eso es lo que quieres creer solo tú – contestó el maestro Sebastián – supéralo chico.

silencio….

¡Ya regrese maestro!

¡Ah! mi linda Roya me alegra que estés en casa – dio la bienvenida en anciano de barba blanca.

Iba entrando, apartando con su mano la amplia cortina que colgaba. Se detuvo en el umbral y se quedó parada mirando a las tres personas.

Oh, lo siento, ¿interrumpí? – su disculpa llego a los oídos de Zed, pero este no volteó.

Para nada hija, ¿Por qué no pasas y tomamos todos té? – animó el anciano.

Ahm – Roya no muy convencida miró al chico que le daba la espalda y vio como saltó a la simple mención de esa invitación. Bueno, ya se había dado cuenta que no la quería cerca y se lo haría fácil – no, tengo que salir.

¡OH! ¿Una cita? –mencionó el maestro Sebastián – nuestra Roya ya está creciendo.

Algo así – respondió solo algo apenada-. ¿Qué había dicho? ¿Y si le preguntaban con quién? ¿A quién mencionaría? Solo quería salir de ahí- Sonrió nerviosa – Pero como si el mundo se apiadara de ella alguien toco la puerta.

¿Roya? ¿Estás en casa? - el maestro Sebastián dirigió unos pasos hacia la ventana.

¡OH! pero que coincidencia, pero si es el mismo joven

¿De verdad? – Dudó la chica nerviosa – ¡Sí! con él, si, bueno, me voy – y salió corriendo hacia la puerta.

Lo ves – volvió hablar el maestro Sebastián en dirección al peli-blanco.

Eso a mí no me importa, su vida me tiene sin cuidado. ¡A mí lo que me importa es encontrar a Yuria!

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

¿Interrumpí algo?

¿Qué? ¡No, no! Gracias por venir – dijo Roya

No tienes por qué – sonrió – ¿quieres subir de nuevo?

Me gustaría mucho ¿vamos? – pidió con una de esas lindas sonrisa.

¡A mí lo que me importa es encontrar a Yuria!

"Hará cualquier cosa por encontrarla"

"Le importa demasiado"

OoOo

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

oOoOo

La tarde había caído nuevamente sobre Templar, y como siempre él se encontraba sentado en misma silla observando por la misma ventana. La puesta era relajante, al menos era un cambio. El sol apagándose sobre su cabeza y el color naranja que se veía, realmente eso no se podía ver en su mundo de origen.

Algo distrajo su visión de colores. Roya había vuelto con una canasta de comida, seguro mandada por el viejo. Se aproximó sin levantar un segundo su mirada rosa-fuego como solía hacerlo cuando se aproximaba a la casa, para ver si él seguía mirando la ventana. Sólo camino lentamente y se aproximó para abrir la puerta, entrar y volver a salir rápidamente.

.-flash back-

¿Comemos juntos?

No gracias, ya comí con Yuria – respondió.

Se han vuelto muy unidos ¿no?

Ella y yo nos parecemos en algunas cosas y no niego que es interesante –mencionó sin poner atención a sus palabras – es agradable estar a su lado.

Ah – dio una leve sonrisa- y también es muy linda

Mm ..sí, también – caminó dejándola atrás –

.-fin flash back-

oOoOoOoOo

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Ya era obvio, con lo que escucho esa tarde.

Su vida me tiene sin cuidado.

¡A mí lo que me importa es encontrar a Yuria!

No negaba que sentía una punzada en su pecho, no lo iba a negar, desde un principio supo, que él le gustaba, le gustaba mucho, pero Zed había encontrado con ayuda de ella a la mujer de sus sueños, casi lo había mencionado en una ocasión. Con pasos lentos y perdidos llegó a su cuarto, el cual cerró y fue directo al espejo. Se miró por unos momentos y soltó una lágrima.

. -flash back-

Se habían alejado y adentrado por unas rocas, que tenía una forma extraña, su actitud con la chica cambio tan rápido como el día y la noche. Era muy protector con ella y siempre caminaba a su lado. Y ella por detrás. Se había cumplido una semana, desde su aparición junto con la otra mujer. Una noche antes de dormir, Aldya había pedido a Zed hablar en privado y Roya sigilosamente los había seguido

Sí, aunque no sé porque preguntas eso – habló Zed -

Ha sufrido tanto esa pobre niña, que necesita amor, comprensión y sobre todo protección. En el corto tiempo he visto que te ha tomado un afecto enorme, tanto que la podría dejar en tus manos para que la cuidaras y la llevaras contigo, tu afecto a ella no me ha pasado desapercibido y noto que a ella no le desagrada. Yo estaría más tranquila sabiendo que la dejo en muy buenas manos. ¿Tú estás dispuesto a corresponder cualquier sentimiento que ella tenga?

Zed guardo silencio y sonrió.

Si...-y el silencio perduro.

Eso era todo, escuchó detrás de las rocas, era muy leve pero logró escuchar esa respuesta, no había dudado en ningún momento y salió a toda prisa.

.-fin flash back-

No sé por qué se había engañado todo ese tiempo, pensando que ahora que desapareció, seguiría siendo el mismo. Tonta. Zed la buscaría, hasta dar con ella. ¿Cómo no? Si era la mujer perfecta para él. Linda, culta, refinada, tenía una manera de hablar muy propia a pesar de haber estado encerrado mucho tiempo. Y además era la dama en peligro. Una muy bella dama en peligro. ¿Resistirse? ¿Cómo?.

Soltó su largo cabello negro; resbaló por sus hombros hasta la mitad de su espalda. Se levantó y comenzó a quitarse la ropa. Y se dispuso a dormir.

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Aquella noche se reuniría con Aldya. Aquella mañana había sido muy insistente en encontrase con él para hablar de; asuntos muy importante, dijo ella. No se negó, pues en su mirada, se encontraba cierta preocupación. En el modo en que se comportaba, casi podría jurar que estaba guardando un secreto de estado, el que pronto le revelaría.

Le había pedido que se alejaran lo más posible de todos, para así poder hablar con más tranquilidad y sin interrupciones. Y aquellos peñascos eran el sitio ideal. Zed entre intrigado y curioso la siguió a lo largo del campamento.

Su mirada divago por unos momentos y lo miro seriamente. Se plantó frente a él y habló con calma. No se andaría con rodeos y comenzó preguntar. Y claro, Zed contestaba a todo aquello con toda sinceridad

.-

Con que era eso..- menciono la voz, a sus espaldas

¿Ahora comprendes lo que está planeando?

Si, por esa razón aún siguen con nosotros – afirmó – y la insistencia en saber si mi espíritu era el más fuerte.

Así es, no creo que les deje ir tan fácil, ha sufrido tanto, que el odio respira por ella.

Usará y desechara a quien sea necesario para lograrlo. No importando que aquellos mueran.

Zed asintió con la cabeza, comprendiendo a lo que se refería, por eso en aquella ocasión, siempre estaba detrás de Roya, no por temor, si no por precaución. Se maldijo. Ya lo había sospechado, pero era demasiado retorcido viniendo de ella. Si por su culpa a Roya le llegara a pasar algo….

Por eso te hice esa pregunta, para saber si estarías con ella en todo momento – hablo seria – y me diste tu respuesta muy honorable.

No te preocupes, cumpliré mi palabra de cuidarla, de lo que me queda de vida.- aseguró

¿Y si ella te pide ayuda? ¿Aún no me has contestado? – Aldya volvió a preguntar – está llena de rencor y lo único que quiere es venganza. Yo quisiera que lo olvidara y volviera a empezar. Pero..

Pero es muy testaruda.. y quiere regresar

Siento que si regresa, jamás volverá – terminó la mujer.

Tratare de hacer lo que esté a mi alcance – le miró con suma tranquilidad – y le negare mi ayuda – hizo una pausa - pero con respecto a lo otro…

..Entiendo, y me alegro saberlo – hizo una pausa más larga, para después continuar – no sé si esta parte de la historia la contó, podría ser demasiado penoso para relatarlo. Muchas veces me preguntaba el por qué seguía manteniéndola con vida, cada noche, no comprendía sus motivos. Hasta aquella noche, hace ya un año, Ayzak, se dirigía a las celdas, diciéndoles a los soldados que salieran y que no regresaran hasta que él lo pidiera. No me pude acercar demasiado, corría el riesgo de ser descubierta. Fue cuando escuche gritos, los gritos de Yuria por varios minutos – Aldya apretó sus puños y Zed no pregunto, sabía a qué diablos había ido el mal nacido a la celda - cuando por fin se nos permitió entrar, la vi en un rincón llorando, su mirada estaba completamente perdida. No dejaba que nadie se acercara. Así fueron en repetidas ocasiones.

Ya veo – mencionó Zed desde su posición.

Cuando lleguen a Templar quiero que la cuides y le enseñes lo maravilloso que es la vida. Decirle que no todo es odio, venganza y muerte. - pidió con ojos cristalino – me gustaría ver de nuevo una sonrisa en sus labios.

Se escuchó una fuerte explosión provenir del campamento.

Esa noche fueron atacados.

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¡MATALO! – pidió furiosa he irritada Yuria, al ver que Zed no movía un solo ápice su espada. - ¡POR QUÉ DUDAS! ¡EL MERECE MORIR!

El fornido hombre tomo ventaja de la distracción para propinar un golpe a Zed, haciendo que este cayera unos metros más atrás.

¡YO TE MATARE! – corrió a su encuentro, olvidando que el peli-blanco había caído unos pasos de ella herido.

¿Tú, pretendes llevar acabo tal hazaña? – soltó una carcajada - ¿Por qué quieres olvidar los momentos que pasamos? ¿Acaso no te gusto como me movía sobre ti? tus gritos son muy excitantes.

Zed yacía tirado con una herida en su costado, la cual sangraba. Unos metros a su derecha tumbada entre unas rocas, se encontraba su fiel guardia a la que no le había tomado la más mínima atención.

Cuando fueron obligados a salir de aquel escondite, por una explosión, corrieron al campamento, donde la batalla ya había comenzado. Había visto a Yuria correr al otro extremo de éste, persiguiendo a un hombre que se ocultaba entre unos peñascos.

Aldya salió en su ayuda, diciendo que aquel hombre era el que había traicionado a la familia de la chica. Cuando llegaron a la pelea, Yuria ya se encontraba con unos golpes en el rostro y heridas menores. La fornida mujer salto en su ayuda, llevando al hombre a retroceder. Zed mientras tanto ayudaba a incorporarse a la golpeada Yuria. Escuchó el grito de Aldya y una risa.

Corrió y miró con horror que la mujer estaba muy herida. Gritó para que la rubia le ayudara, pero esta solo se paró a su lado sin mostrar la más mínima ayuda. ¿Qué es lo que pensaba esa niña? Tiempo después él también se encontraba herido.

¡ZED! ¡ZED! ¡Nos atacan! ¿Qué esta ….?- Roya se detuvo de golpe, mirando a los caídos sangrando y a Yuria sin proporcionar ayuda - ¡Oh, dios!

¡OH!.. ¡Pero miren nada más, qué tenemos aquí! Las mujeres Templarias son realmente hermosas- Roya escuchó a sus espaldas, y volteó con mucha rapidez, percatándose de una persona más alta, más robusta y con más fuerza la tomaba por la cintura y la pegaba a su pecho –

¡NO LA TOQUES! - Gritó Zed intentando pararse- ¡SUÉLTALA! -

Aun con sorpresa Roya le miro a los ojos. Perlas negras, pensó, sus ojos eran sumamente peligrosos. Opuso resistencia cuando se acercó a su cuello para olerla. Su nariz bajaba y subía lentamente por aquel contorno níveo y suave.

¡NO LA TOQUES! – amenazó furioso Zed.

¡MUERAN! - saltó Yuria sin precaución a las dos figuras pegadas. Zed miró asombrado. Pensaba matarlo junto a Roya.

¡DETENTE!

Con horror y en cámara lenta, miró la espada atravesar el cuerpo del hombre que gritaba de dolor y a Roya muy quieta, muy quieta, demasiado. No había escuchado ningún grito de su boca. La sangre empezó a brotar, mezclándose entre los dos cuerpos. No podía saber si era sangre de aquel hombre o de Roya. O ambos. Se puso de pie y corrió a toda velocidad, las piernas le temblaban. Yuria sacó la espada de los cuerpos dispuesta a propiciar otro ataque. El ataque final.

¡YURIA, DETENTE! ¡DETENTE! – gritaba Zed a todo pulmón

¡DEBEN MORIR! – sus ojos perdidos, totalmente descontrolados, dispuestos a quitar de su camino a quien fuera. No importando si eran enemigos o aliados.

Sacó la espada y decidida volvió a introducirla. No escuchó los gritos del oji-verde pidiendo que se detuviera, ni tampoco cuando llego y la empujó con todas sus fuerzas, para evitar el último golpe.

El hombre se retorcía con dolor en el suelo, mientras su sangre bañaba las rocas.

¡MALDITA! ¡MIL VECES MALDITA!- se quejaba.

Zed, tomó el cuerpo femenino tirado a sus pies. No se movía, y sangre cubría una parte de su estómago desnudo.

¡ROYA!...¡ROYA, CONTESTA! – sacudió el cuerpo entre sus brazos. Minutos, los minutos más agonizantes, hasta que se movió.

Sí, estoy bien, sólo me rozo un poco – se incorporó señalando una herida, que no era muy profunda – pero la segunda me hubiera dado.

Cielos – exhaló aire – he perdido una vida. – dijo y regreso su mirada enojada a las personas que seguían tiradas.

¡ZED, QUE DIABLOS HICISTE! - exigió saber molesta - ¡POR SU CULPA AUN SIGUE CON VIDA! – vociferó señalando a Roya entre sus brazos – ¡LOS HUBIERA ATRAVESADO SIN PROBLEMAS, SINO SE HUBIERA MOVIDO!

Roya tembló en los brazos de Zed. Ella…quería.

¡IDIOTA MUJER! ¡ME LAS PAGARAS! - amenazó Ayzak , intentando incorporase. Se llevó una mano en la profunda herida y se dobló de dolor. – ¡TE MATARE MALDITA! – Caminó con dificultad y se introdujo en las penumbras.

Yuria soltó un rugido, para después salir en su búsqueda. Para después, no volverla a ver.

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Primer capítulo, y mi primer fic, de esta serie, quería poner un poco de drama, espero lo haya logrado de alguna manera. Sé que esta página de Kiba no es muy visitada, pues solo hay dos fic´s, y corriéndole riesgo que nadie lo lea, jaja lo escribí, porque estaba en mi cabeza y no me dejaba en paz hasta que lo escribiera.

Zed es un personaje tan poco expresivo y poco cariñoso, que al menos para mí, se me ha hecho fácil hacerle ver su suerte. Y hacerlo sufrir al igual que a la linda Roya….(risa tétrica)

Aquí lo tienen, espero que algún día alguien lo lea jajaja. Y cuando lo hagan dejen REVIEW! Y me dan su opinión. Aunque pasen años! Jaja. Los estaré esperando.